
Empty handed
Capítulo 8: Empty handed
If I came to you empty handed / si llegara a ti con las manos vacias
A barren ocean / un océano yermo
With nothing at all / sin absolutamente nada
And if I came to you empty hearted / y si llegara a ti con el corazón vacio
Searching for peaces / buscando las piezas
After the fall / después de la caída
All I’ve ever known is how to hide a secret / todo lo que siempre he sabido es como guardar un secreto
But I’m tired of going on without believing / pero estoy cansada de abanzar sin creer
And love is not illusion / y el amor no es una ilusión
Love illuminates the blind / el amor ilumina a los ciegos
o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o
-Steve- repetí-. Vete.
Él levantó la vista al fin del suelo, clavando sus ojos decididos sobre los míos.
-No.
-Por favor- le pedí mientras sentí como las lágrimas que había estado reteniendo caían al fin-. Dices que te fuiste para no hacerme daño, no me lo hagas.
-Te quiero- dijo él sin venir a cuento y yo le miré con los ojos como platos.
-¿Qué?- le pregunté sin apenas voz.
-Que te quiero- me respondió-. No puedo parar de pensar en ti.
Dios mío. Sentí como las pulsaciones se me aceleraban y me tuve que apoyar en la pared.
-¿Por qué me haces esto?- no pude evitar llorar-. ¿Por qué? Apareces y pones mi mundo patas arriba, luego desapareces y ahora vuelves y… ¿me quieres? ¿Qué demonios significa eso?
-Soph, yo… es la verdad.
-Déjame sola- le pedí.
-Sé que te he hecho daño, y lo siento más que nada. Te esperaré- me dijo antes de recoger su chaqueta y salir de mi casa.
Cuando la puerta se cerró caí al suelo con la espalda apoyada en la pared y lloré.
o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o
If I fell into you, would it be close enough? / si caigo sobre ti ¿sería lo suficientemente cerca?
If I finally let you in would you show me what love is? / si te dejo entrar ¿me enseñarías lo que es el amor?
If I had nothing to give / si yo no tuviera nada que darte
o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o
El hospital me había dado un par de días de baja después del incidente, así que aquí estaba, en mi casa con la única compañía del móvil vibrando con los mensajes, un paquete de galletas al que ya le quedaban menos de las que debería y una película de acción en la tele.
Cogí el móvil y miré la pantalla
“Tiene mensajes nuevos. Steve (37)”
-¡En que puto momento te enseñé a usar el Whatsapp!- grite mientras lanzaba el teléfono a la otra punta del sofá.
“Te quiero” escuché su voz en mi cabeza.
-Dios- susurré escondiendo la cabeza entre las rodillas-. ¿Por qué a mí?
¿Qué me quería? Esto no podía estar pasando. ¿Habría sentido esas mariposas en el estómago que tenía yo cada vez que él estaba cerca? ¿Sabía yo siquiera lo que es querer de la forma en la que él decía quererme?
¿Por qué ahora? ¿Por qué después de que se fuera? Bueno, mejor. Si hubiera sido antes y yo hubiera sido tan idiota como para dejarle entrar aún más, todo esto hubiera sido mucho peor.
Creo que empezaba a entender a mi madre cuando le gritaba a mi padre que todos los hombres eran unos auténticos estúpidos.
Steve era el mayor estúpido.
Y yo otra estúpida.
Recordé la noche anterior.
Me separé de él lo que me pareció una eternidad después y pude ver sus ojos rojos. Recuerdo levantarme sobre las puntas de los pies y limpiar la última lágrima con mis labios.
Estúpida.
Recuerdo que nos quedamos uno frente a el otro durante un buen rato, sin decir nada. Luego recuerdo tumbarme en la cama y como él seguía sin moverse.
-Eh, ese sillón es muy incómodo- dije.
-Está bien, he dormido en sitios peores.
-Ven- le dije apartando las sabanas del otro lado de la cama.
-No creo que…
-Dormirás mejor y podrás vigilarme como es tu misión.
Idiota, estúpida, descerebrada.
Él me miró durante un par de segundos más, dubitativo, y si no fuera por la situación en la que estábamos hubiera hecho un chiste sexual solo para verle sonrojarse.
Al fin se tumbó a mi lado en la cama y los dos cerramos los ojos espalda con espalda.
Nunca debí haber apartado esas sabanas.
Escuché el móvil vibrar otra vez.
“Al menos no le besaste” dijo mi vocecita interior “no en la boca” concluyó como con sorna.
El teléfono volvió a vibrar. Alargué mi mano para cogerlo de nuevo.
“Steve (42)”.
Respiré hondo antes de desbloquear el teléfono.
“Hola”
“Siento molestarte”
“Solo quería saber que estabas bien”
“Sé que estas enfadada conmigo”
“Lo entiendo”.
“Pero por favor”
“Déjame intentar que vuelvas a confiar en mí”.
“Siento lo que te dije”.
“Lo de que te quería”.
”No es que no lo sienta”
“Pero una nueva amiga me ha dicho que ese no era el momento de decirlo”
“En los 40 solían decirme que no tenía ni idea de cómo hablar con mujeres”
“Parece ser que sigo sin saber cómo”.
“Solo dime que estás bien”.
“No me arrepiento de haberte dicho que te quería”
“Siento habértelo dicho sabiendo que es imposible que tu sientas lo mismo”
“Pero no me arrepiento de quererte” Sentí como lagrimas comenzaban a correr por mis mejillas.
Después de ese mensaje había una foto, nuestra, sentados en el banco de un parque sonriendo a la cámara mientras era fácil ver mi brazo sujetando el móvil para realizar el selfie.
“¿Recuerdas este día?”
“Estabas especialmente guapa”
“Salimos a un teatro”
“Básicamente porque yo me puse pesado con que fuéramos”
“Esto fue después”
“Nos sentamos en ese banco porque como de costumbre tú te habías puesto esos tacones que te encantan”
“Pero que te impiden andar más de diez minutos sin querer sentarte”
“Y te encabezonaste en sacar esta foto”
“Dijiste que las noches increíbles había que recordarlas”
“Espero que pronto podamos volver a pasar una noche increíble”.
“Por favor.
“Dime que estás bien”
“No volveré a irme”
“Te lo prometo”
“Te he echado muchísimo de menos”
“Cada día tenía el teléfono en mis manos para llamarte”
“Eres una de las mejores cosas que me han pasado en la vida”
“Solo por ti volvería a estar otros setenta años en el hielo”
“Solo si tú me lo pidieras”
“Te quiero”
“No tienes por qué sentir lo mismo que yo”
“Solo déjame volver a tu vida”
“Solo déjame tratar de volver a ser esa persona en la que confiar”
“Lo daría todo por ti”
Miré el teléfono detenidamente, como intentando autoconvencerme de bloquear la pantalla, dejarlo en casa y salir a tomar el aire un rato.
Pero hice algo completamente distinto.
“Ven” tecleé y sin pararme a pensarlo demasiado le di a enviar.
o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o
If you came to me empty handed / si tu vieneras a mi con las manos vacias
I’d bring the ocean to bring you home / movería el océano para traerte a casa
And if you came to me empty hearted / y sit u vinieras a mi con el corazón vacio
I’d find the peaces to make you own / encontraría los pedazos para recomponerte
o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.
La puerta sonó apenas tres cuartos de hora después y al abrirla le vi allí. Parecía recién afeitado, aunque eso siempre lo parecía. Llevaba puestos unos pantalones de color caqui, una camiseta blanca y una chaqueta de cuero negra.
En sus manos llevaba una cajita que parecía de una Pastelería.
-Te he traído tarta de yema, sé que es tu favorita.
-Muchas gracias- le dije mientras me apartaba de la puerta para dejarle pasar.
Él entró y dejó la tarta sobre la mesa.
-No me empeñé en hacer ese selfie- le dije-. Me empeñé en que supieras que demonios era un selfie.
Él me miró y una sonrisa se formó en sus labios.
-Bueno, es lo mismo.
-No, no lo es- puede que si fuera lo mismo.
-Siempre te ha quedado bien esa camiseta- miré hacia abajo y vi una camiseta sencilla del pijama de color azul con lunares rosas.
-Empiezo a tener la sensación de que a ti te parece que me queda bien todo- le contesté.
-Probablemente- me sonrojé.
Me acerqué al sofá y le invité a sentarse a mi lado.
-Así que una nueva amiga te ha hecho ver que ese no fue el mejor momento de decir algo así.
-Sí, bueno, no es una amiga. Es Natasha- dijo.
-La chica que… que estaba contigo cuando lo de los… aliens.
-Sí, ella. Me he quedado sin lugar en el que dormir, ya que la base quedó completamente destruida, y resulta que ella dormía un par de plantas más arriba, así que Stark nos está dando “una morada”, como lo llama él.
-Así que sois compañeros de casa.
-Más o menos.
-Y le contaste lo que pasó.
-Es increíblemente persuasiva- me contestó.
-¿Y qué dijo?
-Que era un idiota- me contestó con una sonrisa en los labios.
-Mira, no la conozco más que de vista, pero en eso estamos de acuerdo ¿Qué más?
-Que si eres tan importante para mí como hago entender nunca debería haberme ido.
-Es más inteligente que tú.
Él asintió con la cabeza.
-Eso debe de ser, aunque eso ya me lo habías dicho tú, y mi psicólogo.
-¿Le has hablado a tu psicólogo de mí?
-En casi todas las sesiones- me dijo-. Los temas principales sois tú y la guerra.
-Así que soy un trauma- dije.
-¡No!- dijo tajante-. Contigo a veces pienso que puedo volver a ser yo mismo y en otras ocasiones… en otras ocasiones temo que vuelva a pasar- dijo mirando sus manos como si fueran monstruos-. Llevaba sin dormir como lo hice ayer desde… ya ni me acuerdo desde cuándo, pero antes del hielo.
-Si todo lo que necesitabas era dormir a mi lado podíamos haberlo hecho mucho antes- le dije alargando mi mano y cogiendo la suya, al fin y al cabo, había decidido darle una oportunidad ¿no?.
-Es una lástima que no pueda volver a pasar- dijo después de fijar sus ojos durante unos segundos sobre nuestras manos unidas.
-¿Y por qué no?
-Es peligroso y… no está bien- dijo.
-Steve, déjame decidir lo que es peligroso para mi… a mi ¿no te parece?
-Tu misma has admitido que careces de instinto de supervivencia.
-Bueno, ya somos dos- le contesté-. A ti tampoco te sobra de eso.
-Sí, tienes razón, pero se te olvida algo. A mí me entrenaron, me crearon, para correr hacia las balas, a ti para…-vi como buscaba la palabra adecuada-… extraerlas.
-Extraerlas- repetí con un intento de risa.
-Sí.
-¿Y por qué no estaría bien?
-Eres una mujer, y yo soy un hombre- dijo.
-Oh, vaya, gracias, no me había dado cuenta de esa observación anatómica. Tantos años de medicina y no me había percatado- no pude evitar decir.
-Sabes que no me refiero a una cuestión anatómica- me contestó con las mejillas sonrojadas.
-Un poco sí, pero sé a lo que te refieres, a veces se me olvida que eres de otra época. Aunque según tengo entendido en la guerra el anillo en el dedo importaba bien poco a los hombres.
-A este hombre no- me contestó mirándome a los ojos y yo respiré hondo.
-Como no. Steve… ¿ocurrió algo con Peggie?- le pregunté.
-¿Te refieres a que si ella y yo… fondue?
Me quedé a cuadros.
-¿Fondue? ¿Es alguna clase de eufemismo para el sexo? Porque… no lo entiendo- dije y por el tono aún más rosado de sus mejillas deduje que sí-. Es la primera vez que lo oigo.
-Creo que solo lo uso yo.
No pude evitar reírme.
-Eso seguro- le contesté-. Así que… ¿fonduiasteis?
-No- dijo en un susurro-, apenas nos besamos.
-¿Has besado a otras mujeres?
-Un par- me dijo-. Estuvo esta chica antes de la guerra, nos conocíamos desde niños y ella sabía que yo había estado encaprichado con ella toda la etapa de nuestros estudios. Ella era un par de años mayor que yo y… cuando se prometió al cumplir los diecinueve vino a decírmelo.
>>Su futuro marido era de Chicago y ella se iba a mudar allí con él, así que cuando vino el día entes de irse me dio un beso en los labios, dijo que era su forma de despedirse. No volví a saber de ella, creo que estaba embarazada de su primer crio cuando yo conseguí alistarme.
-¿Y la otra chica?
-Fue después del suero, del rescate en aquella base de HYDRA, donde todo cambió. Fui a ver a mis superiores porque me habían hecho llamar y allí estaba aquella mujer leyendo el periódico. Casualmente acababa de leer sobre el rescate. No sé cómo pasó, solo sé que de repente me estaba besando y que apareció Peggie y… bueno, no le sentó bien.
-Normal- le dije-. ¿Y ya está? Esa es tu trayectoria con las mujeres.
-Las chicas no solían hacer cola para bailar con un chico al que podían pisar.
-Bueno, pero algún baile si te habrás marcado.
-No, nunca.
-¿Te faltaron oportunidades?- le pregunté.
-Después del suero no, no me faltaron.
-¿Y porque nunca lo hiciste?
-Esperaba a la persona adecuada.
El ambiente se había puesto demasiado intenso, así que decidí relajarlo un poco.
-Así que… de fonduiar nada ¿no?
Él volvió a ponerse rojo como un tomate y yo me reí. Esto se había convertido en una especie de rutina entre nosotros cuando estábamos a solas, yo hacía bromas sexuales y él se sonrojaba como si tuviera catorce años. Me parecía adorable.
-No- susurró-. Sé que ahora no es muy normal pero…
-Yo tampoco- le dije-. No esperaba que la conversación acabara en estos términos pero… ya te dije que nunca he ido a cenar con ningún chico ¿no?
-Pero sí habrás besado a algún que otro chico.
-No- le contesté-. Los chicos no hacen cola para besar a una chica que les puede desintegrar- dije parafraseando lo que él me había dicho.
-Aquí tienes al primero de la fila- me dijo tímidamente y esta vez fui yo la que sintió sus mejillas sonrojándose.
o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o
If I fell into you, would it be close enough? / si caigo sobre ti ¿sería lo suficientemente cerca?
If I finally let you in would you show me what love is? / si te dejo entrar ¿me enseñarías lo que es el amor?
If I had nothing to give / si yo no tuviera nada que darte
If I am a promise / si soy una promesa
Will you let me break again? / ¿Dejarías que volviera a romperme?
I will be your compass, I will only let you bend / seré tu brujula, solo te voy a dejar girar
All I’ve ever known is how to hide a secret / todo lo que alguna vez he sabido hacer es guardar un secreto
But I’m tired of going on without believing / pero estoy cansada de avanzar sin creer
That love is not illusion / que el amor no es una ilusión
Love illuminates the blind / el amor ilumuna a los ciegos
If I, fell into you would be close enough? / ¿Si callera sobre ti estaría lo suficientemente cerca?
If I, finally let you in, would you show me what love is? / si yo, si al fin te dejase entrar, ¿me enseñarías que es el amor?
If I had nothing to give / si yo no tuviera nada que dar
If I had nothing to give / si yo no tuviera nada que dar