
Pulseada de Pulgares
Mobius creía inaudito el hecho de que los asgardianos no jugarán a la guerra de pulgares, que siquiera las conocieran en realidad.
-Oh, vamos.- tiró su mano extendida hacía el de cabellos azabache.- Por favor.
Al ver la sonrisa en su rostro, Loki resoplo e imitó el gesto. Mobius vio un la sombra de sonrisa en el gesto arrogante y comenzó a sospechar que el Dios hacía lo que le pedí cada que le sonría. Eso hizo que su sonrisa se ensanchara un poco más.
Una vez el platinado le enseñó cómo era el agarre para poder jugar, comenzaron.
Mobius movía su pulgar de un lado a otro al ritmo de "¿Qué clase de Dios eres? Oh vamos, Loki. No voy a dejarte ganar." Y demás burlas para intentar molestarlo.
-Dos de tres.- dijo el de ojos cristalinos mientras su dedo era presionado en derrota.
Mobius rió y ese dos de tres continuó hasta que el cansancio hizo mella en el menor.
-¿Cómo es que no conocías este juego?- se animó a cuestionar en medio de una jugada.
En cuanto levanto los ojos al rostro de Loki, Mobius deseo no haber dicho nada.
La sonrisa recientemente victoriosa continuaba en su lugar, pero la mirada perdida, casi sombría, hacían que todo el semblante del Dios se viera vacío. Y aunque Mobius quería tener otra vez al Loki alegre y entusiasta de hace un momento, también entendía que para tenerlo debía querer al Loki real, triste y melancólico.
-Bueno... cuando vives en la sombra de tu maravilloso hermano toda tu vida, buscar la manera de sobresalir hace que no tengas tiempo para estas cosas.- la voz profunda y estoica, luchando por no quebrarse, rompía el corazón del Agente sin cuidado.- A veces, ni siquiera había con quien hacerlo.- la sonrisa se tambaleó en los delgados labios y los ojos se le llenaron de lágrimas.
-Tu no vivías a la sombra de Thor.- declaró Mobius. Loki rió sin gracia.
-Si, lo hice. En Asgard no importaba que tan inteligente fuese, que tan buen brujo llegase a ser, que tan ágil alcanzase a ser... Nunca fue suficiente, no para el gran Padre de Todo.- la fuerza de su mano se debilitó y levantó la mirada hacia el hombre que tenía enfrente.
La mirada rota del Dios observo al Agente con dolor, buscaba con desesperación algo que no podía descifrar, y el Agente, que si entendía que era que deseaba, no sabía hacerle entender, que de hecho, ya lo tenía.
-Pero supongo que nada de eso importa ya...- retomo Loki, bajando la mirada, suspirando, sonriendo de lado.
Mobius, que buscaba las palabras correctas para hacerle entender a Loki que él era un ser magnífico y bueno, que no necesita intentar ser el mejor, por que siendo simplemente él, sin trucos o engaños innecesarios, ya era el mejor. Notó tarde el detalle del Dios.
Sus manos ahora estaban entrelazadas, Loki aplicaba una presión suave y a pesar de que su mirada estaba perdida entre la punta de sus pies, su pulgar acariciaba con delicadeza la piel blanca, sin quiera notarlo.