Un corazón romano

Marvel Cinematic Universe The Avengers (Marvel Movies) Loki (TV 2021) Night at the Museum (Movies)
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Un corazón romano
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Summary
Octavius, el atrevido General Romano, luego de haber obtenido el corazón de su pareja, decide rectificar sus errores pasados ayudando a cierto Dios nórdico que ha perdido la suya.
Note
Esta obra está inspirada por "Heart Envy" escrita por BrokenLoss. (Obviamente, les recomiendo leerla aunque esté en inglés, aunque ya le pedí a BrokenLoss autorización para traducirla al castellano. La van a amar como yo lo hice: https://archiveofourown.org/works/32902042 ).La idea me pareció genial y, ustedes ya saben como soy, necesite armarle una continuación hilarante y adorable. Así que, como siempre en unas cuantas entregas, les traigo amor, les traigo a Loki en nuestro museo preferido.Como es usual, les recuerdo que no percibo ningún ingreso por esto, que escribo para divertirme yo y a otros y que todos los personajes les pertenecen a sus respectivos dueños.
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La boda y los dirigentes - Parte uno

72 horas después

 

_Así que tú nombre es Octavius - le dijo al romano con el que lo habían dejado esperando - Por casualidad no será Octavius Augusto, no?

El hombre le levantó una ceja por debajo del yelmo, mientras se cruzaba de brazos y se aclaró la garganta, antes de continuar.

_Octavius Augustus, nacido Octavius Gaius, sobrino de Julio César, General de Roma y luego nombrado Emperador el mismo.

_Así es - comentó la miniatura acercándose por sobre la superficie de la mesa en la que se hallaba sentado - Conoce usted de historia, amanuense

Fue su turno de levantarle una ceja al otro.

¿Amanuense?

¿A qué se refería con ese término?

Él no era un escriba. Era… bajó los ojos suspirando. No sabía muy bien que era en realidad. O que había sido. Antes de la TVA.

Las puertas se abrieron entonces de par en par y a través de la misma apareció la figura imponente de un hombre vestido de manera extraña pero muy elegantemente, con un cayado en la mano.

Se levantó de la silla con la boca abierta.

Primero un vaquero. Luego el vigésimo sexto presidente de los Estados Unidos. Luego un Emperador Romano y ahora… ¿un Faraón Egipcio?

_Mi nombre es Merenkahre. Descendiente de Ra, el Dios del Sol. 

_Un gusto… conocerlo. Mi nombre es...

_Mobius – lo interrumpió el romano – Yo lo sé, el Faraón lo sabe. Todo el museo sabe quién eres.

Bajó la vista para observar al pequeño Emperador.

¿Es que acaso lo había ofendido de alguna manera?

_Paz, mi colega de reinado – explicó el Faraón sentándose en una de las sillas – Creo que es mejor que me permitas ejercer mi papel.

_Como usted mande, Alteza – le contestó el romano llevando una de sus manos al pecho , mientras inclinaba su cabeza – Después de todo, es usted el intermediario.

_Disculpen – les dijo entonces volviendo a sentarse levantando un poco sus manos - ¿Pueden explicarme que sucede? Jed… el vaquero que se parece a mí, me dijo que iba a llevarme con Loki y… en su lugar terminé aquí con ustedes y… no quiero ser rudo o sonar ofensivo, pero… realmente preferiría estar con…

Inspiró deteniéndose antes de pronunciar la palabra que casi se le había escapado.

Él no tenía derecho a decirla.

No importaba lo que el tal Jed le dijera acerca del Dios Nórdico.

No iba a atribuirse algo que no era.

_Preferirías estar con tu amado. Eso ibas a decir, ¿verdad? – le preguntó el Faraón sonriendo.

Empezó a toser cuando se atragantó con el aire al escuchar al egipcio pronunciar algo así con tanta liviandad.

O sea… no estaba equivocado, pero… mierda.

_Mi esposo, Jedediah, ha ido en busca de nuestro hijo adoptivo, porque en estos momentos este está terminando su reunión con el comité para la recaudación de fondos del Museo – aclaró el pequeño romano – y esta tiene lugar en el hall de entrada, que es demasiado público y demasiado grande para cualquier reunión.

_¿Esposo? ¿Hijo adoptivo? ¿Usted se está refiriendo a Loki?

Le preguntó al escuchar esa delirante explicación.

_El Emperador – explicó el egipcio – Ha contraído nupcias recientemente. De hecho, un día antes del arribo de mi esposa y de mí. Durante las mismas, por lo que nuestro hijo nos ha relatado, ha adoptado al joven conocido como Loki, quien hoy es heredero de la tierra que, dentro de los confines de este establecimiento, Octavius gobierna.

Que lo llevará el demonio.

Loki adoptado por un enano romano de mal carácter.

Y heredero de un Imperio.

Era… simplemente increíble.

Y tan propio del caos que era ese Dios.

Pensó llevándose sus manos a la cara por unos instantes negando con su cabeza.

_Fe… Felicitaciones – le dijo finalmente luego de recuperarse – Tanto por su casamiento, como por la adopción. Loki es… complicado, pero siempre fue una persona centrada las veces que gobernó a algún pueblo.

_Soy consciente de ello. Esa es una de las razones por las que lo elegí como sucesor. Como pater familias, la conveniencia de mi gente, es algo que debo tener en cuenta.

_Pater familias – murmuró luego de escuchar el discurso del romano – El padre de la familia. Loki… no ha tenido muy buenas experiencias con ellos en el tiempo.

_Como le dije a él: yo no soy Odín – comentó el romano quitándose el yelmo, para colocarlo debajo de uno de sus brazos – Yo soy Octavius Augusto. De Roma. Al igual que el Faraón aquí presente, dirigimos pueblos con estructura, con leyes. Especialmente duras respecto al maltrato sobre rehenes de otras casas reinantes.

_Salvajes – expresó el Faraón haciendo un gesto despectivo con una de sus manos.

_Bárbaros – añadió el romano con una mueca de disgusto.

Sonrió a pesar de lo extraño de la situación al escuchar a esos dos referirse al Padre de Todos como lo que siempre había pensado que había sido.

Odín había actuado horrendamente. Jamás había enmendado sus errores y había abandonado a sus hijos en su momento de mayor necesidad.

A Loki, sus maniobras, le habían costado demasiado.

Siempre al borde de la sanidad, siempre teniendo que proteger su vida contra quiénes lo odiaban en Asgard, siempre teniendo que justificar su existencia, había comprobado como su “padre” renunciaba a él cuando lo dejase caer hacia el abismo, sabiendo que, el Dios de los dioses poseía un poder inigualable y capaz de detenerlo si así lo hubiese querido, para luego tener que soportar que no sólo no se hiciese cargo de haberlo abandonado a su muerte, sino de que tampoco había movido un dedo para asistirlo estando prisionero de Thanos como lo había estado y que, por añadidura, se había convertido en su juez y verdugo en su “proceso judicial” en Asgard.

Y ahora, perdonado y expulsado a una línea temporal en la que, como le dijeran los otros, eran considerados “atracciones” y no personas reales, había conseguido lo que nunca antes había podido conseguir: un padre por elección y gente que lo protegía con evidente sinceridad.

 

69 horas antes

 

_¡Loki! ¡Muchacho! ¡Te ves bien! – exclamó Jedediah al verlo llegar junto a Octavius.

_Es mi traje de gala asgardiano – le aclaró dejando descender al General de su mano al suelo romano – Alguien me dijo que un amigo se casa y no podía asistir a su matrimonio vestido como estaba vestido.

_A mí me pasó lo mismo – le dijo el rubio mostrándole el conjunto que llevaba girando sobre sí mismo – Ahora ya no voy a poder hacer broma con lo de los chicos de toga de Ockie.

Negó con la cabeza, mientras el General tiraba suavemente de la mencionada toga del vaquero para besar rápidamente sus labios.

_Loki ha aceptado la propuesta – le dijo este a su pareja.

_¿En serio? – le preguntó el vaquero abriendo grande los ojos.

Asintió sonriendo.

_Hemos completado todos los papeles que sus ayudantes de campo han solicitado.

_No te vas a arrepentir amigo. Están un poco locos, pero estos romanos son buena gente.

Aclaró el vaquero con una sonrisa de oreja a oreja, mientras su pareja reía bajo.

Levantó una ceja al ver la expresión de este último.

¿Qué se le estaba escapando?

Oh, claro. Típico de Jedediah. Había prestado atención hasta la mitad de lo que le explicará Octavius seguramente.

_Jedediah – le aclaró tan divertido como su nuevo padre romano con lo que sucedía – No sólo son buena gente los romanos, por lo que sé, tus “muchachos” del Salvaje Oeste también lo son y la propuesta los incluía.

El vaquero sonrió colocándose su sombrero que, evidentemente iba a usar, pese a que no pegaba en nada con lo demás que llevaba puesto, mientras le decía.

_Seh, son unas mulas testarudas, pero son buenos en el fondo y… ¿la propuesta los incluía?

El líder del diorama del Lejano Oeste llevó sus ojos de Octavius a él, mientras en su cabeza iba formándose la revelación y ninguno de los dos, ni el romano ni él, pudieron resistir largar una carcajada ante la expresión del otro.

_¡Por eso me pediste que firmará ese rollo! – exclamó Jedediah golpeando su rostro con la palma de una de sus manos.

_Tú querías una familia amore – le recordó Octavius aun riendo – Ahora la tienes.

El vaquero inspiró profundo y se cruzó de brazos volviendo a verlos a ambos, mientras sonreía de costado.

_Sí, parece que sí. Ahora la tengo.

El General apoyó su mano en el hombro de su pareja y ambos fijaron su vista en la suya.

Tragó saliva al comprender que lo que lo había hecho llorar con Octavius, se repetía esta vez con ambos.

La pareja de miniaturas, realmente lo apreciaba hasta ese punto.

Lo que era algo escaso en su vida.

Él… siempre había tenido dificultades al relacionarse con los demás. Siempre le había costado confiar hasta el punto en que los otros se hubiesen vuelto necesarios. Siempre había puesto una barrera entre su persona y los demás.

Es que siempre supo que con su personalidad, el afecto, se convertía en un arma que los demás podían utilizar para herirlo. Y de hecho, se había vuelto un especialista en ella sobre los otros, aprendiendo que no dejar abierto para que le sucediese.

Hasta… hasta que cierto analista había aparecido en su vida asegurándole a una jueza autoritaria que él sabía de que era capaz y con sus acciones había destruido el castillo de naipes que había sostenido durante todos esos años en los que había existido.

Y su corazón había quedado tan expuesto que había sufrido horrores viendo a la gente escapar en Lamentis, escuchando la historia de pérdida de Sylvie, lamentando haber sido un horror con Sif (aunque ella no hubiese sido mucho mejor con él), sintiendo como se partía al decirle a Mobius que era una variante o cuando la jueza lo hubiese podado, confundido con su otro yo hasta que al decirle que sólo quería que estuviese bien hubiese entendido que no había verdadero amor allí sino compasión, para volver a quebrarse al no ser recordado por el analista.

Sólo había hecho falta un Mobius para que Loki empezará realmente a vivir y a apreciar cosas que había despreciado por desconocerlas.

Como esta.

En la que otros decidían arriesgarse por él.

No por lo que había sido, por el lugar que hubiese ocupado, sino por lo que verdaderamente era.

_¡Octavius! ¡Jedediah! – sintió que exclamaba a sus espaldas la voz del ex presidente - ¡Aquí estamos!

Volvió a sonreírle a los futuros esposos, para luego girarse enderezando su espalda.

Tenían invitados que recibir.

 

 

72 horas después

 

_Estos tres días han sido de locos en Instagram

Comentó Nick viendo el teléfono que sostenía el asgardiano, mientras este recorría los comentarios debajo de la imagen que habían colocado las noches previas en la red social.

_Puedo verlo – murmuró Loki para luego levantar la vista y observar a los presentes en el Hall central – aunque, debo confesar que, me resulta algo extraño leer que…

_¿Qué te prefieren a ti?

Le preguntó la guardia londinense con una sonrisa en la cara y con la habitual actitud efusiva que siempre tenía.

_En Asgard…

Comenzó a decir el Dios y le tocó levantar una mano para interrumpirlo, mientras suspiraba.

_Citando a mi padre: no hablemos de los salvajes, por favor

Afirmó cruzando una de sus piernas por sobre la otra, mientras a su alrededor, en las sillas de observación que habían tomado prestadas de la sala de cuadros para llevar a cabo su reunión, se desataban un par de risas.

Había sido toda una sorpresa agradable y desagradable la llegada de sus padres al Museo.

Por un lado, tanto Larry como él, habían logrado superar la prueba de explicar su relación a Merenkahre y Shepseheret, los que simplemente habían efectuado el equivalente real a girar sus ojos y darle a entender que sabían desde mucho antes que ambos terminarían juntos.

Es que, lamentaba decir que, pese a haber reinado en un tiempo dónde usualmente las bodas se llevaban a cabo muy temprano en la vida, nunca, verdaderamente, en su caso se había dado una circunstancia similar.

Sus progenitores habían considerado que su propio amor era un regalo y que ninguno de sus hijos debía atravesar por lo que había atravesado su padre, cuando había contraído matrimonio con la madre de Kamunrah por razones diplomáticas. Por lo que, habían permitido que su hijo pequeño, eligiese y nadie había llamado su atención ante del atentado que efectuará su hermano y le costará la vida.

Con lo que, estaba seguro que, cuando su corazón empezó a latir por el guardia nocturno, sus padres, habían sido plenamente conscientes de la situación.

 

“_¿Qué ese hombre quiere qué? – preguntó su padre extrañado.

_Fotos, de Ahkmenrah.

Les dijo Tilly agitando su cámara con una sonrisa.

_¿Y se puede saber para qué? – preguntó su madre igual de extrañada que su padre por la petición.

_Oh, Larry ha vuelto a estudiar – explicó la guardia londinense – Está buscando convertirse en un Profesor de Historia y ha elegido para uno de sus trabajos en la Universidad a Ahkmenrah como su protagonista principal.

_¿A mi? ¿En serio? – le preguntó a Tilly señalándose.

_¡Por supuesto que sí! – le dijo la rubia mujer riendo bajo - ¡Larry siempre me habla de ti cuando conversamos! ¡Siempre le has llamado la atención! ¡Estoy segura que sabe más de ti, que tú mismo, con lo que ha leído de tu reinado!

Había abierto los ojos, literalmente, en ese momento.

Por un lado, por el asombro que le producía enterarse de que el Guardian de Brooklyn lo había estudiado con tanto ahínco, como por la reacción que su propio cuerpo había sufrido al recibir la noticia.

Su corazón había dado un salto dentro de su pecho imaginando las horas que el guardian habría pasado durante el día leyendo en los archivos del Museo, que era dónde mejor contenida y preservada, se hallaba su historia.

Casi podía verlo. Inclinado sobre los archivos, mientras se acomodaba los lentes y el cabello y tomaba notas en uno de sus cuadernos, como lo había visto hacer tantas veces cuando tenían que resolver problemas en la noche.

Sólo que esta vez el foco de atención de Larry Daley no había sido el solucionar alguna cuestión de uno de sus compañeros de exhibición, sino… él.

Trago saliva recordando las charlas con el guardia nocturno.

Larry había pasado largas horas, muchos días, hablando con él. Caminando por los pasillos o visitando su exhibición, en dónde se sentarían sobre su sarcófago y le preguntaría miles de cosas: ¿Cómo se veía Egipto cuando gobernabas? ¿Qué era lo que más te gustaba? ¿Tuviste nervios al asumir el trono? ¿Qué diablos le pasa a tu hermano contigo? ¿Cómo era tu familia? ¿Qué comida preferías? ¿Había un libro que te gustará?

En su momento, se había sentido muy contento de que el guardia se tomará el trabajo de acercarse y prestarle atención, porque, de la mayoría de la exhibiciones que había, él protagonizaba una de las pocas que… no tenían a otro de su tiempo para estar a su lado. Sus Anubis no contaban. No hablaban y eran verdaderamente esculturas custodio. A él le pasaba como a Teddy o al Moai. Con la diferencia de que Teddy había conseguido una pareja en Sacajawea y el Moai, bueno, era siempre una figura popular entre las exhibiciones, lo que hacía que nunca estuviese solo.

Por lo que, no había podido detectar el interés del otro en su persona. Simplemente lo había tomado como una actitud bondadosa y nada más.

Había sido un tonto.

Larry no sólo se había preocupado por preguntarle cosas de su tiempo. Le había contado de las suyas. De como se cansaba más fácil, de cómo siempre tenía que discutir con Nick desde que había entrado a la adolescencia, de cómo el Doctor McPhee confiaba en él y eso lo asustaba un poco porque él no tenía un título universitario y la Junta no lo veía con buenos ojos. Y siempre, siempre, Larry había pedido su opinión y la había valorado.

Y él… Él lo había dejado marcharse pese al evidente dolor que sentía, agradeciéndole que lo dejará con sus padres.

Su corazón se estrujó pensando en lo que Tilly había dicho: Larry siempre hablaba de él. No había olvidado, aunque lo hubiese ignorado y le hubiese pagado mal. Y ahora iba a hablar de él con sus compañeros de estudio y era tan amable que sólo pedía unas fotos.

_¿Cómo quieres que las tomemos?

Le dijo a Tilly, quien aplaudió pese al sonido exasperado que hizo su padre al comprobar que iba a prestarse a que la guardia lo tuviese toda la noche vistiéndose y posando de diferentes maneras para las fotos que iba a enviarle a su ex colega de Nueva York”

 

Por otro lado, el arribo de sus progenitores había resultado en una asombrosa situación que ninguno había podido calcular: su padre y el General Romano habían congeniado desde el minuto uno.

Lo que había llevado a que estos compartieran información respecto del dios nórdico. Información a puertas cerradas, que había terminado con su padre saliendo hecho una furia del lugar, para cruzar palabras con su madre, quien desde entonces había tomado bajo su cuidado al nuevo hijo de Roma.

Por lo que Larry y él habían podido entender, Octavius y Merenkahre, coincidían en el respeto a las leyes que establecían el comportamiento que debía tenerse con rehenes de casas reales y estaban espantados y ofendidos con la actitud de los padres ficcionales de Loki. En esa ocasión había sido la primer vez que escuchará la palabra “salvaje” aplicada a Asgard y, desde entonces, por la gracia que había causado entre las exhibiciones esta, no había vuelto a escuchar el nombre de la tierra del Dios Nórdico, sin estar asociada esa denominación.

Claro que, no habían tenido demasiado tiempo para meditar ninguno de estos asuntos. La aduana había cometido un error con Mobius y lo había retenido, mientras que sus padres habían llegado con antelación casi una jornada y media antes. Por lo que tenían entendido lo habían enviado durante el día y, en ese momento, mientras distraían a Loki, en el otro extremo del Museo, en los depósitos, su amado y otros, buscaban al analista.

_No tiene nada de extraño, Loki. En serio – intervino Nick – A la gente le caes bien.

_Pero yo soy un ejemplo. No soy un héroe – comentó esto – Usualmente en instituciones como está se expone…

_Todo tipo de personas y personajes – le dijo el Doctor McPhee – No se trata de que seas “bueno” o “malo”…

_Que nadie lo es del todo – añadió interrumpiendo al Director – Ni lo uno, ni lo otro.

_Es verdad. Nadie lo es – aceptó el encargado de las exhibiciones – Lo que importa es que la gente sienta que eres importante para ellos.

_Loki – le dijo Tilly – Lee los comentarios. La gente te ama porque se ve reflejada en lo que te pasó. Nadie se identifica con Thor en ese sentido. Sí, el hombre es hermoso, pero es perfecto y ninguno de nosotros es perfecto. Por el contrario, creo que si todos fuésemos sinceros, compartiríamos muchas cosas contigo.

_¿Quién tuvo un matón empecinado en hacerle la vida imposible en la escuela o en otro lugar? – preguntó Nick levantando la mano y varios de los presentes hicieron lo mismo.

_¿Quién tiene un hermano insoportable? – preguntó por su lado, provocando que Nick se riese y bajase la mano, pero que Tilly y Laa la mantuvieran levantada.

_¿Quién tiene compañeros de trabajo a los que no soporta? – preguntó el Doctor McPhee y todos, menos Laa, volvieron a levantar la mano entre risas.

_¿Quién ha metido la pata con la persona que más le importa hasta el punto que creía que no lo iban a perdonar por ello? – las manos que estaban levantadas quedaron levantadas y el Dios Nórdico los observó asombrado.

_Debería haberme mudado a Nueva York mucho antes – admitió Tilly sonriéndole a Laa.

_Mi esposo tiene una paciencia de oro – explicó el Doctor McPhee.

_Mi novia soportó que tuviese nuestra relación a escondidas hasta hace un par de meses, porque me daba miedo presentársela a mis padres, porque mamá enseguida te pone fecha para casarte y ella creyó que era porque sentía vergüenza de estar a su lado – comentó Nick.

_Me di cuenta que estaba enamorado de Larry, tres años después de haberlo dejado partir solo a Nueva York – admitió por su lado.

_Y ustedes dicen que… toda está gente… ha pasado por cosas similares y por eso se siente identificada conmigo – observó Loki señalando el teléfono.

_No decimos – aclaró Nick riendo – Lo sabemos. Pusimos a votación si colocábamos a alguien más en la exhibición y los Avengers o tu familia, fueron ampliamente rechazados.

_De hecho, cuando colocamos que nuestro Museo sólo expondría a Loki del Universo Cinematográfico del que vienes, recibimos cientos de mails y miles de mensajes en nuestras redes sociales aplaudiendo la iniciativa, enviando sugerencias para mejorar la exhibición y eso fue hace solo tres días – explicó el Doctor McPhee.

_Por eso es que me han trasladado a ese otro cuarto más amplio al lado de los dioramas.

Comentó Loki, volviendo a ver el teléfono y tuvo que toser para esconder su risa.

No, no era por eso.

Pero el dios nórdico no tenía porque saberlo con tanta anticipación.

El lugar adonde antes estaba su exhibición no era malo, pero… resultaba algo estrecho para dos personas y muy poco privado.

No habían querido con su pareja quedar como entrometidos, pero tanto ellos como Teddy y Sacajawea tenían sus espacios privados en el museo dónde estar juntos. Larry tenía su cuarto y el ex presidente su propia exposición personal. Y en los dos casos había puertas, que podían cerrarse por dentro.

Ni hablar de Jedediah y Octavius, con su propia ala en Roma y la casa del vaquero en el Lejano Oeste.

Les había parecido coherente hacer algo similar por Loki.

Sin aclararle para qué.

Después de todo, suponía que este sumaría dos más dos cuando Mobius se hiciera presente.

_Sí – dijo Nick que, a la diosa Baast gracias, no había relacionado la remodelación con esa cuestión – y porque, como me dijo papá, podemos poner todo lo que manden tus fans ahí también. La gente se siente muy importante si puede interactuar de alguna manera con las exhibiciones. Ya han empezado a llegar dibujos tuyos e historias y la mitad de lo que hay de recreación de tus cuartos en Asgard vino de una chica que nos dejo todo en el Museo para que lo armarán.

_Mientras que la otra mitad salió de los depósitos de anteriores exhibiciones – comentó el Doctor McPhee – En cualquier caso, la gente está contenta y el propósito de está comisión está teniendo éxito.

_Disculpen – se sintió a voz de Larry que se acercaba a la ronda de sillas señalándose el bolsillo - ¿Les molestaría que con Jed nos llevemos un rato a Loki?

Se llevó una mano a la boca para esconder su expresión de asombro.

Su amado y el vaquero traían unas sonrisas enormes en la cara.

Lo que sólo podía significar una cosa: habían encontrado a Mobius.

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