
Chapter 1
I
-Tendremos que posponer ese baile Pegg.- Mencionó Steve mientras veía la foto de la mujer con la que hablaba por intercomunicador y pilotaba un gran avión lleno de explosivos a punto de detonar.
-No, Steve no no no. Por favor no lo hagas.- Respondió Peggy Carter con claro pánico en su voz, ella, por más que trataba de ocultarlo estaba aterrada de lo que estaba por ocurrir. Pero tenía que evitar que el hombre que amaba cometiera una locura.
El Capitán no hizo más que bajar la mirada al escucharla, y es que en verdad lamentaba todo esto, que todo terminara así y que no hayan tenido más momentos juntos para que cuando llegará la hora de irse no estuviera solo y que ella esté siempre en su memoria.
Pero todo el tiempo que compartieron fue suficiente y siempre lo sería.
Recordó con amargura a sus amigos, ni siquiera pudo despedirse de ellos, y eso le dolía. Sólo deseaba que siguieran adelante con sus vidas, que Howard estuviera bien y que alcanzara todo lo que se llegara a proponer y en el futuro que ya haya formado una familia. Al imaginar eso no pudo evitar sonreír un poco, por otro lado no soportaba la idea de dejar solo a su mejor amigo Bucky, su compañero, se habían prometido que irían juntos hasta el final de la línea, codo a codo. Este es el final.
Y para Peggy, su chica, no quería otra cosa más que su felicidad y que cumpliera todos sus sueños, no estará ahí cuando suceda pero sabe que así va a ser.
Rogers sabe que ellos lo comprenderán, que él hizo su deber y que las vidas de miles de inocentes se habrán salvado, el peleaba por ellos. El Capitán América ve y procura a los suyos.
¿Quién sería si no?
Él ya había ideado un plan y este consistía en estrellar la aeronave en el Ártico y que hiciera explosión, esto claramente causó controversia porque sus probabilidades de sobrevivir eran casi nulas, sin embargo nada podía hacer que cambiara de parecer. Tenía que protegerlos, no había otra manera. -Lo siento Pegg, diles a todos que lo siento.- Dijo el soldado con pesar.
La agente habló de nuevo, está vez en un sollozo. -¡Steve, por favor! Te necesito, aún nos queda tiempo. ¡Steve, S eve es uch m n oo te v ys!- La ira de Carter se transmitió hasta el oído de Steve, la frecuencia estaba muriendo ya que las últimas palabras de ella no se entendieron bien. Él soltó un pesado suspiro y ...
-Adios Peggy ...- Pronunció Steve y se perdió toda comunicación.
El avión apenas se mantenía en vuelo, con esfuerzo pudo seguir en línea recta o al menos hasta que llegara al punto deseado. Al momento de escapar con esta cosa los hombres de Johann Schmidt sí que lograron dañarla en distintos lugares, por suerte el Capitán los perdió gracias al propio equipo de aviación avanzando de Stark, le debía una, en la otra vida.
Las partes más estropeadas del avión se iban desprendiendo y cayendo al vacío, apenas había tren de aterrizaje y un ala estaba a la mitad mientras más piezas se quedaban atrás.
Steve, al divisar que cada vez se acercaba al punto de destino mantuvo las manos en el timón para acelerar y cerró los ojos, los apretó y esperó el impacto.
Después de un ratito, confundido abrió los ojos, extrañado contempló la vista y se encontró con un cielo azul y despejado, abajo había agua desde dónde estaba se podía deducir que estaba muy limpia y a su rededor se veían montes, un acantilado y hasta una cascada.
¿Dónde estaba? ¿Qué era este lugar? No paraba de preguntarse el joven.
Tal vez ahí era el cielo o paraíso del que muchos hablan, ya saben al lugar que vas cuando mueres, bueno si te portas bien. Continuó admirando el paisaje, seguía sin creer lo que estaba pasando.
Un fuerte ruido lo sacó de su trance espiritual y notó que en la parte frontal del avión salían chispas y un pequeño incendio estaba iniciando, era el motor principal. De pronto todo dejó de funcionar y comenzó caer libremente.
Steve tenía que salir de ahí, si lo lograba podría caer al agua y nadar hasta la costa antes de que todo explotara. La velocidad de la caída era tanta que cuando se liberó del cinturón de seguridad su pobre cuerpo rodó y golpeó cada rincón del interior hasta que su mano se sostuvo de una palanca que ya estaba floja, entonces se levantó lo más rápido que pudo y usando su gran fuerza encontró equilibrio.
Él dió unos pasos atrás y dejó caer todo su peso contra el muy bien blindado cristal de la cabina, quería romperlo para saltar fuera de ahí. Hizo un par de intentos pero no pudo.
Era todo, así iba a partir de este mundo, lo había dado todo más no resultó, limpiando el sudor de su frente y afrontando la realidad regresó a su asiento y abrochó su cinturón.
Como era de esperarse no tenía miedo, al contrario se sentía más valiente que nunca.