
El sello
_Mi turno, mi turno, mi turno.
Escuchó decir Luke a otra de las diosas con mucho entusiasmo, mientras él no lograba salir de su estupefacción observando lo imponente que se veía Din vestido así.
Wow.
Su… ¿novio? era ahora el avatar de una diosa.
Y no sólo eso, sino que esta había elegido vestirlo como lo que era, un rey entre los suyos.
Salvando las distancias y los momentos, pero, una sola vez, había visto a una persona vestida de tal manera que le había causado una impresión similar.
Leia.
En la ceremonia de entrega de medallas tras la Batalla de Yavin.
Claro que, en ese entonces, con lo imaginativo y lo joven que era, probablemente, había magnificado la cosa y la realidad debería haber sido menos impactante que el recuerdo, pero igual. Su hermana era la primer Princesa que conocía y, demonios, parada frente al ejército rebelde, en altura, vestida despampanante, Leia Organa era alguien que te gritaba a la legua su posición y su poder.
Din, de plateado, con detalles en dorado que parecían flotar por sobre su armadura, capa roja y sable oscuro, era… más o menos, como la figura de esos reyes del pasado y de las leyendas.
_Cariño. Holaaa
Le dijo una voz y sus pensamientos volvieron a la realidad, para encontrarse con la cara de una de las diosas muy cerca de la suya, lo que provocó que el Jedi pegará un grito agudo de asombro, medio trastabillando al hacerse rápidamente para atrás.
Lo que, obviamente, generó que los traidores de su cuñado y su hermana, se largaran a reír a carcajadas.
_Disculpa, no quise asustarte
Le dijo la diosa una vez que pudo recuperarse del asombro.
_No, no, la culpa es mía, simplemente...
_¡Se le escaparon las neuronas babeando por el novio!
_¡Han!
Exclamó su cuñado al tiempo que era regañado por su hermana y, aunque, estaba realmente tentado de darse vuelta y pegarle un coscorrón al piloto del Halcón Milenario por atrevido, la verdad, es que era cierto.
Y no iba a avergonzarse delante de nadie por encontrar a Din atractivo y genial, por lo que le sonrió a la diosa, mientras suspiraba, como diciendo: perdón.
_A mí también me parece que se ve muy lindo - le confesó está guiñándole un ojo con un risita para luego juntar sus manos con entusiasmo - pero, luego habrá tiempo para hablar de esas cosas. A lo nuestro. ¿Quieres ser mi avatar?
Luke abrió los ojos grande al escuchar la propuesta y, lógicamente, sólo pudo preguntar.
_¿Qué?
_Taweret, por las aguas del Nilo, vas a matarlo de la impresión - gruñó una de las diosas con rostro de gato, acercándose - Disculpa a mi compañera, suele entusiasmarse demasiado y no explicar. Cómo le sucedió a tu pareja, si quieres combatir con el avatar de un dios o contra un dios mismo, debes ser un avatar de otro dios. Elegimos avatares porque de combatir directamente en este plano podríamos provocar la destrucción del mundo en el que combatimos por igual. Por eso canalizamos y moderamos nuestra presencia a través de terceros.
_Como la Fuerza con los Jedi - razonó Luke viendo a Anubis quien asintió, para luego girarse a la diosa de expresión amable que le había hablado primero - ¿Y usted quiere que yo sea su avatar?
_Estaría encantada de que lo fueras - comentó la diosa hipopótamo asintiendo entusiasmada - Pareces un chico protector y simpático y...bueno, lo mío no son... guerreros grandotes con apariencia de malos.
_Taweret es la diosa de la fertilidad, las mujeres y los niños - explicó otra de las diosas presentes - Mientras que las demás representamos otras cualidades. Bastet, es una diosa guerrera, aunque también de la armonía y la familia.
_Yo ya tengo avatar, así que no estaría incluida en esta petición - aclaró la diosa con cabeza de gato.
_Como decía, Bastet, que ya está cubierta - comentó girando los ojos la diosa que había estado hablando hasta ese momento - Neith, que es la abridora de caminos y rige sobre la caza. Pakhet, que es nuestra diosa de la guerra. Sehkmet, que es la protectora de reyes y faraones, así como una gran sanadora. Y yo, que me llamo Wadjet y soy la guardiana original de esta cámara junto con la señora Neftis, ya que mi función es la de protectora de la Ennead, mientras que ella es la protectora del Vacío.
_Por cierto - añadió la que fue señalada como Neftis - Yo soy la madre de Anubis
_Madre - apuntó ese mismo Dios riendo bajo - trata, como le dijo la Señora Bastet a la Señora Taweret, de no matar de la impresión a mis nietos
_Olvídalo - reclamó la diosa riendo también - pienso hacer valer mis derechos familiares, tanto como lo hice con Kebechet.
_Vayan preparándose - comentó una de las diosas que no había sido señalada - la Señora Neftis es una pariente bastante intensa
_¿Tú eres Kebechet?
Preguntó uno de los otros dioses y todos los presentes se giraron a verlo.
-------------------------------------------------------------------------
Los ojos del dios de la luna se concentraron en la figura de la diosa.
Su hija era… exactamente la mezcla de sus padres.
Sus negros y abundantes cabellos que ondulaban sobre su espalda y hombros, así como su despampanante figura, habían sido definitivamente heredados de su madre, la más bella entre las diosas. Mientras que su piel y sus ojos grises profundos, eran traducción exacta de los suyos, cuando tomaba forma humana. Adornada con símbolos de la casa de Anubis, su cuerpo cubierto en lino y oro, proclamaba su status.
Khonshu tuvo ganas de gruñir y suspirar al mismo tiempo.
Horus no era idiota.
Ninguno de los dioses lo era.
Un solo vistazo a la chica y uno podía decir de quién era hija.
Tanto a Anubis, como a Hathor, debía haberles costado bastante ocultarla.
_Padre - le respondió a Khonshu la joven diosa inclinando su cabeza, sacando al dios de la luna de sus pensamientos - No diré que es un placer conocerte, porque ya te he visto con anterioridad
_¿Dónde? - le cuestionó este asombrado.
_En el palacio de Osiris en el Vacío, durante tu última visita
Mierda.
Eso había sido hacía bastante tiempo.
Y si recordaba correctamente, no había dado la mejor de las imágenes ese día. Puesto que había intentado por última vez que el líder de los dioses accediera a qué los demás pudiesen intervenir en los asuntos terrenales nuevamente. Aunque fuese de manera moderada.
Su petición se sustentó en que, pese a que su culto ya no era el de los dirigentes de una civilización importante, aún quedaban creyentes que les rendían homenaje en la Tierra y que esperaban su presencia. Que no podían seguir abandonándolos y que, con total honestidad, sus fuerzas ya no eran las de antes y con todo y avatar, Khonshu no daba abasto para toda la humanidad.
Osiris le había contestado que no eran ellos solamente los que habían abandonado el planeta. Que también lo habían hecho los dioses asgardianos y griegos, desestimando las intervenciones de varios de los dioses que habían apoyado a Khonshu.
Más antes de poder contestarle adecuadamente, apelando al ego de Osiris, acerca de que compararse con los demás panteones era rebajarse, Horus había tomado la palabra y, como ya era costumbre, había hecho perder la paciencia al dios de la luna.
El esposo de Hathor, se había reído de Khonshu y sus intenciones, lo había llamado débil, desequilibrado y le había expresado que el "inútil" esfuerzo que le había puesto a la humanidad en todos esos años, lo había hecho descender a ser una sombra de lo que lo que había sido anteriormente y que, por ello, ya no era más el apuesto dios del pasado, provocando que todas las diosas simplemente le tuvieran lastima a su ahora horrible rostro.
Lo reconocía. Debía haberlo visto venir y no haberle contestado al cara de halcón deformado ese de la manera en que lo hizo, pero es que el idiota lo había provocado en público, sentado junto a la mujer que Khonshu amaba y que no podía tener.
Por ende, la cosa había escalado de los insultos a los gritos y a la pelea en muy poco tiempo y toda la noble causa que lo había llevado nuevamente al vacío para someterse al tribunal, había terminado con el dios de la luna desterrado en la tierra, sólo, con su enojo para resolver.
Lamentablemente, no había prestado ninguna atención a la mayoría de los presentes en el Tribunal, de lo concentrado que había estado en Osiris y su misión.
_Siento que... – admitió Khonshu suspirando - esa haya sido la primer impresión que tengas de mí
_Fue una buena impresión - le contestó su hija sonriendo - Madre, es demasiado tranquila y educada.
Anubis al escuchar lo que contaba la joven se largó a reír.
_Señor de la momificación - suspiró Hathor - No la alientes
_Tiene razón, mi señora - comentó el dios con cabeza de chacal aun riendo - Y tú lo sabes. Kebechet, es demasiado parecida a su padre
_Momento - se escuchó la voz de Moon Knight - ¿Esta chica es hija de Khonshu?
_Marc - advirtió el dios de la luna a su avatar - esto no te incumbe
_No, seguro que no, pero yo también tengo curiosidad - comentó el vendedor de recuerdos del museo - ¿Es tú hija?
_¡Steven Grant! - exclamó el dios perdiendo la paciencia - ¡Si no es asunto de Marc, tampoco es asunto tuyo!
_Si, a ambos - respondió Kebechet sumamente entretenida con la discusión.
_¿Y por qué hablan cómo...? - comenzó a cuestionar el londinense - No. ¿Tú no sabías que tenías una hija, pichón con mal genio?
_¿Qué? ¿Tú dices Steven?
_El habló de una primer impresión y ella le dijo que ya lo había conocido, Marc
_Mierda, por eso está tan mal de la cabeza
_Ahora... No. No. No. La diosa de la belleza. Creí que sólo era… un coqueteo inofensivo. Definitivamente, este dios está loco, Marc.
_Yo pensé que sólo era algo ligero, pero una hija, con la esposa de Horus. Demonios
_Yo no sé ustedes - intervino Han riendo bajo - pero la charla de esos dos transformándose tan rápido, me tiene medio mareado
_Si tuviesen una superficie en que reflejarse sería más simple - suspiró Layla.
_Pero si yo no me estoy quejando - le contestó Solo - Es bastante divertido de ver.
_Escúcheme, señorita... diosa - señaló Steven cruzándose de brazos - Su papá no es la mejor persona. Yo consideraría mucho comenzar una relación familiar con él.
_Steven Grant, tú...
Comenzó a decir el dios de la luna golpeando su báculo sobre el piso, pero la mano de su hija lo detuvo.
_Yo nada, Khonshu - volvió a levantar la voz Steven - Tú te aprovechaste de Marc cuando estaba más débil que nunca, cuando no tenía más opción que elegir ser tu avatar. Él... ni yo... estábamos en condiciones de hacer lo que hicimos por ti. ¿Sabes que Marc recuerda a cada persona que mató? A cada persona. Para él no importa si eran malvados, no somos como tú o... la diosa de Harrow. Matar nos hace mal. Nos perturba la cabeza. En nuestro caso, Marc me creo a mí para lidiar con... su madre, después de la muerte de su hermano. Y puedo apostar que, con cada muerte que le ha tocado lidiar, algo... o alguien nuevo surgió en su interior. Aunque él está lo suficientemente asustado como para no investigar y... la verdad que yo también
_Steven Grant - le preguntó Isis al avatar antes de que Khonshu pudiese contestarle - Permíteme hablar con Marc Spector
-------------------------------------------------------------------------
El traje del hombre cambio de su apariencia moderna a la del ceremonial y los ojos de Moon Knight refulgieron en la cámara.
_Aqui estoy - le dijo a la diosa Marc - Para qué me quiere?
_Para pedir disculpas - suspiró la líder de las diosas - Tu situación, temo que, fue provocada por nosotros y no sólo es responsabilidad de Khonshu, aunque él deberá hacerse cargo de compensarte
_Señora Isis...
_¡De rodillas señor de la luna! - exclamó la diosa girándose para ver al dios con enfado, el cual compelido por una fuerza invisible, tal como había pasado con Osiris terminó de rodillas en la cámara - ¡No te he pedido tu opinión!
_Mi señora - le dijo Thoth a la diosa sonriendo mientras se hincaba de rodillas junto a Khonshu - por favor
_Tu contraparte, amigo del conocimiento - murmuró la diosa chasqueando los dedos, con lo que liberó a Khonshu.
_No se preocupe - le contestó Thoth ayudando a levantarse al otro dios - Todos hemos perdido la paciencia con Khonshu. Y, en cualquier caso, en este momento, él escuchará primero y luego podrá defenderse
_Por supuesto, yo no soy mi marido
Aclaró la diosa y ambos dioses inclinaron suavemente la cabeza
Isis volvió la suya entonces nuevamente hacia Marc, quien tragó saliva.
La mujer era evidentemente en extremo poderosa si era capaz de callar a Khonshu de esa manera y solo recibir como respuesta el respeto del dios.
_Marc Spector - lo llamó nuevamente la diosa - Ven
El ex mercenario avanzó hasta estar frente a la mujer, quien llevó sus manos a su rostro, cerrando con suavidad los párpados del humano con sus pulgares.
Segundos después, Marc sintió como una suave calidez se deslizaba desde sus sienes hasta sus pies. La diosa estaba usando sus poderes en su persona, pero no se sentía invasivo o exhuberante, sino como una leve caricia.
Un gesto de afecto profundo, que lo hizo ahogar un sollozo al sentir como este, parecía consolar a su corazón desde dentro.
Las manos de Isis se retiraron delicadamente de su rostro, una vez que la caricia de su poder lo hubo recorrido por completo.
_Abre los ojos
Indicó la diosa a Moon Knight y este al obedecer pudo observar cómo las manos de la mujer estaban pobladas de una especie de gemas rojas.
_Eres una persona sumamente interesante, Marc Spector. Lamento decir que, pese a las circunstancias, eres perfecto para ser el avatar de nuestro travieso y atrevido señor de la luna. Sin embargo, reconozco que debía haber sido tu voluntad la que guiase el proceso y no al revés - admitió Isis indicando con sus manos las gemas - Especialmente porque una de las condiciones que él debió ofrecerte fue el poder remover esto de dentro tuyo
_¿Qué son?
Preguntó el ex mercenario, más quien le respondió no fue la diosa, sino el esposo de la Princesa que se había acercado para ver las manos de la mujer con la misma curiosidad que Marc.
_Dígame si estoy equivocado señora, pero... estas son las otras... personalidades de... él, ¿verdad?
Preguntó el que se llamaba Han y un escalofrío recorrió la espina del ex mercenario de pies a cabeza.
_¿Qué? - murmuró este quitándose una de las dagas en forma de media luna de su traje para observarla con atención y temor - No, no, no, ¡Steven!
"Aquí estoy amigo. Tranquilo. Respira. No me pasó nada"
Le contestó el vendedor de recuerdos del museo desde su reflejo y Marc dejó salir finalmente el sollozo que había venido aguantando desde que los poderes de la diosa lo habían recorrido.
Segundos después dos brazos lo envolvieron consolándolo y supo que Layla lo tenía abrazado.
Layla.
Su esposa.
A la que le había impuesto una vida plagada de desafíos y tantos secretos que no sabía realmente porque la egipcia seguía insistiendo con estar a su lado.
Las lágrimas se deslizaron libres por las mejillas que ocultaba en el cuello de Layla.
Por primera vez en mucho tiempo, era capaz, como lo había sido en el inframundo de expresarse de esa manera.
De permitirse sentir dolor y pena por su condición. Por todo aquello que había tenido que sufrir y sobre lo cual había tenido tan poco control
_Marc Spector - le dijo Isis llamando su atención - Sólo he removido de tu interior aquellas personalidades, como las llama el esposo de la nieta de Anubis, que tú no reconoces y que ya no necesitas. Hay una que no pude remover y supongo es la que llamas Steven. Es la más antigua de todas y, ustedes ya no son posibles de ser separados.
_Es... es mejor así... - reconoció separándose un poco de Layla - Steven y yo...
_Te dije - río bajo su esposa - Ustedes vienen juntos y no está mal que así sea
_Entonces sólo se queda con esa y las demás ya no estarán presentes, ¿no? - preguntó el General a la diosa.
_No debería ser posible para ellos volver a generar otra personalidad - explicó Isis asintiendo - Sellé la posibilidad de que pudiesen hacerlo, así que su mente se halla protegida.
_¿Y con esas personalidades que tiene en la mano que piensa hacer? - volvió a cuestionar el General.
_Es decisión de su huésped lo que con ellas suceda - afirmó la diosa.
_Honestamente - reconoció Marc - No quiero saber ni quiénes son, ni porque nacieron.
_Ni yo tampoco - añadió Layla - Todo lo que le ha sucedido a Marc y a Steven de trágico tiene que tener un corte si queremos alguna vez ser felices
_¿Inclusive si ello incluye la muerte de Abdallah El-Faouly? - preguntó Thoth a su avatar
Layla inspiró profundo, volteó a ver a los ojos de Marc y sujeto con fuerza su mano antes de contestar.
_Inclusive. Si fue alguna de sus personalidades, no fue Marc. Él no lo hizo. No podía controlar lo que le sucedía.
El General Solo entonces tomó con delicadeza de las manos de la diosa las gemas que albergaban las personalidades del mercenario y las depositó en el piso, para luego levantarse.
_Leia
Pronunció este llamando a su esposa y la Princesa se adelantó hasta situarse a su lado, tras lo cual, ambos, marido y mujer, pisotearon las gemas, destruyéndolas para siempre.