La muerte de los dioses

Star Wars - All Media Types The Mandalorian (TV) Moon Knight (TV 2022)
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La muerte de los dioses
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Summary
La pelea por la Tierra ha comenzado y los dioses no parecen encontrar respuestas.Irónicamente, las mismas, están en una Galaxia muy, muy lejana.
Note
Culpo a don Pedro por esto, en ese video falopa en el que se reía porque Oscar había dicho que Moonknigth era más fuerte que Din. No me pude sacar de la cabeza esa idea y aquí está.Como siempre, les recuerdo que no soy una autora de base inglesa, por lo que habrán errores de ortografía y gramática, tampoco soy especialista en Egipto y los personajes le pertenecen a sus propios autores, yo no percibo ingreso por esto y sólo lo escribo para divertirme y entretener a otros.
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Trajes y Razones

_¡Dank Farrik! – exclamó el Mandaloriano medio retrocediendo - ¿Qué es eso?

_¿Qué es qué?

“El traje Steven. Digamos que a la lata brillante esa no lo asusta nada, salvo que tú aparezcas en otro traje, parece”

_Ah, oh, si – murmuró el ex vendedor de souvenirs del museo, sentándose y levantando una mano para saludar al guerrero plateado – Hola, mi nombre es Steven.

“No creo que esto salga bien”

Susurró Marc, pero Steven sabía que no había forma en que le ganarán a este tipo por las malas. Entonces, sólo quedaba intentar por… las buenas.

_Disculpa por… el brusco comportamiento de mi… compañero, pero, estamos en un aprieto y necesitamos entrar a ese lugar.

Le explicó señalando la entrada.

_Como le dije a tu amigo – le contestó el guerrero – No se puede.

_No pareces sorprendido de hablar con… con él y… después conmigo

Apunto Steven y el de la armadura se encogió de hombros.

_Soy Mandaloriano. Las armas y la batalla son mi religión. Para mí… lo que te sucede… es bastante normal. No serías el primero que he visto.

Steven tragó saliva.

Era tal como había sospechado. El tipo era parecido a Marc, aunque algo diferente. Si sus armas y la batalla eran su religión.

_Mandaloriano es una palabra que simboliza una casta guerrera de dónde vienes, ¿verdad?

Le preguntó al hombre, quien asintió.

_¿Cuántos años llevas… haciendo lo que haces?

_Casi tantos como los que llevo vivo

“Mierda” masculló Marc al escuchar la respuesta “es un loco como Harrow”

_No creo – murmuró Steven – Dijo que sus armas y él, no eran de por aquí

“¿Y eso que tiene que ver?”

_De que ese “no de por aquí”, me parece que suena a “no en la Tierra”

“Bromeas”

_Tengo razón, ¿verdad? – le cuestionó Steven al de la armadura plateada – Tu vienes de otro planeta

El guerrero asintió.

Steven se mordió el labio pensando.

Si bien el hombre era increíblemente fuerte y su armadura y armas eran geniales y super avanzadas, varios de los golpes de Marc habían llegado a su cuerpo y estaba seguro que habían dolido, por lo que no consideraba que era inmortal.

_¿Eres un avatar?

Volvió a preguntarle al guerrero.

_No

_Pero viniste a la Tierra con un Dios.

_Sí

_¿Puedo preguntar con cuál?

_Puedes, pero, ¿por qué tendría que contestarte?

“Tiene un punto… amigo”

_Cállate Marc, no ayudas – le recriminó Steven a su alter levantándose del suelo para observar al Mandaloriano – Mi esposa… nuestra esposa… es prisionera de una diosa que ha perdido el control.

“¡Oye!”

Exclamó Marc poniendo una expresión enfadada ante la licencia que se había tomado al manifestar que existía alguna relación entre la aventurera egipcia y Steven, pero prefirió ignorar la voz del mercenario. Salvar a la mujer de este, era más importante. Y, además, tampoco podía negar que era inmune a su presencia, Marc tendría que acostumbrarse a que el tonto Steven no era de concreto y de que tenía sentimientos por ella.

_Su nombre es Layla. Tiene los cabellos enrulados y ama vivir. Y… nosotros queremos que viva. Marc… Marc lleva mucho tiempo ensuciando sus manos para evitar que sufra y… ahora necesitamos ayuda para vencer a quien la tiene prisionera y esa ayuda…

_¿Está adentro? – le preguntó el guerrero cruzándose de brazos.

_Exacto – admitió Steven – Es otro de los dioses, el que nos dio nuestros trajes, se llama Khonshu. No es el mejor de ellos, pero es el único que predijo que esto pasaría y los demás dioses lo encarcelaron y…

“¡Steven! ¡No sabemos si este tipo es de confiar o a que dios sirve!”

_¡Si hubiese servido a algún dios que odie a Khonshu nos hubiera reconocido y ya nos hubiera matado! - le gritó Steven a su alter finalmente enfadado girándose para ver el reflejo que este habitaba - ¡Es de otro planeta, tecnológicamente más avanzado! ¡Si estuviera del lado de Ammit ya hubiese hecho uso de sus ventajas para… para neutralizarnos y sólo ha evitado que entremos! ¡No está del lado de un dios malvado! ¡Pero tenemos que convencerlo y sólo podemos hacerlo con la verdad!

_Anubis

La sola y simple palabra emitida por el Mandaloriano detuvo el torrente de palabras que habían salido de la boca de Steven, quien se giró para volver a ver de frente al Mandaloriano.

_¿Anubis? – le preguntó en un susurro asombrado - ¿Anubis como en: Anubis el dios de la momificación y guía de las almas de los faraones? ¿Ese Anubis?

_Si te estas refiriendo a un tipo que tiene cuerpo de hombre y cabeza de perro, sí, ese Anubis.

_Chacal

_¿Qué?

_No es perro, es chacal.

“Steven, por el amor de… ¡deja de corregir a la gente!”

_Perdón, perdón, perdón, Marc tiene razón – trastabillo Steven recobrando la calma suficiente como para hablar – Tú vienes con Anubis. Es… impresionante, pero, ¿por qué está él presente aquí? No sabía que formaba parte de la Ennead.

_¿De la qué?

_Del grupo de dioses que habita este lugar

Le aclaró al Mandaloriano el ex vendedor de la tienda de regalos, mientras señalaba a su alrededor.

_Ah, no.

_Claro – razonó Steven llevando una de sus manos a su rostro – Anubis… él… habita tu planeta, ¿no?

_Galaxia

_Oh, Galaxia. Sí, tiene sentido.

_¿Cómo dijiste que se llama el dios que ustedes están buscando?

_Khonshu

_Y necesitas entrar a la cámara porque ese dios…

_Los demás dioses lo aprisionaron en piedra. Sí.

_¿Y ustedes son el avatar de ese dios?

_Tristemente, sí – comentó Steven girando los ojos – Khonshu encontró a Marc muriendo y le ofreció el trato de revivirlo, a cambio de que fuese su avatar y el, tontamente, aceptó

“Bushman pensaba también matar a Layla, perdona si decidí tomar la oportunidad para salvarla”

_¿En serio?

“Sí. En serio. Yo… mira Steven, como Marc, he hecho muchas cosas de las que… no me enorgullezco y de las que me arrepiento, pero decirle que sí a Khonshu para poder seguir vivo y proteger a Layla, pagando así lo que le debía a su padre, esa es una de la que… nunca voy a arrepentirme”

_Pero no le dijiste nada de eso a ella.

“Soy un idiota, ¿qué quieres que te diga? Tampoco le conté de ti y debería haberlo hecho. Lo siento”

_No… está bien. Yo tampoco le hubiese contado de ti, si hubiera estado en tu lugar. La gente… no entiende de estas cosas… que nos pasan. Ahora sabemos que ella no tiene problemas con nosotros, pero… antes.

“No lo sabíamos y hubiésemos tenido miedo los dos”

_Exacto.

 

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Ok.

El guerrero… o más bien los guerreros u avatares que tenía enfrente, habían olvidado totalmente que se encontraba allí y habían entrado en un debate que parecía que estaba resolviendo diferencias entre ellos.

El Mandaloriano levantó una ceja y ahogó una risa al escuchar al tipo hablar y responder al otro fragmento de su mente, aunque no fuese posible seguir el dialogo que este sostenía con ese otro yo.

Era evidente que el tipo no era malo.

Probablemente, como le había pasado a Din, las circunstancias lo habían llevado a una vida de delito, pero, por lo que podía deducir de lo que decía a su otro yo, un mal trabajo había terminado con ellos atados a un dios, con el que habían hecho un trato para proteger a una chica, Layla, con la cual se habían terminado casando y, ahora, esa misma mujer se encontraba en peligro, por eso estaban dispuestos a ponerse de cabeza en peligro para nuevamente proteger a su pareja.

Podía sentirse identificado con esa situación.

Claro que lo suyo no giraba alrededor de una pareja, sino de un pequeño niño al que había adoptado como propio.

Grogu.

Por él había sacrificado todo y terminado alejado de los suyos, perdido y sufriendo, pero había juzgado entonces que había valido la pena si ello significaba que su pequeño crecería protegido y entrenado adecuadamente.

Dos veces lo había dejado en manos de un poderoso Jedi.

Más, ese mismo hombre, había decidido que Grogu pertenecía a su lado y lo había enviado de nuevo con Din, probablemente sintiendo mucho también tener que abandonarlo.

Peli le había contado como había llegado Grogu a Tatooine.

Y en eso podía sentir aún más una conexión con el guerrero del traje blanco.

El Jedi había sacrificado su nave y su astromecánico para enviar al niño seguro, quedándose en el planeta que habitaba sin mayor protección que sus droides hormiga, su sable y su capacidad de combate.

Siendo quien era, había sido una movida arriesgada. Lo que, debía reconocer, lo había dejado preocupado.

No pocos perseguían a Luke Skywalker en la Galaxia. Din lo sabía. El Jedi había sido uno de sus principales focos de interés desde que este se había marchado con Grogu y había aprendido de él a través de las terminales y de las charlas cortas que pudieron sostener via su droide R2.

El Maestro había abandonado el Senado y sus responsabilidades como guerrero rebelde y en la administración de la Nueva República, debido a que la gente le tenía miedo, por su increíble capacidad para manejar la Fuerza. Su hermana, la Princesa Leia Organa de Alderaan y su cuñado el General Han Solo, habían ayudado a proteger su escondite, pero eso no quitaba que su cabeza tuviera un precio alto en el Gremio de Cazarrecompensas y… prácticamente en cualquier parte.

Había estado muy agradecido con el Jedi ante el tacto y cuidado con el que había tratado a su niño, dándole el regalo que le había llevado, permitiéndole elegir, enviándolo a su lado.

Hoy su vida estaba completa gracias a ese hombre de cabellos claros y ojos color de cielo que teniendo un inmenso poder, había probado que lo más grande en su existencia era su corazón.

Como Mandaloriano y como… bueno, como Din, esa era una deuda que lo ataba profundamente al Maestro de su niño.

Como la tal Layla a esos dos.

Amar y comprometerse con un tipo con la situación por la que atravesaba el hombre que tenía enfrente, requería un carácter particular.

Y, aunque no podía comparar situaciones, porque el Jedi, por muy atractivo que fuera, jamás había dado señales de corresponder su interés en las charlas que mantuvieran, como si lo había hecho la chica con el avatar de Khonshu, podía sentirse identificado con el guerrero en cuestión y su dilema.

_Ven conmigo

Le dijo entonces al caballero de traje blanco.

_¿Perdona?

_Ven conmigo – le repitió al escuchar su pregunta – Mi hijo está liberando al dios de ustedes y, seguramente, va a querer verlos apenas salga de esa escultura de piedra en la que está atrapado.

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