Los Lanzarredes

Spider-Man (Tom Holland Movies) Spider-Man - All Media Types
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Los Lanzarredes
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Summary
Cuando los Lanzarredes se encuentran castigados por primera vez, son completamente diferentes: un geek, un matón, una reina, un marginado social y un tonto misterioso. Pero cuando deciden hackear la «red» para cambiar sus calificaciones, se forman los Lanzarredes. Usando habilidades de internet, se ayudan mutuamente a través de luchas personales. Después de un tiempo, una cosa se vuelve evidente: sus suposiciones mutuas estaban equivocadas.Una historia sobre la mayoría de edad, basada libremente en el Club de los Cincos. Peter, MJ, Ned, Flash y Liz tienen cada uno sus propias luchas y desafíos y cada uno aprende el poder de comunicarse y encontrar amigos en los lugares más inverosímiles. (Básicamente, si te gusta ver a adolescentes física o emocionalmente traumatizados hacerse amigos, esta es la historia para ti).
Note
Esta obra contiene contenido prestado de varios cómics, películas y series de DC Entertainment, filial de Warner Bros. Discovery. No soy dueña de ni lucro con esa propiedad, y ninguna de mis obras es parte de esa propiedad.título traducido de «Underdog» de Spoon.¡hola, todos! esta es mi primera traducción en este fandom, y eso me emociona mucho. el español no es mi primer idioma, así que puede que haya errors. por favor, hazme saber si notas alguna.como las etiquetas son ingleses, voy a avisarlos que este fic contiene descripciones no gráficas del abuso emocional, físico y sexual. voy a dejar advertencias específicas en las notas de los capítulos.finalmente, voy a traducir para la autora, así que si tienes algo que decirme a mí o a ella, deja un comentario, si quieres.espera actualizaciones cada dos o tres días.¡buena lectura!
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Chantaje

—¡No! —chilló Flash—. ¡No puedo estar castigado el sábado! ¡Tengo práctica de fútbol!

 

El Sr. Murch rodeó a los cinco chicos como un lobo acechando a su presa. Todos estaban de pie excepto Peter. Todavía estaba tirado en el suelo donde Flash lo derribó.

 

—Si no querías que te castigue, deberías haber seguido las reglas y permanecido sentado.

 

—Técnicamente, Sr., Peter está sentado.

 

Ese era Ned. Dulce, amable y siempre metiéndose la pata. Peter negó con la cabeza, intentando que su mejor amigo se retractara, pero ya era demasiado tarde.

 

—¿Listillo, eh? —se burló el Sr. Murch—. Te has ganado otro castigo.

 

Ned se quedó boquiabierto—. ¿Q… que? ¿Por qué?

 

¿Quieres otro?

 

—Solo me gustaría entender por qué usted me castigó otra vez. ¿Fue porque estaba fuera de mi asiento? Pero entonces, ¿por qué me llamó listillo?

 

—Okey, ese es otro.

 

—¡Ned, cállate! —gritó Peter, dirigiendo la atención del profesor hacia él.

 

—Parker, levántate del suelo. Estás en un buen lío por pelearte con el Sr. Thompson.

 

—Pero…

 

—Cállate. Voy a llamar a tus padres. Y a los del Sr. Thompson.

 

Flash inclinó la cabeza, riendo abiertamente—. Oh, mierda. Eso es gracioso. Si crees que realmente van a hacer algo, eres más delirante de lo que pensaba.

 

—Si me tuteas una vez más, terminarás como Ned.

 

—Como quiera.

 

—Y me da igual lo que te hagan; todavía los llamaré para avisarles —murmuró el profesor—. Además, les informaré sobre el sábado.

 

Todo el color pareció desaparecer del rostro de Flash, seguido de dos puntos rojos en sus mejillas. Quizás sus padres no lo castigaran, pero cuando la escuela lo castigaba por ellos, sí que lo obligaban a ir. Peter lo sabía con certeza, ya que estuvo en la biblioteca el sábado pasado y vio a Flash entre los castigados, quejándose de sus padres.

 

Peter sentiría pena por él, excepto que era totalmente su culpa en primer lugar. Él fue quien robó el cuaderno de MJ y él fue quien empujó a Peter al suelo. Entonces, ¿por qué iban a llamar a los padres de Peter? No era justo.

 

Afortunadamente, May era razonable. Siempre le daba a Peter la oportunidad de explicar su versión de la historia. Así que con suerte podría aclarar esto con ella, y tal vez incluso salir del castigo de sábado. Cuando May llamó al principal, era francamente aterradora.

 

El mes pasado llamó a su profesor de historia, quien le dio una calificación más baja porque escribió sus respuestas con bolígrafo rojo en lugar de negro. Al día siguiente, su profesor estaba prácticamente de rodillas rogándole a Peter que lo perdonara y prometiéndole cambiar la calificación. Fue un poco traumático ver lo que su tía podía hacer, pero también maravilloso. Ella era la mejor.

 


 

Después de tomar el ascensor hasta el piso de su apartamento, Peter sacó las llaves de su bolsillo trasero para abrir la cerradura.

 

Entró, girando las llaves en su mano mientras caminaba hacia el refrigerador. Pero nunca llegó a la cocina.

 

Una persona de hombros anchos estaba sentada esperándolo en el sofá, y no era May. Era su novio, Quinten Beck.

 

—Hola, Peter.

 

—Beck —susurró Peter, sintiéndose repentinamente muy mareado.

 

—Llegas tarde.

 

May le advirtió que Beck estaría aquí, pero Peter quería una explicación del hombre porque eso fue antes de que lo castigaran. May le dijo que iba a trabajar hasta tarde, pero como dijo Beck, Peter también llegó tarde. Por lo tanto, May ya debería estar en casa. Peter sabe que es ridículo pensar que algo malo le pasó a su tía, pero, honestamente, cuando Beck estaba cerca, no podía evitar tener los peores pensamientos. ¿Qué pasaría si él la secuestrara o la lastimara o algo peor?

 

—¿Dónde está May? —soltó Peter. Estaba aterrorizado, su mente yendo a lugares oscurísimos.

 

—Está trabajando tarde —respondió Beck con indiferencia. Se encogió de hombros, sosteniendo una Budweiser cerca de su corazón.

 

Siempre hacía esto. Hacía que Peter sintiera que se estaba volviendo loco y que todo estaba completamente bien cuando no.

 

—Sé que dijo que iba a quedarse más tarde, pero ya debería estar en casa —Hubo un suave tono acusador en la voz de Peter que Beck optó por ignorar o no notó.

 

—Cambió de turno, tomó el último. Fue mi idea. Pensé que podríamos tener más tiempo de padre e hijo —Peter tuvo que abstenerse de gruñir ante la elección de palabras. El Sr. Beck no era su padre, al menos no todavía de todos modos. Por la forma en que actuaba, tampoco merecía el título de «Sr.». Peter guardó eso para las buenas personas, como el Sr. Stark—. May pensó que era una gran idea. Ya sabes cómo se siente tu tía acerca de que nos llevemos bien.

 

Peter se mordió el labio y trató de no llorar. Sabía lo que significaba el «tiempo de padre e hijo» con Beck, pero no volvería a suceder. No podría. Beck había prometido que no lo volvería a hacer.

 

Había sido un accidente. Estaba borracho. «La gente hace estupideces cuando está borracha».

 

Rápidamente, Peter se dirigió a la heladera para agarrar lo que le sobró de la cena. Cuando estaba agachado, agarrando la bandeja de ensalada de pasta del estante inferior, sintió una mano en su trasero.

 

Tan pronto como lo sintió, Peter se dio la vuelta, dejando caer el plato al suelo y presionando su espalda contra la heladera.

 

El movimiento pudo haber sido demasiado asustadizo para ser normal, pero a Peter no le importaba. Había sentido a un hombre que le doblaba en tamaño, más alto en anchura y longitud, con una impresionante barba de tres días de pie sobre él, riéndose. Su mente había tomado eso como un problema y había disparado sus sentidos arácnidos.

 

—Vaya, chiquito, cálmate.

 

Peter se miró los dedos de los pies. Demasiado asustado y avergonzado para mirar a Beck a los ojos. Vio el desastre que hizo con la ensalada de pasta y se maldijo internamente. May estaría enojada.

 

Beck se rió nuevamente, dando un paso más cerca de Peter, y el menor se tambaleó hacia atrás.

 

—Eres muy tímido hoy, ¿no?

 

Peter podía olerlo en su aliento. Beck estaba borracho. «La gente hace estupideces cuando está borracha».

 

Debía irse.

 

—No me toques así —advirtió Peter, si bien no se sentía tan confiado como sonó.

 

—Perdón. Es difícil pasar por eso y no meterte mano.

 

Peter estaba mortificado. Odiaba cuando Beck era así. Ya que sabía que May no estaría en casa por un tiempo, Peter pensó que su siguiente mejor opción era encerrarse en su habitación y luego escabullirse por la ventana para salir a patrullar.

 

Moviéndose para pasar al hombre, Peter dio un paso, pero Beck se interpuso en su camino. Peter se detuvo y lo miró.

 

—Permiso, por favor —dijo el menor lo más cortésmente posible. Tal vez si fuera amable, Beck realmente lo escucharía.

 

—Pero no has cenado —El aliento del hombre era cálido y desagradable, demasiado cercano para su comodidad.

 

—Pensé en saltarla —Peter trató de pasar al hombre de nuevo, pero él no se movía.

 

—Oh, así que, ¿quieres pasar directo al postre? —Beck extendió una mano para acariciar la mejilla de Peter. Incapaz de contenerse, Peter retrocedió, causando que Beck frunciera el ceño.

 

—¡Dije que no me toques! —gritó Peter, empujando a Beck con fuerza, suficiente para hacer que Beck tropezara hacia atrás, permitiéndole escaparse.

 

Pero no fue lo suficientemente rápido. Beck agarró su muñeca—. Eso fue grosero —gruñó.

 

Peter arrancó su mano, sin molestarse en responder, y corrió a su habitación. Desafortunadamente, Beck estaba justo detrás de él.

 

Peter logró cerrarle la puerta en la cara, pero no tuvo tiempo de girar la cerradura antes de que Beck la abriera.

 

—¡Mocoso estúpido! ¿Por qué no te puedes comportar?

 

—Beck, para. Estás borracho. Necesitas parar.

 

—No, tú necesitas parar de pelear conmigo por todo. Pero supongo que eso es lo que haces, ¿eh? Peleas con la gente todo el tiempo.

 

El hombre más alto cerró la puerta de golpe detrás de él, haciendo que Peter se sobresaltara de miedo. Se tambaleó hacia él y Peter retrocedió cada vez más hacia la ventana. Tal vez podría saltar y salvarse de alguna manera sin que Beck viera sus redes.

 

—Peleas con la gente en el cole. No creas que no recibí esa llamada telefónica de tu profesor hoy. Y peleas conmigo. Y luego peleas con el resto del mundo, ¿eh?

 

Peter se congeló.

 

—¿Qué dijiste?

 

Beck se rió de nuevo—. ¿Crees que no puedo verlo? Es muy obvio. Te escapas de la casa todas las noches. Vuelves con las mismas heridas que tiene Spider-Man.

 

Peter frunció el ceño. Esto no estaba pasando. Esta era su peor pesadilla. Nadie podía saber quién era. Especialmente no Quinten Beck.

 

—¡Qué estás diciendo!

 

—Eres Spider-Man, duh —Beck se acercó tropezando a la ventana. Cerró las cortinas.

 

—No soy Spider-Man.

 

—Encontré tu traje —dijo Beck con una risa—. Y puedo decirle al mundo entero quién eres. Oh, solo imagina el rostro de la dulce May cuando se entere.

 

—¡No! ¡No puedes hacerle eso a May! Por favor. Con todo lo que le ha pasado. ¡No puede saber!

 

—Okey, okey. Shh —Beck colocó su repugnante dedo en los labios de Peter—. No le diré nada a ella ni a nadie… siempre y cuando dejes de pelear conmigo.

 

Peter sintió que la vergüenza le recorría y bajó la cabeza para mirar al suelo. ¿Qué opción tenía ahora? Si el mundo supiera que era Spider-Man, sus seres queridos estarían en peligro. May estaría en peligro. Tal vez incluso Ned y MJ. No podía perder a nadie más. Ya había perdido a sus padres y al tío Ben. Además, May se asustaría si lo supiera. Ella lloraría y luego él lloraría y sería un gran desastre.

 

Peter quería al Sr. Stark en este momento. Él sabría qué hacer. Siempre sabía qué hacer. Pero el Sr. Stark no estaba aquí. Estaba demasiado ocupado haciendo negocios en el norte del estado y Happy no respondía ninguno de sus mensajes de texto, lo que significaba que Peter estaba solo.

 

Beck dio un paso hacia adelante y agarró la barbilla del menor con la mano.

 

—Mírame —exigió—. Peter lo miró, con los ojos llenos de lágrimas, haciendo que su visión se volviera borrosa.

 

—¿Vas a ser bueno ahora?

 

Peter asintió, algunas lágrimas cayendo de sus ojos marrones. Beck las miró con desdén, limpiándolas con dureza.

 

—Levanta los brazos —mandó Beck y…

 

Peter se despertó.

 

¿Cuándo se durmió?

 

Miró la ventana, esperando tener una idea del tiempo, pero todo lo que vio fue algodón.

 

¿Por qué corrió las cortinas? Casi nunca sentía la necesidad.

 

Peter giró a la derecha, ignorando las habituales punzadas de dolor que sentía después de una larga patrulla, para mirar el tiempo en su despertador.

 

19:36

 

No tan tarde como pensaba. De hecho, May probablemente ni siquiera estaba en casa todavía.

 

Su estómago gruñó. ¿Siquiera cenó? Todavía tenía esa ensalada de pasta. La… ensalada…

 

Oh. Beck rompió su promesa.

 

Y… oh Dios, Beck conocía su secreto.

 

Peter casi podría atribuírselo a un sueño, una pesadilla, más bien, si no fuera por…

 

Sus ojos ardientes por las lágrimas sacadas, su columna dolorida, sus muñecas magulladas, sus caderas indentadas por las uñas, sus muslos pegajosos con…

 

No, definitivamente no fue un sueño.

 

Se levantó de la cama, sus extremidades protestando mientras se acercaba cojeando al baño. 

 

Peter abrió el grifo, asegurándose de que el agua estuviera tibia. Dejó la toalla en el suelo para no inundar el suelo y luego entró con cuidado en la ducha, el dolor recorriéndole la columna cuando levantó las piernas.

 

El agua se sentía divina contra la piel de Peter, incluso si golpeaba con demasiada fuerza contra sus moretones. El agua parecía estar quemando toda la evidencia. Peter casi vomitó cuando vio que el agua de color rojo rosado fluía por el desagüe. Sabía exactamente de dónde venía.

 

Cuidadosamente se lavó el cuerpo con el gel de baño de May porque olía a ella. Olía a sus abrazos.

 

Cuando terminó, cerró la ducha y salió con cuidado. Se secó con la toalla más esponjosa y luego se la envolvió alrededor de la cintura.

 

Peter se giró para mirarse en el espejo, mordiéndose el labio ante su reflejo. Su cabello caía lacio sobre su frente, como siempre sucede cuando está empapado, y sus ojos se veían hundidos.

 

Peter se alejó del cristal rápidamente, sintiendo náuseas por su propio reflejo. Con la forma en que se sentía por dentro, Peter estaría convencido de que era la persona más fea del mundo.

 

Manteniendo la toalla presionada firmemente contra su cuerpo, Peter apagó la luz del baño y, lenta y dolorosamente, regresó a su habitación.

 

—¿Algo está mal? —Esa fue la voz de May. Peter levantó la cabeza en la oscuridad de su habitación. Debió haberse quedado dormido.

 

—No lo sé, querida.

 

—Parece que acaba de tomar una ducha y colapsar en la cama. Ni siquiera se molestó en vestirse. Algo está mal.

 

—Bueno. Regresó a casa de la escuela después de pelearse durante la detención y creo que está bastante lastimado por la pelea —mintió Beck.

 

Siempre mentía.

 

Ahora, Peter también.

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