Prueba de embarazo
Cinco pruebas estaban frente al castaño, encima del lavabo del baño, y las cinco pruebas marcaban el mismo resultado: diez líneas, dos por cada prueba, positivo.
Robert frotó sus manos contra sus ojos varias veces, como si lo que veía solo fuera una ilusión producto de su falta de descanso, pero el resultado seguía siendo el mismo.
Viendo los cinco positivos frente a él no pudo evitar soltar todo el aire que no sabía que estaba conteniendo. Su cerebro todavía no terminaba de procesar tal noticia, y es que un embarazo natural a su edad es casi imposible de que suceda, conlleva muchos riesgos y por lo general terminan en aborto, principalmente por transtornos cromosómicos que impiden el desarrollo del embrión.
Es por esa imposibilidad que Benedict y él ya tenían en mente la adopción de uno o dos niños dentro de algunos años, cuando ambos se hayan podido retirar del mundo del cine y tuvieran una vida tranquila. Pero esos 'algunos' años no eran hoy ni lo serían pronto, por eso le preocupa la reacción de su pareja si es que no quiere que tengan este hijo.
—¿Todo bien ahí adentro, Robbie? —la voz de Tom lo regresó a la realidad, lo alejó de sus divagaciones—. Ya llevas un rato ahí, ¿qué salió?
Como pudo dejó de un lado sus preocupaciones, no sabe cuántas semanas o meses lleva así que a estas alturas ya no sirve de nada preocuparse por ello. Y si Ben no quiere al bebé todavía podría ser un padre soltero ¿no? y no estaría solo, amigos como Tom estarían ahí para él.
Abre la puerta y a un costado de esta se encuentra su amigo británico esperando por una respuesta pues fue él quién le sugirió, por experiencia suya, que se hiciera una o más pruebas de embarazo.
—¿Qué s-
—Positivo —le corta sin darle más rodeo, mostrándole a su vez los cinco test que compró—. Las cinco dieron positivo.
Tom, por su parte, no se mostró tan sorprendido dado que ya se lo esperaba, sin embargo, test así no son 100% confiables y lo mejor sería que Robert se hiciera una prueba de sangre que es mucho más confiable.
—¿Me imagino que se lo dirás hoy?
Robert asiente, dejando las pruebas dentro del cajón de un mueble cercano. El británico se acerca y lo estrecha entre sus brazos, brindando su apoyo y comprensión total hacia el castaño.
(. . .)
Cuando Benedict llegó a casa eran alrededor de las seis de la tarde y los nervios del castaño regresaron. Sí, tuvo dudas en el momento en que se enteró, pero sabe que Benedict no abandonaría en un momento así.
Cuando lo vió ingresar no dudo en acercarse y plantarle un beso en sus labios que le fue correspondido de inmediato.
—Te notó nervioso, ¿sucede algo Rob? —inquiere el más alto, luego de haberse alejado unos pocos centímetros del rostro de su amado.
—Uh sí, de eso quería hablarte.
Benedict alzó una ceja al notar la agitada respiración de Robert. Tal escena le pareció tierna y no pudo evitar sonreír, camino hasta la sala de estar mientras le hizo unas señas a su pareja de que lo siguiera y se sentara a su lado.
—Te escucho —habló el británico luego de unos segundos.
El castaño tomó aire antes de comenzar a hablar.
—Bueno, tú sabes que durante el último mes no me he sentido muy bien. He tenido fatiga, aunque suelo descansar bien, dolor de cabeza, mareos, vómitos y aversión a ciertas comidas —hizo una pausa—. Hablé un poco con Tom, yo creí que era una simple enfermedad estomacal o una intoxicación, pero por su experiencia con los embarazos él me recomendó que comprará algunas pruebas solo para estar seguros. El punto es que estoy embarazado, y sé que a mi edad es casi imposible que un doncel o una mujer puedan concebir hijos pero… —de una pequeña bolsa saca las cinco pruebas que se realizó unas horas atrás, con cuidado se las entrega a su pareja que todavía no ha reaccionado a la noticia.
Las dudas volvieron a invadir a Robert cuando, dos minutos después, Benedict todavía no le respondía.
—Pero si tú todavía no quieres tener un hijo o crees que es demasiado pronto yo lo comprenderé, no estás obligado a cuidar del bebé si no quieres. Sé que habíamos quedado en adoptar un niño dentro de unos años y que tú ahora debes estar muy ocupado en las grabaciones de Doctor Strange así que no importa lo que elijas, yo-
Antes de que pueda decir algo más, el británico, con mucho cuidado, lo abraza y le da un casto beso en sus labios logrando que se relaje un poco.
—No hay nada que quiera más que tener una familia contigo, Rob.
—¿Seguro? —pregunta incrédulo—. ¿Y qué hay de…?
—Las grabaciones pueden esperar, pero la paternidad no. Tú y este futuro bebé son mi familia, no hay nada en el mundo que quiera más que estar ustedes.
Robert sonríe, aliviado por la respuesta que Benedict le dió hasta que se acuerda de algo.
—¿Qué hay de la prensa? —indaga nervioso— Ni siquiera saben que estamos saliendo y dentro de unos meses mi panza será imposible de ocultar —se detiene por momento, pensando en algo que no se le había ocurrido—. ¿Y qué tal si no somos buenos padres?
Benedict, mientras sonríe, apoya una de sus manos en el vientre del castaño. —Nadie nace sabiendo cómo ser buenos padres, tenemos unos ocho meses para aprender a serlos. También estará la obstetra que nos guiará en esto.
Robert sonríe, agradecido con su pareja por la paciencia que le tiene y tendrá en estos meses. Sin decir nada se acurruca sobre el pecho de Benedict, fue un día lleno de emociones y finalmente quedó agotado pero feliz después de todo.