
Suspiros
—¡Podemos explicarlo!—fue el grito de horror que escucho de parte del par de intrusos que estaba en su casa, en definitiva, feliz no se encontraba.
—No creo que les sirva mucho el explicar, lo que ya está claro-soltó entre risas el chico que lo acompañaba, viendo el desastre que el par había echó, pero se le borró la sonrisa inmediatamente, en cuanto noto que puso marcha en dirección a los chicos a paso muy lento.
—Recuerdan lo que les advertí que pasaría si volvía hacer un desastre en mi casa.
Ni siquiera tuvo que alzar la voz para que a todos les diera un pequeño mini infarto.
5:45 AM
Ya estaba amaneciendo, no había dormido nada, pero al menos podría decir que se sentía bastante más fresco e incluso un poco alegre. Mirar a sus dos grandes amigos durmiendo desparramados en el suelo le daba una sensación de calidez. Bueno, realmente Hinata, estaba más encima de Kageyama que del propio suelo, eran un desastre: cabello revuelto, llenos de manchas de polvo, y no sabía si era el sueño, pero percibía desde su lugar la fragancia del desinfectante que usaron para dejar todo impecable, asquerosamente mezclado con el de la pizza que tuvo que pedir cuando Hinata comenzó a llorar por comer algo. Saco su celular y aprovecho de conmemorar el momento, haciéndose una selfie con el par durmiente atrás de él.
—Oye, no me dejes fuera.
Terushima le entrego ambas cervezas que traía consigo, para ir a instalarse detrás de la pareja que dormía plácidamente. Se agachó para calzar lo suficiente en el cuadro de la foto, y me sonrió haciendo un corazón con sus dedos, luego con la mayor delicadeza que pudo abrazo a Hinata y se instaló cerca de Kageyama, se sentía un traicionero por ayudar a molestar a los chicos, pero se lo merecían por el desastre.
Una vez obtuvo las fotos necesarias para molestar a la pareja, se acercó tomando su respectiva lata e instalarse a mirar el amanecer junto a Yamaguchi.
—Me sorprende los rendidos que están, no crees que se te paso la mano, en realidad, por lo que recuerdo tu casa era un desastre antes de que arribaran.
—Lo era, si-se tomo un tiempo para dar un buen sorbo a la bebida, nada como empezar una mañana movida con alcohol—Pero lo creas, o no, había hecho un orden general antes de ayer-soltó en un suspiro de decepción, cayendo de espalda, lamentándose por las horas perdidas en ese orden que tanto empeño le había puesto.
—Bueno, no sufras, quedo aún más impecable, terminaste ganando.
—Lo mínimo, me van a obligar hacer una reunión en dos días, deciden además llegar explotar mi cocina y destruir mis cojines, para además preguntarme por que no tengo nada reservado para ese día.
—En serio me pregunto, porque aun siendo pareja, siguen siendo tan competitivos entre sí.
—Eso ya no me sorprende, es su esencia, me sorprende que decidieran hacer una competencia en mi cocina, que ni siquiera tiene espacio para una persona.
—Bueno, si lo pensamos así, no entiendo como es que decidieron apagar el fuego con algo inflamable.
—Al menos antes de incendiar todo, apagaron el fuego, les quiero dar crédito por algo—dejo escapar una risa derrotada—Seguro que no te quedas a dormir, no creo que ellos tomen el cuarto de invitados por hoy.
—No te preocupes, estoy bien, ya es de día—el chico se levantó y le tendió la mano para que imitara su acción, a Terushima parece hacerle gracia que se levantara sin soltar la lata de cerveza de su mano izquierda, había prioridades—tú ve a dormir, mañana por fin tienes libre, ¿no?.
—No del todo...-tomo las llaves, y trato de hacer el menor ruido posible para salir por la puerta—Tengo un turno en el bar—el peli teñido le dio una mirada acusadora—Sabes que lo necesito, conoces la situación de mi mamá.
—Te daré todo lo que pueda reunir, tal vez Hinanta y Kageyama puedan ayudarte de igual for...-
—No, Terushima, ya le hemos hablado, no involucraré a más gente en esto, puedo y debo resolverlo solo.
—No puedes seguir usando ese discurso, estás en la mierda, amigo—le dijo sin anestesia, parece haberse arrepentido de lo dicho, en seguida luego de que conectaron miradas—No quiero presionarte, pero necesitamos más de lo que estamos haciendo ahora.
—Lo sé, ya pensé en algunas opciones, aparte creo que puedo pedir prestado nuevamente, ya casi pago mi deuda con ellos.
—Vas a pedirle a ellos, nuevamente, Yamaguchi Tadashi, no es buena idea, lo sabes.
—Es mi última oportunidad, y será la última vez también, estoy seguro, lo presiento, todo saldrá mejor ahora, no te preocupes y ya vete, para que puedas dormir algo.
Sintió la mirada de su amigo llena de preocupación, así que rehuyó su mirada. Era consiente que el sabía en los lugares que se estaba moviendo y a los que recurría por auxilio, pero no podía hacer otra cosa que seguir ahí, además, después de todo el lo había introducido a ese mundo, el también seguía recurriendo a ellos, ambos estaban jodidos en diferente medida. Después de un silencio prolongado, el otro le brindó un abrazo corto y se puso el casco para tomar su moto y alejarse de su vista, un suspiro escapó de sus labios.
Entendía su preocupación, pero pensaba que no estaría más hundido de lo que ahora mismo está. El bastardo de su padre siempre decía: una vez que estás abajo, solo te queda subir; y él ya los había hundido bastante profundo en el fango, solo debía tratar de salir de ahí. Dio el último trago a su lata y la voto en el basurero de afuera, para poder volver entrar a su hogar, una ducha y una siesta de unas horas le haría recomponerse antes que la energía de Hinata lo sacara de su cuarto arrastras en su único día libre del mes.
⋆ ~☪ ~⋆
—Gracias por venir.
—No tienes que agradecer, somos amigas, ¿no?
—Qué guapos se veían aquí—expresa con dicha, levantando la foto para que las dos pudieran apreciarla—Recuerdo que Tadashi estuvo toda la tarde asustado, pensando que su Tsukki rechazaría su propuesta de disfraz.
—¡JA! Kei iba a rechazar ese disfraz, llego corriendo a enseñármelo, incluso olvido sus peleas con Akeiteru y fue corriendo a enseñárselo—dijo con gracia la mujer castaña, sentada frente a ella.
Una risa nostálgica escapo de ambas, viendo las fotos de ese fabuloso Halloween que sus hijos disfrutaron juntos, disfrazados de dinosaurios, Tadashi salía haciendo un signo de paz con una gran sonrisa y a su lado su amigo esquivando la mirada de la foto con un pequeño mohín, aunque no ocultaba lo feliz que también se encontraba.
—¿No fue también su primera pijamada...?
—Oh, sí, recuerdo que ambos se enfermaron del estómago a mitad de la noche por comer dulces a escondidas.
—Vaya, son recuerdos hermosos—su voz, sin poder premeditarlo, salió cansada, la reacción de su amiga fue instantánea, tomándole la mano y apretándola en señal de apoyo—Voy a extrañar mucho esto, no vivir con ustedes nuevos recuerdos me entristece un poco.
—No digas eso, podemos hacer más, sé que el par de tontos no se hablan tanto, pero los metemos en un armario, los encerramos y no los soltamos hasta que hablen de nuevo.
Una risa se le escapó, por las ocurrencias de su amiga.
—Sabes que no me refiero a eso, pero me parece una gran idea, es una tarea que te dejaré acomedida—antes de que su amiga le reprochara, puso una carpeta sobre su regazo—No es solo de lo que necesitaba hablar, no me queda mucho tiempo aquí, no sé cómo lo sé, pero lo sé-mis ojos se cerraron por un repentino mareo, me recosté sobre mi almohadilla—Me preocupa no estar para Tadashi, pero sé que puedo confiar en ti, y es por eso que te dejo esto—mi mirada se dirigió preocupada hacia la puerta esperando que no entrara mi hijo—Además... esto no se lo he dicho a Tadashi todavía, pero... firme un documento para que no hubiese reanimación... en caso de que lo requiriese.
—Aoi—la voz de la castaña salió quebrada, y sin poder evitarlo, unas lágrimas traviesas se escaparon.
—Lo sé, sabes, te has vuelto mi más grande confidente—esta vez ella le apretó la mano—Te pido disculpas por sobrecargarte y por tener que darte esto.
Como pude tomo el bolso que se encontraba en la mesita de noche y de ella saco un sobre, la puso en las manos de la mujer que aún sostenían la carpeta antes entregada.
—¿Qué es todo esto...?—abrió la carpeta, y la miro con sorpresa—Sabes que no tengo problema, y siempre estaré ahí para el pequeño Tadashi, pero siento que te estás dando por vencida, esto es importante y deberías poder hacerlo tú-terminó entregándole la carpeta y el sobre de vuelta.
—Lo sé, y de verdad quiero, pero ya se me acaba el tiempo-volvió a entregarle los papeles en su mano, asegurándose que los tuviera firme con ella-No se lo des esto hasta que de verdad haya entrado a la universidad, temo que si ve todo esto antes, desvíe su camino, sus estudios es lo único que puedo dejarle seguro por ahora.
—Está bien—se rindió—Pero, queda terminante prohibido irte antes que juntemos a las familias, y aprovechando que toco ese tema, podría ser después de las fiestas, ¿qué te parece?, ya son años sin hacerlo.
—Si logramos que el hipercinético de mi hijo pida libre un día, sería perfecto, pero también puedo ocupar la manipulación para hacerlo entrar en razón.
—Yo también puedo, pero podríamos dejárselo Akeiteru, yo sé que lo convencerá-guardo rápidamente los documentos como si alguien los fuese a ver-Aparte Kei estará por fin aquí, no tengo claro cuando llegue, pero ya me lo debe, por dejarme votada por tanto tiempo.
—Cuando se arreglen y decidan casarse, prometo no aceptarlo y hacerles pasar un mal rato en forma de venganza.
—También podemos fingir sorpresa, para no hacerlos sentir tan mal—le golpeteo el hombre de forma cómplice-Pero tú ya no tienes derecho a decir eso, veo que estás poniendo todas las fichas sobre el nuevo amigo de Tada-chan.
—No me culpes, él me compra con chocolates, pero aún tengo muchas puestas en nuestro querido Kei.
⋆ ~☪ ~⋆
Recorrer esas calles se le hacía irreal, hace mucho que no pasaba por ahí, tomo el camino largo a pesar de su maleta y bolso, fue sin pensarlo demasiado; solo camino hasta ahí. Sin esperarlo, se vio: mucho más joven, y por supuesto a ese grupo infaltable que lo acompaño en su adolescencia, corriendo como locos, hacia la práctica matutina. Sintió un cosquilleo conocido en sus manos y la nostalgia le pego una bofetada, los recuerdos de las carreras que tuvo que dar en su último año, porque cierto pecoso, decidió quedarse dormido la mitad de las veces, y su lealtad aunque jamás dicha en alto, estaba con él no le permitía moverse hasta que él aparecería, lamentablemente, eso significaba que siempre llegaba una mancha naranja y otra azul antes que la dichosa persona que esperaba, para hastiarlo a primera hora, se quedaban ahí con él, una risa casi inaudible escapó de sus labios.
—Keeeeeeeeei.
El grito logró despertar al rubio de su ensoñación y ponerlo alerta, pero no a tiempo para que su hermano llegara de sopetón abrazarlo sin poder rehuirlo, solo le quedo devolver unas palmaditas para poder soltarse pronto.
—Hermanito, no me ves hace mucho, lo mínimo que podrías hacer es recibir mi gesto con más efusividad.
—Me haces videollamadas seguidas desde que me fui, aparte pasamos las últimas fiestas juntos—por inercia cruce mis brazos sobre mi pecho, rompiendo el abrazo.
—Eso fue en Tokio, y fue el año pasado—comenzó a tocar su pecho y engullir un gesto de dolor—Me duele, me duele el pecho, escuchas eso, rompiste el corazón de tu hermano mayor... Creo... Que muero—se quejó, apoyando su peso el rubio.
—No soy tan bueno—lo dijo en modo de broma, mientras lo corría de su lado, su hermano, por suerte, entendía su humor, así que solo le soltó un suave golpe en el hombro.
—¿Estás más alto?.
—No creó, puede que te encogieras, dicen que pasa mucho con el paso de la edad.
—Oye, más respeto, además no estás muy alejado de donde yo estoy ahora...—detuvo sus quejas cuando echo una mirada sobre sus maletas—¿Por qué no me pediste que viniese en auto a recogerte si traerías tanto peso?.
—También escuché que es bueno para el corazón de las personas mayores hacer un poco de actividad física-dijo entregándole el bolso.
El otro ya ni siquiera protesto, solo le dio un empujón y tomo rumbo hacía su hogar, se sentía tranquilo, después de un largo tiempo, su relación por fin había mejorado, y el mayor ya sabía como era. Sintió la mirada curiosa de su hermano sobre él, solo le dio un gesto con la cabeza y avanzaron, dio una última mirada hacia la calle que dejaba atrás, pudo ver como su yo adolescente y sus amigos desaparecían frente a sus ojos.
Su hermano lo guio por la ruta exacta que acostumbraba tomar de regreso a casa, odiaba que el maldito supiese que en el fondo era un nostálgico de mierda, maldecía a cierto peli verde que le ayudo aprender a leerlo con facilidad. Un golpe de realidad lo azoto, en cuanto vio la casa de su antiguo amigo, y recordó el porqué se había alejado por tanto tiempo, lo había hecho para sanar, pensó que ya estaba bien, no entendía por qué ahora sentía que realmente no fue así. Pero si tenía claro que había extrañado mucho su hogar.
—Tada-chan ya no vive ahí—se asustó, no esperaba quedarse congelado, agradecía que aún era bueno manejando sus expresiones—Pero podemos ir a verlo, tengo su nueva dirección—sintió un tirón asechar su corazón.
Su hermano como siempre adelantándose a los hechos.
—No, está bien, si él hubiese querido tener intrusos en su casa, me hubiese dado la dirección directamente a mí.
Trato de apresurar el paso, y cortar el tema ahí, las emociones no eran lo suyo y le molestaba no poder procesarlas de forma correcta, sobrepaso a su hermano, que apuro el paso para alcanzarlo, se detuvo en un punto, donde las calles se separaban, y donde fue la última vez que realmente se sintió en paz.
—¿Siguen sin hablarse...?
⋆ ~☪ ~⋆
—YA - MA - GU - CHI—Solo puedo poner el cojín por encima de mi cabeza y tratar de ignorar esa bulliciosa voz—GUCHOOO.
Por supuesto, nadie podría ignorar a ese sol de felicidad que habitaba su hogar, sintió las sabanas deslizarse y el calor que le brindaban abandonar su cuerpo.
—No creo que quiera cooperar.
—Claro que si, solo tiene que despertar, vamos a hacer el desayuno y seguramente desperta...
—¡Estoy despierto!, estoy despierto, yo los ayudo.
Solo eso necesitaba para volver a mis sentidos, no dejaría a esos dos nunca más solos en la cocina sin su supervisión. Pasaron un buen momento en el desayuno, se actualizaron un poco de sus vidas, detuvo algunas peleas de la pareja, eran imposibles, pero así los quería, y agradecía infinitamente que Kageyama aprendiera hacer los panqueques favoritos de Hinata, porque eran una delicia, y manejándolo de cerca ningún incendio volvió a ocurrir.
—Vamos, será un poco, dijiste que no tenías que trabajar hoy.
—Sé lo que les dije, y fue: chicos, trabajaré un rato en la noche-dije acomodando la losa lavada y seca—Vayan sin mí, considero que ya perdí toda mi condición física.
—Tienes razón, además no has dormido lo suficiente, mira esas ojeras que te cargas, Hinata idiota, dejemos a Yamaguchi dormir, después de correr y entrenar podremos ir a comprar lo que necesitemos, junto, los tres.
Hinata nos dio una mirada dolida y se levantó del lugar para ir a buscar su botella de agua, con eso dimos finalizado su berrinche, entendiendo que había cedido, aunque sea, un poco. Suspire y mire agradecido a mi amigo.
—No digas nada, duerme un poco, además seguramente debes ir a ver a tu madre, me encantaría pasar a saludarla contigo por la tarde.
—Muchas gracias, has madurado mucho Tobio, me siento orgulloso de ti-me gané una mirada pesada de cierto pelirrojo, actúe en seguida antes de otro berrinche—De ambos, me siento orgulloso de ambos.
Le revolví el azabache cabello, en un gesto de cariño, Kageyama se abochornó un poco, pero me dio una sonrisa tímida.
—¡Si no recibo mimos, paren ahí!—nos gritó Hinata, arruinando el momento íntimo de amigos-Ya vámonos traidor, ¿unas carreritas?
Solo eso bastó, para que ambos emprendieran vuelo hasta la puerta, saliendo precipitadamente, solo me queda esperar que no se metan en problemas.
Tome mi celular y puse la alarma, una siesta de 20 minutos me dejaría repuesto para todo lo que quedaba del extenuante "día libre". Agradecía de alguna manera tener a los chicos aquí, inconscientemente estaría más alerta y esta vez, si me despertaría en cuanto mi alarma sonara.
20 minutos exactos pasaron y me despertó el maravilloso tema de evanescence, al menos podía despertar con buena música ¡gracias tecnología actual!, cambie en seguida el tema para no arruinar mi gusto por la canción.
En cuanto me asome por el comedor, note que aún se conservaba en orden y silencio, queda un buen rato para que regresaran, al menos un par de horas, me asegure que Hinata hubiese tomado la pelota de volley que le compre, por supuesto, no estaba ahí. El tiempo me calzaba perfecto para ir a reponer la despensa y encontrar algo para el almuerzo. Ambos comían bastante, supongo que para conservar el nivel de energía que manejaban.
En cuanto puse un pie fuera de casa, sentí que debía devolver mis pasos y acurrucarme toda la tarde en la cama, sin salir en todo el día, una oleada de malas vibras me rodeó.
—Mira quien tenemos aquí, niño, cuanto tiempo—detuve mi caminar bruscamente, cuando un brazo me impidió seguir-¿Has estado evitándonos?
Me puse tenso, e inmediatamente sentí como mis articulaciones se ponían rígidas, tanto que dolían. Dos hombres bastante fornidos y altos detuvieron mi andar, me tomaron por los hombros de forma amistosa, guiándome hasta el callejón más cercano, solo me dejé llevar, ya había aprendido la lección de no pelear cuando no tuviese con que defenderme de tamaños monstruos.
—No los he evitado, estoy trabajando para poder pagarles, solo necesito tiem... Aghh—un quejido se me escapo en cuanto me estamparon contra la pared.
—Tiempo, solo necesito tiempo, no crees que ya nos estamos cansados de escuchar la misma estupidez—
—Les pagué una parte, no he desaparecido, saben donde vivo, mis trabajos, al menos deberían darme el beneficio de la duda.
Les regalé una risa torcida, sabía que estaba jugándomela en grande, pero estos tipos ya me tenían fastidiado. Por supuesto, como era de esperar, me dieron un golpe directo en el estómago, que logro doblarme y quitarme la respiración al instante, entre el dolor una risa se me escapo, inmediatamente me tomaron fuerte por el cabello.
—Deja ya de tomarlo a broma, sabes que el señor ha sido bastante paciente, si no fuese por él, te prometo que ya te hubiésemos cortado en pedacitos.
—ya, ya entendí, les prometo que después de las fiestas les daré el dinero.
—¿Y, te creíamos por qué...?
—Necesito pedirles otro préstamo, así que dejen saldar este.
Ambos comenzaron a reírse como si les hubiese contado un gran chiste, para luego mirarme negando entre sí.
—Entendido, tú aparécete con el dinero, entonces, tendrás hasta el medio día después del año nuevo. Si no apareces, te buscaremos y no será para conversar calmadamente como ahora-
Me soltó el cabello y me dio unas palmaditas en el rostro para alejarse con el otro sujeto, me dieron una última mirada divertida y desaparecieron, pude escuchar claramente como el tipo decía: "cada loco elige como morir, solo dejémoslo", caí lentamente por la pared mal cuidada, haciéndome unos raspones. Traté de tomar un poco de aire, tratando de recuperar el control de mi cuerpo. La vida, en definitiva, era una mierda.
Intente levantarme, pero sentí una leve punzada en el estómago, esperaba tener suerte y que tal vez no se formaran moretones. En cuanto logre recuperarme, emprendí marcha nuevamente, necesitaba hacer las compras antes de que los chicos volviesen a casa.
Para distraerme comencé a recitar la lista de las compras, mientras ponia la reporduccion del MP3, pensando en que debía agregar con mis amigos ahí, para darles gusto, por suerte sirvió, me desconecte del mundo real y no note cuando llegue a la entrada de la tienda.
Un sonoro suspiro salió de mis labios, comencé a balancearme de un lado a otro tratando de agarrar valor. Las cajitas de leche estaban en lo más alto, no sería problema estirarse un poco, pero me dolía bastante la espalda y sentía que mi estómago se escaparía de donde estaba en cualquier momento. Entre quejidos logré alcanzarlos, pero tan pronto como llegaron a mis manos cayeron al suelo, por la sorpresa que me lleve: ese aroma tan particular, inundo por completo el lugar.
Se puso paranoico y comenzó a buscar por todas partes esa figura tan conocida, pero no había nadie en particular, otro suspiro se escapó sin control de sus labios. Se iba a deshacer en suspiros este día, trato de calmarse cuando entendió que debió ser una persona con la misma fragancia, levanto las leches y se dirigió rápidamente a la caja, mierda, la fila era enorme.
Deje el MP3 aun lado y saque el celular para distraerme, por las festividades, donde fuera que estuvieses haciendo compras, las filas parecían abundar. Estaba bastante divertido, entre los mensajes que se enviaba con Terushima en donde le contaba sus malévolos planes para molestar a sus visitantes, y uno que otro TikTok le sacaba una sonrisa y hacía sentir que la fila avanzaba más rápido de lo esperado, pero sus nervios nuevamente le crisparon.
—Qué mierda...
De repente su corazón se detuvo, cuando vio una cabellera rubia, escabullirse por una de las cajas y salir a paso veloz en dirección a la puerta, no podía ser, seguramente ni siquiera vendría, no había dado señales de vida en mucho tiempo ¿No?... mierda no pudo distinguir nada de su rostro, estaba de espalda. Solo pudo vislumbrar una cabellera un poco larga y ondulada, un abrigo beige gigante cayendo por la alta figura que desaparecía por la puerta.
Se lamentó, podría haber acercado, espera, no, no iba a acercarse a un completo extraño, solo para confirmar algo que se estaba imaginando, se golpeó con ambas palmas las mejillas para entrar en razón. Comenzó hacer sus ejercicios de respiración, siempre que pasaba mucho con Hinata y Kageyama se ponía un poco paranoico viendo personas donde no las hay, sí, eso debía ser, la nostalgia, solo era eso.
Su celular comenzó a sonar y lo trajo de vuelta a la realidad, era Hinata, seguramente ya habían regresado a casa, debía apresurarse.
⋆ ~☪ ~⋆
—Regrese.
—Aunque me hace feliz tenerte aquí, tu voz suena tan apesadumbrada avisando tu llegada que me deprime.
—Pues qué pena, no tengo otro tono.
—No me quejaré más, solo porque hiciste las compras, gracias.
—No me des las gracias y devuélveme el dinero.
—Kei, ya van dos veces que rompes mi corazón en un día, así tratas a tu hermano may... ¡Oye!
Me quedé con la palabra en la boca y las bolsas inesperadamente en mis manos, con un movimiento ágil Kei me las dejo y se escabullo escaleras arriba, rumbo a su habitación, reaccione hasta que sentí cerrarse la puerta de un azote.
—Parece que de verdad no le gusto hacer las compras...
—¡Ya llegué!
—Mamá, bienvenida.
Me acerqué para ayudarla con lo que cargaba y darle las buenas nuevas.
—Tengo mucho que contarte, visite a Aoi y... ¿Por qué me miras con esa cara?
—Hay un regalo que esperabas, arriba, quieres ir a verlo.
La mujer solo dio un grito de júbilo y emprendió una carrera por las escaleras, solo pude dejar escapar una carcajada, apostaba la cara que pondría mi hermano cuando fuera asfixiado por nuestra adorable madre, era bonito tener la casa llena. Les dio tiempo y se encargó de recoger las compras y cosas de su mamá, que dejo tiradas a medio pasillo; pero por querer llevar todo de un viaje, se cayó todo lo que contenía el bolso, dejando todo desparramado, después de un quejido de frustración, deje rápidamente las compras en la mesa y comencé a volver a poner todo en el bolso, me detuve cuando tome una carpeta que llamo mi atención.
AOI YAMAGUCHI
Olvidándose de todas las clases de buenas costumbres de sus padres, abrió el documento, sus ojos se abrieron de pura sorpresa cuando termino de leer el contenido. Su madre estaba bajando con paso alegre, antes de que pise el último escalón, levante la carpeta en mi mano derecha y ella solo me miró horrorizada.
—¿Qué es esto mamá?
⋆ ~☪ ~⋆
Ya han pasado dos días desde que sus auto-invitados llegaron y a pesar de que son desastrosos, ruidosos y generan una gran cantidad de disturbios en su casa, agradecía que eligieran pasar este tiempo con él, podrían fácilmente irse a la casa de sus familias, pero solo los iban a visitar y volvían con él. Su casa se sentía más calidad, además lo ayudaban bastante con su madre, necesitaba más dinero, así que todos los turnos o trabajos extra que pudiese tomar ayudaban demasiado y así tampoco tenía que recargar tanto a Teru con sus constantes pedidos de auxilio, ahora solo lo iba a buscar cuando tenía turnos nocturnos, es lo único que no pudo evitar que dejara de hacer, según él para pasar más tiempo molestando a la parejita estrella.
—Entonces, ambos te arrastraron por todo el centro comercial, solo para obtener vasitos de volley.
—Si...
—Vaya, lo esperaba de alguien como Hinata, pero me sorprende viendo de Kageyama.
—Tobio es una masita, al igual que Shoyo, solo que su imagen a veces no lo acompaña y termina viéndose más duro en el exterior.
—Anotado, tal vez pueda sacar algo de ahí.
—Ya déjalos en paz, los pobres no han tenido un día en paz-una risita traviesa escapo de su acompañante—Quieren que podamos recibir a todos en casa de excelente manera, debido a que no tenemos el lugar para celebrar, pero sabes; es culpa de ellos, jamás me avisaron o siquiera recordaron de esto, hasta ahora, como iba a reservar en estas fechas algún lugar.
—Lo entiendo, pero ya te dije que puedo prestarte el local de mi tío, a él solo le interesa el dinero y tus amigos parecen dispuestos a pagar, además te haré una rebaja, claro, solo a ti, que ellos paguen completo.
—Y yo recuerdo haberte dicho que no te molestes, ni a tu tío, será algo tranquilo entre amigos.
—Ninguno de tu equipo era normal-le di un golpe en el hombro-Tranquilo, no digo que sea malo, solo que son... ¿Ruidosos?, y son bastantes, no creo que aguanten todos en tu casa tan fácilmente.
—Siento que me incluiste en el grupo de «no normales» e insultaste mi casa al mismo tiempo.
—Sabes que no esa así, vamos déjame ayudar—me tomo por las mejillas, estirándolas de forma bochornosa—No te soltaré hasta que digas que sí.
—Ddfs ÑoOodnsjf – intenté soltarme, pero el chico tenía manos ágiles.
La luz del jardín se encendió de repente, y por la puerta principal se vio a un Hinata con las manos en la cintura, moviendo un pie de forma graciosa y repetitiva, reprochando con la mirada la escena frente a sus ojos. Salí de la impresión y aproveche la sorpresa de mi acompañante para soltarme, ya que aún me tenía tomando por las mejillas, esperaba que el sonrojo no fuera notorio, o seguramente la situación podría ser malinterpretada.
—Puedo aceptar que traigas a Guchi a casa, pero ya esto es pasarse de confianza, no crees.
—Oh, claro, lo siento Hina-chan, no sabía que eras la madre de Guchi-pronunciando lentamente la última frase, solo para molestar al pelirrojo que lo miraba entrecerrando aún más si era posible los ojos-Ya, ya, que no hacíamos nada, deja de mirarme como el perrito sospechoso de internet, oh no me digas que estás celoso, también tengo mimos para ti.
—¡HEY!
Kageyama apareció rápidamente, antes que el otro pudiese acercarse lo suficiente al chico, y lo aparto de su alcance.
—Tranquilo campeón, puedes estar incluido en el paquete—dijo estirando sus brazos en dirección a Kageyama esta vez.
—Oh, por favor no, salvamente de tan horrible experiencia.
—Qué dulce, me derrites, pero bueno si estamos con eso, pues pequitas tendrá razón, no debería prestarles el local para su junta, si son tan malos conmigo.
—¿Local...?—soltaron ambos al mismo tiempo, de la nada parecían tener brillos en los ojos mirando ilusionados a Terushima, casi viéndolo como con un verdadero salvador
—Terushima— pronuncié su nombre en advertencia, solo me miro juguetón, para volver a brindarles la atención a los chicos.
—Estaba intentando convencer a su amigo, aquí, le ofrecí el local de mi tío para su maravillosa junta, pero pueden creer que osa rechazarlo, ¿a ustedes les interesa?
—Por su puesto que si, te ves más agradable, vamos Tobio, entremos con nuestro nuevo mejor amigo, quieres un té.
—Sería agradable—dijo sonriente mientras rodeaba a ambos chicos, aunque el azabache se liberó rápidamente de su agarre-Aunque debo decirles, ya me comentaron sobre sus maravillosas compras, y créanme nada de eso entrara al local.
—¿¡Que, por qué!?, tienes que ver los vasitos, son lo mejor, ven que te los muestro.
—No van, dios, arruinarían la estética del lugar, pero vaaale, vamos, veamos que compraste.
Y sin más, ambos desaparecieron conversando alegres, como si no pelearan cada vez que se ven, las ganas de golpear a Terushima aparecieron mágicamente.
—Yamaguchi, ¿no entras?
Tobio me sostenía la puerta, di mi último suspiro del día y entre. Terushima siempre se salía con la suya, le dio una sonrisa a al chico y desordené su cabello como de costumbre, para agradecerle algo, él solo me sonrió tímido; y ahí estaba, la masita que era realmente su amigo, agradecía que Terushima hubiese entrada para no burlarse del chico. Se rio un poco llevaban años de amistad, desarrollando más confianza y el pelinegro aún se sorprendía por los gestos de cariño que les brindaba, en cambio, Hinata se adaptó rápidamente a ellos. Ambos ingresaron al escuchar la pelea que se formaba entre las otras dos personas de su hogar, poco les había durado el buen rollo