
COLISIÓN
Colisión
—Basta ya, ustedes dos. Expliquen, ¿qué es lo que tanto discuten?.
—Terushimierda, a ver, atrévete, dile a Guchi lo que me acabas de decir.
El chico, en respuesta, alzó los vasos de plásticos con dibujos de balones de volley plagados como decoración, con un sincero gesto de reprobación. El día que me arrastraron al centro comercial, los vieron y se enamoraron perdidamente de ellos.
—Tienen un gusto de mierda, eso fue mi humilde opinión—expresó dándoles una sonrisa jocosa, a la pareja que ya parecía echar humo por las orejas—Vamos chicos, también amo el volley, pero en serio, planean llevar esto al restaurante.
Ambos asintieron fervientemente, Kageyama le quitó bruscamente el vaso, apartándose de él.
—No seas así, son bonitos, a mí me gustan, pero no, no lo llevarán para tu mayor tranquilidad, porque no tengo reserva en ese lugar, no he llamado y ya mañana es la reunión, no queda tiempo, así que estos—dije apuntando a los vasos protegidos por los chicos—nos servirán de manera efectiva para la reunión.
Un quejido casi infantil se escuchó por parte de Hinata, opté por ignorarlo y volver a guardar todo en su sitio.
—Qué raro, yo reservé con mi tío ayer.
Soltó victorioso, mientras de su bolsillo sacaba una tarjeta azul, e inmediatamente vino a mi mente el recuerdo de como algunas veces habíamos hecho reserva, la única diferencia era que las tarjetas eran de color más blanquecino. No me daba buena espina y me preocupé en seguida.
Hinata fue el que esta vez optó por ignorarme, pasando frente a mí, para darle un gran abrazo y comenzar a celebrar con su supuesto enemigo, el otro aprovechó el momento de afecto para balancearlo de un lado a otro como un pequeño peluche, era su forma de demostrar el afecto que sentía por el más bajo.
—Yuji, creo que he sido claro, y que te repetí de forma constante que no necesitabas hacer esto.
— ¡Claro qué lo necesitamos!.
—Apoyo a mi chico en esto, aunque, que trates con hostilidad a este espécimen, eso sí me agrada.
Dejó de dar su maravilloso aporte, el peli azul, que hasta ahora se había mantenido al margen, en cuanto le regale la peor mirada que tenía.
—No lo hago solo por ti, lo hago por los chicos, ustedes si aceptan mi ayuda, ¿no?
Unieron a la fuerza a kageyama al abrazo, y ambos comenzaron agradecer por pensar en ellos, insinuando claramente que yo no lo hacía. En cuanto Hinata vio la cara de perro que les estaba echando, se acercó para intentar tomarme de la mejor forma que podía, de los hombros.
—Reflexiona bien Guchi, esto nos salvaría, además tenemos derecho a opinar, nosotros también somos organizadores de este evento.
—Hinata, creo recordar que no parabas de asegurar que YO ERA EL ÚNICO organizador, cuando aún no teníamos lugar, ni las cosas para llevar a cabo la reunión.
—Las cosas cambian, yo maduré; ahora creo, que si tienes suficiente ayuda, podremos hacerlo, por lo que ahora lo renombro como: NUESTRO EVENTO.
—Tiene un punto, tienes que aceptarlo Tadashi-cuando Kageyama me llamaba por mi nombre de forma suave solo para manipularme, sentía sinceras ganas de permitir que Yuji lo siga molestando—Admitamos que tuviste meses para hacerlo solo.
—Es verdad, pero si no pudiste, no te criticamos, podemos hacerlo juntos-decidió aportar Hinata, con una brillante sonrisa.
Sentía un fuerte calor, no por haber bebido, no por avergonzarme, simplemente no podía entender la desfachatez del par de amigos que tenía, parecían muy convencidos de lo que decían, tanto que por poco les creo. Salí de mi letargo cuando escuche que una risita traviesa escapaba de los labios del mal teñido amigo que tengo frente a mí.
—¡USTEDES PAR DE RATAS PONZOÑOSAS, LES HE REPETIDO HASTA EL CANSANCIO QUE NO LO RECORDABA!—Terushima comenzó a carcajearse libremente al ver la cara de asustados de la pareja—¡Y TÚ, DEJA DE REÍRTE, AHORA, NO ESTOY CONTENTO CONTIGO!-
Su risa cesó al instante, comencé mis ejercicios de respiración, para no cometer un crimen de odio, los tres se juntaron y me brindaron su mejor mirada de cachorrito, descarados, se contentan solo para hacerme enojar.
—Está bien, iré a mi cuarto, dormiré un poco. Ustedes preparen la cena: sin pelear, sin quemar y Terushima, quedas a cargo. ¿Quieres ayudar?, vigila que no vuelvan a quemar nada—me detuve un momento para respirar por última vez y darles una sonrisa—Gracias por tu ayuda, después de cenar iremos a ver el local.
—Te dolió admitirlo-acotó burlón, el teñido de pacotilla.
—Terushima, no pruebes mi paciencia.
—Era broma, broma pecosito, ve a dormir y regresa repuesto.
Decidí dejarle al destino mi vida, y me encaminé al cuarto, estos días... Estos años han sido muy estresantes, y cada vez me vuelvo más irritante y amargado, no quiero que mis amigos vean ese lado de mí. Una hora y media pasó, eso fue suficiente, para recuperar mi ánimo, y poder sentirme realmente mal por gritarle a los chicos, había descargado el estrés acumulado con ellos. Una ducha también fue suficiente para despertarme, el agua tibia no logra despabilar rápidamente a una persona como yo, cualquier lugar o sensación acogedora me dormiría. Salí del baño directo a prepararme, olía bien, es agradable, sujete mejor la toalla que se afirmaba alrededor de mi cintura y busque un buzo cómodo que utilizar.
—¡Qué mierda te pasó en la espalda, Yamaguchi!
Un gritillo de sorpresa se me escapó, y me di vuelta abruptamente para enfrentar al intruso. Sujeté rápidamente la toalla que comenzaba a soltarse por mis movimientos bruscos. Hinata me observaba entre preocupado y asustado, estaba encima de mí antes de poder darme cuenta de lo que pasaba, al parecer se debatía en sí tocar los hematomas que habían aparecido en mi espalda.
—¿Qué sucede...?
Bien, Kageyama estaba aquí también, cerré los ojos en desesperación, y antes que pudiese decir media palabra, el pelirrojo tomó del brazo a su novio y lo acercó para señalarme mi cuerpo.
—Mierda, se ve mal, ¿Qué te pasó Yamaguchi?, ¿cómo te hiciste esto?
—Estoy bien chicos, no me duele demasiado, solo fue...
—¡Por dios!, tu abdomen también está lastimado, ¿quién fue?, dinos y lo arreglamos ya—soltó enfurecido el menor de nosotros, Kageyama me miraba sinceramente preocupado.
Mierda, mierda, mierda.
—Estoy bien, calma—los aleje un poco de mí, y tire la mejor mentira que viniese a mi mente—Es por trabajo pesado, conseguí empleo en una bodega hace muy poco... traslado cosas pesadas, aún no controlo bien lo que voy moviendo, es todo.
De pronto el ambiente se volvió más pesado, ellos me miraban desconfiados de mi palabra, traté de mantenerme firme y seguro de lo que decía, me mordí la lengua para mantenerme distraído, comenzaron a darse miradas, parecía que estuviesen teniendo una conversación telepáticamente. Sentí que comenzaba a sudar frío, hasta que apareció mi salvador, Terushima se coló por la puerta, curioso. En cuanto vio la escena, se apoyó en la puerta, me regaló una mirada de reproche, para luego solo comenzar a negar con gesto cansado; solo pude mirarlo pidiendo auxilio, por suerte cedió, dio un suspiro y se nos acercó.
—A ver, por qué están encerrados con pequitas.
Ninguno de los chicos se movió de su lugar, en cambio, Hinata, con un movimiento de cabeza apunto hacia mi cuerpo, rogué a todos los dioses que Terushima haya escuchado lo suficiente y pudiese seguir con la mentira de forma coherente
—Oh ya veo, ya les comento que lo hizo en el trabajo, ese día fui ayudarlo,y lo lleve al médico, ustedes saben lo torpe que puede ser su amigo ¿no?.
—¿Hace cuánto fue?, por qué se ven recientes, no debían haberle pedido que se tome un descanso, para recuperarse—Kageyama parecía realmente acongojado con la imagen frente a él—Visitemos a otro doctor, Yamaguchi.
—Tienen razón, los apoyo y entiendo—El chico pasó acomodarse a mi lado tomándome por los hombros—Ese día todo fue muy caótico, paso todo tan rápido, pero entiendo su preocupación, no se preocupen, mañana visitaremos a su madre, les prometo que iremos sin falta para recibir una nueva opinión, ¿no es así, Yamaguchi?.
Tengo claro, que lo que acaba de decir Terushima, no es solo una mentira complementaria a la mía, es una amenaza implícita. Si no voy les dirá la verdad, o lo que él debe estar suponiendo es la verdad.
—Por supuesto, si se quedan más tranquilos, lo haré mañana mismo, lo prometo, ¿de acuerdo?—mire a mis amigos, parecían más convencidos, terminaron por asentir a favor de la idea—Genial, ahora por favor, pueden salir de mi cuarto, quiero vestirme.
—Noo, qué pena, nos dejarás sin tan buena vista.
—¡TERUSHIMA PERVERTIDO!, Tobio, saquemos a este indecente de aquí.
En unos segundos ambos arrastraron al chico fuera de la habitación, ya solo podía escuchar la risa traviesa de Terushima, mis hombros dejaron de estar tensos y pude volver a respirar, lanzándome sobre el colchón, un quejido se me escapó, por el dolor en mi espalda.
⋆ ~☪ ~⋆
Luego de que el rubio llegase de las compras, se encerró inmediatamente en el cuarto por un largo tiempo, cuando finalmente bajó, parecía que cargara costales de cemento sobre su espalda y su rostro tenía una expresión de incomodidad. Su hermano mayor había decidido ignorarlo, y no perturbarlo, pero el ambiente; como nunca, volvía hacer lo que hace muchos años ya se había logrado superar, en ese hogar, lo que le causaba un dolor de estómago en el mayor.
—No me habías dicho que Kuroo se ofreció a trasladarte, desde Tokio-soltó, para acabar con ese silencio incómodo que se había formado desde que se sentaron a cenar.
—Se ofreció, pero yo jamás acepté tan horrible idea.
—Kei, debes tratar mejor a tus amigos.
—Los trato como merecen, además con Kenma coincidimos en que si queríamos permanecer ambos con vida, lo mejor sería, no encerrarnos juntos en auto por tanto tiempo.
Una risa escapó del mayor, sabía que ya no podría cambiar a su hermanito, pero agradece que su nuevo, y ampliado círculo social entendiera su humor ácido y sus muestras de afecto escasas y extrañas de interpretar, el silenció volvió a ocupar el comedor.
—Creo... Creo que vi a Yamaguchi...
—¡oh!...
—¿Oh...?, enserio solo eso tienes que decir.
—Es que no sé cómo abordar el tema de Tada-chan, ¿se saludaron al menos?.
El menor negó cabizbajo, su hermano se preocupó inmediatamente por él, sabía lo difícil que había sido alejarse de su mejor amigo, era de las pocas veces que veía a su hermano mostrarse realmente afectado por algo.
—Ni siquiera me acerqué a saludar, no creo que me haya visto, ni siquiera pude verlo bien.
—Ay Kei, siento mucho lo que pasó... ¿Sabes que voy a estar aquí si te sientes mal?, espero que lo entiendas... ¿Quieres hablar de eso?
Como nunca, el menor se mostró tímido, Kei Tsukishi, tímido. Asintió: suave, casi imperceptible, pero lo hizo. Llevaba años guardándose todo dentro de él, y ahora que por fin sentía que su hermano era un lugar seguro, y aprovechando la ausencia de sus padres en el hogar, podría comenzar a soltar todo lo retenido.
⋆ ~☪ ~⋆
—No entiendo como pasan los días tan rápido, mamá, se me han venido encima, pero al menos el local será perfecto para la reunión... ¿Qué pretendes hacer?—Detuve inmediatamente mi monólogo, al ver como intentaba levantarse sola.
—Quiero dar un paseo, mientras seguimos conversando.
—No lo sé mamá, me habías mencionado que estabas cansada, si quieres podemos sentarnos cerca de la ventana.
—Cansada sí, pero de estar encerrada. Tranquilo, estoy muy bien Tadashi, ven, vamos a pasear un poco, quiero sentir el sol y a ti ya también te hace falta.
La miré, dudoso, a lo largo de estos días, su aspecto había mejorado bastante, su rostro volvía a tener color, y parecía incluso más despierta, Porque no darle gusto a su chica favorita.
—Está bien, pero bajaremos en silla, una vez que toquemos el césped te permitiré caminar.
—Como quiera mi bebe, solo aprovechemos tan espléndida mañana.
Me retiré del cuarto, mientras ella comenzaba a cepillar su cabello acompañado del tarareo de una canción que no logré reconocer.
—joven Yamaguchi, ¡buenos días!
—Buenos días, siempre es una alegría coincidir con su turno-le devolví la sonrisa radiante que me brindaba-Mamá parece sentirse mucho mejor el día hoy, y me pidió dar un pequeño paseo, ¿sería posible?.
—Sí, cuando la visité esta mañana parecía muy alegre y llena de energía. Me comentó que quería pasear con su bebe-me sonroje a la mención del mote que me daba mi mamá, ella se acercó rápidamente a un cuarto que estaba frente a nosotros—Los remedios parecen hacer efecto, es algo muy bueno, toma ocupen la silla, que no se exija mucho. Un poco de aire a menudo hace bien.
—Gracias... antes de retirarme, puedo consultar con usted algo-ella asintió mientras volvía a su lugar acomodar algunas herramientas—¿Sabe si el doctor Sakurai estará por aquí hoy?.
—Hoy no, pero él vendrá aquí en dos días, te íbamos a avisar de todas formas, antes que te marcharas: pidió que lo visitaras en cuanto llegará, al parecer el traslado ya podrá ser puesto en marcha.
—Entiendo, estaré un poco ocupado estos días, debo dejar unas cosas listas, pero vendré a ver a mamá brevemente, si llegase a aparecer antes, puede decirle que como lo prometí, dentro de estos días tendré el dinero, sin falta.
—No te preocupes, querido, yo le diré en tu nombre, pero tómalo con calma, él sabe que responderás, ahora ve por tu madre, debe estar ansiosa por salir.
Le di un gesto de agradecimiento y me fui rápido al cuarto, en cuanto llegue, ella ya se había puesto un abrigo delgado y me esperaba sentada frente al ventanal, se veía tan fresca que saque mi celular con cuidado y grabe el momento, para cuando estuviésemos en casa nuevamente. En cuanto notó mi acción se giró y me dio una sonrisa tan bonita que quedó grabada en mi celular y corazón.
—Vengo por usted, bella dama, ¿quiere dar su paseo en este bello corcel?—dije golpeando la silla, con una risita asintió y tomó su lugar—la llevaré al jardín real, para que las flores puedan admirar su belleza.
No me respondió, solamente dio unas pequeñas palmadas sobre mi mano, para luego acomodarse. Ya no recuerdo la última vez que pudimos salir sin que se sintiera demasiado cansada o se desmayara antes de llegar al primer piso. Estoy seguro de que ella tampoco lo recuerda, parece muy emocionada por cada paso que nos acercamos al ascensor.
Una vez llegamos, deje la silla en un sitio seguro, y le ofrecí mi brazo de apoyo para comenzar el paseo, aceptó gustosa.
—Que bien se siente cuando la brisa de la mañana toca tu piel, no lo crees así Tadashi.
—Supongo que no lo he estado apreciando lo suficiente.
—Por supuesto que no, si con suerte veo que tienes tiempo para respirar—iba a quejarme, pero me alarme cuando ella detuvo abruptamente su andar—Cuando estemos lejos el uno del otro...
—Mamá—reclame en advertencia, ella solo comenzó a ordenar mi cabello, ignorando mi queja.
—Cuando estemos lejos—continuó—no importa por qué, las razones pueden ser varias, por ejemplo: tú yendo a la universidad; conociendo el mundo; en cualquier caso que te encuentres lejos de mí, y sientas que necesitas un abrazo de mamá, quiero que te des un momento para detener el mundo a tu alrededor, tomes una respiración profunda, y dejes acariciar tu piel por la brisa, será mi abrazo a la distancia, ¿Te parece?.
—Creo que sería muy hermoso, pero me convence mucho más tomar una bicicleta, auto, avión o hasta nadar para llegar y darte uno de estos.
La envolví en mis brazos con cuidado, me devolvió el gesto inmediatamente. En momentos como este, podía apreciar el hecho de tener una madre tan cariñosa, sin importar lo que le hayan impuesto al momento de criarme, mamá siempre será mi fuente de calor.
—Bueno, cuéntame, finalmente Hinata podrá servir en sus vasos.
—Sí, los llevo de contrabando y ahí se quedaron, está muy orgulloso de ellos, Teru solo lo hacía para molestar—una pequeña carcajada se me escapó recordando la escena catastrófica cuando llegamos al local—Ahora están arreglando todo para la noche, iré con ellos después de un trabajo que tengo pendiente.
—¿Nervioso...?
—Un poco, hace tiempo no los veo a todos, pero sé que será agradable porque son ellos.
—me alegra mucho cuando tus amigos te visitan, aunque aprecio mucho la compañía que Terushima te da...creo que en cuanto llegan los muchachos, logran que te vuelvas un poco más brillante.
—Supongo, que son mi zona de confort, ellos y tú, siempre, me hacen sentir en casa, además es imposible estar mal con esos dos, les ocurre cada cosa, que no te da tiempo ni de pensar en estar mal.
—Por eso me encanta cuando vienen a visitarme, me duele el rostro de reírme tanto.
—Con respecto a lo de hoy, ni creas que no me escaparé, ya organice todo para venir a saludarte, esta fecha, no la pasaras sola.
—Tadashi, no, quiero que disfrutes este día y que mañana aparezcas con muchas historias que contarme.
—No, señorita, lo siento, además, Terushima está loco por venir y encender una vela de deseos contigo.
—Está bien, pero debes prometerme que disfrutaras mucho antes de venir.
—Lo prometo.
Estuvimos solo un rato más, hasta que el cansancio volvió a apoderarse de su cuerpo, decidimos regresar al cuarto.
Me sentí contento, como en mucho tiempo, se veía repuesta y mejor, la medicación suplementaria estaba haciendo el efecto correcto, con todo los demás pronto se sentiría como nueva, la vida por fin parecía tener buena pinta.
⋆ ~☪ ~⋆
En cuanto emprendí camino a casa, mi ansiedad comenzó a acrecentarse dentro de mí. Al llegar era tanto el nerviosismo que no fui capaz de poner la llave a la primera, en cuanto ingrese, apresure el paso hacia el balcón, me sentí un poco menos alterado al notar que aún no había nadie en el hogar.
Me dirigí hacia el balcón y saque con sumo cuidado el macetero de mi romero, evalúe una vez más que nadie estuviese a la vista y por fin pude sacar el pedazo de madera que sobresalía si lo observabas bien, toma la pequeña caja fuera y con la llave de mi cuello procedí a tomar todo el dinero escondido dentro de ella.
Era una pena que todo ese esfuerzo fuera a parar a manos de unas personas de mierda, pero era necesario.
En mis manos se encontraba: mis inexistentes horas de descanso, mis sueños adolescentes, incluso el pago de la universidad. La realidad es que ahora valía la pena perder todo, por eso, por un comienzo nuevo con mamá, no importa que se deje atrás si lo que vemos en un futuro mejor.
Guarde todo en mi bolso y emprendí camino a mi destino, lo mejor era apresurarme antes que llegase alguien, inconscientemente comencé a apretar el bolso con fuerza, como si mi vida dependiera de ella, lo note cuando ya tenía marcada las manos con los tirantes. La mañana había sido excelente, lamentablemente una buena racha, por supuesto, no puede durar lo suficiente.
A medida que mi acerba a mi destino mis manos comenzaron a sentirse sudorosas, y la sensación de paranoia se apoderó nuevamente de mí, sentía que en cualquier momento podría aparecer Hinata, Kageyama o aún peor Terushima, que sí sabría que no tenía que estar caminando por estas calles. Finalmente, llegué y me detuve frente al gran portón eléctrico, con una imponente casa, que desearías tener, solo si no conocieras las cosas monstruosas que se gestan ahí dentro.
—2,4,6,8,12,14,16....
Una vez que pude recitar todos los números pares que me dio el escaso tiempo. Respire con calma y me atreví a tocar el timbre, pero antes que pudiese hacerlo, dos hombres corpulentos aparecieron por la puerta y me tiraron, solo pude sentir como me jalaban desde los brazos y me lanzaban por una puerta, no alcance a procesar nada hasta que de mí de bruselas contras el suelo de cerámica blanca. Una risa ronca y escandalosa llena el lugar.
—Joven Yamaguchi Tadashi, siempre es un placer tenerlo aquí, pero dígame ¿Cómo está?.
—Bien.
—¿Solo bien...?, qué tosco para tener la desfachatez de aparecer ahora, cuando tenemos muchas cosas pendientes, sin resolver.
Esa sensación de desagrado me llenó el pecho, desde que era un niño, odio la forma despectiva con la que se dirige hacia las demás personas. Su voz jamás te deja descifrar qué es lo que transmite, pero tienes claro que nada bueno saldrá de sus intenciones. Saqué de mi bolso el dinero y lo puse en la mesa, bajo la atenta mirada del hombre.
—Lo sé, estaba consiguiendo lo que pedí, sé que me demore, agregué un extra.
—¡Vaya!, logras conmover a este viejo—fingió secarse una lágrima—Lo trajiste en el momento justo, un día más que te retrasaras y esta preciosura hubiese visitado el hospital.
Mis músculos se pusieron duros en cuanto de sus cajones sacó una pistola, la cual puso de forma cuidadosa en el escritorio, a la vista de ambos, de pronto su desagradable risa volvió a ocupar el lugar.
—Cambia ese rostro muchacho, como dije lo trajiste justo en el límite, además, creo que entiendes que contigo tengo un trato especial, por la lealtad que aún tengo con tu padre, si lo ves se lo deberías agradecer.
—En algo debería ayudarme ese inútil ese—con eso pareció divertirse aún más que con mi cara anterior.
—Entiendo, entiendo, no voy a entrar en sus disputas familiares, no es mi estilo. A pesar de que agradezco el extra, pero dudo de tus intenciones... ¿Me han dicho que deseabas pedir un nuevo servicio?
—Sí... Yo necesito un nuevo préstamo.
—...
No hubo respuesta, lo que generó que todo el atado de nervios que llevaba en mi interior comenzará a dispararse dentro de mi pecho, y sin pensar en las consecuencias me apresure a hablar nuevamente.
—¡Por favor, necesito un préstamo más grande!—me arrodille frente al escritorio.
—Déjame ver si entiendo bien, esto: traes mi dinero, solo para arrebatarlo nuevamente y esta vez atreverte a pedir más.
—Sí, no, yo no... Sé que tarde, lo entiendo, pero es primera vez que me retraso tanto, usted sabe que siempre he respondido—El hombre no parecía inmutarse—Sé que me excedí, pero tengo una contraoferta, además de volver cada peso, estoy dispuesto aceptar la propuesta que me había hecho, haré lo que sea, si me permite obtener este préstamo.
Seguía sin responder, solo tenía esos ojos de cazador fijos en mí, como analizando a su presa antes de dar una estocada final.
—¿Lo que sea...?.
—Lo que sea.
—Es perfecto, es algo que realmente necesito—por primera vez desde que entré se levantó de su escritorio, se acercó amistosamente y rodeo su brazo derecho por mis hombros para ayudarme a levantar—Te he estado observando por un largo tiempo Tadashi, desde la pérdida de tu padre entendí que tú podrías ser perfecto para mi plan, por eso es que vamos a celebrar.
Me soltó y me sentí aliviado, del minibar que teníamos al costado, tomó una botella de vino, acompañado de copas. Una vez llenas, me ofreció una a mí y luego de otra cajonera sacó una carpeta que puso cerca de donde había dejado su arma.
—No me mires así, no esperas que sólo confíe en tu palabra, no creo tener que recordarte que tu familia no ha tenido la imagen más limpia conmigo.
No dije nada, con todo el miedo dentro de mí, y el impulso en mi cabeza, simplemente me entregué y me acerque a firmar, sin ni siquiera detenerme a leer, sinceramente tampoco considero que me hubiese dejado. Ya no había nada que hacer, ya estaba firmado, lo necesitaba, logré llegar tan lejos, no me detendría ahora.
Él le echó un ojo rápido a todo y con una sonrisa pequeña guardó todo en su escritorio, luego tomó nuevamente su copa, para acercarse y que hiciésemos un brindis juntos. Parecía conforme y podía estar tranquilo que me daría el dinero.
Unas horas después...
Los colores anaranjados mezclados con tonos morados comenzaban a desaparecer del cielo, para dar paso a uno más oscuro y centelleante. Decidí apresurar el paso, recupere la calma en cuanto vislumbre mi casa y sé que debo ser más sigiloso al acercarme, para estar alerta que nadie haya regresado a mi hogar, que últimamente se ha vuelto tan poblado.
—se supone que Hinata vendría a busc
arme, al parecer no hay nadie—aunque me encontraba solo en mi hogar, no podía evitar susurrar.
Me dirigí rápidamente al balcón de mis bellas plantas para hacer el mismo procedimiento de hace un rato, solo que esta vez, el paquete que guardo es un poco más grande. Una vez que deje todo en su lugar puedo respirar con tranquilidad, bueno... solo hasta que la puerta se abre de golpe, dándome un susto de muerte.
—¡Ahí estás!, te dejamos el teléfono de Kageyama para estar en contacto, te he estado llamando todo el día, no te dignas ni siquiera a responder una de las llamadas.
—Hinata, vaya susto, me has dado, lo siento mucho, tuve que dejar el celular cargando, cuando desperté note que el celular estaba muerto y todos ustedes ya se habían ido, como para avisar.
Me miró unos breves minutos, evaluando si debía creerme o reprenderme más, terminó suavizando su expresión.
—Veo que estás arreglando las plantas, ¿necesitas ayuda?, así terminamos más rápido y podemos irnos, ya vamos tarde.
—¡No...!
Un estruendo fue lo que se escuchó, de los nervios termine por votar uno de los maceteros que se encontraban en mi esquina, sentí una patada en el estómago, me sentía idiota al exponerme por los nervios, por suerte ya me había alejado de la zona delicada. Hinata ya me miraba completamente extrañado, sin saber si socórreme o no.
—Mierda, mira el desastre que he hecho... No te preocupes, ya terminé aquí—el pelirrojo me miró alzando una ceja—Claro, ahora me faltaría limpiar aquí, ¿qué te parece si me traes todo de mi cuarto mientras terminó aquí?.
—Bueno...—
Soltó dudoso, pero se retiró sin hacer más interrogación. Agradecer a los dioses es poco: qué bueno es que mis amigos me tengan tachado como un friki de las plantas, y que ellos sean conscientes del cuidado que tengo cuando hacen un desastre en mi casa.
Si solo consigo sacar la paranoia de mi cuerpo, nadie notará algo extraño. En cuanto salió del cuarto, salí rápidamente del lugar del crimen, para desviar la atención.
—Hinata, ¿estás seguro de que todos saben dónde y a qué hora deben de llegar?.
—Que sí, que todos confirmaron la asistencia cuando enviamos el sitio.
—Gracias, me hubiese gustado avisarles personalmente, pero desde que llegaron no logro encontrar mi celular.
—Qué insinúas, no es nuestra culpa que se te perdiera, además, no importa, llevas meses sin responder a nadie, solo me contestas porque sabes que vendré hasta tu casa a golpearte si te atreves hacerme lo mismo.
Esta vez sí me reprendió, inflando sus cachetes y poniendo sus manitos en puño. Hinata siempre lograba causar ternura, me acerqué a revolverle su cabello. Él tenía razón, finalmente en un momento de mi vida, ya no tenía tiempo para nada, si no fuese por los esfuerzos de Yachi, Hinata, Kageyama; solo hablaría con la gente del hospital, de mis trabajos o Yuji.
—Tienes razón, me disculpó por eso, también lo haré con los chicos cuando los vea, por descuidarlos—el más bajo sonrió complacido ante mi respuesta—Ahora, con respecto a mi celular, claro que les echo la culpa, y no insinuó, sino que afirmó: son tan desordenados que mis cosas se pierden siempre que vienen-un grito ofendido salió desde su interior—No puedes atreverte a negarlo.
—Tú también eres un desastre, en eso de mantener el orden.
—Puede que tengas razón, pero es mi orden, sé donde están las cosas.
—Te lo digo, me siento muy ofendido—expresó poniéndose una mano en el pecho—Además, ¿por qué tan desesperado ahora por tu teléfono?, seguramente tienes una videollamada con Oikawa y Terushima, ¿No...?, porque a esos les respondes rápido.
—Hinata, no puedes ser el amigo celoso, a ti también casi siempre te respondo, podría cortarte cuando me llamas en plena madrugada por alguna duda existencial—el menor pegó un grito, demostrando que estaba aún más ofendida que antes—Vale, vale, eso estuvo de más, yo siempre soy feliz de contestar tus llamadas, eres de las pocas personas con las que trato de mantenerme en contacto continuamente, te dejaré en lugar número uno de mi lista si lo quieres así, borro a los otros dos, ¿te parece?.
—Voy a tomarlo, pero ofende muchísimo.
Una risa se me escapo, cuando se pone en amigo celoso es bastante divertido, aunque es mejor le hace escenitas a Kageyama. Entré rápido a la ducha para darme un baño antes de que tengamos que irnos, quiero estar fresco. Cuando salí, Hinata ya me esperaba preparado para que aprendiéramos camino a nuestro punto de reunión, íbamos en un silencio cómodo, pero extraño para estar con mi pelirrojo amigo.
—Hinata—el aludido me miró sonriente, al menos no estaba enojado—Yo de verdad quiero reponer el poco tiempo de este par de años, creo que lo has notado, pero mamá no ha mejorado en este tiempo, creo que no me di cuenta cuando todo se volvió más pesado para mí.
—Guchi, sabes que bromeaba hace un rato, te entiendo, y sabes que puedes contar con nosotros para lo que necesites, ¿lo tienes claro, cierto?.
—Más que claro, siempre, agradezco su apoyo—sé que se da por entendido que hablo por ambos—Puedes estar tranquilo, hay buenas noticias con mamá, cuando termine todo este embrollo iremos a verla para que te cuente ella misma. Ahora con respecto a las videollamadas, con Terushima, casi vive día a día conmigo aquí y Oikawa sabe que soy un desastre respondiendo así que hace las llamadas al teléfono de Teru, así puede asegurarse de vernos a los dos, podrías ocupar esa...
—Me niego a llamar a Terushima para una videollamada, luego no parará de llamarme solo para molestar, no peor aún, Tobio preferiría morir antes de llamarlo a él—ambos comenzamos a reír imaginándonos una videollamada de esos dos—Pero me alegra que tengas cerca gente que se preocupa por ti, me deja mucho más tranquilo.
Solo pude responderle con una sonrisa, agradezco tener tan buenos amigos. Continuamos nuestro camino con una conversación amena, me actualizaba como continuaba haciéndose el camino en el volley y cómo por fin habían logrado hacer un espacio entre eso y su relación, para que siguiese funcionando, me sentía feliz de escucharlo, había sido un martirio que este par por fin formalizara o retomara su relación. Hinata es un solcito que logra hacer un ambiente agradable, con todas sus ocurrencias y humor no hubo espacio para silencios incómodos, gracias a eso el camino se hizo realmente corto, supongo que mamá tiene razón, me siento un poco más yo con ellos aquí.
En cuanto pusimos un pie en el local, me sorprendí gratamente con lo que había hecho. En mi ausencia habían avanzado enormemente en comparación a lo que logramos hacer anoche, aunque digan que no soportan a Terushima, respetaron la decoración que él había dejado ayer, las enredaderas con luces por todo el lugar eran su toque, estaría muy feliz si viera cómo se complementa todo.
—¡¡¡Yamaguchi!!!
No tuve tiempo de reaccionar cuando se me atrapó en un gran abrazo apretado, lleno de afecto, tanto que estaba cortando un poco la respiración, en cuanto aflojo un poco el agarre pude distinguir tan particular cabello grisáceo, con eso inmediatamente correspondí a la muestra de afecto.
—¡Suga, qué alegría verlo otra vez!-dije una vez rompimos el abrazo—Creo que llego demasiado temprano, aún no tenemos nada preparado.
—Insistía tanto en que quería ayudar, que preferí traerlo hasta aquí o me volvería loco en la espera—La voz de Daichi apareció detrás de mí, sorprendiéndome.
No había notado que se encontraba acomodando las mesas junto a Kageyama. Me acerqué rápidamente a saludarlo, me alegraba mucho poder verlos tan pronto.
—Además, estamos muy felices de poder verte, ha sido un tiempo largo desde la última vez, sinceramente te echamos de menos.
—Debo decir que te luciste, Yamaguchi, el lugar es precioso, ¿Cómo lo conseguiste?.
—un perro se lo consiguió-dijo por lo bajo Kageyama, aunque todos logramos escuchar su comentario lleno de burla.
—¿Un perro...?-preguntó con sincera confusión, y un atisbo de diversión en su voz Daichi.
Suga, se rió, al ver como el chico palideció al escuchar la pregunta del mayor, entendiendo que no solo lo había pensado.
—Tobio... —lo reprendí con el tono que había aprendido a usar el último año de escuela, manejando a la jauría que tenía como compañeros.
Él solo desvió la mirada como si de un niño regañado que lo hubiesen atrapado en una travesura, solo me quedo negar con la cabeza, sabía que finalmente el humor y trato que tenían con Terushima era naturalmente así, se llevaban de una forma extraña.
—No, no fue un "perro", un amigo logró conseguir prestado el local, es de su tío-retomé el hilo de la conversación.
—¿Oh, en serio, lo invitaste...?, es lo menos que podríamos hacer para agradecerle, finalmente nos ha brindado un favor a todos-preguntó un agitado Suga, mientras ayudaba a acomodar las mesas del lugar.
—No, pasará este día con su familia, pero no se preocupe, lo invitaré a comer a su sitio favorito en forma de agradecimiento, por parte de todos.
—Oh, es una lástima, hizo mucho por todos con esto, hubiese sido lindo conocerlo.
—No te preocupes, no se separa de Yamaguchi, apuesto que aparecerá por aquí, además lo reconocerás en cuanto lo veas.
—Tobio...
—Ya, ya, no vuelvo a hablar.
—Eres realmente como un niño.
Solo siguió rezongando, decidimos ponernos manos a la obra, el tiempo pasaba rápido, y pronto comenzarán a llegar todos. Todo fue calma y risas, hasta que se escuchó un estruendo desde la cocina, ahí estaban Daichi y...
—¿Dónde está Hinata...?
La pregunta quedó en el aire, todos corrimos en dirección a la cocina, por suerte solo se le habían caído unas ollas y Daichi estaba para reaccionar rápido. Ya estaba todo listo, la comida había sido en gran parte gracias al tío de Terushima que nos dejó muy avanzado todo, la decoración y lugar estaban preparados, todos terminamos de arreglarnos en la zona de descanso, tratando de estar presentables para la ocasión.
—Los chicos están por llegar, iré a encender todo para mantener la cena en temperatura.
—Tobio... —lo reprendí con el tono que había aprendido a usar el último año de escuela, manejando a la jauría que tenía como compañeros.
Él solo desvió la mirada como si de un niño regañado que lo hubiesen atrapado en una travesura, solo me quedo negar con la cabeza, sabía que finalmente el humor y trato que tenían con Terushima era naturalmente así, se llevaban de una forma extraña.
—No, no fue un "perro", un amigo logró conseguir prestado el local, es de su tío-retomé el hilo de la conversación.
—¿Oh, en serio, lo invitaste...?, es lo menos que podríamos hacer para agradecerle, finalmente nos ha brindado un favor a todos-preguntó un agitado Suga, mientras ayudaba a acomodar las mesas del lugar.
—No, pasará este día con su familia, pero no se preocupe, lo invitaré a comer a su sitio favorito en forma de agradecimiento, por parte de todos.
—Oh, es una lástima, hizo mucho por todos con esto, hubiese sido lindo conocerlo.
—No te preocupes, no se separa de Yamaguchi, apuesto que aparecerá por aquí, además lo reconocerás en cuanto lo veas.
—Tobio...
—Ya, ya, no vuelvo a hablar.
—Eres realmente como un niño.
Solo siguió rezongando, decidimos ponernos manos a la obra, el tiempo pasaba rápido, y pronto comenzarán a llegar todos. Todo fue calma y risas, hasta que se escuchó un estruendo desde la cocina, ahí estaban Daichi y...
—¿Dónde está Hinata...?
La pregunta quedó en el aire, todos corrimos en dirección a la cocina, por suerte solo se le habían caído unas ollas y Daichi estaba para reaccionar rápido. Ya estaba todo listo, la comida había sido en gran parte gracias al tío de Terushima que nos dejó muy avanzado todo, la decoración y lugar estaban preparados, todos terminamos de arreglarnos en la zona de descanso, tratando de estar presentables para la ocasión.
—Los chicos están por llegar, iré a encender todo para mantener la cena en temperatura.
—Suga no sé qué haría sin ti-proclame feliz, colgándome de su brazo.
—Oye—se quejó el pelirrojo, le saqué la lengua en respuesta.
Antes que pudiese responder, el timbre del sitio se hizo escuchar dándonos aviso de que los invitados comenzaban a llegar. Hinata corrió feliz a la entrada del local, para recibirlos personalmente. Finalmente, todos salieron de la estancia para seguir a nuestro energético amigo. Antes de imitarlos, mi teléfono comenzó a vibrar con el nombre "mami" en grande en mi pantalla, Kageyama apareció por la puerta diciendo que Hinata requería que todos estuviésemos presentes para saludar a los recién llegados, no tuve tiempo de nada más que dejar el celular en el mesón, haciéndome una nota mental de que en cuanto pudiese devolviese la llamada.
Comencé a escuchar un tumulto de voces a medida que nos acercábamos, las manos me comenzaron a sudar, me daba terror que Kageyama lo notara, por suerte me tenía fuertemente sujeto por la muñeca.
—! Amargashima, si viniste!.
Sin controlarlo, me congelé, sentí como si el mundo se hubiese detenido en ese instante, solo gracias al jaloneo de Kageyama es que continúe avanzando. De pronto me fui a piloto automático y otro tomó la carga por mí.
Cuando al fin nos reunimos con los demás, entendí que no podría centrarme en todas las voces que me hablaban al mismo tiempo, y solo me puedo enfocar en un cabello rubio y ojos de miel. Todo lo demás se borró y sin buscarlo tenía 18 y nuevamente no me sostenía de nada, el suelo bajo mis pies comenzaba a derretirse y me llevaba junto a él, y yo no lucho, solo me dejo ir... regreso, de sopetón cuando esos ojos se enfocan en mí, alertándome. Siento un jalón en el pecho, el pesar de mi estómago hace que sienta mi garganta lastimada, con un nudo y la boca se me llene de un gusto amargo que no logro identificar.
No sé cuando pase de ser jalado de kageyama a Suga, pero así fue, y de pronto mi superior: aquel tan maternal, me pone frente a mi pasado, sin darme tiempo de volver a respirar; de encontrar mis sentidos.
Mis ojos comienza a escocer en cuanto estamos frente al otro, él simplemente me regala una sonrisa, una acción que podría ser tan sencilla, me resulta tan burda, y entiendo que con esta simple acción: estoy frente a un completo extraño, que me parece tan familiar, me suena tanto a hogar, calidez, pero a la vez ya no es nada, ya no está ahí, ya no tengo 18, ya no hay jovialidad, porque simplemente yo ya no soy yo, y él ya no es él.
—Tsuki... Tsukishima—la frase sale natural de mí, como un pequeño suspiro casi gritado, abriéndose paso entre toda mi bruma mental.
Con solo esas palabras su sonrisa se borra y el ambiente cae, tan denso como mis pensamientos que se sienten flotando por mi cabeza sin sentido alguno.