
The Beginning is the end
La relación se había tornado dolorosa, no sabía ni en qué momento todo se había ido a la mierda pero algo era seguro. Él ya no sentía lo mismo. Ya no lo amaba.
Por mucho tiempo pensó que la relación era buena, no perfecta pero lo suficientemente estable para que su novio y él decidieron ir a dos universidades distintas y poder continuar queriéndolo como hasta ese momento habían hecho.
Tal vez el contrario estaba interesado en alguien más, tal vez encontraba el tener que acordar tiempos para encontrarse como algo tedioso en su ocupada rutina. Tal vez solo el amor se esfumó pero… Ikaris aún así sentía su amor florecer y crecer en cada encuentro.
Sin darse cuenta las ramas de su amor crecían lentamente pese a la distancia, todo gracias a los detalles que hacía para con el menor, las anécdotas que le contaba para que el contrario no se perdiera ni un solo detalle de su vida en el tiempo que no se vieron. Los textos que enviaba. Las emociones en sus besos y caricias tratando de hacerle notar lo mucho que lo extrañaba y necesitaba a su lado.
Se maldecía internamente por no haberlo seguido en su momento, pero ya no lo podía cambiar, lo único que le quedaba era continuar, aguantar, mendigar el amor que ya no le profesaba. Porque hace mucho no le decía que lo amaba, muchas lunas sin mensaje de buenas noches y muchos días sin la risa matutina por alguna bobada compartida por el menor.
Ikaris sabía que Druig ya no le amaba. De los dos él siempre fue el más expresivo con sus emociones y sentir, él había sido el primero en declararse, decir te amo e incluso en dar el primer paso para su primer beso.
Sus cálidos besos.
Ese pensamiento fue cortado cuando tomando de la mano a su novio y acercándose para poder apreciar su rostro y sí, besarlo, vio al menor alejarse con un paso hacia atrás y soltando su agarre. Lo vio titubear y relamer sus labios.
Druig siempre fue más intuitivo y listo, pero en esta ocasión Ikaris juraría ver los pensamientos cambiar en Druig. Vio la culpa y el cansancio en sus ojos. Vio remordimiento y arrepentimiento de cosas que aún no salían de su boca pero que fueron ocultadas por otras palabras.
— Tal vez deberíamos partir, seguro estás cansado del viaje.
Ikaris lo sabía, entendía porque lo había llamado de repente. Habían acordado reunirse a una rapidez que hace mucho no tenían.
Druig iba a romper con él. Pero ¿por qué lo harían? Habían planeado todo su día. Ikaris había planeado todo el fin de semana con él. Ikaris le tenía sorpresas y regalos.
Ikaris….
Ikaris lo seguía amando, pero Druig ya no a él.
Druig quería romper, fue el primero en entregarse y entrar en esa relación, era obvio que sería el primero en salir. Pero le estaba costando mucho más hacerlo que cuando se dieron su primer beso, estaba mucho más nervioso que cuando conocieron a sus padres.
Druig quería romper porque sus caminos eran distintos, el paso de esos años los habían vuelto diferentes a como eran de jóvenes cuando iniciaron la relación.
¿Cariño había? Sí, por eso le costaba terminar, pero sabía que no habría futuro para continuar juntos.
Ikaris no respondió pero seguía viendo la incertidumbre en el menor.
—Pará qué irnos, si el día es bueno.
— Si, pero quisiera tener un tiempo a solas contigo.
— Pero… teníamos planes.
¿Podría alargarlo? ¿Quería retrasar lo inevitable?
La mirada que le dio el menor fue su respuesta, tan frío y desinteresado.
— Claro continuemos con los planes.
¿Por qué Druig aceptaba? ¿Por qué no le discutía si no le agrada a la idea? ¿Por qué su amor se esfumó y por qué no podía simplemente cortarlo ahí y dejarlo?
Druig nunca había tenido consideración con los demás cuando su mente se decidía. Eso Ikaris lo sabía muy bien. Sprite fue la primera persona a la que le dedicó la misma mirada que hace 5 segundos le había otorgado a él. Fue tras un problema escolar y la pobre chica salió llorando y con asistencia de sus padres.
Esa había sido una de las cosas que habían hecho a Ikaris enamorarse, su carácter y como defendía sus ideales. Sería un gran abogado, como su padre.
Y aún así se encontraba enamorado del chico que ya no se sentía igual y quería romper con él.
Se sentía perder, nunca creyó realmente encontrarse del otro lado de la mirada de Druig, pero ahí estaba tan indefenso y a su merced. Necesitaba que esto terminará, no porque realmente quisiera terminar con Druig, sino porque encontrarse en el lado del desprecio del menor era lo peor. Tal vez si él contrario se animará y terminara ahí podría dejar de verlo de esa forma. Calmar ese dolor para ambos.
Y aunque no quería dejar de ver esos ojos azules sabía que era lo necesario. Pero sería más necesario que el castaño le rompiese el corazón, lo destrozara y dejara llorando a mitad de la calle. De lo contrario Ikaris haría hasta lo imposible porque el contrario volviese, porque lo amaba y atesoraba de una forma tan egoísta que no sabía podía llegar a tener.
Si Druig le dejaba la más mínima semilla de oportunidad Ikaris la tomaría y pasaría sus noches suspirando por el contrario, planeando formas de volverlo a enamorar, de hacerlo reír y hacerlo suyo solamente.
Pero fracasará, lo sabía muy bien. Él conocía muy bien a su todavía novio, nada en el mundo lo haría cambiar de opinión una vez ya se había decidido por algo. Y eso sería el fin definitivo del rubio.
— Solo di lo que tengas que decir.
Ikaris por primera vez dio el paso a su propia perdición, una que le mataría de dolor al ver por última vez la espalda del menor al irse sin dudas ni voltear a ver atrás después de esa ruptura tan dolorosa.