No debería, pero al diablo, lo haré de todos modos

Spider-Man - All Media Types Spider-Man: Spider-Verse (Sony Animated Movies)
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No debería, pero al diablo, lo haré de todos modos
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Summary
Miguel llevaba años trabajando como jefe del departamento de investigación de genética en Alchemax. Un día le es presentado el nuevo jefe del departamento de Física, Miles Morales, un científico unos años más joven que él. Miles no es muy sutil con su interés hacía Miguel, yendo constantemente al departamento de genética sólo para hablar e intentar coquetear de forma penosa con Miguel. Miguel lo encuentra lindo y halagador, hace tiempo que no se sentía tan visto y notado. Él estaba comprometido con su novia, Dana, pero desde hace casi un año habían estado muy distantes, para Miguel era tan agradable que alguien lo encontrara tan interesante y atractivo. Sabe que no debería alentar los avances de Miles, pero realmente no habría ningún daño, ¿o si?
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4. Xina

Hace dos días que no he visto a Miles. Es tan raro. No ha venido a visitarme al departamento de genética, aunque claro, eso podría deberse a que está ocupado. Tampoco lo he visto en la cafetería. Es como si se hubiera esfumado. 

Desafortunadamente ni si quiera tenía su número de teléfono, como huyo de forma apresurada de la cafetería no tuve oportunidad de que intercambiáramos números. Lo peor fue que después de su huida se me acercó Dana. 

—Tengo que seguir trabajando, ¡adiós, Miguel!—huyo Miles. 

Ni si quiera pude pedirle su número. 

Vi como Miles se chocó con Dana, quien se aproximaba a mi mesa. Que fantástico. 

Sin un hola o algo Dana solo se sentó frente a mi. 

—¿Haciéndote amigo del novato?—me pregunto, suspicaz. 

—Hola, Dana, es un milagro que me honres con tu presencia en la cafetería, pensé que solo te sentabas con tus amigos.—me burlé, sarcástico. 

Ella solo arrugó la nariz, molesta. 

—Responde, Miguel.—me ordenó. 

Puse los ojos en blanco con fastidio. 

—Miles es agradable, no tendría nada de malo si somos amigos.—le contesté de mala gana. 

—No nos hacemos amigos de perdedores como él, deberías saberlo, Miguel.—dijo, tajante. 

Así que era por eso. Por un momento pensé que estaba celosa, aunque claro, nunca le confesé de mi bisexualidad, así que no tendría porqué sentir celos si no sabe que también me gustan los hombres. 

Ofendido en nombre de mi amigo lo defendí. 

—Miles está lejos de ser un perdedor, él es genial. Si no quieres ser su amiga está bien, es cosa tuya, pero como existe el libre albedrío yo si seré su amigo. No tienes ningún derecho sobre mi, cariño.—informe, mordaz. 

Aparentemente mis palabras la enfadaron. 

—Soy tu prometida, debes hacerme caso. 

Yo solté una risa seca. 

—Claro, como no.—me burlé.—Que estemos comprometidos no te hace mi dueña como a mi no me hace tú dueño. No tengo porqué obedecerte.—le expliqué. 

Eso pareció solo molestarla más. 

—¡Bien! Como quieras. De todas formas él se irá pronto, dudo que soporte el ambiente de aquí.

Con eso se levantó y se fue, furiosa. 

Lo que Dana no sabía es que yo ya tenía un plan para detener los abusos hacia Miles. 

Desde entonces Dana no me habla y no se a quedado a dormir a mi apartamento. No es algo que en realidad me moleste. 

Lo que si me molesta es que no he sabido nada de Miles. Pero bueno, no puedo seguir perdiéndome en mis pensamientos. En algún momento Miles tendría que aparecer, después de todo cese los abusos de forma definitiva, no tendría ningún motivo para irse. 

—Lyla.—llame a mi IA. 

De la nada apareció un holograma de una mujer. 

—¿Qué necesitas, jefe?—pregunto con entusiasmo. 

—Quiero que me muestres los ADNs en los que estoy trabajo, debo ver el progreso. 

Lyla rápidamente me mostró los hologramas de los ADNs. La malipulacion genética hasta el momento tuvo un 60% de éxito. Fruncí el ceño con molestia. 

La IA se dio cuenta de mi estado. 

—Vamos, Miguel, no te desanimes. 60% de éxito es genial, estás avanzando rápido en la investigación.—intento animarme. 

Eso no me animo. 

—Gracias, Lyla, es todo.—la despedí.

Ella me miró con tristeza antes de desaparecer. 

Vaya científico que soy. Soy un fracaso. Llevo meses trabajando en eso. Se supone soy un genio. Tengo un IQ de 215 por amor a Dios. 

Respire profundo para calmarme. Estresarme e insultarme a mí mismo no me iba a ayudar a progresar. 

Son las 19 horas, ya era algo tarde para continuar en mi oficina. Mejor me voy a casa, debía ver cómo estaba mi perro. 

Cuando me estaba quitando mi bata de laboratorio alguien entró a mi oficina. 

—Hola, extraño.—me saludo Xina. 

Xina mi exnovia que tenía tiempo de no ver. Solo veía a Xina de vez en cuando en cafetería, pero nunca hablamos. Creo que la última vez que hablamos fue como hace 3 meses en una gala para conseguir nuevos inversionistas para Alchemax y solo hablamos como por menos de un minuto. Es difícil estar en buenos términos con tu exnovia cuando le fuiste infiel con tu actual prometida. 

Era una sorpresa ver a Xina en mi oficina. Algo debe querer si está aquí. 

—Hola, Xina, ¿qué te trae a mi humilde oficina?—le inquiri de forma despreocupada. 

Ella se rió. 

—¿Humilde? Más bien pretensiosa querrás decir.—bromeó.—Mi oficina no es tan grande como la tuya. Como siempre, ser hombre es beneficioso.—se quejó. 

Puse los ojos en blanco. 

—La oficina de Peni Parker es más grande que la tuya y que la mía, ¿sabes?—le recordé, cruzándome de brazos.—Mira, Xina, sabemos que no estás aquí para hablar del tamaño de nuestras oficinas, dime a qué has venido.—le solicite lo más amablemente posible. 

Xina se abrazó a sí misma y desvió la mirada. 

—Tal vez solo vine a ver si no tienes algún problema técnico con Lyla.—dijo a la defensiva. 

Yo me reí ante eso. Ella no se ofrecería a ayudarme, tendría que pedirle ayuda y después me haría admitir que arreglar a Lyla es algo que Dana no puede hacer. Después de ese incidente me volví un experto en inteligencia artificial para nunca más pedirle ayuda. Soy más inteligente que Xina, maldita sea. 

—No te preocupes, Lyla está más que bien. Puedes irte ahora.—extendí mis brazos señalando la puerta. 

Xina suspiró, hastiada. 

—Todo el mundo te vio a ti y al nuevo jefe del departamento de física almorzando juntos el lunes, dicen que son amigos. Todos hablan de eso y de que las novatas hacia el Dr. Morales se detuvieron por ti. ¿Son amigos ahora? ¿Los abusos se detuvieron debido a ti?—me interrogó con visible curiosidad. 

Solo vino a investigar y corroborar si los chismes eran verdad. 

—¿Por qué te interesa?

La asiática se encogió de hombros. 

—Recuerdo hace mucho tiempo me dijiste que nunca te harías amigo de algún colega científico. Me da curiosidad saber si rompiste tu regla. Además, quiero saber si las novatadas hacia el Dr. Morales se detuvieron por tu culpa, yo aposté a que solo duraría un mes. Si es así, me debes 30 dólares. 

Dios, me tienen todos hartos con esa estúpida apuesta. 

—¡Ya salió el peine!—exclamé en español. 

Xina me miró sin comprender. 

—Bueno, no te debo explicaciones a ti, pero te lo dire porque realmente no me importa que lo sepas y se lo digas a todo el mundo. Me hice amigo de Miles y si, yo detuve el acoso hacia él.—le espeté con orgullo.

—¿Qué hiciste para que dejaran de acosarlo los del departamento de física?—pregunto asombrada. 

—Eso si que no es de tu incumbencia. 

—¿Los amenazaste?—insistio. 

Resoplé, molesto. 

—Eso no te interesa. 

Xina se cruzó de brazos y frunció el ceño. 

—Me interesa si me hiciste perder 30 dólares.—se quejó ella.—No me moveré de aquí hasta que me lo digas.

Se lo dire, pero ella nunca dijo en qué idioma debería decírselo. Sonreí, malicioso. 

—Los chantajee con fotos y videos que no quieren que ni por ningún puto motivo salgan a la luz.—le informe en hermoso español. 

Xina se veía desconcertada. 

—Ya te dije lo que hice, nunca me dijiste en qué idioma querías que te lo dijera. Recuerda que hablo español.—le recordé, maliciosamente. 

Gruño con frustración. 

—Bien, no me digas. 

—De acuerdo, si eso es todo, me voy a mi casa. 

Antes de que pudiera dar un paso Xina me detuvo. 

—Vi cómo mirabas a Morales en la cafetería.—sus palabras me dejaron estupefacto.—Como alguna vez me miraste a mi.—susurro. 

No sabía que decir ante sus palabras. 

—Es peligroso si te haces su amigo. Terminaras por hacerle lo mismo que me hiciste a mí a Dana. La engañaras con Morales muy probablemente. Y por lo que se hasta ahora de Morales es que dudo completamente que sea de los que les gusta engañar. Cuando el Sr. Stone nos presentó me parecio muy dulce. No creo que Morales esté dispuesto a hacer el amante como la zorra de Dana estuvo dispuesta. 

No vino a reprocharme por la apuesta, vino a reprocharme por la posible infidelidad que pudiera cometer. 

—Mira, eso nunca va a pasar, no se que rayos viste, Miles solo es un amigo y aunque pasara algo entre nosotros, lo cual jamás va a ocurrir, no sería de tu incumbencia.—dije con hastío. 

—Tienes razón, solo te hago la observación como una amiga para que no hagas lo mismo que hiciste conmigo, pero es cosa tuya si me escuchas o no.—explico. 

—Punto tomado. Ya dijiste lo que tenías que decir ahora lárgate de mi oficina y no te metas en mis relaciones personales que no son asunto tuyo.—le espeté, colérico. 

Xina levantó los brazos en son de paz. 

—Será divertido de ver cómo destruyes tu relación.—sonrió con malicia antes de salir de mi oficina. 

Después de que Xina salió lance la engrapadora que estaba sobre mi escritorio en dirección a la puerta donde chocó con esta. Hubiera deseado ser más impulsivo y que le hubiera dado de lleno a Xina. 

Simplemente ya estoy harto, me voy a casa. No dignificaré las palabras que Xina me dijo reflexionando sobre ello. 

Mi perro debe extrañarme. Con ese último pensamiento salí de mi oficina hecho furia. 

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