
3. Un poco de té Chai
Estaba tan jodido. Ahora que estoy en casa me doy cuenta de lo jodido que estoy. Apenas llevo un día trabajando en Alchemax y ya me gusta alguien. Y no solo eso, me avergüenzo constantemente delante de él. Hoy me avergoncé frente de Miguel tantas veces que perdí la cuenta. Como cuando me estaba yendo del departamento de genética, por no querer dejar de mirarlo me choque con tantas personas, ¡Dios, pero qué pena!
Cuando termine de almorzar también di bastante pena, lo halague por el rico taco que me regalo diciendo: Es el taco más delicioso que he probado en mi vida. La cuestión con eso es que lo grite a los cuatro vientos y todos nos miraron. Después de eso solo atiné a despedirme y a huir como si me poseyera el diablo, en el camino me tropecé con una mujer que se dirigía a la mesa donde estaba sentado con Miguel, me disculpe y ella me miró mal y me llamo imbécil. No es que pueda culparla.
Ahora debe pensar que soy un pobre idiota enamorado. Simplemente no pude evitar mirarlo, Miguel es tan atractivo y sexy. ¡Esas nalgas que se carga! Solo quisiera apretujarlas con mis manos. Me doy asco, tengo pensamientos pervertidos con un colega que apenas conocí hoy.
Lo mejor será que no ponga un pie en el departamento de genética y en la cafetería por un tiempo. Supongo que como en la secundaria tendré que comer en los sanitarios, de solo pensar eso me deprimía.
Mi primer día no fue como me lo imaginé. Nadie del departamento de física aparentemente me respeta, tal vez solo ese tipo larguirucho de cabello castaño que fue amable conmigo después que termine mojado, aunque no es que sea el mejor, él sabía lo que me pasaría y no me advirtió.
De la nada mi gato cayó en mi cara. Me lo quite de la cara y lo coloqué en mi pecho. Lo acaricié y él ronroneó.
—¿Me extrañaste, Spider?
Obviamente no obtuve respuesta, pero siguió ronroneando por mis caricias.
—Yo también te extrañe. Este día no fue como lo imaginé.—mi voz salió un poco quebrada al final.
No voy a llorar, esos idiotas no tendrán esa satisfacción de mi.
Sonó mi teléfono, lo tome de mi mesita de noche y vi los mensajes. Era Gwen, quería que nos reuniéramos ella, los muchachos y yo en la cafetería de Pavitr. Gwen quería saber de cómo me fue en mi gran primer día. Vaya primer día tuve. No tenía tantas ganas de salir, pero estar encerrado aquí no ayudaría a mi estado de ánimo.
—Spider, voy a salir.—tome al gatito atigrado anaranjado y lo dejé en el lado vacío de la cama. No me esperes despierto.—me incorporé de la cama para dirigirme al baño.
Al entrar en la cafetería me encontré con mi grupo de amigos ya sentados en una mesa. Gwen al verme me hizo señas de forma efusiva. Me acerqué a la mesa un poco dudoso.
—¡Miles, hola!—Gwen se levantó y me abrazo. Como si no nos hubiéramos visto hace apenas 3 días.
Le regrese el abrazo.
—Hola, Gwen.—me separé de su agarre y le sonreí.—Hola, chicos.—saludé a los demás.
—Miles, que bueno verte.—me saludo Pav muy efusivo.
—¿Qué hay, hermano?.—me pregunto Hobie, relajado.
—Solo estando aquí.—le respondió con una pequeña sonrisa.
—Bueno, ven y siéntate con nosotros, queremos oír todo con respecto a tu primer día de trabajo, señor jefe del departamento de investigación de física.—nos hizo sentarnos.
Yo me termine sentado al lado de Gwen, quedando de frente con Hobie y ella quedando frente a Pavitr.
—¿Y bien?—Gwen me miró, expectante, al igual que Hobbie y Pav.
¿Ahora como les decía que mi primer día había sido todo un fiasco? Podía mentirles, pero se darían cuenta al instante. Será mejor que sea sincero, por muy avergonzado que esté y no querer preocuparlos debo ser honesto con ellos.
—Mi primer día fue una gran mierda.—solté un suspiro, cansado.
Mis amigos me miraron con sorpresa y preocupación.
Gwen me miró con compasión. Quería tanto evitar esa mirada.
—Oh, Miles, siento mucho oír eso. Cuéntanos, ¿qué fue lo que ocurrió?—Gwen tomó mi mano en un intento de consolarme.
Y así fue como les narré los sucesos de ese día, saltando me las partes de Miguel. No necesitaba que mis amigos me molestaran por mi nuevo interés amoroso.
—Bien, chicos, este es el plan, Gwendy, Pav y yo nos infiltraremos en esa corporación capitalista como conserjes, esperaremos a que todos estén almorzando para provocar un pequeño incendio, después de eso se activarán los aspersores y todos terminarán empapados. Venganza perfecta.—relató Hobie su plan una vez termine de contarles mi día horrible.
Gwen y yo miramos a Hobie con duda.
—Gran plan, hermano, yo le entró.—de inmediato Pav estuvo de acuerdo con el loco plan de Hobie.
Me apresuré a intervenir en sus locuras.
—¡Wow! Nadie se infiltrará y provocará un incendio en Alchemax, ¿queda claro?—les espeté a Hobie y Pav.—Aprecio la idea, pero creo que es un poco extremo provocar un incendio, teniendo en cuenta que se puede salir de control y gente inocente puede morir.
—Bueno, si eso pasará, lo cual no pasaría, no sólo moriría gente inocente, morirían también cabrones hijos de puta.
Gwen miró con dureza a Hobie.
—Hobie, nada de homicidios, ¿está claro?—lo apunto con un dedo.
Hobie resopló, molesto.
—¡Bien! Pero Miles, si cambias de opinión sabes donde encontrarme y que siempre tendrás mi apoyo para derrribar una corporación capitalista.—me miró con seriedad.
Yo evite con todas mis fuerzas poner los ojos en blanco.
—Lo se, eres la primera persona de mi lista a quien llamaría si quisiera derribar Alchemax, créeme.—intente no sonar sarcástico.
Hobie me miró con aprobación y asintió en acuerdo.
Gwen cambio de tema.
—¿No puedes quejarte con recursos humanos, o algo asi? Es terrible lo que te están haciendo, Miles.—me miró con tristeza.
—Lo pensé, pero solo me hará ver débil frente a ellos, debo de alguna forma resolverlo por mi mismo. Chicos, de verdad no se preocupen, lo voy a arreglar, si pude hacerlo en la secundaria podré hacerlo en Alchemax.—intente sonar seguro.
Realmente no tenía idea de cómo resolverlo, pero tendría que averiguarlo.
Mis amigos me miraron no muy convencidos.
—Está bien, creemos en ti, Miles, si alguien puede resolverlo eres tú. Si en algún momento es mucho para ti, sabes que estamos para ti.—Gwen me dio un apretón suave en mi mano.
Tanto Pav como Hobie asintieron ante las palabras de Gwen. Dios, de verdad tenía grandes amigos. Me sentía tan agradecido.
—Lo se, se que cuento con ustedes.—les sonreí.
Pavitr me miró ahora con curiosidad.
—¿Y no hubo nada bueno que te pasara hoy? ¿Aunque sea algo pequeño?—inquirio un poco esperanzado.
Pav tan amable y lindo como siempre.
Mi mente pensó de inmediato en Miguel, lo único bueno me desastroso día. No planeaba contarles sobre el sexy ingeniero genetista, pero servirá para pasar el mal trago de la conversación anterior. Ya ni modo si terminan molestándome por él.
—Bueno, conocí a un chico llamado Miguel, él es jefe del departamento de investigación de genética, fue tan amable conmigo, me ofreció su amistad y me regalo un taco.—sonreí un poco embobado.
Mis amigo desde luego notaron mi cara al hablar de él.
—¿Acaso te gusta, no es así?—acuso Pav con picardía.
Yo me sonrojé, apenado.
—Claro que no.—negué con vehemencia, aún sonrojado.
Gwen y Hobie adquirieron el mismo gesto pícaro que Pav.
—¡Por supuesto que te gusta!—exclamaron al unísono los tres.
Sin más remedio tuve que admitir la verdad.
—¡Bien! Si me gusta Miguel, ¿satisfechos?
Gwen brincó de la emoción.
—No hasta que nos cuentes todo sobre él.—declaró Gwen.
—Definitivamente.—estuvo de acuerdo Hobie.
Pav solo asintió, repetidas veces.
—No tengo mucho que contar, solo que tiene 27 años, es parte latino como yo y que es súper sexy, tiene esas nalgas que solo las ves y quieres…—levante mis manos en un gesto de querer apretar algo. Una vez que me di cuenta que me dejé llevar baje mi manos con presteza y tosí con incomodidad.
Ahora mis amigos saben que estoy cachondo por Miguel y que quiero cogermelo.
Ellos solo se rieron a carcajadas.
—Alguien está enamorado.—se burló Gwen.
—Aparentemente es así.—concordó Hobie.
Yo solo me enfurruñé. Ya sabía que esto pasaría.
—Por eso no quería contarles de Miguel, sabía que se burlarían.
Gwen solo se rio por mi estado y me miró con diversión.
—Lo siento, es que es tan divertido y tierno como hablas sobre él. Se nota que te gusto mucho, ¿por qué no lo invitas a salir?
¿Después de la vergüenza que pase frente a él? No, gracias. Mis amigos no necesitaban saber eso, se burlarían aún más de mi.
—Dudo que le guste, además se ve muy hetero.
—Entonces, pregúntale su orientación sexual. Si es hetero pues ni modo, pero si también le gustan los chicos tienes una oportunidad.—sugirió Gwen.
—Aún si lo hiciera, ¿qué posibilidad hay de que pueda gustarle? No soy la gran cosa.—admití, un poco abatido.
—Amigo, no digas eso, tú eras una de las personas más geniales que conozco.—rebatió Pav.
—Pav tiene razón, Miles.—concordó con Pav, Hobie.
—Ellos tienen completamente razón, eres increíble, Miles, cualquiera sería afortunado de salir contigo. Yo tuve esa fortuna, pero tristemente nosotros tomamos caminos separados, pero somos muy buenos amigos ahora.—me sonrió con calidez Gwen.
Yo los miré, conmovido.
—Gracias, chicos. ¿Saben que? Lo voy a intentar, si no lo intento nunca sabré lo que pudo ser.—dije un poco soñador.
A pesar de la vergüenza que pase delante de Miguel, realmente me gustaba, me gustaría tanto invitarlo a salir. Por el bien de la poca dignidad que me quedaba no me pasaría por el departamento de genética y la cafetería por unos días, después de eso iría al departamento de genética para hablar con Miguel, en ese encuentro debía averiguar la orientación sexual de Miguel, si le gustaban los chicos, entonces, podría continuar con la siguiente parte del plan que sería coquetear con él, iría a verlo durante varios días, coquetearía con Miguel y si él alentaba mi coqueteo lo invitaría a salir. Un gran plan, sería infalible más aún con mi as bajo la manga, la mano en el hombro y el “hola”.
Mis amigos me miraron con entusiasmo.
—¡Esa es la actitud!—vitorearon los tres.
De repente, Pav se levantó de su asiento.
—El Chai corre por mi cuenta hoy, chicos.—anuncio Pav.
Hobie, Gwen y yo vitoreamos. Este día fue una mierda para mi, pero al menos termino en algo agradable con mis amigos, bebiendo té Chai.