No debería, pero al diablo, lo haré de todos modos

Spider-Man - All Media Types Spider-Man: Spider-Verse (Sony Animated Movies)
M/M
G
No debería, pero al diablo, lo haré de todos modos
author
Summary
Miguel llevaba años trabajando como jefe del departamento de investigación de genética en Alchemax. Un día le es presentado el nuevo jefe del departamento de Física, Miles Morales, un científico unos años más joven que él. Miles no es muy sutil con su interés hacía Miguel, yendo constantemente al departamento de genética sólo para hablar e intentar coquetear de forma penosa con Miguel. Miguel lo encuentra lindo y halagador, hace tiempo que no se sentía tan visto y notado. Él estaba comprometido con su novia, Dana, pero desde hace casi un año habían estado muy distantes, para Miguel era tan agradable que alguien lo encontrara tan interesante y atractivo. Sabe que no debería alentar los avances de Miles, pero realmente no habría ningún daño, ¿o si?
All Chapters Forward

2. Conociéndonos

Di gracias a Dios cuando al fin pude ir a almorzar. Cuando llegue a la cafetería vi a Dana como siempre sentada con sus amigas, hablando de quien sabe qué. Yo simplemente negué y continué con mi camino buscando una mesa vacía.

 

Encontré una mesa afortunadamente rápido. Sin muchos miramientos empecé a comer mis tacos de bistec con su cebolla, cilantro y salsa verde, y por supuesto acompañado de una Coca-Cola.

 

Normalmente como de forma balanceada, pero hoy tenía antojo de unos tacos, así que los hice antes de venir al trabajo. Mientras disfrutaba de mis tacos pude ver a Miles con una bandeja con comida, aparentemente buscando donde sentarse…. Era mi imaginación, ¿o estaba mojado?

 

Parecía que él cabellos de Miles caían algunas gotas de agua. Maldición. Le hicieron su primera novatada por lo visto. Pobre. Lucía con un cachorro apaleado.

 

En un momento él se dio cuenta de mi presencia, me miró con cierto alivio y se acercó hasta mi mesa.

 

—Hola, Miguel, ¿me preguntaba si podía sentarme contigo?—me solicito de forma apenada.

 

¿Cómo podía decirle que no si me miraba con esos ojos de cachorro?

 

—Claro que si, Miles.—le mostré una pequeña sonrisa sin dientes.

 

Él me miró muy agradecido y se sentó frente a mi.

 

—Si no te molesta que pregunte, ¿cómo es que terminaste mojado?—le interrogue, curioso.

 

Sonrió de forma melancólica.

 

—Prefiriria no contarte sobre eso… Es tan… humillante.

 

Podía entender ese sentimiento. Aún recuerdo las novatadas que me hicieron a mi. Como me hacían sentir tan pequeño. Eso fue hasta que les puse un alto.

 

—Lo entiendo, aunque creo que no deberías permitir que te hagan esas cosas. Eres un científico que llego a Alchemax para trabajar, no para soportar sus estupidas bromas. Deben respetarte, eres su jefe después de todo. Si quieres que dejen de molestarte debes hacer que te teman. Yo pase por lo mismo que tú cuando recién llegue aquí. Tuve que hacer que me respetaran y me temieran. Puedes hacer lo mismo.—intente alentarlo.

 

Miles al principio de mi discurso me miró embelesado, luego su mirada pasó a hacer una de nerviosismo.

 

—No se si eso sea lo mío,—rió nerviosamente.—pero agradezco tu preocupación. Puedo manejarlo por mi cuenta.

 

Dudaba mucho de eso. Tal vez pueda resolver su problema yo mismo.

 

—¿Sabes? Creí que no tendría que pasar por estas cosas nunca más. Solían molestarme en la escuela secundaria.—me rebelo con una sonrisa triste.

 

—Se supone que son adultos, pero aparentemente olvidaron que son profesionistas y que ya no están en la escuela.—dije con irritación. Odiaba tanto a la gente inmadura.

 

—Creo que tienes razón.—se rio por lo bajo.

 

Aún se veía un poco desanimado. Decidí que quería cambiar eso.

 

—¿Quieres uno de mis tacos? Los hice yo mismo.—le ofrecí.

 

Su semblante cambió a uno más animado. Mostró una radiante sonrisa.

 

—¿En serio? No quisiera imponerme.

 

—Por supuesto que habló en serio. Anda, toma uno.—le insté, levantando mi tupperware, ofreciéndole un taco.

 

Tomó un taco, tímidamente.

 

—Gracias, que lindo eres.—me agradeció, sonrojado.

 

Lo mire con sorpresa. Sentí como me sonrojaba por el halago. No podía creer que me hubiera dicho eso. Él sonrió por mi reacción.

 

—No es… no es nada.—me puse nervioso de la nada.—Lo que sea para animar a un amigo.—intente restarle importancia.

 

Miles casi dejar caer su taco por la impresión de mis palabras.

 

—¿Somos amigos?—me miró esperanzado.

 

No me hacía amigos de mis compañeros de trabajo, pero Miles me gustaba mucho, podría hacer una excepción por esta ocasión, además ni siquiera trabajamos en el mismo departamento eso debía contar para algo.

 

—¿Quieres que lo seamos?—le pregunté con cautela.

 

Por si acaso leí mal las señales y Miles en realidad no quisiera nada que ver conmigo. Si ese era el caso lo respetaría.

 

—¡SI!—me espetó. Su voz hizo eco en toda la cafetería.

 

De inmediato todos voltearon a vernos en nuestra mesa. Debo admitir que me avergoncé un poco. No me gusta llamar la atención.

 

Miles al darse cuenta al instante se sonrojó y me miró con nerviosismo.

 

—Quiero decir… eso sería… si… si me gustaría que fuéramos amigos. Sería cool.—se rascó la cabeza, avergonzado.

 

Me reí por lo bajo por su reacción. Tan lindo.

 

—De acuerdo, oficialmente somos amigos.—le sonreí y le tendí la mano.

 

Él me devolvió la sonrisa y me estrechó la mano.

 

—Genial.

 

Nuestras manos permanecieron unidas más tiempo de lo que normalmente dura un apretón de manos. Ambos nos miramos intensamente y nos sonrojamos. Me dio como un latigazo en la espina y de forma apresurada solté la mano de Miles. Miles se rascó la cabeza de nuevo con timidez. Esperaba que nadie nos hubiera visto. Pensaran que es raro.

 

—Bueno, ya que somos amigos, deberíamos conocernos un poco.—sugerí en un intento de ignorar lo sucedido hace apenas unos segundos.

 

—Claro, eso sería genial. Empecemos con lo básico, ¿qué edad tienes?—inquirio, curioso.

 

—Tengo 27 años.—sorbí un poco de mi Coca-Cola.

 

Miles me miró con cierto asombro.

 

—Juraría que eras mas joven.—murmuro más para sí y procedió a morder su taco.—Yo tengo 23 años.—hablo con la boca llena. De nuevo, lindo.

 

Esta vez fue mi turno el estar sorprendido. Con 23 años y ya es jefe de su propio departamento. Yo apenas a los 24 fue que me convertí en jefe de departamento de genética. Un año más joven que yo se volvió jefe. Este hombre era impresionante.

 

—Wow, pensaría que eras un poco más mayor, pareces como de 25-26 años.—le informe.—Espero no te ofendas.—me apresure a decir.

 

Él solo se rió.

 

—No eres el primero que me lo dice. Mi altura hace que me vea algo mayor.—dijo como si fuera lo más simple del mundo.

 

Sin poder contenerme pregunté.

 

—¿Cuánto mides?

 

Ya había dicho las palabras, no podía deshacerlo. Lo mire, expectante.

 

—Mido 1.84.—sonrió, presuntuoso.

 

Podía ser descarado cuando quería. Eso me gustaba.

 

—Yo mido 1.77. Lo sé, un poco por encima del promedio.

 

—No creo que haya nada de promedio en ti.—soltó de pronto, mirándome con tanta seriedad.

 

Yo me sonrojé. Era tan lindo. Hace tiempo que nadie me decía eso.

 

Al darse cuenta de lo que dijo, Miles se sonrojó y agitó las manos de un lado a otro en modo de negación.

 

—No se por qué dije eso. Ignórame, a veces digo cosas sin sentido.—se rió con nerviosismo.

 

—No te preocupes, fue agradable de oír.—lo miré con cariño.—¿Y dime qué estudiaste en específico?—le pregunté con curiosidad.

 

Esa pregunta pareció animarlo.

 

—Obviamente estudié física, por supuesto. También hice un doctorado en tecnologías cuánticas.—me informo con orgullo.

 

Yo solté un silbido con admiración. Realmente era un genio este hombre.

 

—Wow, eso es muy impresionante, entiendo porque el Sr. Stone te hizo jefe, ¿eras uno de esos niños superdotados, no?

 

—Si, terminé mis estudios más rapido de lo normal.—sonrió de lado.—Pero bueno, ¿qué hay de ti? ¿Tu que estudiaste?—me interrogó muy interesado.

 

Olvidaba lo agradable que era tener a alguien interesado en ti. Espero que ese interés de Miles no desaparezca. Desee en mis adentros.

 

—Desde luego estudié ingeniería genética, aunque primero estudié medicina, después de graduarme de la escuela de medicina hice la especialidad en genética, ahí fue cuando después estudié ingeniería genética, y después de eso hice mi doctorado en ciencias en biología molecular en medicina.—le describí como si no fuera la gran cosa.

 

Miles parecía atónito. Debía admitir que yo en serio soy bastante impresionante. No cualquiera logra lo que yo. Y todo eso lo logre por mí arduo esfuerzo. No era malo que me sintiera orgulloso de mi mismo. Es que de verdad soy algo ¡bárbaro! Me reí en mis adentros.

 

—Supongo que tú también eras de esos niños superdotados.—aún parecía asombrado.

—Si lo fui.—admití.

 

—Tu… de verdad eres alguien increíble. No por nada eres jefe de tu propio departamento. Todo lo que has logrado es tan impresionante. Que suerte tengo de conocerte.—me miró embelesado, sonrojado.

 

De nuevo sentí que mis mejillas ardían. Creo que nunca antes me había sonrojado tanto en un solo día. Miles parecía tan hipnotizado, no parecía del todo consciente de lo que me decía.

 

De la nada Miles se despertó de su ensoñación. Me miró, alarmado.

 

—¿Acaso dije eso en voz alta?—pregunto en un murmullo, avergonzado.

 

Me reí por lo bajo. Sentí un poco de pena por él. Seré misericordioso.

 

—Podemos hacer como que no dijiste nada.

 

—Por favor—rogó de inmediato.

 

Me volví a reír.

 

—Creo que no escuche lo que dijiste antes, ¿qué fue lo que dijiste?—me hice el loco.

 

Miles de rio.

 

—Dije que es genial. No cualquiera logra lo que tú.—me halagó.

 

—Gracias.—mire mi reloj y me di cuenta de que ya era algo tarde.

 

Tenía que regresar al trabajo. A pesar que nosotros los jefes de departamento no tuviéramos un horario fijo para comer y podemos comer a la hora que queramos y tardarnos lo que quisiéramos, soy alguien responsable y disciplinado, estoy aquí para trabajar y nada más. Por mucho que me estuviera divirtiendo con Miles debía concentrarme en terminar mi comida y luego irme.

 

—Miles, lo siento, tengo regresar a trabajar. Así que terminaré mi comida y luego me iré.—le informé algo apenado.

 

Él pareció desinflarse un poco.

 

—Oh, entiendo. Yo igual debo regresar de todos modos. Me he tardo mucho comiendo—no me pareció muy convincente sus palabras.

 

No podía dejar que se fuera así de triste.

 

—Por cierto, me encantaría si en algún momento llegas a tener tiempo fueras a visitarme al departamento de genética, sería muy agradable hablar contigo tanto como se pueda durante el horario laboral.

 

Me miró con ojos brillantes.

 

—¿En serio puedo ir a verte ahí?—pregunto, emocionado.

 

Yo me reí.

 

—Por supuesto, eres más que bienvenido.

 

—¡Que genial! Tú también si en algún momento llegarás a poder, puedes visitarme al departamento de física.—ofreció.

 

Fruncí el ceño ante la propuesta. No es que no quisiera visitarlo, es que no podía ir al departamento de física.

 

—Me gustaría ir a verte ahí, pero no puedo. Yo hace poco menos de un año fui vetado del departamento de física.—le revelé con un poco de diversión.—Si me ven los nerds de física en sus dominios me linchan.

 

Ok. Eso último era una exageración mía, pero se entiende el punto de que tanto me odiaban los nerds de física.

 

Miles me miró con confusión.

 

—¿De verdad? ¿Qué pudiste hacer para que te vetaran del departamento de física?

 

Solté una risa presuntuosa.

—Tuve la osadía de corregir a uno de los científicos de física en algo de su campo de trabajo. Aquí eso es un pecado mortal, digamos que tenemos la regla no escrita de que nadie puede corregir a nadie que no sea de su mismo campo de trabajo. Como por ejemplo, puedo sin problema corregir a mis colegas científicos genetistas, mientras que un genetista no puede corregir a un físico en su campo de trabajo.—expliqué.

 

—Oh, entonces si es una regla, ¿por qué la rompiste?—me pregunto, pero no de forma acusatoria como lo hizo la gente cuando hice lo que hice sino con curiosidad.

 

—Porque el muy cabrón era un maldito idiota que se jactaba de ser muy listo, según había resuelto un problema muy complicado, pero estaba mal, yo… simplemente expliqué y corregí en el pizarrón todo lo que hizo mal y cual era el resultado correcto… Yo odio a los engreídos que no tienen razón para serlo.—dije cabrón en español, enfatizando mi molestia.

 

Miles me miró pensativo. Seguro piensa ahora que soy un idiota que se cree la gran cosa. Adiós amistad con Miles. Me lamenté en mis adentros.

 

—Por lo visto también sabes de física.—no pregunto, afirmó.

 

—Si.—respondí aunque no me pregunto.

 

—Eso te hace aún más genial. ¿Me dirías quien ese científico a quien corregiste? Sería divertido molestarlo en el futuro.

 

Con desconcierto le respondí.

 

—En algún momento te lo señalaré.—le prometí.

 

—Cool.—fue todo lo que dijo antes de volver a su comida.

 

Miles sin duda era increíble. Me gustaba mucho. Ahí termino la conversación, comimos en un cómodo silencio.

Forward
Sign in to leave a review.