Blue Hyacinth

Spider-Man: Spider-Verse (Sony Animated Movies)
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Blue Hyacinth
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Summary
Peter solo buscaba algunas flores para confesarse a su amor de la infancia, pero no esperó encontrar algo más que eso en aquella florería. MiguelxPeter B.
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Chapter 1

Un castaño de 20 años se encontraba cómodamente dormido en aquella vieja cama que rechinaba ante el mínimo movimiento del que abría los ojos perezosamente sin dejar de cubrirse con las mantas. Quería dormir un par de minutos más, la alarma aún no sonaba por lo que suponía que aún tenía tiempo, se giró para mirar el reloj sobre el pequeño mueble a un lado de la cama. Se encontraba apagado, cerró los ojos con la intención de dormirse nuevamente antes de caer en cuenta de lo que había observado. Abrió los ojos y se levantó con rapidez para sujetar el reloj digital moviéndolo un poco con frustración, acaba de comprarlo en una venta de garaje y ahora entendía porque estaba tan barato.

Buscó su celular para encenderlo y horrorizarse al ver la hora; marcaban las 8:48 de la mañana, sus clases comenzaban a las 10:30 y le tomaba casi cincuenta minutos llegar a la universidad.

 

 

― Puedo lograrlo. ─ Se animó a si mismo yendo a tropezones hacía el baño para meterse bajo la regadera tiritando cuando el agua tan fría golpeó su cuerpo desnudo. No le tomó más de cinco minutos salir yendo con una toalla enredada en su cadera hacía su armario de madera que al abrir la puerta esta se desprendió un poco más que el día anterior al estar tan deteriorada. No le prestó más atención de la necesaria mientras miraba su ropa y elegía que ponerse, aunque no tenía mucho que elegir; tres pantalones, cuatro camisas, un par de suéteres y dos chaquetas sin contar la ropa interior y los pares de calcetines era todo lo que ahí dentro había.

 

Con prisas tomó lo primero que alcanzó para cambiarse a prisa. Un pantalón negro, una camisa de manga larga de botones color azul claro arrugada y un suéter de lana gris para cubrir el desastre de su camisa era suficiente. Se puso unos botines color chocolate, sus gafas, tomó su mochila y estuvo listo para salir.

 

Eran las nueve con veinte cuando Peter abandonó su apartamento, desde hace medio año había salido de la casa de la tía May para independizarse y acortar el tiempo que le llevaba llegar a su universidad. Suspiró aliviado cuando llegó a la parada del autobús a tiempo, justamente este se encontraba llegando, más tranquilo se subió antes de que el pánico le abordara cuando no encontró su billetera en sus bolsillos. Se disculpó y bajó del transporte para correr a prisa de regreso a casa mientras maldecía mentalmente su mala suerte. Entró a prisa dejando la puerta abierta mientras revisaba por todos lados en busca de lo que le faltaba, pero como siempre cuando necesitaba algo no lo encontraba. Frustrado arrojó su mochila lamentándose cuando las cosas dentro salieron de la misma al estar abierta y entre todas ellas estaba por lo que había regresado a su apartamento.

 

Nuevamente esperaba el autobús mirando en cada ocasión la hora en su celular que contaba con la pantalla estrellada por sus constantes descuidos y accidentes. A las nueve y cuarenta ya estaba en el autobús deseando con todas sus fuerzas que no hubiera tráfico, que por algún milagro del universo el transporte no parara en ningún momento, pero como siempre, nada pasaba como él lo deseaba.

 

Ya eran las diez con quince cuando abordó el metro, quizá aún podría llegar a tiempo, por lo menos ahí no habría paradas de ningún tipo. Decidió n o ver más la hora guardando su celular en su bolsillo saliendo a prisa cuando las puertas del subterráneo se abrieron en la estación que tenía que bajar. Subió a prisa las escaleras y cruzó la calle corriendo, ignorando las bocinas que le alertaban de lo peligroso de aquello, chocó su hombro contra un alto hombre que caminaba en dirección opuesta a él.

 

 

Cuidado.  ─ Le escuchó, pero no le entendió. Se disculpó en voz alta sin detenerse. Estaba a 12 minutos de llegar a tiempo, solo tenía que apresurarse. Cortó el camino por el parque cerca de la universidad que le gustaba ir a pasar el rato con alguno de sus amigos o para comer el almuerzo solo.

Al fin llegó corriendo entre los pasillos sonriendo al ver la puerta del aula de su primera clase, la empujó para abrirla con fuerza atrayendo la atención de los estudiantes y el profesor.

 

 

― ¡Llegue! ─ Gritó orgulloso mientras alzaba los brazos al aire.

 

 

― Tarde. ─ Mencionó el profesor tentado a no dejarle pasar, pero no podía molestarse demasiado con el muchacho, era su mejor estudiante y no era habitual que llegara tarde, solo algún que otro día a la semana. ― Tome asiento Parker. ─ El aludido agradeció adentrándose en el aula cerrando la puerta tras suya para ir a su lugar a un lado de Harry que se burlaba bajo por la manera en la que había llegado.

 

 

― ¿Qué te pasó amigo? ─ Murmuró para que el profesor que había regresado a su explicación no le escuchara.

 

 

― Mi despertador murió. ─ Se quejó mientras sacaba un cuaderno y un bolígrafo para comenzar a tomar notas de la clase.

 

 

― Ya sé que regalarte para tu cumpleaños. ─ Se burló notando como el castaño se reía bajo.

 

 

― Lo estaré esperando. ─ Peter creyó que había librado el tener un mal día, pero ahora estaba siendo sermoneado por el profesor sobre la puntualidad y como no era una excusa el quedarse dormido para llegar tarde. Las siguientes clases fueron más tranquilas al llegar a tiempo y tomo el almuerzo con su mejor amigo en el parque donde le gustaba relajarse y que servía como atajo para cuando se hacía tarde.

 

 

― ¿De verdad lo harás? ─ Preguntó curioso mientras daba un mordisco a su emparedado viendo como el de gafas asentía con la cabeza.  ― ¿No te da miedo que te rechace?

 

 

― Me preocupa, sí, pero si no lo intento nunca lo sabré. ─ Le dio un trago a su gaseosa al haberse terminado la comida que le invitó su amigo. ― ¿Qué es lo peor que podría pasar?

 

 

― ¿Qué se burle de ti? ─ No es que quisiera realmente desanimar a su amigo, pero el que pensara en confesarse a la pelirroja que era de las más populares en la universidad le parecía una locura.

 

 

― No creo que ella sea tan mala. ─ Ambos continuaron charlando un poco más antes de regresar a la universidad para sus últimas clases. Como cada tarde al salir Peter ayudaba a su adinerado amigo con su tarea explicándole lo que no entendía y hacer la suya. Miró la hora antes de levantarse guardando sus cosas dentro de la mochila despidiéndose del otro al tener que ir a su trabajo.

 

De jueves a domingo trabajaba de barman en un lugar cerca de su departamento, por lo que no había problema con regresar pasadas las cuatro de la mañana al terminar su jornada. Primero llegó a su hogar arrojando la mochila cerca de la cama antes de buscar su uniforme que constaba únicamente de un pantalón negro, una camisa blanca de botones -que siempre planchaba tras lavarla- y un chaleco negro. Se vistió y fue al baño para peinar su cabello que hasta ese momento no notó que estaba hecho un desastre. Se retiró las gafas para ponerse los lentes de contacto y así no entorpecer su trabajo. Estando listo puso una chaqueta sobre sus hombros para protegerse del frío del inicio del otoño que le daba a la ciudad un clima bastante variado en ocasiones con noches de cinco grados solo para otras con veinticinco, salió de su hogar para caminar un par de calles hasta su lugar de trabajo entrando por el callejón de la parte trasera donde estaba la entrada de empleados.

 

 

― ¿Cómo te fue en la escuela B.? ─ Preguntó su compañero de trabajo que ignoraba al encargado cada vez que le regañaba por no retirarse los piercings.

 

 

― No también, llegué tarde y me regañaron.  ─ Se quejó mientras doblaba sus mangas para quedaran antes de sus codos, no entendía porque les pedían usar camisa de manga larga si luego tenían que arremangar las mangas.

 

 

― Deberías dejarla.

 

 

― No todos podemos ser un alma libre como tú, Hobie. ─ Dijo divertido mientras el otro alzaba los hombros restándole importancia.

 

 

― Supongo que no todos pueden ser tan geniales.

 

 

― Cállate.  ─ Entre risas golpeó su brazo antes de que el encargado fuera a regañarles por no estar en sus puestos de trabajo.

 

 

 

 

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