Shooting your heart

Marvel Cinematic Universe Spider-Man - All Media Types Spider-Man: Spider-Verse (Sony Animated Movies)
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Shooting your heart
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Summary
Miguel O'Hara ahora ha huido y está en espera de poder encontrarse con aquél que le cautivó de arriba a abajo, su obsesión. Ahora con todo listo, se ha decidido en recibir a Peter Parker, el Omega que no se vió intimidado por él como otros.Pero quizá es esta vez Miguel quien debe insistir para verlo. Los papeles se invirtieron, y con ello, Miguel se ha dado cuenta que fue un completo error fingir que Parker estaría seguro lejos de él, solamente le ha dado más tiempo al enemigo para planear cómo asesinar al castaño.
Note
Primero que nada, debo agradecer a todos los que me apoyaron en querer hacer esta segunda parte, ya que no estaba para nada seguro de si debía hacerla. Sin embargo, entre varios comentarios aquí tanto como en Wattpad, me he decidido por hacerla y darles explicaciones y una historia más detallada, aunado a que había visto comentarios de que habían estado buscando algo con una temática de narcotráfico.Ahora, para una sana lectura y sobretodo para que nadie salga mal de acá, hay varias cosas que me son completamente necesarias expresar.𝐈. No planeo escribir las cosas con tintes suaves. Violencia es violencia. No planeo suavizar las cosas, y voy a ser gráfico en muchas ocasiones.𝐈𝐈. Esto va a ser dinámica ABO, de la forma más tradicional que pueda, pero no esperen mucho, me gusta cambiar cosas. En tal caso, siempre voy a incluir una explicación al final de cada capítulo. Lo haré al final porque planeo que experimenten sin saber y luego puedan comprender y haga clic.𝐈𝐈𝐈. Esto es un fic donde Peter va a tener momentos power bottom, es decir, que va a tener momentos de sumiso dominante. Pero Miguel será top, y no va a ser un Alfa suave, trataré de hacerlo lo menos Ooc posible.𝐈𝐕. Peter Parker y Mary Jane están divorciados, la segunda ya tiene pareja, y Mayday sigue existiendo en este universo.𝐕. Habrá CNC, es decir, consent non consent, si no sabes lo que es, prácticamente es sexo o situaciones sexuales donde hay consentimiento pero el juego trata del "no consentimiento".𝐕𝐈. No puedo expresar este punto lo suficiente: no tomen a la ligera los Trigger Warnings, si los estoy poniendo es por algo, no esperen que vaya a disculparme por ello. Siempre pondré al inicio del capítulo, el trigger warning del capítulo.𝐕𝐈𝐈. Por favor, tengan en cuenta que el narcotráfico, la trata de blancas y la venta de drogas y armas ilícitas es un problema que trataré de tomar con seriedad a pesar de escribir por diversión.𝐕𝐈𝐈𝐈. ¡Y recuerden! No porque escriba sobre estos temas, quiere decir que estoy de acuerdo con algunas ideologías o acciones de los personajes. Todo es para y por la historia.𝐈𝐗. Habrá alguno personajes de Call of Duty, no es necesario conocerlos, pero si desean investigarlos, serán König, Ghost y Soap, son parte semi importante de la historia, pero no habrá confusión alguna, en caso de que no los conozcan.Por último, me pueden encontrar también en Wattpad como ﹫moon_systemCuidar la sanidad mental nuestra y los demás también es de Punks, chicos.Disfruten mi delirio hecho letras.
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BALA NO. 1

La puerta se abrió para dejar entrar al castaño. Era un Omega alto y considerado alguien delgado. Debido a sus embarazos previos y su edad, ya no era totalmente así, pero no podía igual llegar a tener una complexión media. Tenía unos ojos de cachorro, color avellana que iban a juego con su personalidad jovial. Iba con una niña detrás que le jalaba el pantalón tratando de llamar su atención, un niño en un brazo, y una bolsa llena de víveres en otra.

Le sonrió a la niña pelirroja, indicándole que pasara, para que pudiera cerrar la puerta con el pie, mientras el teléfono se encontraba entre su oreja y su hombro. A veces la cantidad de malabares que hacía le sorprendía incluso a él.

—Sí, sí, lo sé tía May, ya estoy en eso.

Peter además de las varias bolsas de despensa, trataba de seguir respondiendo mientras llevaba todo dentro, dio un empujón con el culo a la puerta para poder cerrarla por fin, después de haberla empujado primero con el pie.

May corrió a su habitación, y el niño en sus brazos, moreno y regordete, se reía al ver que se le rompía la bolsa y se le caían las frutas, logró abrazar la bolsa a tiempo para no dejar que la caja de huevos cayera al suelo y se quedó quieto.

—¡May, corazón! ¿Puedes venir? Papá necesita algo de ayuda… No, Tía, estoy bien, de verdad.

—No, no entiendes, es que tienes que tener mucho cuidado, ¿seguro que podrás despegarte? Sabes, te fue muy difícil la primera vez. —la otra voz del otro lado de escuchaba preocupada mientras observaba a la niña salir con un gorro de Spiderman en la cabeza.

—Podrías… agarra la cajita, mi amor, con cuidado para que no se rompan. —le indicó. Su tía volvió a regañarlo mientras intentaba decirle algo, y él gimió en estrés. —Lo sé, lo sé, esta vez lo dejaré en la guardería, pero aún me parece muy pequeño, de verdad.

—A May le fue muy bien cuando eras más joven.

—Claro que no, sufrió sin mí.

—El que sufrió fue otro —se quejó ella. Y sabe que tiene razón, no fue su niña la que había llorado cuando la dejó en el kinder, había sido él. Le había sido duro despegarse de su niña, y ahora saber que tenía que despegarse de su segundo cachorro, sería igual de duro. Las cosas no se volvían más fáciles sólo porque ya hubiera pasado por la experiencia. —, entre más rápido, es mejor para él, Peter.

El puchero que siguió, no lo pudo ver la mujer. La niña pelirroja dejó la caja en la barra, mientras ayudaba a recoger las cosas.

Rehusado a seguir esa conversación, decidió darle la razón a la mujer, ninguno de los dos iba a ceder. Él no quería dejar aún al niño, y ella pensaba que era hora de hacerlo, de ayudarlo a "dejar el nido".

Qué nido ni qué nido. Él no iba a alejar a su bebé de él… aún. Sólo necesita algo de tiempo, sabe que es necesario para el niño socializar con otros bebés, pero no pasa demasiado tiempo lejos de sus hijos. Tampoco lo busca, ellos dos son la razón de su existir.

Cuando termina la charla con un regaño con todo su nombre completo, el hombre solamente se encoge de hombros al escuchar. Pero termina por ceder un poco. Pronto termina colgando para acercarse a la sala común, dejando al niño en el suelo sentado.

Volvió a la cocina para acariciarle la cabellera a Mayday, cargándola por debajo de sus axilas para darle una vuelta sonriendo.

—Mi pequeña valiente. ¿Te gustaría ver algo hoy? Podemos ver Stuart Little con tu hermano.

—Stuart me gusta. Pero también Nemo. ¿Crees que podamos ver las dos? —los charquitos de mar que tenía por ojos se hicieron más tiernos a propósito.

Maldito su corazón de pollo.

—Tal vez, pero elige una primero, ya ahí pónganse a ver algo en lo que hago de cenar.

Se acercó a la puerta, recogiendo el correo mientras iba checando algunos de los papeles, suspirando entonces.

Tenían varios pagos atrasados. Desde hace años, había estado saltando de trabajo en trabajo, ser reportero era algo que prácticamente se había vetado para él desde el incidente.

Desde lo ocurrido con aquel hombre, las complicaciones habían llegado a su vida. Por supuesto que pudo vender la información a muy buen precio, pero el dinero no es eterno y él es un simple mortal con la suerte en su contra. No solamente era pagar renta del departamento, también era ropa para Mayday que crecía como árbol, también zapatos, los pagos de colegiatura, sus útiles escolares, y otras necesidades que pudiera tener (aunque MJ ayudaba con los gastos de ella).

También había estado su embarazo, los gastos del niño, las acomodaciones, el hospital, la fórmula. ¿Saben cuánto cuesta esa cosa? Peter comenzaba a pensar que en el mercado negro la fórmula igual y era más barata.

Claro, si puede ahorrarse 15 dólares al menos por bote, pediría ahí sin dudarlo.

Tener aquel niño había sido una Odisea, y entre tanto escándalo por parte de los medios, había sido complicado irse lejos de su única familia, para asentarse con los niños en otro lugar. Y ahí iba otro gasto más. Había tenido que dejar su hogar, poner en aprietos a MJ, que su Tia se preocupara de más, era todo un desastre y no le había gustado el punto al que habían tenido que llegar.

Su embarazo había sido casi a escondidas. Las dos mujeres más importantes de su vida le habían dicho de abortar, pero ya estaba demasiado avanzado cuando se dio cuenta de su condición. Él solamente pensaba que eran burritos y demasiadas hamburguesas, no una pequeña mini hamburguesa viviente.

Las cosas habían sido difíciles, sí, pero no sé arrepentía de su decisión. Y a pesar de que ambas mujeres estaban conscientes de que aquel niño era de alguien peligroso, siempre supieron que era una batalla perdida cuando Parker decía que haría algo. Así que el bebé nació. La razón, no la supieron ninguna de las dos, tampoco que Peter estuviera muy consciente, solamente supo que lo quería tener, muy independiente de su instinto Omega que había querido proteger al niño a toda costa de cualquier intento de aborto.

May había estado encantada, pero cuando vinieron las dudas sobre los bebés y de dónde venían, la niña había escupido la más importante, ¿MJ era también mamá de su hermanito, y si no, quién era el papá de su pequeño hermano? Peter tuvo que decirle que a veces los Omegas decidían tener hijos por sí mismos, independiente de si tenían o no un Alfa.

Mentiras piadosas. Ella no necesitaba saber qué es lo que había pasado con O'Hara. Y había hecho todo lo posible por desconocer cualquier indicio de que había alguien investigando, alguien alrededor suyo que buscaba más información de la que era realmente relevante. Esa era su vida y la de sus niños, nadie tenía derecho a violentar eso, ni hablar de su pasado.

Había visto las camionetas blindadas, a veces sintiéndose observado, detestando estar solo con sus crías en ocasiones, puesto que era incómodo sentir que no importa a dónde fueran, nunca iban solos. Lo ponía bastante paranoico. Pero de todas maneras, en algún punto cesó, dejó de ser foco de interés de la policía, las noticias entre reporteros dejaron de sonar, y cualquier indicio de que él hubiese tenido algo con O'Hara, había quedado en el pasado.

Claro, ellos no sabían que se había acostado con él, y que prácticamente tenía ahora la cría de un peligroso traficante. Había dejado indicios cuando se hizo algunos amigos por aquí y por allá.

Prefería las cosas así, y hasta el momento, con todos sus problemas, no hubiese cambiado de decisión. No le daba una mala vida a ninguno de sus dos cachorros, no lo ha hecho solo, lo sabe. Su Tía May y MJ le ayudan bastante, tanto como él ha dejado que lo hagan, puesto que hay momentos donde obviamente no da siquiera a torcer su punto de vista.

Deja todo preparado en una pañalera y le guarda unas cosas a May también, limpia la cocina, deja todo listo, limpio. Puede guardarle comida a May en un Tupperware, y algo de papilla para el bebé.

Al día siguiente, no tardaron demasiado, a pesar de que Mayday se quejaba insistente de querer dormir. Se dice que tiene que aprender a decirle no a la niña.

Cuando termina de arreglarlo, bajan y en aquella camioneta 4runner que su tía prácticamente le donó, sube a los niños. No fue un regalo, Peter se ha asegurado de ir pagando todo lo que pudo haberle costado o al menos el costo actual, pues tiene al menos dos décadas, es viejo pero totalmente funcional, que es lo único que necesita. Se había negado a que le regalara aquello, sabe que su tía no está en condiciones de regalarle nada.

Le indica a May que suba, y luego de verla sentarse, acomoda al morenito en el portabebés, poniendo sus mini cinturones correspondientes.

Con todo listo, arrancó, llegando minutos después a una guardería donde los dejaría de momento. Tenía una entrevista de trabajo para ser ayudante de producción en un programa de noticias. Era un puesto sumamente importante, y aunque él mismo no podía ya estar metiendo mano en algo así, le gustaba la idea de seguir trabajando en el medio. Le darían la oportunidad después de años de oscuridad, de intentar al menos volver.

Era un pequeño sueño, y empezaría desde ahí, era suficiente por ahora, la vida le sonreía.

Apenas está a punto de estacionarse, cuando ve un auto negro acomodarse a algunos autos más allá. Ignora aquello mientras se detiene en el lugar por fin, quitando su cinturón para apagar el automóvil y bajar.

Le vibra el teléfono cuando está por bajarse del auto, pero chasquea la lengua, tiene que llegar a esa entrevista, pero no responde, bajando con cuidado y cerrando mientras mira el lugar.

Se siente pequeño ante la instalación educativa a sus espaldas, ahí estarían sus niños, y una parte de él sabe que en realidad no tiene miedo por lo que ve, es lo que implica. Una vez que los deje ahí, tendrá que ir a una entrevista donde deberían estar varios periodistas estrella, mucha gente que quizá, al menos, le reconocerían como la estrella caída.

Su idea de conseguir buen dinero funcionó, pero a expensa de destruir su vida personal. No está seguro de que pudiese volver a tomar la misma decisión, si se lo ponen en el plato. Tener al pequeño moreno, es algo que tal vez cambiaría, de eso justo ahora, no se arrepiente.

Carga al bebé y lleva de la mano a May mientras caminan a la entrada. Deja a los niños con una pequeña sonrisa, se besó las yemas y se las pone en la frente al niño con ojos rubí, inhala hondo y da media vuelta para no salir llorando. Esto es importante, su Tía le había ofrecido que dejara los niños en su casa, pero sabe que ella está ocupada, no se atreve a pedirle un favor así.

Cuando ya está afuera después de haber entregado a los infantes, le vuelven a llamar, y mira la pantalla.

—Hola, Mary Ja…

—¡Peter! ¿Están los niños contigo? —la alarma en la voz de su antigua alfa le hace sentir alerta.

—¿Qué? No, los acabo de dejar hace rato, ¿Estás bien? MJ, ¿qué pasó?

—Alguien dijo que te estaba buscando. No creo que sea buena idea que vayas… Regresa con los niños a casa, Peter. Era un señor extraño, parecía un Federal.

El hombre se puso tenso. Se relamió, pero solamente se quedó quieto observando el lugar sin responder. De repente, era como si toda su paranoia le gritara que algo terrible sucedería si entraba a aquél lugar. Debería regresar por los niños.

Se regresó al auto después de colgar, abrió la puerta y sintió el dolor agudo en el hombro, alguien le tapó la boca para forzarlo al silencio, no dudó en removerse. Echó su cabeza hacia en frente para intentar estrellarla contra la persona en su espalda hacia atrás. Pataleo con fuerza, se impulsó con el suelo, volviendo a hacer aquél movimiento violento con la cabeza, queriendo desequilibrar a la persona, arañándole el brazo antes de sentir que se iban ambos de espalda.

Mordió la palma con fuerza y con el corazón acelerado se deshizo del agarre, trató de salir corriendo, gritó, le jalaron la pierna cuando intentó arrastrarse lejos.

Se tropezó, soltó una patada mientras un hombre le jalaba para tenerle debajo. El golpe en su estómago lo hizo toser y lloriquear, cualquier atisbo de adrenalina comenzó a bajar, se mareó. La máscara negra era lo más visible, sus ojos se desenfocaron mientras miraba su hombro. Una jeringa. ¿Y eso?

Parpadeó confuso. No entendía, ¿quién era? Esto sería normal si estuviera tan siquiera aún dentro del asunto de investigación con alguna noticia jugosa pero peligrosa entre manos, algún buen cotilleo como reportero, pero ni siquiera llega a periodista o columnista.

Quien quiera que tuviera problemas con él, estaba seguro de que no era a él a quien buscaban.

Sus brazos comenzaron a dejar de responder y no se dio cuenta del momento exacto en el que se desvaneció. Lo último que pudo pensar ni siquiera fue en sus hijos, en realidad fue en nada, su mente se apagó.

Aún así, pudo escuchar disparos, y gritos, gente que parecía en pánico, se pregunta si lo alucinó o si fue algo real de lo que debería preocuparse.

Había cosas peligrosas en el mundo, desde los años 2000 a ahora, las cosas han cambiado de forma exponencial. La gente se ha vuelto más descuidada, pero también más inteligente en algunos aspectos. Era más difícil ahora pasar drogas sin que alguien supiera o que dejara algún tipo de rastro.

La gente era bastante crédula entonces y podía llegar a serlo ahora, es algo que había aprendido Miguel. Las cosas son sencillas cuando sabes la naturaleza del ser humano. Esa necesidad de poder poseer la seguridad propia y controlar la de los demás. Tener esa clase de poder te convierte en alguien peligroso, en alguien que debe ser detenido de alguna manera u otra, y la rapidez con la cual todos se armarían contra ti, sería por la intensidad de tu tiranía y tus órdenes.

No le gusta la idea de que alguien más pudiera obtener su seguridad, de que alguien le tuviera en la palma de su mano. No, él debe tener la última palabra, el que riera al último, el que tiene el control y la palabra en lo que sucedería. De no ser así, buscaría la forma de que todo fuera a su favor.

Creció pensando que el dinero le daría respeto, que un hombre que no tiene plata para gastar, era un hombre sin valor como persona.

Su padre le enseñó que siempre le iban a sobrar amigos y gente que quisiera tenerle cerca si los billetes estaban de su lado. Pero ¿Con cuántos realmente podía contar cuando no estaba enredado entre sábanas de seda y con trajes caros? ¿Quién se quedaría si lo vieran sin todo aquel oro y dejara de vestir de traje y zapato fino?

No le desea el mal a nadie, y no se fija en lo que hacen siempre y cuando no le jodan de vuelta. De niño su padre siempre le enseñó a ser el gallo de la familia, y como tal, era capaz de ser siempre el que se levante una vez más, sería el que sabría iniciar y terminar sus peleas con él como victorioso.

Le gusta pensar que a raíz de esto y cómo han ido desarrollándose varios acontecimientos, es que se ha vuelto de aquella manera.

Monstruo. Vil. Bestia. Inhumano.

¿Lo es? ¿Cómo le llamas a un hombre que está al verjo de un peñasco y necesita salir ahí, y ve que puede salir pero solamente si deja atrás su humanidad? Si las rupturas de dedos, si la sangre ni el dolor le detienen, ¿Realmente es un monstruo por haber querido sobrevivir y haberlo hecho? Para él es un trofeo, pudo seguir adelante. Roto o no, ha sobrevivido y es lo que debería de contar.

Que se jodan todos aquellos que pensaban que lo había tenido fácil, incluso, que aquella era una forma poco honrada de hacer las cosas.

No era más honrado un Policía por agarrar a un tipo que robaba para alimentar a su familia, que él, que le da trabajo a la gente para ayudarles a traer dinero y alimento a casa.

Todos tenían sus reglas, y habían intentado imponérselas de pequeño, pero ahora son sus reglas bajo las cuales juegan todos los demás.

No es un juego, le dirían, y él diría que lo es. ¿Realmente no lo era? Todos los días todas las personas se jugaban la vida, iban por ahí sin tener presente lo efímero de sus vidas, que no se daban cuenta que era solamente otra ruleta rusa. Él estaba siguiendo las reglas principales y haciendo las suyas propias. No planeaba dejarse caer, nunca estuvo en sus planes, y probablemente jamás hubiese podido hacerlo.

O'Hara estaba desde hace años esperando tener a Parker entre sus manos. Era extraña esa sensación de posesividad que le corroía.

Cuando está en la oficina, su teléfono personal suena y es cuando responde sin hablar.

—Ya los tengo, casi llego tarde. Estuvieron siguiéndolo toda la semana más de cerca. Le inyectaron algo. —la voz al otro lado suena seria. Ghost era de esa manera, serio, sin problemas para poner el límite marcado entre la molestia o miedo y el profesionalismo.

—Entonces es hora. Sé lo más discreto posible.

—¿Sólo a él?

—La niña no me interesa, pero puede ser prudente traer a los dos, dado que es su cachorro. —admitió pesadamente. Una parte de él, el Alfa en su interior, siente algo de rechazo por aquella niña. No es su estirpe, no le debe cariño, ni siquiera la posesividad que tiene hacia Peter logra extenderse hacia ella. Pero sería bueno usarla para tranquilizar al hombre.

—Llevaré a los tres, señor.

¿Tres? Su mente se nubla un poco en juicio y quiere reclamar, inhalando lento. Los años de estrés le han ayudado a manejar ese tipo de emociones.

—Más vale que exista una buena explicación. Regresen ahora, entonces.

Y cuelga. Si el hombre no le ha dicho todo, o lo ha hecho, que lo duda ahora, espera que su enojo no saque lo peor de él. Pero no, debe haber una explicación razonable para esto, Ghost no es el tipo de persona que olvide algo tan importante, en realidad, Simon es el tipo de hombre en el que puedes confiar para que todo suceda.

Todo lo que consideraba necesario, peligroso o de índole donde había algo sensible a tratar, era el primero a quien recurría. Jamás podría enviar a König, ese hombre no le dejaría día ni noche, a menos que fuera estrictamente necesario, no tiene problema con ello, incluso cuando sabe que el hombre le haría caso si lo manda a él en vez de a Simon.

Pero prefiere tenerlo cerca. Es un hombre fuerte, peligroso, y Ghost es suficiente. Muy pesar de sus emociones hacia el Omega, tiene la cabeza fría para seguir pensando en su auto preservación, y saber que un Omega es incluso un ser del cual puede disponer y seguir adelante.

Incluso Peter Benjamin Parker, se quiere decir.

Sabe que hay algo de mentira en ello, pero no trata de cambiar su propio punto de vista. Su raciocinio y la parte instintiva tienen usuales choques de poder. No necesita eso de momento, así que decide cambiar de tema en su cabeza.

Las horas pasan, el reloj sigue su curso, durante todo ese tiempo, O'Hara no hace caso al mismo, tiene cosas que arreglar, ni siquiera se molesta en encargarse de que todo esté listo para cuando el Omega llegue, así que no lo piensa.

Tiene cosas más peligrosas en qué pensar, entre sus ideas, está el hecho de que después de tanto tiempo, ha comenzado a tener problemas con los Cubanos. Anteriormente, le han dejado estar en su territorio porque no era una amenaza, pero han pasado años de su estadía y las aguas comienzan a inquietarse.

No es el único que ha buscado asilo ahí a lo largo de los años, siempre que llega alguien nuevo, todo comienza con dar a entender que ambas partes quieren un beneficio mutuo si es que la parte que ha llegado antes, accede.

Miguel había logrado llegar a lo que uno llamaría un ganar-ganar. Les ayudaba a la obtención de armas y la transportación de droga, a cambio de asilo tranquilo y una pequeña comisión del 40%, una generosa, considerando que se está quedando en tierra que no es suya. Pero no es tonto, el hombre que los acoge lo hace por la sencilla razón de un favor que está pagando del pasado.

Ahora que ha tenido problemas en la frontera y que su lugar en la cadena alimenticia de Estados Unidos parece querer flaquear, es cuando parece que el país en el que está, comienza a dudar de sus capacidades. No necesita eso. Todo tiene un delicado equilibrio que no está dispuesto a romper.

Cuando pasan las horas y el alba llega, la siguiente noticia que obtiene es por parte de König, que le indica que no tardan más de dos horas en llegar los paquetes. No necesita preguntar más, el día ha sido largo y ha hablado con el hombre a cargo en Cuba para que los dejen pasar sin ningún problema.

Se quedó en la oficina atendiendo llamadas sobre un cargamento que parecía tener retraso, inusual si lo piensa bien, no dudaría en pensar que la persona del otro lado del charco, está detrás de esto. Billy Russo.

Es un hombre al que ha tratado poco y que empezó desde los suburbios, tiene entendido. Apenas ha comenzado a tomar poder, y no le agrada, todo se está alineando para que ese hombre sin rostro comience a desear tomar cada parte de su territorio con peleas violentas y la sangre de cada persona que le siga.

Ya ha sucedido que encuentran a su gente siendo de alguna forma herida de formas violentas, como si fuera algo personal en algunas ocasiones. Y otras parece tan frío, que ni siquiera podrías sospechar que es ese hombre. Miguel no ha respondido en ese gran tablero de ajedrez, necesitaría ir en persona a observar la situación, pero tampoco puede abandonar esa tierra donde las cosas están tan tensas.

Necesita arreglar todo en Cuba antes de poder dedicarse a Estados Unidos. Además, en esos momentos está cómodo. Su tensión es más que nada porque detestaba aprovecharse de un territorio como lo es ese, pero sobretodo la idea de que se estaba escondiendo.

A minutos antes de terminar el día, entra Ghost con cuidado, tiene su usual máscara, aquella que no se quita ni siquiera ante él, y no se lo pide nunca. Conoce a Soap, sabe de memoria el rostro de König, pero Ghost es un hombre diferente, si quiere su lealtad, quebrantarlo sería sólo perder el tiempo, tenía que ser paciente con alguien así.

Y no le preocupa de momento.

Cuando se pone frente a él, los separa el escritorio, y Miguel tiene las piernas cruzadas, su codo se acomoda en el reclinador y está su pulgar en su mentón con su índice y medio en su sien. Está harto, Ghost puede notarlo con cada fibra de su ser, por lo que no logra evitar sentir la tensión en sus hombros. Aquel moreno era de temer tanto como él mismo.

—¿Y bien?

—Los tres están a salvo. Ninguno sufrió un rasguño. Durante la semana estuvieron siguiéndolo y pude interceptarlo cuando uno de ellos intentó drogarlo, probablemente era para atraerlo a usted —admite con voz gruesa y ronca. —, le interesará saber que, como me especificó, usted no quería saber nada que no fuera realmente relevante, ya sea algún problema que atentara contra la vida del activo, o si llegaba una pareja formal.

Miguel le miró, entrecerrando los ojos aun sentado, con el destello rubí lleno de desconfianza, pero pronto se enfrió, tratando de encontrar la situación en la que se encontraba.

—¿Me dices que Peter tiene otro hijo?

Ghost no respondió, con el tiempo había aprendido del temperamento del hombre, a veces preguntas como esas no necesitaban respuestas.

Miguel se levantó, caminando hacia el hombre y pasando de él. Era cierto, no podía desquitarse por sus propias reglas, a pesar de todo, era un hombre justo, y trataba de apegarse a la lógica.

Camina, observando a una de las mucamas al salir de aquella oficina, que con la mirada Miguel solamente le hace saber lo que desea, una mujer Beta que le indica el camino hasta la habitación.

—Tiene que saber que los cachorros están muy alterados, Señor, lo mejor sería quizá por ahora, que se quede lejos. El señor Parker aún no se levanta, y sus propias feromonas en un estado alterado, podría abrumar a los niños.

Razonable, y aún así, le dió una última hojeada a la mujer, entrando después. El hombre delgado estaba dormido aún en cama y parecía que no despertaría de momento, pero observó dos mucamas con los cachorros. Otras Beta. Por lo usual las elegía con una razón en específico para tener alrededor, considera que al menos esa casta es más obediente y segura. Los Omegas podrían traer problemas, pero ahora con dos cachorros en casa, debe considerar cambiar sus propias reglas.

Tiene un par de Alfas trabajando para él, y los Omegas a su disposición, no le sirven si no son para el ámbito sexual, ¿Por qué querría a una persona que con su celo podría alborotar a los demás? En caso de trabajar para él, los supresores eran un requerimiento. Eran una obligación.

Pidió que sacaran a los niños, y que los pusieran en alguna otra habitación en lo que él terminaba sus asuntos con aquél hombre. Trataron de explicarle que el muchacho no despertaría si no era hasta dentro de un par de horas más, pero no importó.

—Señor, mi papá… no quiero irme sin mi papá.

La niña ya era bastante mayor para poder hablar, incluso se acercó corriendo a él con un puchero. Tenía la melena rojiza de la Alfa de Parker. No. Su anterior Alfa, porque Miguel se aseguraría de ser el siguiente, así tuviera que marcarlo a la fuerza.

Sintió disgusto, esa niña no era suya, y aún olía a otro Alfa, lo cual le aseguraba que era probable que Parker siguiera en un contacto constante, seguro por la niña… y el niño nuevo del que no sabe nada.

La mujer Beta parece impresionarse cuando la niña se había soltado de su agarre antes de aterrarse cuando ve que jala suave el pantalón de Miguel, trata de hacerle ojos de cachorro, pero eso no tiene ningún efecto en él.

—Ven, corazón, tu papá puede venir cuando despiertes.

La niña negó, queriendo acercarse a Peter, Miguel puso la mano en su brazo, siendo firme pero sin ser violento.

—Tu papá va a estar bien, sólo necesito ayudarle a despertar. —sus ojos rojos le miraron, y tan duros como eran, trató de suavizarse. —Mayday, ¿Cierto?

La niña dejó de intentar acercarse, mientras Miguel se ponía a su altura, tomándole suave de los hombros. Sus manos morenas eran mucho más grandes, pero trató de infundarle a la niña un poco de tranquilidad. No era sorpresa que se le daban mal los niños, pero intentarlo tenía que contar por algo.

—Tu papá va a quedarse un rato, pero cuando despierte, lo llevaré contigo.

Aquello no calmó del todo a la niña, pero al menos dejó de insistir, y pronto se llevaron a ambos. El niño parecía dormido, así que se acercó a observarlo.

Moreno, con unas mejillas regordetas y el cabello de un negro azabache, con unas pestañas del mismo color. Estaba tan tranquilo y quiso acercarse a oler, pero se reprendió a sí mismo, aquello no podría ser verdad. El niño tendría si acaso dos años y un poco más, y la naricita se movió cuando le observó.

No lo quería ver despierto, quizá por lo que implicaba aquello, pero pronto los mandó a salir, de todas formas los niños fueron evacuados y puestos en otra habitación con Soap y Ghost de guardia con un par de mujeres Beta que se encargarían de distraerlos.

Esta vez se quedó solo con el cuerpo dormido en aquella cama.

¿Hace cuánto que no observa ni siquiera una foto del hombre? Porque se ha negado a hacerlo, sabe bien por qué: todo ese tiempo ha pensado que habría sido demasiada tentación, así que había preferido seguir omitiendo su deseo, pero ser insistente con su trabajo.

Pero ahora está ahí en la cama, acostado de lado, con los labios delgados y rosados entre abiertos, tiene las cejas tanto como el cabello de un color castaño claro, y siente curiosidad de acariciarle el rostro. No lo hace, en cambio se sienta en la silla que hay en la habitación. Decide que es momento de ser aún más paciente, paso a paso, las cosas saldrían bien.

Así es como ha hecho las cosas hasta ahora, y le han resultado bien, no hay porque apresurarse.

Cuando Peter comienza a removerse es cuando Miguel levanta la vista del celular.

El Omega lo hace con queja mientras abre los ojos, la vista borrosa mientras se empuja con los brazos para poder sentarse.

—No te recomendaría levantarte en tu estado —la voz ronca del hombre dejó helado al hombre que había intentado sacar una pierna de la cama. Cuando sus ojos se enfocaron, pudo verlo tal cual lo recordaba. Grande, tosco, imponente. —, pero hazlo, veamos qué tan lejos llegan tus piernas.

May, Miguel.

Su corazón se acelera.

—¿Dónde están? —la voz sale rasposa, tiene un sabor extraño en la boca, pero se levanta, y el mareo llega pronto. —, ¿Dónde están mis hijos?

—Más seguros de lo que estaban en Estados Unidos, eso puedo asegurarlo.

—¿Dónde están? Mira que si les has puesto un dedo encima…

Miguel bufó.

—¿Y qué si lo hice? ¿Me harás daño? Acusaciones vagas, ¿Me matarás? En tu estado hasta un niño podría tirarte. Guarda silencio y escúchame. —gruñó, no iba a simplemente darle los cachorros. No planeaba ponerle fácil las cosas, lo sabe. Miguel no puede estar jugando al gato y al ratón en esos momentos, aún tiene algunas cosas que arreglar. —Estuvieron a punto de asesinarlos, a los tres.

Peter sintió la tensión en su quijada, una vez levantado, luchó con las ganas de desvanecerse hasta que estuvo bien. El moreno sólo pudo maldecir, qué necio, hubiese sido más fácil si simplemente se queda sentado, pero el reportero no es cualquier hombre.

Si fuese alguien cualquiera, no estarían en aquella situación. Peter está hecho un gran Omega, uno que realmente lo ha hecho captar su atención.

No había bajado la cabeza y ahora parecía incluso estar más preocupado por sus hijos que él mismo. Es lo que haría un buen padre si decidiera tener hijos con él. No tenía demasiado tiempo considerando la edad del hombre, pero sería suficiente para darle un par.

—¿Por qué? ¿Por qué estamos aquí?

—Querían llegar a mí, de todas formas la idea era traerlos pronto, pero casi los matan.

—Oh, así que todo es tú culpa. Corta el rollo, ¿En dónde están mis hijos? —se fue caminando con rapidez hasta la puerta, tomando el pomo.

—Sal de aquí, y les cortaré la cabeza a ambas crías. Ahora, sienta tu culo de nuevo en la cama, y escúchame bien.

Peter se quedó helado, sabía que era un hombre que era capaz de hacer algo así. Sabe de gente decapitada y como forma de advertencia, gente colgada de los puentes al otro lado de Estados Unidos. Casi parecía una advertencia (y no dudaba que fuera una) hacia los demás que pudieran pensar que tenían alguna mínima oportunidad contra él. Tanta violencia y sangre solamente podría crear más de eso, O'Hara estaría bastante acostumbrado, y sabe que no debería tentar su suerte ni apostar con la vida de sus niños.

Así que hace lo que pide, pero está tenso, molesto, no puede dejar de ver la puerta de reojo.

—Aquí van a estar seguros, tú, y tus… crías.

—¿Por qué ahora? Pudieron venir por nosotros antes, ¿Qué cambió? No me metí en tu camino, e hice lo que dije que haría.

—Te lo dije, no es sobre ti. Aunque veo que en mi ausencia parece ser que tuviste un hijo —suspiró, cansado, pero también, tendría que acostumbrarse a que aquél hombre tenía dos cachorros, y si quería tan siquiera volver a verlo disfrutar, tendría que guardar silencio de momento sobre sus quejas. —, estoy consciente de cómo influyó nuestra charla en tu vida. Las cosas son diferentes ahora, es peligroso que andes por ahí.

Peter asintió suave, tenía sentido. Quiere proteger a los niños, pero no puede evitar sentirse extraño. Sólo ha visto a aquel hombre una vez en su vida, pero cree que tiene sentido que desee verlos después de tanto… que desee verlo.

—No pareces muy sorprendido.

—No esperé que quisieras vernos. Asumí que tal vez cuando yo estuviera… —se relamió, antes de cortar sus propias oraciones. —, sólo, no pensé volver a verte. Sólo fue una vez, yo no creí que realmente fuera a interesarte volver por él. No me lo quitarás, ¿Cierto? —hubo un timbre de voz agudo, preocupado, ¿Sería capaz de quitarle a su cachorro?

—¿De qué coño estás hablando?

—Del niño, por supuesto.

—¿Por qué mierda querría yo quitartelo? —se levantó, acercándose hacia la puerta.

El Omega quedó confundido, ¿no era por eso que los estaba protegiendo?

—¿Entonces por qué estoy aquí? No entiendo.

—Te quiero a ti. Por eso te han estado buscando, aunque no pensé que fueras a preguntar tanto. Estás seguro aquí, incluso tu bebé más pequeño, aunque debería matarlo, a él y a quien te tocó. Pero no te forzaré a tener sexo conmigo, no tienes que preocuparte de algo así… antes no tuve que hacerlo. —sonrió con arrogancia.

El olor a tequila inundó el ambiente, fuerte como el etílico y eso provocó que el más grande se limpiara la nariz. Ahora entendía, Miguel no sabía. Eso explicaba el disgusto.

—No estás entendiendo tú, O'Hara.

Pronto el moreno pareció desgastado antes de dar zancadas y tomarle del cuello con brusquedad, el calor de la habitación de repente fue abrumador. Se sentía diferente a la otra vez. No era un cortejo, era la sensación caliente en el rostro y esa sensación de terror que te resbala desde la nuca hasta la espalda. Era una amenaza implícita.

—Entonces explícame.

El aire y la mano en su garganta que le obligaba a alzarse, hasta quedar una pierna apoyada en la cama con su rodilla y la otra sobre el suelo, le obligaron a cerrar los ojos.

—Si traes a los niños, podré explicarte.

El agarre se cerró.

—Entenderás, los niños… no puedo —sus manos se fueron hacia las muñecas del moreno, encajando las uñas, quería respirar. Se le hicieron agua los ojos. Y entonces escucharon llantos, o al menos Peter lo hizo, estaba seguro, esos lloriqueos eran de su bebé, rasguñó más aquella piel.

La garganta fue soltada antes de ir a la puerta.

Salió, dejando al hombre demasiado agitado para tan siquiera intentar seguirle.

Durante al menos cinco minutos, estuvo debatiendo en su mente si debería salir de ahí o quedarse quieto, ¿Qué pasaba si irritaba a aquél hombre y decidía que los mataría a los tres?

La puerta se abrió para dejarlo entrar de nuevo, parecía serio así que mientras lo hacía, se quedó quieto.

Miguel se volvió a acercar al asiento para poder mirarle desde aquél lugar, pero el castaño solamente se quedó ajeno, antes de escuchar a May a lo lejos. Cualquier mal humor, se levantó a convertirse en felicidad cuando la vió entrar y sin dudar, la niña se lanzó a sus brazos. El Omega le tomó el rostro entre sus manos para besarle las mejillas y llenarle de mimos.

—¿Estás bien? ¿Están bien?

—Me dieron pastel de chocolate.

El padre se levantó para poder acercarse al bebé, con la niña que se colgaba casi de su pierna mientras miraba alrededor con desconfianza. Cuando le entregan al niño, lo carga y mira a Miguel. Aún se siente mareado, pero lo suficientemente estable para afianzar al niño a su cuerpo.

—¿Entiendes ahora?

El Alfa se queda en silencio, rehusado a hablar de momento con la mirada afilada. Parece que quiere meterlo bajo tierra, pero el mayor no cedió, acariciando la espalda del niño, besando su sien con el mismo amor que hizo con Mayday.

—Míralo bien, Miguel.

Se acercó unos pasos a él, con la niña esta vez escondida detrás suyo. Su olor se volvió ácido, levemente hostil tan siquiera. No había podido evitarlo, no quería que aquello sucediese, que alguna pelea pasara, pero ahí estaba, tenso como si pudiera ocurrir. Le dió media vuelta al pequeño para que pudiera verle.

El moreno observó con cuidado, acercándose, el olor del mayor no hace sino lograr que desprenda disgusto. Ambos parecen presionar al otro a ceder.

Moreno, cabello negro, corto, azabache, lacio, tiene unas pestañas negras, largas con unos ojos tiernos parecidos a los de Peter, pero hay una rasgadura casi felina que le regresa la misma energía mal humorada, entonces puede verlo con claridad. Ojos oscuros, un carmín oscuro, que apenas es perceptible cuando se acerca. Y entonces sabe lo que significa, entiende a lo que se ha metido sin querer, y su olor deja de salir para cerrarse herméticamente en su cuerpo.

Suyo. Ese niño era suyo. Inhala hondo, es casi imperceptible cualquier olor que delatara al chiquillo.

—No.

—¿No?

Siente la sensación a flor de piel, lo hace temblar, porque la idea de tener una familia es algo que siempre ha querido, pero no así, no es… es muy precipitado. Es un balde de agua fría, se siente alegre por una parte, es todo lo que ha deseado. Bien, una parte de lo que ha deseado.

Y otra se siente terriblemente mal, tiene un nudo en el estómago. Tiene un hijo.

Tiene una cría. Siente que quiere irse en espiral, pero tapuja todo lo que siente y lo tira debajo del río mental.

—No es mío.

—Lo es.

Durante unos minutos, Miguel se tiene que sentar para procesar las cosas. Pero parece totalmente de malas pulgas.

—Todos, fuera.

Las palabras no son hostiles, si no firmes. No dan lugar a réplicas, y nadie intenta convencerlo mientras salen. Tanto a la niña, junto con Parker y el bebé, además de las dos mucamas, son dejados a solas a manos de un hombre que bien podría estrangularlos uno por uno.

—Papá, ya me quiero ir.

El susurro de May le hace volver a la realidad. Tienen que irse, ella sólo es el recordatorio de que salir de ahí es prioridad.

—Miguel… tienes que dejarnos ir —fue sutil. Su interior se remueve de ansiedad.

—Que se lleven a los niños —habló el Alfa después de unos minutos.

Peter apretó al bebé más a su cuerpo y tomó de la cabeza pequeña a su hija, como si pudiera sumergirlos en su cuerpo para que no los alejaran de él.

—Tenemos que hablar, si no quieres que pase a mayores, te recomiendo entregarlos, ¡Jean! —alzó la voz, provocando un salto pequeño en la cría más chica antes de hacer un puchero.

El hombre de inmediato le acarició la cara, comenzando a mecerlo suave mientras le susurraba palabras de afecto para que se le fuera aquel rostro que indicaba que iba a llorar. Le dio un beso pequeño en su nariz. Poco después, miró a su cachorra más grande.

—Todo va a estar bien, ¿Sí? Estaré contigo en un santiamén, sólo necesito arreglar esto, cariño. Haz caso, anda.

La mujer que se acercó, observó a los niños, acercándose para tomar al bebé con delicadeza, el niño comenzó a hacer puchero, extendiendo sus manos a él.

A pesar de su edad, Peter seguía viéndolo como su bebé, y le había costado dejar de ver a May así, para que se convirtiera en su niña. La idea de verlos crecer era hermosa, y desgarradora por igual. Pero haría todo lo que fuera para lograr que ellos llegaran a sobrevivir.

Le acarició la manita, y le envolvió con cuidado con sus feromonas en un acto de amor para poder calmarlo, mirando que el niño se acomodaba en el hombro de la mujer y se relajaba, con sus grandes ojos rojos y llorosos. Aún estaba el puchero, pero se sentía más tranquilo.

La niña pelirroja sólo le dirigió la mirada una vez, asustada, pero hizo lo mismo para ella, poniéndose a su altura. Le tomó de las mejillas.

Escuchó el carraspeo del alfa, tensándose, por poco destila hostilidad hasta sentir la mano pequeña en su mano, y vuelve su atención a la niña.

—Haz caso, vamos.

Besó los párpados húmedos para verla asentir, antes de observar cómo se los llevaban.

Su interior se sentía conflictuado. No confiaba en el lugar, ni esa gente, ni en Miguel.

No tenía por qué, así que terminar con eso y ser lo más tranquilo posible era lo mejor, si quería que todo acabara rápido.

—¿Y bien?

—Tienes que dejarnos ir. No diré nada, sólo no le hagas nada a mis hijos, déjanos ir en paz, nadie tiene por qué saberlo. Haré lo que sea. —habló con seguridad el padre.

—Eso no va a funcionar. Antes tal vez al menos hubiera esperado a aburrirme de ti —admitió, pero incluso entonces dudaba que fuera así. Es un hombre obsesivo, y desde el primer momento supo que Peter debía ser suyo. No era una pregunta ni daba espacio a la duda. —, pero tienes a mí hijo. Las cosas cambian con algo así.

Peter negó suave.

—Estuviste por años fuera de su vida, ¿Qué te importa ahora?

El moreno suspiró, cansado mientras se presionaba el puente de la nariz con exasperación.

—Ya no es así, ya no será así, es mi hijo, no dejaré que te lo lleves. Y de todas maneras, vas a quedarte. Esa niña que tienes… —dijo hosco. —, esa es tuya por completo, no me interesa en lo más mínimo.

—Ambos son míos. Junior es mío. Estuviste tanto tiempo lejos, ¿Y ahora te crees con el derecho de que mi bebé te pertenezca?

El moreno no es un hombre paciente, pero le agrada el Omega.

No.

Le encanta, y detesta de alguna manera que sea así. Su olor le parece delicioso, dulce, sin ser extremadamente empalagoso. Es ese sabor que puedes tener por mucho tiempo.

—Tienes dos opciones.

Se quedaron en silencio unos segundos, era obvio que solamente había una en donde Miguel se beneficiaba y la otra donde ellos terminaban mal.

—Pueden quedarse aquí, por las buenas. O puedes irte con tu criatura esacon la misma que ya tenías, esa chingaderita no la quieroasí que decide.

No entendió del todo, pero sabe que fue despectivo a su hija. No es momento de enojarse, así que cualquier emoción negativa, debe callarla ahora.

—¿No les harás nada, cierto? —susurró inseguro. Por ahora, podrían darle eso al Alfa, ¿Cierto? La ilusión de que todo estaría bien. Que se quedarían sumisos.

La idea de pasar la noche con Miguel de cierta forma es preocupante. ¿Lo usaría esta vez, sería brusco? Esta vez sin ningún tipo de consentimiento. Porque admite que la primera vez no pudo evitarlo y cayó en la tentación. Después de todo, si dijera que fueron sus instintos los que le obligaron a actuar, no sería diferente a un animal.

—No vas a tener que preocuparte, estarás con tus hijos en una misma habitación. —le lee la mente. Pero es tan fácil descifrar lo que piensa, que simplemente hace un ademán de cansancio. —Cuando te toque, lo estarás pidiendo. Ahora, ¿Serás bueno, Parker?

Se levanta con lentitud, acercándose como un animal grande, un felino que parece mirarle con hambre hasta tomarle del rostro.

De nuevo le golpea el dulce de mango con la embriaguez del alcohol, pero se relaja asintiendo en un suspiro. ¿Ha sido por el olor o algo más?

—Tengo que llamar a mi Tía May… estará preocupada buscándome.

El moreno se acerca a darle un beso en la comisura de los labios, acercándose al cuello para inhalar hondo. Puede saborear el toque de azúcar y limón, pero no hace más antes de alejarse.

—Tendrá que esperar a mañana. Por hoy tienes que descansar. Te traerán la cena, y a los niños.

Sale de ahí y lo deja solo.

Minutos después, le regresan a los niños sin ningún inconveniente, pero Peter sabe que están asustados. Es un lugar nuevo, no entienden qué pasa y él no es capaz de ayudarlos a regularse del todo, tomando en cuenta que él está aterrado y se fuera a momentos a estar bien. No puede dejar de pensar que en cualquier negativa que le dé al hombre, puede hacerle algo a su pequeña. Porque parece tener un apego a Jr., sabiendo ahora es su hijo.

Pero Mayday parece hacerlo sentir un rechazo. No es para menos, para los Alfas es fácil repudiar a los que no son sus cachorros. No todos son así, pero sabe que no es nada fuera de lo común.

Esa misma noche les dan prendas limpias, cena, los cuidan, pero jamás los dejan salir de la habitación. De todas maneras, hay un baño individual en la habitación, y hace uso del mismo para dejar que May se meta primero a solas, la ayude a secarse, para que se quede viendo la televisión. El padre solamente le pide que no mueva los canales ni toque el control, cuando le deja por fin las caricaturas.

Cuando le toca baño a él, esta vez se mete con el niño moreno, y ambos desnudos en la tina, tiene el momento para relajarse aunque sea un poco, sonriendo mientras le va lavando tanto el cuerpo como su espeso cabello negro como la noche sin estrellas.

Esa noche, espera que las cosas mejoren, y se duerme con sus crías en el miedo de que algo pueda pasarles. Y que ese algo sea culpa de aquél narcotraficante. Pero el mismo no los traería a aquél lugar si solamente fuera a matarlos, ¿Cierto?

Miguel no es tan irracional, hasta ahora, ha demostrado su frialdad, pero también la crueldad con la que hace las cosas, y se pregunta entre sueños si alguna vez Miguel O'Hara ha sentido culpa. 

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