¿𝖀𝖓 𝖙í𝖕𝖎𝖈𝖔 𝖈𝖚𝖊𝖓𝖙𝖔 𝖉𝖊 𝖍𝖆𝖉𝖆𝖘?

_Mientras tanto en Alchemax_

Miguel aparco su auto en el estacionamiento y camino junto con Petra a dentro de las instalaciones de Alchemax. Los ojos ámbar de la doncella miraban todo, estaba tan impresionada que no podía ni hablar, pues nunca había visto un lugar como aquel.

Estas reacciones no podían causarle nada más que gracia al castaño, pues a sus ojos Petra parecía una niña viendo todo con curiosidad e intriga.

Cuando ambos llegan hasta la oficina del moreno, lo primero que Petra pudo notar al entrar a la habitación eran los colores fríos y aburridos que en esta predominaban, era una combinación de nada más que colores azules, grises y negros por todas partes.

- Este lugar se siente tan triste... -

- ¿Triste dices? - preguntó Miguel, bastante intrigado. -

- Si... - se voltea a él. - Estos colores... la decoración, solo de verlos... me embarga la melancolía. -

Si cualquier otra persona se lo hubiera dicho, Miguel habría pensado que eran exageraciones; sin embargo, él podía ver reflejado en los ojos ámbar la honestidad de sus palabras, por los que no pudo burlase de las afirmaciones que la castaña había hecho.

- Quizá... - responde el de cabellos oscuros. - No le he prestado mucha atención a este lugar... -

- Si quieres puedo decorarlo para ti. - dice con entusiasmo renovado. -

En ese momento, Miguel estaba por negarse a la petición de Petra, pero; no pudo evitar quedar cautivado por los ojos brillantes, llenos de ilusión, y la sonrisa encantadoramente dulce de la mujer.

- Puede ser... déjame que lo piense. -

En ese momento el toque de la puerta de la oficina desvanece el ambiente que se había formado entre ellos.

- Adelante. - dice el moreno. -

Luego de que diera el permiso, la puerta se abre mostrando a una hermosa mujer morena de cabellos rizados.

- Llegas tarde Miguel, no tenemos todo el día. - dijo la mujer desde la puerta. -

- Lo sé, Jessica.-  responde con algo de molestia el castaño.- Tuve algunos inconvenientes en el camino. -

La mujer asintió en respuesta, su ceño estaba fruncido, ya sea porque estaba contrada en su agenda o porque estaba molesta, pero al alzar mirada noto a la castaña, quien la saluda agitando la mano y, como de costumbre, con una gran sonrisa.

Esto, de forma inconsciente, hace que la morena le devuelva la sonrisa, aunque de forma leve.

- Te esperan en la en el laboratorio Q-28, no demores. - afirmó Jessica con una actitud más amable. -

Dicho eso, la mujer se retiró de la oficina.

- Bueno Petra, escucha con atención. Quiero que te quedes en esta oficina, volveré en un momento. ¿Esta claro?  -

- Si, mi capitán. - responde petra imitando un saludo militar.-

Un vez que el moreno sale de la oficina, se acerca a su secretaria.

- Jessica necesito que me hagas un favor mientras no estoy. -

- ¿Qué paso ahora? -

- Necesito que busques toda la información que puedas obtener sobre la Petra y... -

- ¿Hablas de la chica de tu oficina? - pregunta Jess. - Se ve alguien agradable. ¿Por qué estas con ella? -

- Si me refiero a ella, y si es agradable por eso la estoy ayudando. - dice Miguel sin entrar en detalles. - Por eso averigua todo lo que puedas acerca de ella y de un lugar llamado Oscorp. -

- ¿Oscorp? - dice dudosa la morena.- Nunca había oído hablar de ese lugar antes... -

- Ni yo, pero necesito que lo busques lo que puedas de ese lugar y si es posible que averigües como llegar ahí. -

- ¿Estas planeando viajar? -

- No es para mí, es para Petra. -

- ¿Y qué hago cuando encuentre ese lugar? -

- Consíguele un autobús, un tren, un barco, un avión... lo que sea que pueda llevarla para allá. -

Con eso dicho, Miguel camina directo al laboratorio en que lo necesitaban mientras Jessica seguía con su trabajo para tener tiempo después de investigar lo que su jefe le había encargado.

Pasan un par de horas, y la castaña empieza a aburrirse de estar sola en la oficina, por lo que fiel a su naturaleza curiosa sale de la oficina dispuesta a explorar la gran estructura en la que se encontraba.

Petra recorre los pasillos observando, a través de las ventanas de vidrio, como aquellos hombre y mujeres de batas blancas trabajaban en distintas cosas dentro de los laboratorios.

En medio de su recorrido, la oji-ambar ve a lo lejos una figura familiar de espaldas.

- ¡Miguel! – le llama Petra. -

Sin embargo, por más ella le llamaba, este parecía no escucharle ya que no se detenía, por lo que la joven corre tratando de alcanzarle.

Cuando está por llegar a él, este se detiene girando hacia ella, haciendo que la castaña termina chocando contra él.

Petra estaba por reclamarle el haberla ignorado, pero al alejarse un poco nota que, aunque ese hombre era similar a Miguel no se trataba de este.

- Disculpé... le confundí con otra persona. - dice Petra apenada. -

- Sí, creo que a quien estas buscando es al Doctor Miguel O'hara. -

- ¡Exacto! - responde contenta la castaña. - ¿Lo conoces? -

- Bueno, somos hermanos... así que se puede decir que si, lo conozco. -

- Ay, pero que tonta... Es obvio que lo son. -

- ¿Es así? ¿Acaso nos parecemos tanto? -

A pesar el tono tranquilo y cara amistosa del hombre, la de ojos ámbar puede notar que esta idea no le es particularmente agradable, por lo que medita unos segundos antes de contestarle.

- Bueno... la principal diferencia que puedo notar ahora... es que tú no parces tener marcada la frente por un constante ceño fruncido. –

Esto deja perplejo al moreno, aunque dura apenas unos segundos, al terminar de procesar lo que la mujer dijo, se empieza a reír a carcajadas.

- Si, creo que esa es la más evidente, aunque tenemos más diferencias que esa. - responde con una sonrisa. - Como que yo soy el hermano encantador. - dice en un tono burlón. -

- Quizá lo seas. - se ríe un poco la castaña. - Por cierto, mi nombre es Petra Parker. - le extiende la mano. -

- Un placer Petra, mi nombre es Gabriel O 'Hara. - aprieta su mano suavemente. -