
𝕳𝖆𝖇í𝖆 𝖚𝖓𝖆 𝖛𝖊𝖟...
En un reino mágico llamado Oscorp, una dulce doncella llamada Petra que, con ayuda de sus amigos animales, asistió al baile en el castillo, en el cual ella y el príncipe Harry se enamoraron a primera vista; ambos bailaron durante toda la tarde y al llegar el anochecer se dio el anuncio de que se casarían mañana.
La noticia se esparció por el reino, todos estaban felices por la boda real... bueno... no todos...
- ¡¿Como que va a casarse?!- exclama Norman, el rey de Oscorp. -
- No sabía que estaba preocupado por la vida amorosa del príncipe. - dice Lord Otto, el consejero del rey. -
- ¡Claro que me preocupa! - dice molesto- ¡Si se casa tendré que ascenderlo! ¡Él no está listo para gobernar! -
- O usted no quiere aflojarle el trono. - susurra Lord Otto. -
- ¿Qué dijiste?.- le mira entrecerrando los ojos. -
- Que usted tiene razón en todo...-
- ¡Claro que tengo razón! - dice golpeando la mesa el rey. - No dejare que por una muchachita Harry tome el reino y lo destruya con su ineptitud. -
- Pero majestad, todo se está organizando para mañana la boda, y la coronación del príncipe no se podrá aplazar más de un mes una vez que se despose. -
- La solución es clara, esa boda no puede realizarse. -
Al amanecer todo el castillo estaba en movimiento, pues todos y todo se estaba preparando para la gran boda real entre el príncipe y su amada. Los cocineros preparaban el banquete, los pasteleros los mejores dulces y la torta de bodas, Las mucamas y los sirvientes arreglaban y decoraban tanto la iglesia como el gran principal donde se llevaría a cabo la unión de los nuevos soberanos y la fiesta en honor a esa unión.
Al medio día las campanas de boda resonaban, anunciando que la ceremonia pronto se celebraría, todo era perfecto. Solo faltaba la novia, quien como dicta la tradición vestía un hermoso vestido de seda blanco con brillos y llegaba con el tiempo justo a la iglesia.
En la entrada a los terrenos de la iglesia estaba Lord Otto esperando a la doncella, esperan sinceramente, por el bien de la misma, que no apareciera.
- ¡Perdón! Espero no llegar tarde. - dice Petra avergonzada. -
- Para nada mi Lady, aún tiene mucho tiempo. -
Lord Otto le abre la puerta y la ayuda a bajar.... junto con sus peculiares amigos animales.
- Ves petra, te dije que el tiempo es solo una construcción social que solo obliga a la clase obrera no a la realeza- comenta un murciélago que se posa en su hombro. -
- No creo decir eso aquí sea educado Hobat. -
- Tampoco es como que le importe. - menciona una pingüinito color blanco. -
- Hieres mis sentimientos Gwin. - dice dramáticamente el murciélago. -
Y antes de que la pingüino responda de forma mordaz un gato negro y un conejo café caen del carruaje enredados en una cinta.
- Ravitt, Miawles ¿Se encuentran bien?. - pregunta preocupada la castaña. -
- Si...- contesta el felino. -
- Solo queríamos ayudarte con el lazo. - termina el conejo. -
- Oh chicos son muy amables. -
La de ojos ámbar ayuda a desatar a sus amigos y deja que estos amarren la cinta en su cintura mientras que Hobat le pone la tiara en el cabello.
- Estoy en contra de toda manifestación de poder opresivo... pero en ti se ve bien supongo. -
- Aww Hobby eso es tan dulce. -
- Mi lady... usted no debería...-
Entre más el Lord Otto veía a la humilde doncella, notaba que era alguien noble de corazón... por lo que siente cada vez más pena por el destino de la joven por lo que trata de advertirle.
-Ya, mucha cursilería. - interrumpe Gwin a todos. - ¡Hay una boda que llegar! -
- ¡Oh, santo cielo! ¡Tienes razón! - dice preocupada Petra y empieza a correr. -
Durante el trayecto Lord Otto trata, de forma disimulada, de detenerla mientras lidiaba y discutía con los amigos animales de la joven.
Petra caminaba presurosa ignorando todo a su alrededor, pensando en lo poco que faltaba para casarse con su príncipe amado y por fin vivir feliz para siempre con él; al estar perdida en sus pensamientos no nota que había alguien frente a ella y choca.
- Ay, disculpe. -
- Oh, pero que novia más hermosa. -
- Su majestad. - dice Petra nerviosa y se inclina ante él. -
- Eso no es necesario querida, después de todo... pronto seremos familia ¿no? -
- Cierto. - responde con una gran sonrisa. -
Petra había tenido un poco de temor de cómo sería el rey Norman, pero basado en lo que Harry le dijo, ayer, y en la actitud de ahora se notaba que era un buen hombre.
- Por eso quiero hacerte un regalo. -
- Eso no es necesario su majestad, es más creo que estoy llegando demasiado tarde. - mirando la puerta de la iglesia. -
- Tonterías, aún hay mucho tiempo. Además... no despreciarías mi regalo o ¿sí? -
- Supongo... que si aún hay tiempo podríamos ver el regalo...- aún indecisa la castaña. -
- Perfecto entonces. - sonríe el rey y la lleva de la mano. -
Mientras caminan el rey Norman se da cuenta que es una buena muchacha, casi le da pena lo que tiene que hacer... casi.
- ¿Qué es esto majestad? -
- Este querida, es un pozo de los deseos. -
- ¿De verdad? - la mirada de Petra brilla con curiosidad y asombro. -
- Así es, solo lo puede usar la familia real... pero ya que vas a ser mi nuera, puedes pedir un deseo. -
La joven doncella se para frente al pozo cerrando los ojos... y antes de poder decir su deseo... siente como cae en el. Justo en ese momento, lord Octavius y los animales la ven caer, por lo que presurosos los amigos de la castaña van por el príncipe.
- Su majestad...- mirando el pozo. -
-Es una pena Otto, era una chica encantadora y creo que incluso lista. - mirando el pozo también. -
- ¿Dónde la mando? -
- Se lo encargue al gran brujo Quentin. - dice sin darle mucha importancia. - Solo me supo decir que la mandaría muy lejos de aquí. -