Provocame

Glee
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Provocame
Summary
Santana López tenia a priori todo lo que alguien podía desear. Una casa amorosa, una novia, un trabajo.Pero la vida es como una samba, que gira muy rápido y todo el tiempo te da una perspectiva diferente de las cosas, de los hechos, de los momentos.Y su vida no fue la excepción, porque se encontró con algo que lejos de detener el samba, lo hizo girar con más fuerza, y he aquí donde comenzaron sus problemas.
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Azabache

"Y soñe pasiones locas con vos, y simplemente pasa que, tengo ganas de verte"

Había llegado por fin el último mes del año. Diciembre traía consigo muchísimas cosas, todas cosas que odiabas. En tu niñez, la navidad y el año nuevo significaban regalos, enormes reuniones de familia e increíbles fuegos artificiales, y sin embargo que te hayas enterado que Santa no existía, no te había robado la ilusión de esas fechas.

Pero al crecer empezaste a ver lo que en verdad había detrás de cada fiesta, era la competencia de aparentar, fingir que se soportaban personas que evitaban verse los otros 364 días del año. Tenerlos a todos en una misma habitación, no era para nada sano, por eso desde hacia ya algunos años habías tratado de poner excusas para no tener que volver a tu casa. El problema, era que tu novia las adoraba y prácticamente siempre volvías por ella.

La sola idea de ver a su hermana ya te producía malestar, tú la odiabas y ella también, pero eso no hacia las cosas más sencillas

Había pasado la primera semana del mes y estabas esperando que Quinn te haga la famosa pregunta, raramente aun no sucedía

Volviste esa tarde del trabajo algo cansada.

-Cariño, llegue.- Dices mientras vas ingresando al living

-¡Estoy en la habitación!- Escuchas su voz y vas hasta allí, quitándote en el camino los molestos zapatos que usas, pero al entrar la vez armando una maleta

-¿Y esto?.- Dices de pronto algo asustada y ella te sonríe

-Tranquila, no estoy huyendo.- Te contestas y se acerca a darte un beso. -Mi madre llamo esta mañana, hay problemas con los papeles de la casa.- Dice rodando los ojos.- Quiere que vaya lo antes posible

-¿Quieres que te acompañe?.- Preguntas. -Puedo pedir unos días en el trabajo, además podría asesorar a tu madre por cualquier duda.- Agregas

-No creo que haga falta amor, es una tontería.- Te responde minimizando el asunto

-¿Estará Ludmila no es verdad?.- Repreguntas elevando una ceja.- Por eso no quieres que vaya

-San.- Te dice ella suspirando. -Sabes como es mi hermana, no te dejaría decir palabra, no quiero que hagas un viaje tan largo solo para quedarte callada.- Agrega, estabas por objetar algo pero te interrumpió. -Si, sé que lo que te diga te importa poco y opinarías de todas maneras, ese es el problema.- Termina sonriéndote

Bufas un poco molesta, entonces ella vuelve a hablar

-Vamos, no te enojes.- Dice dándote un abrazo.- Prometo volver lo antes posible, será algo de un día, dos a lo sumo.- Aclara colocando un mechón de cabello tras tu oreja

-¿Cuándo te vas?.-Preguntas de repente

-Mañana temprano.- Te contesta haciendo un pequeño puchero

-¿Puedo por lo menos llevarte a la terminal?.- Dices otra vez, aun de mal humor

-Dios prométeme que no te enojaras.- Te ruega y comienzas a desconcertarte

-Oh, genial, más sorpresas…- Suspiras. -¿Que sucede?

-Cuando mi madre llamo, estaba con Brad y bueno, él se ofreció a llevarme.- Va diciéndote de una manera suave

-¿Y eso tiene que importarme por?.- Preguntas entrecerrando los ojos. -Le cancelas y fin del asunto

-Ya arreglamos cariño, no puedo cancelarle.- Dice tratando de convencerte

-Sí, si puedes, pero de acuerdo, como quieras.- Terminas negando con la cabeza. -Saluda a tu madre de mi parte, ¿O también lo hará Brad por mí?.- Dices un tanto irónica

-Celosa eres sexy.- Te dice la rubia mientras ríe

-Uno de estos días, uno de estos días ese pobre imbécil morirá.- Agregas mientras sales del cuarto

Esa noche dormiste algo intranquila, dormir, lo que uno entiende por dormir no fue justamente lo que hiciste. Es decir no pensabas en que Quinn podía estar con alguien más, pero ¿Y si lo hacía? Tal vez era como lo justo ¿No?

En algún momento tu cabeza dejo de darle vueltas al asunto y te quedaste dormida. A la mañana siguiente como era de costumbre, tu novia dejo una bonita nota sobre la mesa de la cocina en la cual se despedía, te pedía disculpas una vez más y prometía regresar pronto. Seguías indignada, no ibas a mentir, pero tenías que irte a trabajar. Tomaste tus cosas, subiste a tu automóvil y emprendiste viaje hacia el estudio.

Todo estaba un poco descontrolado, Rose corría de un lado a otro sin detenerse, en realidad era cómico, nunca la habías visto trabajar tanto. Entraste a la oficina y te desplomaste en el sillón, como era de esperarse a los pocos minutos la pelirroja apareció por la puerta

-Buenos días.- Dices con una sonrisa, pero notas su mal humor

-No hay nada de bueno-. Contesta ella frunciendo el ceño

-¿Por que? ¿Sucedió algo malo?.- Preguntas un tanto preocupada

-Los teléfonos no han dejado de sonar en toda la mañana, ya atendí a cinco mujeres histéricas que llegaron a la puerta del estudio a buscar a sus esposos, algunas de ellas vinieron con sus hijos y los dejaron olvidados en la recepción, ¡Esto parece una guardería!.- Exclama casi gritando

-Lamento recordarte que, atender el teléfono, es parte de tu trabajo.- Le dices casi riendo.- Pero bueno, entiendo lo de los niños, aunque, serias una buena niñera ¿Sabes? Veo la paciencia en tus ojos.- Agregas tomándote el mentón

-Tu síguete burlando, que en cuanto no los soporte más, te los mando a la oficina.- Te amenaza.- Ah, toma.- Dice entregándote unos papeles. -Es tu correspondencia, no sé porque te la envían aquí.- Injiere, y la vez irse tan rápido como entro  

Era bastante natural que en algunas ocasiones los clientes envíen algún tipo de agradecimiento por los servicios prestados, tomaste todos los sobre que Rose te había dado y leíste muy por encima las protocolares cartas que habías recibido

Pero el último era un tanto más pesado, lo abres un poco extrañada y lees lo siguiente:

“Estimada Srta. López, nos dirigimos a usted en agradecimiento por su trabajo, la empresa está muy conforme con su desempeño, estamos pensando en hacerle una oferta, aunque ya nos contactaremos más adelante, finalmente esperamos que acepte este obsequio en señal de retribución, saludos Licenciada…”

Luego de dejar la carta sobre el escritorio miras una vez más el contenido del sobre y allí las vez, dos entradas para un partido de futbol. Este no era cualquier partido de futbol, pero creo que tus clientes creyeron que tendrías un esposo muy masculino al cual llevar.

Sin Quinn en casa realmente esto no servía para mucho, pensaste hasta en dárselas a algunos de tus compañeros, pero el día avanzo rápido y te lleno de trabajos pendientes

Finalmente volviste, arrojaste algo cansada las cosas sobre la mesa y lentamente te desplomaste en el sofá. Preparaste una simple cena, como cada vez que te quedabas sola, tomaste una botella de cerveza del congelador y encendiste el televisor.

El alcohol te hacia recordar un poco a Britt, básicamente comenzaste a proveer tu heladera por ella. Haciendo zapping entre los canales, caíste en una película de Disney y tu cabeza volvió a recordar su nombre. Miraste sobre tu hombro a la mesa del living y viste las entradas que el cliente te había dado

-Qué más da.- Pensaste levantándote del sofá. -Tal vez a ella también le guste el futbol

Tomaste el celular y marcaste apresurada su número

-¿Hola?.- Escuchas su voz algo sorprendida en realidad

-Britt, soy yo.- Dices esperando que reconozca tu voz. -¿Tienes algo que hacer esta noche?

-Am…- Contesta ella algo dudosa. -En realidad, si.- Agrega. -Pero Noah y Elaine no hay aparecido aun, ¿Por que?.- Pregunta ahora curiosa

-Tengo dos entradas para la final Campeonato de futbol y quería saber si… ¿Te gustaría ir conmigo?.- Repreguntas un tanto esperanzada y escuchas que lanza una carcajada

-San, el futbol me parece un deporte tonto.- Contesta despreocupada.- Además, dos entradas, ¿Tu novia no quiere ir?.- Injiere la rubia

-Quinn no está en la ciudad.- Respondes rápidamente. -Anda Britt, por favor

-De acuerdo, pero esto te saldrá caro.- Agrega suspirando. -Estaré allí en un rato

-Genial, nos vemos pronto.- Dices y sin más cuelgas

Arrojaste el teléfono sobre la mesa y te dirigiste a vestirte, el tiempo paso volando, Brittany ya había llegado. Retocaste por última vez tu maquillaje y emprendieron viaje hasta el estadio

-No, no entiendo.- Dice nuevamente la rubia abrochándose el cinturón del tu automóvil

-¿Qué es exactamente lo que no entiendes?.- Preguntas mientras te sientas en el asiento de conductor

-Todo, ¿Por que estamos yendo a ver un equipo de futbol argentino?.- Repregunta cruzándose de brazos

-Aquí vamos otra vez.- Dices negando con la cabeza. -Te he dicho que mi abuelo, era Argentino, y fue el, quien me ha contagiado esta simpatía por ese equipo.- La miras y vez como asiente atenta.-En la última reunión de trabajo con un cliente, salió el tema de la familia…- Sonríes. -Creo haberle dicho algo sobre esto, seguramente por eso me han regalado las entradas.- Concluyes

-¿Te das cuenta de lo extraño que suena todo eso?.- Pregunta ella con una ceja levantada

-Lo sé, pero es una final de campeonato, no me interesa cuan extraño sea.- Agregas sacándole la lengua

-No tenía idea que te gustara tanto, es decir eres una chica.- Te dice frunciendo un poco el ceño

-Yo también tengo secretos, señorita Pierce.- Dices guiñándole un ojo

El anochecer llego, el partido termino y ahora había una rubia que se burlaba de que tu equipo había perdido, otra vez

-No pero espera San, espera.- Decida Britt entre risas. -El quinto gol fue bello.- Agregaba componiendo un poco la compostura y tu cara comenzaba a transformarse

-¿Qué es lo bello de eso Brittany?.- Preguntas ofuscada

-Tu cara, tu cara indignada es lo mejor.- Te decía riendo aún más. -Te ves, tierna

-Ignorare eso.- Dices suspirando. -¿Qué quieres hacer ahora?.- Preguntas de pronto

-¿Vamos al parque? Solo quiero caminar.- Contesta entrecerrando un poco los ojos

-Claro.- Dices algo sorprendida

Unos minutos más tarde detienes el auto y ambas bajan juntas. Era extraño ella estaba algo, diferente. Caminaban calladas una junto a la otra sin decirse nada, en ocasiones la mirabas de manera disimulada y ella te regalaba una sonrisa.

Su voz rompió el silencio y finalmente te hablo.

-La pase muy bien esta noche San…- Dijo haciendo una pausa. -Hoy fue mi cumpleaños.- Agrego algo tímida

-Britt…-Dices algo apenada.- ¿Por que no me dijiste nada?.- Preguntas deteniéndote frente a ella

-No tenías por qué saberlo, además te lo estoy diciendo ahora.- Te dice creando una pequeña sonrisa

Sientes muy suaves las gotas de lluvia que empiezan a caer sobre tus hombros y solo atinas a abrazarla, unes tu cuerpo al suyo y envuelves tus brazos en su cuello. La lluvia comienza a intensificarse, pero a ninguna parecía importarle demasiado

-Feliz Cumpleaños Britt.- Dices  susurrándole al oído y poco a poco van separando sus rostros

Ella posa su mano en tu mejilla y coloca un mechón más de cabello empapado tras tu oreja

Supones que estaba por agradecerte, pero no la dejaste continuar, su boca te pedía a gritos que la besaras, sus ojos brillaban más que nunca y no ibas a perder esa oportunidad

Te acercaste un poco más. -Hazlo.- Dijo sonriendo sobre tus labios

La besaste, y como cada vez que lo hacías, el mundo se detuvo, la fuerza de la lluvia no te tocaba, el frio no atravesaba tu piel, era solo el calor de su cuerpo y el tuyo, eran solo sus bocas y sus respiraciones, eran solo ustedes dos en medio de la nada

Un pequeño llanto las separo, entre la lluvia interminable pudieron divisar debajo de un árbol una pequeña caja. Se acercaron muy despacio y descubrieron a un pequeño cachorro, algo asustado por la tempestad y los truenos. Brittany lo tomo en brazos y te miro ilusionada

-Tenemos que llevarlo a casa San, se está muriendo de frio.- Suplica creando un pequeño puchero

-De acuerdo, de acuerdo.- Dices dándole tu abrigo para que lo tapara.- Vamos, nos enfermaremos los tres.- Agregas con una sonrisa

Subieron al automóvil rápidamente entonces preguntaste

-Espera, tu dijiste a casa…-Haces una pausa algo nerviosa. -¿La tuya o la mía?.- Le dices algo nerviosa

-A la mía Santana, ¿A dónde más?.- Repregunta elevando una ceja

-Oh, lo siento, lo siento.- Dices negando con la cabeza y poniendo en movimiento el vehículo. -Es muy bonito, ¿Bonito o bonita?.- Preguntas lanzándole una rápida mirada al cachorro

-Bonita, hermosa en realidad.- Dice acariciándola para que deje de temblar.- Es increíble que haya terminado en ese lugar

-Increíble es que la hayamos encontrado.- Agregas. -¿Es aquí no?.

Ella suelta una pequeña risa.- Has venido varias veces como para olvidarlo

Detienes el auto y ambas bajan. Te hace señas para que tomes las llaves del bolsillo trasero de su pantalón y le sonríes un tanto picara

-Santana, ¿En serio?.- Pregunta ladeando la cabeza

-No me digas nada, me comportare.- Injieres tomando apresurada las llave y abriendo la puerta

-Quédate con ella, yo iré por unas toallas para secarla.- Dice y la coloca en tus brazos

Realmente era una perrita preciosa, tenía el pelaje negro azabache y unos ojos enormes, que te miraban un poco más tranquilos, pero parecía cansada. A los pocos segundos Brittany apareció en el living

Juntas la secaron y colocaron en una improvisada camita cerca del calentador

-¿Tendríamos que darle algo que comer? ¿Algo que tomar?.-Preguntaba ansiosa

-Hey, tranquila.- Dices sonriendo. -Lo importante ahora es que se quedó dormida.- Haces una pausa. -¿Como la llamaras?.- Preguntas

-Azabache.- Dice la rubia muy segura

-Brittany, por dios, ese nombre es horrendo.- Te ríes

-Claro que no.- Se cruza de brazos ofendida. -Es perfecto para ella

-Es demasiado largo, la confundirás.- Agregas. -Yo le diré Bache

-¡Santana!.- Exclama y su pequeño grito hace que empiece a llorar

-Bueno, creo que es hora de que vuelva a casa.- Dices tomando tu abrigo y dirigiéndote a la puerta

-No puedes dejarme sola con ella, no para de llorar, no sé qué hacer.- Dice colocándose sobre la salida

-¿En serio no vas a dejarme salir?.- Preguntas y te muerdes la boca.- ¿Has probado darle un oso de peluche?

-¿Peluche?.- Pregunta algo confundida. -San, a ti te ha hecho mal ese hotdog que comimos en el estadio ¿No es verdad?

-Britt, ¿Tienes o no?.- Dices suspirando. -Aunque es eso o…

-¿O qué?.- Injiere rápidamente la ojiazul

-Tendrá que dormir contigo.- Le contestas encogiéndote de hombros

-Al parecer sabes mucho al respecto.- Dice tomándote del brazo. -Te quedaras hasta que se duerma, luego te liberare.- Agrega convencida

-De acuerdo, trato.- Dices y la ves elevar su dedo menique.- ¿Qué haces?.- Te ríes divertida

-Promételo por la garrita.- Contesta haciendo un bonito puchero, entonces imitas su gesto y sonríe. -Bien vamos a la cama

-¿Piensas que me acostare con esta ropa mojada?.- Preguntas señalando tu atuendo

Bufa un tanto molesta y vuelve a guiarte a la habitación con Bache en brazos

-Toma lo que gustes del armario.- Te dice acostándose en la cama

Después de buscar un poco encuentras una amplia camiseta, amabas dormir con ese tipo de ropa, miras sobre tu hombro y  ves que está dándote la espalda, te quitas la remera y comienzas a desabrochar tu sujetador

-¿Necesitas ayuda con eso?.- Sientes que dice su voz y te avergüenzas

-No, claro que no.- Contestas colocándote rápidamente la camisa. Terminas de vestirte y te recuestas a su lado

Era una situación cómica de ver, cada una a un lado de la cama, con Bache en medio aun algo inquieta

-¿Piensas que se dormirá pronto?.- Pregunta de pronto mirándote a los ojos

-Aun no hablo con los animales, pero si quieres lo intento.- Dices burlándote un poco de ella

-¡San!.- Te regaña

-Es como un bebe Britt.- Agregas. -Arrúllala, se quedara dormida.- Dices mientras comienzas a acariciarla

Luego de una larga hora finalmente lograste que Bache se durmiera, ambas se miraron con una sonrisa y te dispusiste a levantarte de la cama.

Brittany tomo tu mano y entrelazo sus dedos con los tuyos

-Quédate conmigo esta noche.- Te pidió en un susurro

Y así, en silencio volviste a acostarte en la cama, pasaste tu mano sobre su cintura y ella acaricio muy suave tu rostro.

No sabes bien como, ni en qué momento te quedaste dormida, pero realmente no había nada más hermoso en el mundo, que sus ojos sean lo último que veas antes de cerrar los tuyos

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