
Rosa Azul
El gato negro perdido en Gotham
Dia perdido 3
Cibercafe Rosa Azul
Lo primero que ella buscó fue su ubicación en Google maps.
Felicia tecleo de forma vaga y rítmica pulsando la tecla enter con mas fuerza que las otras, Según lo que pudo averiguar habían un par de ciudades mas, nuevas en el mapa. Todas parecían mejores opciones para vivir que donde vivía en la actualidad. Realmente era otra dimensión, ella suspiro reteniendo sus sentimientos complicados. En secreto se alegró que Queens también existiera. Aunque con el ordenador algo arcaico, le sirvió para conocer mejor la ciudad, el mapa que había arrancado la ultima vez estaba desactualizado en algunas zonas como escuelas, tiendas departamentales y refugios aquí y allá, los cuales había bastantes al parecer.
Felicia ajusto su gorra para esconder su cabello y miro la pantalla con ojos aburridos mientras veía un video sobre turismo en Metropoli.
Pensó en identificarse como Sara Harrison o algo parecido y provenir de Queens, el acento no se iba a ir a ninguna parte, aunque pueda disimularlo, por otro lado, en realidad no le gustaba mucho que la llamaran Sara. Su madre se encargó de sembrar malos recuerdos junto con el nombre. Mientras buscaba los requisitos básicos para vivir en una ciudad que no fuera Gotham vio una hermosa fuente donde los turistas solían ir en Metropoli. El agua se veía bien en las fotos mientras los pájaros se bañaban con gracia en la pequeña pileta que le hizo recordar que necesitaba un baño decente. Su vista recorrió la pantalla distraídamente hasta que vio un sauna en el mapa, tenia buenas críticas según leyó pero al final decidió que ir a un centro deportivo con piscina ubicado no tan lejos de donde estaba. Caminó con confianza y se coló con éxito después de usar sus habilidades para crear una pequeña distracción. Se dirigió a los vestuarios y mientras fingía buscar a alguien cogió un par de tenis mas cerca a su talla mas un par de cosas que pensó que le quedarían, una remera roja bajo su capucha, unos pantalones negros y un gorro que tenia estampado una W. Luego, sin perder ni un segundo se fue hacia las duchas que por suerte estaban separadas. Se adueño de la ducha más lejana y una vez que su piel toco el agua fresca y limpia su piel pareció derretirse como nieve.
Felicia soltó el aire contenido en sus pulmones, fue tan satisfactorio sentirse como ser humano.
Al salir con su nuevo atuendo, vio que alguien había dejado su mochila semi abierta, al parecer era de un par de chicas de su edad que conversaban animosamente de algo en particular, alguien famoso según intuia. Estuvieron tan concentradas en discutir los detalles que una se descuido lo suficiente como para que Felicia pudiera ver algo que le interesó.
Cogió las barras nutritivas y mientras guardaba la comida en sus bolsillos con un suspiro relajado salió con calma. Mientras comía un par de barras nutritivas camino hasta una serie de edificios en Crime Alley, según había visto debería haber una casa en abandonada al final de la calle.
Katee Charendoff, desaparecida en una explosión durante el ataque de uno de los pícaros. Joker. Fue una joven de 16 años, estudiante en North Storm Highschool, sus padres murieron en la explosión y no tenía más familiares en Gotham, ni en otra ciudad al parecer según los registros. La mayoría de cuerpos quedaron irreconocible así que de seguro estaba muerta, pero la dieron por desaparecida por alguna razón. Rostro delicado, cabello castaño y ojos verdes, por las fotos no parecía ser más alta que ella. Cumpleaños 12 de agosto, sin alergias, sus padres eran Jennifer Charendoff y Harry Charendorff. Mientras veía las noticias en línea una cadena de enlaces lo llevo a otra, esta ciudad tenia sus propios villanos, la mayoría rotos mentalmente. El hombre de capa negra y sus pajaritos era el guardián de la ciudad y trataba con todos esos lunáticos, no parecían ser tan poderosos como sus villanos en casa pero los tornillos sueltos en su cabeza al parecer lo compensaban para hacerlos peligrosos. Luego de un par de artículos leyó uno de hace dos años donde vio el nombre de Katee, no lo pensó mucho, cuando vio sus ojos en la foto del articulo quiso saber un poco mas de ella de forma inconsciente y termino averiguando todo sobre ella después de unas horas. Lo pensó unos minutos y fue a la casa de Katee para ver si podía conocerla un poco mas y cerciorarse de que lo que sabia era real. Consiguió una peluca castaña y pregunto por los Charendoff a algunos vecinos dispuestos a hablar. Además de que en la casa hubo algo útil que aun no saquearon, valió la pena buscar minuciosamente.
Luego de un rato se acercó a una oficina de registro civil y se acercó con una expresión vulnerable y perdida.
“Disculpe, puede ayudarme? Perdí mis documentos y...”
Felicia contestó un par de preguntas, rellenó un par de formularios y le dio las gracias a la señorita que la atendió con amabilidad. Sentir el calor humano, aunque fuera solo cortesía no se sintió mal. Por fortuna, todo el procedimiento transcurrió sin problemas, creyeron su historia y apoyandose en su empatia le dijeron que esperara con calma dentro de unos tres dias para que le dieran sus nuevos documentos, ademas de algo de ayuda legal con su tutor, luego finalizo el dia tumbandose exhausta en su cama torcida en el orfanato abandonado.
Mas tarde.
“Se cantar.”
Felicia miró sin pestañear al hombre de traje frente a ella. Estaba arrugando la nariz oviendo su pierna izquierda de forma impaciente. Ella continuo sin intenciones de retroceder.
“¿Necesitas un espectáculo y tu musa te dejo, tienes otra opción? Por lo que veo la mayoría aquí tiene otros talentos y no pueden improvisar a tiempo si el vestuario esta dañado.”
El hombre suspiro peinando su cabello oscuro dudando en escucharla mientras el resto de personas con el continuaban moviendose de derecha a izquierda sin prestarles atención.
“Dejame escucharte.” El hombre dijo al final y la miro entrecerrando los ojos pero sin parpadear. “Acappella, segundo verso.” Felicia sonrio descaradamente y dejo fluir su voz.
Felicia habia estado buscando trabajo sin exito durante todo el dia sin exito hasta que cayo la noche, su estomago pronto se comeria a si mismo si no hallaba una solucion pronto. Habian pasado ya 5 dias y seguia sin encontrar un trabajo decente. Hasta que paso por una serie de callejones y luego de que dejaran abierta una puerta por accidente una melodia en particular llamo su atencion y se asomó con cuidado para escuchar.
“500 dolares.”
Felicia sonrio en su mente. “Hecho.” El señor Bekham suspiró resignado y abandonó los bastidores despues de decir algo.
“Dale un vestido y déjala decente. 15 minutos. no mas.” Una mujer rubia detras asintio y se volteó hacia Felicia.
“Sabes la canción?”
“Si.”
Esta noche en el bar se queria oir una cancion en especifica pero no hubo cantante.
“Niña. Si lo arruinas el señor Bekha-“
“Me escuchaste, sé lo que hago.”
La mujer endurecio su rostro y contuvo un suspiro. Ella dudo de las capacidades de Felicia pero dado a que debia seguir las ordenes de su jefe se guardo sus propios comentarios.
“Bien.”
La rubia, Doris, le puso un vestido azul con pedreria dorada combinado con unos zapatos altos a juego, dejo su cabello caer como cascada sobre sus hombros (en este caso de la peluca castaña que llevo en un inicio), le puso una base de maquillaje juvenil y suave resaltando sus ojos y luego de darle los toques finales con pequeños accesorios subio al escenario con el microfono. Felicia camino sintiendo que todo se sentia surreal pero controlo sus nervios para tomar el microfono con suavidad. Solto un poco de aire en sus pulmones y dejo fluir su voz como sabia hacer. Hizo contacto visual con el señor Berkham y luego mas alla de la multitud, fue cuidadosa pues sintio que no habia calentado lo suficiente antes de subir al escenario pero la canción transcurrio con tranquilidad. Fue una cancion que conocia bien, no muy popular entre personas de su edad pero Felicia creyoque era lo suficiente buena, pues su padre la cantaba a veces antes de ir a trabajar.
Que sera de su padre en estos momentos... estara comiendo bien...
Felicia añoraba que si.
Luego llego el climax de la cancion. No mucho despues oyo los aplausos. Felicia suspiro. Cierto, la gente tambien le aplaudia. No solo le escupia en la cara.
“Lo hiciste bien. Pero este no es un lugar tan seguro para ti, deberías ir a la escuela.”
Felicia salio de sus pensamientos despues de ir detras del escenarios y buscó su ropa para cambiarse en el vestidor. “Necesito trabajar y de todos modos... solo abres por las noches.” Berkham la miró con duda.