![Gemas [IronStrange]](https://fanfictionbook.net/img/nofanfic.jpg)
Capítulo 54
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Febrero 22. 2017.
New York. EE.UU. Midgard.
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Pequeños copos de nieve caían sobre el suelo cubierto de blanco. Era tarde en la noche, las luces de los faros iluminaban las calles y el parque silencioso. Era tarde en la noche.
T'Challa, el Rey y protector de Wakanda, estaba sentado en una de las bancas alejadas del parque Van Cortlandt. El frío invernal no le afectaba mucho gracias al poder que gano al consumir la hierba en forma de corazón.
Soltó un pequeño suspiro, el vaho se hizo visible al ojo de cualquier humano. Ajusto la bufanda que su hermana insistió que trajera. Reviso la hora.
23:00hs.
Faltaba una hora. ¿Qué elegiría Everett? Había muy pocas posibilidades de que lo perdonara y aceptara ser su pareja, después rey consorte - no le diría reina, incluso él sabe que es una sentencia de muerte -.
Cualquier persona en su lugar no vendría para darle otra oportunidad al hombre que lo abandono, le mintió, que no lo busco a pesar de jurarle las estrellas del cielo.
Miro al cielo, las nubes cubrían poco a poco iban dejando ver las hermosos estrellas del firmamento, pronto la luna estaría visible a sus ojos.
Él hizo los movimientos equivocados. Olvido que Everett odia los lujos y los regalos caros. Es como sí pensaran que pueden comprarme, había dicho años atrás completamente enojado y dejando a un hombre tirado en el suelo antes de sonreírle con inocencia.
Un escalofrío recorrió su cuerpo al recordar eso. Everett siempre fue un omega que se daba a respetar, de una forma... un tanto tétrica.
Volvió a suspirar. ¿Estaba bien forzar que Everett tome una decisión?
No. No lo era.
Sin embargo, T'Challa solo quiere saber sí aún tiene que guardar esperanza. Amaba tanto a Everett que si tenía que soltarlo para que sea feliz, lo haría. Jamás lo ataría a su lado.
Justo cuando iba a sacar nuevamente su teléfono para verificar la hora, sus oídos captan el sonido de apresurados pasos.
-- ¡T'Challa!
El rey se paro y giro para mirar al omega, sin embargo, un cuerpo más pequeño que el suyo se estrello con él. Evitó una caída gracias a sus reflejos. Los fuertes brazos rodearon al más bajo y cerro los ojos disfrutando el contacto, de la calma.
Hasta que sintió el temblor, los sollozos que escapaban de Everett. T'Challa levanto una de sus manos para separar el rostro del omega de su pecho y lo elevo para mirarlo.
Su rostro manchado de lágrimas, una pequeña sonrisa en labios y en sus ojos color turquesa solo se podía observar un infinito amor.
-- Everett... -- Susurro --.
-- Eres un idiota, T'Kitty.
Antes de poder quejarse o poner mala cara, unos labios se unieron a los suyos.
...
-- Espero que no ande de manos largas -- Murmuro Némesis observando la escena, sonrió --. Mejor me voy. Lo que ocurra de ahora en adelante, debe quedar entre ellos.
Su sonrisa se agrando cuando vio al gato sarnoso quitarse la bufanda para dársela a Everett. Sí. El descendiente de Raiser estaba en buenas manos.
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Marzo 2. 2017.
New York. EE.UU. Midgard.
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Alexander Rosier era un recién graduado, no había esperado encontrar un trabajo rápidamente. Sin embargo, nadie podía decirle que no a Tony Stark quien lo mando a llamar - realmente lo secuestro pero como nadie vio nada, ni había evidencia tecnológica, no se le puede acusar - para atender a una de las alumnas del la secundaria y al hermano de esta.
Mika y Adrián Solaris.
Una niña que se escondía detrás de una sonrisa, un niño muy suspicaz. Ambos perdiendo la inocencia de muy joven.
Alexander sabe que ambos niños tienen un largo camino a recorrer para curar las heridas de su alma y a diferencias de muchos niños, ellos tenían contención de personas amorosas.
Una sonrisa se poso en su rostro. Arkel Dekran e Ikea Sitka habían tomado a los hermanos Solaris bajo su protección, cuidándolos como si fueran hijos propios.
-- ¿Doctor Rosier? -- Llamó Ikea abriendo la puerta, agarrando a Adrián de la mano --.
-- Buenas tardes, señorita Sitka. Hola, Adrián -- Les sonrió --.
El niño lo miro, apretando más el osito que su brazo agarraba, y asintió con la cabeza.
-- Volveré en una hora. Pórtate bien, Adrián -- La rubia se inclino para besar la frente al menor, sonrojándolo levemente --.
Alexander rió por lo bajo.
-- ¿Cómo estás, Adrián? -- Preguntó, mientras lo ayudaba a sentarse en el sillón sin respaldo --.
-- Bien~ ¡Me divertí mucho! ¿Podemos tener galletas? -- Preguntó el niño, con unos ojos de cachorro --.
-- Eh... No -- Se negó --. Sabes que la señorita Sitka me ha prohibido darte galletas durante la sesión.
Adrián hizo un puchero pero no insistió. Su tutora, Ikea, daba miedo cuando se enojaba. Su mohín desapareció cuando recordó que ambos verían películas con los demás niños, así que tendría dulces. Sonrió.
Mientras el doctor suspiro aliviado. No le gustaba nada negarle al niño, cada vez que lo hacía lo miraba como un cachorro apaleado. Sin embargo, Ikea fue muy contundente en su advertencia. Aunque le dio la razón. Un niño en crecimiento debería comer comidas saludables y no todo el día dulces.
-- Dime algo, Adrián. ¿Te gusta estar con la señorita Sitka y el señor Dekran?
-- ¡Si! ¡Soy geniales! ¡Arkel le enseña a Mika como cambiar su apariencia! Aunque me gusta más cuando es rubia, pero cuando es castaña oscura también es bonita -- Exclamó el menor, con los ojos brillantes --. ¡Y la señorita Ikea pasa mucho tiempo conmigo! Me esta leyendo las Crónicas de Narnia y después de esta sesión tenemos una sesión de películas. ¡Vamos a ver Moana!
Alexander asintió, un tanto preocupado. Debería de hablar con Ikea y Arkel sobre lo que harán con los niños. Si planeaban quedarse con ellos sería bueno, pero si era lo contrario seria un serio problema.
Ambos niños se habían apegado a sus salvadores que perderlos rompería sus ya fragmentados corazones.
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