Gemas [IronStrange]

T'Chaka cierra los ojos, su rostro adquiriendo un gesto de dolor y arrepentimientos. Cuando los abre, ve a su hijo notando los puños cerrados.

-- ¿Le has dicho la razón por la cual...?

-- Aún no he tenido el valor de hacerlo. Cada vez que deseo hacerlo alguien nos interrumpe o... sus dolidos ojos me detienen -- Termina por susurrar --.

-- Sí quieres convertirlo en tu reina deberás de decirle la verdad, hijo. Que sepa de tu boca lo que en verdad paso... o yo mismo se lo diré, porque en parte culpable soy.

El actual rey levanta la cabeza con brusquedad, la negativa en la punta de la lengua pero su padre ya se había levantado dando por terminada la conversación. Él queda solo en la pequeña y lujosa sala, lleva sus manos a su rostro recordando.

-- ¿Estás bien? -- Repitió el omega, sus labios haciendo un mohín de disgusto --.

-- S-si -- Logro decir --.

-- ¿Seguro? Este golpe se ve feo -- Su pequeña mano toco el ojo izquierdo de T'Challa y presiono --.

-- ¡Maldita sea! -- Exclamo con dolor, miro furioso al más bajo pero todo enojo se disipó al verlo reír --.

-- Deberías irte a casa, niño -- Ordeno el omega --. Y ponerte algo para ese golpe o mañana se pondrá peor.

-- ¡No soy un niño!

-- Para mi lo eres, niño -- Señalo, sonriendo --. Aunque no lo parezca, tengo 33 años.

T'Challa quedo allí, con la boca un poco abierta, viendo marchar al omega. ¿33 años? ¿Ese bonito omega tenía 33 años? ¿Estaba mintiendo, verdad? ¡Tenía una cara con rasgos infantiles, que parecía tener apenas 18 años!

El alpha parpadeo y soltó una maldición silenciosa. No le había preguntado el nombre.

-- No necesitaba ayuda -- Dijo el bonito omega de ojos turquesa --.

-- Eran tres betas contra ti -- Señalo T'Challa --.

-- Mi primo me enseño auto defensa desde que era un niño y estoy a punto agente de la CIA, si no puedo contra unos estúpidos betas, realmente crees que lograría algo así.

-- T'Challa. Mi nombre es T'Challa.

-- Eres un imprudente -- Comento Everett --.

El alpha hizo una mueca. Este era el tercer encuentro con el omega y en los tres encuentros realmente se comporto como un idiota. Aunque si comportarse así tenía como recompensa encontrarse con el bonito omega.

-- Y ahora tienes una sonrisa espeluznante -- Oyó murmurar --.

-- Lo siento.

Everett niega con la cabeza.

-- Solo deja de actuar imprudentemente. Algún día eso te provocara más problemas que no podrás solucionar-

T'Challa choco su cabeza contra la superficie de la mesa. En su mente, la voz de Everett cambio y se convirtió en la voz de su padre, el cual siempre le repetía incesantemente que su imprudencia le quitaría el trono.

Desde muy pequeño ese fue su sueño, pero ahora lo único que deseaba era permanecer al lado de Everett.

¿Qué importancia tenia el trono, si Everett no estaba a su lado para gobernar?

Al pasar las semanas, T'Challa podía decir que era amigo de Everett. Pasaban algunas tardes juntos en la plaza o en alguna cafetería, a veces, el omega lo ayudaba con las tareas aunque solo las utilizaba de escusa para pasar más tiempo junto a Everett.

Cada vez le era más difícil separarse del omega, frenar sus impulsos de estamparlo contra la pared y besarlo era mucho más complicado.

Suspiro, bebiendo su bebida y miro la hora. Everett tenía 20 minutos de retraso.

-- ¡Los alphas son tan idiotas! -- Dijo el omega al sentarse frente a T'Challa y robando su postre --. No, tu no eres idiota solo imprudente -- Se corrigió a sí mismo, dándole una sonrisa dulce --.

El alpha volvió a suspirar resignado, no podía enojarse con el omega cuando sonreía de esa forma.

-- ¿Quién te enojo? -- Cuestiono, después de despedir a la camarera --.

-- Mi querido primo -- Se lamento, la tristeza oculta detrás de su sarcasmo --. Aprecio hoy y me dijo que debía desconfiar de ti, que no sabía nada y que terminaríaslastimándome. ¿Absurdo, no? Se que jamás harías algo así y mucho menos a mi.

T'Challa sonrió, su mano acariciando la contraria de forma inconsciente. Un silencio cómodo los rodeaba.

Casi once meses conociéndose y cada día era perfecto para T'Challa que se esmeraba para conquistar al omega que desde el primer momento le robo el aliento.

Actualmente ambos se encontraban en el departamento de Everett, noviembre era demasiado frío como para salir. El omega estaba recostado en el sofá, con la cabeza apoyada en el regazo del más joven el cal estaba leyendo.

-- Hey, T'Challa... -- Llamo --. Te quiero.

-- También te quiero, Everett -- Correspondió de manera mecánica sin dejar de leer --.

El Omega soltó una risa.

-- T'Challa, me gustas. Te quiero... Te amo.

-- ¿Perdona? -- Cerro el libro para concentrarse más en el Omega, que se había movido para acomodarse en sí regazo --.

-- Me gustas... Te quiero tanto que duele, T'Challa -- Murmuró, mirándolo con aquellos brillantes ojos turquesa llenos de amor --.

Sonriendo sin creerlo, el alpha beso al más bajo. Beso tras beso, lentos o rápidos, sutiles o provocativos.

Demostrando así el amor que sus corazones ocultaban.

Las manos de T'Challa se metieron dentro de la camisa, tocando la tersa piel mientras sus labios se deslizaban al llamativo cuello. Pequeños ruiditos salían de los labios de Everett.

Esa noche ambos decidieron demostrarse con actos el amor que se sentían, cubriendo la piel del otro con suaves caricias y mordiscos amorosos. Susurros calurosos, gritos ahogados y murmullos no entendibles.