
Luz y Oscuridad
Capítulo 5: Luz y Oscuridad
El amanecer comenzaba a insinuarse en el horizonte, pero dentro del almacén, el mundo seguía envuelto en sombras. Lux había perdido la cuenta de cuánto tiempo llevaba caminando de un lado a otro. Su mente era un caos: cada paso que daba, cada mirada que lanzaba hacia Jinx, estaba cargada de una maraña de emociones que no sabía cómo manejar.
Jinx, por su parte, permanecía sentada contra una columna, inmóvil. Parecía estar tratando de procesar todo lo que había pasado, pero su postura rígida delataba que no estaba ni cerca de lograrlo. Su cabello azul estaba despeinado, y sus ojos carmesí, aún brillantes por la transformación, parecían enfocados en un punto invisible en el suelo.
El silencio entre ambas era casi insoportable, cargado de todo lo que no se atrevían a decir. Finalmente, fue Jinx quien lo rompió, su voz cortante y llena de sarcasmo.
—¿Qué? ¿No vas a decir nada? ¿O estás demasiado ocupada pensando en lo mucho que acabas de cagarla?
Lux se detuvo en seco, sus ojos dorados clavándose en Jinx. Podía sentir la rabia en sus palabras, pero también algo más profundo: miedo, confusión… incluso dolor.
—Te salvé la vida —respondió, su tono firme, aunque internamente no estaba segura de si era verdad.
Jinx soltó una carcajada seca y amargada.
—¿Salvarme? —repitió, su voz subiendo de volumen. —¡Me condenaste! Ahora soy un monstruo, Lux. Soy… como ellos.
La palabra "monstruo" resonó en el aire, golpeando a Lux como un golpe físico. Su mandíbula se tensó, y sus manos se cerraron en puños a los costados.
—No eres un monstruo —dijo, con una calma forzada.
—¡Claro que lo soy! —gritó Jinx, poniéndose de pie de un salto. Su equilibrio tambaleó por un momento, pero lo recuperó rápidamente. —¿O acaso no es eso lo que haces tú? ¿Llamar monstruos a los vampiros mientras te dices a ti misma que eres diferente?
Lux apretó los labios, sintiendo cómo su propia culpa y rabia empezaban a burbujear bajo la superficie.
—No quería que pasara esto —admitió, su voz más baja ahora. —Pero no podía dejarte morir.
—¡Tal vez deberías haberlo hecho! —espetó Jinx, sus ojos ardiendo con una intensidad que hacía que Lux retrocediera un paso.
La declaración colgó en el aire, pesada y dolorosa. Lux sintió como si le hubieran arrancado el aire de los pulmones. No había esperado que Jinx le agradeciera, pero escuchar esas palabras fue como una daga en el pecho.
—¿Eso es lo que crees? —preguntó en voz baja, su tono cargado de algo que no podía disimular.
Jinx abrió la boca para responder, pero algo en la expresión de Lux la detuvo. Su respiración era rápida, y su cuerpo temblaba ligeramente, pero no de miedo. Había algo más, algo que Jinx no podía identificar del todo, pero que le hizo cerrar la boca y apartar la mirada.
—No lo entiendes —murmuró Jinx finalmente, su voz más suave ahora.
Lux frunció el ceño, dando un paso hacia ella.
—Entonces ayúdame a entenderlo.
Jinx dejó escapar un largo suspiro, cruzando los brazos sobre su pecho.
—Toda mi vida he cazado a vampiros. He pasado años diciéndome que eran monstruos, que estaban más allá de la redención. Y ahora… ahora soy uno de ellos. ¿Cómo quieres que viva con eso?
Lux quería responder, quería decirle que no era verdad, que todavía era la misma persona que siempre había sido. Pero sabía que cualquier palabra que dijera sonaría vacía. En lugar de eso, dio otro paso hacia ella, acercándose lo suficiente como para que sus ojos se encontraran.
—Jinx, escúchame. Eres fuerte y esto no cambia nada, sigues siendo tú y nadie más que tú.
Jinx soltó una risa amarga, sacudiendo la cabeza.
—¿Cómo puedes estar tan segura?
Lux tragó saliva, buscando las palabras correctas.
—Porque lo veo en ti —respondió finalmente. —En cómo peleaste contra ese vampiro, en cómo sigues luchando ahora mismo. Eso no es algo que un monstruo haría.
Por un momento, Jinx no dijo nada. Sus ojos buscaron los de Lux, como si estuviera tratando de encontrar alguna mentira en sus palabras. Pero no la encontró.
—Eso es… lindo —dijo finalmente, con un tono que intentaba ser sarcástico pero que no tenía la misma fuerza de antes.
Lux dejó escapar una pequeña sonrisa, aunque su pecho todavía estaba pesado.
—No es lindo. Es la verdad.
El silencio que siguió fue menos tenso esta vez. Jinx finalmente dejó caer los brazos y volvió a sentarse, esta vez cruzando las piernas.
—Todavía no sé cómo voy a vivir con esto —admitió.
Lux se sentó frente a ella, manteniendo una distancia respetuosa pero cercana.
—No tienes que hacerlo sola —dijo, su voz suave pero firme.
Jinx la miró, y por un momento, Lux pensó que iba a responder con otro comentario sarcástico. Pero en lugar de eso, asintió lentamente, como si estuviera aceptando algo que no quería admitir.
El tiempo pasó lentamente después de eso, pero algo en el aire había cambiado. La tensión no había desaparecido por completo, pero el muro entre ellas comenzaba a desmoronarse, ladrillo a ladrillo.
—Por cierto —dijo Jinx de repente, rompiendo el silencio. —¿Voy a brillar bajo la luz del sol o eso era solo una tontería de los libros?
Lux soltó una carcajada sincera, la primera desde que todo esto había comenzado.
—No, no vas a brillar.
—Bueno, al menos tengo eso a mi favor —respondió Jinx, una pequeña sonrisa jugando en sus labios.
Lux la miró, y por un momento, olvidó todo lo demás. La culpa, el miedo, incluso el sabor de su sangre. Solo podía ver a Jinx, a la persona que había decidido salvar, y algo en su interior le dijo que, a pesar de todo, había tomado la decisión correcta.
"Amplecti tenebras non te ab luce avertit"