
Los escudos caen
Las guardias constantes en los perímetros de la aldea más los patrullajes diarios de shinobis entre los civiles fue el indicio para los habitantes de Konoha que algo iba a ocurrir, algo a gran escala.
Ahora mismo los dos espadachines cubrían la zona oeste, patrullando en silencio mientras la pelinegra meditaba los eventos que contó su maestro. Su ceño fruncido en decepción y disgusto era el único indicio que demostraba cómo se sentía con aquello.
-¿Mostró arrepentimiento por sus acciones?-
-Ni siquiera lo reconoció-
Suspiró débilmente, sintiendo como la sombría realidad los golpeaba con fuerza al reconocer en silencio la verdad sobre su compañera y discípula.
-¿Qué debo hacer Chieko?-
A la mujer le incomodó ver a su maestro tan angustiado, los largos cabellos cubriendo del mundo su expresión de derrota absoluta.
-Leiko casi cometió un crimen grave, es impulsiva y dejó que su corazón se llenara de veneno, volviéndola alguien incapaz de representar las enseñanzas del Gurētomasutā (Gran Maestro)* al usar el Santōryū para intimidar al débil y para eliminar lo que le molesta o le hace sentir inferior; si algún día lograra poner sus manos en alguna de las espadas demoníacas es seguro que será poseída al instante por su espíritu débil y rencoroso, las espadas se darían un festín con sus emociones inestables y oscuras convirtiéndola en un simple recipiente si es que tiene suerte, lo más probable que ocurra es que la energía demoníaca la mate al instante- la mujer detuvo su andar, interrumpiendo el paso de su maestro al interponerse en su camino para mirarlo fijamente a los ojos- Sabes que lo mejor no solo para ella sino para todos los inocentes es quitarles sus espadas y eliminar las posibilidades que pueda volver a usar el Santōryū-
Atsushi se estremeció levemente al oír la crudeza de sus palabras, más que consciente de la inamovible verdad en ellas. Sabe que debe cumplir con las enseñanzas del Gurētomasutā, y eso incluye los castigos que impuso a los que usaron su arte por razones egoístas y para el mal, siendo el exilio y la eliminación de habilidades las más comunes (como la muerte también). Sabía que las acciones de Leiko eran imperdonables para ellos, Chieko siendo más inclinada a cumplir los valores que le inculcó como sucesora al reconocer el castigo que merece la pelinaranja sin titubear; pero le costaba aceptarlo por el simple hecho que él vio crecer a Leiko, él la crió todos estos años desde que la encontró rondando en los bosques sin nada más que lo puesto; aceptar que Leiko merece el exilio y que anulen sus habilidades sería aceptar ante todo el mundo que fallo como maestro y tutor.
Su rostro fue acunado con cariño, sus ojos amatistas encontrándose con unos dorados que le veían preocupados, su alumna genio dándose cuenta del alboroto en su interior. Dejo que esas manos lo consuelen, dejando ir una única lágrima por el camino funesto que eligió recorrer Leiko, su corazón oprimiendo su pecho al haber hecho una elección pero sabiendo en lo profundo de su alma que es lo correcto.
-Cuando todo esto termine le quitaré las espadas a Leiko y la despojare de sus habilidades para que nunca sea capaz de empuñar una espada de nuevo, ese será su castigo por deshonrar las enseñanzas por las que vivimos- una de sus manos acuno la más pequeña entre su mejilla, encontrando consuelo cuando esta afianzó su agarre- Y tu Chieko como mi sucesora deberás encargarte de encontrar nuevos discípulos que sepan respetar y cumplir el camino de las tres espadas-
-Lo haré Atsushi-sensei-
Dictaminada la sentencia los dos pelinegros siguieron con su camino, ignorantes de la serpiente blanca que huía veloz de la escena rumbo a un destino desconocido.
No fue un disparo resonando en el aire, ni los retumbares de las granadas cerca de las trincheras, ni los insultos y gritos de guerra de sus camaradas, ni siquiera la intensa adrenalina tensando sus músculos cansados y adoloridos listos para seguir defendiendo sus vidas lo que le advirtió del inminente ataque; solo sus instintos que desde que despertó gritaban inquietos en el fondo de su cabeza, como una intensa sirena advirtiendo el peligro que le rodeaba.
Nadie pregunto el porqué los civiles estaban siendo escoltados sutilmente a los refugios de la aldea, nadie pregunto porque los niños y ancianos a mitad del mediodía desaparecieron de la ciudad, nadie cuestiono porque los jōnin de Konoha invadieron la ciudad, mientras los chūnin y genin guiaban al restos de aldeanos a los refugios, nadie dijo nada cuando los dos espadachines se quedaron con ellos para protegerlos. Nadie cuestionó el tenso aire que rodeaba a todos los shinobis de Konoha.
Tsunade admiraba la aldea evacuada con éxito, sus ojos brillando al reconocer el refulgir de Yubashiri como la señal de Chieko en el centro de la aldea. El hacer semejante despliegue de seguridad a partir de una corazonada podría ser lo más tonto que un Kage podría hacer, pero los instintos de su consejera jamás le fallaron, además de que ya tenían conocimientos de que serían atacados en algún momento, por lo que nadie dudó ni un segundo cuando la Kaunserā de Konoha activó los protocolos de seguridad máxima, algo que creo después del intento de invasión de Sunagakure.
Una única flama dorada fue el aviso que todos los shinobis de Konoha necesitaron para sentir la adrenalina correr por sus venas, listos para enfrentar el infierno que se les avecinaba.
En las afueras cerca de las murallas los Seis caminos junto a Konan vieron la gran bola de fuego dorado iluminar el cielo casi al instante de que destruyeron los clones de cristal que fingían ser patrulleros de las fronteras. Un señuelo.
-Saben que estamos aquí-
Fue lo único que dijo Pain, sus demás cuerpos indiferentes de que el factor sorpresa de su ataque fuera frustrado. Konan fue la única que preguntó.
-¿Qué haremos?-
-Continuaremos igual, el mundo conocerá el dolor-
El Camino Animal fue lanzado con fuerza por el Camino Asura hacia los cielos, buscando traspasar la barrera de Konoha. Logró romper la barrera, solo para ser interceptada en el aire por tres cuchillas de energía natural y presión que apenas pudo esquivar, rasgando sus ropajes en varios lugares. Cuando sus ojos cubiertos por el dōjutsu localizaron la posición de su atacante este mismo ya se había lanzado a su encuentro en el aire.
-Santōryū: Hyō Kin Dama (Estilo de tres espadas: Bola Koto de Leopardo)-
Chieko empezó a girar a gran velocidad sobre su eje, con el aura de un leopardo manifestándose a sus espaldas, desviándose en pleno vuelo cuando vio como su enemigo quería escapar, hiriéndola con profundos cortes por todos lados.
El Camino Animal cayó con un ruido sordo, apenas manteniéndose de pie ante los cientos de cortes que cubrían su cuerpo. No perdió el tiempo e invoco a los Caminos restantes dentro de Konoha, Chieko actuando rápido cruzando a Shūsui y Yubashiri en el pecho posicionándolas de forma vertical y colocando a Zangetsu horizontal en su boca detrás de las otras dos, una gran estela de poder saliendo de su cuerpo como una gran llamarada dorada, impulsándose con fuerza hacia sus enemigos con sus espadas rebosantes de chakra senjutsu.
- Santōryū: Rengoku Oni Giri (Cortador de Onis del Purgatorio)-
A gran velocidad atacó a sus enemigos destruyendo el suelo a su paso, el Camino Preta alzando un escudo a su alrededor buscando absorber el chakra de su ataque, provocando su sonrisa y confundiendo a los demás. Cuando sus espadas chocaron con la barrera deliberadamente puso mas chakra senjutsu en el ataque, acompañado de su pura fuerza bruta empujando hasta obligar ceder la barrera, el choque de energías enviando una gran ola de expansión quebrando el suelo donde estaban. Preta se dio cuenta de su plan cuando sus brazos empezaron a convertirse en piedra, obligando a retroceder a la mujer con un empuje poderoso mientras detenía al instante la absorción.
-¡AHORA!-
Al instante se vieron rodeados por cientos de ninjas, Pain frunciendo un poco el ceño al reconocer al equipo Genio al lado de la pelinegra, listos para pelear. Konan estaba sorprendida, la información que obtuvieron sobre la seguridad de la aldea fue errónea, se dio cuenta al instante la falta de civiles al ver lo decidida que estaba la mujer en acabarlos sin importarle el daño que podrían provocar sus ataques; ya los esperaban.
Sin mediar una palabra la batalla empezó, los shinobis de Konoha luchando feroz a la hora de proteger su hogar, los Seis caminos divididos al verse superados en número. Las bestias que invocaba el Camino Animal eran rápidamente eliminadas por Kogane no Yūrei quien sin piedad los cortaba por la mitad; el camino Asura teniendo grandes problemas al enfrentarse con el famosos Kazan no musuko Kenji siendo testigo de primera mano la fama del hombre, la lava de sus ataques habiéndose cobrado el brazo izquierdo; el Camino Humano logrando salvar apenas la mano derecha cuando el Camino Preta se interpuso en el ataque de Mizu no Senshi absorbiendo el ninjutsu antes de que terminara de cercenar las manos; el Camino Naraka huyendo de Kijutsu-shi no Hideo evitando caer en sus poderosas ilusiones.
Aunque el Equipo Genio estaba acaparando la atención de la mayoría de los Caminos, Konan mostró ser un enemigo formidable provocando bajas entre los shinobis de Konoha con los dos restantes Caminos, Deva llamando la atención de cierto peliplata y heredero.
Itachi y Kakashi aparecieron frente al Camino Deva, los Sharingan girando furiosamente.
-Itachi, veo que volviste a retroceder en tus pasos- el cuerpo de Yahiko desvió sus ojos al otro ninja- Hatake Kakashi, el ninja que copia, es un honor conocerte-
Los dos ninjas decidieron callar, sus ojos carmines como la sangre turbia solo mostraban la furia contenida de los dos usuarios al tan solo recordar el estado lamentable de quien consideran alguien especial en sus vidas, la hermana que sin saberlo necesitaban. Antes de que alguno realizará el primer movimiento un gran mural de cristal los separó abruptamente, Pain observando aburrido la interrupción. Chieko apareció entre destellos dorados frente a Pain, sus ojos dorados refulgentes ante la muestra de poder.
-Itachi, Kakashi, yo me haré cargo de él, ustedes vayan con Sasuke y encarguense de Konan- al sentir que los chakras de sus familiares seguían allí tuvo que evitar bufar de frustración- Es una orden-
Bastaron unos segundos para que su orden fuera acatada, su cuerpo relajándose al haber alejado del peligro inminente a sus hermanos. Presto toda su atención al Camino Deva, los ojos vacíos de Yahiko devolviéndole la mirada.
-Ena Chieko, tu eres quien planeó esto-
La pelinegra arqueo su ceja, sonriendo altanera mientras dejaba que su poder se manifestará en el refulgir de sus ojos y espadas, las hojas brillando como si el sol estuviera en ellas.
-¿Dónde está Uzumaki Naruto?-
-Tendrás que matarme primero para llegar a mi hijo-
-Me parece justo-
Pain desapareció y apareció en un parpadeo frente a la asombrada mujer, que en un acto de reflejo repelió el ataque cortando la barra en dos, tomando distancia pegando una potente patada a su atacante, sin perder tiempo posicionando a Shūsui y Yubashiri de forma vertical detrás de sus hombros con Zangetsu firme en su boca; desapareciendo y apareciendo entre destellos dorados frente a Deva tirando los brazos hacia adelante rasgando la capa de la marioneta para la sorpresa de su enemigo encubierto.
Así dio inicio a la brutal pelea entre dos seres que luchaban por sus sueños e ideales, con un mismo objetivo pero con distintas maneras de lograrlo. La pelea iba y venía, imposible de predecir algún ganador en este partido. Pain logró incrustar dos de sus barras en el brazo izquierdo de la pelinegra, provocando que esta gruñera audiblemente mientras tomaba distancia para poder arrancarlos, los agujeros en su carne cerrándose a los segundos; Chieko volvió a arremeter realizando tres cortes directos en el cofre del pelinaranja, este mismo alejándose de ella para evaluar sus heridas. Antes de que volvieran a abalanzarse entre ellos, Deva se detuvo abruptamente.
-Uzumaki Naruto se encuentra en el Monte Myōboku-
Antes de que Chieko pudiera detenerlo, el Camino Deva junto a los restantes fueron invocados por el Camino Animal fuera de la aldea, sus ojos abriéndose en horror al darse cuenta de lo que ocurrirá ahora. Se teletransportó al centro de la ciudad sorprendiendo a sus camaradas de allí, viendo asombrados la velocidad con la que realiza unos sellos para terminar uniendo sus palmas provocando un sonido resonante que llamó la atención de todos.
-¡Shōton: Daiyamondodōmu (Elemento Cristal: Domo de Diamante)*!-
Un gran domo hexagonal fue creándose velozmente desde el suelo de los límites de Konoha hasta cubrir por completo la ciudad, la mayoría viendo maravillados como el cristal dorado empezaba a cubrirlos por completo, más los cercanos a la mujer se alarmaron al ver sangre caer de la nariz de la misma, quien seguía firme con sus manos unidas enviando grandes cantidades de chakra al escudo provisional, sintiendo al igual que todos como sus vellos se erizaban al poder distinguir a través del cristal dorado a Pain flotando sobre el domo sosteniendo una gran bola de energía blanca.
-Shinra Tensei-
Lo último que vieron los habitantes de Konoha fue una gran luz blanca chocar con fuerza contra el domo de cristal, la mayoría de ninjas que no perecieron en el encuentro anterior siendo cubiertos por una sustancia babosa oyendo el poderoso grito de guerra que soltó Chieko antes de que la tierra temblara violentamente y la oscuridad los tragara.
Haku fue uno de los primeros en ser liberado de Katsuyu, respirando entrecortadamente, aturdido por unos segundos. Cuando logró recomponerse vio fascinado como pequeñas partículas de cristal brillaban en el aire, como pequeños copos de nieve dorada acumulándose sobre su cuerpo.
Cuando oyó el primer gran trozo de cristal caer a unos cuantos metros de él fue que reaccionó, levantándose bruscamente buscando frenético a la autora de esto. Su corazón se calmó cuando la encontró a unos cuantos metros delante suyo, aún erguida completamente con las palmas unidas. Fueron unos segundos donde Chieko escupió una gran cantidad de sangre, separando al fin sus manos, deshaciendo en pequeñas partículas el gran domo que protegió a la aldea de la destrucción total. Chieko cayó de rodillas, respirando entrecortadamente mientras se limpiaba los rastros de sangre de la barbilla.
Haku no tardó en acercarse a su lado, ayudándola a pararse aun con las manos temblorosas al verla en ese estado. La pelinegra no dijo nada, solo cerró los ojos por unos segundos, dejando que la energía natural entrara a su cuerpo sin restricciones, llenando a gran velocidad sus reservas de chakra que quedaron vacías hasta la mitad al reforzar la barrera cuando la sintió agrietarse bajo la fuerza del ataque.
-Estoy bien Haku, estoy bien-
Hablo tratando de calmar a su hermano, respirando de forma uniforme una vez el cansancio desapareció de su cuerpo, irguiéndose al sentir como su chakra eliminaba la fatiga en su cuerpo. Abrazo a su hermano, permitiéndose sentir la esencia helada de Haku, el recuerdo de un lago congelado llegando a su mente.
-Debemos reunirnos con los demás ¡Vamos!-
El menor asintió tomando de la mano a Chieko, desapareciendo entre destellos dorados del lugar.
Aparecieron frente a los miembros restantes de su familia junto a Sakura, sorprendiendo a los demás.
-¡Chieko!-
Kakashi fue el primero en reaccionar, casi abalanzándose sobre la pelinegra para comprobar heridas, su cuerpo erizándose al ver las mangas cubiertas de sangre de la mujer.
-Estoy bien Kakashi-
Chieko tomó casi con brusquedad el rostro del peliplata, uniendo sus frentes buscando calmarlo. Funcionó, Kakashi relajándose al pasar los segundos. Se separaron, el mayor dejando que la mujer se acercara a los demás comprobando sus estados y abrazándolos en el proceso.
-Iré con Tsunade, ustedes quédense lejos del campo de batalla-
-¡Pero…!-
-¡Sin peros! Es mi deber como Consejera luchar al lado del Hokage y proteger nuestro hogar, no dejare que desperdicien sus vidas cuando son el futuro de la aldea-
Sasuke, Kimimaro y Sakura quisieron seguir protestando, pero una mirada firme de la pelinegra basto para desmotivarlos. Chieko dejo besos en la frente de cada uno de los presentes, sorprendiendo a la pelirosa al recibir uno también, para luego desaparecer entre destellos dorados apareciendo junto a una Tsunade sin aliento, inmediatamente pasándole algo de su chakra.
-Detente, usaste una gran cantidad de chakra para cubrir la aldea-
-Y tú para proteger a todos con Katsuyu, estamos iguales Tsunade-
La rubia no pudo argumentar, suspirando aliviada cuando sintió sus reservas volviendo a la normalidad.
-Es suficiente, soy capaz de pelear con eso-
Chieko cortó la transmisión, recuperando instantáneamente lo dado al dejar que la energía natural entre sin problemas. Antes de que pudiera hablar una gran nube de humo se hizo presente en el centro de la ciudad, la pelinegra sonriendo al reconocer quien es, Tsunade igual. La pelinegra tomo de la mano a la rubia, teletransportándolas al centro de la aldea, visualizando de frente a los Seis caminos acompañada de los escoltas Anbus.
-¿Tsunade?-
-¿Okāchan?-
Fukasaku y Naruto preguntaron al mismo tiempo, el menor reprimiendo un escalofrío al ver la sangre manchar el kimono de su madre, los sapos viendo como ambas mujeres se erguían en toda su gloria frente a Pain.
-Me sorprende la magnitud de tu poder Ena, me pregunto si serás capaz de volver a cubrir la aldea sin matarte en el proceso-
Chieko gruño desde su lugar, desenvainando sus espadas esperando el momento para atacar.
-¡Soy la Godaime Hokage! ¡Chieko es la Kaunserā! ¡Nunca te dejaremos salirte con la tuya al intentar pisotear los tesoros y sueños de la generación anterior!- Tsunade empezó a respirar entrecortadamente, ignorando la cargada mirada dorada a su dirección, no dejará de curar a los heridos a través de Katsuyu- ¡Como Hokage, acabaré esto aquí!-
-Parece ser que pudieron comprender un poco de mi dolor-
Chieko se tensó en su lugar, recuerdos crudos del pasado asaltándola sin piedad, destellos de una azulada mirada amorosa rasgando su interior.
Nadie conoce el dolor mejor que ella.
-Pero, ya no tengo asuntos con ustedes-
El Camino Asura se acercó veloz directo hacia Tsunade, Chieko reaccionó enseguida interponiéndose en su camino con sus espadas cargadas de energía lista para arremeter. No fue necesario, la figura de su hijo envuelto en una capa roja aterrizando sobre el cuerpo destruyendolo por completo con el Rasengan, evitando que llegara hacia ella.
-¡Por mi ¿No?!-
Naruto se enderezó en toda su gloria sobre los restos de Asura, mirando con ira contenida a quienes se atrevieron a dañar a su madre, a su maestro, a su hogar.
-No es necesario que la Hokage de Konoha se cargue a sí misma con basura; solo relájate y toma una taza de té o algo Bāchan (abuela)-
-Naruto-
La sorpresa de Tsunade era clara, igual que la orden que dio la pelinegra a los anbus que los acompañaban, ayudando a sostener a la rubia mientras ella se posiciona al lado de su hijo.
-Okāchan, también deberías descansar ¿Por qué no vas con Kakashi-sensei a tomar algo?-
La espadachín sonrió, tomando la mano de su hijo para llevarla hasta sus labios, dejando un casto beso en el dorso. Naruto le sonrió radiante con sus ojos amarillos por el Modo Sabio, ella misma respondiendo con una sonrisa igual.
-Gomen` ne musuko, pero me quedaré aquí peleando a tu lado-
La unión en sus manos se afianzó, solo Chieko fue capaz de ver el alivio en los ojos de su hijo al saber que se quedara a su lado. En un segundo el cuerpo destruido de Asura se cristalizó por completo, quebrándose en miles de fragmentos dorados, volviendo imposible la recuperación del cuerpo, Deva frunciendo su ceño al ver lo que hizo.
-¡Gamakichi!-
El sapo menor de fuertes colores naranjas aterrizo de un salto detrás de los ninjas de Konoha, esperando la orden.
-¡Lleva a Tsunade no Bāchan a un lugar seguro!-
-¡Si!-
-Bāchan, me haré cargo de esto ahora. Por favor, diles a los otros aldeanos que no interfieran; sería una molestia pelear mientras protegemos a todos-
-Está bien- Tsunade se rindió, sintiendo en su cuerpo como el chakra desaparecía rápidamente, hurgando entre sus túnicas hasta que encontró lo deseado, extendiéndolo hacia el muchacho –Entonces al menos llévate a Katsuyu contigo. Podría serte útil porque contiene información sobre ellos-
Los Dos grandes sapos Sabios saltaron directo al rollo de invocación que sostenía el rubio, Fukasaku tomando a la pequeña babosa entre sus patas.
-Katsuyu-chan, escóndete en el bolsillo de Naruto-chan-
-¡Si!-
La pequeña babosa trepó al cuerpo del rubio resguardándose del peligro, la pelinegra creando miles de cristales por todo el lugar, la energía natural entrando en oleadas a su cuerpo; Naruto viendo hipnotizado como su madre absorbía todo a su alrededor acumulándolo en el centro de su cuerpo.
-Equipo Anbu- los shinobis se pusieron firmes ante el llamado –Acompañen a la Godaime y protéjanla, mantenerse alerta- Chieko llevó a Zangetsu a su boca, antes de colocarla habló por última vez –Gamakichi, llévala junto a Sakura-.
-¡Si señora!-
Gamakichi se fue dando un gran salto, los anbu yendo detrás de él. Cuando el dúo sintió sus presencias lejanas se prepararon para la batalla, los ojos de Chieko brillando sobrenaturales ante la presencia del chakra senjutsu.
-¡Vamos Naruto!-
-¡Si Okāchan!-
La pelea inició. Animal invoco a sus criaturas, Naruto deteniendo a uno con las manos desnudas, los otros dos siendo cortados a la mitad por Chieko, siendo neutralizados al instante. Preta fue directo al encuentro del muchacho, la mujer creando un muro de cristal frente a los demás Caminos cortándoles la visión, beneficiando a su hijo mientras cruzaba armas con Deva.
Naruto inmovilizó a Preta dejándolo inútil para la batalla, Chieko cristalizándolo y destruyéndolo al instante; Pain dándose cuenta de algo al estar seguro de haber esquivado ese golpe a pesar de las distracciones de la mujer. El menor convocó dos clones de sombra, la mayor interpretando su accionar al alejarse de los Caminos.
-Ya veo, te convertiste en Sennin (Ermitaño/Sabio). Parece que adquiriste las mismas técnicas que Jiraiya-sensei-
-¿Jiraiya…sensei?-
Naruto susurro desconcertado, la presencia salvadora de su madre a su lado manteniéndolo centrado al sentir la pequeña mano en su hombro.
-Jiraiya también me enseñó técnicas, él fue mi antiguo maestro*. Soy como tu aprendiz superior y como compañeros admiradores de nuestro maestro, llegaremos a entendernos el uno al otro. Nuestro maestro deseaba la paz-
Alterado Naruto detuvo el discurso de Pain, con su técnica Senpō: Rasen Shuriken (Arte sabio: Rasen Shuriken) lista en su mano, sus clones apoyándolo por detrás junto a su madre.
-¡¿Es una puta broma!?-
Los espectadores lejanos observaban todo como podían, algunos contaban con Hyūgas que los ayudaban narrando los hechos, otros con el Sharingan observaban todo con máxima claridad, los nervios a flor de piel al ver la gran acumulación de chakra de la técnica desconocida de Naruto.
-¡Mira bien a tu alrededor!- los edificios y casas destruidas, shinobis apenas manteniéndose de pie y otros llorándole a los camaradas caídos, caos y destrucción donde quiera que mires -¡¿Cómo carajos puedes llamar a esto paz?!-
-No estás viendo el bosque detrás del árbol, simplemente no conoces el significado de la paz verdadera. Ríndete tranquilamente; con tu muerte la paz estará asegurada-
-¡Realmente estas de puta broma!-
Naruto lanzó su Rasen Shuriken con fuerza directo hacia el enemigo mientras sus clones desaparecen, Chieko posó su mano en el hombro de su hijo transmitiéndole chakra conociendo lo que dicha técnica le provocó la última vez, el menor asintiéndole agradecido.
-Él… lo lanzó-
Los tres usuarios del Sharingan veían absortos la pelea, sin creer cuánto poder emanaba el menor de su familia, Kakashi narrándoles a los demás a su alrededor lo que ocurría, sudor frío corriendo por sus espaldas al darse cuenta de cuan poderosos era aquel par.
``¿Que tan fuerte te volviste Naruto?´´.
Todos los Caminos restantes saltaron fuera del peligro más Animal fue lanzado lejos por Humano, abriendo sus ojos en absoluta sorpresa cuando el ataque se expandió consumiéndolo todo. Animal invoco a una nueva bestia para tratar de ayudar a su otra extensión, un ave monstruosa gigante salió de las espesas nubes de humo directo hacia el rubio, mas la pelinegra se adelantó dando un gran salto en el aire con sus espadas listas de forma vertical detrás de sus hombros con Zangetsu en la boca, sus ojos dejando un rastro brilloso en el aire.
-¡Santōryū: Ul-tora gari (Estilo de tres espadas: Caza de tigre extrema)!-
Partió a la bestia en tres mitades perfectas de forma vertical y horizontal. Por el rabillo del ojo se dio cuenta que los sapos tenían problemas con las demás invocaciones del Camino Animal, uno de ellos pudiendo separarse formando nuevas unidades de si mismo cada vez que era cortado. Aterrizó en el suelo con suavidad, buscando con la mirada a su hijo cuando lo encontró, asintiendo en su dirección y moviendo sus ojos en la dirección de los sapos. Su hijo le sonrió levemente, sus ojos diciéndole que todo está bien. Entre destellos dorados desapareció, apareciendo frente a los gigantes aliados.
-¡Salten!-
Los tres gigantes se sorprendieron al verla pero obedecieron rápidamente su orden, dejando a las violentas criaturas a su merced.
-¡Shōton: Kurisutarushī (Elemento cristal: Mar de Cristal)!-
En menos de un segundo las criaturas fueron cristalizadas hasta la muerte, hasta las últimas de sus células convertidas al cristal, quedando como brillantes estatuas en medio de las ruinas de la ciudad. Chieko se mareo por unos segundos, su vista borrosa obligándole a buscar apoyo sobre Gamabunta para tomar un respiro.
-Haha (Mamá)* ¿Estás bien?-
La mujer le palmeo un par de veces, respirando profundo mientras se erguía, dejando atrás el cansancio y el dolor, olvidados en algún rincón oscuro de su mente. Fukasaku se acerco a ellos, explicándole el plan para ayudar a Naruto, sus ojos dorados brillando al saber cuál sería su aporte. Vio con asombro como el pequeño sapo levantaba sin problemas a Gamabunta y lo lanzaba por los aires, ella misma aprovechando la distracción y ceguera de Pain para atacar, desapareciendo y apareciendo entre destellos dorados, el filo de sus espadas chocando con violencia con los fierros negros de Naraka, comenzando de vuelta una danza mortal.
Cuando Gamabunta los dejo salir de su gigantesca boca no perdió tiempo y cristalizó el cuerpo de Animal, más ese movimiento generó un descuido de su parte donde Naraka perforó limpiamente su pierna izquierda, tragándose el grito de dolor y retrocediendo al lado de su hijo mientras con toda su voluntad arrancaba el arma de su muslo dejando que se curara con libertad. Se acercó cojeando a su hijo, este mismo respiraba entrecortado y frunció el ceño profundamente cuando vio como la herida en su muslo sanaba lentamente.
-Okāchan ¿Estás bien?-
En los últimos pasos Chieko logró caminar con normalidad de vuelta, sin responderle a Naruto junto sus frentes, traspasándole algo de su chakra para la fatiga a pesar del gruñido molesto que soltó el rubio. Se separó lentamente, viendo como los ojos de su hijo volvían al profundo cielo que los caracterizaba.
-Descansa hijo mío, yo me haré cargo a partir de aquí-
Con un solo movimiento de manos un clon de cristal se formó al lado de la pelinegra, con una sola mirada explicó sus intenciones al muchacho que rápidamente captó, las dos yendo a enfrentarse a los Caminos restantes mientras le daba el tiempo suficiente para que realizara su plan de respaldo.
Una pelea de taijutsu se dio lugar, los pocos que podían ver el encuentro se estremecieron visiblemente cuando un puñetazo de la Chieko original chocó contra un edificio dentro de todo intacto derrumbándolo por completo. La mujer se movía con elegancia, defendiéndose con todo mientras atacaba feroz, más de cinco cráteres adornando el lugar ante los golpes que fueron esquivados. Sonrió altanera cuando sintió el estallido de poder a sus espaldas, confundiendo a Deva. No espero más y un poderoso puñetazo dio directo al rostro de Deva, expulsándolo bien lejos con fuerza, dejándolo aturdido e indefenso al segundo ataque, sin poder reaccionar cuando una tercera Rasen Shuriken fue arrojada hacia él.
Chieko se teletransportó al lado de su hijo, gruñendo audiblemente cuando Preta se interpuso en el camino absorbiendo el ataque. Busco con la mirada a Naraka, viéndolo con lo que parecían restos de cristales en sus manos. Con un solo movimiento de su mano derecha los cristales se deshicieron hasta formar fina arena dorada, dispersandose con el viento del lugar imposibilitando, ahora sí, la resurrección de los demás Caminos.
-Naruto, encárgate del Camino Naraka, él es quien tiene la habilidad de resucitarlos-
Naruto asintió en su dirección, yendo directo a cumplir su orden mientras ella les impedía intervenir a Preta y a Deva, peleando con ambos a la vez sabiendo de hace rato que otro clon sería derrotado como el anterior. Con un Oni Giri logró asesinar a Preta cuando aprovechó las partículas de tierra y arena en el aire cristalizándolas sobre los ojos de los Caminos anulando su visión y pudiéndose acercar lo suficiente para efectuar su técnica, mas cuando quiso acercarse a Deva algo la detuvo bruscamente en medio del aire impidiéndole avanzar.
-Por fin he recuperado mis poderes-
``Mierda´´, fue lo único que pudo pensar Chieko antes de ser lanzada con violencia lejos del campo de batalla, siendo frenada cuando chocó de lleno contra un edificio derrumbándose sobre ella, apenas pudiendo activar el Kesshō no Yoroi sobre su ya maltratado cuerpo. La oscuridad la tragó por completo, respirando entrecortada mientras sentía como sus costillas rotas amenazaban con rasgar sus delicados pulmones. Escupió una gran cantidad de sangre acumulada, respiro profundo y concentró toda su mente en los huesos rotos, sintiendo como uno a uno su chakra los devolvía a su lugar y los unía regenerando sus células hasta dejarlos como nuevo, mas dicha acción solo la desgasto mucho más. No sabe cuánto tiempo estuvo encerrada debajo de los escombros, más si fue consciente cuando oyó el movimiento ¿arriba? de ella, el distintivo ruido de cuando uno removía piedras grandes resonando entre su celda improvisada. Solo tuvo que esperar unos cuantos minutos cuando un halo de luz le dio de lleno, y unos brazos fuertes la sacaron con delicadeza de allí, siendo capaz de oír el jadeo horrorizado de la mayoría de los presentes al ver su estado, no se quería ni imaginar cómo estaba con su ropa rasgada y cubierta de sangre.
-Arigatō Zabuza-
-Eres una maldita idiota-
Solo rio entre dientes, dejando que el gran hombre la dejara apoyada sobre un gran trozo de pared que sobrevivió a su impacto. Al instante se vio rodeada de todos sus hombres, todos rodeándola como cachorros asustados. Apoyo su brazo en su abdomen y quiso enderezarse, mas apenas pudo moverse unos centímetros cuando un horrible dolor le atacó, girando bruscamente su cabeza para expulsar más sangre acumulada en su estómago, haciendo que su chakra vaya directo a curar el sangrado interno que paso por alto al arreglar sus huesos. Hubiera dado con fuerza su espalda contra el concreto si no fuera por Sasuke que de alguna manera logró colarse tras su espalda, tomándola con suavidad entre sus brazos mientras se desplomaba sobre él.
-¿Daños?-
Itachi fue directo con ella, sus ojos escarlatas fijos en los dorados para evitar que mientan. Chieko suspiro, dejando que el calor de su pupilo le diera consuelo.
-Dos fierros en el brazo, uno en la pierna, siete costillas rotas y un sangrado abdominal interno; todas fueron atendidas más la última está siendo curada ahora mismo-
Los brazos que la sostenían se tensaban con cada palabra que salía de su boca, mas solo pudo poner sus manos sobre las del azabache masajeandolas, buscando calmarlo. Cerró los ojos por unos instantes, el sangrado curado completamente mientras absorbía cantidades peligrosas de energía natural, dispuesta a seguir luchando junto a su hijo. Sintió algo pequeño y baboso trepar hasta su hombro, mirando curiosa a la pequeña Katsuyu que apareció de quién sabe dónde.
-¡Chieko-sama, Naruto-kun está en peligro!-
Chieko se tensó de inmediato, quiso levantarse pero el firme agarre de Sasuke le impedía moverse, todavía no estaba completamente recuperada por lo que no tenía fuerza suficiente para someter a su pupilo. Se quedó quieta mirando fijamente a la babosa, tan tensa que sus músculos parecían rocas debajo del agarre del menor.
-Cuéntame que está ocurriendo ahora mismo-
-¡Fukasaku-sama fue herido de gravedad por Pain y ahora a inmovilizado a Naruto-kun!-
Las pupilas negras de la mujer se redujeron a un diminuto punto negro en medio de un mar de oro fundido, ardiendo bajo las llamas del odio por dañar a su preciado tesoro. Gruño audiblemente, una advertencia al azabache que se negaba soltarla. Un jadeo audible provino de la babosa, alterando aún más a la mujer mayor.
-¡Habla!-
-¡S-si! ¡Naruto-kun fue sometido y la Heredera Hyūga ahora está peleando contra Pain para protegerlo!-
Un poderoso estruendo se oyó por el lugar, parte del concreto cedió ante la fuerza de su puño quebrándose por completo, derrumbando parte del escombro gigante en la cual se posaba. Todos sintieron escalofríos ante el aura asesina que irradiaba, un gruñido casi animal removiendo sus extrañas al ver los ojos fieros de la pelinegra, pareciendo un animal salvaje a punto de atacar.
``¡Puta madre! ¡Sanate la puta que te pario! ¡Es tu hijo quien te necesita, deja de lloriquear y sal al campo de batalla! ¡Eres un puto soldado! ¡Levántate! ¡LEVÁNTATE!´´.
Sin darle tiempo a reaccionar rompió el firme agarre del menor con un tirón, sintiendo su sangre helarse cuando Katsuyu grito en su oído como Deva estaba por aniquilar a los dos adolescentes. No pensó en nada, no pensó absolutamente nada cuando en un firme salto se separó de su familia, esquivando el intento de detenerla de Kimimaro con su chakra saliendo en oleadas cuando decidió transportarse frente al chakras de los niños, apareciendo segundos antes frente a la hermosa niña Hyūga para sacarla de camino, abriendo sus brazos para cubrirlos del ataque mortal a costa suya, aguantando el grito de dolor cuando fue atravesada sin piedad por una docena de fierros, escupiendo sangre mientras apenas seguía en pie con ríos de sangre tiñendo su piel.
Miro a los ojos de su hijo, quien le miraba aterrorizado, incapaz de pronunciar palabra alguna por el shock. Los sonidos se volvieron distantes, como si estuviera debajo del agua, incapaz de distinguir los gritos horrorizados de su familia y amigos, concentrando todo su ser en proteger a su amado hijo aun cuando su visión poco a poco se desvanecía. Sus piernas flaquearon y un agotamiento extremo inundó su ser, invitándola a cerrar sus ojos para descansar al fin de la pesada carga que conlleva su alma. Sonrió levemente, queriendo eliminar esa expresión de la cara de su preciado hijo, llevando hacia adelante su brazo atravesado por tres fierros negros con esfuerzo, queriendo acariciar con dulzura las tiernas mejillas llenas con bigotes de su niño que ahora parecían un lienzo en blanco de lo pálidas que estaban, apenas pronunciando un par de palabras antes de ceder a la oscuridad absoluta.
-Estas…bien-
El cuerpo de Chieko cayó con un ruido sordo, la sangre empapando la tierra de su hogar en peligro, sus espadas cayendo de su soporte en un sonido estremecedor, sus largos cabellos cayendo libres por su espalda como un rio de seda tapando de los ojos mortales la caída del guerrero, sus ojos dorados ocultos del mundo negándoles su calidez.
La gran protectora de Konoha cayó.
Y en ese momento el infierno se desato en la tierra cuando la madre de la bestia fue atacada.