
Proteger lo prometido
Un mal presentimiento le estuvo acechando toda la mañana, a tal punto que tuvo que posponer su entrenamiento con Sasuke e ir directo con Tsunade, el monstruo de la ansiedad alimentándose en su pecho cuando no vio por ningún lado al equipo Asuma.
Maldijo por lo bajo, se confió demasiado en sus saberes del futuro, ignorando las acciones que hizo para cambiarlo. Era obvio que cosas así ocurrirían, el adelantarse los hechos hubiera sido lo más inteligente de hacer pero al cerrarse en una sola opción de que podría evitarlos fue su mayor acto de estupidez y arrogancia.
El universo le mostró una y otra vez, hay hechos que son inamovibles, que tarde o temprano deberán ocurrir para conservar el equilibrio del destino. Ahora mientras Tsunade le explica resumidamente lo que pasó en el Templo del Fuego y de cómo mandó doce escuadrones a rastrear y detener a los culpables del hecho, se dio cuenta tardíamente que este hecho se desencadenó tempranamente, dejándola con pocas ideas y planes para actuar.
Convocó rápidamente a su equipo junto a su hermano, explicándoles brevemente junto a la Hokage las consecuencias si no actuaban ya. Sin decir nada mas los cinco partieron veloces siguiendo el rastro del hijo del anterior Hokage, la promesa que alguna vez hizo pesando sobre sus hombros mientras sus ojos dorados brillaban al usar libremente su chakra para que Kenji pudiera seguirle el rastro.
-Se que es egoísta de mi parte Chieko, pero debo pedirte este favor: ¿Protegerás a mi hijo y a mi nieto de las crueles garras del destino?-
-Lo haré Hiruzen, estaré en deuda de por vida con ellos al dejarte morir-
-Sabes que no te guardaran rencor-
-Yo si-
Zangetsu detuvo el corte dirigido a Asuma con violencia, chispas volando ante el brusco contacto entre las cuchillas de la guadaña y la katana. Haciendo uso de su famosa fuerza obligó al Akatsuki a retroceder, casi mandándolo a volar mientras su equipo ayudaba a los chūnin contra Kakuzu, Kenji yendo directo a su lado.
Ambos soldados se pararon juntos, desenfundando sus armas, la mayor dirigiéndose directamente al equipo chūnin. Sus pupilas se redujeron considerablemente al ver las quemaduras graves en el cuerpo del jōnin, maldiciendo por lo bajo por llegar tarde y disculpándose internamente con Asuma al no tratar con sus heridas de inmediato.
-Asuma, toma a tu equipo y váyanse de aquí, nosotros nos haremos cargo desde ahora-
El rubio ceniza se dio cuenta del símbolo dibujado en la tierra, un triángulo invertido encerrado en un círculo, mandando poderosas descargas eléctricas que rompieron la tierra donde fue tallado.
-Chieko es un enemigo muy fuerte, no puedes pretender acabarlo tu sol…-
-¡Es una orden Asuma! El enemigo que tienes enfrente es un inmortal, capaz de traspasar cualquier daño que se inflige a sí mismo a su oponente o ‘sacrificio’ siempre que consiga tu sangre y de comienzo a el ritual- los shinobis de Konoha abrieron sus ojos espantados ante la información que les daba la pelinegra-¡No es un enemigo que puedan derrotar! Incluso yo estoy insegura de poder lograrlo, pero es mi deber como ninja de Konoha proteger a mis camaradas, así también mi deber con tu padre Asuma- los afilados ojos dorados se suavizaron cuando se encontró con los del hijo de su amigo.
Sarutobi abrió sus ojos con sorpresa, sus puños cerrándose ante la presión que sentía sobre sus hombros. Antes de que pudiera responder un ruido sordo cortó el aire, viendo con ojos horrorizados la guadaña de triple hoja ir velozmente en dirección a la pelinegra. Antes de que incluso pudiera moverse Chieko reaccionó por sí sola, girando sobre sí misma con sus tres espadas repeliendo el arma con fuerza, mandandola a volar lejos de ella y de vuelta a su dueño. Una risa desquiciada se oyó por todo el bosque, Hidan avanzando con una mirada cargada de sádica alegría.
-¡Así que conoces mis habilidades! ¡Es un gran honor ser reconocido por la gran Kogane no Yūrei de Konoha, la misma que fue capaz de atraer a Uchiha Itachi a su lado con su magia seductora! Oh por Jashin, no sabes cuánto tiempo espere el poder pelear contigo, en especial al enterarme que mataste a Sasori y dejaste tuerto de un ojo al imbécil de Deidara ¡Mira, incluso mi compañero está emocionado! Debe ser por el precio de tu linda cabeza-
En un movimiento arriesgado pero sin más posibilidades de pensar en otra solución realizó a gran velocidad una serie de sellos que confundió a sus enemigos y aliados, ninguno siendo capaz de reconocer esa secuencia de manos, suponiendo tardíamente al distinguir el sello del tigre al finalizar la rápida sucesión.
-¡Katon: Kami no furea (Elemento fuego: llamarada divina)!-
Una gran llamarada dorada salió de su boca rodeando al equipo de chūnin, las llamas casi consumiendo vivo al otro inmortal que se había lanzado contra sus camaradas distraídos. Las llamas eran lo suficientemente altas para cubrirlos hasta la mitad, sin dificultarles la visión. Shikamaru, Asuma, Izumo y Kotetsu quedaron atrapados dentro de los murales de fuego, admirando de cerca este tipo de técnica completamente desconocida para ellos.
-¡Escúchame bien Asuma, no interfieran, es una orden de tu superior! El fuego sagrado los mantendrá a salvo pero tampoco los dejara salir a menos que mi voluntad cambie- Hidan y Kakuzu se posicionaron al lado del otro, viendo con gran interés a la mujer junto al equipo que trajo con ella- Nada que tenga intenciones de dañarlos podrá llegar a ustedes, mis llamas sagradas destruyen todo lo impuro y corrupto con lo que tengan contacto-
-Vaya, nunca oí algo parecido ¡Tu fama sí que es bien merecida Yūrei-chan!-
Chieko ignoro lo que dijo el seguidor de aquel dios, sin dejar que en ningún momento sus ojos los perdieran de vista, se dirigió directamente a su equipo.
-Daiki, Hideo, Kenshin, ustedes pelearan con Kakuzu, tengan cuidado, tiene la capacidad de endurecer su piel volviendo casi inmune a las armas que poseemos, cuenta con cuatro corazones por lo que no deben confiarse si logran perforar uno, tendrá otros a disposición para seguir luchando-
Sus compañeros asintieron tensos, sabía que la mujer les pedía implícitamente que alejaran al otro de la batalla que libraría contra el otro inmortal.
-¡JA JA! ¡Impresionante! ¿Sabes? Es una lástima que tengamos la orden de aniquilarte ni bien te veamos, me gustaría tener una cita contigo antes de matarte- la sonrisa desquiciada de Hidan les puso los pelos de punta a todos, Kenji adelantándose cubriendo con su cuerpo a su hermana -¿Cómo sabes tanto de nosotros preciosa?-
-¿Qué clase de madre seria al no investigar hasta el último rincón a las personas que quieren dañar a mi hijo?-
El reclamo fue hecho, ahora Akatsuki sabría que Uzumaki Naruto está bajo la sombra protectora de la mortal Ena Chieko, diciendo en pocas palabras que para llegar al niño deberían pasar por ella primero.
-Kakuzu, no te metas-
-Bien, pero su cabeza es mía, tiene un valor de 80.000.000 ryo-
-¡Vaya! Es más del doble que del tipo con barba, parece que estás de suerte-
Sin esperar nada más los dos fueron directo al encuentro, chocando armas con violencia, la sonrisa sádica de Hidan creciendo aún más al descubrir la fuerza de la pelinegra que le estaba obligando a retroceder. Se separaron de un salto, siendo atacado ahora por el rubio cenizo que haciendo uso de su velocidad lanzó tres kunais con fría precisión, el inmortal abriendo sus ojos en sorpresa al ver los explosivos pegados que en menos de un segundo explotaron a su lado.
-Kenji, no dejes que dibuje el diagrama para el ritual y no dejes que tome tu sangre ¿Entendido?-
-Claro Captain, como los viejos tiempos-
Ambos sonrieron de forma minúscula, siendo los únicos testigos.
-Como los viejos tiempos-
Así ambos saltaron a la batalla, su lucha sincronizada deslumbrando a los demás.
Desde antes de resucitar, incluso antes de entrar al ejercito Sam y Caden tenían un patrón de movimiento, una sincronización que solo indicaba los años que estuvieron juntos creciendo codo a codo. Caden era el sensato, juguetón, extrovertido y pícaro de los dos, mientras que Sam era en un principio introvertida, impulsiva, seria y menos allegada a las bromas. Pero con el paso del tiempo; la crueldad y desesperanza que llega con la guerra los cambiaron por completo.
Caden se volvió alguien serio, que rodeo su corazón con una firme capa de hielo al descubrir la amargura de la traición cuando su sargento los llevó a un campamento enemigo para dejarlos morir. Sam se volvió menos impulsiva al ver cómo sus acciones llevaron a la muerte de un amigo, empezando a embotellar dentro de ella lo único que dejaba salir en sus arranques: la ira. Construyó la máscara perfecta en una sonrisa, queriendo a través de ese gesto conservar la esencia de su amigo y salvador. Caden dejo de lado las bromas al tener que asumir el papel de líder, tratando de conservar las esperanzas de que alguien vendría a rescatarlos a su escuadrón cuando él mismo moría de miedo en su interior; dejo de ser juguetón frente a desconocidos una vez volvió al cuartel colgado del hombro de su hermana al ver al traidor fingir estar preocupado por ellos, yendo directo con él porque gracias a su actitud lo tomaron como el más despreocupado y tonto. Sam fue obligada a dejar la introversión cuando todo su escuadrón quedo solo al morir su sargento a cargo, dejándola a ella como la única con la fuerza de voluntad suficiente para levantarse y guiar a sus camaradas a través del averno para salir victoriosos, ganando el territorio que se dio por perdido hace tiempo; tuvo que convertirse en la encarnación del espíritu de supervivencia guiando a sus compañeros a través del campo de batalla, haciendo bromas y chistes tontos para calmar a los hombres que apenas le llegaban en edad, algunos apenas cumpliendo los dieciocho años hace semanas, tratando de darles un poco de calma y sentido de normalidad a ese infierno.
Podría decirse que intercambiaron personalidades, mas fueron los hechos que vivieron por separado los que los cambio radicalmente. Incluso descubrieron el lado oscuro de ambos: descubrir la gran sed de venganza que crecía imparable en su interior y que encontraban hasta cierta diversión y placer al matar a sus enemigos fue algo que los conmociono demasiado, tratando de esconder esto del mundo pero siendo incapaces de hacerlo entre ellos.
Pero también se dio a la luz los rasgos que los hacía perfectos lideres, personas en las que confiarías tu vida sin dudar. Eran ferozmente leales, una vez que ganaste un lugar en su corazón no había fuerza en la tierra que fuera capaz de detenerlos para protegerte; su absoluta confianza el uno al otro provocaban querer llegar a ese punto con alguno de ellos; su necesidad de proteger a los inocentes y de no dejarse caer en las garras de la corrupción; su habilidad innata para comunicar lo que desean y ser escuchados; esto y mucho mas salieron a la luz en medio de la adversidades, como un faro de luz en medio de una feroz tormenta en un mar iracundo y salvaje.
A pesar de haber cruzado las fronteras de la muerte en distintos años y de distintas formas aun así su sincronización no se vio afectada. Incluso con los distintos entrenamientos y enfoques que cursaron en esta segunda vida, se puede ver con claridad la profunda conexión que compartían, siendo hasta casi una broma de los dioses el ver cómo mientras Chieko concentraba casi todo su poder y potencial en sus brazos, Kenji lo hacía en sus piernas, cubriéndolas de rayos neones aumentando el daño y mortandad de sus ataques*, siendo testigos de cómo potentes patadas destruían por completo la superficie donde aterrizaran, las secuelas de las cargas eléctricas zumbando por la tierra.
Hidan sonreía de forma maniaca, gozando hasta más no poder su lucha contra los resucitados. Era casi imposible avanzar sobre uno porque en un instante seria respaldado por el otro, sintiendo los comienzos de la frustración en su ser al no poder cortar a ninguno.
Cada vez que se centraba en el rubio la pelinegra intervendría chocando las espadas contra su guadaña, impidiendo conseguir algo de la sangre para el sacrificio. Pero si se centraba en la mujer al instante un combo de patadas y rayos le harían retroceder; encima era bastante molesto el hecho que ambos manejaran como si fuese simplemente respirar el Hiraishin, jodiendo las cosas aun mas para el inmortal.
Cuando vio a la mujer prepararse para un ataque del famoso Santōryū salto a gran altura para esquivarlo, solo para ver por el rabillo del ojo unos destellos neón antes de recibir de lleno una patada cubierta de rayos en la espalda, estrellándolo con fuerza sobre la dura tierra formando un hoyo de considerable profundidad, el vapor junto al olor a carne quemada asaltando sus sentidos, sus músculos paralizados ante los efectos de la electricidad.
-Diable jambe: Vengeance de Zeus (Pierna del diablo: venganza de Zeus)*-
Su pierna dejo de brillar, los rayos que la envolvían disolviéndose al absorber el chakra de nuevo a su cuerpo. La espalda del mercenario estaba completamente quemada, las marcas parecidas a rayos adornando toda su extensión, con algunas descargas sacudiendo el cuerpo.
Los espectadores atrapados en la barrera de fuego jadearon sorprendidos, siendo testigos por primera vez de no solo un arte legendario, sino de dos.
El diable jambe es un estilo de arte marcial diseñado de tal forma que se puedan tener las manos libres en todo momento y evitar su daño durante el combate, es un estilo de lucha tan poco común ya que exige que la persona que lo practica tenga un excelente control de chakra para envolver con grandes cantidades sus piernas aumentando su fuerza, velocidad y el daño que pueda causar a su oponente. Pero también al concentrar todo su potencial en las piernas el practicante tiende a relajar la parte superior del cuerpo, tal como guardar sus manos en los bolsillos, cruzar los brazos a la altura del pecho o dejarlos simplemente sueltos a la vista (en el caso de Kenji), y sólo las utilizan cuando la situación lo requiere. El hecho que el rubio fuese usuario de un kekkei genkai como el Ranton y manejara de manera excepcional el elemento rayo solo aumentaba la mortalidad de sus ataques, siendo conscientes que si no morías por la fuerza del golpe o impacto probablemente morirías por las potentes descargas eléctricas quemando todo tus órganos.
Hidan se levanto riendo histérico, deshaciéndose de su túnica maltrecha decidiendo pelear desnudo de la cintura para arriba, gozando con el dolor que le produjeron los rayos. Así el baile siguió, esquivando por los pelos una técnica del Santōryū que vio con gran deleite la destrucción que provoco dicho ataque, casi la mitad del edificio donde estuvo esperando destruido ante un solo corte de la mujer.
Siguieron peleando hasta casi destruir por completo su entorno, la irritación de los soldados siendo visible con el tiempo al ver al Akatsuki completamente ileso cuando una persona normal ya hubiera perecido ante los primeros combos de ataques que recibió. Hidan también se estaba aburriendo, incluso perdió completamente las ganas de usarlos para el ritual, queriendo solamente sentir la dicha de ser quien los mato de una vez por todas. Así que, ya dispuesto a directamente matarlos, sus movimientos cambiaron radicalmente buscando empalar o dañar de muerte antes que herirlos para extraerles sangre. Fue aquí que los hermanos se vieron obligados a usar mas chakra del que deberían, el religioso peleando de manera sucia buscando cansarlos de una vez.
Mientras Chieko podía seguir aguantando más horas peleando al mismo nivel que ahora su par más joven ya denotaba signos de cansancio, como el hecho que sus piernas ya no estaban constantemente cubiertas de rayos neones. Obviamente la mujer se dio cuenta, empezando a equiparar toda la atención del mercenario sobre ella permitiéndole un pequeño descanso al rubio, este mismo usando los saltos espacio-temporales para facilitarle una abertura a la pelinegra y despedazarlo de una sola vez.
Shikamaru viendo los problemas que tenían para inmovilizar a Hidan decidió ayudar desde su lugar encerrado, convocando sus sombras y esperando la oportunidad de atraparlo distraído. No debió esperar mucho. Una vez sus sombras lo tuvieron bajo su alcance, Chieko cristalizo las piernas del inmortal impidiéndole moverse, preparando su próximo movimiento. Kenji al ver las intenciones del Akatsuki de liberarse se teletransportó a las espaldas de este e inmovilizarlo completamente encerrando los brazos en los suyos. Chieko se movió a gran velocidad, la mayoría teniendo problemas para seguirle el movimiento, confiando ciegamente en que su hermano saldría ileso de su ataque.
-Santōryū Ōgi: Rokudō no Tsuji (Técnica Secreta del Estilo de Tres Espadas: Cruce de Seis Caminos)-
Sonrió al sentir la presencia de su hermano detrás de sí, viendo con satisfacción como el cuerpo del inmortal yacía con sus miembros cercenados, con estos mismos cortados en seis partes más. No perdió tiempo cristalizando las piezas usando su técnica de Shōton: Kurisutarushī (Elemento cristal: Mar de Cristal), dejando sin posibilidades de regeneración al mercenario, quien los maldecía a viva voz con todas sus fuerzas. No pudo relajarse al sentir como los pelos de la nuca se erizaban, girando por completo sobre si a gran velocidad solo para ver horrorizada como un recuerdo desgarrador cobraba vida de nuevo ante sus ojos; sus ojos dorados viendo con absoluto shock y temor la sangre de su hermano volar por los aires al recibir de lleno el ataque furtivo contra ella, Kakuzu logrando librarse por unos segundos de los jōnin de Konoha logrando dirigir un ataque hacia la mujer que derroto a su compañero, viendo con odio como debe retirarse ante los abrumadores números en su contra, no sin antes sentir satisfacción al provocar esas expresiones de horror en la cara de la mujer.
Chieko acuno con delicadeza al inconsciente Kenji, evaluando con ojos calculadores las heridas lacerantes que recibió, viendo como la sangre brotaba a borbotones y dándose cuenta que tardaban más de lo debido en curarse, comprobando ella misma la casi poca reserva de chakra que le quedaba al rubio, insuficientes para curarlo por completo, corriendo el riesgo de morir desangrado por la gravedad de sus heridas.
Inconscientemente deshizo la barrera de fuego que hizo sobre sus camaradas, estos mismos acercándose apresurados a comprobar el estado del menor. Con una resolución de acero la pelinegra dejo vía libre a su chakra para ingresar al cuerpo de su hermano, vaciándose alarmantemente rápido al tratar de curar no solo los cortes superficiales, sino también los órganos internos del abdomen que fueron perjudicados, por ende los más delicados de tratar. Su cuerpo se cubrió de un aura dorada, cubriendo el cuerpo del rubio de igual forma ante las miradas maravilladas de los presentes, viendo fascinados como la sangre dejaba de caer y las heridas se cerraban dejando la piel intacta, como si nada hubiera ocurrido.
Cuando la vida de Kenji estaba fuera de peligro dejo de pasarle su chakra indiscriminadamente, su visión nadando por momentos, siendo consciente que es probable que no pueda ni pararse ante el entumecimiento de sus músculos junto al cansancio repentino que le asalto sin piedad.
-Chicos, me queda el chakra justo para llevarnos a todos de vuelta a las puertas de la aldea, vayámonos de aquí y cada uno ira al hospital a recibir el chequeo necesario- un pequeño escalofrió le recorrió de pies a cabeza, mas fue capaz de disimularlo perfectamente al acercar el cuerpo inconsciente del rubio al suyo -Pero primero debo pedirles que sellen en pergaminos distintos los restos de Hidan, por su condición de inmortal lo más sensato ahora es separar su cuerpo, ya veremos después que haremos con él-
El escuadrón de chūnin obedeció, recibiendo los pergaminos de sellado de los compañeros de la espadachín, sin tomarse la molestia de preguntarse porque los tenían consigo, recordando que la misma mujer confeso el haber estudiado todo sobre los Akatsuki, conociendo su reputación e historial ya debió haber previsto que esta sería la mejor solución.
Una vez todo fue hecho la mujer les ordeno tomarse las manos entre sí, sus compañeros de equipo tomando con sus manos libres sus hombros mientras desaparecían del lugar entre destellos dorados, dejando atrás un campo de batalla desolado.
Los guardias de la entrada saltaron en sus lugares al ver de repente destellos dorados invadiendo el lugar, para segundos después aparecer un escuadrón completo de nueve personas, dos de las cuales yacían inconscientes siendo tomados con cuidado pero con prisas en brazos de los jōnin, para estos mismos desaparecer en instantes dejando un remolino de hojas en su lugar.
Bueno, fue lo más interesante que ocurrió en el día.
Una turba de hombres preocupados se congregó en medio de la sala del hospital de Konoha, los hombres de la residencia Ena siendo escoltados apresuradamente al ser reconocidos, evitando que armaran un alboroto perturbando la calma del centro médico. Los menores lideraban el grupo mientras seguían a la enfermera, sus rostros preocupados junto a su apresurado andar eran indicios suficientes de su estado angustiado.
Cuando recibieron la noticia de que la matriarca de su familia volvió de su misión de último minuto, no esperaron que fuera para decirles que estaba fuera de combate en el hospital, con su compañero en un estado un poco más delicado que el de ella.
Llegaron a la habitación en muy poco tiempo, importándoles poco y nada que no les dejaran entrar mientras abrían con prisas la puerta que los separaba de su mujer*. Fueron recibidos con la imagen de una Chieko completamente dormida, sin ningún atisbo de estar herida de gravedad o de haber salido de alguna cirugía de emergencia, que de por si eso ya era un gran alivio para los hombres presentes. Los mayores, séase Zabuza y Kakashi, se dieron cuenta del otro ocupante de la cama situada al lado de la pelinegra, Kenji si teniendo señales de haber resultado herido, como el hecho que estaban en proceso de eliminar las escasas prendas que le quedaban, totalmente empapadas de sangre para vestirlos con las batas del hospital, limpiando con delicado profesionalismo la sangre que quedo impregnada en la piel.
Una vez terminado su trabajo fue que Shinobu les prestó su atención a los ocupantes restantes de la habitación, dejándoles saber con un asentimiento de cabeza que podían acercarse a la pelinegra que era ignorante de los hechos que ocurrían a su alrededor, felizmente perdida en el mundo de los sueños.
-¿Qué paso?-
Naruto y Sasuke no perdieron tiempo posicionándose a cada lado de la cama de hospital, reclamando para ellos las manos tibias de la mujer, calmando sus angustiados corazones al comprobar por ellos mismos que esta ilesa. Shinobu ignoro conscientemente este accionar, como también los ojos llenos de alivio y adoración eterna que le daba el Uchiha menor a su alumna.
-Lo que me informaron fue que Chieko junto a su equipo más Jo-san* partieron para respaldar al escuadrón Asuma ante el avistamiento de dos miembros de Akatsuki que atacaron el Templo del Fuego hace unos días, por lo que me dijeron resumidamente Chieko logró capturar a uno de los Akatsuki pero el otro intento atacarla con la guardia baja, Jo-san recibió el ataque por ella, terminando muy malherido. Chieko lo curó por completo, desgastando su chakra y después los trajo a todos con el Hiraishin, quedando completamente agotada-
No pudieron evitar sentir el alivio correr por su ser junto a la gratitud y la ira, alivio porque Chieko solo estaba agotada; gratitud con Kenji al proteger a su tesoro más preciado, e ira contra el bastardo que se atrevió a atacarla por la espalda. Itachi fue con su hermano, acomodando los largos mechones azabaches con dulzura, sintiendo su pecho completamente cálido cuando la mujer reacciono a su tacto acurrucándose en su mano, suspirando feliz entre sueños.
-¿Quiénes fueron su objetivo?-
-Dos ninjas de Akatsuki reconocidos como Hidan y Kakuzu, el primero ya fue subyugado por Chieko y el segundo huyo cuando su compañero fue derrotado-
La mueca que realizo el cuervo no paso desapercibido ante los afilados ojos de la doctora, mas sus movimientos tiernos no pararon en absoluto, negando para sí misma al ver la misma mirada de devoción en los ojos de todos los presentes, sin gastar energía en reprenderlos por cómo estaban sobre su paciente.
Haku de alguna manera logro posicionarse en la cabecera de la cama, ocupando sin vergüenza alguna la función de almohada de la pelinegra, acariciando con ternura expuesta los cabellos sueltos de la mujer; Sasuke y Naruto estaban a cada lado de ella sosteniendo las manos callosas pero delicadas de la mujer que los crió, con Itachi y Kimimaro a cada lado de los adolescentes admirando en silencio el rostro relajado de la mujer que cada tanto suspiraba en sueños ante las atenciones que recibía; Zabuza y Kakashi estaban a los pies de la cama observando con cariño el cuadro familiar, el peliplata con su mano diestra apoyada de forma ‘casual’ en una de las piernas cubiertas por la prístina sabana, pero era casi obvio ver cómo sus hombros se relajaban ante cada segundo que su mano seguía en contacto con ella.
Unos toques en la puerta los saco de su burbuja, el único que realizo un cambio fue el peliplata, demasiado consciente de los rumores que circulaban en los callejones de la ciudad. Itachi le importa una mierda lo que piensen, tuvo tres años para acostumbrarse a los rumores de que Chieko era su esposa y que escapo con su hijo como para que ahora le afectasen y le impidieran mimar a su hermana mayor.
Sarutobi Asuma cruzo por la puerta con su lado derecho completamente vendado, con una leve cojera en su pierna izquierda, sorprendiendo a los presentes.
-Shinobu-san, chicos- saludo el hombre con una pequeña sonrisa- Quise venir a ver cómo estaban ellos dos-
-¿Qué te paso Asuma?-
-Me enfrente contra Hidan Kakashi, si no fuera porque Chieko llego a tiempo no lo estaría contando-
El entendimiento los azoto como una marea contra las costas, implacable. Esto estaba previsto, era una de las acciones del futuro que la mujer si o si intentaría cambiar. Pero para hacerlo, un precio hay que pagar, y esta vez fue Kenji quien lo hizo. La sangre se le helo por unos segundos, los recuerdos de Chieko cubierta de sangre siendo llevada en una camilla con más de una docena de doctores encima asaltaron sus mentes sin piedad.
-Quería saber cuándo despertaran Shinobu-san, debo agradecerles por salvarme la vida, en especial a Chieko por curarme con su fuego sagrado mientras peleaba*-
-Lo más probable es que dentro de unos días Asuma-san, los dos gastaron sus reservas de chakra, en especial Chieko al trasladarlos a todos con esa gran distancia, una acción imposible para cualquier otro ninja-
Asuma suspiro, quería agradecerles por salvarle la vida y permitirle volver con Kurenai, el recuerdo de que una nueva vida formada por ambos crecía en el vientre de su mujer le produjo dicha en el pecho, pero también la culpa lo acompañaba al saber el fatídico destino que le hubiera esperado si la pelinegra no hubiera llegado a su rescate.
No pasaron más de quince minutos cuando la doctora echó a todos del lugar amenazándolos con sus senbon si seguían negándose, los menores siendo los más reacios de cumplir. Cuando logró sacarlos a todos de ahí revisó por última vez a la muchacha, sus ojos chocolate estrechándose al ver marcas de cicatrices donde antes no existían, como la que cruzaba de forma diagonal todo su pecho comenzando desde el hombro derecho hasta terminar casi en el lado izquierdo de la cadera, una línea blanquecina que resaltaba mucho en la piel bronceada de Chieko. Su ceño se frunció, la línea era perfecta en el sentido del corte, revelando que provenía de algún tipo de cuchilla, probablemente de una katana. Archivo esta información en su mente, agregando a la lista de cosas que debía decirle en la conferencia que le dará cuando despierte.
Salió de la habitación en silencio, asintiendo a las sombras que se apiñaban alrededor de los pacientes, ojos de diversos colores devolviendo el saludo mientras el de ojos grises se acercaba a la puerta, ocupando su lugar de guardia.
Los lobos estaban bien protegidos por su manada.
El olor a antiséptico fue lo primero que entró por sus sentidos, suspirando por dentro al darse cuenta donde estaba. Bueno, en teoría era su culpa que estuviera en esta situación, el que haya abusado del Hiraishin llevando a sus compañeros de equipo y luego al resto del escuadrón después de casi drenarse por completo para curar a Kenji debía pasarle factura. Soltó un gruñido audible mientras se desperezaba, sus huesos crujiendo ante el estiramiento exagerado que realizó; abrió sus ojos cuando sintió que era seguro que no le molestaría la luz, sus irises dorados brillando más de lo normal cuando la energía natural círculo en su sistema dándole fuerzas para levantarse.
Se dio cuenta que llevaba encima su pijama normal, un short con una musculosa de tirantes ajustada azul profundo, anotando mentalmente el agradecimiento a su profesora medico que seguro le cambio al recordar cuanto odia la ropa de hospital. Sus ojos escanearon la habitación por completo, levantándose de un salto al distinguir a su hermano al lado, durmiendo plácidamente. Se acerco exaltada, revisando por todos lados cuando llego a su lado algún indicio de herida o algo que sea alarmante, dejando fluir su chakra en un exhaustivo chequeo. Se relajo visiblemente, llevando su diestra al rostro del rubio, acunando con cariño la mejilla tostada; el joven reaccionando a su toque acurrucándose más en la cálida palma, arrugando la nariz de forma tierna al ver interrumpido su sueño.
Kenji abrió sus ojos esmeraldas encontrándose de frente con unos ojos dorados que centellaron al verlo despierto, sonriendo suavemente mientras acunaba la mano más pequeña entre la suya. En un pedido silencio se corrió un poco, dejando espacio libre en la cama; Chieko arque su ceja izquierda con una sonrisa divertida en los labios, el menor respondiendo con un puchero mientras afianzaba mas el agarre en sus manos. La mayor solo suspiro, cediendo ante los caprichos de su hermano acostándose a su lado, siendo aprisionada al instante por un musculo cuerpo que la encerraba por completo entre sus brazos. Rio despacio, acurrucándose en el calor familiar.
-Lo siento-
Fue lo único que dijo Kenji, pasando sus dedos con dulzura entre las largas hebras negras; Chieko no respondió nada, sus delgados brazos rodeando la cintura del rubio buscando fundirse en el calor compartido.
-I was scared Caden, so scared-
-I know-
-So why did you take a chance like this? If I lose you too ... I don't know if I want to know what will happen to me-
- I wasn't able to protect you in our first life Sam, don't ask me to stand there watching you suffer when I can do something to prevent it ...-
Chieko aspiro de forma audible, sabiendo que perdió esta batalla desde el principio. Abrazo con más fuerza a Kenji, el chico respondiendo de igual forma, dejando castos besos en la cabellera oscura, la mujer relajándose al oír los latidos rítmicos debajo del pecho, indicio más claro de que su hermano seguía con ella.
- I love you so much brother-
- Me too sister, me too-
Ambos se durmieron acunados bajo el calor de sus presencias unidas, sus almas relajadas como hace tiempo no estaban al estar por fin juntas de nuevo, como cuando en las noches en que la oscuridad enceguecía sus corazones encontraban consuelo en sus manos enlazadas en medio de la desesperación y la culpa, sabiendo desde el fondo de su ser que nunca estarían completamente solos mientras sus manos siguieran conectadas.
Así fue como Shinobu y Tsunade los encontraron, siendo casi imposible para ellas no sonrojarse ante la ternura de la escena, varias de las enfermeras (en especial Ai) le sacaron suficientes fotografías para enmarcar de por vida tan hermoso momento.
Si después las mujeres les pidieron copias, pues es algo que nadie necesita saber.
Nadie podía negar el aura imponente que poseía a su alrededor Chieko, más cuando estaba sentada correctamente con la espalda recta de forma natural sin ningún mechón fuera de lugar, esperando con un rostro neutral que su acompañante llegara al lugar de encuentro, una taza de té frío calmando su sed, demasiado temprano para que sea bien visto que ande con un vaso de sake.
Relajo su expresión al encontrarse con el hijo de su amigo, sin estar lo bastante sorprendida al verlo llegar con la mujer de ojos rojos. Asuma y Kurenai le saludaron ni bien llegaron a la mesa, tomando asiento frente a la pelinegra mientras ella llamaba la atención del mesero. Una vez los pedidos fueron hechos un silencio acogedor los envolvió, para Chieko no pasaba desapercibido como el moreno envolvía de forma protectora la cintura de la ilusionista.
-¿Alguna razón por la que me pediste pasar la tarde con ustedes Asuma?-
Los mayores se sonrojaron un poco, a veces olvidándose que la mujer frente a ellos era un funcionario de alto rango, seguramente dejo mucho trabajo de lado para reunirse con ellos, conscientes que jamás le negaría algo al moreno por el cariño y respeto que siente por el padre de este. Ena no quiso sonar grosera, pero desde que sus hijos se fueron a capturar al Akatsuki que escapo de su equipo sin avisarle, estaba constantemente en un humor que rozaba la irritabilidad ante cada minuto que no recibía noticias de ellos.
Si, en la línea de tiempo original lo pudieron vencer, pero odiaba no estar a su lado para curarlos de cualquier lesión, recordando perfectamente que su hijo saldría lesionado por su propia técnica; sumándole el hecho que no esperaron que salga de su hospitalización para ir detrás del mercenario, argumentando pobremente a través de Tsunade que querían vengarla al saber que le ataco por la espalda y casi le daño de gravedad. Oh los dioses tengan piedad de sus pupilos y hermanos cuando vuelvan, la conferencia que les dará les hará pensar dos veces antes de hacer esto de nuevo.
Salió de sus pensamientos cuando vio como la pareja se levantaba de sus asientos solo para inclinarse ante ella. Eso le alarmo, parándose al mismo tiempo para evitar que sigan provocándole vergüenza.
-Quiero agradecerte Chieko, si tu no hubieras intervenido e impedido que siga luchando es casi seguro que no estaría aquí, me diste la invaluable oportunidad de poder ver crecer mi familia, evitaste que mi sobrino experimentará de nuevo la pérdida de alguien quien aprecia y me permitiste estar con quien amo cuidando de nuestra unión-
Se quedo petrificada al sentir el peso detrás de las palabras, sus ojos dorados incrédulos mirando las sonrisas y miradas sinceras del dúo, su mirada dorada siguiendo el movimiento sutil de Kurenai al cubrir su vientre con cariño. Sus ojos brillaron cuando la mujer le sonrió radiante mientras asentía, saliendo de su lugar y yendo directo a la pareja, abrazándolo a ambos mientras reía feliz, provocando lo mismo en sus amigos quien le correspondieron a su gesto cariñoso.
-Felicidades chicos- les dijo mientras los soltaba, aun sonriendo con el sol en su mirada –No debes agradecerme Asuma, es algo que haría por cualquiera que pertenezca a la aldea, es mi deber proteger el legado del Sandaime. En especial si eres tu Asuma, jamás permitiré que te pase algo si puedo evitarlo, eres el hijo de mi más preciado amigo y prometí protegerte- su mano tembló en necesidad de acercarse, mas no sobrepasaría sus límites. Kurenai se dio cuenta, tomando con delicadeza la mano de la menor llevándola a su vientre, asintiendo con una sonrisa en sus labios; el brillo en los ojos de Chieko aumentaron con el gesto, siendo dos luceros que desprendían cariño puro –Ahora tengo otro heredero que proteger, no dudes nunca Asuma que cuidare y protegerá a tu hijo como si fuera mío, se desde lo profundo de mi corazón que tu padre esta rebosante de felicidad donde quiera que este y que lo protegerá de igual manera-
Sarutobi bajo la mirada, una lagrima traicionera cayendo por sus mejillas delatando lo conmovido que estaba, una mano pequeña palmeando de forma cariñosa su hombro provocándole una risa acuosa.
-Siéntese ¡Esto hay que celebrar! Pide lo que quiera Kurenai, yo invito y no vale negarse-
Entre risas la pareja se sentó, como nunca seguros que su pequeño hijo o hija jamás estará en peligro mientras la joven frente a ellos viva, felices de poder ser amigos de un ser tan radiante y cálido como lo era Chieko, la representación de una estrella guiándote en el cielo nocturno. Estuvieron toda la tarde juntos, la joven mujer rebozando de felicidad cada vez que sus ojos se encontraban con el vientre aun plano de Kurenai, esta misma aguantando las lagrimas al ver el amor sincero que expresa Chieko ante su pequeño o pequeña.
Esto era por lo que valía la pena tanto sacrificios, saber que ahora Asuma será capaz de ver crecer a su hija junto a Kurenai, saber que la pequeña podrá conocer a el maravilloso hombre que era su padre le lleno el pecho de dicha, su determinación en cambiar las cosas endureciéndose aun mas.
Peleara contra tenga que pelear para conservar el futuro brillante que está construyendo para su aldea y sus habitantes. Lo jura por el amor de su vida, ella no fallara.