Senshi no Fukkatsu

Naruto
F/M
Gen
G
Senshi no Fukkatsu
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Summary
Samantha Rodríguez fue declarada muerta el día de su cumpleaños numero 40, consagrándose heroína mundial. Ahora los ángeles necesitan un favor, jurando que una vez terminado podrá descansar en paz.
Note
¡Hola! Esta historia ya esta publicada en fanfiction.net a través de mi usuario Sonrisas Rotas, no hay plagio ni robo de contenido porque soy la misma autora en distintas plataformas.
All Chapters Forward

Las cicatrices duelen

Chieko caminaba sin rumbo por la aldea, sus ojos dorados opacos mirando a la nada, perdida en sus pensamientos. En un movimiento inconsciente, un tic adquirido con el tiempo, jugueteaba con el adorno de jade de Shūsui moviéndolo entre sus nudillos como una moneda de plata. Sus pies la llevaron hasta el bosque detrás de su hogar, deteniéndose casi en automático debajo de un árbol torcido, que con su grueso tronco y ramas enredadas formaba una pequeña cueva cubierta de hierbas y hojas. Se tumbó sin ceremonias, admirando los leves rayos de sol que lograban colarse entre las ramas.

`` ¿Qué haré?´´.

Era lo único que cruzaba por su mente, recordando la conversación que tuvo con Kenji esta mañana.

‘Debes decirle la verdad, tu silencio solo les hace creer que son inservibles ante tu dolor’.

¿Podría decirles la verdad? ¿Podría contarles sin quebrar en llanto todo lo que vivió junto a su amado esposo? ¿Podría contarles sin que la vergüenza le domine sobre cómo se dejo estar, prefiriendo la muerte si con eso acababa su dolor?

``No lo sé´´.

El admitir en voz alta su pérdida solo lo hacía más real, y tener que contar desde el principio su historia solo abrirá viejas heridas que apenas logró sanar.

Pero se los debía.

Prometió no ocultarles nada, prometió protegerlos, y fallo miserablemente al no ser capaz de protegerlos de su dolor. Deber ser angustioso y horrible ver a una persona que aprecias sufrir en silencio y que no te dé ni una posibilidad de ser su consuelo.

Pero tenía miedo.

¿Es lo suficientemente valiente para admitir sus errores? ¿Para admitir en voz alta que pensó en suicidarse millones de veces pero era tan cobarde que esperaba morir en batalla? ¿Le seguirán viendo como su madre, hermana, amiga y protectora? ¿Verán lo débil y rota que en realidad está por dentro? ¿Verán el vacío en su pecho?

¿La odiaran? ¿Se odiaran? ¿Por no ser suficientes, por no ser capaces de llenar tal vacío? Tantas dudas y tan pocas respuestas. Suspiro, cerrando sus ojos por un momento perdiéndose en la inmensidad de la naturaleza, imaginando a la hierba abrazarla desde atrás dándole un poco de consuelo. Sus labios se entreabrieron dejando salir la primera nota, aun con sus ojos cerrados temerosa de encontrar su alma rota de frente.

‘When did I become so numb?

When did I lose myself?

All the words that leave my tongue

Feel like they came from someone else’

Cantar la primera estrofa fue suficiente para aflojar el nudo en su pecho, las letras deslizándose de su boca como una plegaria desesperada, pidiendo a lo que sea que manejaba su destino que le ayuda a calmar aunque sea un poco el tormentoso océano que es su oscuridad.

‘I'm paralyzed

Where are my feelings?

I no longer feel things

I know I should

I'm paralyzed

Where is the real me?

I’m lost and it kills me inside

I'm paralyzed’

No podía detenerse, sus emociones buscando alguna salida, cualquiera sea. La duda seguía persistiendo en su mente: ¿Valía la pena contar su más grande pena? ¿Valía vulnerarse una vez más? ¿Soltar sus más oscuros demonios? ¿Valía la pena?

‘When did I become so cold?

When did I become ashamed? (Oh)

Where's the person that I know?

They must have left

They must have left

With all my faith’

Una sola lágrima cayó por su mejilla, la única que logró escapar de las fuertes cadenas con las que retenía su tristeza, prohibiéndose el mostrar debilidad ante algo que ya debió haber superado hace tiempo.

‘I'm paralyzed

Where are my feelings?

I no longer feel things

I know I should

I'm paralyzed

Where is the real me?

I’m lost and it kills me inside

I'm paralyzed…’

Silencio. Absoluto y acogedor silencio. Respiro profundamente, el revoltijo de pensamientos volviendo a ser el puente fijo y firme que le caracterizan. Una decisión fue tomada, y no hay vuelta atrás.

Les dirá toda la verdad, no le ocultara nada a su familia si eso significa lastimarlos, aun si ella es la que sale perjudicada al final.


Kenji fue quien le encontró dormida en medio de aquella formación natural de ramas y hojas, sonriendo levemente al ver su lento respirar, completamente en paz; una imagen que por años anhelo ver.

Se acercó con cuidado, encendiendo un poco su chakra para que sea capaz de sentirlo. Su idea funciono ya que la mujer arrugó levemente su entrecejo, señal de que estaba volviendo del mundo de los sueños y  no era arriesgado acercarse. Se agachó sobre una rodilla, tomando con suavidad el hombro de su hermana sacudiéndolo, llamándola por su nombre para despertarla por completo.

-Chieko…-

-¿Mmm?-

La mujer apenas abrió los ojos, estos seguían medio vidriosos ante los vestigios de sueño que aún persisten en su mente, los ojos dorados tratando de enfocar bien el rostro de su hermano. Se desperezó como un gato, estirándose sin vergüenza mientras bostezaba, parpadeando un par de veces para alejar el sueño de su vista.

Kenji no pudo evitar arrullarla ante la ternura que le provocó, dejando que su palma acunara el rostro pecoso de Chieko mientras esta se apoyaba en su toque, restregándose un poco ante la cálida palma de él. La mujer murmuró un par de cosas inentendibles hasta que logro hacer funcionar a su cerebro de nuevo.

-¿Qué hora es?-

-Ya son pasadas las siete, vine a buscarte antes de que les de un paro a los muchachos-

La pelinegra solo negó divertida, creyendo firmemente en dicha oración. Acepto la mano del rubio, parándose con gracia del suelo, restregando su ojo izquierdo mientras se estiraba hasta hacer sonar su columna, suspirando satisfecha cuando lo logró. Kenji rió entre dientes, sacando una por una las hojas que quedaron enganchadas en la espesa cabellera, fascinado por la suavidad de este.

Una vez estuvo presentable los hermanos volvieron juntos en un cómodo silencio, disfrutando de los últimos rayos del atardecer.

-Se los diré-

El rubio ceniza no respondió nada, sabiendo que sus palabras sobrarían. Tomó con ternura la mano de su acompañante, apretándola con cariño demostrando que estará para ella en todo momento, como se lo juraron hace tanto años atrás. Recibió un apretón a cambio, la gratitud de la mujer notándose en cómo sus hombros se relajaron por completo con su toque.

Juntos entraron por la puerta trasera, sin soltarse de las manos.


-¿Tuviste alguna relación en tu vida pasada Onēsan?-

Todos estaban sentados alrededor de la mesa, un aura seria los rodeaba, la mayoría con expresiones ilegibles en sus rostros. Chieko suspiro, decidiendo que lo mejor era contestar con la verdad de una vez por todas.

-Si Haku, estuve casada-

Kenji vio como los hombres se rompían a su alrededor, las miradas conmocionadas casi provocándole una risa, pero el tema que estaban por hablar era demasiado serio y personal como para reírse.

-¿Co-como?-

Fue fascinante para el rubio ver perder la compostura al Uchiha mayor, el menor demasiado aturdido como para preguntar él mismo.

-Estuve casada con el único hombre que considero mi alma gemela -

Si antes estaban conmocionados ahora podía decir con seguridad que clínicamente estaban en shock, sus ojos abiertos de par en par con sus bocas entreabiertas de la impresión y apenas respirando, quien diría que una simple frase sería suficiente para desarmarlos por completo.

-¿N-nos po-podrías contar?-

Chieko le apretó la mano debajo de la mesa, Kenji devolviéndoselo en símbolo de apoyo mientras su cerebro seguía procesando el ver a Kimimaro tartamudear. Con su mano desocupada se sacó el collar con las placas que siempre lleva encima, estas mismas encierran al relicario de corazón en medio. Se lo paso a Kakashi que era el más cercano, el peliplata observando aún incrédulo la segunda placa en su mano, apenas entendiendo los numero mas los caracteres extraños le eran difíciles de descifrar.

-Su nombre era Dean Alan O’Connor, comandante de los ejércitos del norte de los Estados Aliados, capitán de la unidad de sigilo y espionaje de la nación norteamericana, conocido mundialmente como Blue ghost por sus característicos ojos azules…mi pareja por largos y hermosos diez años-

El silencio que le siguió fue un poco abrumador, los hombres todavía procesando la información que les acaba de dar. Fue Naruto quien reaccionó primero, haciendo la pregunta que todos querían saber pero temían lo que generaría.

-¿Qué…pasó?-

El apretón en su mano se intensificó, Kenji masajeando con su pulgar tratando de darle fuerzas para hablar de esto sin quebrarse, no pudo evitar sentir orgullo cuando vio cómo sus ojos seguían sin empañarse, una buena señal ya que antes era incapaz de hablar de esto sin que las lágrimas cayeran de sus hermosos ojos.

-Dean…él…él murió una semana después de nuestro aniversario, ambos partimos de misión el mismo día pero con mi escuadrón logramos completarla en muy poco tiempo…-Chieko sintió su garganta seca de repente, trago disimuladamente tratando de disipar el repentino nudo que allí se instaló, suspirando suavemente cuando su mano recibió un apretón- Pero él…no tuvo la misma suerte. Su escuadrón fue llevado hasta una trampa, ya éramos conscientes de que había cierta fuga de información en nuestras tropas pero pensamos que había sido solucionado, ese fue nuestro primer error- se aclaró la garganta, respirando profundo para poder continuar- Los informes decían sobre una misión de reconocimiento y adquisición de información, por lo que su escuadrón fue con los equipos necesarios para el espionaje, no para una balacera a quemarropa; mi esposo logró distraer a los enemigos para darle tiempo a uno de los suyos de mandar una señal de ayuda, el asentamiento aliado más cerca estaba solo a tres kilómetros del lugar, los refuerzos no tardarían en llegar pero…-

Su garganta se cerro, sus ojos dorados cubiertos por sus mechones sueltos, impidiéndole a los demás poder ver su crudo pesar a través de ellos. Kenji rodeo con un brazo su frágil figura, dejando que descansara sobre su hombro. Chieko tomó unas cuantas respiraciones, la mano de su hermano jamás le soltó, sus dedos entrelazados siendo su único cable a tierra que le impedía caer en el oscuro pozo de vacío que alguna vez fue su refugio. Cuando encontró la fuerza para seguir volvió a hablar, los demás demasiados conmocionados al ver las muestras de su descarnado dolor.

-Dean recibió tres disparos, dos en su hombro derecho y pierna que con un tratamiento a tiempo podría sobrevivir, pero el tercero le perforó completamente el pecho, matándolo al instante- la mujer dio unas cuantas respiraciones cargadas de angustia, de tan solo recordar el porqué su amado esposo le fue arrebatado de sus brazos le causaba demasiado dolor en el pecho- Cuando me dijeron la noticia yo…me perdí, siéndoles absolutamente sincera no recuerdo casi absolutamente nada de lo que pasó después de eso, solo sé que cuando me di cuenta solo deseaba morir-

A todos se le cortó la respiración ante su confesión, sintiendo sus pechos encogerse ante solo imaginar el dolor, el sufrimiento que vivió ante la pérdida de quien ella misma llamó alma gemela.

-Quería morir, pero no tenía el valor para hacerlo yo misma- se estremecieron ante el duro significado de eso- así que decidí entregarme al destino, yendo de misión a misión con la esperanza que alguna bala llegue a mi cuerpo y al fin escapar del profundo dolor que me acechaba, los médicos del ejército se dieron cuenta de esto y me enviaron a casa porque no estaba mentalmente estable como para seguir, mi pulsión de muerte podría causar el deceso de varios o el mío propio por lo que vieron conveniente mandarme a casa a recuperarme, fue peor- una risa seca y amarga salió de sus labios, estremeciendo a los demás ante lo frío que sonó- Me entregue completamente al alcohol, llegando a tomar dos botellas de whiskey por día para poder dormir en paz, para lo único que era capaz de levantarme y salir era para comprar más alcohol y algún que otro cigarrillo, me volví una sombra de lo que alguna vez fue la tan respetada y temida Black Wolf… pero por suerte para mi todavía existía alguien con vida que se preocupaba por mi y con las suficientes pelotas para ir a enfrentarme-

Chieko se separó lentamente de su refugio temporal, dándole una minúscula sonrisa agradecida a Kenji quien le respondió con una igual, aun con el brazo envuelto alrededor de su cintura.

-Kenji fue lo suficientemente estúpido como para ir a enfrentarme y usar métodos poco ortodoxos y recomendables con alguien con depresión diagnosticada, pero si no fuera por él es seguro que no hubiera sido capaz de encontrar las fuerzas para seguir luchando-

Ambas miradas se encontraron, el amor puro y sincero que se profesaban siendo claro como el día, tal vez no compartan la misma sangre pero la unión entre sus almas era tan válida como la genética misma. Zabuza fue quien decidió preguntar lo que ocurrió, sentía que esto era importante como todo lo que contó atrás.

-¿Qué hizo?-

-La saque a patadas de su auto encierro y la lleve a un lugar especial para nosotros y le saque la verdad a golpes, creo que fue la primera y última vez que peleamos de tal forma que necesitamos asistencia médica-

Las mandíbulas de todos cayeron, viéndolo como si el rubio cenizo hubiera entrado en la locura; la pelinegra rió entre dientes divertida, sin saberlo relajando a los muchachos al oír su risa sin preocupaciones.

-Les dije que era poco convencional, pero si no fuera porque nos largamos a pelear a muerte en esa cancha abandonada en medio de la lluvia no se que hubiera sido de mi-

-¿Qué tan heridos salieron?-

-Oh, bueno, además de moretones, cortes y nudillos destrozados pues Chieko terminó con tres costillas quebradas y una leve contusión cerebral y yo con mi brazo izquierdo totalmente quebrado y mi tobillo derecho torcido, tuve que esperar seis meses para volver a usarlos correctamente-

Las miradas en blanco que recibieron de parte de los shinobis provocó que se sonrojaran sin querer, el decirlo en voz alta y esperar que los demás entiendan sus razones era pedir mucho, cualquiera que oyera esta historia los mandaría a medicar dudando de su cordura, pues no se ofenden ya que hasta ellos mismos a veces desconfían que su mentalidad este cien por ciento cuerda.

-Ósea que ambos se dieron las palizas de sus vidas ¿y todo mejoró de repente?-

Si antes estaban sonrojados ahora sus mejillas junto a sus cuellos hervían por la vergüenza, siendo más evidente en Kenji ante sus escases de ropa. Chieko llevó la mano izquierda a su cuello, masajeándolo mientras evitaba mirar fijamente a su familia, demasiado avergonzada para contestar, por suerte su hermano logro encontrar su voz para hacerlo por ambos.

-Tampoco fue tan así che, el proceso de recuperación fue lento y largo, estuvimos fuera de servicio casi un año completo hasta que logramos sanar por completo, en especial sanar lo que nadie ve más que uno mismo- ambos se apoyaron sobre el otro, un movimiento natural para ellos- Una vez volvimos al campo de batalla había noches en que ninguno podía dormir, por lo que nos hacíamos compañía mutua hasta que veíamos el sol; en especial las fechas en la que recordábamos lo que habíamos perdido, esas sinceramente eran las peores; muchos se daban cuenta que solo éramos dos personas rotas buscando reparar al otro-

Nadie hablo por toda la noche después de esto, algunos demasiados inmersos en sus pensamientos como para dormir. Por primera vez en años cenaron en silencio, los dos ex soldados se fueron juntos a sus habitaciones evitando perturbarlos, demasiado conscientes de que era un gran shock saber esta parte importante de la historia de su vida; ninguno estando lo suficientemente presente en el tiempo como para darse cuenta como ambos fueron al cuarto de la pelinegra sin salir en lo que quedaba de la noche.

Sasuke fue el primero en abandonar la cocina después de ellos, saliendo directo al bosque buscando calmar las erráticas emociones en su interior, ignorando olímpicamente la humedad en sus ojos mientras descargaba una furia ciega sobre los maniquíes y algunos desafortunados árboles del lugar. Quería llorar, quería gritar, el solo recordar todos los gestos cargados de dolor que mostró la dueña de su corazón mientras hablaba lastimaban sin dudar su corazón quien clamaba por ella, que pedía a gritos que fuera a consolarla, a llenar el vacío que decía tener en su pecho.

Le dolía, le dolía saber que hubo alguien, hubo alguien que ella amó tanto que prefirió estar muerta antes que seguir viviendo sin él, que a pesar de los años que pasó aun esa persona siguiera enmarcada en su alma, que aun añorara estar en sus brazos.

¿No eran suficientes para ella? ¿Él no era suficiente? ¿Tanto era su amor que traspasó incluso la muerte y resurrección?

No conocía a ese tal Dean pero ya lo odiaba. Lo odiaba por hacerla sufrir, por no ser capaz de seguir luchando para volver a ella, porque con su muerte la quebró más allá de lo reparable, aun cargando con la pena de su partida. Lo odiaba. Lo odiaba por lograr entrar a su corazón, por lograr ser dueño de su absoluta lealtad y devoción, por tener las pelotas de hacerla suya y no ser capaz de hacer lo imposible para volver con ella.

Ante los rayos lunares Sasuke Uchiha juro, juro a los dioses que trajeron a su vida a Chieko, juró por su familia, juró por su honor que él no cometería los mismos errores, que él lucharía hasta el final para volver a Chieko, para volver al calor de sus brazos. Juro que conquistaría su roto corazón, que con su amor y dedicación curaría cada una de sus heridas, le ayudaría a sanar hasta que no quedase ningún miedo dentro de su ser, se volvería su escudo y espada para luchar contra el mundo y contra ella misma, ahuyentará sus demonios con tal de nunca más en su vida ver el vacío que expresaron sus ojos, de nunca más ver la postura encorvada y pequeña que hizo inconscientemente para protegerse de los recuerdos, pareciendo un frágil cristal que con la simple brisa volvería a quebrarse y dejar de existir.

-Lo juro Chieko que te hare feliz sin importar que-


Los días siguiente después de su confesión fueron raros, sus muchachos andando en puntillas de pie a su alrededor temiendo lastimarla. Suspiro, sabía que tomaría tiempo hasta que ellos fueran capaces de ver que es completamente capaz de vivir, de disfrutar su segunda oportunidad como vino haciendo todos estos años.

No, no lo supero, siendo sincera consigo misma es probable que nunca sea capaz de hacerlo pero… es capaz de vivir con eso. Es capaz de seguir con su vida cargando ese vacío en su pecho, que poco a poco fue perdiendo tamaño ante el amor que le daba su nueva familia; es capaz de seguir aun si los recuerdos acechan en su mente y los hubiera le acosan sin piedad en sus noches vulnerables, claro que es capaz. Ahora no está sola, tiene hermanos a los cuales volver, un hijo cual volver,  amigos a los cuales volver, un hogar; algo que perdió el día en que Dean no volvió nunca más a su casa, aquella que vendió al no ser capaz de seguir viviendo ahí, inmersa en la soledad de los recuerdos.

Sabe que tomará tiempo, por lo que decidió seguir con su rutina normal, aunque ahora está esperando a su hermano que le pidió reunirse hoy en el mismo lugar que la encontró esa tarde, estaba bastante curiosa del por qué decidió llamarla aquí en primer lugar sabiendo que se encontrarían quieran o no en la casa. Cuando vislumbro la rubia cabellera ceniza de su amigo su curiosidad aumentó, sus ojos fijos en la caja que portaba Kenji. Cuando se encontraron se saludaron con un beso en la mejilla, Kenji tendiendole la caja con una pequeña sonrisa.

Chieko tomó con cuidado la caja, abriéndola despacio y casi dejándola caer cuando vio el contenido, sus ojos dorados brillando intensos como dos soles.

-No puede ser…-

Jadeo la mujer, con la mirada fija en el dizi de bambú negro que allí reposaba, con un adorno de jade morado sosteniendo una borla de largos hilos dorados. Era una réplica exacta, perfectamente igual al dizi que alguna vez Wen Chao le regalo en el pasado; Chieko tomando con manos inestables el inofensivo instrumento entre sus manos admirando los detalles, sintiendo sus ojos aguarse ante el hermoso regalo que le dio su hermano del alma.

Miro con asombro al rubio a su lado, su expresión debe haber sido tal que este le sonrió radiante mientras reía entre dientes.

-A diferencia tuya yo si pedí a Wen Chao que me enseñara como hizo tu dizi-

La pelinegra se lanzo sobre el rubio, este riendo a carcajadas ante el gesto de amor eufórico que recibía, las risas burbujeantes de su hermana uniéndose a las suyas cuando la hizo girar entre sus brazos. Cuando se sintieron satisfechos con el contacto cada uno tomo lugar en el suelo cubierto de vegetación silvestre, Kenji quedándose a disfrutar como cuando eran solo unos niños el espectáculo que daba Chieko cada vez que tomaba en dizi entre sus manos, sus dedos moviéndose de manera experta entonando una canción que si no fuese por la euforia del momento el rubio hubiera puesto los ojos en blanco.

Los dos decidieron ignorar el público oculto que sabían que tenían, demasiado felices inmersos en su mundo de recuerdos como para tomarlos en cuenta, además que sabían de quienes se trataban, y si era esto lo que necesitaban ver para volver a la normalidad con respecto a la espadachín pues bienvenido sea.


-Es un gusto conocerla Ena-san-

-El gusto es mío Yamato-san-

Los dos jōnin se sonrieron cordialmente, la mujer permitiéndole el paso al castaño a su hogar, escoltándolo al comedor.

-Yamato-san estoy muy agradecida por tomarse el tiempo de venir-

-No es problema Ena-san, Tsunade-sama me explico las razones por la cual me necesita y debo decir que es un honor que me considere alguien digno de enseñar a su hijo-

-Igual no esta demás agradecerle, además de dejar en claro que estoy poniendo mi vida en sus manos-

-Entiendo, hare todo lo que esté a mi alcance para que Naruto siga en su camino de convertirse una gran Shinobi-

-Y Hokage-

Yamato se sorprendió un poco al oír lo último que agrego la kunoichi, esta sonriendo cálidamente con seguridad de sus palabras. Ablando su expresión, viendo de primera mano el amor que tenia por el joven rubio.

A los segundos aparecieron en la cocina los menores de la casa junto al peliplata, yendo directos a saludar a la pelinegra ignorando al hombre junto a ella, siendo reconocido solo por Kakashi quien le saludo levantando su mano perezosamente.

-Tadaima (ya he vuelto/estoy en casa) Okāchan-

-Okaeri (bienvenido) musuko, Sasuke-

Los dos muchachos se acercaron a recibir su saludo, inclinándose sobre Chieko para que pudiera besarles la mejilla sin tener que levantarse. Sonrió radiante cuando vio como llevaban puestos con orgullo el chaleco verde, símbolo de su ascenso a chūnin, levantándose de su asiento para abrazarlos a ambos mientras los felicitaba. Los dos le sonrieron, Naruto siendo más expresivo mientras elevaba un poco a su madre en su abrazo eufórico sacándole un gritito de sorpresa, Sasuke negando divertido.

Los dos jōnin eran testigos de las muestras de cariño del trió, Tenzo viendo como los dos ahora ascendidos chūnin parecían brillar ante los elogios y atención de la pelinegra. Ya relajados tomaron en cuenta la compañía de la mujer, lanzándole miradas inquisitivas que casi hacen sudar al invitado, los rumores de lo sobreprotectores que era aquel par siendo obvio por cómo se sentaron muy cerca de la espadachín mientras el rubio casi se recostaba sobre ella, cubriéndola así de forma disimulada a pesar de lo obvio de sus intenciones (obvios para todos menos para Chieko).

-¿Quién eres?-

Directo y sin tacto, el Uchiha menor gruño despacio cuando Ena le pellizco el brazo ante su falta de modales.

-El es Yamato, colega de Kakashi y mío que vino por petición nuestra-

-¿Vino a qué?-

Ahora fue Naruto quien se quejo en voz alta del pellizco de su madre en su mano, haciendo un puchero cuando recibió la mirada afilada de su tutora.

-Ambos seguirán con su entrenamiento, en este caso Kakashi y Yamato-san te ayudara en mejorar aun mas tu control de chakra Naru-chan- Chieko acaricio con ternura la mejilla del rubio, eliminando por fin el puchero- Mientras Sasuke-kun entrenara conmigo el arte de la espada-

A pesar de que el pelinegro tenía la misma expresión neutral de siempre sus ojos brillaban intensos ante la noticia, su corazón latiendo eufórico al saber que pasara tiempo a solas con la mujer. Chieko hizo lo mismo con él, el Uchiha inclinándose ante su toque como un gato, los mayores casi cayendo de espaldas al ver los cambios de actitud extremos que tenía el segundo heredero cuando se trataba de la pelinegra.


El choque estrepitoso de cuchillas resonaba dentro de los límites del bosque, oyendo fuerte como un arma chocaba violentamente con un tronco desafortunado quedando atascado.

Sasuke respiraba entrecortadamente, su ceño profundamente fruncido al ser la cuarta vez que Chieko lo desarmaba, la Chokutō inofensivamente incrustada en el árbol a su izquierda mientras Shūsui acariciaba peligrosamente la piel de su garganta, el Sharingan ardiendo en su mirada impotente.

-Creo que es hora de un descanso-

La pelinegra alejo la katana de su pupilo, enfundándola con elegancia mientras se acercaba a su discípulo temporario en búsqueda de heridas. Asintió satisfecha cuando no encontró nada, tomando de la mano al azabache para llevarlo a descansar, este mismo dejándose hacer sin dejar de fruncir su ceño.

Un pequeño e inofensivo golpe en su entrecejo lo saco de sus pensamientos, relajando su expresión cuando vio los ojos preocupados de la mujer sobre su persona, dejándose llevar (y de haber cerciorado previamente que no hay nadie más a su alrededor), apoyándose ligeramente en la espadachín, esta misma riendo entre dientes imitando su acción.

-Eres bueno Sasuke, pero debes dejar de confiar tanto en el Sharingan y empezar a utilizar tus otros sentidos, no seré la única persona que es capaz de engañarlo y no quiero que te ocurra nada malo my Moon-

Chieko llevo su diestra al cabello oscuro del Uchiha, sus dedos rastrillando suavemente las hebras negras mientras el dueño se derretía internamente por las caricias. Sasuke hundió su rostro en el cuello de la mujer, escondiendo el poderoso sonrojo que asalto sus mejillas cuando escucho como lo llamo.

El tiempo no respondía a su mundo, donde ambos pensaban simultáneamente que serian felices solamente quedándose como estaban, donde las responsabilidades de cada uno no interfería con sus vidas, nutriéndose solo de su compañía.

Sin saberlo sus corazones se sincronizaron entre sí, ambos pelinegros disfrutando de su tiempo a solas, rodeados del silencio de la naturaleza. Sasuke se acurruco aun mas en el cuerpo femenino, llenando sus pulmones con la dulce esencia florar del amor de su vida, suspirando feliz de estar así con ella después de tanto tiempo separados. Chieko siguió mimando al muchacho, sonriendo con amor cuando este inconscientemente busco su mano, tomando con delicadeza la mano callosa de su pupilo para darle u pequeño masaje mientras continuaba con las caricias en su pelo.

La mujer decidió ignorar por ahora la tercera presencia en el lugar, reconociendo ese chakra y esperando a que de indicios de mostrarse para separar al azabache de si, ya que conoce el gran orgullo que carga encima el joven como para dejar que alguien más viera su lado cariñoso y vulnerable, algo dentro de ella remarcando que es la única que puede verlo así, la única que tiene el derecho; algo que pocas veces dejaba salir al ser parte de la oscuridad que conlleva ser humano, la posesividad salvaje con lo que cuida lo suyo.

Al final la presencia se fue del lugar sin mostrarse, ya al anochecer buscaría a la muchacha de ojos verde como jades para ver que quería ya que al parecer no se atrevió a interrumpir el entrenamiento de su compañero (aunque si lo pensaba con detenimiento no estaban entrenando en este preciso instante).

Después será tiempo de pensar en eso, ahora solo se dedicara a recuperar el tiempo perdido con sumuchacho.

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