
Búsqueda
Las dos mujeres más poderosas de Konohagakure estaban en el último piso de la torre Hokage, examinando en silencio la bulliciosas calles de la aldea, con algún que otro transeúnte que les saludaba desde abajo al reconocerlas.
-Dime lo que planeas Chieko-
La ojos dorados y cabellos negros como la noche estaba apoyada sobre la barandilla con sus brazos cruzados, contemplando el rostro de su amigo tallado en las montañas.
-Los chicos deben irse para entrenar y hacerse más fuertes, de eso no hay duda-
La ojos castaños estaba erguida junto a la pelinegra, sus rubios cabellos moviéndose levemente con la suave brisa mientras admiraba el rostro de su abuelo. Una leve entonación nació de su garganta, dando a entender a su interlocutor que le escuchaba.
-¿Qué pasará con el mocoso Uchiha?-
Chieko rio entre dientes, no hay forma de que la mujer a su lado trate con más cariño a su pupilo.
-Cuando la prueba de Itachi termine ambos se irán, no hay mejor maestro para Sasuke que su propio hermano-
-¿Y Naruto?-
Dejó que su sonrisa se mostrará, por lo menos con su hijo era menos hosca.
-Partirá con Jiraiya junto con ellos, después tomaran caminos separados hasta la fecha indicada-
Tsunade asintió satisfecha, copiando la postura de su consejera se relajó contra la barandilla, ambas cerrando sus ojos cuando una brisa les acarició la piel.
-Tsunade-san-
-¿Qué?-
-Quisiera solicitar ir a una misión de búsqueda en los próximos días, preferiblemente después del cumpleaños de mi hijo-
-¿Por qué?-
-Si mis protegidos partirán para hacerse más fuertes yo también debo hacerlo, los enemigos que vendrán serán el doble de poderosos y si mi deseo es proteger a los que amo necesito ser el triple de fuerte que ellos-
-Entiendo pero ¿A quién vas a buscar? No hay usuarios del Shōton conocidos y en el ninjutsu médico eres excelente, incluso ya empezaste con el almacenamiento para el Byakugō no jutsu-
-Voy a ir en búsqueda del último usuario conocido con vida del Santōryū: Roronoa Atsushi; es el único que puede ayudarme a entender y controlar mejor la energía natural-
Tsunade le miró sorprendida, no era consciente de que su par supiera la existencia de ese nombre, el último usuario conocido de aquel extraño arte que su nombre mismo ya pasaba a ser una leyenda entre los espadachines.
-¿Cómo? Fue hace como doce años que nadie sabe de él, incluso más ya que nadie se dio cuenta de su desaparición, algunos solo creen que es una leyenda, un cuento entre usuarios de espadas-
-Jiraiya no es el único que tiene contactos dentro del país y demás naciones-
Ambas dejaron de observar la aldea bajo sus pies, ahora sus miradas fijas en la contraria. La mayor arqueo su ceja ante la sonrisita enigmática de la joven.
-Aunque tuvieras información exacta de donde supuestamente fue visto, no hay nada que te indique que es el verdadero, incluso si realmente existe-
-Si existe un método para saber si es el verdadero- Chieko desenvaino a Yubashiri, su hoja brillando ante los rayos del sol –Mis espadas le pertenecieron a su hermano menor, Roronoa Zinan, su ultimo maestro antes de mi. Las tres son capaces de reconocer a la familia o seres importantes para sus maestros, en mi caso las tres reconocen mis lazo con Naruto reconociéndolo como mi hijo, por lo que ante cualquier situación en las que él esté en peligro ellas lo sentirán y me llevaran con él; tengo la certeza que harán lo mismo con el hermano de su antiguo maestro-
-¿Cómo estás tan segura?-
-Porque Yubashiri me lo dijo, ella fue un regalo de Roronoa Atsushi a su hermano menor, le perteneció a él antes de cedérsela a su hermano; su conexión es muy fuerte por lo que si algo grave la pasara o si estuviera muerto Yubashiri se hubiera roto por su conexión tan profunda. Lo mismo pasaría con Zangetsu en mi caso, si yo muriera Zangetsu se quebraría y pasaría a ser inutilizable ante la lealtad que tiene hacia mi; las conexiones de este tipo son las más fuertes porque se unen los espíritus de las espadas con la de su portador-
La rubia estaba anonadada por la información que recibió de parte de la pelinegra, viendo con nuevos ojos el conjunto de espadas que lleva seguras en su nuevo haramaki. Observo como su compañía volvía a envainar su espada, por el movimiento dejando ver a la luz del sol la cicatriz en su hombro.
-Entiendo… Cambiando de tema, las teorías que expusiste ayer sobre la compensación del dolor de esta línea del tiempo con la original ¿Es verdad? De que si el dolor no es atribuido por la misma persona que está cambiando su destino ¿Tú serás quien lo compense?-
Chieko suspiro, sabiendo que no podría evitar por más tiempo esta conversación, al menos no con ella. Recordó la conversación que tuvo con Nuriel anoche, el ángel recriminándole el haberle hecho pasar el susto de su eterna vida al ver que se iba voluntariamente con Orochimaru a través de sus golpes inofensivos, en su mayoría.
Cuando abrió sus ojos estaba de nuevo en aquel blanco y puro espacio, donde ni el cielo y la tierra se podían diferenciar al ser el único color que predominaba ahí, incluso volvía estar con el vestido blanco que siempre portaba cuando aparecía en el limbo a través de sus sueños. Antes de que incluso pudiera darse cuenta un cuerpo un poco más pequeño y menudo que el de ella se estrelló con fuerza contra su pecho, casi haciéndole caer con su carga encima. Reconoció de primera mano los mechones largos y rubios parecidos a los campos de trigo de la antigua Grecia, encerrando a la menuda mujer entre sus brazos esperando paciente que se calmara. No pudo ni empezar a hablar cuando el ángel entre sus brazos empezó a repartirles puños erráticos contra su pecho, algunos causándole molestias haciéndole gruñir un poco. Dejo que se descargara, sabía que había hecho algo estúpido que seguro lamentaría el resto de su desgraciada vida al recordar los rostros llorosos de sus hombres.
Cuando se calmo lo suficiente Nuriel se desplomo contra ella, por lo que en una decisión un poco atrevida tomo al ángel entre sus brazos de forma nupcial y se sentó en el ``piso´´ acomodando al ángel en su regazo. Nuriel se acurruco en su cuello una vez la acomodo, suspirando en voz alta.
-Lo siento-
El agarre mortal que tenía sobre sus ropas se intensifico mas ninguna palabra salió de los labios rosados del ángel; suspiro y prosiguió en pasar sus dedos suavemente por aquellas cerdas doradas como rayos de sol. Siguieron así por varios minutos, es imposible saber cómo corre el tiempo en un lugar que no responde a él.
-¿Nuriel?-
-¿Mmm?-
-¿Es cierto? ¿Mi teoría… es acertada?-
-Te lo dije en nuestro primer encuentro, en verdad eres muy inteligente-
El silencio les siguió, el ángel dejando que su humana procesara sus palabras. Chieko siguió con su ritual de calma, sintiendo las sedosas hebras correr suaves contra sus dedos.
-No soy Dios, no quiero jugar a ser uno, pero tampoco quiero lastimar más a mi familia-
-No deberías, pero por eso te elegí; cualquier persona hubiera decidido directamente tomar alguna vida al azar o la vida de sus enemigos para emparejar el dolor, mas tu deseas tomar todo ese dolor y hacerlo tuyo para que nadie más sufra porque eres firme con tus principios- una pequeña mano fue a parar a su rostro, sus ojos de oro cruzando con los zafiro –Se que no vale la pena persuadirte porque sería en vano, eres demasiado terca –las risitas de campaña le relajaron dejando ver un pequeña sonrisa en sus labios –Lo que sí puedo decirte es que no desperdicies tu vida por seres que no valen la pena y no temas impartir justicia, si alguien debe morir por sus pecados tu eres la indicada para llevarle la redención con la muerte, sabes distinguir bien quien merece misericordia y quien no; no te compares con esas almas en desgracia porque la tuya sigue siendo pura a pesar de todo-
Chieko dejó que su rostro descansara en aquella pequeña pero cálida palma, tomando en cuenta sus palabras y dando así por terminada su conversación. Se quedaron por un tiempo así, despidiéndose tranquilas cuando la hora de despertar de la pelinegra se hizo presente, sintiendo como todo el lugar de blanco se esfumaba de su visión poco a poco.
-Es verdad, si esa persona no compensa su cuota de dolor con el destino pues seré yo a quien pasara a cobrárselas-
-¿Cuántos más deseas salvar?-
-Hasta ahora dos, pero quién sabe si aparece otro como Hayate, no podre ignorarlo-
Las dos se miraron fijamente, la rubia siendo la primera en ceder ante la firmeza del oro. Suspiro cansinamente, sabiendo de sobra lo terca que puede ser la mujer a su lado, una roca inamovible cedería antes que Chieko cuando está segura de algo.
-Te lo concederé, será como cuando fuiste a tu encuentro con Kimimaro, la diferencia es que iras con tu equipo y mandaran una invocación cada dos semanas informando la situación, si en un mes su misión no rinde frutos deberán volver porque quieras o no los cuatro de ustedes tienen papeles importantes dentro de las organizaciones de la Aldea y no pueden descuidarlas-
Su ceño fruncido fue suficiente para provocarle un escalofrió a la pelinegra, recordando las infernales pilas de papeles que Tsunade dejo para que se ahogue en su desesperación cuando llegaron casi una semana tarde después de conseguir a Kimimaro. A su equipo no le fue mejor, Hideo fue llevado por sus hermanos a su casa a que lo revisara porque Ibiki se había puesto en modo dictador haciendo que el pobre heterocromático tuviera que interrogar a más de quince personas en solo una tarde, la mayoría ex ninjas de RAIZ que Kenshin-sensei iba capturando y porque se fue no pudo realizar el procedimiento; Daiki le pidió por favor por una invocación de un cachorro de lobo gris que fuera a su departamento y le ayudará a llegar a su cama porque le habían hecho pasar un infierno en el entrenamiento de los equipos de reconocimiento. Ella misma había quedado tan cansada y sin sensibilidad en las muñecas y manos que apenas cruzó la puerta de su casa se derrumbó sobre el primer sillón que vio, asustando hasta la mierda a su hijo.
Asintió apresurada, dejando salir el aire acumulado en sus pulmones cuando la rubia le asintió satisfecha con sus términos y condiciones.
¿Cuándo será el día en que pueda jubilarse de una maldita vez?
No fue ninguna sorpresa despertarse con un peso sobre ella, reconociendo el aroma dulce como la vainilla que desprendía su hijo dormido sobre su pecho. Paso sus manos delicadamente por las hebras rubias como el sol, sonriendo levemente ante el suspiro satisfecho que soltó entre sueños su hijo, viendo como los cortos brazos abrazaban su cuello. Estuvo así por unos diez minutos hasta que Itachi llego y deslizo la pantalla sin hacer ruido, ablandando su oscura mirada al ver al menor acurrucado como cuando solo era un bebé. Con cuidado Chieko se deslizo del agarre de su muchacho, cobijándolo en sus sabanas impregnadas con su esencia y calor, por lo que no sentirá su ausencia. Tomó en silencio unas mudas de ropa junto a sus elementos de higiene personal, saliendo al pasillo junto al cuervo, ambos yendo a la habitación más atrás del joven.
Al entrar Itachi volvió a su cama, esperando a que la pelinegra saliera de su baño; anoche decidieron que Chieko haría su rutina de mañana en su baño para que Naruto no se despertara con el sonido de la ducha en la habitación de la mujer, desde el ‘incidente’ el niño se negaba a dormir solo en su cuarto, yendo todas las noches con su madre para poder descansar en paz.
Cuando salió después de veinte minutos el Uchiha mayor ya le esperaba con un peine en manos, sacándole una sonrisa pequeña a Ena. Se sentó con confianza al borde de la cama, cerrando sus ojos al sentir los delicados movimientos del cuervo sobre sus largos cabellos. Itachi estaba embelesado con la suavidad de estos, sonriendo levemente al ver como la loba se inclinaba ante su toque inconscientemente. Cuando termino de trenzar el oscuro cabello de su hermana tuvo que sacudirla levemente, sonriendo ahora abiertamente al ver el pequeño bostezo que dio la mayor al desperezarse por completo. Así los dos pelinegros ya listos fueron a la cocina a preparar el desayuno de hoy, oyendo dentro de un rato como cobraba vida su hogar al irse despertando todos los miembros de su abundante familia.
Un adormilado Kakashi llego primero, abrazando por la espalda a Chieko mientras esta terminaba de batir su café, sus ya de por si alborotados cabellos causándole cosquillas a la mujer, dejando lo que está haciendo para mimar al peliplata quien se derretía ante sus tiernas caricias en sus mejillas. La de ojos dorados dejo un beso en la mejilla del enmascarado, dando así sus buenos días. Cuando se sintió satisfecho con su ración de cariño se separó de su amiga y se sentó pesadamente en su lugar, tratando aun de sacarse el sueño. Detrás de Hatake apareció Zabuza completamente lúcido, yendo directo con Chieko a recibir su saludo de buenos días junto a un abrazo prolongado. Después siguieron Haku y Kimimaro, ambos yendo a recibir sus besos de buenos días y a quedarse pegados a la pelinegra, cada uno siendo rodeado por los brazos de ella mientras con sus manos les daba mimos en el pelo, los dos adolescentes cerrando sus ojos de satisfacción. Sasuke fue el último, yendo directo con ella y abrazándola, recibiendo su beso de buenos días en la frente descubierta, dejándose mimar por la mayor mientras se deleitaba con solo oír los latidos contra su oreja. A regañadientes se separo, ayudando a su hermano a terminar de servir el desayuno.
La matriarca fue directo al pasillo que conectaba la cocina con sus habitaciones, entrando a su cuarto y admirando con ojos cubiertos de amor el dulce sueño de su hijo, riendo entre dientes al ver el fino hilo de baba que caía de sus labios levemente abiertos. Se acerco sigilosa, sentándose con cuidado en la parte de su cama desocupada, acariciando con dulzura las hebras doradas de su razón de existir. Cuando vio la sonrisa satisfecha de Naruto se dispuso a besarlo por todas partes, dejando leves roces de sus labios en la piel tostada de su pequeño, sus ojos destilando amor cuando los ojos adormilados de su hijo le enfocaron, sonriendo suavemente. Beso su frente y la unió con la suya, ambos disfrutando del contacto a ojos cerrados. Sonrieron sincronizados al encontrarse sus miradas, el sol iluminando el cielo despejado.
-Feliz cumpleaños Watashinojinsei (mi vida)-
-Arigatō Okāchan-
Chieko acuno a Naruto en sus brazos, el menor envolviendo los suyos en la cintura de su madre, disfrutando ambos de sus presencias unidas. Fue el chico quien se separo primero, sonriendo radiante cuando su madre acuno su rostro con una de sus manos.
``Y pensar que casi te pierdo, casi pierdo la dicha de verte crecer por mis deseos egoístas de salvarlos haciéndote daño en el proceso; espero algún día puedas perdonarme hijo mío…´´
-Te amo musuko-
-Yo también te amo mamá-
Se dieron un beso de esquimal, los dos sonriendo ante las cosquillas que les producía el roce de sus narices. Chieko se quedó sentada mientras veía la rutina de su Naruto, viendo como este entraba a trompicones a su baño para asearse, siendo que anoche se baño cuando casi le da un infarto a ella cuando llego cubierto de barro, siendo la causa de su estado embarrado una broma que le obligo a ocultarse en el canal y luego cayendo cerca de la tierra humedecida del bosque de su casa. No paso mucho tiempo cuando salió ya listo con sus distintivas prendas naranjas, saliendo los dos juntos de la habitación en dirección a la cocina.
Antes de que pudieran a empezar a desayunar Haku llamo al rubio, este mirándole curioso.
-Feliz cumpleaños Naruto-kun-
-¡Gracias Haku Nīsan!-
La sonrisa radiante que le dio el rubio haría dudar a todos si realmente Chieko lo adoptó en vez de venir de sus propias entrañas, bien dicen que la sangre no es lo único que nos une.
-Feliz cumpleaños Naruto-
-¡Arigatō Kakashi-sensei!-
-Feliz cumpleaños mocoso-
-¡Oye! ¡Ya no soy un mocoso Zabuza Nīsan!-
-Feliz cumpleaños Naruto-san-
-¡Arigatō Kimimaro Nīsan!-
-Feliz cumpleaños dobe-
-Arigatō teme-
Chieko sonrió ante las tonterías de sus pupilos, bebiendo con tranquilidad de su café mientras veía a su familia feliz.
Es todo lo que podría desear.
Fue al mediodía cuando llegaron todos los invitados, Hiriko obasan y Akiyama ojisan llegaron acompañados por el trió de jōnin genios, cada uno dejando una caricia en los ya alborotados cabellos rubios del adolescente que sonreía a lo grande ante el trato medio bruto de sus tíos, quejándose un poco ante los pellizcos amorosos que daba la anciana en sus mejillas con bigotes. Los dos sannin fueron los siguientes, Jiraiya riendo fuerte al ver como brillaba su joven estudiante ante la atención de la pelinegra. La última en llegar fue Sakura, quien tímida se adentro a la espaciosa casa sonriendo al ver a su compañero bromista estar tan feliz. Trato de acercarse a charlar con su otro compañero pero este le esquivaba o ignoraba sin preámbulos, decayendo su estado de ánimo. Fue con las mujeres a ver en que podía ayudar para entretenerse y no dejarse llevar por sus sentimientos pisoteados, volviendo a reír al ver como sufría su maestra al querer pelar una zanahoria mientras trataba de seguir las instrucciones de la anciana mujer.
Otra vez tuvieron que almorzar en medio del patio ante la cantidad de personas que eran, todos riendo ante el éxtasis que irradiaba el cumpleañero al ver el ramen casero que preparó su madre, almorzando entre charlas amenas y risas escandalosas ante las anécdotas de la pelinegra sobre cuando el rubio apenas aprendía a caminar.
A la tarde la casa se llenó de vuelta, los adultos bebiendo a la luz del atardecer mientras la generación de los nueve entrenaba en los campos de entrenamiento personalizados que armaron entre todos dentro del extenso bosque que tenían en el patio trasero. Fue antes de la medianoche que todos los amigos de su hijo se fueron de su casa satisfechos y cansados, el mismo cumpleañero dormitando en brazos de la pelinegra mientras está despedía a los demás, hoy no bebieron tanto al estar rodeados de menores.
Cuando el último invitado se despidió los mayores de la casa se encargaron de la limpieza mientras la matriarca iba a acostar a los menores, incluso Sasuke estaba cansado del entrenamiento de hoy. Los dejo a los dos en su cuarto, sabiendo que si los dejaba en sus cuartos correspondientes a la madrugada alguno de los dos (o los dos) aparecería pidiéndole con la mirada que los dejara dormir con ella.
Al terminar de limpiar y acomodar todos los miembros de la familia Ena se despidieron en voz alta, la mayoría bostezando ante el sueño que les invadía poco a poco. Chieko se puso su pijama azul, acomodándose en medio de los chicos y cobijando a los tres con dedicación, oyendo los suspiros satisfechos que ambos soltaron cuando sintieron su calor rodearlos.
Así el miembro más pequeño de su familia cumplía un año más de vida, siendo un día feliz en contraste de los días oscuros que pasaron, donde el amor de la familia mas anormal de Konoha se hizo visible para el mundo.
Así los ocho miembros de la familia Ena durmieron plácidamente, dejando atrás aquellos momentos de tristeza vividos hace días viviendo el presente con la alegría de estar todos juntos en casa.
Estaban armando su improvisado campamento en medio de un claro oculto por el espeso follaje del bosque donde se estacionaron en su viaje a Takigakure no Sato (Aldea Oculta de la Cascada) cuando llego un águila mensajera con un pergamino atado en su pata. Fue Kenshin quien la recibió, porque sus antiguos alumnos estaban organizando todo para su asentamiento de última hora. Abrió el mensaje mientras le dejaba algo de carne seca al animal para que se alimentara, leyendo cuidadosamente el contenido impreso dentro del papel. Una sonrisa se dibujó en su rostro, aquel brillo travieso y característico en sus ojos negros alertó al resto de su equipo, un escalofrió recorriendo sus cuerpos al recordar cuantas cosas salieron mal cuando su sensei poseía ese brillo en sus ojos.
El rubio se acercó dando pequeños saltitos en su caminar hasta la mujer del grupo, esta misma mirándolo sospechosa ante su repentino buen humor cuando hace cinco minutos se estaba quejando de forma dramática sobre la búsqueda donde fue arrastrado. Los más jóvenes solo se mantuvieron en silencio ante su berrinche, ya acostumbrados al actuar infantil de su maestro. Los otros varones también se acercaron curiosos ante el buen humor del hombre.
-¿Qué dice el mensaje Kenshin-sensei?-
Daiki fue el que se animó a preguntar, arrepintiéndose al instante al ver como la sonrisa de su maestro crecía hasta mostrar los hoyuelos en sus mejillas.
-Parece que nuestro sobrino junto a su equipo vendrán a una misión por estos lares y es probable que nos crucemos si no nos trasladamos lejos de aquí dentro de tres días-
Antes de que se diera cuenta el papel entre sus manos le fue arrebatado en un parpadeo, ahora Chieko leyendo los caracteres familiares de Kakashi escritos sin cuidado en el papel. Sonrió suavemente.
-¿Qué haremos? ¿Los esperamos o seguimos avanzando?-
-Yubashiri ha estado inquieta desde que ingresamos al bosque, es probable que lo encontremos cerca de la aldea si mis informantes no se equivocaron. Debemos hacerlo antes de que ingrese a Takigakure, las tensiones entre las aldeas es suficiente como para desatar una guerra si cuatro ninjas de alto rango de Konoha aparecen sin motivo por el lugar-
Los tres asintieron serios ante lo dicho por su compañera, ninguno poseía deseos de provocar una guerra y menos de meterse en una pelea mortal, suficiente con el susto que les provocó la pelinegra cuando le informaron los hechos que ocurrieron cuando los tres estaban fuera de Konoha.
Decir que no gritaron y tomaron la información de buena manera sería una vil mentira, yendo frenéticos hasta la casa de su cuarto miembro casi sacando la puerta de su lugar ante el poderoso azote que le dieron, tirándose sobre la de ojos dorados ni bien llego a ver quién diablos entro a su casa haciendo tanto escándalo, los cuatro cayendo al piso con la pelinegra siendo aplastada por sus tres compañeros hombres que además de ser más altos que ella eran mucho más pesados, su cara azul hasta que llegaron Zabuza e Itachi para sacárselos de encima.
Prendieron el fuego cuando el cielo oscureció, calentando la comida que la mujer preparo previamente en el ultimo pueblo con el que se cruzaron, ya mañana deberían cazar cerca del arroyo a tres kilómetros de su campamento, siendo Daiki quien les informo que había peces y algunos conejos cerca de donde estaban gracias a su sensible olfato.
Después de saciar su hambre se dispusieron a organizar las guardias, Hideo siendo el primero porque la última vez fue Kenshin. Así los demás se fueron a sus respectivas carpas, lo gracioso es que había solo dos montadas, los alumnos y maestro durmiendo por separado.
Bueno, se quedarían a esperar al equipo de genin y continuarían con su búsqueda, un presentimiento resonando en las mentes del equipo genio.
Sinceramente no esperaban encontrar a los menores en esta situación, pero en la vida no todo va como se planea ¿Cierto?
Actualmente los cuatro jōnin están escondidos en distintos lugares a los alrededores de la caravana de mercenarios, quienes pusieron en un aprieto a los menores con el sensei del equipo ocupado en mantener alejado al más fuerte de aquel grupo sanguinario. Sasuke y Naruto estaban peleando con el resto de mercenarios mientras Sakura alejaba al cliente del peligro esquivando o desviando algunos ataques a su dirección.
Cuando vieron como dos ninjas se escabullían para ir directos contra la pelirosa decidieron actuar de una vez. Una lluvia de shuriken de cristal junto a una poderosa ráfaga de viento que los secundaba fue el único aviso que tuvieron de la intervención del Equipo Genio. Kazuhiro tomo a los menores en brazos y fue con la kunoichi menor junto al cliente, quemando a su paso a todo aquel que quisiera acercárseles. Hiromasa fue a auxiliar al peliplata, dando una poderosa patada al enemigo que por segundos pudo cubrirse con los brazos mas no pudo evitar salir eyectado por la fuerza del impacto. Ena y Masao se estaban divirtiendo con los miembros restantes de la banda criminal rememorando aquellos viejos tiempos donde en cada misión que hacían fuera del país los atacaban igual.
Kakashi se alejó y fue con sus alumnos obedeciendo el pedido del moreno, dejando que se hicieran cargo mientras recuperaba el aliento.
-¿Qué onda Hatake-san?-
El rubio saludo casual después de terminar de convertir en cenizas a un ninja que quiso tomarlo por sorpresa por la espalda, sorprendiendo a los menores y al civil por la facilidad con la que realizaba los asesinatos y por lo casual que lo hacía parecer.
-Kazuhiro-san, es un gusto encontrarnos-
-¡Kenshin ojisan!-
-¿Cómo estas Naruto-kun? Apenas pudimos vernos en tu cumpleaños, lo lamento por eso-
-No hay problemas con eso Kenshin ojisan, la cosa es que ¿No deberíamos ir a ayudar a Okāchan?-
-Nah, no es necesario, confió en mis alumnos para tener la situación bajo control- los ojos negros como el carbón miraron mas allá de donde estaban, sonriendo ante lo que ocurría detrás- ¡Mira! Ya terminaron, les dije que iba a estar todo en orden-
Todos se giraron rápidamente solo para admirar conmocionados como el trió de oro se reían de algo que dijo el de ojos mercuriales, sin ningún enemigo a la vista de la veintena que había. Un escalofrió recorrió a los menores al ver la sonrisa confiada del rubio mayor, a veces olvidaban que los cuatro eran considerados prodigios al ver sus actitudes casi infantiles y juguetonas del cuarteto, la mayoría de las veces arrastrando al único miembro femenino a sus travesuras.
-¡Naru-chan! ¡Sasuke-kun! ¡Sakura-chan!-
-¡Okāchan! / Chieko / ¡Chieko-sama!-
El par de castaños se rieron bajito al ver el estremecimiento de desagrado que azoto a la pelinegra al oír el honorifico con el que fue llamado, incluso su sensei largo una carcajada.
-Sakura-chan, cuando me llamaras por cómo te pido…-
Lagrimas de cocodrilo caían de los ojos dorados para la diversión de los presentes; viendo que la mayoría se burlaban de su desgracia fue al único que sabía que le defendería de estos rufianes: el Uchiha menor.
-Sasuke-kun~, se están burlando de mi, defiéndeme~-
Chieko abrazo al menor por la espalda, refregando su barbilla contra los cabellos sedosos del Uchiha, este mismo sonrojándose un poco al sentir ciertos montículos chocar contra su cabeza. Ignorando todo esto tomo las manos del amor de su vida entre las suyas, mandándole a todos el famoso ‘resplandor Uchiha’ haciendo que se callaran al instante; los hombres sudando por nerviosismo ¿Cómo este mocoso que casi le doblan en edad es capaz de hacerles sentirse nerviosos con una mirada? No es de esperar que en todo estos años haya sido capaz de ahuyentar a cada pretendiente de la pelinegra, sudando aun mas al ver como el chico brillaba literalmente encerrado en el abrazo de Chieko mientras esta le agradecía por defenderla, viendo en primera plana como Sasuke Uchiha dejo el plano de los vivos por unos segundos cuando la de ojos dorados se agacho acortando la distancia entre ellos para darle un beso en la mejilla, pero por un movimiento ‘involuntario’ de parte del menor le termino besando cerca de la comisura de los labios.
Fue Naruto quien cuando dejó de reírse de su madre se dio cuenta de algo, cuando sus ojos azules como el cielo fueron a parar sobre su compañera de equipo se dio cuenta de cómo trataba de ignorar lo que pasaba, pasando sus manos una y otra vez por sus ojos para evitar que se noten las lágrimas. Su mirada se entristeció, a pesar de no tener sentimientos amorosos por Sakura aun así le quería como una amiga y le dolía ver como la pelirosa sufría por el amor no correspondido de Sasuke. Era difícil ver cómo su amiga lloraba por la indiferencia de su hermano, más debería darse cuenta ya que Sasuke estaba irremediablemente enamorado de la kunoichi espadachín, que ante sus ojos y la de todo el mundo no tenía oportunidad alguna en una batalla ya perdida por el corazón del Uchiha, ya teniendo un ganador inconsciente de su premio.
Cuando se dieron todos los saludos y presentaciones correspondientes el cuarteto de jōnin guiaron al resto a su improvisado campamento, cerca de un río que llevaba a una cascada, siendo guiados por Yubashiri al lugar al empezar a brillar y vibrar de forma escandalosa cuando se movieron por esta dirección. Su objetivo se encontraba cerca ya que la hoja de la espada no dejo de brillar desde que se establecieron en el claro. Entre charlas el Equipo Kakashi les contó de que se trata su actual misión y porque fueron atacados: su misión era de clase B, Takahiro (su cliente) era hijo de una noble familia de Takigakure y heredero principal de esta; hace unos meses su familia entro en conflicto con otra familia de igual influencia y poder, por lo que para evitar un enfrentamiento que podría llevar hasta una guerra civil decidieron comprometer a los dos herederos principales, Takahiro en nombre de su familia fue comprometido con Haru, hija heredera de la familia rival. Todo venía bien, tanto Haru como Takahiro estaban de acuerdo con el compromiso al ser amigos de la infancia, pero un primo de las ramas secundarias estaba enamorado de su prometida y en represalias por la decisión del compromiso envenenó al padre de Haru y tomó el control de la familia. Takahiro en un movimiento inesperado logró que su prometida huyera al país del viento mientras él peleaba contra Akira. Este último perdió y huyó lejos del país, dejando que la paz reine una vez más; pero a tan solo un mes de la boda y del regreso de Haru al país Akira volvió y obligo a Takahiro a otra pelea donde otra vez perdió, huyendo de nuevo y jurando que nunca les permitiría casarse.
La boda fue hace un mes y la ausencia del alborotador fue un alivio colectivo, solo para darse cuenta que la mayoría de los invitados volvieron malheridos de la celebración a sus respectivos países, provocando tensiones internas y externas con la nueva gran familia unida. Después cuando los recién casados quisieron ir a su noche de bodas fueron interceptados por mercenarios contratados por el mismo Akira, haciendo que se separen cuando Takahiro logro que su esposa huyera por un camino seguro hasta su hogar, dejando que el perseguido fuera él.
Ahora llego a Konoha en busca de ayuda para volver a casa con su esposa, mandando al Equipo 7 por petición propia del heredero al oír los rumores sobre que el equipo estaba protegido por una criatura de ojos dorados que ante cada peligro inminente aparecía entre una neblina dorada para auxiliar al grupo.
Ni bien termino de contar esa parte de la historia todas las miradas recayeron sobre Chieko, ella misma tratando inútilmente de ocultar el sonrojo en sus mejillas que rápidamente pasó a todo su rostro cuando Daiki le codeo en broma.
El equipo de jōnin impuso que ellos realizarían las guardias, dejando descansar al grupo de genin junto a su cliente. El equipo siete armo las respectivas carpas, siendo tres donde Sakura tenía uno propio al ser la única mujer de ese grupo. No podían decir que estaban intrigados sobre la escases de carpas de parte de los mayores, solo habiendo dos cuando llegaron al claro.
Cenaron pescados asados que los peli-castaños pescaron cuando se instalaron, negando los pedidos de los menores de compartir su comida, argumentando que su viaje es más corto y que lo necesitarían; ellos ya estaban acostumbrados a la vida nómada de tantos años de servicio por lo que no les molestaba comer lo que lograban cazar. Los menores junto al cliente fueron a dormir primeros, agotados por la pelea; Kakashi se quedo un rato mas con sus colegas pero después cedió al cansancio y se fue a dormir, ninguno logrando responder sus dudas sobre porque había solo dos carpas. Ninguno sabía que ni bien despertaran la respuesta se les dibujaría en la cara.
Kakashi fue el primero en despertar, saludando a Kenshin que estaba en su guardia mientras apagaba los restos de la fogata al ver como los primeros rayos de sol iluminaban la tierra. Así fueron despertando todos los presentes, bueno, por lo menos del Equipo siete.
-Kenshin ojisan ¿Y Okāchan con los tíos? ¿Fueron a buscar algo?-
-No Naruto-kun, siguen dormidos, normalmente en las misiones si no hay peligro cerca o apuro en avanzar ese trió de perezosos duermen hasta pasadas las siete y viendo por la posición del sol apenas son las seis y media-
Los demás asintieron, para recién después la ficha les caiga al ver que ninguna otra tienda fue armada a la noche. Si dice que siguen dormidos ¿Dónde están?
-Kazuhiro-san ¿Dónde están entonces?-
Kakashi pregunto curioso ¿Sera que duermen en los arboles? No es algo atípico pero entonces ¿Quién duerme en la segunda tienda?
El rubio mayor solo sonrió pícaramente, señalando con su dedo la carpa verde militar que estaba más cerca de la extinta fogata. Los cuatro del Equipo 7 junto a Takahiro se acercaron dubitativos, asomando sus cabezas con lentitud para dejar caer sus mandíbulas en shock puro.
Ahí dentro se encontraban los tres miembros restantes dormidos, mas la forma en la que estaban acurrucados era el causante de su estupor. Daiki estaba estirado completamente boca arriba de forma horizontal, su boca semi abierta soltando algún ronquido pequeño y su brazo izquierdo abrazando a la pelinegra; Chieko estaba boca abajo con su cabeza apoyada sobre el torso semi descubierto del moreno, sus brazos rodeándolo como si fuera su almohada con el brazo de su amigo cubriendo sus omoplatos; Hideo estaba durmiendo casi encima de la mujer, su cabeza descansando de costado sobre la curvatura descubierta de la espalda baja de Ena, dándole la espalda a la entrada de la tienda. Kenshin se acerco silencioso, viendo entre los cuerpos paralizados de sus invitados las posturas de hoy de sus alumnos, recordando perfectamente que anoche se fueron a dormir cada uno en sus mantas para no descansar directos contra el suelo. Rio entre dientes, todavía no entendía porque sus alumnos se esforzaban tanto en tratar de dormir normal si cuando se despierten se encontraran en posturas completamente diferentes y uno encima del otro.
El primero en salir de su estado conmocionado fue Sasuke, una sensación amarga ardiendo en sus extrañas, sus manos picando para tomar un kunai y matar a los que se atrevieron a tocar la piel descubierta de su tutora. Naruto sintió en cambio en el aura de su amigo y hermano, empezando a sudar frio cuando vio como tomaba el mango de un kunai dentro de la bolsa de pierna. Kakashi estaba sin palabras, los celos ardiendo levemente en su estomago al ver la confianza que se tenían como para directamente dormir en una sola tienda todos juntos cuando en todo su tiempo de amistad siempre mantuvieron las distancias (aunque reconociendo que era él quien ponía dichas distancias); recordando que Chieko le importa poco y nada el contacto físico estrecho.
El rubio mayor debe haber sentido el peligro en que estarían sus alumnos varones al no separarse en ese preciso instante de la fémina de ojos dorados, por lo que estaba por intervenir cuando Sakura no pudo aguantar más su impresión.
-¿¡QUE!?-
Antes de que se dieran cuenta estaban rodeados por los tres miembros restantes, cada uno sosteniendo kunais en sus manos con cientos de cristales en forma de shuriken rodeándolos. Todos quedaron paralizados ante el brusco movimiento, la tienda destruida ante el movimiento automático del trió. Ninguno se atrevió a mover un solo musculo, rogando por dentro que se despabilaran rápido así los reconozcan.
El primero en despertar por completo saliendo de la niebla que produce levantarse abruptamente fue Hideo, el entrenamiento mental que posee le ayudo a desperezar su mente más rápido que sus compañeros. Cuando registro que estaba en posición de ataque se tenso, solo para relajarse a los segundos al reconocer el pequeño chillido que dio la pelirosa que los acompañaba, comandando pequeñas ráfagas frías para concientizar a sus pares. Daiki y Chieko parpadearon confundidos ante la sensación del viento helado en sus rostros, registrando al fin lo que estaban haciendo. Los cientos de cristales se deshicieron y bajaron la guardia, la de ojos dorados parpadeando para disipar la neblina del sueño mientras el de ojos grises bostezaba mientras se estiraba.
-Veo que trataron de despertarnos bruscamente-
Fue el único comentario que soltó el heterocromático, los afectados soltando suspiros temblorosos ante el accionar de los mayores ¿Así es ser un verdadero ninja? ¿Ante cualquier perturbación estar listos para atacar aun si no están consientes del todo? Salieron de sus pensamientos cuando un gritito conocido sonó, todos virando sus miradas al trió que se encontraban ¿mojados?
Chieko, Hideo y Daiki lanzaban dagas con sus miradas a su sensei, este mismo sonriéndoles como si lanzarles unas cubetas con agua helada a la mañana fuese cosa de todos los días (conociéndolos lo más probable es que si).
-¡Sensei!-
-¿Por qué están enojados? Les ahorre el tener que ir al rio a asearse, además es su castigo por casi atacar a nuestros colegas-
-¡No es nuestra culpa! Todos saben que no deben acercarse a un ninja capacitado de forma abrupta, menos cuando están durmiendo, nunca sabes que trampas puede haber instalado a su alrededor-
Los hombres hubieran seguido discutiendo si no fuera porque unas toallas fueron estrelladas en sus caras con violencia, los castaños sacándoselas furiosos solo para palidecer y encogerse en su lugar cuando vieron quien se los tiro. El mayor de todos se giro para ver que asusto hasta la mierda a sus alumnos, solo para perder cualquier color en su rostro al ver el aura oscura que rodeaba a la fémina de su grupo, incluso algunos mechones de su oscuro cabello flotando por la fuerza de su aura. Paso sin mirar ni un momento en dirección a su maestro, tomando de los brazos a unos sumisos Hideo y Daiki y arrastrándolos en dirección al rio.
-Mierda, hoy es mi funeral-
Los demás que conviven con Chieko asintieron solemnes ante la afirmación del rubio mayor, conociendo de primera mano como es el humor de la pelinegra cuando se levanta con los cables cruzados, encogiéndose en sus lugares ante los recuerdos de los maniquíes destrozados en un solo golpe limpio de sus puños.
Rezaran por la vida del pobre hombre, el incidente de cómo los encontraron durmiendo siendo olvidado por el momento.
Por ahora.
Estuvieron en movimiento constantes desde hace un par de horas, habiendo escoltado al otro grupo con seguridad hasta la capital del país. El humor de Chieko mejoro después de la intervención divina de Naruto, acaparando toda la atención de la pelinegra hasta que se olvidara o dejara pasar por alto sus planes sobre el asesinato de su maestro.
Estaban corriendo cubiertos por sus capas cuando la mujer se detuvo abruptamente, obligando a los demás a hacer lo mismo. Los ojos dorados escaneaban fijamente todo el lugar, diciéndole con señas a sus demás compañeros que se concentraran en sus sentidos. Daiki empezó a olfatear desde su lugar, tensándose cuando sintió dos aromas desconocidos rodeándolos; Hideo cerró sus ojos en concentración, tomando un kunai entre sus manos cuando oyó a la distancia pasos apresurados, como corriendo en círculos a su alrededor; los ojos de Chieko seguían algo invisible para los demás dentro del espeso follaje, su diestra tomando sin disimulo alguno el mango de Zangetsu cuando logró distinguir dos figuras humanas acercándose a más de tres kilómetros, Yubashiri brillando intensamente dentro de su vaina.
Dos murales se formaron al frente de ellos en unos segundos, uno de magma solidificado al chocar con el chorro de agua helada del moreno y otro de cristal dorado; los cuatro sacando sus armas al sentir como el ataque dirigido a ellos, que les erizó los vellos de sus nucas, era bloqueado con éxito. Cuando bajaron sus escudos ya estaban listos para contraatacar, la única mujer con las tres espadas desenvainadas.
Dos figuras oscuras cubiertas por gruesas capas que no permitían distinguir nada de sus portadores, reconociendo solamente los conjuntos de espadas que llevaban en manos.
Una de las figuras fue directo a su encuentro con Chieko, las espadas soltando chispas ante la brusca fricción entre las hojas. La segunda se encargo de alejar a los hombres de la pelea de la pelinegra, alejándolos y esquivando las ondas de poder que dejaban salir.
Chieko no quería malgastar sus ataques, aun así su cuerpo ya había almacenado suficiente energía natural para dos ataques consecutivos. Gruño cuando fue alejada por la patada en su vientre, abriendo sus ojos con temor cuando reconoció la postura de su contrincante en dirección a sus amigos. Activo el Hiraishin, apareciendo en menos de un segundo en frente de sus sorprendidos compañeros con sus espadas listas, liberando su ataque al mismo tiempo que su enemigo sin rostro.
-¡Santōryū: Hyakuhachi Pound Hō (Estilo con tres espadas: Cañón de 108 libras)!-
Una poderosa explosión se oyó por todo el bosque, una gran ráfaga de viento y polvo se levanto ante el choque de energías de los ataques, obligándolos a cubrirse con sus brazos los ojos. Cuando todo se calmo y la tierra se asentó vieron como las dos figuras estaban parados a solo unos metros frente a ellos sin sus armas a la vista. Se tensaron cuando vieron como las figuras levantaban sus manos, esperando cualquier ataque mas fueron sorprendidos cuando las pusieron al frente de ellos mostrando sus palmas vacías hacia ellos, la seña universal de ‘no ataque’. Sus posturas tensas esperaron a los próximos movimientos, sus ojos afilados viendo como con lentitud sacaban las capuchas negras sobre sus cabezas mostrando al fin quienes eran.
La figura más alta era un hombre de piel blanca, con cabellos largos y negros recogidos en una coleta alta con una cinta azul; con tres aretes colgantes de oro reluciendo con los rayos del sol en su oreja izquierda, con ojos violetas como piedras de amatista; vestido con un kimono masculino de color azul oscuro, con tres espadas descansando en un obi de color amarillo con detalles en morado, un pantalón estilo militar de color negro debajo y sandalias ninjas negras comunes en sus pies. ``Es guapo…´´ fue lo primero que pensó la espadachín al detallarlo con sus ojos dorados. La segunda figura más pequeña era una mujer (seguramente menor que todos los presentes por sus rasgos aun aniñados) de cortos cabellos naranjas hasta la barbilla, de piel canela y ojos negros como el carbón; vestía un kimono largo de color rosa pálido con dos espadas descansando en un obi color fucsia, sus pies cubiertos con sandalias ninjas abiertas. Mientras el hombre tenía una postura relajada y amigable, la joven destilaba arrogancia en su postura.
-¿Quiénes son?-
-Disculpa nuestro accionar, no sabíamos si eran amigos o enemigos-
-¿Crees que aceptaremos así nomas sus estúpidas-
-Daiki-
El moreno fue interrumpido por la pelinegra, esta seguía mirando fijamente al hombre mientras envainaba sus otras espadas y dejaba a Yubashiri a la vista de todos, los shinobis de Konoha abriendo sus ojos en asombro al ver la espada brillar como su contuviera al sol dentro de su hoja, hasta ellos siendo capaz de sentir un poco la euforia que destilaba el arma.
-Tú eres Roronoa Atsushi-
El hombre solo sonrió.