
Todo necesita un fin
En el capitulo anterior…
-¿Quiénes son?-
-Disculpa nuestro accionar, no sabíamos si eran amigos o enemigos-
-¿Crees que aceptaremos así nomas sus estúpidas-
-Daiki-
El moreno fue interrumpido por la pelinegra, esta seguía mirando fijamente al hombre mientras envainaba sus otras espadas y dejaba a Yubashiri a la vista de todos, los shinobis de Konoha abriendo sus ojos en asombro al ver la espada brillar como su contuviera al sol dentro de su hoja, hasta ellos siendo capaz de sentir un poco la euforia que destilaba el arma.
-Tú eres Roronoa Atsushi-
El hombre solo sonrió.
Una suave brisa paso por sus cuerpos, moviendo levemente las cabelleras de todos los presentes. Chieko miraba fijamente aquellos ojos amatista, que poseían un brillo enigmático al encontrarse con los suyos.
-Veo que aun soy conocido ¿Verdad Leiko-chan?-
La joven a su lado solo bufo altanera, sin siquiera mirar en la dirección de los ninjas de Konoha, demostrando así que no eran de su interés.
-Ahora ¿Puedo saber los nombres de tan talentosos shinobis?-
El Equipo Genio bajo poco a poco la guardia, no pasando por alto para el de coleta alta como los cuatro se posicionan de tal forma que les permitiría esquivar y después atacar aun sin sus armas desenfundadas. Que paranoicos (e inteligentes).
-Kazuhiro Kenshin-
-Hiromasa Daiki-
-Masao Hideo-
-Ena Chieko-
Cada uno se reverencio de manera formal, los ojos de sus ¿conocidos? Brillando en reconocimiento al oír sus nombres.
-Kazan no musuko Kenshin- hablo el pelinegro refiriéndose al rubio de coleta baja.
–Mizu no Senshi- el nombrado sonrió, el espadachín correspondiendo con una igual.
–Kijutsu-shi no Hideo- el heterocromático asintió en reconocimiento.
– y Kogane no yūrei- la pelinegra asintió sonriendo levemente.
-el Equipo Genio de Konoha, es un honor, ya veo porque mi discípula estaba perdiendo contra ustedes-
-¡No estaba perdiendo! Usted solo se enfrentó a la on’na (mujer dicho en forma despectiva) esa-
-Si sabía que era tan maleducada la mocosa esa no me hubiera contenido-
Daiki largo sin pelos en la lengua recibiendo la aprobación de sus pares, se contuvieron cuando se dieron cuenta su nivel de capacidad pero al ver como insultaba a su amiga no se contendría la próxima vez, necesitaba una lección esa mocosa arrogante. La pelinaranja hirvió de rabia, a punto de saltar sobre ellos si no fuera porque el hombre a su lado le detuvo tomando su hombro con fuerza.
Chieko decidió pasar por alto, por ahora, la falta de respeto de la más petiza, yendo directa al frente del hombre más alto, casi de la altura de su sensei. Sin decir nada puso en frente a Yubashiri, esta brillando más intensamente al estar a solo centímetros del hombre.
-Yubashiri ha estado inquieta desde que comenzamos este viaje, está ansiosa de reencontrarse con su primer maestro-
Atsushi tomo delicadamente el mango de la espada, sintiendo como la misma vibraba contenta al reencontrarse con él, lanzando cálidas pulsadas de energía en euforia, sonriendo al ver la diminuta sonrisa que dio la mujer cuando también sintió las emociones del arma. Conversó con su arma de forma espiritual, preguntando el porqué después de tantos años le volvió a llamar, cuando hace más de quince años no le llamo cuando su hermano daba sus últimos suspiros.
‘¿Por qué Yubashiri?’.
‘Ella necesita un guía’.
‘¿Es digna de poseerte? ¿De que el arte de nuestra familia le sea legado?’
‘Nunca encontrare a nadie más honorable que ella, Zangetsu le eligió como su pareja espiritual’.
‘¿Qué?’.
Se desconecto de la charla, mirando detenidamente a la mujer enfrente, dándose cuenta ahora del fino hilo plateado que le unía con la espada demoníaca, el mismo que unía a Yubashiri con él.
Le entregó la espada a su actual dueña, esta misma dejando de brillar al ver su objetivo cumplido. La pelinegra la envaino con gracia y elegancia, recordándole a su hermano menor.
-Yubashiri me hablo de ti-
Una ceja arqueada fue su respuesta; ``Que sexy´´.
-¿No oíste?-
-Era su conversación, no es de mi incumbencia saber sobre lo que hablan en su primer reencuentro desde hace años-
El hombre asintió satisfecho, viendo algo del porque su antigua espada le eligió como su sucesora. Los demás no entendían la conversación que mantenían los dos espadachines ¿Hablar? ¿Con la espada? La única que podía tener alguna noción era la joven de pelo corto, abriendo sus ojos sorprendida al saber que la mujer es capaz de hablar con las espadas, ella misma después de más de media vida entrenando no es capaz de escuchar a las suyas todavía. Algo parecido a la admiración se instalo en su pecho, aunque también algo más pesado se hizo lugar al fondo, sintiendo algo de amargura quemar en su garganta; envidia.
-Ella me llamó para que te encontrara, quiere que sea tu maestro-
-Ella me dijo que te encontrara para pedirte que me entrenes-
Los dos rieron ahora si sinceramente, entendiendo las razones detrás del comportamiento inusual de la tranquila espada.
-Me sorprende que Zangetsu te haya elegido como su pareja espiritual, es una de las espadas que más me costó dominar y aun así nunca me hizo caso, mi hermano fue el único capaz de domesticarla-
-Zangetsu no necesita que nadie le domine ni lo domestique, él es un espíritu libre que solo necesitaba que alguien esté dispuesto a entenderle-
-Guau, ahora lo entiendo. Ahora Ena-san ¿Cómo obtuvo las espadas de mi hermano?-
-Fue hace como diez años, en una misión con mi equipo encontramos una cueva para descansar más yo no podía dormir por lo que me levante a explorar, cuando llegue hasta cierta profundidad Zangetsu me guió hasta encontrar el refugio de su hermano y me poseyó para que firmara el contrato donde estaban selladas, desde ese momento me he dedicado a aprender y dominar todas las técnicas que su hermano dejó descriptas en unos rollos-
-Vaya, ahora quiero casarme contigo-
Antes de que pudiera seguir con sus bromas tres auras oscuras le asaltaron los sentidos casi haciéndole temblar, los shinobis restantes de Konoha lo miraban de tal forma de que si las miradas pudieran dañar el ya estaría muerto.
``Así que es protegida por ellos, eso es interesante´´.
-Lo siento Roronoa-san, cualquier hombre que quiera pedir mi mano tendrá que pasar primero por mis hermanos e hijo, y le advierto que no es tarea fácil-
-¿¡Hijo!? ¿¡Pero cuántos años tienes!?-
Decir que no estaban sorprendidos por la interrupción de la pelo corto seria mentir, mas no dejaron que se diera cuenta de esto.
-Cumplí veinte hace unas semanas ¿Por?-
-¿Y cuántos años tiene tu hijo?-
-Cumplió trece la semana pasada-
-¡Es imposible!-
-No lo es, Chi-chan adopto formalmente a Naruto-kun bien cumplió la mayoría de edad pero lo lleva criando desde que es un recién nacido prácticamente-
No dejaron pasar el suspiro aliviado del hombre con coleta, sus miradas endureciéndose, no les caía bien. Este mismo reía histérico en su interior al ver las filosas miradas a su dirección, parece que son bastantes posesivos con su futura discípula.
-Volviendo a nuestro tema Ena-san ¿Cuántas técnicas eres capaz de realizar desde que empezaste a entrenar por tu cuenta sin sufrir daños?-
-Ocho-
La expresión boquiabierta de la pelinaranja fue un indicio de lo que significaba eso.
-Oh…así que realmente eres un prodigio; Leiko-chan lleva siendo mi discípula casi la misma cantidad que tu llevas siendo autodidacta y aun no es capaz de llevar su tercera espada, eso demuestra que estoy en lo correcto de tomarte como mi discípula-
-¿¡Sensei!?-
-Sera un honor Roronoa-san-
La pelinegra le dio una reverencia profunda, por dentro suspirando aliviada. Se irguió con elegancia, su trenza bailando por sus movimientos.
-Nuestra misión está completa ¿Esperamos al Equipo Kakashi o volvemos de inmediato a Konoha?-
-Lo mejor será volver Chieko-chan, a menos que quieras que suceda lo de la última vez-
Los espadachines vieron extrañados como las auras del trió de oro se volvía lúgubre, sus posturas encorvadas mientras se estremecían tan sólo recordando el infierno que les hicieron vivir sus superiores por llegar tarde.
-Les agradeceríamos profundamente si nos acompañan a nuestra aldea, lastimosamente ninguno de nosotros se puede quedar más tiempo al tener más deberes en nuestra hogar-
-¿Cuáles serían estos deberes Kazuhiro-san?-
-Bueno; Daiki-kun es líder interino de uno de los escuadrones de reconocimiento bajo mi mando; Hideo-kun es el interrogador más experto de Konoha y por la cantidad de enemigos que hemos capturado su presencia es esencial; y Chieko-chan es la consejera oficial del Hokage por lo que su papel es el más importante-
Un silbido impresionado fue la respuesta del pelinegro, avergonzando un poco a los shinobis. La chica los miraba boquiabierta, ni siquiera parecían mayores que ella y eran tan importantes y famosos, aquella quemazón en su garganta ardiendo un poco más.
-¿¡Qué diablos!? ¿¡Cuántos años tienen!?-
-Tengo 31- respondió tranquilo el rubio.
-23 años y contando- respondió el moreno.
-Igual que el idiota a mi lado, 23 años- respondió el heterocromático, oyéndose un ‘¡Hey!’ de fondo de parte del ofendido, haciendo pucheros mientras se tiraba encima de la pelinegra mientras su maestro negaba divertido.
-Como dije anteriormente, tengo 20 años- respondió la de ojos dorados mientras seguía dando palmaditas consoladoras a su compañero de la forma más natural posible, provocándole risas a los hombres de largos cabellos en el fondo.
-¿¡Y cómo diablos son tan famosos e importantes!?-
-Bueno… no lo sé-
Respondió con sinceridad el ilusionista, la pelinaranja casi arrancándose los pelos ante la anormalidad de este grupo.
-Hi-kun, discúlpate con Dai-kun-
-Aish, Gomen na Daiki-
-No lo haces sonar sincero- se quejo el de ojos grises mientras se dejaba mimar por la de ojos dorados.
-Hi-kun…-
-Bien, Gomen’nasai Daiki-kun ¿Mejor? –
El experto en taijutsu se lanzó sobre su amigo experto en genjutsu, librando al fin a la experta en ninjutsu mientras los mayores de coletas reían a carcajadas limpias por las idioteces del trió.
Los acompañarán con gusto si esto es parte de todos los días.
Fue dentro del plazo acordado con la Godaime que el grupo llego a Konoha, suspirando aliviados ante la sensación de no ser castigados de nuevo. Llevaron a sus invitados directo a la Torre Hokage, los espadachines viendo como sus escoltas eran reconocidos en todo el recorrido, algunos saludando entusiastas al cuartero alegres de su regreso.
``Así que son apreciados, espero no ganarme el odio de los aldeanos cuando revele mis intenciones con Ena-san´´.
Leiko admiraba de forma disimulada toda la aldea, abriendo más sus ojos cuando varios ninjas se paraban y saludaban respetuosamente a la pelinegra. ‘Kaunserā’ era el nombre por cómo se dirigían los shinobis que se encontraron en el camino junto a los civiles, ella siempre reconociendo los saludos con leves inclinaciones de cabeza o sonriendo suavemente.
Antes de que se dieran cuenta ya estaban frente al escritorio de la Godaime Hokage, esta misma oyendo atentamente el reporte de misión de su equipo de élite mientras le daba miradas de reojo al par de invitados que vinieron junto a ellos. El pelinegro se dio cuenta cuando terminaron con su reporte, los mismos jōnin dándole espacio para ponerse al frente de su líder y presentarse.
-Es un honor estar al frente de usted Godaime Hokage, me presento humildemente ante usted como Roronoa Atsushi junto a mi discípula Cho Leiko-
Para sorpresa del cuarteto la de cabellera corta se inclinó respetuosamente, siendo que en todo el viaje de vuelta tuvieron que aguantar el carácter arrogante y ácido de la misma, en las paradas que hacían para descansar tuvieron que entrenar peleando entre ellos para sacar fuera de sus sistemas la frustración y enojo que les causaba su actitud, el de cola de caballo disculpándose profundamente por el actuar de su alumna todo lo que duro el viaje.
-Veo que su misión fue un éxito- hablo Tsunade dirigiéndose al Equipo Kenshin –Ahora déjeme serle clara Roronoa-san, si esta aquí significa que acepto la propuesta de mi consejera en ser su maestro, así que iré directo al grano: Chieko es alguien importante no solo para mí y la aldea entera, ella tiene una familia establecida aqui y sus servicios no solo mejoraron la calidad de vida del pueblo si no que también evito muchas tragedias que hasta el día de hoy nos lamentaríamos; por lo que si desea que deje que Chieko se vaya de su hogar para poder entrenar debe jurarme ante lo más sagrado que posea que ella volverá sana y salva dentro del tiempo en que tarde su entrenamiento, y no solo debe convencerme a mi sino a todos los que la aprecian- sus ojos castaños profesaban poder y autoridad, demostrando así porque fue elegida como sucesora del Sandaime- ¿Estás seguro de poder demostrarlo?-
-Hokage-sama, fui capaz de entender un poco la unión que posee Ena-san con toda la aldea en este tiempo que viajamos hasta aquí, ahora gracias a usted soy capaz de ver la conexión que posee no solo con el pueblo sino con su gente, por lo que juro por mi honor y mi vida que ella estará en buenas manos y volverá no solo sana y salva, sino más poderosa que nunca, tengo grandes expectativas sobre ella al comprobar yo mismo su potencial-
La mujer le escudriño con la mirada, el marrón y el violeta observándose fijamente en una lucha sobre quien cedería primero ante la voluntad del otro. Tsunade suspiro, no encontró nada que le indicara que mentía, por lo que no negara su pedido si desean partir en búsqueda de más poder.
-Hokage-sama-
Chieko se adelantó hasta estar al lado del pelinegro, mirando fijamente a su líder.
-Aunque quisiera partir de inmediato no puedo, aun tengo deberes con la aldea, además de custodiar los periodos de prueba de mis hermanos hasta que el consejo declare que ya no son un peligro para Konoha, y si agregamos el hecho que el mismo consejo pondrá excusas con tal de retenerme ya que a regañadientes aceptaron que mi hijo y mi pupilo se fueran de la aldea para entrenar-
Tsunade asintió en silencio, a Itachi le quedaba menos de unas semanas para cumplir su periodo de prueba y ser libre completamente además de sumarse oficialmente a las filas de Shinobi de Konoha en un puesto de jōnin, pero a Kimimaro le quedan aún dos meses de custodia y libertad condicional antes de ser declarado como una ‘no amenaza’ para la aldea. Se dirigió directo con el espadachín, quien escuchaba atento lo que decía su consejera.
-¿Está dispuesto a esperar? Aunque unos de los hermanos de Chieko ya este por cumplir su plazo al otro le quedan dos meses más, si desean permanecer se les ofrecerá alojamiento y comida pero si desean partir y volver cuando el plazo expire no serán detenidos-
-¿Por qué debe esperarlos?-
El espadachín se disculpó con la mirada ante la interrupción abrupta de su discípula. El cuarteto suspiro en conjunto, la rubia mirándolos con una ceja arqueada ante sus acciones.
-Ambos eran ninjas desertores que por variadas razones decidieron volver, les di mi apellido para poder protegerlos pero solo uno de ellos lo usa actualmente, viven conmigo en condiciones de hermanos menores, y su adicción a mi familia ha provocado ciertos tipos de rumores que mis enemigos se encargaron de distribuir por todo el país-
-¿Hablas de los rumores de que quieres crear tu propio clan juntando a los descendientes de clanes extintos que fueron temidos y respetados por igual por su línea de sangre?-
La palmada que se dio la pelinegra en la frente fue suficiente respuesta para el espadachín, mirándola con simpatía.
-Ahh, maldita sea, llegaron hasta fuera del país-
-Lo siento Chieko-chan, debería haberlos capturado y eliminado más rápido-
-No es su culpa sensei, si debemos culpar a alguien es a mi por enfrentarme a ese bastardo sin haberme hecho cargo de sus seguidores primero-
-Chi-chan, solo eres una persona, ya bastante hiciste con revelar la verdad y haber matado a ese imbécil-
-¿Podrían hacernos el favor de explicarnos de qué carajos hablan?-
La pelinaranja los miraba enojada cruzada de brazos, odiaba cuando no entendía la situación o de lo que se hablaba siendo puesta de lado. Su maestro solo suspiro ante su mala educación, lamentándose por dentro el haber sido tan indulgente con la chica en su niñez. Los shinobis de Konoha se miraron entre sí, recayendo en su líder, esperando una respuesta. Esta solo suspiro, asintiendo.
-Resúmelo-
Los cuatro asintieron, Hideo separando sus dedos ante la respuesta del sannin, no utilizará ningún truco por ahora.
-Antes formaba parte del consejo de ancianos un hombre llamado Shimura Danzō, me enfrente a él por traicionar a la aldea de distintas maneras y por obligar a mi hermano a realizar un acto innombrable en nombre de la paz de Konoha-
-¿Uchiha Itachi, cierto?-
La pelinegra asintió pesadamente, aún se culpa por no haber sido capaz de evitarlo a pesar que el mismo destino le hizo saber que no es capaz de reescribir todo.
-Idee un plan con mi equipo para desenmascararlo frente a toda la unidad Shinobi de la aldea y me enfrente en una batalla a muerte contra él por la inocencia de mi hermano, gane y Danzō murió, lo que no preví es que los ninjas bajo su mando en una organización secreta llamada RAIZ buscarían vengarlo; primero trataron de atacarme en distintas ocasiones pero siempre terminaba en lo mismo: ellos muertos y yo teniendo que salir con escoltas; cuando vieron que eso no funcionaba optaron por tratar de manchar mi imagen, inventando rumores y esparciéndolos para destruir mi reputación; por suerte los aldeanos tanto civiles como shinobis de Konoha desestimaron rápidamente los rumores así que decidieron esparcirlos fuera del país-
-Fue en ese momento que forme un escuadrón de búsqueda y eliminación y salí a cazarlos, creí que logre detenerlos antes de que lograran esparcirlos fuera del país pero veo que algunos lograron huir lo suficientemente rápido-
-No es su culpa sensei- Chieko tomo la mano de su maestro, dándole un apretón consolador- ; siguiendo, presente todas las pruebas que recolecte por años para demostrar la inocencia de mi hermano y fuimos a juicio donde lo declararon inocente, pero por sus años de ninja renegado le pusieron un periodo de prueba conmigo de supervisora y en una semana ya cumple su plazo-
-¿Y qué pasa con el otro?-
La pelinegra suspiro, mirando de reojo a la rubia esperando su aprobación, cuando ella asintió prosiguió.
-Kimimaro fue un seguidor de Orochimaru, un ninja desertor de Konoha, él me busco por asistencia médica y logré convencerlo de dejar a Orochimaru y volver conmigo, le di mi apellido asegurando su protección y le dieron un periodo de prueba que todavía está lejos de expirar-
-¿El niño sobreviviente del clan Kaguya?-
-Exacto-
Atsushi asintió pensativo, ahora que tenía el panorama completo era capaz de decidir qué era lo mejor para ellos. Hizo un sonido como si hubiera llegado a una conclusión satisfactoria para él.
-Nos iremos y continuaremos con nuestro viaje, cuando el plazo de dos meses se cumplan volveré a buscarte personalmente Ena-san-
-Lo estaré esperando Roronoa-san-
El hombre sacó de su obi una katana dentro de una vaina negra, una tsuka de color negro adornada con un diseño de flores y una tsuba en forma de trébol de tres hojas se distinguían a primera vista; se la extendió a Chieko que le miraba extrañada.
-Como garantía de que volveré te dejare a Enma, es una de mis espadas más preciadas-
La de ojos dorados tomó la vaina oscura, sintiendo la confusión de la espada en sus manos. La desenvaino mostrando su hoja negra, la energía demoníaca actuando de forma defensiva contra su manejo intrusivo; sintió como cuando sostuvo a Zangetsu por primera vez en sus manos, viendo los zarcillos negros de energía subiendo por su mano y muñeca buscando poseerla. Volvió a hacer lo mismo que la primera vez, dejando que su chakra buscará amoldarse a la energía oscura en vez de atacarla como lo decían sus instintos, sintiendo como su chakra envolvía de forma suave los zarcillos negros buscando amigarse con ellos. Fue en cuestión de segundos cuando vio como unos zarcillos dorados se entrelazaban con los negros, formando uno solo donde en el medio se veía como se mezclaban los colores. Lo logro, la espada le aceptó como su nuevo maestro.
Atsushi miro atento todo lo que sucedía, sus ojos violetas detallando perfectamente todo el proceso invisible para los no usuarios del Santōryū. Vio como la energía demoníaca de Enma atacaba a la pelinegra, sorprendiéndose gratamente cuando vio la calma con la que tomaba dicha acción, dejando que su chakra buscara amigarse con la energía oscura antes que sus instintos le obliguen atacar como lo hubiera hecho cualquier persona. Sintió su cuerpo vibrar cuando vio como lograba enlazar sus energías, haciendo que Enma la acepte como su nuevo portador. Estaba emocionado,entusiasmado como nunca antes, recordando vagamente la última vez que se sintió impaciente de enseñar a alguien, el recuerdo de un niño de cabellera azul como el mar riendo cuando obtuvo sus primeras espadas cruzando su mente.
‘¡Nīsan! ¡Enséñame!’.
Volvió a la realidad cuando vio como la mujer después de acomodar a Enma en su haramaki saco una de sus espadas extendiéndosela, la cubierta negra de Yubashiri siéndole dada.
-No puedo dejar que alguien como tu se mueva por ahí sin sus tres espadas, por lo que en un intercambio justo te cedo a Yubashiri, está emocionada de pasar algo de tiempo contigo-
Tomo la katana con una gran sonrisa en su rostro, la mujer en cada acción demostrándole que no estaba equivocado en tomarla bajo su manto. Poso a Yubashiri en su obi sin problemas, la espada zumbando de alegría.
-Nos volveremos a ver en dos meses Ena-san-
-Chieko- le corrigió la pelinegra-, si vas a convertirte en mi nuevo maestro creo que es lo indicado que empieces a dirigirte a mí por mi nombre, al fin y al cabo estaré bajo tu cuidado por mucho tiempo Roronoa-san-
-Entonces llámame también por mi nombre Chieko-san-
-Está bien Atsushi-san-
Se dieron un apretón de manos poniendo a prueba la firmeza y fuerza de cada uno, sonriendo simultáneamente al ver que no son capaces de doblegar al otro.
Así los ninjas se despidieron de los espadachines errantes en espera de un próximo encuentro prometido, las espadas intercambiadas zumbando de satisfacción ante sus nuevos maestros.
Un mes…
El ambiente era pesado entre los residentes de la casa Ena, cada uno de los hombres cubiertos por una sombría aura, algunos jugando con kunais imaginándose cómo se sentiría enterrarlos en estos bastardos molestos.
Parece que alguien oyó una conversación que sostenían el Equipo Genio en un restaurante de la aldea, donde revelaron el viaje de la pelinegra lejos del país en búsqueda de refinar sus habilidades y aumentar sus conocimientos, esparciendo la noticia rápidamente por toda la aldea, en especial entre los admiradores de la misma. Ese solo fue el comienzo de su constante martirio, todos los putos días apareciendo alguien en las puertas de su casa dejando un regalo para Chieko, cosas que creen que les serviría en el viaje si provenía de algún admirador de ella y cartas de amor junto a chocolates, peluches y demás cosas dulces si eran de sus enamorados (y enamoradas).
No están molestos actualmente por eso, no les irritaba que diferentes tipos (y tipas) vinieran todos los jodidos días a expresarles su amor eterno a la de ojos dorados; no, lo que más les fastidiada, enojaba, enerva, enfurecía, fue que una hija de puta se atrevió, osó en robarle un beso a Chieko cuando ella de forma educada rechazaba sus avances, tomándola por sorpresa cuando la espadachín sintió que su hijo le llamaba girando su cabeza para mirar sobre su hombro, pasando por alto como esta atrevida rompía su espacio personal, besándola de improvisto cuando volvió a girar su rostro para despedirse.
Para su mala suerte todos fueron testigos de esto, Haku dejando caer un vaso con agua que venía bebiendo, quebrándose en cientos de fragmentos dejando un reguero por todo el piso, siendo completamente irrelevante este hecho ante lo que ocurría frente a sus ojos. Todos quedaron completamente en shock, en especial Chieko, saliendo de su sorpresa cuando la chica quiso profundizar el beso, tomándola con firmeza de los hombros y separándose de ella, pidiéndole disculpas mientras le cerraba la puerta en la cara, sintiendo escalofríos cuando las auras oscuras explotaron.
-¡QUE MIERDA!-
Y aquí nos encontramos, con siete hombres planeando el homicidio perfecto y una pelinegra tapando con sus manos el profundo y revelador sonrojo en su rostro mientras estaba sentada encorvada en el sillón. Cuando logró controlar la vergüenza destapo su rostro, poniendo una expresión indiferente para su familia así evitaba que se cometiera un delito.
-Chicos, dejen de planear su asesinato-
-Propongo que primero Itachi-san la ponga bajo su peor genjutsu y después la atemos contra un poste y ponemos a prueba nuestra puntería-
-Me parece perfecto Zabuza-
-Estoy de acuerdo Zabuza Nīsan-
-Mm-
Antes de que pudieran seguir con sus oscuros planes decidió intervenir, teniendo un poco de lastima por el destino de esa pobre chica, debería rezar para que nunca, nunca le toque hacer equipo con alguno de ellos.
-CHICOS-
Dejaron de hablar bajito para dirigir sus expresiones estoicas hacia ella, sintiendo como la lastima se transformaba en miedo al ver sus ojos vacios de expresión y brillo; tendrá que hablar con Tsunade de esto y armar un esquema para que nunca, jamás de los jamases, esa chica se agrupe con alguno de ellos, sino será seguro que no volverá convida de a donde sea que los mande juntos.
-Dejen sus instintos asesinos para cuando sea necesario-
-¿Necesario? Te beso-
Llevo su diestra al puente de su nariz masajeándolo, podía sentir los inicios de un dolor de cabeza fatal.
``Si querías tanto besarme lo hubieras hecho lejos de estos malditos bastardos celosos, acabas de despertar a los demonios sin querer niña´´.
-¿Y qué?-
-Te robo tu primer beso Chieko, es inaceptable-
``Oh´´.
Los recuerdos de un beso acalorado y pasional llegaron a su mente, cabellos rizados y suaves bajo sus dedos incitándola a tirar de ellos para provocar sonidos lujuriosos en su dueño. Sus mejillas ardieron, tapado su boca con sus mejillas rojas con su mano izquierda mientras giraba su rostro lejos de las miradas inquisidoras de sus muchachos. Se obligo a calmarse, su corazón martilleando duro contra su pecho al recordar las miradas llenas de pasión y cariño de ciertos ojos azules y negros. Soltó un suspiro en búsqueda de tranquilizarse, logrando de nuevo bajar el sonrojo de sus mejillas. Tosió en su puño para disimular un poco la subida de emociones que tuvo.
-Si están preocupados por eso es innecesario, no fue mi primer beso si eso es lo que les molesta-
La habitación bajo unos cuantos grados, maldiciendo por dentro al darse cuenta del grueso error que cometió, sus ojos dorados brillando en pánico ante las oleadas de intención asesina que salían de sus hombres, eran tan fuerte que le erizo la piel ante la bajada de temperatura.
-¿Cómo?-
Bueno, nunca fue de las que retrocedían, aun si esta en las de perder siempre fue para adelante, nunca fue cobarde ni ante las dudas; aun así… estaba dudando seriamente de seguir con esto, su único consuelo es que sus dos amantes ya estaban lejos del alcance de estos locos posesivos.
-Ella no fue mi primer beso-
-¿Quién fue? Si nos lo puedes decir Chi-e-ko-
Mierda, acaba de temblar.
Murmuro por lo bajo la respuesta, desviando sus ojos dorados lejos de las miradas acusadoras sobre ella.
-No escuchamos Onēsan-
Trago grueso, sus palmas sudando en el reposabrazos.
``Shisui, donde quieres que estés, te envidio por escapar de esta manga de psicópatas´´.
-Shisui-
-¿Qué?-
-Shisui Uchiha fue mi primer beso, no negare ni afirmare que pudimos estar, o no¸ en alguna clase de relación en nuestra adolescencia-
El silencio que le siguió a su declaración le provoco escalofríos, negándose a mirar las expresiones de su familia eligiendo observar un cuadro posado inocentemente frente a ella en un mueble, donde aparecen Itachi, ella y Shisui después de una sesión de entrenamiento, donde Mikoto después de verlos juntos les pidió fotografiarlos; fue lo único que pudo recuperar cuando iniciaron los rastrillajes en la villa Uchiha, cuando decidió ir después de confirmar que Sasuke no se despertaría en un par de horas.
Cuando logro reunir el valor para enfrentarlos, sus ojos dorados se encontró de frente con una escena sacada de una película cómica de segunda mano: los siete estaban desmayados sobre sus lugares, sus cerebros incapaces de procesar que ella estuvo en una ‘relación seria’ -que con sinceridad no lo llamaría así a compartir un par de tardes juntos abrazados y un único beso- bajo sus propias narices y nunca se enteraron.
Suspiro hundiéndose con alivio en el sillón, riendo suave ante lo ocurrido. Tomo en brazos a cada uno llevándolos a sus respectivos cuartos, teniendo un poco de dificultad con Zabuza al ser mucho más alto que ella, rindiéndose y llevándolo al estilo nupcial, total nadie lo sabria. Los dejo bien acomodados y después de comprobar que seguían noqueados se fue como alma que lleva el diablo hasta la Torre Hokage, retrasando todo lo posible su hora de llegar a casa, aguantando las burlas de un divertido (y un poco excitado) Jiraiya cuando les conto la situación a los dos sannin que justo se encontraban hablando en la oficina.
Ha de admitir que incluso pensó seriamente en pedir alojamiento a sus compañeros de equipo por unos días, Hideo siendo la mejor opción ya que la madre del ilusionista le amaba.
Bueno, verá cómo resolver esto más tarde, estos informes sobre avistamientos de animales salvajes en las fronteras siendo ultra interesante para resolver.
Dos meses…
Chieko estaba terminando de ordenar los bolsos de su hijo y de su pupilo, tomándose todo el tiempo del mundo para admirar con cariño todos los objetos que guardaba para su próximo viaje.
Mañana partirán los tres en búsqueda de fortalecerse para los enfrentamientos futuros, Atsushi arribando a la aldea hace unas horas para emprender su viaje lo más pronto posible, las espadas intercambiadas en su primer encuentro.
Termino con los bolsos de los chicos, suspirando pesadamente.
Tres años son los que necesitan para volverse más fuertes, tres años en lo que cada uno partirán a distintos destinos, tres años en lo que no podrá ver a ninguno de sus chicos, su corazón doliendo un poco de tan solo pensar en todo el tiempo que pasaran separados, cuando ha estado toda sus vidas a su lado, cuidándolos y viéndolos crecer. Con Naruto es con quien más le está costando, su hermoso y travieso hijo partirá para convertirse en el héroe que traería la paz al mundo ninja, deseando profundamente detener el tiempo para seguir cuidando de su hijo entre sus brazos y no exponerlo al dolor que trae el mundo consigo. Era tonto tener estos pensamientos pero debía entender que Naruto es la luz de su alma, es quien con sus sonrisas y amor inocente y puro curo un poco su lastimada alma, volviéndose su razón principal de existir.
Se levanto con lentitud de la cama, yendo directo a la cocina a preparar la cena, la última cena que tendrían juntos como familia hasta que volvieran de su largo viaje.
Esta noche se dedicó a mimar a cada uno de sus muchachos, terminando durmiendo todos juntos en su habitación esparcidos en los futones en el suelo los tres mayores con los demás adolescentes durmiendo con ella en su cama.
Oh dios, cómo los va a extrañar.
Toda la familia Ena junto a la Godaime, la doctora Satō, los viejos comerciantes y el resto del Equipo Genio se encontraban en las puertas de Konoha, despidiendo con sus corazones llenos de anhelo y esperanzas al par de hermanos y a madre e hijo.
Chieko abrazo fuertemente a todos los presentes, imprimiendo a fuego en su memoria las cálidas presencias de cada uno, esperando poder transmitir en la fuerza de su abrazo sus sentimientos hacia cada uno. Cuando le toco abrazar a su hijo no pudo evitar alzarlo entre sus brazos como cuando era solo un bebé, ganándose la risa estruendosa del rubio ante sus acciones, los dos fundiéndose en un abrazo que calentó los corazones de los espectadores. Se separaron sonrientes, uniendo sus frentes en una promesa no dicha entre sus corazones, se volverían a encontrar.
Al llegar el turno de los hermanos Uchiha tomo al más viejo entre sus brazos, los dos abrazándose con fuerza, los recuerdos de su última despedida cruzando por sus mentes, sin poder evitar compararla con este momento; donde antes hubo lágrimas en medio de ellos ahora solo hay sonrisas pacíficas, seguros de que ahora se separan en buenos términos y sin pesos en sus almas. Unió sus frentes por última vez, sonriendo radiante cuando esos ojos como obsidianas se encontraron con sus ojos de oro.
Siguiendo con Sasuke, sin darle tiempo a protestar tomó al menor en sus brazos, agachándose un poco porque sabe que no tiene ni la más mínima intención de ser alzado como Naruto, sonriendo entre los negros cabellos de Sasuke cuando sintió como correspondía su gesto con fuerza. Cuando se separaron beso suavemente la mejilla pálida del Uchiha, uniendo sus frentes con suavidad mientras admirada más de cerca aquellos ojos como noches sin luna, grabando en su memoria aquella expresión cálida que Sasuke solo le daba a ella, sintiendo su pecho latir emocionado al ser receptor de su cariño. Se separó con lentitud, uniéndose al fin a su nuevo maestro que miraba con simpatía la despedida, viendo como los primeros rayos solares hacían presencia en el lugar. Era hora de irse.
Se despidió de nuevo con una sonrisa radiante, tomando del hombro al espadachín y desapareciendo del lugar entre destellos dorados, dando fin a toda esta historia hasta dentro de tres años, donde la oscuridad vendrá con más fuerza que nunca, pero le esperaran listos y firmes.
Ahora solo queda seguir con sus vidas, esperando con ansias el regreso de sus cuatro miembros mientras también se fortalecían, viendo a través del horizonte un nuevo amanecer en el futuro incierto y cambiante.
Solo queda esperar a que el árbol termine de florecer…