Senshi no Fukkatsu

Naruto
F/M
Gen
G
Senshi no Fukkatsu
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Summary
Samantha Rodríguez fue declarada muerta el día de su cumpleaños numero 40, consagrándose heroína mundial. Ahora los ángeles necesitan un favor, jurando que una vez terminado podrá descansar en paz.
Note
¡Hola! Esta historia ya esta publicada en fanfiction.net a través de mi usuario Sonrisas Rotas, no hay plagio ni robo de contenido porque soy la misma autora en distintas plataformas.
All Chapters Forward

Adquisición

En tres días se cumpliría el plazo que le impuso Tsunade para dejar su búsqueda y volver a la aldea, y en su posición actual estaba a casi cinco días de viaje a Konoha.

``Ahh~ como extraño los jet, pero conociendo a mi escuadrón después de lo que hice la ultima vez nunca más me dejaran estar cerca de uno, tal vez en los próximos tres años de descanso pueda tomarme el tiempo de crear algunos de mis dispositivos en mi anterior vida, tengo que hacer valer esos años de universidad dentro de la milicia´´

Detuvo su andar de repente, sus ojos dorados mirando de reojo a su izquierda mientras su diestra iba con tranquilidad al mango de una de sus espadas.

-Sal de tu escondite, se que estas ahí niño-

Una brisa paso en medio de los arboles, meciendo con ella su larga trenza azabache. Las hojas bailaron suaves contra el viento, ignorantes de lo que ocurría debajo de su danza; una figura se acercaba a paso lento a donde se encontraba la mujer, deteniéndose a solo unos metros de ella, dejándose ver al fin. Un joven adolescente de rasgos masculinos muy marcados, piel pálida y unos grandes ojos verdes vibrantes, con dos puntos rojos sobre su frente representando el linaje del que proviene. Tenía cabellos blancos como la luna llena en medio de la noche, cortos hasta sus hombros, con dos mechones adornados con algo rojo enmarcando su rostro. Sus vestimentas eran las típicas de los Cuatro del Sonido, mostrando su afiliación.

-¿Quién eres niño?-

-Cabello negro, ojos dorados, de gran altura y siempre portando tres espadas descansando en un haramaki morado- el ‘niño’ ignoro su pregunta, enumerando las características que resaltan siempre donde quiera que vaya -Esa es la descripción que corre por las personas de la mujer que es poseedora de un chakra milagroso, capaz de curar lo incurable y de traer de vuelta a los muertos a la vida*, la ninja espadachín Ena Chieko-

-Es de mala educación no presentarse, en especial en el caso de que sabes mi nombre-

Chieko no pudo evitar sonreír de lado, sus ojos dorados brillando ante la expectativa de una batalla. El adolescente quedo un poco sorprendido de la tranquilidad de la mujer ante él, incluso dejo de lado sus espadas cruzando los brazos sobre el pecho, una pose que indicaba confianza.

-Kimimaro-

-Aiya, ¿Viste que no fue tan difícil cariño?-

Los ojos verdes le miraban inerte, ni un poco aturdido por cómo se refirió a él como lo hizo Haku. Suspiro por dentro, tendrá que ir por otra ruta si quiere llevárselo.

-¿Para qué me buscabas Kimimaro? ¿Sera por la enfermedad que te ha estado debilitando por un tiempo?-

Vio como se tensaba, sonriendo por dentro al ver que fue capaz de provocar algo en el estoico chico.

-¿Cómo lo sabes?-

Su voz no cambio mucho, usando el mismo tono tranquilo y monótono, pero si te tomabas el trabajo podrías encontrar ese pequeño grado de hostilidad que cambiaba todo.

-Se muchas cosas cariño ¿No crees que es raro que salga de misiones en solitario después de lo que le paso a la aldea por culpa de tu maestro?-

Vio como el chico poco a poco se tensaba lo suficiente como para ponerse en guardia, dejo que pensara que estaba confiada al no descruzar y liberar sus brazos, sintiendo los chakra de su equipo rodeándolos de a poco sin que el albino lo note, demostrando que no es del tipo sensor.

-Ahora quiero saber cuál es la información que manejas cariño ¿Quién crees que es el próximo recipiente de Orochimaru?-

-Uchiha Sasuke-

-Ahh~ así que no lo sabes, bien por mi-

Ni bien termino de hablar un proyectil fue lanzado a gran velocidad hacia ella, este mismo choco con un cristal de la pelinegra desviándose del camino y cayendo en la tierra lejos de su objetivo principal. Kimimaro abrió sus ojos estupefacto, viendo la pieza de cristal dorado que desvió su hueso, sus orbes verdes brillando ante la expectativa de un rival digno.

-¿Qué te hace creer niño que te ayudare sabiendo que tu maestro es el mayor criminal de mi aldea y que él mismo trato de matarme?-

-No tendrás opción-

Mientras decía eso un hueso en forma de lanza empezó a surgir de la palma derecha del albino, provocándo una sonrisa arrogante a la pelinegra al ver como el niño abría sus ojos en desconcierto cuando no pudo moverse, dándose cuenta tarde de los cristales creciendo en sus piernas, imposibilitándole el movimiento.

En un movimiento veloz Chieko lanzo tres senbon directo al muchacho, perforando directo en tres venas principales, dejando que el veneno paralizante entrara sin problemas al torrente sanguíneo del albino actuando de inmediato.

Cuando vio como el cuerpo del chico se desplomaba sin fuerza retiro sus cristales y lo tomo en brazos, recostándolo con suavidad en el piso terroso, los ojos verdes fulminándole con fuerza. Ignorando esto sus manos brillaron en oro, posándose sobre el cuerpo del joven buscando las causas de su enfermedad. Sus ojos dorados se ensombrecieron cuando lo descubrió.

-Veneno-

Su chakra retrocedió del cuerpo masculino, viendo como este salía oscuro del cuerpo de Kimimaro, formándose una bola negra del tamaño de una pelota de básquet. Con asco tiro la masa oscura lejos de ellos, viendo cómo salía un humo apestoso en donde cayó, quemando la poca vida silvestre que existía en esa porción de tierra.

-Ese veneno que saque de tu cuerpo es el que no se sintetizo todavía con tus células, puedo decir que vienes consumiendo aquel veneno desde hace tiempo, desde que mostraste los primero síntomas de enfermedad- suspiro, en un movimiento inconsciente posando su mano en la cabeza del albino, dándole leves palmaditas en un movimiento mecánico de consuelo -Para eliminar todos los rastros de aquel veneno de tu cuerpo y en especial de tus huesos necesitaría por lo mínimo medio mes para tratarte, sacando los restos yo misma todos los días pero también ayudando a tu cuerpo a desintoxicarse de forma natural-

Kimimaro estaba en shock, en parte por el trato dulce que estaba recibiendo de parte de la mujer que le paralizo y por la información que le estaba dando ¿No era una enfermedad genética? ¿Todavía tiene posibilidades de sobrevivir? Su corazón se acelero unos segundos por la euforia que sentía solo para detenerse al reconocer lo que dijo: ¿Veneno? ¿Cómo?

-Por lo que veo no sabes cómo es que llevas consumiendo tantos años de forma regular este veneno, solo puedo decirte que este te viene siendo administrado desde por lo menos tres años por el daño que causo, en pequeñas cantidades para no matarte de forma inmediata pero administrado de forma periódica para que te haga daño como te lo hizo- miro con pena los ojos sombríos del muchacho, su mano yendo ahora a su rostro, acunándolo en un gesto puramente consolador -También la marca de maldición afecto mucho a tu cuerpo, para tratarte de forma correcta y que puedas recuperarte al cien por ciento tengo que eliminarla-

-Es imposible-

-No lo es, encontré una forma de quitarla de la persona que la posee, logre eliminar la que poseía mi colega kunoichi en la aldea sin problemas futuros para ella-

Los ojos verdes le miraron intrigados, con una sombra oculta detrás de ellos.

-Sabes quién te estuvo envenenado todo este tiempo ¿Cierto?-

-Mn-

-¿Kabuto, cierto?-

El silencio que le secundo fue suficiente respuesta. Suspiro, tomándose el atrevimiento de acariciar de forma dulce el pómulo del albino con su pulgar, sintiendo como se estremecía bajo su toque por el contacto intimo. Después con cuidado de sus espadas poso al niño en su espalda, ajustándolo de tal forma que el rostro del chico descansara en su hombro permitiéndoles seguir hablando. Asintió levemente a la nada, sintiendo como los chakras conocidos se alejaban un poco de su posición.

Así volvió a retomar su camino, ahora con un adolescente paralizado de carga, pasándole en pequeñas cantidades su chakra para ir curando aquel cuerpo intoxicado por aquel veneno mortífero.

-¿A dónde me llevas?-

-¿Ahora? A cualquier refugio que encontremos antes de que la lluvia decida soltarse-

El silencio que les siguió no duro mucho de parte del albino.

-¿Qué harás conmigo?-

-Tratarte, obviamente, y luego tratar de convencerte que dejes a aquella serpiente traidora-

-… ¿Por qué?-

No mentiría diciendo que no se sorprendió al oírlo hablar de nuevo, pensó que le ofendió al llamar de forma despectiva al que él considera su maestro. Respondió con sinceridad, ladeando su rostro para que el niño sea capaz de ver sus sentimientos en sus ojos.

-Porque eres humano y todos merecen alguien que se preocupe por ellos ¿Verdad?-

Aquella respuesta dejo mudo a Kimimaro, desviando su mirada al no poder soportar ver la honestidad pura brillando en aquellos soles, algo en su pecho provocándole cosquillas ante sus palabras y gestos, como el hecho que ahora lo cargaba con la mayor delicadeza posible, sintiendo el agarre firme pero gentil que sostenía en sus muslos; así como el leve aroma que despedía la mujer siendo ahora más claro para él: lavanda y fresias, las favoritas de Jūgo.

Estuvieron un buen rato caminando en medio de aquel bosque, Kimimaro aburrido de ser cargado y de que sus extremidades aun no le respondieran. Escaneo el área una cuantas veces, abriendo un poco sus ojos al distinguir a unos cuantos metros lo que pareciese la entrada a una cueva. Antes de que pudiera registrar lo que hacía  las palabras salieron solas de su boca.

-Una cueva-

La mujer se detuvo, observando curiosa su entorno hasta detectar el lugar que él vio con anterioridad. Se sorprendió al ver la sonrisa radiante que le dio a cambio de la información.

-Gracias cariño, lo hiciste bien-

Kimimaro quería golpearse el pecho hasta que su corazón dejara de comportarse extraño ante las acciones de la pelinegra, cuestionándose la libre confianza que le daba la kunoichi.

`` ¿Por qué no duda de mis intenciones? ¿Acaso no sospecha que la podría estar guiando a una trampa?  ¿Que podría tenderle una emboscada? ¿Qué le hace actuar con tanta seguridad alrededor mío? ¿No me tiene miedo?´´.

Llegaron justo a tiempo, la tormenta azotando sin piedad la tierra. Chieko dejó al chico reposando en unas cuantas mantas que le preparó para que no sintiera el frío de la piedras calar su piel mientras preparaba un fuego en medio de aquella estructura rocosa, manteniendo sus cuerpos calientes ante la fría lluvia que caía sobre ellos. La mujer hizo una plegaria interna por la seguridad de sus compañeros, esperando que también hayan encontrado algún refugió contra la tormenta.

El Albino le miraba de reojo, sintiendo curiosidad ante sus acciones. No sentía ni la más mínima intención o necesidad de herirla, la mujer desde el momento en que desvió su hueso pasó de estar en la lista de 'basura' a ser alguien que se ganó su respeto al ser capaz de someterlo con facilidad además de detectar el porqué de su enfermedad.

No mentira diciendo que no sintió ningún cambio desde que aquella mujer con su extraño chakra sacó aquel veneno de su sistema, desde el primer momento pudo sentir como si un peso invisible se hubiera levantado de su pecho, sintiéndose liviano como hace años no se sentía; pero otro peso se instaló ahí cuando entendió lo que significaba eso.

Lo habían estado envenenando y no fue capaz de darse cuenta.

Se sorprendió un poco al ver como la azabache se daba cuenta de que descifró quien fue el que lo estuvo haciendo todos estos años, teniendo acciones con él que podría identificar como de consuelo. En sus cortos quince años de vida nunca recibió un trato igual, Orochimaru no era de las personas que ofrecían afecto físico y su extinto clan ni hablemos. Ya paso un tiempo considerable desde que fue paralizado, sintiendo como la movilidad volvía poco a poco a sus miembros. Curiosamente no sentía ni tenía necesidad alguna de moverse y tratar de escapar, un sentimiento de comodidad instalándose en su ser al estar al lado de la mujer, algo que nunca ocurrió de manera natural con alguien que no fuese Jūgo u Orochimaru.

Sus ojos siguieron los movimientos de la pelinegra dentro de la cueva, observando curioso como sacaba dos manzanas de su bolso para luego acercarse a su posición.

-Toma-

Le extendió con confianza la fruta rojiza, solo se digno a mirarla fijamente de forma interrogante, se dio cuenta que la mujer era buena en leer sus expresiones estoicas.

-Soy un ninja medico y sé cuánto dura el paralizante que te di, por lo menos ya pasaron treinta minutos desde que paso su efecto y aun así no te moviste. Tómala, no se por cuánto tiempo estuviste viajando y si te estuviste alimentando de forma correcta. Eres mi paciente ahora por lo que tu bienestar es mi máxima prioridad-

Con lentitud se enderezo de la improvisada cama que la mayor le armo para él, asintiendo en forma de agradecimiento por la comida al recibirla. Sin penas ni glorias la mujer se sentó a su lado en un movimiento que exudaba elegancia, dándose cuenta que ella no era consciente de esto mientras mordía la manzana sin penas. Imito sus acciones y comió de forma tranquila, rodeándose de un silencio agradable. Cuando termino la azabache le pidió los restos, enterrándolos en un costado de la pared de la cueva mientras la lluvia seguía azotando sin piedad afuera.

Cuando termino volvió a sentarse a su lado, usando la pared rocosa como apoyo mientras cerraba sus ojos. Aquella simple acción provoco de nuevo movimientos extraños en su pecho.

`` ¿Por qué confía tanto?¿Por qué me trata de esta manera? Soy su enemigo, subordinado del hombre que mato a su líder y aun así me está ayudando, me está cuidando… ¿Por qué?´´.

Antes de que pudiera incluso registrarlo la pregunta escapo de su mente diciéndola en voz alta, quería desesperadamente una respuesta.

-¿Por qué?-

-¿Eh?-

La mujer abrió sus ojos y giro el rostro para mirarlo confundida, provocando que los extraños movimientos en su pecho aumentaran.

-¿Por qué haces todo esto?-

Un brillo de entendimiento cruzo aquellos orbes dorados, la mirada sobre su persona se suavizo, casi perdiendo el movimiento de la mano derecha de la mujer al quedarse embelesado por aquellos soles encapsulados, volviendo en si cuando sintió un toque cálido en su cabeza.

-Porque eres valioso Kimimaro, no como un arma, no como un recipiente, si no como persona. Eres valioso no por tus habilidades ni por tu kekkei genkai, sino porque simplemente eres Kimimaro y esa es suficiente razón para querer protegerte-

Algo en su pecho estallo, sintiendo como si un mar furioso azotara los muros de su corazón derribándolos. No supo en qué momento gotas salinas empezaron a caer de sus ojos, en ningún momento dejo de mirar aquellos orbes dorados que expresaban tanto cariño, tanto amor, de aquel que añoro por años mientras era criado en una oscura celda mientras era temido y despreciado por su clan, aquel que creyó conseguir en el hombre que le acogió cuando quedo solo en el mundo dándole un propósito a su vida; pero no, mientras aquellos ojos rasgados le miraban con algo parecido a la lujuria y hambre de su poder estos ojos brillantes le miraban con un sentimiento que le era difícil de identificar, pero que hizo temblar todo su ser al ver la sinceridad de estos. No sabe en qué momento fue acunado en aquel pecho con tanto amor, siendo envuelto en un abrazo reconfortante y protector, su primer abrazo. Dejo que sus lágrimas cayeran sin control, escondiendo su rostro en la unión del cuello con el hombro de la mujer mientras esta pasaba sus dedos largos y finos sobre su cuero cabelludo relajándolo, con la otra mano haciéndole pequeños masajes en su espalda. No sabe en qué momento la mujer empezó a tararear una melodía dulce, invitándolo a dormir en paz por primera vez.

No sabe en qué momento se quedo dormido, pero cuando al fin logro despertarse con los ojos hinchados y rojos consecuencias de su llanto no pudo evitar que la calidez invadiera su ser al reconocer que durmió sobre Chieko envueltos en una manta resguardándolos del frio, viendo con interés el cristal dorado que cubría la entrada de la cueva que apenas dejaba pasar la luz solar. Aun estaba cansado del revoltijo de emociones que sufrió, por lo que sin penas y aun con el sueño dominando sus acciones volvió a acurrucarse contra aquel cuerpo cálido, inhalando aquel aroma floral hasta volver al mundo de los sueños.

Chieko abrió sus ojos al instante, sonriendo con dulzura al ver lo tierno que se veía el muchacho acurrucado en su regazo, tomándose la libertad de acariciar sus blancos cabellos con calma, sonriendo aun mas al oír el suspiro complacido que soltó el niño.

``Ahora serás feliz Kimimaro, lo juro por mi vida que así será´´.

Chieko volvió a cerrar sus ojos, acomodándose lo suficiente para que su espalda no se quejara al día siguiente pero sin molestar al niño en sus brazos, los últimos rayos de sol reflejándose en el cristal dando indicios de que la noche se acercaba.

Soltó un suspiro largo y cansado, dejándose llevar por las mareas de la inconsciencia a un mundo sin sueños, estando lo suficientemente alerta a cualquier acción que pudiera ocurrir.

Así los dos usuarios de kekkei genkai durmieron juntos, sellando así el inicio de sus vidas unidas.


Cuatro días después…

Este era el tercer pueblo en que paraban, por alguna extraña razón Chieko siempre se detenia en cualquier asentamiento que encuentre, en la mayoría ya la conocían y mientras algunos se acercaban a saludar otros venían pidiendo ayuda médica que gustosamente la mayor les ofrecía. Después de esto los mismos pueblerinos le ofrecían cama y comida en agradecimiento porque la pelinegra se negaba a recibir alguna paga material por los servicios que otorgaba.

-Soy un medico Kimimaro, es mi deber atender y ayudar a estas personas, por lo que no es necesario recibir una paga por lo que hago, el ver que están bien es suficiente para mí-

Siguieron comiendo en silencio después de eso, el adolescente cada día mas intrigado del rompecabezas que era la mujer enfrente de él.

Cuando Chieko termino su sesión de quitar el veneno de su cuerpo y descansaron lo suficiente siguieron con su camino, la mayor murmurando palabras inentendibles sobre ‘volver tarde’, ‘me va a matar’ y ‘los extraño’. El niño le seguía obediente, en ningún momento quejándose por la extraña rutina de viaje de ella.

-Kimimaro-kun-

Aquellos ojos verdes le miraron atentos, su expresión estoica sin sufrir ningún cambio aparente más que la casi imperceptible inclinación de su cabeza hacia su dirección, indicando curiosidad. Qué lindo.

-Te pregunte sobre quién era el recipiente que eligió Orochimaru porque sospechaba que no te lo dijo-

-¿Por qué?-

-Porque sino jamás me hubieras buscado por tu voluntad-

Ahora el brillo en los ojos mentolados se intensifico, muestra de que su curiosidad aumento.

-Uchiha Sasuke ya no es el recipiente elegido por el sannin, hay otro que llamo su atención pero por lo que veo no se encargo de comunicárselos, el único que lo sabe es Kabuto porque estuvo ahí seguramente-

-¿Quién es?-

-Yo-

El muchacho freno en seco, mirando shockeado a la mujer frente suyo. Chieko giro sobre si, la capa que llevaba moviéndose con el viento en un movimiento hipnótico. La kunoichi se acerco hasta el chico posando una de sus manos en el hombro contrario.

-Pero no puedo permitirlo, tengo una familia a la cual proteger y cuidar, un hogar al cual volver y un hijo por el cual vivir- el albino seguía en shock, agravándose aun mas al oír que tiene un hijo -Pero también deseo que tengas lo mismo, pero no te obligare a tomarlo si no lo deseas realmente- la azabache tomo con delicadeza aquel rostro pálido, haciendo que le mirara -Por eso te ofrezco mi familia, mi casa y mi hogar para que pertenezcas, para que puedas crecer en la calidez de un hogar estable, para que puedas sentir lo que es pertenecer a una familia amorosa, para que puedas decir siempre que desees ‘tengo un lugar al cual volver, un lugar al que llamar casa’. Todo eso y más te estoy ofreciendo, pero no te obligare a aceptarlo; no importa tu respuesta en lo que respecta tu tratamiento, hare todo lo posible para que sanes por completo-

Kimimaro estaba tan conmocionado que era incapaz de reaccionar, sus emociones ocultas revoloteando en su estomago como molestos insectos mientras su corazón galopaba al ritmo de una carrera desenfrenada; los ojos dorados mirándole con tanto cariño que casi pierde el aliento. De un segundo a otro aquel cariño fue reemplazado por un ceño fruncido, el cuerpo de Chieko tensándose de repente mientras miraba de reojo a su derecha. Antes de que pudiera reaccionar la mujer le tomo en brazos y salto de su posición, cayendo sobre una rama lo suficientemente gruesa para sostenerlos a ambos.

Donde estuvieron posados hace segundos una quincena de kunai se encontraban incrustados, Chieko desenvainando a Shūsui y Yubashiri mientras ocultaba con su cuerpo al menor, con suerte sus atacantes lo no habrán visto al estar ella casi encima de él al hablar. Cuatro ninjas aparecieron en el mismo camino, cada uno usando uniformes iguales indicando su afiliación, eran los Cuatro del sonido.

-Vaya ¿A qué se debe el honor de tener a los cuatro frente mío?-

Tayuya, Kidōmaru, Jirōbō, Sakon y Ukon se encontraban parados frente a ella, cada uno mirándola de arriba abajo con interés para luego distraerse con sus espadas.

-Vinimos a llevarte con Orochimaru-

-Creo que deje en claro que Orochimaru se puede ir a la mierda ida y vuelta si sigue insistiendo con querer que me una a él- los cuatro niños le miraron enojados al oír como se refería a su maestro -Pierden el tiempo, jamás iré con él-

-Es una lástima, y nosotros que pensábamos darte una calurosa bienvenida en agradecimiento-

-¿De qué?-

-Por haberte desecho de ese estorbo blanquecino, ya era molesto que aun enfermo como estaba nos venciera igual, Kabuto nos dijo que el veneno no tardaría en matarlo-  Kidōmaru respondió arrogante, obviamente ignorante que el albino estaba oculto detrás suyo -Pero gracias a ti ya no tenemos que molestarnos por esa basura, con lo decidido que estaba en encontrarte es seguro que lo eliminaste sin problemas si lograste pelear con nuestro maestro-

Un agarre en su capa se hizo presente, Chieko no quería ni girar la mirada para no delatar al menor oculto detrás pero este agarre fue insistente, entendiendo una segundos después que quería que se moviera, que lo descubriera. Resignada dio un paso al costado, casi riendo al ver los rostros conmocionados de los ninjas enemigos al ver a quien cubría. Kimimaro los miraba estoico como siempre, mas una furia helada los fulminaba provocándole escalofríos a los menores, en especial al que abrió la boca para despreciarlo.

-Kimimaro no es ningún estorbo o basura, ustedes son las escorias al envenenar a su compañero-

El albino le miro agradecido por sus palabras, asintiendo con lentitud a su dirección.

-Chieko, acepto-

La sonrisa que le dio la pelinegra lo cegó por unos microsegundos, calentando su interior. Así ambos saltaron en dirección a sus oponentes, empezando así una pelea bestial.

Los cuatro no eran rivales contra el albino y la azabache, apenas esquivando los golpes mortales y viéndose obligados a usar las marcas de maldición. Kimimaro estaba por imitarlos cuando Chieko le detuvo de inmediato, negando con su cabeza. Este desistió, preparándose para seguir luchando cuando se dio cuenta de la sonrisa victoriosa de la mujer, confundiéndolo.

-Creo que es hora de invitar más gente ¿No lo crees Kimimaro-kun?-

-Mn-

-AHORA-

En menos de un segundo tres figuras aparecieron entre ellos, formando un círculo perfecto los cinco apoyándose en sus espaldas. El albino estaba más confundido que nunca.

-Veo que te estabas divirtiendo Chieko-chan-

-Lo hago sensei, por eso los invite, debe ser aburrido seguirme sin tener nada de acción de por medio-

Los hombres desconocidos para el muchacho rieron entre dientes.

-Eres tan considerada con nosotros Chi-chan-

-No hay de que Dai-kun-

El tono de broma jamás los abandono, denotando que era conocidos de confianza de la pelinegra.

-¿Y este niño quién es?-

-Es Kimimaro, mi nuevo protegido y futuro hermano-

El estoico muchacho casi se tropieza al oír la respuesta sincera de la mujer, su corazón latiendo sin control a este punto.

`` ¿Hermano?...´´

Cortaron su charla casual cuando los cuatro ninjas de Oto terminaron sus transformaciones, cada uno eligiendo a un rival.

-Yo quiero al gordito- dijo Daiki con diversión.

-Yo me quedo con el chico araña- respondió Hideo a su amigo.

-La chica es mía- Chieko les informo sonriente.

-Entonces el rarito doble cara es mío- Kenshin les siguió el juego a sus alumnos, negando divertido ante sus actitudes infantiles y descaradas, algo que obviamente les inculco él. Que orgullo.

Así los cuatro ninjas de Konoha (Chieko acompañada por Kimimaro) se lanzaron a la batalla contra los guardaespaldas y experimentos del sannin traidor, destruyendo el bosque casi por completo y evitando intencionalmente moverse en dirección al pueblo del que salieron.

Uno por uno fueron cayendo los Cuatro del sonido ante el Equipo Genio de Konoha; Jirōbō muriendo con todos los huesos de su cuerpo quebrados y desnucado; Kidōmaru suicidándose después de un genjutsu poderoso que le orillo a la locura; Sakon y Ukon calcinados hasta los huesos por la lava que aun ardía sobre la tierra; y Tayuya desmembrada con huesos sobresaliéndole del pecho. Ninguno tuvo oportunidades de ganar aun cuando activaron el nivel dos del sello de maldición, menos con los jōnin genios de Konoha unidos al sobreviviente del clan Kaguya. Cuando terminaron apenas y tenían rasguños que rápidamente fueron tratados, maestro y alumna encargándose de quemar los cuerpos para que nadie los use en el futuro.

Con todo hecho los cuatro adultos se pusieron al día, calculando cuanta distancia hay hasta el próximo pueblo para descansar y después usar Hiraishin para volver más rápido a la aldea, los cuatro sintiendo escalofríos recorrer sus espaldas al sentir los gritos fantasmas de la Godaime reprochándoles su tardanza.

Retomaron el camino una vez se decidieron en descansar en el próximo pueblo y resignarse a ser reprendidos por la Hokage, atrasarían todo lo que pudieran ese fatídico encuentro yendo al ritmo templado en que venían viajando. Con los tres hombres distraídos hablando de nuevas técnicas Kimimaro aprovecho y se acerco a Chieko, tomando su capa entre sus dedos y dando un leve tirón para llamar su atención. Aquellos ojos dorados le miraron curiosos.

-¿Hermano?-

-Aiya, estaba esperando que lo preguntaras- sin vergüenza la mujer rodeo con su brazo el hombro del menor, apegándolo a su cuerpo mientras caminaban -Te dije que te daría una familia ¿No? Pues para eso te adoptare oficialmente bien lleguemos a la aldea, tendrás mi apellido y con eso ya nadie podrá hacerte daño sin pasar por mi primero. Aunque ya aceptaste y no puedes retractarte tengo que decirte que te convertirás en tío de un pequeño pero gran bromista y hermano menor de un espadachín gruñón y de un tierno muchacho- Kimimaro le observaba curioso al ver el brillo que dómino sus ojos ni bien empezó a hablar de su familia -Actualmente en mi casa vivimos mi hijo, mis hermanos, mis pupilos y un amigo mío, no te preocupes porque estoy segura que encajaras perfecto en esta rara pero cariñosa familia…-

Dejo que siguiera hablando sin parar, contando anécdotas sobre su familia o sobre la aldea a la cual pertenencia, los tres hombres uniéndose eventualmente agregando mas historias para el albino. Kimimaro respondía con sus típico ‘Mn’ cada vez que se le pedía opinión, respondiendo con palabras más concretas cuando lo creía necesario. Se dejo llevar por el ambiente familiar que el cuarteto creaba sobre ellos, sonriendo levemente mientras se dejaba llevar aun con el brazo de la mujer envuelto en sus hombros, sus pensamientos yendo a una dirección que le provocaba alegría cada vez que lo pensaba.

``Ena Kimimaro…´´


Tsunade estaría necesitando un trago de saque urgente. Sus sienes palpitaban ante las voces chillonas de los ancianos que respondían indignados cada vez que Chieko les acorralaba, el niño por el cual se origino todo esto parado indiferente al lado de ella, mirando con ojos muertos el debate que se desarrollaba (bueno, si se puede llamar debate a la masacre verbal que está ejecutando la ex soldado) frente suyo.

Sabia de las intenciones de Chieko de salvar al mocoso, sabía que probablemente le daría su apellido en una medida de seguridad bien pensada y sabia que eso no sería del agrado del consejo, menos que en las semanas que la pelinegra se ausento con su equipo los rumores hayan transcendidos los muros de Konoha llegando a oídos de los otros Kages, además de que se filtraron las acciones de la kunoichi* como la adopción de dos ninjas renegados de Kirigakure y la protección hacia un ex miembro de Akatsuki, difundiéndose rumores* sobre que Konoha ahora aceptaría a cualquier ninja renegado que caiga en el lado bueno de la consejera oficial del Hokage; lo sabía y aun así no pudo calcular bien la magnitud de problemas y papeleos que les conllevaría aquella acción, sintiendo poderosas ganas de partir la mesa bajo su fuerza bruta para terminar con esta ridícula reunión y darle los papeles necesarios a la espadachín para que adopte al mocoso blanco y así pueda volver rápidamente a su puesto de consejera y le ayude con las monstruosas cantidades de papeleo que conlleva el ser Hokage (y de paso le de algunas botellas de contrabando y soborno por aceptar aquellas chiquillas como discípulas).

-Kimimaro fue una parte crucial en la eliminación de la amenaza del sonido, otra prueba de sus deseos de servir a Konoha-

-Si, pero también alguna vez esos fueron sus compañeros y los traicionó y mató sin piedad ¿Que nos garantiza que no hará lo mismo aquí una vez obtenga lo que quiera?-

-No eran sus compañeros, no se puede llamar con ese nombre a personas que estaban envenenándote poco a poco porque eras muy poderoso para ellos. Nadie es su sano juicio los consideraría así-

-Es un buen punto-

-Además que yo me haré cargo de todas las consecuencias de sus acciones futuras al nombrarlo como mi familiar y cederle mi apellido, créanme que al primer indicio de traición Zangetsu sentirá el sabor de su sangre incrustada en su garganta-

Los ancianos se miraron entre sí, Tsunade sentada en el medio de ambos asombrada al ver como la kunoichi menor los acorralaba sin problemas imposibilitándoles negarse a su petición. Dio argumentos muy válidos,  en especial el que habló sobre el beneficio que recibiría la aldea al poseer al último miembro del clan Kaguya con la habilidad de manejar el kekkei Genkai más raro conocido, viendo con sus propios ojos como los tenia comiendo de la palma de su mano al mencionar esto. Malditos vejetes codiciosos.

-¿Y bien? ¿Ya llegaron a un acuerdo?-

Interrumpió antes de que Homura pudiera seguir hablando y, por ende, seguir estirando la tediosa reunión. El anciano le miro irritado por ser interrumpido, pero hizo lo que se le ordeno implícitamente y debatió en voz baja con Koharu sobre los pros y contra de aceptar o no. La kunoichi les dejo claro (aunque no de forma explícita) que si se negaban ella tomaría sus cosas y a toda su familia y se irían de Konoha, diciendo que ya no hay nada que le ate emocionalmente a la aldea (Hiruzen) y buscaría otro lugar al cual llamar hogar. Las pérdidas que sufriría la aldea serian monumentales, perdiendo no solo a la única usuaria del Santōryū conocida actualmente, sino a miembros de clanes extintos con kekkei genkai poderosos ya séase el clan Yuki, el clan Uchiha y el clan Kaguya, además de que por ley Chieko es madre oficial del Jinchūriki por lo que está en todo su derecho a llevárselo de la aldea. Las pérdidas son monumentales como para darse el lujo de denegar la petición de la pelinegra. Resignados aceptaron.

-Muy bien, a partir de este momento hasta cuatro meses después Ena Kimimaro estará en estado de libertad condicional sin posibilidades de salir de la aldea hasta que su periodo de prueba concluya, quedando a cargo totalmente tanto de su prueba como de su estadía en Konoha su ahora hermana mayor Ena Chieko ¿Entendido?-

-Si Hokage-sama-

-Bien, ve y encárgate de instalar al niño en tu casa y mañana retomaras tus actividades como consejera. Ven temprano, hablaremos sobre lo que te perdiste por tu tardanza-

Kimimaro vio curioso como Chieko se estremeció ante lo ultimo dicho por su ahora Hokage, inclinándose de forma respetuosa cuando ella lo hizo y saliendo calmo de la oficina.

No pasaron ni dos segundos de que la pareja salió por la puerta para que los ancianos empezaran a despotricar indignados.

-Esa muchachita no para de traer perros callejeros a nuestra aldea, no entiendo por qué decide darles el camino de la redención en vez de cumplir con su deber y eliminarlos de una vez-

Tsunade estaba demasiado cansada como para mandarlos a la mierda, mas no se perdió lo que decían aquel par de viejos engreídos para usarlo en un futuro y de paso tener una idea de la opinión que tienen sobre la muchacha, siendo que gracias a que desenmascaro a Shimura los meses pasados la opinión pública sobre el consejo cayó en picada y son muy pocos los ninjas que quieren trabajar bajo sus órdenes a diferencia de antes.

Esperara a que se vayan para poder sacar la botella de sake que tenía escondida en su escritorio, el dolor de cabeza no se pasara solo.

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