Senshi no Fukkatsu

Naruto
F/M
Gen
G
Senshi no Fukkatsu
author
Summary
Samantha Rodríguez fue declarada muerta el día de su cumpleaños numero 40, consagrándose heroína mundial. Ahora los ángeles necesitan un favor, jurando que una vez terminado podrá descansar en paz.
Note
¡Hola! Esta historia ya esta publicada en fanfiction.net a través de mi usuario Sonrisas Rotas, no hay plagio ni robo de contenido porque soy la misma autora en distintas plataformas.
All Chapters Forward

Calma

El sol apenas se asomaba por las montañas del este, anunciando el comienzo de un nuevo día. El tiempo era agradable, los animales del bosque saliendo de su letargo mientras las calles de Konoha empezaban a cobrar vida.

En la residencia Ena la mayoría de sus habitantes seguían durmiendo, siendo los dos jóvenes pelinegros los únicos despiertos. Anoche tanto Zabuza como Kakashi volvieron de sus respectivas misiones acompañados de los menores, los cinco cayendo exhaustos sobre sus camas ni bien cenaron. Chieko como buena mamá gallina fue y arropo a cada uno, deseándoles buenas noches en silencio. Itachi y ella se quedaron un tiempo despiertos viendo que les hacía falta para mañana al ser el cumpleaños del Uchiha menor; ambos acordaron festejar como venía haciendo la de ojos dorados junto a su hijo: lo dejarían dormir hasta tarde, almorzarían en familia la comida favorita del menor y a la tarde si él lo desea invitar al resto de su equipo y algunos de su generación a que pasen el rato, pero conociendo al azabache lo más probable es que no. No podían culparlo, ser social no es su fuerte y el acoso que recibía a diario de parte de las niñas empeoraba en este día por lo que preferían tenerlo en casa para evitar malos ratos.

Al final sin querer terminaron durmiendo en la cama de la pelinegra al hacer las cosas allí, por suerte esta era lo suficientemente amplia para que ambos descansaran cómodos.

La primera en despertar fue Chieko, parpadeando lentamente mientras se acurrucaba inconscientemente en lo que ella pensaba era su almohada, apretándola contra su cuerpo cuando su ‘almohada’  soltó un ronquido suave. Allí abrió los ojos con rapidez y se congelo al sentir el calor que desprendía lo que tenia apresado entre sus brazos y piernas, para relajarse al reconocer a la persona que abrazaba, dejando que su rostro se apoyara de nuevo entre las suaves cerdas negras como alas de cuervo, sus pulmones llenándose de la esencia a bosque que desprendía su amigo. En algún momento de la noche ella abrazo a Itachi pensando que era su almohada, apresándolo entre su pecho donde sentía la respiración del cuervo chocar contra su piel descubierta mientras ella dormía sobre su cabeza. Se despego con lentitud, temiendo perturbar el sueño del muchacho y tratando que el agarre de hierro que tenia sobre su ropa se aflojara con unos sencillos masajes en las manos. Cuando logro levantarse y salir de la cama arropo al Uchiha mientras ella metía todo lo necesario a su baño para asearse correctamente, los rayos de sol apenas vislumbrándose por el horizonte cuando empezó con su rutina.

A los veinte minutos salió fresca y como nueva, sonriendo suavemente al ver al cuervo acurrucado abrazando a su almohada. Fue hasta la ventana y corrió las cortinas, evitando así que los rayos solares perturbaran su sueño. Se acerco hasta donde descansaba lo que para ella era su primer hermano, dejando un suave y casto beso en la frente descubierta, saliendo en silencio de la habitación para ir a comprobar a los demás miembros de su familia y cerrar las cortinas así descansaran más tiempo.

Ya en la cocina empezó con la tarea de cocinar el desayuno, calculando el tiempo exacto para dejar todo listo. Comprobando el reloj de pared eran apenas las seis de la mañana, así que decidió que iría a comprobar el jardín antes de empezar a cocinar, conociendo de sobra que ni bien sientan el olor de la comida se levantarían y ella pretendía que todos descansaran hoy un poco más.

Estaba terminando de regar su huerta cuando sintió un peso extra sobre su espalda, riendo suavemente al girar y atrapar al cuervo entre sus brazos. Contrario a la creencia popular Itachi no era una persona de las mañanas, siendo lo opuesto a su hermanito. Desde que lo conoce el cuervo sufre a la hora de despertar, estando hasta media hora en un estado somnoliento cuando se siente seguro en el entorno, siendo costumbre cada vez que la vea recién levantado ir hasta donde esta solo para desplomarse encima de ella en una extraña pero a la vez tierna forma de despabilarse y despertar a su cerebro por completo de una vez. Chieko sonríe suavemente mientras deja que Itachi se acurruque en su cuello, pasando sus dedos en las hebras negras en un tierno masaje, tarareando una dulce melodía.

-Buenos días Onēchan-

Se separo lentamente, soltando un bostezo tan tierno al final que no pudo resistirse, atrayendo de vuelta al Uchiha mayor a sus brazos, este mismo sin poner resistencia alguna.

-Buenos días Otōto-

Estuvieron unos minutos así, dejando que los rayos solares les acariciara la piel con su calor, oyendo como los pájaros cantaban sus melodías naturales al despertarse al fin.

-¿Vamos a preparar el desayuno?-

-Mmm-

Los dos entraron abrazados, dispuestos a empezar el cumpleaños de su persona preciosa juntos por primera vez en años. Mientras Itachi preparaba las naranjas para exprimirlas oyó a su lado como Chieko comenzaba a tatarear inconscientemente, la melodía era una que jamás había escuchado, sus ojos siguiendo los pasos casi saltarines de la mujer, tardando unos segundos en entender que en realidad estaba bailando. Su cuerpo curvilíneo se movía al compas de la melodía que tarareaba, yendo de a un lado a otro repitiendo el mismo pasó lateral. Sonrió, la escena enternecedora calentando su corazón, dándose cuenta al fin que estaba en casa.

Chieko se dio cuenta del peso de una mirada en su nuca, dándose vuelta con curiosidad, encontrándose con un cuervo sonriente, dándole una sonrisa igual en respuesta cuando lo vio a los ojos. Siguieron con lo suyo, ahora una canción de su tiempos adolescentes llegando a su memoria, cantando en su mente la letra mientras tarareaba la melodía suavemente.

``Cae el Sol en tu balcón
Y el ritual se terminó
La verdad es que no ha sido fácil
La verdad es que no ha sido fácil para los dos
Sigo aquí esperando por ti…´´

Rememorando con cariño y nostalgia su época adolescente donde descubrió la magia del rock argentino junto a los distintos sub géneros que lleva consigo el rock en sí, recordando la noche de lluvia intensa con su mejor amigo y primos cantando a todo pulmón en el Cosquin Rock, bebiendo cerveza como si fuera agua y metiéndose a los pogos sin pena dejándole sus cosas importantes a su prima. Sonrió con añoranza, sus ojos dorados brumosos al estar perdida en sus recuerdos. Salió de sus recuerdos cuando sintió la olla hervir, apresurándose a apagar el fuego y evitar que se queme su contenido.

Un aroma delicioso inundo el lugar, los dos azabaches oyendo como cada uno de los miembros de la casa empezaban a despertarse de sus profundos letargos.

Dejando todo en la mesa, Chieko dejo que Itachi terminara de acomodar lo ultimo y se fue por el pasillo a despertar a los menores. Fue primero con su hijo, yendo hasta la cama desordenada, soltando un suspiro dividido entre la resignación y diversión al ver las mantas en el piso, con su hijo desparramado sobre su cama roncando levemente. Incluso le paso su hábito de mal dormir a su hijo. Negando sonriente se acerco con cuidado, sentándose sobre la cama en un espacio vacío, tomando el hombro de su vástago mientras su otra mano iba a su cabello, masajeándolo. Unas cuantas sacudidas suaves bastaron para despertarlo, Naruto sonriendo somnoliento al reconocer la figura al frente, sonriendo aun mas cuando su madre le beso la frente susurrando un cálido ‘Buenos días’ con sus labios aun en su frente.

-El desayuno ya está listo, aséate un poco y ve al comedor ¿De acuerdo?-

-Claro Okāchan-

-No olvides que hoy es el cumpleaños de Sasuke-kun, Naru-chan-

El rubio negó con efusividad, sacándole unas risitas a su madre quien le volvió a besar la frente como una corta despedida, yendo ahora a despertar al agasajado del día de hoy.

Se paro en medio del marco, sus ojos dorados guardando la imagen de un Sasuke completamente dormido y relajado, un flash cruzando por su mente recordando como el niño despertaba entre llantos y gritos saltando a sus brazos cuando la reconocía. Sacudió su cabeza con fuerza, alejando aquellos recuerdos oscuros, hoy era un día brillante para todos.

Se sentó al borde de la cama, pasando su mano por aquellas hebras negras con suavidad, acariciando lentamente hasta el rostro aniñado que poco a poco iba perdiendo esa tierna grasa de bebé, dando lugar a un rostro afilado y hermoso en unos años. El adolescente poco a poco empezó a reaccionar, sus parpados revoloteando tratando de abrirse al sentir las suaves caricias en su rostro. Dejo su mano acunando la mejilla pálida del niño, sus tonos de pieles contrastando mucho, viendo como aquellos ojos ónices se abrían somnolientos, brillando como las estrellas en medio de una noche de luna nueva cuando la reconocieron. Dejo un beso entre sus cejas, uniendo sus frentes por un momento cerrando sus ojos. Se separo lentamente, sonriendo radiante cuando se dio cuenta del suave rubor que pintaba las mejillas del azabache.

-Feliz cumpleaños Sasuke-

La sonrisa pequeña pero radiante que recibió de parte del menor fue suficiente para que su corazón latiera contento, suficiente como para decir que puede morir en paz al recuperar la sonrisa sincera de Sasuke.

-El desayuno está listo, prepárate y ve al comedor ¿Si?-

El asentimiento que recibió podría haber parecido a ojos de los demás el típico que daba el muchacho, frio e indiferente, pero ella vio las pequeñas y casi imperceptibles diferencias, como ese leve aumento de velocidad en el movimiento o sus ojos que derrochaban felicidad escondida en lo brillante de su mirar.

Cuando llego al comedor faltaban los dos niños y ella en la mesa, todos los demás ya establecidos en sus lugares comunes, algunos todavía sacudiéndose el sueño del cuerpo, Kakashi, y otros completamente frescos, como Zabuza y Haku. Chieko se acerco a este último, dejando un casto beso en la frente mientras murmuraba un ‘Buenos días’, yendo después con los mayores dándole besos en sus mejillas como saludo*.

Nadie podía quejarse de la extraña forma de saludar de la única mujer de la casa, disfrutando infinitamente de aquellos gestos cargados de amor y cariño hacia ellos. Como siempre la mujer se sentó en la cabecera, sonriendo radiante a todos, los menores de la casa acomodándose en sus lugares respectivos cuando llegaron y terminaron de saludar.

-Oi chico-

Zabuza interrumpió la acción de los demás de servirse la tentadora comida al llamar al Uchiha menor, este levantando su rostro con una expresión indiferente, una de sus cejas arqueadas como único símbolo de pregunta.

-Feliz cumpleaños niño-

La cara sorprendida de Sasuke fue para todos el regalo del día, el moreno sonriendo arrogante al ser el que provoco esa reacción en el orgulloso adolescente.

-Feliz cumpleaños Sasuke-kun-

-Feliz cumpleaños Sasuke-

-¡Feliz cumpleaños teme!-

Los saludos consecutivos de los demás saco de su sorpresa al menor, desviando su mirada lejos de los demás al sentir que no podría controlar su sonrojo.

-Sasuke-

Miro al frente a la persona que le llamaba, sus ojos ónices encontrándose con otros iguales que le miraban cálidamente, agitando algo en su pecho.

-Feliz cumpleaños Otōto-

No sabe qué fue lo que le hizo reaccionar, tal vez el tono suave con el que lo dijo, tal vez el amor que sintió en cada palabra que salió de la boca de su hermano, o tal vez eran sus deseos ocultos profundamente en su corazón que ignoro todos estos años al añorar un mundo donde no se hubieran separado, o tal vez fue todo eso junto pero cuando sintió las lagrimas acumularse en sus ojos no negó el abrazo que le fue ofrecido, ocultando su rostro en el cuello de la pelinegra usando los largos cabellos que ama para ocultarse de los demás, dejándose consolar por las suaves caricias que le daba la mujer en sus cabeza, inhalando profundamente buscando calmarse la esencia floral de ella.

Se perdió completamente las miradas suaves que le dieron todos, también se perdió las sonrisas pequeñas que todos le dedicaron al verlo acurrucarse en la mujer cuando las lagrimas hicieron acto de aparición. Como será que la única mujer de esta extraña familia conoce a los más pequeños que ni bien el Uchiha mayor termino su saludo se levanto de su lugar y se acuclillo junto al azabache, reconociendo de lejos sus ganas de llorar pero también conociendo el gran orgullo que porta como para permitirse hacerlo frente a todos ellos.

Después de calmarse el resto de la mañana paso sin problemas, la mayoría riendo entre dientes en el almuerzo al ver la faceta adorable del Uchiha al ver lo que comerían hoy: omusubi con okaka, junto a una ensalada de rojos tomates y cherrys; los ojos oscuros del muchacho brillando como si fueran dos faroles al ver la comida y las expresiones de satisfacción pura que hacia cuando los probaba.

Todos rieron audiblemente cuando la pelinegra le pregunto si desearía invitar a la tarde al resto de su equipo y algunos de sus compañeros de generación a la casa a pasar el rato, solo para recibir un gesto de asco puro del menor al solo imaginar al par de kunoichis pisando su hogar y acosándolo sin parar.

Bueno, nadie más vendría además de Hiriko obasan, Akiyama ojisan, Kenshin-sensei, Hideo y Daiki. Chieko no podía negar que le molestaba un poco el hecho que no se llevara con alguien más de su edad aparte de Naruto, Haku no contaba al ser dos años mayor que él, tolerando mas la presencia de personas mayores que de chicos de su edad. Pero también su cerebro le recordó que ella en su infancia fue igual en sus dos vidas, recordándole que se hizo amiga del almacenero de su barrio y que la presencia de los dos vendedores en su casa se debía solamente a ella.

Bueno, no es nadie para criticar.


El hecho que Sasuke pase su cumpleaños casi encerrado no fue impedimento para sus fanáticas acosadoras. Cuando Chieko salió de su casa junto a Zabuza para ir a comprar algunas cosas para cocinar en lo que resta de la semana tardaron el doble de lo que normalmente lo harían cuando varias chiquillas se cruzaban en medio de su camino para pedirle por favor que le entreguen sus presentas al Uchiha.

En las cinco primeras Zabuza se divirtió mucho al ver la irritación escondida de la mujer alta, conociendo de sobra sus celos y posesividad con ellos. Era como una loba mostrando sus dientes mientras cubría a sus crías detrás de ella. Después cuando no podían dar ni dos pasos sin ser interrumpidos por alguna mocosa la irritación de ambos fue en aumento, provocando que la veintésima vez que los estaban por detener el lleve su mano a su Kubikiribōchō mientras gruñía de forma amenazante al trió de mocosas que se pusieron en medio de su camino, un brillo sádico instalándose en sus ojos al ver como temblaban como hojas para luego desaparecer sin más, librándolos al fin.

Cuando creían que estaban librados un par de voces chillonas y lastimosamente conocidas para el par les obligo a detenerse de nuevo, ahora el hombre sin hacer ningún esfuerzo de ocultar su molestia.

-¡Chieko-san!-

Llegaron al frente dos niñas, una rubia ceniza y una pelirosa, que miraban de reojo al ninja espadachín que cubría con su figura imponente a la mujer con la que querían hablar.

-¿Si, Ino-chan y Sakura-chan?-

-Quisiéramos pedirle un favor- 

La sonrisa cortes tembló un poco, golpeando disimuladamente al hombre detrás suyo cuando se dio cuenta que su mano iba al mango de su espada. Las dos niñas se miraron entre si y asintieron juntas. Para sorpresa de los dos adultos ambas se inclinaron correctamente en una posición de noventa grados mientras decían al unisonó.

-¡Quisiéramos que nos entrenara Chieko-san!-

-¿Eh?-

Los dos mayores se miraron entre sí.

``¿Qué carajo?´´.

-Emm, es un honor que me consideren lo suficientemente apta para enseñarles pero… ¿Por qué?-

Las niñas dejaron de inclinarse, mirándose confundidas entre sí.

-¿Esas chicas no le dijeron porque la querían de maestra?- la cara en blanco de los dos adultos las confundió aun mas- ¿No es eso que le pedían esas niñas que a cada rato le detenían?-

-No, esas mocosas querían…Agh-

Zabuza fue interrumpido de inmediato, el codazo que recibió de parte de la pelinegra cortándole el aire y obligándolo a agacharse unos centímetros. Sintió sus vellos crisparse al ver la sonrisa espeluznante que le daba, suficiente motivación para callarse.

-Realmente esas niñas me pedían lo mismo que ustedes pero al no poder explicarme sus razones tuve que rechazarlas-

El espadachín ni siquiera estaba sorprendido de la gran habilidad que poseía Chieko para mentir sin que nadie se diera cuenta, al fin y al cabo eran ninjas.

``Así que se olvidaron del cumpleaños de Sasuke, este año fuiste bendecido mi joven pupilo´´.

Por dentro Chieko reía locamente, extasiada de que las acosadoras numero uno de su pupilo hubieran pasado por alto la fecha importante de hoy, casi ahorcando a Momochi por casi meter la pata, ocultando la gran bolsa que llevaban con los regalos de las otras fanáticas. Ella llevaría el recado, dependía totalmente del Uchiha si los recibiría o le tiraría los dulces a Naruto y le daría los chocolates a ella como todos los años, quemando las otras cosas con un éxtasis que podría ser preocupante pero como tanto ella como su hijo sentían lo mismo cuando lo hacía no debía ser tan malo.

Vio con sus ojos dorados como las niñas hacían el esfuerzo de mantener su mirada enfrentada con la de ella, intencionadamente dejo salir un poco de su chakra para ver sus reacciones. El par de adolescentes temblaron inconscientemente al sentir el poder que emanaba la mujer pero en ningún momento bajaron su mirada. ``Hmp´´. Su chakra volvió a la normalidad, las niñas pasaron su prueba.

-Bueno, después de lo que paso en el Valle sin Fin… nos dimos cuenta que la diferencia de habilidades y poder entre nosotras y usted es abismal, casi imposible de alcanzar…-Zabuza rio entre dientes al ver el pequeño sonrojo que pintaba las mejillas de la mujer. ``Linda´´.- Además de que usted peleo junto al Sandaime ayudándolo a costa de su vida, y con lo que me conto Sakura de lo que paso en el País de las Olas y en el Bosque de la Muerte- en ese momento Ino miro de reojo al hombre que estaba silencioso detrás de la mujer, como una sombra guardiana -Pues queremos llegar a ser por lo menos un poco como usted, y si las historias son verdad significa que no hay nadie en esta aldea que pueda ayudarnos más que usted-

-¿Qué historias?-

Los ojos dorados le miraban curiosos ¿Es posible que la joven frente a ellas no fuera consiente de los rumores sobre si? Bueno, era comprensible al haber estado inconsciente por tres días para luego ir inmediatamente a juicio por su amigo pues nadie tendría tiempo de oír los chismes sobre su persona, no cuando tienes prioridades de vida o muerte.

-Bueno…- ahora fue Sakura quien hablo- Cuando se filtro la información sobre las acciones de Shimura también se entremezclaron muchas cosas entre los civiles y ninjas… como el hecho que usted aprendió todo el estilo de las espadas sola y sin ayuda alguna, como también el hecho que la mitad de jutsus que usa con su kekkei genkai los invento usted misma, y que a pesar de su edad fue capaz de criar a dos niños mejor que cualquier otro padre y…- Sakura estaba nerviosa de decir lo último, pero al ver la sonrisa suave de la pelinegra le ayudo a calmarse lo suficiente -Y que usted es algún tipo de deidad o regalo que los dioses mandaron para el bienestar de Konoha…-

Ellas se perdieron como Chieko se tensaba de repente al oír la última afirmación, su sonrisa cayendo por unos microsegundos solo para volver a la normalidad sin problemas. Zabuza no se lo perdió, mirando de reojo a su amiga.

-Vaya, quitando lo ultimo no puedo negar los otros, pero eso no me da una respuesta concreta del porque quieren que les enseñe-

-Bueno, en realidad…-

-…No queremos quedarnos atrás de nuestros compañeros-

``Oh´´.

-Usted Chieko-san es capaz de mantenerse al lado de sus compañeros, siempre peleando codo a codo con ellos, cuidándose entre los cuatro sin que nadie sea considerado de menos o que necesita ser protegido por el resto, siendo muchas veces la cabeza del grupo, algo raro para la mayoría de kunoichis en equipos donde la mayoría son hombres como en nuestro caso-

 Ino se detuvo de repente, como si lo que diría a continuación le afectara de sobremanera; Sakura se dio cuenta de esta y prosiguió por ella.

-Y… no queremos que nuestros compañeros sufran algo grave solo por el hecho de querer protegernos, nosotras también queremos ser capaces de protegerlos. Y-yo no quiero que pase lo mismo que en los exámenes chūnin, Sasuke y Naruto se lastimaron gravemente cuando pelearon contra Gaara por tratar de protegerme, nunca sentí tanta impotencia al no poder hacer nada por ellos y tener que rezar para que alguien más fuerte y útil que yo venga a nuestra ayuda…-

La voz de la pelirosa se fue quebrando poco a poco, sus manos cerrándose en puños apretados mientras obstinadamente trataba de mantener las lagrimas a raya; se harto de llorar, se harto de ser la que ve las espaldas de sus compañeros mientras ellos arriesgan su vida en cada misión mientras ella se queda segura detrás de ellos, está harta. Salió de sus pensamientos oscuros cuando sintió una mano cálida y conocida sobre su cabeza, alzando su mirada que en algún momento la bajo, sintiendo como su corazón tartamudeaba al ver como la kunoichi mayor le limpiaba el resto de lágrimas furtivas, sonriéndole suavemente.

-Sus razones son puras y nobles chicas- ambas le miraron esperanzadas -Pero yo no puedo tomarlas como mis estudiantes, por lo menos no ahora- Chieko dejo que sus manos descansaran en sus cabezas en un gesto consolador -Con todo lo que paso no es seguro permanecer a mi lado, muchos ninjas que pertenecieron a RAIZ juraron que moriría bajo sus manos, los ataques se volvieron constantes en los últimos días, por eso siempre salgo con alguno de los chicos, ya sea con mi equipo o con mi familia para evitar ser acorralada. Si ocurre un ataque cuando estoy con ustedes jamás me perdonaría si alguna sale dañada por mi culpa-

Ino y Sakura bajaron su mirada, entendiendo. Era obvio que quedarían secuelas después de esa batalla, uno seria el aumento de amenazas y atentados contra la vida de la pelinegra; pero aun así albergaron una pequeña esperanza. Asintieron decaídas.

-Pero…- alzaron rápidamente sus cabezas que los adultos se preguntaron si no le dio un latigazo en la columna -Conozco a alguien que puedo decir que es más fuerte que yo, alguien que si le cuentas las mismas razones que me dijeron a mí les aceptara de inmediato: Tsunade-san-

-¿Usted cree que la Godaime nos acepte?-

-Como dije, si le cuentan lo mismo que me dijeron a mí las aceptara sin dudas. Si temen ser rechazadas pues me tomare el tiempo de hablarle a Tsunade-san una vez nos reunamos de ustedes y sus objetivos ¿De acuerdo?-

-¡Mmm! ¡Gracias Chieko-sama!-

El brillo esperanzado que las dos muchachitas emanaban fue suficiente para que Chieko les regalara un abrazo a cada una, viendo con una mirada suave como se iban parloteando emocionadas sobre su nuevo entrenamiento. Zabuza rio detrás de ella, girándose un poco arqueo una de sus cejas en señal de pregunta.

-¿Qué sucede?-

-Nada Chieko-sama-

Fue algo digno de presenciar como la cara en blanco de la mujer poco a poco se iba transformando en una de conmoción total mientras el rojo invadía sus mejillas ardiendo como dos pequeñas manzanas.

-¡Cállate!-

Y entre risas burlescas y gritos de parte de la peculiar pareja de espadachines fueron ya sin inconvenientes de nuevo a su hogar, el más alto burlándose de cómo la más baja había pasado por alto el honorifico al dejarse llevar por los sentimientos que despedían las niñas.

Aun cuando caminaba enfurruñada delante de él no pudo evitar centrar su mirada en su figura, viendo como la larga trenza negra se balanceaba junto a los pasos enojados de su dueña, preguntándose internamente porque se había tensado cuando le dijeron sobre que era considerada una diosa.

Tal vez eran cosas sin importancia.


Una semana, una semana completa en que Chieko actuaba de forma extraña. Si no se encerraba en su cuarto murmurando cosas y escribiendo como si la vida se le estuviera yendo, se iba todo el día a la Torre Hokage con una cantidad de papeles que fácilmente formarían un libro. Ni siquiera comía con ellos como antes; a pesar de que les cocinaba y hacia la mitad de las cosas que haría normalmente ya no pasaba tiempo con ninguno de ellos, como si les estuviera evitando a propósito

Y se sentía como la mierda misma.

La mayoría de los hombres (descontando a Haku) ya habían armado más de cien teorías conspirativas al respecto de la actitud rara y esquiva de la mujer, yendo desde un genjutsu raro y de gran nivel que es capaz de afectarle hasta que en realidad tenía otra familia que formo afuera de la aldea y ahora la va traer. También había una razón que cruzo por la mente de todos, que era completamente normal pero de ser cierto les destruiría su corazón.

Chieko se canso de todos ellos.

No podían culparla, ser la única mujer entre seis hombres podría ser agotador para cualquiera, súmenle los caracteres de cada uno con las mañas que llevan encima no sería raro que buscara alejarse un tiempo de ellos.

¿Pero si se iba para siempre y los abandonaba?

Ese era el miedo que albergaban sus corazones, todos estando de acuerdo que si no fuera por ella ninguno de ellos estaría ahí, formando parte de una familia y saboreando la felicidad todos los días. Hubieran seguido todos con sus pensamientos deprimentes si no fuera que alguien toco la puerta de la entrada principal.

Ninguno tenía las fuerzas necesarias para atender, decidiendo que no querían ver a nadie mientras se hundían en su depresión. Haku fue el único que fue a ver de quien se trataba, su naturaleza amable no le permitía ignorar el llamado.

Cuando llego escoltado por un anbu los cinco se enderezaron de sus posiciones desparramadas en los sillones o en el suelo, mirando curiosos al ninja detrás del adolescente.

-Todos los residentes de la casa Ena son solicitados en la oficina del Hokage ahora, Uchiha Itachi incluido-

Zabuza gruño audible, todos asintiendo interiormente al sentimiento de incertidumbre que expreso en ese sonido el jōnin. Así los seis partieron rumbo a donde fueron solicitados siendo escoltados por el anbu, recibiendo miradas curiosas de los transeúntes al ver a todos los miembros masculinos de la familia Ena pasear unidos sin la mujer.

Cuando llegaron a las puertas de la oficina de la Godaime Kakashi fue el que llamo a la puerta, abriéndola despacio cuando le dieron el permiso, encontrándose de lleno con un escenario un poco perturbador para ellos.

Tsunade se encontraba en su escritorio, su rostro apoyado en sus manos entrecruzadas mientras estas se apoyaban en la madera; Jiraiya apoyado casualmente detrás de ella en la ventana; Kenshin, Daiki y Hideo sentados en uno de los nuevos sillones que la Hokage pidió para su oficina por sugerencia de la consejera, esta misma al lado de la Godaime parada recta sonriéndoles suavemente al verlos ingresar.

Con un gesto silencioso de parte de la rubia los seis hombres se acomodaron por la habitación, los adultos dejando que los menores descansaran en el otro sillón disponible mientras ellos quedaban parados firmes. Tsunade suspiro cansinamente, mirando de reojo al heredero del clan Masao. Este entendió, realizando sellos desconocidos incluso para los Uchihas, demostrando que era uno de los jutsus secretos de su clan.

-Disculpen por eso, pero todo lo que se va a hablar en esta cuatro paredes no puede y no debe filtrarse de ninguna manera-

Los solicitados asintieron rígidos, la confusión ardiendo en sus pechos al no encontrar razones para tanto secretismo.

-Fueron solicitados aquí porque mi consejera quiere contarles algo que se considera un secreto nacional; Chieko, tienes la palabra-

La de ojos dorados suspiro dándose ánimos.

-Esto que voy a contarles solo lo saben las personas que vieron presentes desde que entraron y el difunto Sandaime Hokage- los hombres se tensaron ante la información -Seguramente se habrán dado cuenta de algunas incongruencias en mis actos, como el simple hecho de estar en el sitio exacto en el momento adecuado- los seis asintieron al unisonó -Además de que en cierto sentido puedo saber en quien confiar o no al instante y saber quien meceré misericordia y quien no- los ojos miraron de forma disimulada al trió de ninjas renegados -Bueno, hay una razón clara mas no sencilla sobre eso; lo que ocurre es que esta no es mi primera vida, sino que es la segunda que estoy viviendo-

El silencio inundo el lugar, la pelinegra decidiendo parar ahí dándoles el tiempo de asimilar la información. Los seis hombres estuvieron en silencio por una par de segundos, luego para sorpresa de todos los demás suspirar aliviados al mismo tiempo.

-Así que solo era eso-

Zabuza dijo en voz alta, recibiendo tarareos de acuerdo con él de los demás.

-Bueno, lo tomaron mejor de lo que creíamos-

Comento entre divertido y desconcertado Jiraiya.

-¿Cómo que era ‘solo eso’?-

Kenshin fue quien cuestiono igual de perdido que todos, viendo como su alumna seguía en una especie de shock por la reacción de los que ella considera su familia.

-Bueno… Chieko estuvo rara toda la semana, sentimos que nos estaba evitando a propósito y nosotros…umh… creímos que se harto de nosotros y estaba buscando la manera de alejarse de nosotros-

Fue Kakashi quien respondió por todos, por suerte su máscara escondiendo sus mejillas ardientes al expresar en voz alta sus temores.

-¿Qué? ¡No! Jamás me alejaría de ustedes, son mi familia y mi vida-

Ahora los seis bajaron las miradas avergonzados, además de tratar de evitar que se notaran los profundos sonrojos que asaltaron sus rostros. Los hombres del equipo Kenshin reían disimulados; ellos sintieron lo mismo cuando fueron ascendidos al ver que la pelinegra realizaba mas misiones en solitario que con ellos, solo para que ella misma destruyera sus miedos al contarle la verdad y las razones detrás de sus tantas misiones en solitario, igual como hizo ahora.

El ver con sus propios ojos cómo se desplomaban en el sillón y sillas repartidas en el lugar como si un yunque de una tonelada se le levantara de los hombros fue un gran indicio de cómo se sintieron estos días los hombres de la casa Ena, la mujer de la familia sintiendo la culpa envolver su corazón al provocarles sin querer esos sentimientos, el hacerlos sentir insuficientes e inseguros era algo que nunca se perdonaría. Empezaría expiando sus pecados cocinándole sus comidas favoritas a cada uno, luego se dedicaría a mimarlos el cien por ciento, haría hasta lo imposible para alejar esas sombras oscuras en su corazón que les hacían tener dudas sobre su amor hacia ellos.

-Onēsan-

Haku fue el primero en recomponerse, tal vez no lo demostró exteriormente pero también estuvo preocupado del distanciamiento de la pelinegra, solo que en vez de inventar miles de teorías que eran más locas que la anterior prefirió dejar su voto de confianza en ella y esperar a que esté lista para hablarles de lo que sea le preocupara.

-¿Si, Haku-kun?-

-¿Podrías contarnos más sobre esto y de tú, em, primera vida?-

Chieko suspiro, es un poco cansador tener que contar tu historia de vida tantas veces (no fueron muchas)y tratar de que entiendan el porqué de sus conocimientos futurísticos.

-Bueno, lo mejor será empezar del principio, antes era conocida como Samantha Rodríguez y me enliste en la guerra…-

Y como siempre, termino cuando la luna estaba en lo alto del cielo, esta vez se tardo en responder las preguntas emocionadas de su hijo, contagiando de paso a los miembros de su equipo y al sannin de los sapos, quienes la bombardearon de preguntas tales como: ‘¿Qué clase de armas usabas?, ¿Cómo era posible que se movieran a grandes velocidades si no tienen chakra?, ¿De qué trabajan si no hay ninjas?, ¿Cómo que el tamaño de la aldea es un barrio de donde ella nació?, ¿Cómo que sabe bailar?, ¿Cómo que es ilegal asesinar a tus enemigos?’, etc. ; bendita sea su paciencia para contestar cada una de las preguntas y en orden, agradecía a los dioses que ninguno cuestionara su vida amorosa, seguramente asumieron que era igual que la de ahora, incluso llego al extremo de sacar la placa de su esposo de la cadena que colgaba en su cuello, mostrándoles solo la suya y respondiendo que significaba los extraños caracteres para ellos.

Cuando terminaron y fueron despedidos de la oficina de la Hokage todos fueron directos a su hogar charlando animadamente entre sí, incluso su equipo se unió a ellos para cenar; la pelinegra yendo detrás de todos mirándolos con el amor más puro que pueda sentir, sus ojos dorados brillando relucientes a pesar de la oscuridad de la noche. Su corazón latía tranquilo, sereno, un peso en sus hombros yéndose con la brisa que pasaba al quitar por fin todas las barreras que les separaba de ellos, abriendo su alma dejándola vulnerable ante ellos, sintiendo como si respirara después de estar ahogada un gran tiempo bajo oscuras aguas al ver cómo le creían sin dudar ningún momento de ella.

Estaba feliz, estaba con su familia, estaba en casa al fin.


El mercado estaba animado hoy, rebozando de vida con las risas de los niños y los gritos de los vendedores ofreciendo sus productos. Un trió particular caminaba en medio de estos, hablando en voz baja para que cualquier cosa que dijeran quedara entre ellos.

Kakashi, Chieko e Itachi caminaban por el mercado con tranquilidad, cada uno llevando bolsas con las compras de la semana. Esta vez fueron los dos usuarios del Sharingan quienes acompañaban a la pelinegra, siendo que hace solo unos días ocurrió el último ataque de los ninjas de RAIZ, donde le acorralaron en el bosque cuando volvía de su tiempo a solas tocando su Shakuhachi acompañada de Haku. Los dos usuarios de kekkei genkai pudieron con ellos, siendo el usuario de hielo el más comprometido con matarlos de una vez. Como consecuencia de esto Tsunade organizo una búsqueda de cada uno de estos miembros dispersos en la oscuridad a cargo del rubio usuario de lava, quien con gusto acepto la misión de darle caza a estos bastardos.

Los tres iban charlando amenamente, eligiendo ignorar a propósito los susurros que les llevan siguiendo desde que fueron vistos en la parte comercial de la aldea.

Un grupo bastante amplio de mujeres y, oh sorpresa, hombres, venían siguiendo a la ‘Trinidad de los imposibles’, disfrutando enormemente la belleza que deslumbraban los pelinegros y el peliplata unidos, encandilando a la mayoría cuando los tres sonreían por algo que decía la mujer del grupo (bueno, sospechan que el enmascarado sonríe al ver su único ojo visible cerrarse en una expresión alegre).

A lo que hace referencia la Trinidad de los Imposibles es a los solteros más codiciados e inalcanzables de la aldea, siendo conformada actualmente por: Hatake Kakashi, Ena Chieko y Uchiha Itachi; siendo un pacto silencioso entre todos sus admiradores y enamorados el no buscar su amor porque son considerados ‘sagrados’  y nadie es capaz de estar a su nivel como para poder cortejarlos.

Les siguieron hasta que se distinguió el camino casi despoblado que llevaba hacia la residencia Ena, cada uno deteniéndose entre los límites que marcaron imaginariamente y suspirando soñadores al verlos sonriendo entre ellos, algunos imaginando que esas sonrisas eran dirigidas hacia sí mismos.

Los tres llegaron a su casa, entrando y soltando los suspiros contenidos en sus pechos. Caminaron hasta el comedor, viendo como Haku les servía bebidas a los invitados inesperados. Tsunade y Jiraiya le agradecían tranquilos al adolescente mientras este les sonreía suave, saludando después con un asentimiento a los hombres y dejando que la kunoichi le dé un beso en la mejilla como saludo.

-¿Tsunade-san? ¿Jiraiya-san?-

Los usuarios de kekkei genkai se fueron en silencio del lugar, sabiendo de sobra de que si la Godaime se tomo el tiempo de venir hasta su casa es porque es algo de suma importancia. Los tres fueron hasta el jardín, viendo como los menores entrenaban con el espadachín, cada uno reclamando una porción del bosque como su zona de entrenamiento.

-Disculpa por la visita abrupta Chieko-chan, pero tengo información que podría serte de importancia-

El ambiente se ensombreció un poco después de las palabras del peliblanco, miradas serias oscureciendo los ojos de los presentes.

-¿Cuál?-

-Se dice que uno de los secuaces de Orochimaru huyo de él en una búsqueda para demostrar que es un buen candidato para ofrecer su cuerpo al oír de un usuario de un chakra milagroso capaz de curar lo incurable y de traer a los moribundos de nuevo al mundo de los vivos-

-Estas diciendo que uno de los recipientes de Orochimaru escapo para buscarme-

-Exacto-

Tsunade soltó un suspiro cansino, usando una de sus manos para masajearse las sienes palpitantes. Sus acompañantes le miraron con simpatía, haciéndose una idea de la presión que tiene sobre sus hombros.

-¿Se sabe quién es?-

-El último sobreviviente del clan Kaguya-

-Kimimaro-

Los dos sannin le miraron, sospechaban que lo sabría al leer en algunas de sus fichas el nombre del seguidor de sannin desertor.

-¿Qué sugieres que hagamos? Lo encontramos nosotros primero y nos deshacemos de él o dejamos que se acerque lo suficiente; debes recordar que la amenaza de RAIZ no fue eliminada por completo todavía-

Las palabras de la mujer mayor quedaron flotando en el aire, la más joven jugando distraída con su vaso delineando el borde con uno de sus dedos mientras sospesaba las opciones sobre la mesa.

-Si los rumores son correctos y solo me busca para que lo sane significa que no sabe que Orochimaru me señalo como su nuevo recipiente, es probable que siga pensando que es Sasuke en vez de mi- los dos adultos asintieron, entendiendo su punto -Si le permito acercarse estando yo en la aldea estaría poniendo en riesgo no tan solo mi seguridad, sino la de toda mi familia pero mi deseo no es acabar con él- Chieko dejo de jugar con el vaso, dejándolo de lado y alzando su mirada dejando ver los pozos dorados brillando de forma enigmática-  Así que lo mejor será hacer lo siguiente: dejare la aldea usando de escusa alguna misión, sola, siendo seguida de cerca por mi equipo en la distancia suficiente para que nadie más se dé cuenta y que ellos puedan acudir a mi auxilio si las cosas no van como lo planeado; dejare que se acerque a mí y tratare de ponerlo de nuestro lado-

-Es arriesgado-

-Lo vale-

-¿Lo vale?-

En silencio la joven desapareció por el pasillo rumbo a su habitación, volviendo unos segundos después con un pequeño libro en sus manos, dejándolo en medio de sus invitados y con una seña pequeña invitándolos a leerlo.

Mientras los minutos pasaban las expresiones calmas de los dos sannin se fueron transformando poco a poco en desagrado puro y decepción. Cuando terminaron de leer la rubia disimuladamente limpio las lagrimas en la comisura de sus ojos, los demás haciendo como si no lo hubieran visto.

-Quiero cambiar el final de este libro, quiero darle a ese pequeño la oportunidad de vivir como todo ser humano merece, con dignidad y que su existencia sea larga y plena, no corta y llena de sufrimiento-

Los adultos asintieron, entendiendo su punto.

-Partirás en una semana, lo buscaras y cada catorce días deberás regresar para presentar tu informe y volver-

-Entendido-

Forward
Sign in to leave a review.