
Pruebas
Oculta en el espeso follaje del bosque, sus ojos oro brillaban entre las extensas hileras de hojas y lianas, confundidos con otro halo de luz solar que iluminaban la tierra. Recuerdos cruzaban por su mente, rememorando aquellos días con sus compañeros en este mismo bosque, dándose cuenta que para su opinión fue muy pronto para estos niños el cursar estas pruebas.
Su equipo tuvo dos años completos para prepararse y conocerse de tal forma que se les hizo hasta fácil los exámenes chūnin, mas los nueve novatos apenas se graduaron hace unos meses, los jōnin a su cargo eran muy confiados o muy idiotas.
Tuvo que contenerse en ayudar a sus pupilos, viendo como rápidamente se daban cuenta del impostor entre ellos y rescatando a la pelirosa de los secuestradores.
Aunque en la serie Naruto era el que utilizaban para tratar de engañarlos ahora Chieko se aseguro en recordarle a su hijo que fuera al baño antes de entrar al Bosque de la Muerte, así evitarían lo que más pudieran a Orochimaru. Estaba atenta ante cualquier firma de chakra desconocida y oscura, estando alerta a todo.
Abrió sus ojos de asombro, un escalofrió recorrió su espina dorsal cuando un chakra denso y oscuro entro en sus sentidos. Rápidamente mando una señal de chakra por el árbol, tres figuras conocidas presentándose ante ella con rostros serios, asintiendo al unisonó en su dirección. Daiki tomo su mano derecha, Hideo su izquierda y Kenshin tomo sus hombros por detrás. Entre destellos dorados desaparecieron.
Aparecieron en el momento justo en que Naruto estaba por atacar enloquecido por el chakra del Kyūbi a Orochimaru en su disfraz de ninja de la hierba. Daiki rápidamente se soltó, haciendo a gran velocidad sellos de mano al ver la gran bola de fuego que el ninja le estaba por tirar al hijo de su amiga.
-¡Suiton: Suijun (Elemento agua: Escudo de agua)!-
Una gran esfera salió disparada de su boca formándose frente al niño un escudo de agua impenetrable para el fuego, formándose nubes de vapor al chocar ambos elementos a la vez. Todos miraron sorprendidos la interrupción del jōnin, Naruto quedo pasmado ante la aparición de uno de los compañeros de equipo de su madre, relajándose sin querer cuando en medio de su vuelo fue tomado por unos brazos conocidos, recibiendo en su nariz la dulce fragancia de flores.
Chieko tomo a su hijo en brazos y fue directo con los demás niños, dejando que su equipo se hiciera cargo por el momento mientras ella los curaba.
-¿Chieko-san?-
Sakura fue la primera en salir de la impresión, acercándose en busca de seguridad a la mujer. La pelinegra dejo a su hijo junto a Sasuke, posando sus manos cubierta de chakra verde, curándolos en un instante. Siguió con la niña, dejando que su chakra corriera por su cuerpo. Una vez terminado los miro fijamente, sus ojos dorados opacos por la seriedad que los inundaban.
-Deben irse lo más lejos de aquí, ahora. Este no es un enemigo del cual puedan hacerse cargo-
-Pero Okāchan…-
-No Naruto, esa persona no es quien dice ser, es un ninja renegado de la aldea, uno de los más poderosos y peligrosos que hay-
Un escalofrió los recorrió al oír su tono de voz, carente del cariño con el que les habla siempre, ahora pareciendo mucho más a la figura ideal del ninja: sin sentimientos.
-Deben irse, mi equipo se hará cargo a partir de ahora. Recuerden que siguen en la prueba, esa es su misión ahora. Váyanse lejos ¡Ahora!-
Los pelos de su nuca se erizaron, en un movimiento rápido tomo a los niños en sus brazos y desapareció, esquivando por poco el ataque furtivo del renegado. Apareció unas ramas más abajo, soltándolos y ordenándoles con la mirada que cumplieran. Los tres genin asintieron dudosos, sin embargo no se movieron en absoluto cuando sus rostros fueron cubiertos por el terror.
-¡El Uchiha es mío!-
El ninja de la hierba logro escabullirse de sus compañeros y buscar atacarla de nuevo por la espalda. Chieko realizo a gran velocidad unos sellos, empujando a los niños detrás de ella.
-¡Shōton: Hisui no hekiga (Elemento cristal: mural de Jade)* ! –
Un gran mural de cristal dorado se formo entre ellos, de más de 15 metros de altura y con un espesor tan grueso que era imposible romperlo con solo las manos y armas. Los niños quedaron detrás del mural, oyendo claramente el choque de metales y el grito que les dio la pelinegra.
-¡Váyanse ahora!-
No les quedo otra que obedecer, a pesar de que la kunoichi los curo a los tres seguían cansados por el terror y estrés que experimentaron hace momentos, aunque su deseo sea ayudarles saben que solo serian una carga para los jōnin. Corrieron sin mirar atrás, sus corazones rezando por el bienestar de la de ojos dorados.
Los jōnin se volvieron a juntar, uno al lado del otro, mirando fijamente a su oponente, a la expectativa de un nuevo ataque. El ninja de la hierba los miro fijamente, reconociendo a cada uno. Gruño frustrada, sus planes fueron echados a perder en el momento en que aparecieron en el lugar, solo le quedaba pelear y buscar cualquier abertura para ir detrás de su objetivo.
-Vaya vaya, si no son más que el Equipo Genio de Konoha ¿A qué se debe el honor de su presencia?-
-Deja ya esta farsa Orochimaru, vinimos a detenerte-
Sin una pizca de la burbujeante personalidad que lo caracterizaba el rubio respondió por todos, viendo ante sus propios ojos como la máscara del ninja serpiente caía ante su declaración.
-Así que ya lo saben, menos mal, ya me estaba hartando de esta piel-
Como si de una película de terror se tratase el rostro de la mujer empezó a deformarse, viendo con asco disimulado como un rostro completamente diferente emergía de la boca de la mujer, abriéndose en tamaños inhumanos para dejar salir el resto del cuerpo del hombre que usaba la piel como disfraz.
Un hombre emergió de aquel espectáculo macabro, de piel completamente pálida, ojos rasgados de color ámbar con marcas purpuras alrededor y de largos cabellos negros como el carbón. Frente a ellos estaba en su máximo esplendor el legendario Sannin desertor, Orochimaru El inmortal.
Los ninjas de Konoha se tensaron, sintiendo la adrenalina correr por sus venas al ver la sonrisa arrogante que les dio, burlándose de ellos. Esperaron expectantes su primer movimiento, sintiendo como sus pieles se erizaban ante la densa sensación de muerte que despedía el hombre. Chieko dirigió sus ojos dorados al sannin, sus ojos brillando en furia al recordar las miradas aterradas de sus pupilos.
-No dejare que te acerques a ellos, así que ve descartando esa idea de tu podrida cabeza-
Orochimaru miro divertido a la mujer, era valientemente tonta a su parecer si creía que era capaz de detenerlo. Sus ojos rasgados la detallaron de arriba abajo, un brillo espeluznante destilando de sus orbes ámbar al reconocer sus espadas, provocándole escalofríos a la pelinegra al casi poder palpar el peso de su mirada. Sus compañeros se dieron cuenta de esto, cubriéndola con sus cuerpos con sus armas en alto, fulminando con las miradas oscurecidas al sannin. Este rio divertido por sus acciones.
``Así que se consideran familia, disfrutare en matarlos uno por uno´´.
Sin esperárselo, los cuatro jōnin desaparecieron de su vista, reapareciendo en un borrón rodeándolo. Los cuatro realizaron sellos de tal manera que era casi imposible distinguir sus manos, terminando al unisonó y recitando sus ataques.
-¡Shōton:Kurisutarunīdoruzu (Elemento cristal: Agujas de cristal)!-
-¡Fūton: Kazekiri no Jutsu (Elemento viento: Jutsu de viento cortante)!-
-¡Suiton: Suidanha (Elemento agua: Ola decapitadora de agua)!-
-¡Yōton: Yōgan Gurōbu (Elemento lava: Globos de lava)!-
Cristales dorados emergieron de la tierra, cubriendo en su totalidad al sannin mientras otros más se formaban en el aire, disparándose a gran velocidad contra él, algunos logrando rasgar su piel. Daiki acumulo chakra en su interior y lo expulso con fuerza de su boca, creando un chorro de agua potente, perforando todo a su paso hasta llegar a su objetivo. Hideo cruzo sus brazos en su pecho en forma de x, descruzándolos a gran velocidad creando una poderosa ráfaga de viento cortante contra el hombre, combinándose con el ataque del moreno aumentando su daño. Kenshin fue el último, lanzando varios proyectiles de lava candente a una velocidad sobre humana, quemando todo a su paso sin piedad.
Los cuatro se quedaron quietos, esperando los daños. Sabían que eso no lo detendría, mas le daría el tiempo suficiente hasta la llegada de los refuerzos. Hideo cubrió toda la zona con un genjutsu de alto nivel para evitar que pobres almas desdichadas cayeran en la pelea, siendo los únicos capaces de notarlo y desactivarlo unos colegas de su unidad que pidió específicamente que vinieran.
Fruncieron sus ceños y sus labios se convirtieron en una línea fina al ver como Orochimaru salía ileso de la combinación de sus ataques, su ropa siendo el único vestigio de que si le dieron, totalmente rasgada por los ataques de los mas jóvenes y aun soltando humo en algunas partes gracias al ataque del maestro. Rápidamente un duelo de taijutsu se dio, cada uno respaldando a Daiki mientras lo atacaban combinados. En un movimiento inesperado el ninja renegado logro empujar lejos a los hombres, la mujer esquivándolo con su Hiraishin, apareciendo al instante detrás suyo con las tres espadas desenvainadas. El sannin logro repeler su ataque con unos kunais, pero estos se rompieron ante el brusco contacto con las espadas. Su mirada brillo, el interés cobrando vida en aquellos orbes rasgados. La empujo con fuerza lejos de él, sacando otros kunais y descartando los rotos, eran inservibles.
Tanto Daiki como Chieko sintieron las firmas de chakra acercándose al lugar, debían encontrar alguna forma de llamar su atención en caso de que no haya venido el colega de Hideo para disipar el genjutsu. Con la mirada les pidió respaldo a sus compañeros, estos asintieron y volvieron al ataque, dándole tiempo de prepararse.
Trato de reunir toda la energía natural que pudiese*, su cuerpo un poco acostumbrado ya a tal hazaña. Cuando sintió que junto lo suficiente y que fue capaz de combinarlo con las energías de su cuerpo abrió los ojos, estos brillaban intensamente como si el mismo sol estuviera en ellos, indicio de que usara el Santōryū. Los cristales en sus pechos se rompieron*, rápidamente se alejaron confundiendo al sannin.
-¡Santōryū: Tatsu Maki (Estilo de tres espadas: Espiral de Dragón)!-
Chieko giro con las tres espadas creando un poderoso tornado cortante que tomo por sorpresa al hombre serpiente, destruyendo todo a su paso y elevándose por encima de los arboles, delatando su posición. Orochimaru miro con fascinación el poderoso ataque, viendo como el aura de un dragón oriental se manifestaba detrás de la mujer, atrapando definitivamente su interés.
Cuando el ataque ceso la destrucción fue lo único que se vio por todo el lugar, la luz del sol entrando sin problemas por el gran agujero que dejo sobre la copa de los arboles. A último momento el sannin utilizo una invocación de serpiente para cubrirse, la invocación desapareciendo al instante en que se calmo, totalmente herida. Miro fijamente a la kunoichi, esta estaba posicionando sus espadas para otro ataque similar al que demostró recién. Sonrió ladinamente.
-Vaya, ahora tienes todo mi interés Ena-san- relamió sus labios al pensar en lo que haría -Tienes razón, dejare en paz al niño Uchiha, encontré otro recipiente mucho mejor que el niño-
Sus pelos se pusieron de punta al ver la larga lengua bífida recorriendo su boca, sus compañeros teniendo la misma reacción. Sus palabras le produjeron un malestar en el estomago, teniendo un mal presentimiento de esto.
-¿Qué quieres decir con eso Orochimaru?-
-Lo que quiero decir es que mi nuevo recipiente serás tú Ena-san, tus habilidades superan con creces a los de un Uchiha, teniendo un extraño kekkei genkai y la habilidad de manipular la energía natural, eres una mina de oro que deseaba que la encontrara-
Abrió sus ojos con sorpresa, oyendo los jadeos horrorizados e indignados de sus compañeros. Los tres se pusieron delante de ella, cubriéndola de la mirada codiciosa del hombre, sus ceños marcados en furia.
`` ¡FUCK!´´.
-¡TOCALE UN PELO Y VERAS!- Hideo grito encolerizado, jamás permitirá eso.
-¡ATREVETE A INTERTARLO BASTARDO, TE MATARE!- Daiki gruño y grito, sobre su cadáver este hijo de puta tocara a su amiga.
-No dejare que toques a mi alumna- Kenshin hablo pausado, sereno, mortal. El aura asesina que despedía el hombre era capaz de asustar hasta las bestias del bosque.
Una calidez conocida de instalo en su pecho, el cariño desbordando de sus ojos al ver las espaldas tensas y erizadas de sus amigos protegiéndola. Su mirada se enfrió ante la macabra risa del sannin, sintiendo como su estomago se hundía al reconocer su destino a partir de ahora. Lo único que le quedaba por agradecer era en que el interés por Sasuke haya sido desplazado, sacándolo de su radar. Sonrió en su mente, pensándolo bien lo que hizo Orochimaru era facilitarle las cosas en su plan.
Antes de que pudieran seguir atacando varios anbus los rodearon, permitiendo al equipo Kenshin relajarse un poco.
-Orochimaru, quedas arrestado por tus crímenes contra la aldea- pronuncio con voz monótona uno de los enmascarados, los ninjas sensores reconociendo su chakra como el Líder Anbu del Sandaime.
-Oh, parece que mi tiempo de jugar acabo. Una lástima, tendremos que seguir esta conversación en otro momento Ena-san. Hasta entonces cuida ese cuerpo hasta que venga a reclamarlo-
Sin previo aviso el cuello del sannin empezó a estirarse velozmente en dirección a la kunoichi, los anbu trataron de detenerlo pero este los esquivaba ágilmente, haciendo lo mismo con los jōnin que se interpusieron en su camino. Clavo sus colmillos en la tersa piel de la pelinegra, presionando con fuerza en su cuello, deleitándose con sus gritos de dolor, su marca de maldición haciendo efecto. Sus ojos se abrieron en shock, la nube de humo nublando su vista, captando apenas por el rabillo de su ojo el filo de las espadas.
Retrajo su cuello a su lugar, mirando con odio puro a la kunoichi que lo miraba desafiante, sus ojos brillando antinaturalmente. Es la primera persona en burlar su marca, en su momento de distracción con la llegada de los demás anbus creó un clon de sombras y se oculto, dejando a la copia en su lugar. Cayó derecho en su trampa.
-Nos volveremos a ver Ena-san, iras a buscarme tarde o temprano-
La amenaza quedo en el aire, desapareciendo en un borrón mientras los anbus le perseguían los talones. El antiguo Equipo 12 se quedó donde estaban, procesando lo que acababa de ocurrir.
Orochimaru quiere a Chieko. Casi la marco con su maldición. Chieko lo engaño en un golpe de suerte brutal. Orochimaru prometió buscarla.
Mierda.
El silencio que los envolvía era abrumador, sus palabras cobraban más peso una vez dichas en voz alta. El Sandaime tenía su mirada oculta de los demás, haciendo imposible saber lo que pensaba o sentía. Los jōnin estaban parados rectos frente a él en su oficina, los hombres todavía tensos por su anterior encuentro, mas al ver a su miembro femenino con una mirada opaca, casi resignada.
-¿Qué paso con el equipo de Kakashi?-
-Deje que un clon mío los siguiera, se enfrentaron contra unos ninjas de Otogakure pero al estar en mejores condiciones pudieron defenderse sin problemas- contesto la pelinegra con voz monótona.
Al fin el Hokage levanto su mirada, dejando ver sus ojos cubiertos de sabiduría por los años vividos, inundados de seriedad y preocupación.
-¿Qué harás con Orochimaru?-
-Ese bastardo está muy equivocado si cree que iré por voluntad propia hacia él-
Sus palabras fueron afiladas, cargadas de desdén y odio hacia el sannin. Tres gruñidos se oyeron al unisonó, los hombres poniéndose a la defensiva de inmediato.
-No dejaremos que se acerque a Chieko-
Después de lo dicho por Daiki los demás lo secundaron con afirmaciones fuertes, declarando lo mismo: no dejarían que Orochimaru le ponga un dedo encima a la mujer. El Sandaime asintió en su dirección, conforme con sus respuestas.
-A partir de ahora tienes absolutamente prohibido partir a misiones en solitario, solo se te asignaran a misiones con equipos de más de tres hombres. Si necesitas partir por ya sabes que tu equipo te acompañara- los cuatro asintieron seriamente -Entonces no queda nada más que aclarar, pueden retirarse. Chieko-san, necesito que te quedes por favor-
Los amigos se despidieron con una inclinación formal a su líder y con abrazos reconfortantes de su compañera, susurrándole al oído promesas de bienestar. Cuando estuvieron solos el silencio volvió sin embargo este era menos pesado, menos tenso.
-Descansa este día Chieko, mañana iras conmigo a ver los equipos que pasaron la prueba-
-¿Eh?-
La mirada descolocada de la pelinegra le causo gracia, casi eliminando por poco aquel amargo sabor en la boca de su estomago al enterarse que su antiguo alumno puso su interés en su consejera. La palabra clave era casi.
-Mañana iras conmigo a ver las preliminares en la torre del Bosque de la Muerte-
-¿Qué pacto con el demonio hiciste para que el consejo aceptara eso?-
Rio con ganas, sabía que ella solo estaba tratando de aligerar el ambiente un poco. Cuando se calmo el ambiente lo hizo con él, pudiendo respirar sin presión en su pecho.
-Digamos que no fui yo quien lo hizo-
-¿Entonces quien?-
De tantos años trabajando juntos Hiruzen era capaz de leer un poco mejor que el resto a la kunoichi y podía decir con total seguridad que la misma no era consciente de la mayoría de sus gestos, como el de ahora. Cuando esta genuinamente confundida ella inclinaba un poco su cabeza como los perros cuando no entienden algo; y si se lo preguntan a él, era un gesto sumamente tierno. Ahora mismo lo estaba haciendo, su trenza balanceándose con el movimiento.
-La doctora Satō te solicito para que atiendas las heridas más graves que ocurriesen después de las batallas, dijo que eras la mejor para atender heridas graves en poco tiempo y con una gran probabilidad de supervivencia sin daños a futuro-
-Eso no me explica como el consejo dio su consentimiento-
-Digamos que puede ser más que convincente, además que sus senbon son suficientes para convencer a cualquiera-
Unas sonoras carcajadas salieron de la pelinegra, agarrándose su estomago ante tan fuerte ataque de risa. Hiruzen sonrió divertido, viendo como la mujer se retorcía de la risa, tomando bocanadas de aire desesperada mientras más carcajadas salían. A este ritmo la mortífera Kogane no yūrei moriría de asfixia por no poder parar de reír.
Cuando fue capaz de controlarse Chieko limpio las lagrimillas de sus ojos productos del fuerte ataque de risa que tuvo, inhalando profundamente aire por el preciado oxigeno que reclamaban sus pulmones. Sus ojos dorados brillaron con diversión y picardía.
``Shinobu-sensei, cuando todo esto termine si o si tengo que invitarle un trago´´.
Las presentaciones fueron hechas y las explicaciones dadas por lo que los enfrentamientos darían comienzo ahora. Con una mirada a Hiruzen, este le asintió disimuladamente mientras dejaba que sus ojos vagaran entre los genin que sobrevivieron al Bosque de la Muerte. A pasos silenciosos se alejo de su líder, caminando en dirección a unas cabelleras de colores particulares.
Kakashi fue el primero en darse cuenta de su presencia, sonriendo debajo de su máscara al ver el gesto de silencio que le hizo Chieko, guiñándole un ojo cuando le siguió el juego haciendo que no la vio. Silenciosamente se puso detrás de sus pupilos, una sonrisa zorruna plasmada en sus labios al ver que ninguno se dio cuenta de su presencia, demasiados concentrados en los nombres que daría la pantalla. En un movimiento veloz tomo a ambos adolescente de la cintura y los alzó hasta la altura de su rostro, uniendo sus mejillas en un gesto meloso solo para darles más vergüenza después de los grititos que lanzaron cuando los alzo. Rio encantadoramente al verlos completamente sonrojados.
Kakashi no oculto sus risas divertidas por las acciones de su amiga, ya acostumbrado a sus excesivas muestras de afecto en público, más si sabe que eso te dará vergüenza. Sakura trato de disimular sus risas al ver lo conmocionados que estaban sus compañeros, la presión en su pecho levantándose al ver a la mujer completamente bien y sonriendo como siempre.
-¡Okāchan! ¡Suéltanos!-
-¡Chieko!-
-¡Eres muy cruel Naru-chan! Después de días llenos de angustia al no saber cómo estaban así recibes a tu madre ¡Ni siquiera dejan que los abrace! Ahh~ los adolescentes pueden llegar a ser tan crueles…-
Chieko respondió dramáticamente mientras frotaba sus mejillas con la de los muchachos, ambos completamente sonrojados ante las acciones desvergonzadas de la mujer, aumentando su agravamiento al ver el indicio de lagrimas en sus ojos dorados poniéndolos más nerviosos. De un momento para otro la pelinegra los soltó, dejándolos desconcertados para luego saltar en dirección al peliplata, abrazándolo fuertemente mientras ocultaba su rostro en el espacio del cuello del hombre, sollozando falsamente.
-¡Kakashi! ¡Ya no quieren que los abrace! ¿En qué momento mis niños se volvieron tan fríos y crueles conmigo? -
Lloraba dramáticamente en el hombro de su amigo, restregando su rostro en la unión del hombro y del cuello del peliplata, causándole pequeñas cosquillas. Kakashi siguiéndole el juego le abrazo de igual manera, dándole palmaditas consoladoras en su cabeza y espalda, mientras negaba decepcionado en dirección a sus alumnos.
Antes de que alguno de los jōnin pudiera procesarlo fueron separados bruscamente, Chieko siendo encerrada por dos pares de brazos conocidos que le abrazaban posesivamente en la cintura, mandando miradas asesinas al peliplata que quedo con sus brazos levantados.
-¡No es cierto Okāchan! ¡Siempre querremos tus abrazos así que no busques abrazos en otros hombres!-
Sasuke apoyo lo dicho por Naruto asintiendo fervientemente, afianzando su agarre en la mujer mientras miraba a su sensei con el Sharingan activado inconscientemente.
Las sonoras carcajadas de la pelinegra no se hicieron esperar, posando sus manos en las cabelleras de los chicos sintiendo como se relajaban bajo sus caricias.
Hiruzen estaba haciendo lo imposible en contener sus carcajadas antes las acciones descaradas y juguetonas de la pelinegra, casi fallando al ver como los muchachos no tardaron menos de un segundo en separar a su maestro de su tutora y encerrarla en sus brazos evitando que se vuelvan a encontrar.
Ya una vez todos calmados se pusieron al día, después de que Chieko como toda madre sobreprotectora comprobara con sus propias manos que sus muchachos estaban bien, ni Sakura pudo salvarse de la revisión exhaustiva de la mujer. Kakashi fue el primero en hablar.
-¿Es cierto lo que me contaron sobre lo que pasó en el Bosque de la Muerte?-
La de ojos dorados barrió su mirada por toda la habitación, diciéndoles en señas que le siguieran a un lugar más apartado de todos. Cuando llegaron a una zona desocupada en la que nadie los podría oír a menos que se acercara le contesto.
-Si, con mi equipo encontramos cuando estábamos haciendo patrullaje en los alrededores de la aldea un cuerpo, este cuerpo parecía una marioneta inservible pero cuando le dimos vuelta para verlo bien tenía el rostro del sannin, se desarmo ni bien lo tocamos por lo que nos teletransporté rápidamente a donde estaba el Hokage. Cuando le contamos lo que ocurrió nos dio la misión de encontrarlo, Hideo fue el que recomendó que entráramos al bosque para descartar que se haya infiltrado como un participante. Menos mal que lo hicimos-
Esta es la historia ‘oficial’ que contarían todo su equipo, nadie debe saber que ya esperaban la llegada del hombre serpiente.
-¿Lograron capturarlo?-
La mirada ensombrecida de la kunoichi fue suficiente respuesta, todos tensándose ante lo que eso significaba: Orochimaru seguía libre.
-¿Qué es lo que quería?-
Chieko acerco a los muchachos a su cuerpo, su agarre siendo más fuerte de lo necesario.
-A ti Sasuke-
Los jadeos ahogados de Naruto y Sakura pasaron a segundo plano ante la mirada oscurecida de Kakashi. Sasuke se tenso en su agarre, inconscientemente acercándose más al cuerpo femenino mientras agarraba con fuerza parte del haramaki de la pelinegra.
-No se preocupen, Orochimaru cambio sus intereses y ya no estará detrás de Sasuke-
Sus ojos dorados captaron completamente como todos se relajaban ante lo que dijo, el agarre del azabache en sus ropas perdiendo fuerza con el tiempo.
-¿Cómo estas tan segura? ¿Quién es su nuevo objetivo?-
Kakashi sintió sus entrañas retorcerse en su interior al ver como la pelinegra evitaba su mirada y su rostro se deformaba en un ceño enojado pero preocupado a la vez, su cuerpo tensándose por completo.
-Yo soy su nuevo objetivo-
El frio los azoto sin piedad, Kakashi mirando fijamente a Chieko en busca de mentiras, su corazón cayendo en un vacio al darse cuenta que era pura verdad. Naruto y Sasuke sellaron sus brazos en su cintura, sus miradas preocupadas logrando sacudir su pecho al verlos reacios a dejarla sola. Sakura tapo con sus manos su boca, ahogando a tiempo su grito.
Los genin recordaban el terror que les invadió por completo cuando estuvieron frente al ninja renegado, recordaban perfectamente los ojos vacios y opacos de la pelinegra cuando les pidió que se vayan, dejando entrever profunda preocupación por ellos. Ahora ese ser completamente aterrador estaba detrás de la mujer que hasta ahora solo les dio felicidad.
No lo permitirían.
Orochimaru deberá cruzar el infierno ida y vuelta si pretende tocarle un solo pelo a la de ojos dorados.
-¿Hokage-sama lo sabe?-
-Si, desde ahora tengo prohibido partir a misiones en solitario, solo puedo ir a misiones con mi equipo o con escuadrones de más de tres hombres-
El peliplata asintió seriamente. ``Le pediré a Hokage-sama que me tenga en cuenta para estas misiones, no permitiré que se la lleven´´. Chieko vio lo tensos que se encontraban todos, por lo que decidió intervenir, ahora su prioridad era pasar las pruebas, no ella. Sus manos tomaron los rostros de sus pupilos, sus miradas preocupadas se encontraron con la suya, dejo suave besos en sus entrecejos, sintiendo como se relajaban ante el dulce contacto. Cuando sintió que estaban mejor se soltó de su agarre y acerco a la pelirosa a su cuerpo, abrazándola. Sakura se sorprendió al principio pero rápidamente se relajo en el calor reconfortante de la mujer. Dejo ir a la niña y fue directo con su amigo, abrazándolo por igual. Kakashi dejo que su rostro buscara refugio en su cuello, inhalando su dulce aroma relajante. Suspiro, separándose lentamente, dejando que sus grandes manos cubrieran aquellos hombros descubiertos, dándoles un suave apretón.
Solo el equipo 7 sabía lo que significaba la mujer para cada uno de ellos, no permitirán que se la arrebaten. Nunca.
Las preliminares dieron comienzo, Chieko se separo del equipo siete y ahora está parada al lado del Hokage cumpliendo su propósito de venir. Kabuto fue el único que dio un paso atrás a las batallas alegando que por culpa de una lesión sufrida en la anterior prueba se quedo sin chakra. Sin que nadie lo supiera Daiki fue detrás del vasallo del sannin desertor, buscando cualquier señal de signifique traición.
Ya cuatro encuentros se dieron y ninguno necesito de su intervención inmediata, dejando que los enfermeros y otros médicos de la torre se hicieran cargo. Sasuke Uchiha, Shino Aburame y Kankurō pasaron a la tercera etapa ganado sus peleas, Sakura Haruno e Ino Yamanaka se noquearon mutuamente por lo que ambas quedaron descalificadas. Tanto Kakashi y Chieko cruzaron miradas durante esta pelea, asintiendo entre ambos, parece que la pelirosa dejara de ser una carga para su equipo.
El tablero dio nuevos nombres: Temari vs Tenten. ``Ahora empieza lo bueno´´. Cruzo sus brazos, sus ojos dorados atentos a lo que ocurría ahí abajo. Tenten empezó primero pero Temari demostró estar a otro nivel al esquivar cada uno de los ataques con armas de la niña. El duelo estaba destinado a ser corto, el nivel de diferencia entre ambas era muy visible. Aunque Tenten hizo su mejor esfuerzo la kunoichi de la arena solo necesito realizar un solo ataque para terminar con todo.
-¡Kamaitachi no Jutsu (Jutsu: Hoz comadreja)!-
Una poderosa ventisca azoto el lugar, formando un tornado que encerró a la kunoichi de la hoja sin escapatoria, las poderosas ráfagas de viento cortando su piel como si fuese papel, noqueándola en el aire. Cuando el ataque se disipo Tenten cayó sin fuerzas, Temari ya la esperaba con la punta de su abanico para recibirla. Antes de que el cuerpo de la inconsciente niña recibiera más daños desapareció ante la mirada atónita de todos.
-Di quien es la ganadora Hayate, yo me llevare a la niña a la enfermería-
Todos siguieron el origen de la voz, viendo a una bella mujer pelinegra con excéntricos ojos dorados sosteniendo con delicadeza a la inconsciente ninja. Chieko no tenía intenciones de intervenir pero su cuerpo actuó por su cuenta, su mente recordándole que ella era alumna de su antiguo sensei, por lo tanto en cierto sentido era su compañera, o mejor dicho, era su hermana menor marcial junto a los que conformaban su equipo. Asintió en dirección a Hiruzen, empezando su camino hacia la enfermería mientras le daba un poco de su chakra a la agotada niña, escuchando de fondo las preguntas escandalosas del pequeño clon de su sensei.
-¡Oye espera! ¿¡Quien eres!?-
-Cálmate Lee, ella le ayudara-
-¿Eh? ¿Acaso la conoce Gai-sensei?-
-¡Claro que sí! ¿Cómo no voy a conocer a mi primera alumna?-
-¿¡QUE!?-
La mayoría miro impresionados al jōnin verde, este sonreía abiertamente al recordar los años que entreno a una jovencita que ahora era toda una mujer, orgulloso de cómo salió a proteger a sus hermanos de estudio.
-¡Kakashi-sensei! ¿Eso es cierto?-
Tanto el Uzumaki como el Uchiha miraban a su maestro en busca de respuestas, incluso los demás genin a su alrededor le miraron esperando su respuesta.
-Es verdad, fue hace como cinco años, si no mal recuerdo en ese entonces Chieko tenía quince años-
Lee miraba con estrellas en sus ojos a su sensei ¡La famosísima Kogane no yūrei fue alumna de Gai-sensei! Sus deseos por conocerla se fueron al espacio al ver el cariño implantado en los ojos de su maestro al hablar de ella. Neji por primera vez estaba interesado en lo que decía el mayor, habiendo oído mucho de aquella kunoichi, miro de reojo a aquel rubio escandaloso y a él azabache arrogante, por lo que se decía la mujer se hizo cargo de ellos desde pequeños. Interesante.
Ajena a lo que provoco la pelinegra llego junto al Sandaime, este le asintió en reconocimiento, sintiendo una fría mirada sobre su persona. Miro de reojo, encontrándose con unos ojos turquesas claros que le miraban fijamente.
``Bueno, parece que me gane la atención del futuro Kazekage, parece que tengo un don especial para atraer a los perturbados´´.
Otra batalla se dio, Konoha ganando gracias al intelecto de Shikamaru.
-Parece que tus instintos no fallan Chieko-san-
-Todavía nos queda la tercera etapa, Hokage-sama-
Los dos sonrieron disimuladamente, consientes de toda la audiencia que les rodeaba. Un nuevo combate se anunciaba: Naruto Uzumaki vs Kiba Inuzuka. Hiruzen vio divertido como la mujer se adelantaba un poco de su posición, lo mismo hizo con el combate de Sasuke, para ver mejor y que los muchachos pudieran verla mejor.
A diferencia del anime aquí Naruto no recibió el sello de Orochimaru por lo que sus reservas de chakra se llenaron rápidamente, su condición de Jinchūriki curándolo en todo el tiempo que espero por lo que estaba en igualdad de condiciones con el chico Inuzuka. Chieko sonrió ante cada golpe que su hijo pudo propinarle al mocoso confianzudo, y su ceño se oscurecía ante cada herida que recibía de parte de este. Casi se cae de su lugar cuando su hijo realmente hizo lo que paso en la serie: se le escapo un pedo y eso le sirvió de ventaja ante el sensible sentido del olfato de los Inuzuka. Resoplo, tratando con toda su dignidad en guardar sus carcajadas, casi siendo imposible al ver las caras agraviadas de su equipo, en especial la del Uchiha. Al final el rubio salió vencedor, girándose en dirección a su madre, sonriendo mientras alzaba su pulgar. Respondió con una sonrisa igual, el orgullo brillando en sus orbes doradas.
La mujer se tenso en su lugar al ver los nombres de los siguientes combatientes: Hinata Hyūga vs Neji Hyūga. Sin que nadie se diera cuenta creo cristales sobre la pista de combate, conociendo de sobra el final de esta pelea. Sonrió inconscientemente al oír a su hijo animar a la heredera Hyūga, sacándola de su nube de miedo y llenándola de valor.
La batalla fue pareja por un tiempo, a pesar de todo Hinata era la heredera del clan, por lo que seguramente sus entrenamientos eran más exigentes que los de cualquiera porque todos piensan que es débil por su naturaleza tímida. Cuan equivocados estaban, de solo ver como la niña se defendía de todos los ataques de su primo sin dudar y ni temblar eran pruebas suficientes para ella de su valor. La pelea fue inclinándose a favor de Neji, Hiruzen tuvo que tomar del brazo a la pelinegra cuando esta hizo amague de intervenir cuando vio como Hinata escupía sangre.
Los dos primos siguieron su pelea, Hinata levantándose una y otra vez cada vez que Neji la derribaba, los ataques del chico siendo más mortíferos con el pasar de los segundos.
-Si no me sueltas ahora tendrás un mayor problema después Sarutobi-
Hiruzen veía atentamente la pelea, soltándola cuando vio que la vida de la heredera corría peligro.
- Shōton: Hisui no hekiga (Elemento cristal: mural de Jade)-
Antes de que alguno de los jōnin intentara detener al muchacho Hyūga una gran pared de cristal se materializo frente a los dos, separándolos y deteniendo a Neji de seguir cuando más cristales surgieron de esta en su dirección, si no se detenía a tiempo hubiera sido empalado por una de estas.
Todos miraron asombrados los cristales dorados, estos se quebraron en mil pedazos cuando Chieko hizo presencia en la pista, apareciendo entre destellos dorados al lado de Hinata mientras esta desfallecía en sus brazos. Inmediatamente empezó a curarla, su chakra en estado puro brillando en el cuerpo de la niña.
-¿¡Acaso te volviste loco niño!?-
La dulce voz de la pelinegra se transformo rápidamente en una voz cargada de ira, estremeciendo a todos los presentes por su fuerza. Tomo a la inconsciente heredera en sus brazos sin dejar de pasarle su chakra, haciendo lo posible en tratar su corazón para evitar posibles secuelas en un futuro.
-Perder o ganar es insignificante ante el precio de una vida-
Con esas últimas palabras abandono el lugar entre destellos dorados, no había tiempo que perder. Un viento helado cruzo por todo el lugar, enfriando el ambiente con todos adentro. Gai solo sacudió su cabeza en decepción, Neji acaba de ganarse una posición en la lista negra de la kunoichi.
Cuando estuvo segura de que la vida de Hinata estaba fuera de peligro le asintió a los médicos de allí, diciendo sin palabras que la dejaba en sus manos. Sin tiempo que perder activo el Hiraishin, apareciendo al lado del Hokage en medio del apogeo de la pelea, Rock Lee contra Gaara, Lee ya había abierto la cuarta puerta del dolor. Hiruzen vio como Chieko posicionaba los dedos de su mano derecha en un sello, sabiendo que lo mejor no será detenerla como hace rato, por el bien de Rock Lee.
Lee realizo su máximo ataque: Loto escondido, destruyendo casi toda la pista y creando una poderosa nube de tierra por el duro impacto del cuerpo de Gaara. Su cuerpo se tenso, sus ojos nunca perdiendo de vista al ninja de Konoha, quien salió rodando y completamente exhausto. Los jadeos de sorpresa no se hicieron esperar cuando fue visible de nuevo el lugar, el daño era mayor pero aun así el ninja de Suna seguía consiente porque logro convertir a tiempo su calabaza en arena.
Desde el suelo Gaara comando a su arena atacar a Lee, este apenas y estaba consciente, tratando de escapar pero su cuerpo imposibilitado para responder. Antes de que la arena pudiera atraparlo Chieko activo su jutsu.
-Shōton: Kurisutarushī (Elemento cristal: Mar de Cristal)*-
La arena se congelo en pleno movimiento, cristalizándose por completo ante los ojos atónitos de los ninjas de Sunagakure. Dos figuras se hicieron visibles frente a Lee, protegiéndolo. Chieko y Gai estaban frente a un casi inconsciente Rock Lee que veía con sus ojos aguados como su maestro y su hermana mayor marcial lo protegían. Los dos pelinegros se miraron de reojo, asintiendo.
-Llévelo a la enfermería Gai-sensei, yo misma iré a atenderlo-
Con un leve ‘Si’ Gai le dio la espalda al genin de Suna para tomar con delicadeza el cuerpo de su alumno inconsciente, desapareciendo en un borrón verde del lugar.
Gaara seguía en shock al ver toda su arena inutilizada, la bestia en su interior rugiendo de rabia ante la intervención de la desconocida mujer, su sed de sangre descontrolándose casi por completo. Chieko sintió las turbulencias en su chakra, rápidamente hizo sellos con sus manos y se teletransportó frente al niño, tocando con sus dedos índice y medio la frente del pelirrojo.
- Hijutsu: Komori-uta (Jutsu secreto: Canción de cuna)*-
Una gran ola de chakra salió de sus dedos transmitiéndosela al niño, calmando a su bestia. Su chakra circulo por todo su sello, llegando a la prisión dentro de su cuerpo donde Shukaku habitaba, calmándolo por completo y evitando así que tome control del niño. Gaara le miro fijamente, jadeando imperceptiblemente al ver la dulce sonrisa que la pelinegra le dedico.
Su cuerpo cedió sin fuerzas, siendo sostenido suavemente por la mujer. Tomo al pequeño niño en brazos, desapareciendo de ahí y apareciendo de vuelta entre destellos dorados frente a los hermanos del niño. Les sonrió suavemente, tratando de demostrarles que no era un enemigo. Les tendió con delicadeza el cuerpo del muchacho, siendo la adolescente quien reacciono primero recibiéndolo entre sus brazos. Chieko les sonrió a los tres, atreviéndose a poner sus manos en las cabelleras ajenas ante la absoluta sorpresa que les provoco con sus acciones. También dejo que su mano vagara por la cabellera del pelirrojo, dejando que un poco más de su chakra circule por su sistema, así Shukaku estaría tranquilo por un par de días más permitiéndole dormir al pequeño. Se alejo del trió, ignorando como los tres la miraban en estado de shock.
Salto a la pista, realizo un sello de mano con su mano derecha deshaciendo todos los cristales, dejando listo el lugar para el último enfrentamiento. Ignoro olímpicamente las reacciones de sus amigos y familia y solo le asintió al Sandaime, para luego desaparecer del lugar entre destellos dorados.
Apareció en medio de la enfermería, ya la mayoría acostumbrados a sus apariciones abruptas. Se acerco a la camilla de Lee, tomando el informe que le acerco un enfermero. Los demás médicos se alejaron del muchacho, dejando todo en manos de la pelinegra. Junto todo su chakra en sus palmas, estas brillando de un oro puro; acercando sus palmas al cuerpo del genin y dejando que su chakra fluyera por todo su cuerpo, curando todo a su paso. Estuvo así por un par de minutos, nadie quería interrumpir tan maravilloso espectáculo, el cuerpo de Lee siendo envuelto en una estela dorada hasta cubrirlo por completo. Poco a poco fue disminuyendo su transmisión de chakra hasta que aquel distintivo color desapareció por completo, alejándose del cuerpo del niño mientras una enfermera le pasaba un vaso de agua.
Todos miraron expectantes al inconsciente muchacho, Gai siendo uno de los más ansiosos. Todos soltaron suspiros contenidos cuando el niño gimió en voz alta, cada uno volviendo a sus funciones dejando a los dos pelinegros a cargo del chico.
Lee poco a poco fue abriendo sus ojos, gimiendo en voz alta cuando quiso sentarse por su cuenta. Sintió como rápidamente dos manos le sujetaban con delicadeza, colocando almohadas detrás de él para sostenerlo. Cuando pudo abrir bien sus ojos dos caras conocidas le recibieron, ambos con sonrisas amorosas en sus caras.
-¿Gai-sensei? ¿Chieko-senpai?-
Chieko miro a su antiguo sensei con una sonrisa divertida en su rostro, este le dio su mejor pose de niño bueno provocándole unas risas.
Parece que tiene un nuevo kohai que cuidar.