
Cambios
Era un día despejado, con las gaviotas rondando en lo alto del cielo llamándose entre sí. El equipo 7 estaba listo para partir, los dos genin recién incorporados ansiosos de seguir con su misión.
-¿Estas segura de esto Chieko?-
Todos estaban listos para partir, menos la kunoichi mayor. Todos se sorprendieron cuando en la mañana dijo que no iría con ellos, que aprovecharía su entorno en medio del agua para meditar y recuperarse.
-Por decima vez Kakashi, si. Sé que parezco normal pero anoche gaste casi todo mi chakra en los chicos y en ti, si no lo hubiera hecho lo más probable era que ninguno de los tres este en perfectas condiciones para ahora-
El peliplata suspiro, conocía demasiado bien a la pelinegra para confirmar que eso es cierto, Chieko muchas veces (por no decir siempre) deja atrás su bienestar por los otros poniéndose como ultima prioridad. Pero también sabía él porque quería quedarse, dada su condición especial es peligroso para ella salir a una posible batalla sin sus reservas de chakra llenas, convirtiéndose en un estorbo según sus propias palabras.
Se miraron fijamente, tratando cada uno de leer lo que sus ojos decían. La pelinegra suavizo su mirada, y en un movimiento atrevido por los espectadores a su alrededor, tomo la mano del peliplata, cubriéndola con las suyas.
-Estaré bien Kakashi, ustedes son los que me preocupan-
El jōnin disfruto un poco más del contacto, entrelazando sus dedos en una promesa silenciosa entre ellos.
‘Estaremos bien’.
Después de un par de palabras más entre los jōnin y abrazos para los menores el equipo siete partió en dirección al puente con su cliente, dejando atrás a la kunoichi junto a la hija del constructor.
-Tsunami-san-
La mujer se sobresalto, en ningún momento espero que la kunoichi se dirigiera a ella por el percance de anoche entre sus dos hijos, Tsunami no sabía cómo verle a la cara a la más alta cuando llego a la hora del desayuno con los dos adolescentes de la vergüenza que sentía ante las crueles palabras que dijo su hijo en la cena.
-Me disculpo por mi exabrupto anoche y mis duras palabras en contra de su hijo, no controle mis emociones y deje que mi enojo tomara el control de mis acciones y palabras. Gomen'nasai- la jōnin se inclino ante la mujer, dejando en claro su arrepentimiento.
-¡N-no es necesario Ena-san! Mi hijo se sobrepaso ayer con sus palabras, debería ser yo la que esté pidiendo disculpas en este momento- Tsunami se altero al ver las acciones de la pelinegra, sorprendida hasta lo más profundo ante sus disculpas, inclinándose al mismo tiempo -Siento mucho las acciones de mi hijo anoche Ena-san, Gomen'nasai-.
Ya todo aclarado entre las dos mujeres, sonrientes entraron al hogar, la civil siendo ignorante de la mirada calculadora de la kunoichi.
Obviamente todo lo que dijo sobre su agotamiento de chakra era una mentira, sus reservas estaban más que llenas y listas para usarse. Pero Chieko sabía lo que ocurriría dentro de unas horas, prefiriendo ser ella la que se quedara atrás para poder llevar a cabo su plan sin problemas, confiaba lo suficiente en Kakashi para que se hiciera cargo del puente hasta su llegada.
Era hora de jugar.
-Kakashi-sensei-
-¿Mmm? ¿Si, Naruto?-
Los cuatro ninjas junto al constructor iban en camino al puente, yendo hasta ahora en un cómodo silencio que fue roto por el rubio del lugar.
-¿Puede decirme que fue eso en la casa?-
El peliplata estaba confundido, miro a su alumno que sorpresivamente se puso a su lado hoy cuando la mayoría de las veces prefiere estar delante de todos, guiando al grupo. Se dio cuenta también como el Uchiha se ponía en su otro costado, sintiéndose levemente acorralado. Suspiro internamente, teniendo una leve sospecha de lo que ocurría.
-Siendo sincero Naruto, no puedo entender de lo que me estás hablando-
-De eso que paso antes de que nos fuéramos, de cómo mi Okāchan le tomo sus manos y usted entrelazo sus dedos ¿Acaso tiene sentimientos por mi Okāchan, sensei?-
Por todos los cielos, no le digan que hasta ellos sospechan de una supuesta relación. Kakashi podía oír las risas estridentes de la pelinegra resonando por su cabeza. Suspiro, es mejor cortar de raíz las cosas antes de que empeoren, nadie sabía si en un futuro se volvía objetivo de las famosas bromas del Uzumaki porque estaba celoso de él.
-Ya se a donde quieres llegar con esto Naruto, y como hemos aclarado miles de veces con Chieko, no. No estamos saliendo, no somos pareja y definitivamente ninguno de los dos siente algo más fuerte que una sincera amistad- las miradas sospechosas de sus alumnos le obligaron a suspirar en voz alta, ya estaba harto de siempre lo mismo ¿Era tan difícil creer en una amistad sincera entre un hombre y una mujer? –Si todavía desconfían de mí por lo que paso hace rato, pues hice lo que siempre funciona con Chieko para calmar sus preocupaciones: tocarla. No me miren así, ustedes más que nadie saben lo demostrativa que es Chieko con sus emociones físicamente, siendo que siempre busca de alguna manera hacer contacto físico con los que ella quiere. Cuando está preocupada siempre tomo su mano en una muestra de que sigo aquí y de que no debe temer, que estaré bien y volveré; así como ella también lo hace cuando yo estoy preocupado. Así que no, con Chieko no tenemos una relación romántica entre nosotros, solo somos muy buenos amigos, como lo es con Hideo-san y Daiki-san-
Los muchachos le quedaron mirando fijamente un buen rato, para luego asentir entre ellos y adelantarse a todos. Kakashi soltó un suspiro, relajándose un poco al hacer entender a sus alumnos su situación con la pelinegra. Era sabido por toda Konoha lo sobreprotectores que era los adolescentes con la mayor, siendo la única ignorante de todo este asunto ella misma. Unas risitas se oyeron detrás, viendo de reojo como Sakura ocultaba su sonrisa en su mano.
Sus cejas temblaron levemente, gimiendo internamente por su suerte. Justo a él le toca liderar el equipo donde no solo está el hijo de su maestro que también era el hijo adoptivo de su amiga sino que además estaba su otro pupilo que desde que tiene memoria ha estado enamorado de ella. Maldita sea su suerte.
Cuando llegaron fueron recibidos con una dura imagen: todos los obreros yacían en el suelo, inconscientes y algunos soltando gemidos de dolor, no quedaba nadie en pie.
-Un segundo ¡Que rayos es todo esto!- Tazuna no podía creer lo que sus ojos veían, todos sus amigos regados en el suelo como simples muñecas de trapo -¡¿Qué paso?! ¡Alguien estuvo aquí! ¡Alguien los ataco!-
``Pudo haber sido…´´
Una espesa neblina cubrió rápidamente el lugar, alertando al jōnin.
-¡Sasuke, Naruto, Sakura! ¡Prepárense!-
Los cuatro rodearon inmediatamente al constructor, tratando de vislumbrar algo en la densa neblina.
-Kakashi-sensei ¿Es Zabuza verdad? Este es su jutsu de ocultarse en la neblina-
-Lamento haberte hecho esperar Kakashi, veo que aun sigues con esos mocosos a tu lado. Mira, esos dos todavía tiemblan, lamentable-
Siete clones de Zabuza rodearon el equipo, haciendo temblar mas a los muchachos, pero por razones equivocadas. Dos risas burlonas y arrogantes se oyeron por todo el lugar.
-Estamos temblando por la emoción- respondió el azabache por los dos.
-Adelante Sasuke, Naruto- ordeno Kakashi, confiado.
Antes de que pudieran atacar los clones fueron eliminados uno por uno a una velocidad alarmante, convirtiéndose en charcos de agua alrededor del grupo. Los dos genin quedaron de espaldas, sonriendo arrogantes ante su logro.
-Ahh, con que pudieron ver que eran clones de agua ¿Eh? Los tontos están mejorando- la misma figura del ninja rastreador apareció detrás del espadachín -Creo que ya tienes rivales Haku-.
-Eso parece-
Chieko estaba meditando en el techo del edificio cuando los sintió, sus orbes dorados brillando intensamente ante la expectativa de su próxima batalla.
Espero unos minutos, ocultando su presencia de aquellos mercenarios, esperando el momento justo para atacar. Cuando aquellas presencias cruzaron sobre su sello desenvaino a Shūsui y Yubashiri juntas, activando el Hiraishin desapareciendo entre destellos dorados.
Destellos dorados se hicieron presentes adentro, donde ese par de mercenarios estaban a punto de tomar a Tsunami como rehén.
-Yo no haría eso si fuera ustedes-
Su voz resonó por todo el lugar, apareciendo en medio de ambos mercenarios con sus dos espadas apuntando a las gargantas de sus contrincantes. Inari observaba fascinado como las caras de los hombres que antes le amenazaron divertidos ahora palidecían al ver en el filo de las cuchillas sus muertes.
-¡¿Qui-quien diablos eres tú?!- grito uno de los rufianes, viendo con pavor la filosa espada en su garganta, un solo movimiento y seria su fin.
-Oh, qué mal educado de mi parte. Pueden llamarme Chieko, pero soy más conocida como la Kogane no yūrei de Konoha-
Los mercenarios temblaron, reconociendo ese nombre al instante.
-Inari, toma a tu madre y llévala al baño- el pequeño nombrado la miro, aun sin poder creer lo que veía -¡Ahora!- reacciono de golpe, corriendo a donde yacía su madre, tomándola de la mano y llevándola consigo.
Cuando la pelinegra sintió sus presencias lejos se permitió sonreír sádicamente, helándoles la sangre a sus víctimas.
-¿Por qué no vamos a dar un paseo? Como sabrán es muy difícil sacar el rojo del piso-
Un solo grito se oyó en la casa antes de que desaparecieran en nuevos destellos dorados.
El par de madre e hijo se quedaron abrazados con fuerza encerrados en el baño, temblando incontrolablemente ante el espeluznante grito que resonó por todo su hogar.
-Tsunami, Inari, ya es seguro salir-
La voz dulce pero firme de la kunoichi les saco de su trance, aun con la desconfianza a flor de piel aquel par salió del baño, acercándose con pasos lentos y cautelosos a la cocina. Al llegar esperaban ver una carnicería en el lugar viendo al rojo carmesí adornar el lugar, mas cuando llegaron solo vieron a la jōnin parada sola en medio del lugar, envainando sus espadas y sin ningún rastro de los otros ninjas. Tsunami tembló levemente al ver un poco de restos de sangre en una de las espadas, alejando su vista al no poder soportar la frialdad con que la otra mujer limpiaba las cuchillas sin problemas.
Chieko se acerco a ellos, su mano brillando en aquel chakra verde, buscando lesiones en alguno de ellos. Cuando no encontró nada asintió para sí misma y se alejo del par.
-Dejare un clon de cristal para que los custodie, debo irme con los demás al puente- mientras decía esto la kunoichi realizaba unos sellos con sus manos a gran velocidad -Shōton: Suishō Kyō (Elemento cristal: Espejo de cristal de jade)-.
De las palmas de sus manos extendidas un espejo de cristal en forma de copo de nieve se formo en medio del salón para el asombro de los civiles. Otro par de sellos le siguió, recitando en voz alta el nombre de su técnica.
- Suishō Bunshin no Jutsu (Jutsu: clon de cristal de jade)- de aquel espejo emergieron cuatro figuras iguales a la pelinegra, impresionando aun mas a los familiares del constructor. Una de las copias se acerco al par, sonriéndoles amigablemente y quedándose a su lado. La verdadera Chieko les asintió, sus otros tres clones desapareciendo en destellos dorados para la consternación de los demás. La pelinegra estaba por hacer lo mismo pero decidió dejar un último mensaje.
-Inari- el niño la miro inmediatamente, aun estaba cohibido alrededor de la mujer por sus palabras anoche –Déjame decirte esto: ‘el valiente vive hasta que el cobarde quiere’. Este dicho no habla de cualquier valiente, habla de aquellos que han hecho del miedo su arma de poder. En aquellas palabras se resume la vida misma, así que escúchame bien: cuando ya te han quitado tanto que ya no te pueden quitar ni el miedo, es en ese preciso momento cuando los "cobardes" se organizan y salen a luchar, logrando lo que antes creían imposible, logras que los "valientes" tiemblen ante ellos ahora-
Dichas sus palabras desapareció entre nuevos destellos dorados, dejando en aquella pequeña familia una pequeña chispa que en poco tiempo formara un fuego imposible de apagar.
La esperanza estaba volviendo a florecer en sus pechos y no hay nada que alguien pueda hacer para evitarlo.
No estaban en una situación favorable. Sus dos alumnos quedaron atrapados en aquel jutsu de hielo con el ninja farsante dentro, siendo heridos constantemente con las veloces agujas senbon, defendiéndose como podían. Aunque tuviera deseos de ayudarles no podía, Zabuza interponiéndose ante cada oportunidad que tuviera de ir a socorrer a sus alumnos.
Una nueva rafaga de senbon salió a grandes velocidades de los espejos, poniendo en alerta a los prisioneros adentro, esperando con los cuerpos tensos la nueva ola de ataque, mas ninguno llego. Todos miraron asombrados como todas las agujas eran repelidas por algo que no podían ver, impidiendo que salgan más dañados de lo que estaban aquel par.
Kakashi se relajo y Zabuza lo noto, aprovechando la bajada de guardia del peliplata. Levanto su Kubikiribōchō dispuesto a terminar con esto, mas no pudo llegar a su objetivo, sintiendo como era pateado con fuerza desde su costado derecho, sacándole el aire de un solo golpe. Retrocedió de un salto, examinando con mucha atención al nuevo intruso.
Una mujer se presento en el lugar, cubriendo con su cuerpo al jōnin de Konoha, de largos cabellos negros recogidos en una trenza y de unos llamativos ojos dorados; no podía negar que era hermosa ante los ojos mortales.
Puso la gigante espada en su hombro, analizando la apariencia de la mujer, destacando en su brazo derecho el hitae tae con el símbolo de Konoha tallado. ``Vaya, con que tenemos a los refuerzos´´ pensó mientras miraba fijamente las tres espadas en la cintura de la kunoichi, sus ojos brillando de sádica alegría al reconocer a la persona frente suyo. Sonrió debajo de sus vendas, pronunciando con voz ronca el nombre de aquella mujer.
-Miren nada más, si tenemos el honor de estar frente a la famosísima Kogane no yūrei, la única espadachín con vida conocida en manejar tres espadas a la vez- relamió sus labios, ansioso por cruzar espadas con aquella mujer.
- Y tu eres el famoso Kirigakure no Kijin, maestro de la Kubikiribōchō y miembro de los Siete Espadachines Ninja de la Niebla, es un honor al fin conocerte- la mujer sonrió levemente junto al otro espadachín.
-Estas desactualizada preciosa, ya no formo parte de ellos- el tono más la palabra que uso para referirse a la kunoichi puso los pelos en punta al peliplata, entrecerrando sus ojos en dirección al mercenario.
-No estoy equivocada, una vez te conviertes en espadachín lo serás por siempre ¿No es cierto cariño?- la forma en que le contesto junto al nuevo apodo provocaron las risas del moreno. Un brillo despiadado cruzo sus ojos, recibiendo la misma mirada de la mujer; ella le agradaba.
-Puedes llamarme Zabuza muñeca-
-Entonces llámame Chieko, Za~bu~za-
Todos miraban el intercambio entre los dos ninjas, sin poder creer lo que sus ojos les mostraban ¿Acaso… estaban coqueteando? ¿En serio?
-Creo que tendré que dejarte de lado Kakashi, no es de caballeros dejar esperando a una dama- la diversión macabra brillaba en aquellos pozos marrones más al ver como la sonrisa en la cara de la espadachín crecía con sus palabras.
Chieko desenvaino a Zangetsu, este vibraba ante la emoción de su maestra con el nuevo rival, deseando absorber el alma y sentir el sabor de la dulce sangre de nuevo en su hoja.
La ceja del peliplata tembló levemente ante lo dicho por el mercenario ¿Por qué cuando alguien mostraba abiertamente sus intenciones para nada inocentes con Chieko sus alumnos estaba lejos? Era como si la vida se burlara de él al dejar que sus alumnos lo interroguen y analicen sus acciones con su amiga pero cuando alguien coqueteaba sin vergüenza con ella ninguno de los dos estaba presente. Qué suerte de mierda tiene realmente.
Antes de que Zabuza pudiera moverse él se posicionó a gran velocidad detrás de su espalda, con un kunai listo para perforar su carne. El ex ninja de Kirigakure reaccionó a tiempo, esquivando el golpe y enviando uno de vuelta con su gran espada en contra del jōnin de la hoja. Gruño exasperado, girando su vista en dirección a la pelinegra.
-Lo siento primor, debo deshacerme primero de él para poder atenderte como corresponde- incluso tenía el descaro de poner una expresión desconsolada, como si estuviera disculpándose con su amante -Pero no te preocupes, dejaré que te entretengas mientras me encargo de las molestias-
Cinco clones de agua se formaron rodeando a la kunoichi, esta los observaba divertida antes las acciones descaradas de su creador, sintiendo hasta ahí las oleadas de irritación que desprendía su amigo peliplata.
Bueno, hora de bailar.
El sonido de cuchillas chocando era lo único que se oía por todo el puente, habiendo eliminado de un solo golpe de Zangetsu a los clones para unirse inmediatamente a Kakashi contra Zabuza.
Un destello dorado se hizo presente, dos katanas chocando contra la gran espada, sacando chispas por la abrupta fricción en sus filos. Zabuza sonrió, distinguiendo en la espesa neblina otro destello igual, dejándolo solo con el clon de la espadachín.
En un movimiento inesperado por parte de la pelinegra esta tomo de la cintura al peliplata, sorprendiéndolo y obligado a cerrar sus ojos cuando las distintivas chispas doradas aparecieron en su visión junto al hundimiento de su estomago al estar en medio de aquel salto espacio-temporal. Iba a reprocharle por tal acción arriesgada pero las palabras murieron en su garganta al ver la filosa y dura mirada en aquellos pozos dorados. No entendía que había hecho para ganarse el enojo de la mujer cuando un apretón firme en su mano le hizo sisear del dolor.
``Ah, por eso´´.
Ahora lo entendía. En silencio la kunoichi dejo que sus palmas brillaran en aquel característico verde, posicionando su diestra en el pecho y su izquierda en la mano, dejando que su chakra trabaje en las laceraciones del cuerpo del mayor. Fueron cuestión de segundos, las heridas completamente cerradas, sin siquiera dejar marcas que indicaran que alguna vez estuvieron ahí.
Estaba por retirar sus manos cuando fueron apresadas por otras más grandes cubiertas de guantes, evitando mirar al hombre frente suyo, no quería ver esos ojos que con solo una mirada le harían ceder y olvidar su enojo. Kakashi unió sus manos, llevándolas a su rostro y dejando un casto beso en sus dorsos, la tela de su máscara haciendo contacto con la suave piel. Miro de reojo a su amigo, reprendiéndose mentalmente al instante al ver esos ojos inundados de tristeza, pareciendo un cachorro pateado buscando su perdón. Trato de resistir, pero otro beso fue dejado ahora en las palmas de sus manos, cediendo al fin ante la disculpa no verbal del peliplata.
Al fin se digno a mirarlo, suavizando su mirada y dejando que su diestra acunara la mejilla del hombre. Sabía que estaba sonriendo por sus ojos completamente cerrados, deseando quitar la máscara y ver con sus propios ojos de nuevo aquella bella sonrisa.
El momento fue roto cuando el sonido de cuchillas se hizo más evidente dentro de su rango de audición, sintiendo el chakra ajeno acercarse velozmente. Con una rápida sucesión de sellos de manos la neblina a su alrededor de disperso con fuerza, siendo eliminada al no poder luchar con las poderosas correntadas de aire que rodeaban a la mujer, formando una cúpula alrededor de los ninjas de la hoja.
Ojos dorados y negros vieron el momento justo en que el clon de la pelinegra era atravesado sin piedad, transformándose en pequeños trozos de cristal ámbar esparcidos por la brisa del mar.
Los jōnin estaban listos para volver a pelear cuando un estremecimiento los azoto a los tres, dirigiendo sus miradas asombradas al lugar donde la cúpula de hielo descansaba. Un sudor frio les recorrió la nuca, sus bellos erizándose al sentir la esencia diabólica del chakra que salía a mansalva de su interior. Chieko no dudo un instante, desapareciendo entres chispas de oro para ir a socorrer a sus pupilos, dejando a ambos hombres terminar con su encuentro.
Chieko llego en el momento en que su hijo mandaba a volar de un puñetazo en la cara a Haku, dejándolo aturdido mientras tomaba control del chakra de Kurama. Pero había un problema: Naruto no estaba reaccionando. Seguía en posición de cuatro pies, imitando a un animal salvaje mientras gruñidos profundos salían de su boca con sus caninos expuestos y afilados. Miro con horror como su amado hijo se transformaba en una bestia producto de su odio y de su pésimo control del chakra demoníaco, jadeando en busca de aire cuando aquellos dulces ojos azules se perdían en enloquecidos y salvajes ojos carmines.
Cuando vio como su hijo se preparaba para arremeter en contra del otro niño salió de su aturdimiento, desapareciendo y apareciendo frente a él, tomándolo entre sus brazos aun cuando este gruñía descontrolado y hacia fuerza buscando liberarse. Su agarre no cedió sino que fue firme, demostrando así la gran diferencia entre ambos. Aquel chakra rojizo le quemaba la piel como si fuesen brazas ardiendo pero no cedió, reafirmando su agarre sobre el niño y dejando fluir su chakra, entonando una dulce melodía mientras lo mecía suavemente.
Con el pasar de los segundos aquel calor en su piel disminuyo, sintiendo como su propio chakra actuaba naturalmente curando sus quemaduras. Los gruñidos salvajes y movimientos erráticos desaparecieron con el proseguir de la canción, sintiendo como esas manos que antes hacían lo imposible por alejarse ahora se aferraban con desespero a su ropa.
Ordeno a unos de sus clones salir de su escondite y curar a su pupilo, necesitaba guardar todo el chakra que pudiera para salvar a los ex ninjas de Kirigakure, sintiendo ya como sus reservas se vaciaban un cuarto al verse obligada a calmar a su hijo con su propio chakra.
Un clon apareció justo al lado del inconsciente Uchiha, tomándose todo el tiempo del mundo en sacar cada una de las agujas del cuerpo, acunándolo con delicadeza mientras posaba su mano en su pecho, dejando fluir chakra sobre el cuerpo herido entre sus brazos. Las heridas se cerraron, sin dejar rastro alguno de que una vez existieron, Sasuke empezó a removerse entre sus brazos, reconociendo ese aroma floral donde sea que este.
Lentamente abrió sus ojos, siendo recibido con la hermosa vista de unos preciosos ojos dorados que brillaban intensamente. Quiso hablar, pero una mano suave se poso en su mejilla dejando leves caricias con su pulgar, por instinto busco más de su tacto, pareciendo un minino en busca de mas caricias a los ojos de la mujer. Le sonrió dulcemente, acelerando su corazón.
-Lo hiciste bien Sasuke, protegiste a tu familia. Ahora déjame el resto a mi-
El Uchiha asintió débilmente, dejándose llevar por las caricias, sintiendo como aquel cálido chakra corría por su sistema sanando todo a su paso.
Haku observaba todo con ojos muertos, sin poder reconocer a la figura que le salvo a último minuto del ataque del ninja de la hoja. Sus pensamientos eran un bucle interminable de reproches, sintiendo como la vida perdía propósito al darse cuenta que le falló a su persona preciada.
-¿Por qué no atacas? ¿Acaso no juraste vengar la muerte de tu compañero?-
Naruto se erizo de la furia, trato de salir del abrazo de su madre pero esta solo lo afianzo, impidiéndole ir. Iba a replicarle a gritos porque no le dejaba ir y vengar a su hermano cuando su madre se le adelanto, tomándolo del mentón para que la mirara fijamente.
-Sasuke está vivo, Naru-chan-
Ante sus ojos atónitos guio su rostro hasta donde alguna vez estuvo la cúpula de hielo, viendo a lo lejos como otra figura de su madre sostenía el cuerpo de su amigo, viendo con lagrimas contenidas en sus ojos como su compañero reaccionaba tratando de enderezarse en los brazos de la mujer, siendo ayudado por esta. Chieko volvió a atraer su mirada, limpiando la solitaria lagrima que cayó de sus ojos, besándole la mejilla en un acto consolador.
Al ver que su hijo estaba calmado Chieko lo soltó, girando lentamente para encarar al usuario de hielo. Este jadeo sorprendido al encontrarse con sus ojos, aquellos ojos que nunca olvidaría.
-¿Chieko-san?-
-Haku-kun- la pelinegra asintió en su dirección, reconociéndolo al instante, ignorando olímpicamente la mirada atónita de su hijo -¿Por qué haces esto pequeño? ¿Por qué sacrificar todo en nombre de alguien más, de alguien que solo te ve como un arma?-
Sus ojos dorados reflejaban tristeza y decepción, su voz firme dejaba entrever notas de tristeza y cansancio, como si ya estuviera cansada de ver a niños pelear las guerras de los adultos. Haku no pudo sostener su mirada, eligiendo mirar mas allá de sus hombros, recordando el porqué.
Su voz salió sin su permiso, contándole a la hermosa mujer su historia, aquella historia de vida donde fue declarado un monstruo por su propia sangre, donde se dio cuenta que nadie en el mundo le necesitaba, que era innecesario; donde tuvo que sobrevivir al crudo invierno en las calles hasta que Zabuza lo reconoció. Zabuza le dio un valor, un propósito, algo que había perdido desde muy joven por la crueldad del humano; no le importaba si este era el de ser un arma, con tal de proteger y hacer feliz a su persona preciada cumpliendo sus sueños él era feliz, si debía morir para hacerlo no le importaba en absoluto.
Apenas podía escuchar los gritos recriminadores de Naruto, fijando únicamente su vista en aquella mujer que con su música movió algo dentro de sí. Chieko le miraba con simpatía, acercándose lentamente a él, callando al rubio al ver sus acciones. Jamás le quito la mirada de encima, aun cuando la diferencia de alturas se hizo notoria obligandolo a mirar para arriba. Cuando estuvieron solo a centímetros se dedico a observar su perfil, guardándose esta imagen celestial en su memoria. Le sonrió, pidiéndole su último deseo.
-Chieko-san, por favor, máteme ahora. Ya no tengo ninguna utilidad en este mundo-
Vio como la mano de la mujer bajaba en dirección a sus espadas, cerrando sus ojos esperando el golpe final, sonriendo ante sus últimos pensamientos.
``Gracias Chieko-san…´´
En vez de sentir el frio metal incrustándose en su pecho fue atraído con fuerza hasta chocar con un cálido cofre, sintiendo en sus oídos el latir constante de un corazón que no era el suyo. Estaba siendo abrazado. Abrió sus ojos en shock, siendo recibido por blancos ropajes en donde su cabeza descansaba, sintiendo como unos fuertes brazos lo sostenían por la espalda y la cabeza, sintiendo como esa mano se entrelazaba con sus cabellos dándole un suave masaje, relajando un poco su cuerpo. Inhalo profundamente, siendo asaltado por un aroma singular, un aroma floral que lo relajo por completo, reconociendo por poco la firma de la lavanda. Cerró sus ojos, disfrutando el íntimo contacto, dejando que aquel afecto calentara un poco su pobre corazón herido.
-Eres más que un arma Haku, eres especial como ningún otro, así que no digas que tu propósito aquí ha terminado-
Sus lánguidos brazos lentamente la sostuvieron, afianzando más su cálido abrazo. Ambos se tensaron de repente, rompiendo con aquella atmosfera tranquila que se había creado entre los dos. Velozmente Haku se separo de Chieko, realizando con una mano un signo, sonriéndole a la pelinegra.
-Tienes razón Chieko-san, mi propósito aun no ha terminado-
Los dos ninjas sintieron la densa acumulación de chakra en el aire, sintiendo la electricidad que antes no había sobre el lugar. Chieko maldijo internamente, dándole una orden mental a su clon.
``¡Toma a Naruto y Sasuke y llévalos con el constructor! Cuando estén seguros ven inmediatamente a mi posición, necesitare las reservas de chakra en tu sistema´´.
El clon cumpliendo su orden, tomo con cuidado al Uchiha, apareciendo en un borrón junto a Naruto, tomándolo por sorpresa desde los hombros, desapareciendo entre un destello dorado del lugar.
Haku desapareció atravesando el espejo, usando el sello que imprimió en el activo el Hiraishin, apareciendo en el momento justo en que Zabuza estaba a punto de rebanarlos con su espada. Con una velocidad antinatural desenvaino a Zangetsu, deteniendo el ataque y pateándolo ferozmente lejos de sus amigos.
Kakashi la miro impresionado solo para salir de su estupor cuando la pelinegra tomo el cuerpo del niño entre sus brazos, dejándole vía libre para seguir atacando al ninja de la niebla. Asintió en su dirección, dejando a su amiga con el moribundo chico, yendo a terminar esta pelea de una vez por todas.
Chieko comprobó los signos vitales del muchacho entre sus brazos, alarmándose ante los débiles y lentos pulsos del niño, poniéndose manos a la obra al instante. Dejo fluir su chakra sin restricciones, sintiendo como sus reservas de iban drenando velozmente, el cuerpo de Haku siendo cubierto por chakra dorado, dejando de lado el ninjutsu medico, pasándole su chakra en bruto. Las respiraciones del niño eran más leves con el pasar de los segundos, su calor corporal disminuyendo alarmantemente. Acelero la transferencia, habiendo descubierto el pecho del pelinegro para poner su mano derecha sobre la herida, viendo como esta poco a poco empezaba a sanarse. Trato de mantener constante el flujo pero se estaba cansando rápidamente, por suerte su clon llego a tiempo, posando la mano en su espalda pasándole todo el chakra que almaceno ahí.
Los primeros minutos fueron cruciales, sintiendo como su corazón volvía a latir de forma normal al ver como la respiración de Haku se normalizaba, su pecho subiendo y bajando constantemente. Reviso su pulso, suspirando aliviada al sentir el constante latido en sus dedos. Disminuyo paulatinamente su transmisión de chakra, poco a poco el brillo dorado desapareciendo del cuerpo del muchacho. Cuando levanto la mano de su lugar en su pecho, donde antes una cruda y profunda herida dañaba su piel tersa ahora solo había una mancha rojiza, resaltando mucho en la pálida tez.
Asintió en dirección a su clon, este le transmitió lo último de su chakra, rompiéndose en mil pedazos cristalinos cuando se quedo sin nada. Dejo con cuidado al cuerpo inconsciente del muchacho, acomodando su ropa y dejando una suave caricia en su mejilla, sintiendo como la alegría y el alivio danzaban en su pecho al verlo respirar tranquilo, durmiendo en un sueño sin sueños.
Su cuerpo se volvió un borrón, apareciendo detrás de Zabuza, oculta de la vista de todos. Al oír las palabras arrepentidas del ninja renegado junto a las pequeñas gotas que caían manchando al piso le dio una idea de lo que pasaba. Sus ojos dorados buscaron a sus pupilos, viendo como Naruto estaba frente a su equipo llorando también, con Sakura detrás acunando el cuerpo débil de Sasuke. Un sentimiento de culpa quiso darle pero lo descarto inmediatamente, si gastaba mas chakra del necesario para dejar a Sasuke como nuevo era probable que no hubiera podido salvar a Haku de las garras de la muerte.
Su mirada se oscureció, sintiendo la rabia arremeter sus defensas al oír la asquerosa voz del mafioso, burlándose de los dos ninjas de la niebla. Dejo que su chakra saliera en una explosión controlada, revelando su posición ante los demás. Los ninjas de Konoha temblaron al ver el brillo asesino en esos ojos dorados, oscurecidos por la necesidad de saciar su sed de sangre, sus espadas vitoreando en su mente ante las expectativas de una buena carnicería por su causa.
Desenvaino sus tres espadas mientras a paso lento se acercaba a los mercenarios junto a su líder, como un depredador yendo en búsqueda de su presa, saboreando el miedo que estos despedían ante su aura espeluznante cargada de intención asesina, estremeciéndose todos ante la filosa mirada dorada que competía con los filos de las espadas.
Se paro frente a Zabuza, inconscientemente protegiéndolo con su cuerpo. Puso a Zangetsu en su boca, cruzando a Shūsui y Yubashiri en su pecho delante de Zangetsu; todos miraban atentos sus movimientos, reconociendo esta postura su familia y amigo. Para la sorpresa de todos las espadas en sus manos empezaron a doblarse como si fueran un espejismo y detrás de la mujer apareció una figura fantasmal, alarmando a los demás al pensar que estaban imaginándose lo que veían.
-Santōryū: Enbima Yonezu Oni Giri (Estilo de tres espadas: Cortador de Onis del Bello Demonio del Insomnio de la Noche)-
Desapareció en un borrón, cortando a todos a su paso, pareciendo que el fantasma que se materializo detrás realizaba los ataques, dejando una estela de cadáveres sangrantes. Cuando termino, irguió su postura y envaino sus espadas con elegancia, ignorando la mezcla de miradas asombradas (de parte de sus conocidos) con miradas horrorizadas (de parte de los hombres que esquivaron su ataque a tiempo) y camino indiferente por el mar de cuerpos inertes que dejo, empujando con su hombro a Gatō a quien a propósito dejo con vida, no le correspondía a ella terminar con su miserable existencia.
Llego frente al ninja demonio, observando fijamente sus fuertes rasgos ahora que la mitad de su cara estaba descubierta. Ambos se sostuvieron la mirada, siendo la mujer la primera en retroceder al desviar la mirada a sus heridas. Zabuza lo noto, sonriendo pícaramente ante el brillo preocupado que vio cruzar por aquellos ojos de oro.
-No es nada muñeca-
Si aun pudiera mover sus brazos lo más probable era que no se hubiera resistido a la tentación de poner su mano en esa marea azabache, ahora conformándose con mirarla más de cerca.
Chieko saco un kunai de su bolsa, ofreciéndoselo ante la sorpresa de todos. Zabuza sonrió, esta chica le entendía mejor que cualquiera. Tomo el kunai entre sus dientes, asintiendo en agradecimiento a la pelinegra. Esta se lo devolvió y retomo su camino en dirección a su familia. Antes de que alguno avanzara hacia sus objetivos la kunoichi hablo.
-Tómalo como un favor de espadachín a espadachín, sin ninguna mierda de shinobis, una muestra de mi respeto hacia ti-
Zabuza quiso reír, dejando que una espeluznante sonrisa se formara en su boca aun sosteniendo el kunai. Corrió velozmente en dirección al mafioso, este grito despavorido a los sobrevivientes que lo protegieran o no recibirían su paga, estos reaccionaron ante sus palabras saltando al ataque del demonio humano. Pocos fueron los que lograron avanzar antes de que miles de cristales se formaran impidiéndoles avanzar, algunos desafortunados siendo heridos o sentenciados a muerte con este ataque.
-Shōton: Omiwatari no Jutsu (Elemento Cristal: Cruce de los Dioses)-
Los ninjas de Konoha junto al constructor miraron atónitos a la pelinegra que aun sostenía sus manos en la posición del jabalí, a unos pocos pasos de ellos ¿Por qué se empeñaba en proteger al mercenario? No se dieron cuenta que Sakura había pronunciado en voz alta la pregunta, tapándose de golpe su boca al sentir la mirada dorada sobre ella.
-Porque le entiendo, de alguna manera somos más parecidos de lo que creemos-
Todos enmudecieron ante su sincera respuesta. Naruto vio a través de sus paredes, comprendiendo un poco a su madre al recordar la historia de Haku, siendo que el mismo se sintió identificado con su historia. Vio aquella tristeza eterna que cargaban sus ojos siendo más visible ahora que estaba más pérdida en sus pensamientos que en el mundo real. Se acerco a ella y la abrazo, necesitando desesperado su consuelo ahora. Chieko hundió sus dedos en la alborotada cabellera, dejando dulces caricias a su paso; lo separo un poco, tomando el rostro aniñado entre sus manos limpiando los rastros frescos de lágrimas en sus mejillas, sonriéndole suavemente buscando consolarlo.
Un grito ahogado seguido de un chapoteo típico de cuando un objeto cae al agua se escucho, Chieko desapareciendo entre destellos dorados del lado de sus aliados y apareciendo al lado de un malherido Zabuza, sosteniéndolo con su cuerpo. Cruzo su brazo izquierdo sobre su hombro y le ayudo a estabilizarse.
-Llévame con Haku-
Asintió en silencio, ayudando al hombre más grande a caminar soportando casi todo su peso contra su cuerpo. Caminaron en silencio.
-Está vivo- rompió el silencio Chieko, dirigiendo su mirada dorada al hombre a su lado. Este la mirada sorprendido, incrédulo de sus palabras.
-¿Cómo?-
-Logre salvarlo dándole casi todo mi chakra, ahora está durmiendo relajado donde lo deje-
-¿Por qué?-
-Porque no merecía terminar así-
El silencio los envolvió otra vez, habiendo ya pasado a los pasmados ninjas de Konoha.
-Puedo curarte-
Zabuza otra vez le miro sorprendido.
-Puedo salvarte Zabuza, pero solo si tu lo deseas-
-¿Por qué buscarías salvarme?-
Chieko se encogió de hombros mientras seguía sosteniendo al otro ninja.
-Todos merecemos una segunda oportunidad, y soy más que consciente que Haku no puede obtenerla si no estás a su lado, al igual que tu-
Las sinceras palabras de la mujer lo dejaron mudo, analizando a profundidad sus palabras.
-Si sobrevivimos seguiremos siendo buscados, al fin y al cabo solo somos unos ninjas renegados-
-No tiene porque ser así-
Sus palabras eran serias, denotando seguridad. Tal vez era producto del dolor y la pérdida de sangre pero un nuevo calor se instalo en su pecho, era la esperanza, aquella que perdió hace mucho tiempo.
-¿Qué sugieres?-
-Pueden volver conmigo, con nosotros a Konohagakure y pedir ser parte de la unidad ninja de nuestro país, así dejaran de ser perseguidos y podrán decir que pertenecen a algo-
-¿Qué te hace pensar que nos aceptaran así como así?-
-Estoy segura que los aceptaran, si has escuchado los rumores sabrás que se me reconoce también por ser la consejera del Sandaime Hokage. Podre convencer a Hiruzen-san de que los acepte pero es casi inevitable que el consejo no esté de acuerdo-
-¿Entonces como estas tan segura?-
-Porque no será la primera vez que me enfrento a esa tanda de viejos de mierda y salgo ganando-
Zabuza no pudo aguantar la risa, dejando que una sola carcajada escapara de su boca antes de sisear por el dolor que la acción le causo. Chieko sonrió ladina.
-Es probable que les den un tiempo de prueba para comprobar sus intenciones genuinas con la aldea, lo más probable es que les den unos meses en donde su chakra será restringido y vivirán bajo vigilamiento constante hasta que el consejo y el Hokage no los consideren como una amenaza para la aldea-
-¿Y quién quedara a nuestro cargo?-
-Yo, por supuesto- la mirada en blanco del hombre casi le hace rodar los ojos -Yo soy la que insiste en llevarlos, así que como una clase de castigo los vejetes del consejo me darán de baja por unos meses o me impondrán la misión de custodiarlos, de todas maneras yo quedare a su cargo. Y como estarán bajo mi vigilancia su residencia será en mi hogar, no te preocupes mi casa es demasiado espaciosa para todos-
Zabuza reflexiono profundamente sus palabras, repitiendo una y otra vez todo su discurso. Su tren de pensamientos fue interrumpido cuando de nuevo la pelinegra le hablo
-Todo eso es obviamente si tu lo deseas Zabuza, no soy de las personas que obligan a los demás hacer su voluntad, menos de pensar que tengo derecho a elegir en su necesidad de seguir viviendo o descansar eternamente-
Siguieron en silencio todo el camino, de vez en cuando la mujer le acomodaba mejor sobre su hombro para seguir llevándolo. La neblina se fue desvaneciendo poco a poco ante la falta de chakra de su creador, despejando la vista de todos. Llegaron, Chieko bajando con cuidado el cuerpo magullado y herido del hombre al lado del cuerpo inconsciente del muchacho.
Zabuza lo inspecciono de pies a cabeza en profundidad, sintiendo un profundo alivio al ver el pecho subir y bajar al ritmo de sus respiraciones, sintiendo como aquella pesadez en su corazón se desvanecía al saber que todavía puede seguir al niño que cuido, había quedado devastado al darse cuenta que a donde sea que fuera Haku el no podría acompañarlo por el peso de sus pecados y su alma contaminada.
Ignorando el dolor de hacer tal esfuerzo llevo su mano a la mejilla cálida del muchacho, otra prueba de que seguía convida. Dejo que sus pensamientos fluyeran, considerando y reconsiderando la jugosa propuesta de la pelinegra. A pesar de que lo niegue en voz alta considera a Haku como su hijo y sabe que el niño merece vivir y crecer en el calor de un hogar estable, vivir en un lugar donde sus habilidades sean admiradas y no temidas, y Konoha parecía ser la mejor opción al ver con sus propios ojos como la mujer a su lado utilizo un kekkei genkai parecido al de su pupilo. La determinación brillo en sus ojos.
-Cúrame y luego llévame a tu aldea, haremos lo que sea necesario para permanecer-
Sintió un suspiro detrás, queriendo reír por la demostración de emociones obvia de la espadachín. Chieko se agacho a su lado, tomando su mano y llamando su atención.
-Hare lo mismo que hice con Haku, te daré lo que me queda de chakra para sanarte completamente- Zabuza asintió -Te pediré un pequeño favor: es seguro que me desmayare al terminar de curarte así que te pido que me lleves de nuevo con mis compañeros, y si es posible evita que mi cabeza juegue al ping-pong con el suelo-
Los dos sonrieron divertidos por la broma; Chieko cerró sus ojos concentrando todo su chakra restante en el cuerpo del mayor, este mismo viéndose envuelto en aquel chakra dorado, sintiendo la calidez envolver cada célula de su cuerpo. Miro asombrado como todas las heridas en su cuerpo se cerraban ante sus ojos, recuperando la sensibilidad en sus brazos a un ritmo antinatural. El chakra poco a poco dejo de correr por su cuerpo, atrapando entre sus fuertes brazos recuperados en cuerpo inconsciente de la mujer, acunándola con delicadeza.
Miro definidamente cada uno de sus rasgos, percatándose ahora de las cientos de pecas que adornaban la piel trigueña. Tomo uno de los mechones azabaches entre sus dedos, alejándolo de la cara dormida, sorprendiéndose ante la suavidad de este. Le debía la vida a esta mujer, no solo su vida, su futuro mismo le estaba dejando en sus manos. Sintió los pazos apresurados detrás de sí, dejando en paz aquel mechón, tomando entre sus brazos el cuerpo casi ligero, girando sobre sí para recibir a los aliados de su salvadora.
Oh dios, su cuerpo pesaba como si fuese de plomo puro, sentía que ante cualquier movimiento de su parte sus músculos gritarían como si los estuviera masacrando. Reviso sus reservas de chakra, suspirando aliviada al verlas casi llenas de nuevo, hace tiempo que no se quedaba vacias de esa manera. Dejo que fluyera por todo su cuerpo, calmando el dolor, sus músculos resentidos relajándose ante la presencia sanadora. Cuando sintió que era suficiente llamo a su chakra de nuevo, concentrándose ahora en el entorno donde se encontraba. Sonrió suavemente al reconocer los dos chakras que estaban con ella en la habitación, obligando a sus ojos a responder a la orden de despertar.
Parpadeo lentamente, acostumbrándose a la luz después de dios sabe cuánto tiempo inconsciente. Reconoció aquella habitación, era donde Kakashi descanso cuando también cayo inconsciente por el desgaste de usar el Sharingan. Trato de incorporarse pero dos pesos en su vientre se lo impidieron, bajo su mirada encontrándose con dos cabelleras conocidas para ella, dejando que sus manos descansaran allí. Un jadeo sorprendido se oyó, al instante unas manos un poco más pequeñas que las suyas le ayudaron a incorporarse, ofreciéndole después un vaso con agua que bebió con avidez, su garganta parecía un desierto. Una vez aplacada su sed le sonrió en agradecimiento a Tsunami, quien recibió el vaso respondiendo igual. Salió en silencio de la habitación, seguramente iría a avisar que ya despertó.
Con delicadeza poso sus manos en las cabelleras de los niños, dejando que sus dedos dibujen patrones inexistentes. Los adolescentes reaccionaron a su contacto, despertándose de su letargo.
-¿Okāchan?-
-¿Si, Naru-chan?-
Los muchachos se congelaron en el acto, mirando incrédulos la sonrisa divertida de la pelinegra ante sus reacciones. Antes de que pudiera hacer unos de sus comentarios bromistas fue envuelta en dos pares de brazos, con ambos muchachos encontrando alivio en la unión de su cuello con sus hombros. Se relajo visiblemente, envolviéndolos con sus brazos disfrutando del amoroso abrazo familiar. Naruto y Sasuke inhalaron profundamente su aroma, las lavandas y fresias inundando sus pulmones dejando salir al unisonó suspiros de satisfacción, aquella presión en sus pechos al ver a la mujer fuerte inconsciente y vulnerable ante el mundo era una imagen que odiaran ver en un futuro.
Los tres disfrutaron de sus presencias unidas, separándose lo suficiente para que la pelinegra limpie los rastros de lágrimas en sus infantiles rostros. Beso las mejillas de ambos, volviendo a acunarlos en sus brazos, los muchachos relajándose ante la postura conocida.
Con pesadez y soltando algunos gemidos desgastados se separaron de la mujer al oír la cantidad de pasos que se acercaban a la habitación. Mirando con recelo la puerta. Chieko soltó una sonora carcajada al ver los pucheros en sus rostros, siendo la del Uchiha la menos evidente. Dejo que sus manos posaran en sus cabelleras, desordenándolas con afecto y sonriéndoles brillantemente.
Una tanda de suspiros aliviados se oyó por el cuarto, los ojos dorados captando las miradas aliviadas de todos. Sonrió al ver ciertas cabelleras oscuras junto a unos pares de ojos marrones que la miraban detrás de todos los ninjas de Konoha.
Kakashi fue el primero en acercarse, reclamando su lugar al lado derecho junto a su hijo. Automáticamente cuando lo miro sintió un tirón en su cuello, encontrándose cara a cara con su amigo mientras unía sus frentes, soltando otro suspiro aliviado al sentir como su amiga tomaba su otra mano, dándole un firme apretón.
``Estoy aquí´´.
Se separaron luego de unos segundos, ocultando sus sonrisas al sentir como las intenciones asesinas de sus pupilos disminuía al ver como la distancia entre ellos crecía de nuevo.
-Eres una idiota-
Las risas de la mujer aligeraron el ambiente, ya casi acostumbrados a las raras interacciones de los jōnin.
-Gomen ne Kakashi-
-No, no lo haces-
Se sonrieron mutuamente, ahora con los papeles invertidos al ser ella la regañada y el peliplata el preocupado.
-Estoy muy feliz de verla bien Ena-san- la pelirosa tomo lugar al lado de su amor platónico, sonriendo suavemente ante las interacciones de la mujer con su sensei.
-Gracias Sakura-chan- ahora era a ella quien su mano desordenaba su cabellera en una caricia descuidada -Te dije que te refirieras a mi por mi nombre, Ena-san me hace sentir vieja-
-Lo eres- le interrumpió el peliplata divertido.
-¿Y por casa como andamos?-
Todos rieron ante las bromas de los jōnin, era raro no verlos aprovechar cada momento en molestarse.
Chieko dejo de reír, haciéndoles señas a los ninjas de la niebla que seguían parados en el umbral de la puerta siendo solo espectadores de la escena familiar. Zabuza suspiro exasperado y Haku le dio una suave sonrisa, acercándose hasta sentarse al lado del rubio, era el único que no se erizaba con sus presencias.
-Quiero creer que ya le contaron lo que vamos hacer-
-¿Estas segura de esto Chieko?-
El apretón en su mano le demostró cuan preocupado estaba Kakashi, siendo el único de la habitación que conocía la situación tensa de la pelinegra con el consejo de Konoha.
-No te preocupes Kakashi, además hace tiempo que no peleo con ese par de vejetes, esto me viene como anillo al dedo para demostrarles que aun sigo viva y con muchas ganas de joderles la existencia-
El peliplata contuvo su gemido, debía haber previsto esta respuesta, la actividad favorita de la pelinegra además de humillar a las fanáticas era la de perturbar a los viejos del consejo, gozando de sobremanera cuando rojos de la rabia debían aceptar sus pedidos al no ser capaz de refutar sus argumentos ingeniosos.
-Zabuza, se que a ti ya te hice la pregunta y ya obtuve tu respuesta, ahora necesito la tuya Haku-kun-
Nadie pudo ignorar como los adolescentes junto al peliplata se tensaron al oír la falta de honoríficos en el nombre del ninja mayor.
-Zabuza ya me conto todo Chieko-san y si estoy dispuesto a hacer lo necesario para permanecer en la aldea… a su lado-
La ultima parte apenas fue un murmullo pero lo oyeron claramente, los ojos de Chieko brillaron de la emoción al ver un leve polvo rosado en sus mejillas.
``¡Debería ser ilegal ser tan tierno estando avergonzado!´´.
-Si ambos están dispuestos pues no hay mas nada que discutir, partiremos bien pueda ponerme de pie sin temblar en el intento- su chiste volvió a aligerar el ambiente.
-Ena-sa… Digo Chieko-san- Tazuna se corrigió velozmente al ver la mirada enojada de la mujer -Le agradezco de todo corazón el que se haya quedado a ayudarnos, estaré eternamente en deuda con usted por haber curado a todos mis obreros y haber protegido a mi hija y a mi nieto de esos rufianes-
El cuarto clon que hizo se hizo cargo de todos los obreros malheridos o inconscientes, aprovechando que fueron olvidados y usando la neblina como su escudo los curo a todos, mandándolos a todos a sus casas diciéndoles que ellos se harían cargo del problema.
-No hay nada que agradecer Tazuna-san, solo hice lo que creo correcto-
El constructor iba a seguir hablando cuando un débil tirón de su ropa le llamo la atención. Su nieto le miraba suplicante, Inari también quería agradecer a la bella mujer por salvarlo y darle la valentía que necesitaba para poder actuar pero aun seguía avergonzado por sus palabras en la noche anterior. Tazuna sonrió suavemente, tomando a su nieto en brazos y poniéndolo en sus piernas, su mano sobre el hombro como fiel apoyo.
-Chieko-san- la pelinegra dirigió su dorada mirada al niño, este agarro valor de donde no tenia al ver esos ojos sin expresar aquella fría furia -Y-yo… ¡Quiero agradecerle por salvar la vida de mi familia y por darme valor para enfrentarme a ese tirano! ¡Y siento mucho mis palabras esa noche, por favor perdóneme!-
Todos quedaron sorprendidos ante el repentino estallido del niño, este cerró sus ojos esperando más palabras frías o un silencio incomodo de parte de la mujer, mas nunca espero sentir una suave caricia en sus cabellos, recordándole a su padre al ser casi parecido sus toques, sintiendo la calidez amorosa que transmitían.
-No hay nada que perdonar Inari, ya todo fue olvidado- el niño sintió las lagrimas acumularse en sus ojos mas tercamente trato de retenerlas –Hice lo que considere correcto por lo que no debes agradecerme. Yo no te di el valor Inari, siempre estuvo dentro de ti, yo solo hice que se despertara de su largo letargo. Fuiste muy valiente, estoy segura que tu padre está muy orgulloso de ti donde quiera que este, palabra de una madre-
Inari lucho orgullosamente contra las lagrimas pero al ver la radiante y suave sonrisa de la mujer le hizo recordar a las sonrisas de su padre, sin poder seguir reprimiéndose se lanzo al regazo de la kunoichi, abrazándola como su si vida dependiera de eso, dejando fluir con libertad aquellas gotas salinas de sus ojos, sollozando mas fuerte al sentir las dulces caricias en su espalda y cabeza.
Todos miraron conmovidos la escena, hasta Zabuza no pudo evitar suavizar su mirada ante tan tierna escena. Cuando Inari se calmo volvió rojo de la vergüenza al regazo de su madre, limpiándose el resto de sus lágrimas de sus mejillas.
-Ahora necesito saber cuándo terminaran el puente así pueda mandar al Hokage el aviso que voy a llegar con invitados-
-Gracias a ustedes solo resta un día para que terminemos el puente- contesto Tazuna.
La mirada desconcertada de la pelinegra divirtió mucho a los jōnin, podías ver a leguas como el cerebro de Chieko iba a mil por hora calculando los días que deberían faltar.
-¿Cuánto tiempo estuve fuera?-
Antes que cualquiera Zabuza respondió burlón, deseoso de ver más emociones expresadas en aquel bello rostro.
-Estuviste fuera por dos días muñeca-
Uno, dos, tres…
-¿¡QUE!?-