Senshi no Fukkatsu

Naruto
F/M
Gen
G
Senshi no Fukkatsu
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Summary
Samantha Rodríguez fue declarada muerta el día de su cumpleaños numero 40, consagrándose heroína mundial. Ahora los ángeles necesitan un favor, jurando que una vez terminado podrá descansar en paz.
Note
¡Hola! Esta historia ya esta publicada en fanfiction.net a través de mi usuario Sonrisas Rotas, no hay plagio ni robo de contenido porque soy la misma autora en distintas plataformas.
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Heridas

Dicen que con el tiempo las heridas se curan ¿De cuánto tiempo estamos hablando? ¿De qué heridas? Las físicas sabemos que lo harán, dejando a su paso cicatrices que serán el permanente recuerdo de lo sucedido ¿Pero las del corazón? ¿Las del alma?

Esas son las que realmente afectan a la persona, dejándola marcada para siempre por el dolor, dejando heridas que jamás cicatrizaran a pesar de los años, demostrando que solo somos insignificantes ante la magnitud del tiempo. Algunos aprenden a vivir con ese dolor constante, aprendiendo a ignorarlo o a sellarlo muy dentro de sí, engañándose diciéndose en voz alta que ya no  les afecta, que es un peso insignificante en sus hombros, solo para en las noches llorar desconsoladamente en la fría soledad, dejando que la bebida fuera su única compañía en esos lúgubres momentos. Otros son más sinceros con ellos mismos, dejando que el dolor los envuelva, cediendo ante el dándose el tiempo de realizar un luto; el riesgo es que algunos son incapaces de salir de ahí, prefiriendo dejarse morir consumidos por la tristeza, siendo unos pocos los que logran salir de la absoluta obscuridad para dejar que un pequeño halo de luz avive las llamas de la esperanza perdida.

Chieko fue los dos, dependiendo de cuan profunda fue la herida que recibió su alma. La primera vez que conoció el dolor desgarrador de perder a alguien que estimas fue la primera vez que fue mandada a las trincheras como unidad de apoyo en la Gran Guerra. Su unidad fue masacrada, cayendo directo en la trampa de las unidades enemigas. Entre la lluvia de balas su sargento fue uno de los primeros en perecer, dejando a todo un escuadrón de novatos en la boca del infierno. No recuerda que fue lo que verdaderamente la empujo a hacerlo; tal vez fueron los sollozos y gritos desgarradores de todos sus compañeros, tal vez fue su propio instinto de supervivencia, tal vez fue su fuerte necesidad de cumplir con su promesa de volver con vida; no lo sabe, pero lo hizo. Tomo con fuerzas su fusil, y con una frialdad que desconocía de ella, empezó a disparar. Uno, dos, tres, cuatro, cinco; todos miraron con verdadero asombro como la joven mujer aniquilaba a sus enemigos sin titubear en ninguno de sus disparos, como si fuese cosa de todos los días empuñar un arma y descargarla contra desconocidos. Paul, un afroamericano con quien tuvo una conexión inmediata desde el momento en que se conocieron dentro de las unidades de reclutamiento, se puso al lado de ella, cubriéndola desde ese flanco y también disparo. Así, cada uno de los novatos se contagió de la valentía y ganas de vivir de sus compañeros y siguieron su ejemplo, realizando disparos al azar, ignorando las voces en su mente que les decían lo inmoralmente incorrecto que eran sus acciones al tomar indiscriminadamente la vida de desconocidos. Pero el contexto era diferente al de sus vidas normales donde uno pensaría más de dos veces el cometer tal pecado, ahora estaban en medio de una guerra y si decidían no empuñar sus armas estarían marcando su propia muerte, y nadie quiere morir sin haber peleado un poco por su vida.

Así las ráfagas enemigas se fueron reduciendo, hasta que escucharon ladrar en un idioma extraño lo que pareciese una orden de retirada. Pero para Samantha eso era inaceptable, habían masacrado a casi media unidad sin piedad (descontando a los que debía respaldar) y querían huir como cobardes cuando se dieron cuenta que no se dejarían asesinar tan fácilmente. Nublada por la ira y la sed de venganza, tomo un cinturón de granadas que había junto a un cadáver y desactivo una, realizando una carrera desesperada, ignorando los llamados de sus compañeros, hasta llegar ante los enemigos, lanzándoles los explosivos y tirándose al suelo para no ser afectada por la inminente explosión. Cuando todo se calmo y la tierra junto al humo no le afectaban la visión, volvió con su unidad, segura que no dejo a nadie con vida. Grave error.

Cuando llego con sus compañeros, estos la recibieron con palmadas y abrazos asfixiantes, todos recalcando que era una maldita bruja loca, pero felices de verla llegar convida. Hasta que sucedió. Un solo disparo hizo eco en el aire, no tuvo ni tiempo de darse vuelta siquiera cuando un cuerpo robusto se interpuso, tomando el tiro por ella. Sus ojos mieles vieron con horror como el cuerpo de su amigo se desplomaba sobre ella, manchando con la tibia sangre su uniforme, mas eso no le importaba. Lo único en que podía pensar era en la sonrisa resplandeciente que Paul le dio cuando se dio cuenta de lo que ocurrió, mientras la vida se escapaba entre sus brazos. En su estado de shock trato de detener el sangrado, presionando con ayuda de otro de sus compañeros la herida en su pecho, rogándole con una voz sollozante que mantuviera los ojos abiertos, que se quedara aquí con ellos; le reprochaba el porqué lo hizo, siendo que tanto él como ella tenían personas a las cuales volver. Paul solo sonrió como solía hacerlo, pero el brillo que antes acompañaba a todas sus sonrisas se desvanecía con cada segundo en que su vida escapaba de sus venas. Sus últimas palabras la marcaron por siempre, dejando una herida profunda en su alma cuando el brillo en sus ojos castaños se apagaron para la eternidad, muriendo en sus brazos.

‘Me encantan tus sonrisas Sam, son muy bonitas ¿Podrías regalarme una última?’

Recuerda que a pesar de las gruesas lagrimas que surcaban sus mejillas sonrió, cumpliendo la última petición de su amigo; aquel que siempre la molestaba para que sonriera mas, haciendo los peores chistes, pero contándolos de una manera que solo Paul podría hacerlo haciendo que estallara en carcajadas. Desde ese momento, prometió conservar el recuerdo de su amigo a través de su sonrisa, tratando al menos de llegar a que sea un poco mas resplandeciente, como la que les daba él, capaces de iluminar hasta la habitación más oscura solo con una.

Esa fue su primera herida, donde a los diecinueve años descubrió el horror de la guerra; que tras la muerte de uno de los suyos por su causa tomo la decisión de no cometer nunca más los mismos errores, poniendo el bienestar de sus amigos y compañeros primero. Uso el dolor como motivación, entrenando por días sin parar , llamando la atención de una de las mejores agentes de su lado. El día que junto a Dean (quien hasta entonces era solo un sargento más) la mujer le pregunto por qué seguía en los campos de entrenamientos cuando todos estaban refugiándose de la lluvia, fue la respuesta que dio que termino de convencerla de tomarla bajo su manto.

‘Porque no dejare que nadie más muera en mis brazos si puedo evitarlo. Debo hacerme más fuerte, me hare mas fuerte; lo suficiente como para nunca más tener que ir a la casa de un amigo a decirle a sus seres queridos que murió protegiéndome. Yo seré ahora quien los proteja, no dejare que nadie más sea mi escudo, yo me volveré en el suyo’

Ese fue su primer encuentro con la perdida y el dolor, donde a pesar del contexto que los envolvía se pudo dar el lujo de hacer un luto, aunque fuese mínimo e interno, pero lo hizo. Uso el dolor como combustible para no dejarse caer, porque desde el momento que su amigo dio su vida por la de ella le prometió que cuidaría de los suyos, que no dejaría que les falte nada, porque era culpa suya de que su hijo no vuelva nunca más a casa.

La segunda vez fue peor, creando enormes laceraciones invisibles en su alma. Esa fría tarde de noviembre quedando para siempre grabada en su memoria, fue el día que tuvo que tragar su dolor al ver a su mejor amigo, a su hermano llorar desconsoladamente como no lo hacía en años, no desde la muerte de su madre cuando eran unos inocentes niños.

Recuerda perfectamente el frio que le atravesó de golpe al ver los nombres de sus padres en la listas de víctimas del atentado contra las Naciones Unidas, recuerda sentir como el mundo se vino abajo cuando a los pocos minutos llego el general junto a su hermano (la ultima familia que le quedaba, aun si la sangre no era la misma) y su esposo, que corrieron a abrazarla cuando vieron que ya sabía; el noticiero siendo olvidado en el fondo, ignorando como acababa de destruir a dos jóvenes que fueron obligados a madurar de golpe. Recuerda abrazar con fuerza a Logan* mientras retenía sus sollozos, dejando que el rubio descargara toda pena y tristeza en su pecho, con Dean abrazándola por atrás, siendo su soporte porque sentía que en cualquier momento sus piernas fallarían.

Esa vez fue la segunda vez que volvió a encontrarse con el dolor de la perdida, con la desolación y el temor al darse cuenta que toda su familia fue destruida de golpe, solo porque un hijo de puta quería hacerse notar haciendo detonar una bomba en una iglesia. Ese día juro que protegería lo último que quedaba de su gente, convirtiéndose para su esposo y hermano en un pilar, en la persona que siempre estaría a su lado.

La tercera y última vez que se reencontró con el dolor fue la peor de todas, siendo consciente de que si Logan no se hubiese quedado a su lado era muy probable que su vida no haya durado mucho tiempo.

Fue en diciembre, el puto y maldito diciembre. Había pasado solo una semana de haber pasado uno de los mejores días de su vida, festejando con Dean los diez años de estar juntos y cuatro desde que se casaron, solo para después pasar el peor día de su vida, convirtiéndola en un martirio sin fin. Recuerda cuando el general le llamo a su oficina, extrañada fue porque si no mal recordaba fue él mismo quien le dijo en tono de broma que no quería ver su rostro por ahí, siendo que hace tan solo dos días había llegado junto con su escuadrón de una misión complicada. Sentía una presión en su pecho; por primera vez en años tenía miedo de abrir la puerta de la oficina, eso solo podía significar algo: algo realmente malo ocurrió y por alguna razón estaba involucrada. Cuando logro serenarse entro, solo para ser recibida en brazos del hombre que llego a considerar como un padre. Se alarmo al instante, pensando en todas las cosas que podrían haber salido mal en donde ella saldría afectada como para que su general la recibiera así, cuando se tenso al instante, sintiendo como su corazón se paraba y su respiración pasaba de ser normal a errática en segundos, rogándole a lo que fuera que lo que pensaba no fuera cierto, que solo era una absurda sospecha producto de su paranoia y preocupación. Pero todo eso se vino abajo cuando el hombre le informo la situación.

‘Lo siento tanto Sam, lo siento tanto… El escuadrón de Dean llego hoy, habíamos recibido un pedido de auxilio de parte de uno de ellos, pidiendo con urgencias un equipo médico. Cuando los refuerzos llegaron ya era muy tarde, Dean había fallecido hace mas de unas horas…Lo siento tanto Samantha, si hubiéramos llegado a tiempo tal vez hubiéramos…’

Pero no siguió escuchando, la voz del General convertidos en murmullos inentendibles para ella; su cuerpo entumecido, no sentía como el hombre le abrazaba buscando consolarla, tampoco sintió cuando las lagrimas empezaron a caer de sus ojos. Se sentía desconectada de la realidad, de su cuerpo, como si algo le hubiera arrancado su corazón, porque era incapaz de sentirlo. Un solo pensamiento se repetía una y otra vez en su cabeza, rompiendo cualquier atisbo de cordura que poseyera en ese momento.

``Dean está muerto…muerto…muerto. Dean está muerto. Muerto. Esta muerto y no volverá a casa. No volverá. No volverá, está muerto…Muerto. Como mamá y papá, él se fue, no volverá. Muerto. Dean. Muerto´´

Un susurro tembloroso fue lo único que pudo decir antes de dejar que la inconsciencia la llevara, deseando con todas sus fuerzas que esto solo fuera una horrible pesadilla, que al despertar los profundos ojos azules de su marido la recibirían, diciéndole con su profunda pero dulce voz que todo estaba bien, acobijándola en sus fuertes brazos alejando sus demonios. Pero no, porque esto no era un sueño, era la cruel y perra realidad que pareciese gozaba al verla perder a todos los que ama.

‘No…’

Recuerda cuando despertó en la enfermería, con Logan agarrando una de sus manos fuertemente para después abrazarle con cuidado al verla consciente, como si temiera quebrarla. Lo que no sabía es que ya estaba rota, estaba destruida, su alma quebrada en mil pedazos sin posibilidad de reparación. Recuerda sentir las inmensas ganas de llorar, pero ninguna lágrima salía de sus ojos. No sentía nada, todo su ser estaba entumecido, vacío. Las fuerzas le habían abandonado, no tenía ni la voluntad para devolver el abrazo.

‘Quiero verlo’.

Fue lo único que dijo, quien pensaría que sería la última vez que alguien además del General escucharía su voz en un largo tiempo. Con dificultad Logan la llevo a la morgue, respetando sus deseos de estar sola en esos momentos, quedándose en la puerta mientras daba su último adiós.

Con pasos temblorosos se acerco a la camilla, levantando con suavidad la sabana que la cubría. Allí fue donde su corazón murió, yéndose al otro lado con su dueño. Allí se encontraba su esposo, su Dean, recostado pacíficamente como si estuviera en un placentero sueño. Oh Dios, cuanto deseaba que así fuera. Estaba ahí, tan hermoso como lo recordaba, con sus castaños cabellos que le recordaban a la más fina madera, sus pómulos filosos que tanto amaba acariciar en la intimidad de su hogar; sus largas pestañas que cubrían los más bellos ojos que alguna vez vio, que se iluminaban a la par de los suyos cuando se profesaban su amor; sus dulces labios, que adoraba besar siempre que pudiera, dejándolos rojos e hinchados después de una sesión de besos; ahora estaban pálidos, sin parecerse en nada a su ultima vez. El calor que lo caracterizaba no estaba allí, siendo reemplazado con el frio de la muerte; sus ojos ya no se abrirían mostrándole esos profundos pozos azules que tanto adoraba, su boca ya no se arquearía en sus seductoras sonrisas ladinas ni le besarían con la pasión de un hombre que encontró a su alma gemela; ya no le abrazaría con sus fuerte brazos alejando todos sus miedos con su protector abrazo, sus grandes y callosas manos ya no tomarían las suyas calentándolas ante el frio invierno, ya no más.

No sabe que sucedió después, viendo su vida pasar como una especie de película, siendo un espectador ajeno a lo que ocurriese. Solo recuerda que a partir de ese momento perdió la voluntad de hablar, comunicándose con monosílabos o simples movimientos de cabeza; abandono a su escuadrón pidiendo misiones en solitario, no tenía fuerzas para seguir liderándolo, dejando el puesto libre para el que lo quisiera.

Recuerda cómo iba de misión a misión, sin dejar que su cuerpo descansara correctamente, embotellando todo su sufrimiento y buscando la muerte en alguna de estas porque era tan cobarde como para tomar una pistola y acabar así con tanto dolor. Era tanto lo que se sobrecargo, que el médico del ejercito tuvo que sedarla para que descansara, yendo a los altos mandos pidiendo ayuda al ver las acciones suicidas de su paciente. Cuando se despertó tuvo que desayunarse la noticia de que le habían dado de baja por un año, o hasta que el psicólogo de la armada diera su consentimiento de que ya no era un peligro para ella misma o para los demás.

Cuando volvió a su ciudad lo único que hizo por casi un mes fue ahogarse en alcohol, convirtiéndose en una simple y patética sombra de lo que alguna vez fue la tan temida Black Wolf. Hubiera seguido así hasta lograr que la muerte se apiadara de ella y la llevara, de no ser porque aun había personas en el mundo que querían que viviera.

Todo su ciclo que odio y pena termino cuando un día un furioso Logan arribo en su casa, sacándola a la fuerza de ahí al verla tirada en el piso con una resaca de los mil demonios, llevándola lejos de allí. Fueron hasta una cancha muy conocida por ellos, en sus épocas de adolescencia les encantaba ir allí porque nadie iba a molestarlos, lo habían bautizado como su ‘Secret place’, su pequeño trozo de paraíso en la tierra. Allí Logan la arrastro hasta el centro, soltándola con rudeza y empezando a gritarle por cada maldita cosa que estaba haciendo mal, como también por sus intentos suicidas y el haber abandonado a su escuadrón. Ella no reaccionaba a nada, totalmente entumecida por el alcohol y el dolor. Pero hubo una frase, una sola y maldita palabra que desencadeno sus demonios, dejando salir todas sus penas y dolor a través de golpes erráticos, cargados de ira contra el hombre que decidió enfrentarla.

‘Solo eres una puta cobarde’.

Estuvieron casi tres horas peleando, aun en su estado desgastado y patético logro encontrar fuerzas para pelear contra su hermano, dejando salir todas las emociones embotelladas dentro de sí. Terminaron ambos con respiraciones erráticas, con Logan en el suelo completamente magullado, con ella encima en iguales condiciones. Tenía su puño levantado, listo para terminar con tan absurda y ridícula pelea, solo para congelarse al sentir la tierna caricia en su sensible mejilla, junto a la dulce sonrisa que le dio su amigo. Ante ese amoroso gesto la represa se quebró totalmente, dejando fluir sin intención de detenerse a sus lágrimas, cayendo en el maltratado rostro de Logan. Dejo caer su puño al lado de su cara, terminando de romper la piel en sus nudillos. Tomo con desesperación la camisa de su amigo, temiendo que él también desaparecería de este mundo para dejarla completamente sola si lo soltaba por un segundo. Un sollozo desgarrador salió de su garganta, seguido de otros, preguntando, exigiendo una explicación que le devolviera la cordura.

‘¿Por qué?’

`` ¿Por qué fue él? ¿Por qué tuvo que irse? ¿Por qué me dejo? ¿Por qué no cumplió con su palabra? ¿Por qué fueron ellos? ¿Por qué morían? ¿Por qué me abandonaban? ¿Por qué?´´

Logan solo le abrazo, dejando que soltara todo su dolor, todas sus penas que vino acumulando por años en aquellos lastimeros y desgarradores sollozos junto a las gruesas y amargas lagrimas que salían sin parar de sus apagados ojos mieles. Dejo salir todo, sin guardarse nada, dejando ver cuán vulnerable era ante el último remanente de su familia.

Volvieron bien pasada la noche, después de visitar el hospital al darse cuenta que se habrían excedido un poco en su pelea. Logan había terminado con su brazo izquierdo totalmente roto, mientras ella tenía tres costillas quebradas, además de todos los moretones y cortes que se provocaron con sus golpes. Al final mintieron que tuvieron un accidente de tráfico, yéndose después de ser atendidos antes de que llegara la policía a interrogarlos sobre el supuesto accidente.

Solo con el apoyo incondicional de su hermano pudo salir de la profunda depresión que cayó, convirtiéndose ahora él en su pilar. Gracias a sus esfuerzos y cuidados después de un año de forzado pero merecido descanso para ambos, el par volvió a estar activo retomando sus puestos en el Ejercito, volviendo la capitana y sub capitán del más famoso escuadrón conocido en la guerra: el Assassin Wolf Squad.

Lo demás ya es conocido por todos, después de veintidós años de servicio a beneficio de la guerra, murió sacrificándose al quedarse a detonar la bomba que acabaría con todo, incluso con su dolor. Desde antes de que le asignaran esta importante misión ya sabía que no volvería, la enfermedad había causado estragos en su cuerpo, sosteniéndose por pura fuerza de voluntad cuando los medicamentos dejaron de hacerle efecto. Sabía que sería su última misión, por lo que había dejado todo listo para su inminente partida. Podría decir que lo más irónico fue que haya muerto el mismo día en que llego por primera vez a este mundo, cerrando así un ciclo completo de vida.

Ella paso todo eso como Samantha, pero podía decir que aunque sufrió los peores dolores al perder a la mayoría de los que ama, aun le costaba entender el dolor del nuevo niño a su cargo porque su dolor, aunque era parecido al suyo a la vez era completamente diferente. Chieko nunca sintió el dolor de la traición (Gracias a Dios) por lo que no podía comparar su dolor con el de Sasuke porque el niño fue testigo de cómo su hermano mayor masacro a todo su clan en una noche, diciéndole palabras horrendas para que buscara sobrevivir para vengarse. Esa era una de las más grandes traiciones y acababa de sufrirlo siendo tan chico, provocando la lastima y compasión de toda la aldea.

Si bien ya paso casi medio año desde lo que se conoce como la Masacre Uchiha, el niño sigue teniendo pesadillas sobre esa noche. Casi todas las noches madre e hijo se levantaban corriendo buscando socorrer al pelinegro que gritaba y sollozaba, a veces los nombres de su familia, a veces llamando a sus padres y otras preguntando incansablemente lo que ella hace ya mucho tiempo se pregunto.

‘¿Por qué?’

Los gritos seguirían hasta que lograran despertarlo, la mayoría de las veces con un rubio al punto de las lagrimas por la preocupación que le causaba la situación de su amigo. Después de calmarlo y mostrarle que eran reales y no productos de su imaginación la adolescente tomaba en brazos a cada niño y los llevaba a su habitación, acomodándolos en su cama junto a ella, para cantarles canciones de cuna hasta que se durmieran, acurrucándose contra su cuerpo.

Así seria por varias noches, al final la pelinegra tomando la decisión que todos dormirían en una sola habitación, viendo que Sasuke parecía calmarse al sentir la presencia de ambos, disminuyendo un poco sus pesadillas porque ante el mínimo movimiento o sonido de malestar Chieko se despertaba y comenzaba a cantarle o a acariciarles sus cabellos hasta que se calmaba. Así que por más de cinco meses los niños se mudaron temporalmente a su habitación, siendo de esta la única con una cama tan grande como para que cupieran los tres sin problemas.

Todo este tiempo ninguno, ni madre e hijo, se atrevieron a preguntarle algo al Uchiha, dejando que este solo se abriera ante ellos, buscando no atosigarlo con preguntas que seguramente serian muy dolorosas para él, conformándose con ser su compañía ante la dura situación que estaba viviendo, convirtiéndose ante los ojos del pelinegro en sus nuevos pilares.

Fue en una noche en que Chieko estaba llenando algunos informes sobre el estado de salud de los dos niños cuando un vacilante y tímido Sasuke se sentó a su lado y pacientemente espero a que terminara con su papeleo. La de ojos dorados aparto todas las cosas, abriendo sus brazos en una clara invitación para el niño. El pequeño Uchiha no tardo en refugiarse en sus brazos, disfrutando de la calidez que emanaba el cuerpo femenino. Se quedaron un buen rato así, disfrutando de la presencia del otro. El azabache se relajo completamente al oír el constante latido en el pecho de la mujer, convirtiéndose en uno de sus sonidos favoritos.

No sabe que lo motivo a hacerlo, pero en el momento que abrió su boca todo lo que venía guardando en su ser lo derramo sobre la pelinegra, que escuchaba paciente todo lo que el niño tenía para decir. Lo único que pudo hacer es agradecer en silencio que no tuviera que aplicar el mismo método que su mejor amigo uso con ella.

Cuando termino de confesarse Sasuke estaba temblando, luchando con todas sus fuerzas contra las lágrimas de rabia y dolor que lo embargaban. Una cálida mano se poso en sus cabellos, otra en su rostro, calmándolo al instante. La adolescente era la única capaz de tranquilizarlo con un solo toque, dejando amorosas caricias donde sus manos se posaran.

-Si deseas llorar hazlo, nadie te juzgara por eso mi niño-

El Uchiha negó tercamente, realmente el orgullo Uchiha mezclado con el orgullo masculino serian el causante de sus canas en un futuro.

-¿Realmente deseas cobrar venganza?-

La mirada aguda que recibió fue suficiente respuesta, suspiro silenciosamente, acunando la cara del pequeño Sasuke entre sus manos, permitiéndole que vea sus ojos.

-Lo que quise decir es: ¿Dejaras que las palabras de tu hermano guíen tu vida? ¿Es realmente ese tu deseo?- una mirada confusa fue la única respuesta que recibió- Si deseas poder, deséalo bajo las premisas correctas. Si solo deseas poder para ser capaz de vengarte estarás condenándote a un camino de profunda oscuridad e infinita soledad, donde solo llegaras a tu autodestrucción porque una vez que consigas tu venganza te quedaras sin nada, solo el vacio al que tú mismo te condenaste, volviéndote un ser frio y despiadado. Terminaras convirtiéndote en lo que más odias-.

-Entonces ¿Qué otro camino me queda además de ese?- la desesperación se oía en su voz, junto a la pregunta implícita que no se dijo:’ ¿Qué otra razón tengo para vivir si no es por la venganza?’.

-Existe otro camino Sasuke, uno que tú mismo iras escribiendo: el camino del amor. Este es un camino que nunca transitaras solo, porque tienes a Naruto y a mí de tu lado. En este camino no te veras obligado a romper con tus lazos por un falso poder, sino que mientras más lazos construyas mas fuerte serás ¿Sabes por qué? Porque mientras más personas tengas para proteger, mas fuerte te harás por la imperiosa necesidad de querer protegerlos, de querer solo su bienestar; incluso en los momentos más duros serás capaz de encontrar el coraje y la fuerza para hacerles frente, porque sabes que hay personas que desean verte bien, desean verte convida y tu deseas protegerlos con todo tu ser. Ahí Sasuke, es cuando obtienes el verdadero poder, ese poder que te permitirá seguir de pie aun cuando tus fuerzas se han agotado, que te hará mirar a la muerte a la cara y reírte porque estás seguro que fallara en llevarte, porque tienes a las personas detrás de ti, a todos esos lazos que formaste durante toda tu vida prestándote su fuerza, siendo tus pilares, sosteniéndote y sonriéndole a la muerte a tu lado, porque quieren verte feliz, porque eres importante para ellos, porque te aman. No estarás solo Sasuke, aun si solo deseas que nosotros dos seamos tus únicos pilares estaremos a tu lado, respaldándote siempre, porque te queremos Sasuke y eres parte de nuestra pequeña familia-.

La convicción, la ternura, el amor con el que aquellos brillantes ojos dorados lo miraron mientras hablaba; la sinceridad con la que sus palabras salían cargadas de su boca y de su corazón provocaron las lagrimas del niño, quien se aferro con desespero de la pelinegra, siendo bienvenido en sus brazos. Sus sollozos fueron acallados por el pecho de la adolescente, quien repartía dulces caricias en sus negros cabellos. Unos segundos brazos se unieron, abrazándolo por el costado. El distintivo cabello rubio fue lo único que necesito para saber que Naruto también estaba ahí, tanto madre e hijo abrazaban al pequeño Uchiha entre ellos demostrándole la veracidad en las palabras de la mayor; no importa si Sasuke decide alejarse, aislarse del mundo para conllevar su dolor, mientras los tuviera a ellos dos estaría bien, estarían bien.

Algo cambio dentro de Sasuke esa noche, jurando en medio de la oscuridad mientras veía dormir a su nueva familia que no dejaría que Itachi ganara, se haría más fuerte pero no para él, sino para proteger a su familia, para conservarla a su lado para siempre. No dejaría que las palabras de su hermano guiaran su vida, ahora sería él quien tomaría las riendas de su destino, no Itachi, no su padre, no los Uchihas, sino él; y mientras tuviera a ellos dos de su lado, no necesitaba nada más.

Traería justicia para su clan, pero no dejaría que la venganza guíe su vida. Su hermano será juzgado, pero una vez que sepa todas las razones del por qué hizo lo que hizo dejara que la justicia se haga cargo, tomando como un nuevo objetivo en su vida atrapar a Itachi y llevarlo a que sea juzgado, eliminando así cualquier riesgo para su familia.

Se haría fuerte, seria fuerte, para así nunca más tener que pasar por el mismo dolor, protegería a su familia; lucharían codo a codo los tres contra el mundo si así podrán permanecer todos juntos. Esa sería su nueva razón para vivir.

``Gracias Chieko, gracias Naruto´´.

Esa noche fue la primera de muchas en la que el pequeño Uchiha no tuvo pesadillas, sino que durmió plácidamente como hace tiempo no lo hacía, sintiéndose otra vez seguro ante el calor que su nueva familia le daba.


Un año completo paso, un año donde Chieko decidió no tomar misiones hasta que estuviera segura de poder dejar solos a los niños en su cargo a pesar de que fue ascendida a jōnin días después de que el sobreviviente Uchiha fuera dado de alta en el hospital.

Aunque vino rechazando la propuesta por un tiempo, no tuvo más elección que aceptarla después de enterarse que era tutora legal del niño hasta su mayoría de edad. Ahora tenía a dos niños en crecimiento bajo su ala, por lo que sus ingresos deberían aumentar para poder criarlos y darle con todos los gustos como ella desea. Estaba agradecida con todos sus amigos por todo el apoyo que le dieron cuando la noticia se divulgo, en especial a Sasuke. Akiyama ojisan venia todas las mañanas a ver como estaban, llevando consigo frutas frescas para comer todos juntos en  el desayuno. Cuando descubrió que el pelinegro era amante de los tomates aparecía con unos cuantos en su casa, disfrutando del brillo que aquellos ojos obsidianas mostraban cada vez que veía los rojos tomates resaltar entre las demás frutas y verduras, incluso cuando iba a comprar siempre le regalaba dos o tres tomates mas para el deleite del pelinegro. Hiriko obasan llegaba por las tardes, llegando con galletas o pan horneados por ella, con alguna prenda de regalo para los niños o para la chica. Aunque no lo dijera en voz alta el pequeño Uchiha disfrutaba de las muestras de cariño de ambos adultos, considerándolos dentro de él como su familia también.

Cuando fue a contarles a sus compañeros y maestro lo sucedido, también les contó sobre que los antiguos líderes del exterminado clan la eligieron como la tutora de su hijo, por lo que se veía en la obligación de aceptar su ascenso de rango.

Unos se preguntaran ¿Por qué les contaba sobre eso? Pues, la respuesta es muy sencilla. Cuando aun eran un equipo genin los tres juraron que ascenderían juntos al éxito, por lo que cada vez que le ofrecieran ascender estos solo lo harían si los demás miembros también tenían la oportunidad. Los tres ya habían recibido propuestas, pero ninguno quería aceptar porque no se sentían preparados o simplemente no tenían ganas de complicarse la vida. Pero al ver como su único miembro femenino se veía en la obligación de aceptar, no dudaron ni un segundo más y también aceptaron su nuevo rango; todo sea para preservar la resplandeciente sonrisa que su amiga les dio cuando le dijeron que harían lo mismo.

Durante ese año consiguió un nuevo sensei, que superaba en excentricidad a los dos últimos*. De pura casualidad se encontró con la ‘Bestia verde de Konoha’ cuando buscaba un lugar para entrenar, aprovechando que Hiriko obasan se quedaría con los niños toda la tarde. Lo encontró con su característico traje verde junto a los llamativos calentadores naranjas, haciendo flexiones que si no mal recuerda iba por la 235 cuando llego. El hombre con corte de tazón y cejas pobladas no se dio cuenta de su presencia, por lo que espero a que terminara para hacerse notar. Cuando llego a las trescientas flexiones paro, tomándose un corto descanso. Ahí fue cuando la pelinegra hizo acto de presencia, presentándose cordialmente ante el ‘desconocido’ hombre que decidió ocupar su zona favorita para entrenar. El hombre de inmediato la reconoció, primero como la ‘novia de su eterno rival Kakashi’ y luego por su nombre en el libro bingo como el ‘Fantasma dorado’. Después de casi infartarse al descubrir cómo era conocida entre los demás ninjas y aclarar que su relación con el peliplata era de simples amigos, aprovecho la oportunidad y pidió ser su alumna.

La mirada de puro asombro del pelinegro casi le hace reír, usando toda su fuerza de voluntad en conservar la expresión estoica en su rostro. Ante su silencio procedió a explicarle el porqué de su pedido: aunque era considerada un prodigio su taijutsu era regular, dependiendo mucho de sus técnicas de ninjutsu a la hora de realizar alguna misión. Quería mejorar, quería ser más fuerte y quien mejor que él para ayudarle. Era conocida por su velocidad que rápidamente estaba alcanzando a la del legendario ‘Destello amarillo de Konoha’, pero sabía que era por su manejo del Hiraishin, no por su verdadera velocidad física, por lo que necesitaba hacer algo para cambiarlo, quedaban solo unos pocos años para que la historia que ella conocía comenzara su curso y debía estar lo mejor preparada para lo que deseaba hacer.

Además tenia personas preciosas que necesitaba proteger ¿Cómo sería capaz de eso si solo se quedaba en la mediocridad? Necesitaba ser fuerte, debía ser fuerte, lo suficiente para cambiar las riendas del destino.

Maito Gai acepto gustoso el pedido al ver lo que él denominaba la Llama de la juventud arder en su ser. No pudo evitar reír de la emoción al ver como la adolescente le llamaba ‘Gai-sensei’, dándole su mejor pose de de chico bueno, sellando su nueva relación de maestro-alumno.

Chieko fue muy específica de que no podría estar todo el tiempo entrenando porque tenía dos niños a su cargo a los cuales cuidar y criar, y no se daría el lujo de descuidarlos solo para hacerse más fuerte. Gai entendió y esa tarde se dispusieron a hacer una rutina donde el mismo supervisaría su entrenamiento y sus progresos. Le pidió a la chica que esperara unos segundos, desapareciendo en un remolino de hojas para volver a aparecer con su característica sonrisa mientras le mostraba lo que fue a buscar. Eran un par de pesas de más de cincuenta kilos cada una, le dijo que a partir de ahora y en lo que durara su entrenamiento usaría pesas para aumentar su fuerza y velocidad; cada vez que sienta que es capaz de moverse con normalidad con estas puestas la cambiaria por unas más pesadas y así.

La determinación brillaron en los excéntricos ojos dorados de la chica, provocándole otra sonrisa al hombre, ansioso de ver los frutos de su entrenamiento con él. Quién diría que una vez concluido su entrenamiento Gai descubriría una nueva pasión, convirtiéndose en jōnin-sensei y diciéndole a todo el mundo que su primera alumna oficial era nada más y nada menos que la famosa Kogane no yūrei.

Fue muy gracioso el encuentro que tuvieron los eternos rivales junto a la chica, siendo Kakashi el que los descubrió en medio de una sesión de entrenamiento. El peliplata buscaba un buen lugar para leer, siendo su favorito una parte del bosque detrás del hogar de su amiga pelinegra. Cuán grande fue su sorpresa al encontrarla no solo a ella en ese lugar, sino también a su amigo cejudo alentándola a seguir con sus flexiones de brazos, mientras él estaba sentado en pose de indio sobre su espalda, sirviendo como peso para la chica. Cuando llego la de ojos dorados iba por la flexión 250, quedándole cincuenta para llegar a los 300. Cuando alcanzo su meta Gai salto de su espalda, pasándole una botella de agua a Chieko que estaba sudando como nunca antes la vio. Tanto el maestro como la alumna ignoraban su presencia, mientras ellos seguían hablando sobre el entrenamiento de mañana y que sin faltas mañana cuando se juntaran le traería sus pesas nuevas. Un carraspeo basto para que el dúo particular se diera cuenta de su nuevo invitado, uno saludándolo efusivamente mientras la otra apenas levantaba la mano.

-Em, hola Gai, Chieko-

De la impresión de ver a sus únicos amigos juntos se olvido de los honoríficos, cosa que la chica noto al instante.

-Parece que yo gano, Kakashi-

El peliplata se dio cuenta de su desliz, maldiciendo por dentro. Quería ganar por el simple hecho de que le encantaba verla rabiar, más cuando se burlaba de ella.

Así los tres ninjas se dispusieron a hablar, explicándole al usuario del Sharingan su nueva situación de maestro y alumna. No era raro después ver al peliplata frecuentando sus entrenamientos, gozando ver como su amigo le hacía sudar mares a la pelinegra.

Se convirtieron en un grupo peculiar ¿Pero desde cuando en su vida no pasaban cosas peculiares desde que llego?


La vida siguió con su curso, dejando atrás al pasado. Las estaciones cambiaban en un ciclo interminable, las personas nacían y morían a diario, cumpliendo así con el propósito de existir.

El tiempo se acabo, era hora de comenzar la historia por la que vino. En tan solo dos semanas las manecillas del reloj empezarían a funcionar, comenzándose a escribir la historia de un niño que desafiaría todo, volviéndose el salvador del mundo.

Era hora de actuar.

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