
Prologo
Lo último que recuerda es la sensación de la vida yéndose de su cuerpo, la sangre fluyendo libremente de su herida, la visión borrosa y el constante sonido del temporizador de la bomba. Recuerda sentir como sus extremidades poco a poco dejaban de responder y su respiración pasaba a ser superficial con el pasar de los segundos; recuerda sentir una gran satisfacción al saber que su equipo y su pequeño hermano estaban a salvo, el alivio llenando su alma al saber que su ultimo gran sacrificio acabaría al fin con la Gran Guerra, acabando así con tanta desgracia proveniente de la muerte de inocentes culpa de la avaricia de unos pocos; también recuerda la tristeza y el dolor (tanto físico como espiritual) al no poder cumplir sus promesas, al dejar solos a su pequeño hermano y a su mejor amigo; tristeza al no poder disfrutar ni crear más recuerdos con su ultima familia, que por malentendidos y falsas creencias se hayan separado tanto, solo para reunirse y perdonarse al poco tiempo de su muerte. Si Dios existiera realmente era alguien con un humor bastante sádico y que disfrutaba mucho el drama, pareciese. También recordaba la ligereza qué embargo su cuerpo al pensar en que volvería a ver a los que perdió hace tiempo, volver a sentir el calor de los abrazos de sus padres, volver a ver la sonrisa del sol de su hermano de armas, sentir de nuevo la suavidad de los labios de su amor y la delicadeza con la que sus grandes manos la acunaban siempre. Antes de cerrar sus ojos para la eternidad creyó verlos a todos ellos, sonriéndoles, antes de oír el último pitido y un calor en su espalda. Después, todo fue negro.
Flotaba en el infinito, no sabía si sus ojos estaban abiertos o cerrados, la oscuridad era tan densa que ni podía ver sus manos, va, si es que tiene. Podía sentir su cuerpo, pero a la vez no; era como si este desapareciera de vez en cuando para luego volver, y así por un largo tiempo. Siendo sincera con ella misma, sentía que había pasado años desde que se encontraba en esa oscuridad infinita, flotando en un mar desconocido en completa soledad.
¿Así era morir? ¿O solo estaba vagando por el infinito? O quizás… ¿Era el castigo a todos sus pecados el estar eternamente en la absoluta y aterradora soledad?
No.
Por primera vez en mucho tiempo, según ella, (igual desconfiaba de su percepción del tiempo, porque sino ¿Cómo sería capaz de recordar tan vívidamente sus últimos minutos con vida?); era la primera vez que alguien contestaba a sus múltiples pensamientos diarios.
¿Si no era un castigo por sus pecados, entonces que era?
Una sala de espera.
Ahora la voz se escucho más cerca, pero seguía flotando en la nada ¿Una sala de espera? Ósea, podría decirse que estaba, em, ¿El limbo?
Eres muy inteligente, eso será de gran ayuda.
Gracias, pero de lo que recuerda haber leído en sus tardes de juventud cuando aun dudaba de cuáles eran sus creencias y cuestionaba las religiones del mundo, era que el limbo es un lugar en donde van las almas que no son condenadas al infierno pero tampoco son aceptadas en el cielo, como un paso previo antes de ir al Purgatorio. En conclusión, puedo decir que actualmente no pueden condenarme, pero tampoco salvarme.
Como dije, muy inteligente. Serás de gran ayuda en ese mundo.
Ahora podía decir con total certeza que aquella voz desconocida pertenecía a una mujer. Igual ¿Cómo que ayuda? ¿Mundo? Antes de entrar en pánico, ¿Podrías ser tan amable de explicarme que está pasando? Por favor, querida…
Nuriel. Me gustas, estas actuando mejor que los otros. Creo que estas lista.
Antes de que pudiera responder, sintió como su cuerpo reposaba suavemente sobre una superficie solida. Ahora estaba segura que tenía un cuerpo y no sabía cuánto podría haber extrañado la sensación de estar el tierra firme, era casi la misma que sentía cuando bajaba en medio del aire de los jet, la adrenalina y la sensación de volar era hermosa pero nada como llegar a tierra firme sana y salva. Intento abrir sus ojos, y en vez de la espesa oscuridad recibiéndola ahora tuvo que cerrarlos de nuevo ante el nuevo color que la rodeaba. Una vez que sus ojos estuvieron listos, volvió a abrirlos y pudo ver claramente la mano que había usado como escudo ante el fuerte resplandor, y un techo blanco¸ muy blanco. Igual, ahora estaba rodeada del blanco más puro que alguna vez haya visto en su vida; era imposible para ella distinguir en donde empezaba el cielo o la tierra, el único indicio era que estaba completamente echada boca arriba sobre lo que ella suponía era el suelo.
Se levanto lentamente, aun acostumbrándose a la sensación de tener todos sus miembros en funcionamiento y su cuerpo en excelente estado. Se miro a ella misma, vestía un simple vestido blanco que resaltaba su figura y estaba hecho de una tela exquisita. Realmente era bello, aunque no los utilizaba muy seguido seguía siendo una mujer que de vez en cuando tenía ganas de llevar puesto uno, particularmente en fiestas o reuniones.
-¿Te gusta? Yo misma la elegí-
Ahora la voz sonó detrás de ella, giro rápidamente y en un movimiento instintivo se puso en guardia. Miro fijamente a su nuevo acompañante, no podría negar que era hermosa, jodidamente hermosa. En sus cuarenta años de vida jamás creyó ver a una persona que sea capaz de dejarla sin aliento con su belleza, la mujer enfrente suyo poseía cabellos dorados, que dejaban en vergüenza a los rayos solares; su cara parecía tallada por el mejor escultor de la historia, su piel parecía imitar el mármol más fino, sus pestañas curvas y rubias enmarcaban sus grandes ojos, estos mismos parecían ser dos zafiros de los más puros y brillantes, que la miraban con sorpresa por su reacción para ser seguida por la culpa. Esta mujer era la epitome de la belleza; ella que siempre tuvo un carácter fuerte y, para que negarlo, un poco narcisista, encontrarse con tal diosa realmente era un golpe a su vanidad y autoestima.
-Lo siento, no quise sorprenderte-
-No te disculpes, la próxima no te acerques de forma sigilosa a la espalda de un agente como yo, podría terminar mal- sus instintos la instaban a confiar en la mujer desconocida frente a ella, y sus instintos jamás le fallaron. Bajo los brazos, relajando su postura.
-Creo que lo mejor será comenzar desde el principio ¿No?- solo asintió con su cabeza, sus pensamientos iban a mil por hora como para expresarlos de forma verbal.
-¿Quieres empezar tú?-
-Ok ¿Eres un ángel?- su curiosidad gano, si realmente está en el limbo, entonces ¿Qué hacia un ángel con ella? ¿No se supone que debe vagar por ahí en soledad hasta que puedan decidir a donde pertenece su alma?
-Vaya, es cierto que los humanos son muy curiosos- entre pequeñas risas que para ella sonaban como tintineos de campanas le respondió- Si, lo soy, aunque por lo que veo ya lo dedujiste por ti misma. Con lo que respecta a lo de vagar hasta que sea tu hora, no es cierto-
Solo pudo mirar a la mujer, no, al ángel frente suyo. Entonces escuchas mis pensamientos, deberá controlarse un poco desde ahora.
-¿Por qué estoy aquí? Creí entender que si realmente era verdad de lo del cielo y del infierno yo ya tendría un lugar VIP ahí abajo- incluso ahora frente a un ser celestial y sabiendo que estaba muerta no dejaba de bromear y hacer chistes, realmente era un caso aparte. Se sintió bien al ver como la belleza frente a ella reía con ganas de sus palabras.
-¿Por qué crees eso? Aunque hayas cometido algunos pecados siempre fueron por ordenes o porque no tuviste opción, siempre velaste por el bien de tus seres queridos y buscaste proteger siempre dentro de tus capacidades a los más débiles, a los vulnerables e inocentes de las injusticias; eres humana, tienes derecho a errar y no ser juzgada duramente por eso-
-¿Algunos pecados? No lo tomaría tan a la ligera. Mis manos están cubiertas de sangre, de inocentes y de culpables; por mi culpa miles de niños están huérfanos ahora mismo, madres lloran la pérdida de sus hijos bajo mi mano y padres maldicen mi nombre al tan solo oírlo; por mi culpa mi propio hermano tuvo que conocer el dolor de la perdida y la traición cuando lo que siempre quise es protegerlo y que sea feliz- la amargura se hizo presente en su voz; detrás de su carácter jovial, arrogante y despreocupado se escondía sus pensamientos más oscuros contra ella. Culpa, odio, arrepentimiento, enojo, dolor; todas las emociones que durante en vida se ocupo de ocultar en lo más profundo de ella, dejándolas salir en la soledad y oscuridad de su habitación; ahora se filtraban libremente por su alma, al fin y al cabo ya no era necesario esconderlas ¿Cierto?
-Por esa misma razón, eres capaz de darte cuenta de tus errores, asumirlos y aceptar las consecuencias con la frente en alto. Incluso los dioses conocen los cambios profundos que generan la guerra en uno mismo, a pesar de todo lo que viviste y sufriste supiste serte fiel a ti y a tus ideales; nunca dejaste que la oscuridad te consumiera. Además…-se acerco lentamente, poso una de sus manos en su hombro, era cálida, y ante aquel contacto sintió renacer, las emociones se apaciguaron quedando en calma dentro suyo como hace tiempo no ocurría- Ya pagaste tus pecados con tu muerte, tu sacrificio fue tal que logro conmover a los dioses-.
-Entonces… ¿Qué hago aquí entonces si no seré condenada?- sinceramente no era capaz de recordar cuándo fue la última vez que sintió su pecho liviano, sin la presión de sus emociones negativas; aprendió desde pequeña a soportar esa carga en silencio. En sus momentos más oscuros de su vida si no fuese por la presencia constante y salvadora de su mejor amigo era probable que hubiera cedido al dolor.
-He estado observándote desde el primer momento en que abriste tus ojos. Samantha, eres alguien especial, vi como atravesaste tu enfermedad con coraje y valentía aun si lo ocultaste de todos, vi como afrontabas las pérdidas de tus seres queridos, buscando el ser más fuerte para así no volver a cometer los mismo errores; vi como a pesar de todo lograste llegar a tu hermano y obtener su perdón; vi como lo diste todo hasta el final con tal de salvar miles de vidas y acabar con el infierno que se convirtió el mundo terrenal, te vi Samantha Rodríguez y eres lo que necesito para impartir justicia en otros mundos-
El silencio se hizo cargo del lugar, era la primera vez que oía esas palabras dirigidas a ella, no podía negar que estaba un poco chocleada. Miro fijamente a ser frente suyo, buscando alguna señal de mentiras o trampas, todos dicen que los viejos hábitos tardan en morir.
-Está bien…Pero ¿De qué otros mundos hablas? ¿Realmente existen o son universos paralelos? ¿Qué ayuda puede aportar un simple soldado golpeado por la vida como yo?-
-Es difícil de explicar, pero puedo decirte que conoces muy bien el mundo del que hablo. Serás de mucha ayuda, tus principios y sentido de la justicia te hacen el candidato ideal-
-¿Lo conozco? Si es así ¿Se me permite cambiar algo?- no sabe por qué hizo la segunda pregunta, pero si era verdad de que conocía el otro mundo seguramente habría cosas que desearía cambiar, al fin y al cabo su naturaleza perfeccionista no le permitirá dejar las cosas así como así si es que puede mejorarlas o cambiarlas.
-Claro, esa es una de las razones por la que se te permitirá conservar tus recuerdos, podrás actuar según tu creas conveniente. Si lo conoces, fue una parte importante en tu infancia y adolescencia, incluso llegaste a adoptar algunas filosofías que manejaba-
Muy bien, ahora sí que tenía su total atención. Si llego a adoptar la filosofía podrían ser desde libros hasta series, siempre le fue fácil empatizar con las personas, y si hablaban de personajes pues mucho mas. Estaba entrando a la corriente de la conversación.
-Realmente eres alguien muy perspicaz, algunos tuvieron que exigir respuestas para llegar al punto al cual tu llegaste sola- Nuriel sonrió brillantemente, provocando un leve sonrojo en la soldado, esta mujer es ilegalmente hermosa.
-¿Puedes decirme de que mundo se trata?-
-Claro, nosotros lo conocemos como Mundo 57, pero tú lo conoces como una serie de tu tiempo llamada Naruto-
Otra vez el silencio, la soldado miraba con una cara en blanco al ángel, para después suspirar y llegar su diestra a su frente, masajeándola para apaciguar el inicio de un dolor de cabeza.
-Necesito un trago- otra vez la risa de campañas lleno el lugar, relajando a la mujer- No me malentiendas, amo ese anime y realmente me ayudo mucho con sus enseñanzas pero… ¿No podría ser otro mundo? No sé, uno en el que no sea propenso a que ocurra una guerra y pueda dedicarme a otra profesión además del servicio militar, porque si no recuerdas morí en una, siendo un soldado. Ahh, parece que ni muriendo puedo librarme del uniforme, si algún día vuelvo a ver al general le pagare un trago- suspiro de nuevo, podía escuchar la voz del hombre rondando por su cabeza.
‘Una vez soldado, siempre soldado. No importa que ocurra, siempre llevaras las enseñanzas que tuviste con este traje’
Cuánta razón tenías viejo.
-Lo siento, pero los dioses creyeron que era el lugar perfecto para enviarte- Nuriel acaricio con simpatía los cabellos negros de su interlocutora, entendiendo su frustración: acababa de salir de una guerra para ser enviada a otra, no hay remate.
‘Soldado que huye sirve para otra guerra’, cuanta verdad dicha en aquella frase.
-¿Puedo negarme? ¿Tengo opción?- algo dentro suyo le decía que no le gustara la respuesta, pero nunca fue cobarde ni para las dudas.
-Puedes, pero tendrás que esperar hasta que los Dioses decidan qué hacer con tu alma, y no puedo mentirte, puede tardar años-
Ahora sabía porque no le iba a gustar. Un escalofrió recorrió su cuerpo al recordar la sensación de flotar en medio del vacío, sin saber incluso si poseía un cuerpo. Sacudió su cabeza para despojarse de aquella inquietante sensación, sabía que respuesta dar.
-¿Renaceré con todos mis recuerdos? Mi duda es: ¿Volveré a nacer?-
-Renacerás pero no de la forma en que crees. Al llegar tendrás seis años de vuelta, un nuevo nombre se te será dado y al líder del lugar al que pertenecerás será informado de tu situación como renacida, lo demás dependerá totalmente de ti-
Suspiro con alivio, por lo menos no tendría que aprender a caminar ni hablar de nuevo; también agradece el hecho que ya le informaran a los líderes de su situación, ya no se tendría que romper la mente buscando una forma de explicar cómo sabe tanto y porque pareciese que puede ver el futuro.
-Creo que ya sabes mi respuesta- la sonrisa que le dirigió fue toda la respuesta que necesito- Entonces ¿Cuál será mi nuevo nombre?- si que tenia curiosidad sobre esto.
-Serás conocida como Chieko Ena, aunque sabrás que acabo de decírtelo de forma incorrecta- ambas sonrieron por la pequeña broma.
-‘La sabiduría es regalo de Dios’, vaya, realmente va conmigo- rio entre dientes, encontrando graciosa su situación.
-Me comunicare contigo cuando desees. Fue un gusto conocerte al fin Sam… digo Chieko-chan-
-Gracias por responder a mis dudas, nos volveremos a ver Nuriel- la mujer abrazo al ángel sorprendiéndolo, había olvidado lo afectuosa que era. Devolvió el abrazo, era la primera vez que algún humano le daba este tipo de afecto tan familiar.
-Serás enviada antes del comienzo de la historia, creo que será lo mejor y lo que realmente deseas-
La soldado miro con duda al ángel, antes de poder preguntar sobre que se refería su visión se volvió borrosa y sus pies ya no estaban sobre una superficie solida.
``Supongo que es hora de mi nueva misión´´.
Otra vez un resplandor blanco fue lo último que vio antes de ceder a la inconsciencia.
...