Treinta días

Naruto
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Treinta días
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Summary
Treinta días.Treinta días de One Shots de Sasori y Deidara en distintos AU.Ni muy cortos ni muy largos.
Note
Hola!!!! Esta obra esta terminada en mi cuenta de Wattpad, salgo igual de como salgo aquí en Ao3, esta vez decidí ponerlo en Ao3 para que los demás lo lean.
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Día 7 - Ciudad

Oh la ciudad, en ves en cuando hay que ir a la ciudad, después de todo ellos viven en el campo, a unos treinta y pico kilómetros de la ciudad, a veces van en caballo y en otras van en la camioneta, pero esas pocas veces que van en aquella 4x4 es cuando consiguen algo de gasolina. 

Aparte que los carros hacen mucha presa cuando ya están llegando cerca de la ciudad. Mejor los caballos, pero de igual forma tienen que meterlos en un pequeño rancho antes de llegar, los tres van caminando para con algo de prisa, pues uno de los amigos de Obito —El sexy líder—, se había quedado atrapado en un edificio.

Deidara es quien está más preocupado, pues es su hermano, Sasori le acompaña porque no quiere dejar solo a su chico en ningún momento y Obito les acompaña a los dos porque no confía en las parejitas enamoradas en medio del fin del mundo.

Pues terminan los dos muertos o uno siendo comida de esas cosas horribles.

Bueno, también los acompañaba para ser el salvador del hermano mayor del rubio, Kakashi Hatake, oh, cierto, ¿Ya mencionó que cada vez que ve al peli-plata tiene un terrible problema entre sus piernas? Sí, él no lo admite porque quiere verse el heterosexual inalcanzable con las demás chicas, o las sobrevivientes.

—En diez minutos llegamos a la ciudad —avisó Obito—. Lo más seguro es que los quedemos a dormir en algún hotel cuando encontremos a Kakashi. Dejé a Pain a cargo y sabes que él está muy pendiente sobre el embarazo de Konan, así que no confío mucho en esa zanahoria parlante.

—Pudimos ir nosotros, dijo que estaba en el hospital buscando medicamentos y quedó atrapado en el tercer piso, al parecer el segundo y el primero se llenó de caminantes por que disparó el arma sin querer.

Deidara respondió con arrogancia, tomado de la mano con Sasori y como siempre el peli-rojo correspondiéndole.

—Kakashi recibirá un duro castigo, ¿Lo sabes muy bien, verdad rubia? No debió salir sin mi permiso —Obito sonrió ladino, mientras de sigue acomodando su chaqueta de cuero, para después quitar los pelos pegados del alambre de púas que está a su bate.

Oh sí, cabellos de zombies —Y una que otra persona—, Obito dijo aquello en doble sentido, Deidara le miró con odio, Kakashi si le gusta Obito, pero el azabache es muy «Hombre» o así se dice él cada vez que se acuesta con las chicas, que las coje tan bien que ellas hasta gimen su nombre, extrañamente lo presume cuando Kakashi está con él.

—Que nostalgia —murmura Sasori al ver la ciudad, claro, hecha trozos y con muchos vehículos.

Justamente había recordado cuando todo inició, uno de sus carros están entre aquella fina interminable de vehículos con vidrios rotos, sangre y uno que otro zombie adentro. Sasori iba a una entrevista de trabajo que por fin después de tanto tiempo le habían aceptado, muy preocupado por la tardía y la presa que había, decidió bajar y caminar unos metros para ver que es lo que pasa.

En realidad, que era lo que no pasaba.

Encontró a un chico rubio que recién se hacía quitado el casco que protegía su cabeza, miró su celular y solo veía hacia los edificios.

—Oye, ¿Sabes que es lo que pasa? —preguntó Sasori.

Deidara volteó. —No tengo nada de señal pero escuché que están los de las fuerzas armadas, ya no puedo adelantarme, mira todo ese genterio.

—¿Y por qué no tomas otra ruta? Vas en moto, es más fácil para ti.

—Neh, algo me dice que me quede aquí, aparte que no quiero ir a mi destino.

Sasori observó la fachada del rubio, muy bien vestido, como si fuese a un evento importante, como una boda. Casualmente el peli-rojo iba a ir a una boda, pues sería el secretario del jefe, que se llama Deidara.

—Oye, ¿Te conoz...?

El chico rubio y el peli-rojo escucharon como desde atrás vienen varios helicóptero y aviones de propiedad de las fuerzas armadas aéreas iban directamente hasta la ciudad.

—Mierda. . .

Los dos vieron como la mayoría de aviones llegaron pero no ayudar, si no a destruir la ciudad con bombas.

El rubio encendió su moto y le pasó el casco a Sasori, este no entendía.

—¿Qué esperas? —encendió su moto y miró a Sasori—. Iremos a la casa de mi hermano, aquí nadie está seguro. ¡APURATE! —cayó otra bomba cerca de ahí.

Sasori miró y sí, ya se veía el humo.

Subió en el otro asiento y se acomodó rápidamente el casco y se agarró del abdomen del rubio. Apenas lo hizo sintió como este manejó su moto a toda velocidad.

Y sí, después se dieron cuenta de que el jefe era él, y el empleado que seguramente Deidara no contrataría, es Sasori.

Volviendo al presente. El trío entró a la ciudad hecha un desastre. Por dicha todavía hay algunos supermercados que no fueron en su totalidad destruidos, pero ellos mayormente roban en restaurantes y hoteles, pues ahí es donde hay más comida.

—¡Deidara, muévete! —exclamó Obito.

Deidara vió cómo una de esas cosas se quería tirar a él, sin embargo el Uchiha bateó con mucha fuerza y agilidad la cabeza del zombie, dejándolo prácticamente con sus sesos en la pared. Y parte de su sangre podrida en el cabello amarillo del rubio.

—¡Joder, tienen que ser más precavidos, imbéciles buenos para nada! —Obito se alteró, no por el hecho de haber salvado al rubio, si no de la forma en que los dos estaban tranquilos yendo lentamente hacia el hospital, cuando Kakashi se encuentra en peligro y sin comida.

—Oye... —Obito interrumpió a Sasori.

—Nada de «Iyi» Sasori, ustedes deben de ser más precavidos —dirigió su vista a Deidara—. Y tu rubia, tienes una maldita pistola. Ni yo tengo una.

—No sé controlarla del todo —musitó el rubio—. Aparte que puede sonar muy fuerte.

Sasori frotó su frente con las yemas de sus dedos, ama a Deidara, pero en definitiva, a veces su novio es algo... Tonto. Ya que las pistolas que cargan, están silenciadas.

—Deidara en serio lo único que tienes en esa cabecita es cabello, ¡Idiota las armas están silenciadas! —Obito está a punto de darle una patada en el al rubio, pero intenta calmarse—. No entiendo, no sabes controlar una pistola pero tienes una, que irónico.

—Sabes, hay una que sí puedo controlar a la perfección...

Deidara se volteó atrás y Sasori lo hizo, ambos vieron a Obito quien estaba algo serio mirando a la pareja explosiva.

El lindo rubio con su dedo índice señaló la entrepierna del peli-rojo con una sonrisa traviesa, Sasori y Obito siguieron la mirada del rubio, mientras que el Uchiha soltó una risa, Sasori se avergonzó, su novio es todo un atrevido.

—Esa arma es la que sé controlar a la perfección, y solo yo —recalcó Deidara abrazando a Sasori.

Obito rió. —¡Es cierto, te gustan las pijas! Vaya, siempre se me olvida.

—Sí, sí —Deidara se puso serio nuevamente—. El hospital está en la esquina, ya podré hablar con Kakashi por el radio.

Apenas el rubio iba a sacar el radio, una bala le hizo caer el radio al suelo, se del susto.

—¡Suelten las armas! —exclamó aquella voz.

—Mierda —susurró Obito—. Háganlo.

Sasori y Deidara se miraron pensativo, pusieron sus armas en el suelo. De igual forma el azabache también puso a su querido bate en el suelo.

—Voltéense —Obito siguió con esa sarcástica sonrisa de estar metido en la boca del lobo, también volteó con los otros dos, no imaginaron ver a Kakashi ahí, en frente de los tres—. Buenas.

Los tres estaban a punto de cometer un crimen, matarían a Kakashi por esa estúpida broma.

—Antes de que me maten... Traje medicina, armas, muchas armas y comida para el camino, el carro está por aquí —señaló la otra esquina.

—Oh, Kakashi hijo de la gran, me las vas a pagar muy caro —Obito recogió su bate y como siempre lo posicionó cerca de su hombro.

Todos al llegar al vehículo vieron que por el ruido causado de las balas hicieron que algunos caminantes se acercaran.

—En la bolsa de atrás están las armas —dijo Kakashi—. Obito, más vales que manejes a toda velocidad.

Obito le miró con una sonrisa ladina. —Más te vale a ti que prepare esas nalgas hijo de tu madre.

No hubo tiempo de responder, Obito comenzó a manejar mientras que Kakashi comienza a disparar a los muertos que se encontraban en la calle.

—¡Puta madre Kakashi, te mereces el infierno! —halagó el Uchiha.

Después de unos cuantos sesos, mucha sangre podrida esparcida por las ventanillas y un poco de comida enlatada, los cuatro llegaron al rancho donde dejaron los caballos.

—Estúpido Kakashi —dijo Deidara, mientras toma una cerveza caliente, junto con Sasori—. Lo único bueno es que podré beber algo de cerveza, ahora quien sabe hasta cuando probaremos esta delicia.

—Sí, está increíble esta —respondió el de cabellos rojos, tomando más de la lata—. Ya anochecerá, seguramente regresaremos mañana.

Después de aquella bebida, ambos se pusieron muy contentos, vigilando los dos que no llegue ningún muerto a invadir aquellas zonas mientras que Obito y Kakashi descansan dentro.

—Estar contigo en el fin del mundo fué lo mejor que me pasó —espetó Deidara.

—Lo mismo digo —Sasori miró a Deidara, acarició su mejilla.

Muchos en el apocalipsis murieron, han visto morir algunos amigos y también han visto con sus propios ojos otros siendo comidos por aquellas cosas, pero los dos siguen ahí, firmes ante cualquier cosa y cualquier peligro, Sasori siempre estará agradecido de haber conocido al rubio, si no, seguramente estaría muerto en vida, o lo más seguro que en esos carros convertidos en uno de esos caminantes.

Estaban a punto de besarse, cuando escucharon un fuerte ruido provenir del cielo, así es, algo imposible, algo que jamás pensaron ver en todo el tiempo que han estado sobreviviendo en ese mundo irreal.

—Eso...

—Es un helicóptero.

 

 

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