Treinta días

Naruto
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Treinta días
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Summary
Treinta días.Treinta días de One Shots de Sasori y Deidara en distintos AU.Ni muy cortos ni muy largos.
Note
Hola!!!! Esta obra esta terminada en mi cuenta de Wattpad, salgo igual de como salgo aquí en Ao3, esta vez decidí ponerlo en Ao3 para que los demás lo lean.
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Día 6 - Diario

17 de mayo de 1990

Querido diario:

Hoy es el mejor día de mi vida, después de estar por muchos, meses, semanas y días en este infierno pude salir, miré como los enfermeros y el personal me miraban con asco y repugnancia, no lloré porque a mi lado estaba mi primer y único amor.

Sasori.

Una chica llamada Konan, que es una de las únicas que nos apreciaba, nos obsequió dos mudadas y nos quedó un poco grandes pero aún así  cómodas.

Yo soy la persona que más está orgullosa, por fin soy libre.

No me tratarán más como un enfermo mental ni mucho menos como un niño confundido, pasamos por golpes, torturas e incluso hasta descargas eléctricas para "aceptar" que no soy homosexual.

Tomé la mano de Sasori, él la tuvo sin corresponder por miedo a recibir otra vez esas palizas que le daban los encargados de él. Yo aún siento los moretones en parte de mis brazos y abdomen, pero da igual todos esos golpes cuando ya por fin estoy saliendo de la mano con mi amado en total libertad.

Sin que nos tachen como enfermos mentales.

Sin que nos metan a un hospital psiquiátrico por sólo un simple beso en las calles.

Ahora nuestras familias da igual, ellos hasta aprobaron que nos torturaran de todas las maneras hasta que aceptáramos que no somos homosexuales.

Pero ni eso pudo separarnos.

¡Ja! Ilusos.

Pasamos por tantas cosas, el rechazo de nuestra familia y tuvimos que pagar nuestros estudios trabajando duro y ellos vinieron a hacerse las víctimas diciendo que solo estábamos confundidos.

Imbéciles.

Sasori hubo un momento donde pensó hasta serlo, pensar estar confundido y querer aceptarlo hasta el punto de no querer verme, pero sabía que esto solo era una de aquellas cosas que te hacen pensar en estas cosas.

Yo jamás lo llegué a pensar, no me importaba morir, jamás negaría que en verdad estoy enamorado, ¿Por qué negar mis sentimientos?

En verdad amo, en verdad adoro y eso no me hace ser extraño o un enfermo.

Salimos del hospital y noté como habían cientos y cientos de fotógrafos con ese gran morbo de fotografiar a los chicos y chicas homosexuales que salían, solamente para dar polémica y tener de que hablar por lo menos en unas dos semanas o unos dos días.

Sasori seguía callado y lo entendí, él fué quien la pasó peor al no ser una persona tan habladora, entre los mismos enfermos le trataban mal, mi peli-rojo nunca fué un chico que pelea por todo, nunca fué como yo que por cualquier cosa hago pleito, eso fué lo que nos hizo diferenciar.

Sasori correspondió mi agarre después de mucho tiempo y escuché como musitó aquellas palabras que me hicieron ver lo duro que fué para mí chico estar ahí:

—Vámonos ya de aquí, por favor.

Con algo de fuerza y adrenalina pasamos a esos fotógrafos casi a empujes y forcejeos, escuchamos los mejores insultos de la vida.

—¡Malditos homosexuales, se irán al infierno!

Solté una risa y al salir de ahí me di cuenta que boté algunas cámaras, muchos me miraban con desprecio mientras que Sasori bajaba su mirada avergonzado, lo apoyé a mi pecho y me volteé hasta los fotógrafos.

Les saqué el dedo de en medio mientras beso los cabellos rojos de Sasori.

Oh, me miraban con tanto asco que parecían que vieron al mismo demonio en persona.

Sasori y yo nos fuimos de ese hospital, en rumbo hacia las calles de Los Ángeles y recorrer la ciudad sin nada de dinero y seguramente irle a pedir posada a uno de nuestros amigos que conocíamos desde hace años.

Yo ya lo estaba creyendo, los anuncios de Coca-Cola y los múltiples periódicos de la noticia del día, de la semana y puede ser hasta del mes.

¡La Asamblea General de la OMS elimina la homosexualidad de su lista de enfermedades psiquiátricas!

Muchos como la noticia del año, otros como lo peor que pudo pasar, unas personas no tan tontas pero a su vez menos inteligentes les da igual la situación, de igual forma quien sabe hasta cuando los seguirían viendo como unos fenómenos.

Al parecer Sasori aún no puede creer que en serio estamos fuera de ese horripilante hospital, como un esclavo puesto en libertad, como un ave siendo sacado de su jaula, como dos chicos homosexuales siendo libres de un hospital psiquiátrico.

Entonces para levantarle el ánimo decidí llevarle a un lugar donde sé que amará mi chico.

Una caminata en la playa.

Sasori sabe que yo camino sin rumbo por muchos minutos para luego pensar y tener un lugar clave donde ir, por eso no renegó en ningún momento ni se quedó quieto cansado, sus ganas de seguir viendo todos Los Ángeles se le hizo como un hobby en menos de un día.

Caminamos unos cuántos kilómetros hasta visualizar la playa, como es algo  tarde ya no se encuentra mucha gente de lo habitual, aparte que las olas no estaban muy fuertes y es un gran momento para apreciar el mar y la arena.

Al llegar a la playa solté su mano y solamente aprecié su hermosa expresión, calma, miedo, libertad, más que todo libertad, en parte agradezco ya que somos libres.

Cada quien tiene su punto y perspectiva de cómo ve las cosas.

Para mí, mi única libertad es Sasori y solo él puede hacerme sentir bien aún estando quemándome en el infierno, simplemente no puedo negar que este peli-rojo me haya cautivado y me haya hecho sentir mariposas en el estómago, él único chico que se interesó en mí a pesar de mi estilo y mi forma de ver las demás cosas, lo amo y estoy seguro que lo amaré hasta el fin del mundo.

Permanecí con él hasta cuando él no lo quiso, permanecimos juntos a pesar de lo imposible que podría parecer nuestro futuro incierto, y tal vez haya un dios que nos escuchó e hizo el milagro de sacarnos de aquel purgatorio donde estábamos como personas muertas en vida.

Algo que escribiré y recordaré por siempre es como de la nada me abrazó y besó mis labios sin el miedo de que alguien nos viera.

Te ví por fin sonreír después de mucho tiempo, por fin nos amaremos sin límite.

Sasori, este diario lo robé de uno de los enfermeros que escribía esas cosas de medicina y aquello menos importante, he arrancado cada página no tan relevante y me prometí a mí mismo escribir en este diario algo que me hiciera tan feliz que hasta mis lágrimas no saldrían de la emoción.

Y ese día llegó.

Un 17 de mayo de 1990, ese día jamás lo olvidaré.

Porque fué el día donde nosotros dos nos fuimos de ese lugar, nos iríamos a ser felices y a vivir nuestra vida como la merecíamos desde hace meses.

Jamás olvidaré el día que nuestro amor ya no sería más un castigo, un miedo e incluso una enfermedad y florecería como siempre debió ser...

Libertad.

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