
Día 2 - Pájaro
Seguí acostado en mi cuarto, pensando en por qué la vida me mantiene en este mundo lleno de injusticias, y sí, es irónico que lo diga un criminal que ha matado personas.
Pero así soy yo.
Si me levanto de la cama es porque el escandaloso de Tobi me hace ir a comer las tres veces al día.
Yo en realidad ni quisiera comer.
Miré a través de mi ventana, tal vez si aquel pájaro que llamé junto con Sasori hace unos meses «Azul» venga a hacerme compañía un rato, pero no, no ha vuelto.
No dejaba de pensar en los acontecimientos pasados y tampoco en lo que ocurrió hace una semana, jamás pensé que los días se me hicieran eternos y que las noches tenían su punto más oscuro que es en la madrugada fría, más fría que un cubo de hielo.
La razón es simple pero difícil de contar, ahora comprendo una pérdida y entiendo el dolor de los shinobis que han perdido a sus seres queridos, ahora comprendo porque existen las guerras y porque Pain hace todo esto.
Porque perdí a Sasori.
Ahora comprendo el frío de las noches lluviosas, porque no tengo a Sasori abrazando mi espalda que siempre buscó el calor de un pecho como el de mi hermoso peli-rojo.
Desde que me dejaste no sé porqué todo se ve tan vacío sin tu amor, no solo eso, tu simple compañía sin necesidad de hablar me hacía sentir en paz y en el lugar donde yo podía sentirme como yo soy en realidad; alguien con libertad.
Me atormenta saber que el tiempo no se puede detener —Y lo que yo más quiero—, que se pueda retroceder.
Sigo observando el ambiente de afuera, ahora todo se ve sin vida y como si en verdad no vale la pena nada por lo que luchamos juntos a través de los años.
Me acuerdo cuando te dije que nos escaparíamos después de que Pain no nos necesitará, tu solamente me quedaste viendo y soltaste una risa, no bastó palabra para que con tu mirada me dijeras que yo era un completo idiota.
Y creo que tienes razón en eso, soy un idiota enamorado. Me molesta todo, siento que me estoy volviendo loco, todo está tan al revés y puedo hacer tan poco.
Ahora veo como todo esta oscureciendo otra vez, y aquel estúpido pájaro no vuelve, recuerdo que dijiste que si lo volvías a ver pegado a la ventana le harías una casa para que durmiera ahí, que yo me encargaría de la comida, tan serio que se veía mi peli-rojo y en realidad eres tan gentil, entiendo como eras con los animales, ellos son los seres más puros de este mundo tan cruel.
Desde que se fué Sasori sólo he dormido en su cama para sentir su olor y que se pegue en mi ser y que al menos haga ilusiones en mi cerebro antes de dormir que él sigue aquí.
El único lugar donde nos vemos es en mis lindos sueños que apareces sin falta en mis pocas horas de descanso, en serio dudo de mi poca estabilidad mental, lo único que me hace sentirme vivo y en la realidad es el hecho que respiro y que siento poca hambre.
Mi apariencia es terrible, mis ojos no brillan como antes y ahora solo se encuentran unas grandes ojeras alrededor de ellos, mi cabello está un tanto enredado y mis uñas un tanto comidas por el estrés que he estado presentando hace unos dos días, un asco, sí, doy asco.
El hecho de haberme aferrado a algo tan efímero como Sasori me hace contradecir mi ideología hacia el arte, es cierto, el arte efímero es hermoso porque dura un segundo, porque no permanece y desaparece dejando un buen recuerdo.
Pero maldita sea, no disfruté cuando Sasori murió. No disfruté que Sasori fuera tan efímero en mi vida, llegó, iluminó mi vida y se fué, como mis obras de arte.
—¡Sempai la cena esta lista! —chilló otra vez Tobi en la puerta de mi cuarto —¡Konan-sempai me dijo que te llamara!
—¡Ok, lárgate! —exclamo molesto, no me cae mal, simplemente que me habla en el peor momento.
Bueno, en todo momento he estado mal, no hay momento desde hace una semana que diga que he estado bien, sería una gran mentira, me engañaría.
Seguí viendo la ventana y me dí cuenta que ya la noche ha caído, no sé cómo dejé de apreciar el hermoso atardecer, como después de esa pérdida tan dolorosa me mantengo.
Tal vez hasta quede con un trauma, solo con ver el rostro de Sasori sin señales de vida, su corazón sin latir y parte de sus labios sangrando hizo aterrarme, he visto tantas muertes y todas me han dado tan igual, pero esta quizá sea las consecuencias de todas las muertes que me dieron igual.
En mi mente siempre va a quedar grabado ese momento en que murió, aún recuerdo cuando sentí que mi corazón se hizo chico sin razón alguna, miré al cielo presintiendo algo malo, no imaginé que la razón fueras tú.
Maldita sea, ¿Cómo podré seguir ahora? Ni yo mismo sé.
¿Qué me motivará? Siento que muero en esta soledad que roba cualquier valor a mi estúpido vivir.
Sasori era quien me iluminaba.
Aún así pasaron días, semanas y algunos meses. Todo fué tan lento y tan doloroso y saber que el único progreso que tuve fué ir a bajar a comer por mi propia cuenta.
Ha pasado tanto tiempo y yo sigo esperando a que aquel pajarraco color azul y que se llamaba azul vuelva a tocar la ventana repetidas veces al atardecer que tanto apreciaba con Sasori, mientras yo moldeaba arcilla y él me observaba.
Oh, se me olvidaba, también espero que en algún momento la puerta de mi cuarto toque dos veces para después aún así abrir la puerta, y claro, encontrarme con él, encontrarme con la persona que más he amado en toda mi vida, Sasori.
Se que jamás pasará, pero la única persona que ha tenido esa manía de tocar la puerta solo dos veces es mi querido Sasori, lo conocía tan bien como para saber hasta su forma de tocar la puerta.
Lo he amado tanto y lo he extrañado como nunca.
Ahora solo sé que aquel pájaro volverá cuando Sasori lo haga.