
Sakura
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Propósito
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Los días en Nami no Kuni se sentían, abruptamente, como un sueño febril.
Imágenes fugaces se mezclaban en aleatoria sucesión, inconexas y desarticuladas. Zabuza y su acompañante enmascarado no eran más que unas sombras lejanas, perdidas en una tierra nublada y gris. La nieve pura manchada de sangre no era más que otro espejismo de un cuerpo pesado y ojos oscuros que no deberían permanecer escondidos. Sakura se estremecía al recordar y le costaba tragar saliva mientras repasaba los eventos en su mente, pero no había nada tangible frente a sus ojos que acompañase el sentimiento. Sakura no tenía cicatrices. Los raspones no habían sobrevivido al paso del tiempo. El horror de la muerte de Sasuke todavía vivía en sus pesadillas (eres una inútil, inútil, inútil kunoichi, no pudiste ayudar, no pudiste… ), pero la realidad de Sasuke-kun caminando junto a ella eclipsada ese terror la mayoría de las veces. Sasuke-kun estaba vivo, totalmente recuperado y más poderoso que antes. Naruto había regresado con una nueva luz en sus ojos, una determinación que Sakura no podía dejar de envidiar. Kakashi parecía intocable frente a los sucesos, misiones y clientes igualmente borrosos y pasajeros.
Y Konoha estaba a la vista. Radiante y viva , llena de promesas.
(Estoy en casa, estamos en casa).
Sintió un ligero tirón hacia la aldea, un repentino impulso de adelantarse y romper la distancia. La familiaridad del paisaje había aligerado sus pasos pero la cercanía con la ciudad significaba un alivio mucho mayor. Estaban en casa, al fin. Había pasado un mes y medio desde la última vez que Sakura había visto a sus padres, a Ino-buta… y ya no podía esperar para verlos.
( Su padre la esperaba. Su madre. Su casa. Sus cosas. ¡Y su cama! ¡Extrañaba dormir en una cama!)
Sakura sonrió para sí misma cuando vio que Naruto empezaba a caminar más rápido como actuando en el impulso que ella había sentido.
A pesar de todo lo contradictorio que Naruto era, había algo sobre su inalterable inocencia que Sakura encontraba dulce. A veces. Había sido una molestia en los días de escuela y un desafío para la convivencia, pero… era casi entrañable.
Kakashi alejó la mirada del libro que estaba en su mano.
—No tan rápido, Naruto.
Los pasos del Uzumaki se detuvieron abruptamente — torpemente — a una buena distancia.
Sakura estudió a su Sensei con curiosidad.
Naruto hizo un mohín. —¿Ahora qué, Kakashi-sensei?
—Antes de que vayas corriendo a la Aldea y te olvides de todo, quiero que hablemos sobre algunas cosas. Principalmente, su entrenamiento.
Eso pareció llamar la atención no sólo de Naruto, sino también de Sasuke. Su expresión llena de indiferencia se disolvió en un gesto de interés.
—Muy bien —añadió cuando los tres se arremolinaron a su alrededor—, quiero hablarles de algo más.
—¿Tendremos problemas por la paga de la misión? —dudó Sasuke.
—Ustedes, no.
Sakura frunció el ceño.
Ellos no tendrían problemas, pero, ¿él sí?
Kakashi-sensei a veces realmente ponía a prueba su paciencia.
—¿Y usted-
Kakashi hizo un gesto con su mano, desestimando la cuestión. —No se preocupen por eso. Está solucionado. O lo estará después que Naruto y yo vayamos a ver al Hokage para informarle sobre el resultado de la misión. No es de lo que quería hablarles.
Sakura parpadeó.
—¿¡Qué!? —protestó Naruto, la indignación claramente reflejada en su semblante—. pero, pero, ¿por qué yo?
—Maa, Naruto. Tú fuiste el que abogó por la misión, ¿no es así? Convenciste a los dos supervisores que nos dieran la oportunidad y ahora estás llegando a la aldea con semanas de retraso. Por supuesto que tienes que ser parte del informe.
Naruto murmuró algunas cosas que Sakura no alcanzó a descifrar y luego se quedó en silencio, su buen humor totalmente perdido.
—¿Vamos a dejar que Naruto le explique lo que ocurrió en la misión al Hokage? —preguntó Sasuke, tras un momento de silencio—. ¿Es una buena idea?
—¡Oye! —Sakura sonrió ante la familiaridad de la reacción, el Naruto que había estado con ellos en las últimas semanas —a medias taciturno, a medias distante— se había esfumado. Alzarse con vehemencia contra las otras personas era la respuesta natural del Uzumaki—. ¿Qué quieres decir con eso, teme ?
Sasuke se encogió de hombros, aunque la esquina de su boca tembló con una sonrisa.
—Déjenme terminar así todos podemos seguir con nuestras vidas —dijo Kakashi-sensei, un tono ligeramente exasperado—. Naruto no dirá nada que no deba, yo estaré para supervisar. Ya les digo, no deben preocuparse por eso. Ahora, no es de lo que quería hablarles. Solo quiero que arreglemos algunos detalles. Los rumores de lo que pasó con Zabuza pronto saldrán por toda la aldea, eso no significa que dejaremos de tomar otras misiones. ¿Eso quedó claro, Naruto?
—Sí.
Kakashi-sensei posó su mirada en Sasuke.
—Sí —respondió el Uchiha.
—Voy a proponer entrenamientos con otros equipos.
—¿Qué?
—Creo que tengo que aprovechar que conozco a los otros dos líderes de equipo que tienen Genin a su cargo… Así que le pediré al Hokage que nos habilite estos entrenamientos. Pero, por si acaso, tengo una alternativa. Sakura.
Sakura se enderezó, a pesar de sí misma. (No bajes la cabeza, no debemos bajar la cabeza, no-)
—¿Recuerdas lo que hablamos sobre tu entrenamiento en Genjutsu?
—Sí —respondió secamente, con un asentimiento. No sabía por qué Kakashi-sensei le decía esas cosas delante de Sasuke-kun, ¡podría decirselas en privado!—. Dijo que tenía que ver a Kurenai-sensei.
Sasuke inclinó la cabeza hacia adelante, pero ella no estaba segura qué pasaba por su mente.
Después de la conversación que habían tenido al salir de la casa de Tazuna, Sakura solo sabía una cosa con certeza sobre Sasuke. Él no pensaba que ella tuviera alguna cualidad digna de defensa. Naruto había alzado la voz para hablar sobre sus virtudes —exagerando, incluso— pero Sasuke había callado.
Ella entendió el silencio como un reproche. El reproche que se merecía. El que era.
Sasuke podía ser introvertido, pero él nunca tenía miedo para decir las cosas, su silencio quería decir que no tenía nada bueno que aportar a la defensa.
(me está juzgando como yo juzgaba a Naruto, me está juzgando como me juzgó ese día, no cree que sea buena, no cree-)
—Quiero que hables con ella incluso si no logro coordinar entrenamientos con los demás. Si no encuentras a Kurenai, quiero que busques a alguien con tu misma naturaleza de Chakra o… ¿Sabes cuál es la segunda naturaleza de chakra a la que le eres más afín?
Sakura negó con la cabeza. Se suponía que la naturaleza del Chakra era irrelevante en la teoría, salvo por la relativa facilidad que tenía el aprendizaje de técnicas basadas en la naturaleza del Chakra y que durante los combates era útil para elegir un contraataque. La afinidad de un segundo elemento era un poco irrelevante.
—No… en la Academia solo hicimos el test para ver la afinidad principal. Fue a principios del último año, cuando empezamos a ver más sobre el tema… Fue opcional.
—¿¡Eh!?
Naruto, con una incredulidad que Sakura encontraba ofensiva, parecía estar a punto de protestar contra lo que ella estaba diciendo.
—¿Cuál…?
— Tú estabas castigado —señaló Sasuke, anticipando cualquier cosa que pudieran decir—, y no pudiste hacerlo. Como dijo Sakura, es opcional porque la mayoría ya tienen idea sobre sus afinidades ya sea por su familia o por sus tutores.
Naruto no tenía ninguna de esas cosas.
Kakashi-sensei se pellizcó el puente de la nariz.
Sakura se encontró sintiendo tanto simpatía renuente como un sentido de satisfacción por su aparente miseria. Naruto era un alumno terrible para tener a cargo, pero ella no quería que siguiera enumerando sus fallas frente a Sasuke.
—¿Sabes cuál es tu afinidad principal, Naruto?
Naruto pestañeó.
Por un segundo a Sakura le pareció ver algo muy parecido a la frustración cruzar por su cara, pero el gesto se perdió cuando Naruto se masajeó la nuca y empezó a reírse. Fue la risa de siempre. Ruidosa, impertinente. Y, sin embargo, había algo subyacente en el tono de su compañero de equipo que delataba su nerviosismo de una forma que nada en su cuerpo lo hacía.
La risa de Naruto siempre le parecía falsa.
No, eso no era cierto.
Nunca antes le había parecido falsa.
( Pero ahora sí sé cómo suena cuando se ríe de verdad ).
El Naruto que gritaba a los cuatro vientos, que reía impetuosamente, que alzaba la voz con ridículas declaraciones, no era necesariamente el único Naruto. No, esa versión de Naruto aparecía cuando él se sentía amenazado. No, amenazado no era la palabra. Incómodo. Inseguro…
Inseguro.
Sakura miró a su compañero por el rabillo del ojo.
Ella no era la persona más insegura dentro de su equipo. La idea en sí misma era extraña, Sakura no estaba acostumbrada a encontrar similitudes entre ellos. Naruto nunca había parecido... Él siempre parecía seguro de sí mismo. Aún cuando todos dudaban. Especialmente cuando todos dudaban de su valía.
Era difícil de aceptar, ese otro Naruto.
Más difícil de aceptar fue la noción que Naruto tenía menos cosas que probar de las que Sakura tenía.
Kakashi soltó un suspiro. —Muy bien. Eso es algo que tendremos que solucionar pronto y antes de un entrenamiento en conjunto. Puedes pedirle a tu maestro de la Academia ayuda con eso, ¿no es así?
La cara de Naruto se iluminó.
—¿Qué pasa con el entrenamiento? —preguntó Sasuke.
Sakura solía preguntarle a Ino sobre sus dudas en la Academia, al principio. No quería preguntarle a su padre esas cosas, él no tenía tiempo para dedicarle a preguntas tontas. No quería escuchar lo que su madre tenía que decir. ( No tienes lo que se necesita para esto, nadie en la familia tiene lo que se necesita, no llegarás lejos, nadie ha llegado lejos ). Ino siempre le respondía, sin importar lo tonta que sonase la pregunta. Respondía con una sonrisa amable (condescendiente) , con la confianza (arrogancia) de una persona que sabe las respuestas sin mirar un libro. Ino había dado sus primeros pasos en el mundo de los ninjas mientras que ella estaba a ciegas en ese universo desconocido.
Ella no podía recordar por qué había aceptado ir a la Academia Ninja en primer lugar. No era como Sasuke o Ino, dos personas que estaban destinados a ese universo. No era como Naruto y los otros niños que no tenían otro futuro y terminaban dentro de la Academia Ninja simplemente porque no tenían otro lugar al que ir.
Solamente había tres requisitos para ser aceptado pero, en su opinión, ninguno de ellos era fundamentalmente cierto al momento de la inscripción.
Debes amar el pueblo y esperar ayudar a preservar la paz y la prosperidad.
Debes tener una mente que no ceda, capaz de soportar el duro entrenamiento y el trabajo.
Debes ser saludable en mente y cuerpo .
Sakura habría podido renunciar a ese destino antes, pero ya no podía hacerlo con libertad. Bueno, libertad no era la palabra correcta. Ella podía renunciar. Podía dejar al equipo 7 para dedicarse a trabajar como un Genin o dejar la carrera y nunca ser reconocida como una kunoichi.
Ella podía renunciar.
Ella no quería hacerlo.
Tenía que… tenía que demostrarle a Ino que podía ser su igual. Tenía que demostrarle a Sasuke, que ella era… que ella podía ser igual de fuerte y valiosa que Naruto. No, tenía que lograr que Sasuke la viera en ella con algo más que un peso muerto en el grupo. Tenía que lograr trabajar codo a codo con Naruto.
Se paró frente al espejo, buscando posibles cambios en la imagen que le devolvía la mirada.
No podía encontrar ningún cambio radical en su apariencia.
Su cabello había crecido un poco más ( no era una sorpresa ) y llegaba hasta su cintura. Nunca había tenido el pelo tan largo.
—¿No tienes que reunirte con tu equipo hoy? —preguntó su madre.
Sakura tomó el cepillo de cabello que estaba sobre la mesa de su habitación y se lo pasó por el pelo. —No. Kakashi-sensei nos dio un par de días libres después de la misión, quiere que hagamos cosas por nuestra cuenta por ahora. Iré a ver a Iruka-sensei.
Naruto no había estado feliz con la idea de dar su informe pero la perspectiva de pasar tiempo con Iruka-sensei le había devuelto la sonrisa. Sasuke…
Sakura no sabía qué haría Sasuke en esos días. Kakashi-sensei había dicho que Sasuke era el mejor del equipo —no con esas palabras— pero ella sabía que Sasuke no se quedaría descansando. Seguramente buscaría alguna forma de hacerse más fuerte.
Ella… debería seguir su ejemplo.
Mebuki asintió, sin decir más. Sakura sintió sus ojos seguir sus movimientos, pero no le preguntó si quería decirle algo más. Su madre le había dado un abrazo suave cuando la recibió tras casi dos meses sin verse, le había dicho que se alegraba de verla, que quería saberlo todo sobre su misión, pero Sakura no quería desprenderse de ese velo de tranquilidad que había caído en su familia. Si dejaba que su madre opinara sobre algo, sabía que su buen humor desaparecería.
—¿No crees que deberías atarte el pelo?
Sakura parpadeó. Se encontró con los ojos de su madre en el espejo. —¿Qué?
—Sé que no te lo quieres cortar —añadió su madre—. Pero creo que deberías mantenerlo atado. Así evitaras alguno de los problemas obvios.
Sakura no pudo evitar pensar en Ino. Aunque nunca había tenido el cabello tan largo y le había costado acostumbrarse a mantenerlo, Sakura se dejaba el pelo suelto porque Ino siempre se lo recogía.
Su madre dio un paso al frente y tomó el cepillo de sus manos. Mebuki nunca había sido fanática de los peinados elaborados —siempre había tenido el pelo corto y por eso Sakura, desde niña, también se había cortado el pelo con frecuencia—, pero nunca se había quejado a la hora de cepillar su pelo. A Sakura también le gustaba cepillarse el pelo.
—Está más largo.
Sakura asintió. —Me gusta así.
—Te queda bien, es un color hermoso —comentó ella.
Contuvo el aliento, sorprendida. Quería guardar esas palabras, ese momento. Su madre rara vez…
—¿Puedes ayudarme con una trenza?
Iruka-sensei se encargaba de repartir las misiones para los equipos Genin, por lo que él era la mejor opción para averiguar sobre el equipo de Kurenai. Sakura no quería recurrir a Ino-buta y estaba segura que Kakashi-sensei no se molestaría en darle una respuesta directa. Él nunca hacía eso durante los entrenamientos. Sakura imaginaba que su intención era que ellos encontraran la respuesta por su cuenta usando las herramientas que tenían desde la Academia.
—Llegaron ayer de una misión —le dijo él—. Tienes suerte.
Sakura estaba ansiando una entrevista con Kurenai Yūhi, quería saber qué debía hacer para practicar. —Gracias, Iruka-sensei.
Su antiguo maestro sonrió. Tenía una mirada amable y una sonrisa cariñosa. La única persona que parecía inflamar su temperamento era Naruto. Sakura siempre había podido simpatizar con ello.
—No hay problema. —Hizo una pausa, mientras revisaba algunos informes—. Quería preguntarte, ¿cómo te sientes en tu equipo?
Sakura titubeó.
—Bien.
Iruka-sensei le dio una larga mirada. —No suenas convencida.
Ella no podía decir "no es lo que esperaba". Simplemente, no podía. Sakura quizá no había sido la mejor alumna de la Academia Ninja, quizá no había sobresalido en todas prácticas, pero ella había puesto todo lo que tenía en sus estudios. Sus notas habían sido sobresalientes.
—¿Alguien en tu equipo te está dando problemas? —preguntó, no sin amabilidad.
—No.
—Esa es una respuesta muy rápida.
Sakura sacudió la cabeza. —Ellos no son el problema, Iruka-sensei.
—Es normal no sentirse del todo bien dentro de un equipo pequeño al principio.
¿Es normal sentir que no tienes un lugar en tu equipo?
Eso es lo que quería preguntarle.
Había una pregunta mejor.
—Puedo preguntar algo, Iruka-sensei.
—Por supuesto.
—¿Por qué estoy en el equipo 7?
Él parpadeó. —¿Qué?
—¿Por qué estoy en el mismo equipo que Naruto y Sasuke-kun? —preguntó—. Usted dijo que los equipos tenían un balance, ¿no? Por eso Sasuke-kun y Naruto estaban juntos. Pero, ¿por qué yo estoy con ellos?
¿Qué es lo que ella podía sumar al equipo? Tenía que haber algo que ella pudiera dar .
Iruka-sensei la miró fijamente. Luego, sonrió.
—Lo siento —dijo—. Ese día usé de ejemplo a Naruto porque él fue quien protestó contra el equipo… No quería que te sintieras excluida.
Sakura asintió. El nudo de su estómago se aflojó un poco.
—¿El equipo 7 está balanceado? Eso es lo que me estás preguntando. Y la respuesta es no, no lo está. Las notas en la Academia solo nos hablan de potencial. Pero creo que tu equipo podría ser formidable. Creo que Naruto puede aprender tanto de ti como de Sasuke. Y creo que puedes aprender de Sasuke y de Naruto.
Era una respuesta un poco decepcionante.
—No es la respuesta que querías.
Sakura quiso reírse. —No.
—Hay otra —admitió, con una sonrisa apenada—. Pero creo que la puedes encontrar por tu cuenta.