
No él
Esquivar a los civiles había sido bastante fácil, los shinobi por otro lado... un poco complicado pero nada que no pudiera manejar, su experiencia de esquivar Anbu en sus dias de academia nunca habían sido más útiles.
Ah y el poder sentir el Chakra de los demás también había tenido mucho que ver.
Disperso sus clones en cuanto atravesó el marco de la ventana de su casa, encogiéndose por instinto ante el sonido de la cabeza del Uchiha golpeando el borde. Se quedó inmóvil, esperando alguna reacción del cuerpo colgando en su espalda, pero además de un casi inaudible quejido no hubo más señales de que fuera a atacarlo o despertar. Los recuerdos de los clones no tardaron el llegar, dos de ellos se habían dispersado así mismos para avisarle no tomar el mismo camino. El tercero estuvo a dos segundos de encontrarse con Konohamaru y sus amigos, y el cuarto fue interceptado por el equipo Ino-Shika-Cho. Agradecía a quien sea que haya creado los clones de sombra, de que fuera casi imposible distinguirlos del real. Sabía que de otra forma no hubiese podido burlar a Shikamaru.
Se detuvo a un costado de su cama, observando con duda las sábanas desordenadas y las almohadas en el suelo. No iba a poner al Teme en su cama, la contaminaría con su olor. Pero tampoco podía dejarlo en el suelo ¿O sí?
—Me deberás está, teme —gruño malhumorado.
Lo acomodo como pudo, levantando su brazo al menos tres veces para que no colgará por el borde. Se alejó unos pasos, preguntándose como una persona podía verse tan diferente estando dormida. Sin el constante ceño fruncido Sasuke se veía... normal. Tan normal como el cara de niña podía ser, enserio ¿Qué demonios veían de bueno las chicas en él? ¡Tenía incluso más pestañas que Sakura-chan!
—Me vas a desgastar rubia —el pelinegro hablo de repente. Naruto tuvo que contenerse de saltar cuando uno de sus ojos se abrió de repente, mirando el techo con una mueca de diversión n su rostro—. Toma una foto, dura... no, olvida eso. Te cobraría los derechos de imagen.
—¡¿No estabas inconsciente?! —bramo sintiéndose engañado, ¿En qué momento se había despertado?
Más importante ¡¿Lo cargo hasta aquí por nada?!
—¿Sabías que si te muerdes la lengua antes de desmayarte despiertas a los diez segundos? —solto de repente el pelinegro, con la mirada fija en el techo.
—¿Qué, enserio? —Naruto, parpadeo.
Sasuke se burló;—No, golpeaste donde no era.
El de cabello oscuro se incorporó, haciendo oídos sordos a los reclamos de la rubia y a la forma en la que parecía un ave enojada batiendo las alas de arriba abajo en un intento de parecer mas grande y amenazante en medio del pequeño departamento. O mas bien un cuarto, identificó.
A la derecha podía ver una cocina simple, acompañada de un lavadero lleno de platos sucios que la hizo estremecer. Uhg, odiaba las cosas sucias. Una mesa rectangular con dos sillas de madera, ocupadas por chaquetas naranjas y más armas cuyo nombre no recordaba del todo. Pero que estaba segura de haber visto alguien usarlas antes.
¿Un héroe tal vez?
También había una puerta al lado de la cocina, un baño seguramente. Un baño no muy grande, a juzgar por los pocos metros cuadrados del resto del departamento. Y finalmente la cama, la cual había ocupado hace unos segundos por lo que era la única zona que tenía derecho a estar desorganizada.
—Rubia —llamó, cortando la discusión unilateral que parecía estar teniendo el mas bajo—, no tengo ni idea porque me golpeaste, ni porque me llamas Saske —fingió no haberlo escuchado corregir el nombre, optando por mirar de cerca la fotografía sobre la mesita de noche. Habían cuatro personas, una de ellas era el rubio a unos pasos, quien continuaba observandola como si fuese a tirarle algo a la cara y correr por su vida. Luego estaba una niña de cabello rosa, que coincidía con la descripción de Sakura. Y quizás lo único que la hacia verdaderamente resaltar entre los otros es que ella sonreía en la foto, pero también era la única quien tenía un aura infantil a su alrededor. Detrás, sosteniendo las cabezas de los dos varones había un hombre alto de cabello gris ridículamente levantado, y si no hubiese sido quien era se preguntaría como demonios mantenía flotando todo ese pelo—. Pero no soy estúpida, de verdad crees que soy tu compañero de equipo —, por último estaba un niño de cabello negro, con la misma expresión de molestia que el rubio mostraba por sobre el agarre del hombre de la máscara— ¿Por qué?
Era fácil saber que el niño amargado era el tal Sasuke, pero ese era el detalle. Chisaki no se parecía en nada a ese mocoso, porqué; número uno, jamás dejaría a nadie tomarle una fotografía y si lo hiciera no saldría con cara de perro. Número dos, bueno, era una mujer. El niño era hombre, y la última vez que revisó no le había crecido nada entre las piernas además de molesto vello púbico.
Y por último, jamás había visto a esas personas antes. No deja vû, no un, los he visto en sueños y definitivamente no un, me los he topado por las calle. Principalmente porqué apenas recordaba el rostro de sus compañeros de clase, y ya llevaban juntos dos años.
Dos años.
Naruto no le respondió, no con palabras al menos. Dio media vuelta, entrando y saliendo del baño en un parpadeo, sólo que sosteniendo algo cuadrado contra su estómago la segunda vez. La parte frontal estaba presionado contra la camisa del rubio, pero Chisaki sabía que se trataba de su espejo. No muy grande, pero lo baste alto para casi rozarle la barbilla al de chaqueta naranja. Levantó ambas cejas, preguntándose el objetivo de esto. Pero el rubio siguió sin emitir palabras, en cambio cerró los ojos, como si no quisiera ver la reacción de Chisaki ante lo que sea que quería mostrarle.
Y si ella hubiese sido inteligente habría hecho lo mismo.
Cuando finalmente volteó el espejo, ella supo de inmediato lo que estaba jodidamente mal. No había nadie más en ese departamento, eran sólo los dos, los asquerosos platos sucios sobre el lavado que su cerebro —súper entrenado por su hermano amante del orden— no le permitirá ignorar por más tiempo, y el muy real reflejo de Uchiha Sasuke justo donde debería estar el de ella.
Casi deseo que el golpe de Naruto hubiera funcionado. Al menos estaría felizmente inconsciente, soñando tal vez con algún héroe pelirrojo y no con la cara casi pegada al vidrio queriendo ver si ya enloqueció.
Y... Santa mierda, ¿Eso era una rata llevándose un plato de sopa instantánea?
—Tú —en un instante las manos de Chisaki estaban sobre la camisa de Naruto—, explicarse, ahora.
Así que... en resumen.
Estaba atascada en un mundo shinobi, aún debe saber que significa eso, donde les enseñaban a los niños desde los cinco años a matar de formas poco convencionales, como con una aguja por ejemplo. «¿Cómo demonios matas con eso?» Les inculcan una mentalidad especial de que la aldea era lo mas importante sin lugar a dudas; aldea, clan y luego familia. «Eh, manipulación ¿Dónde?» Parecían estar en una era de guerra constante, pues la necesidad de seguir produciendo soldados desde tan temprana edad ya era una señal bastante obvia, o simplemente Konohagakure tenía un hambre de poder político y militar. Cualquiera de las dos ya de por sí eran bastante malas.
Y estaba segura que eso apenas era la punta del iceberg. Tuvo que cortar a Naruto antes de que empezará a contarle sobre el conejo que le dieron en la academia y luego... Ni siquiera quería pensar en eso.
—Bueno —hablo después de unos largos segundos de silencio, recolectando toda la información que pudiera partir de la breve historia que Naruto le dio como un medio de orientación para su muy desubicada persona—, si me disculpas voy a buscar un acantilado del que saltar.
«Ella NO estaba pasando por esto»
Podían irse todos a la mierda, gracias.
Enderezo su espalda, recostada contra el costado de la cama del rubio dónde se había permitido relajarse. Sentados uno frente a otro en su departamento minimalista, porque a ninguno de los dos se le ocurrió otro lugar mejor en el que hablar del gran problema que tenían. Frente a ella, Uzumaki Naruto se estremeció como si lo estuvieran electrocutando.
—¡¿Q-Qué?! ¡No! —sujeto su camisa cuando paso junto a él en su camino a la puerta, y muy posiblemente a su ataúd.
Con suerte.
Espera ¿Si terminaría en un ataud no? Quizás las ceremonias fúnebres fueran diferentes aquí. Bueno tampoco podía ser exigente, cremación está bien. Tirarla al río si es muy caro.
—Mira niño —suspira, sabiendo que no podrá arrastrar a Naruto todo el camino hasta algún lugar con mas de quince metros de altura, no cuando él usaba su otra mano para aferrarse a la cama—, no tengo ni puta idea de que hago aquí. No se si esto es producto de alguna particularidad o si me comí por error uno de los muffins espaciales de mi compañero de piso, pero no soy lo suficientemente estúpida como para no intentar irme.
—¡¿Saltando de un acantilado 'ttebayo?!
—La muerte es sólo la siguiente gran aventura —respondió sarcástica, lanzándo una mirada obvia al niño— ¿Qué demonios les enseñan hoy en dia? A claro, a cómo asesinar a alguien con un palito.
Naruto parpadeo, con su brazo y piernas aún aferrados a una de las patas de la cama— Kakashi-sensei casi no nos enseña nada. Esta más ocupado en leer su libro y en el teme.
Levantó ambas cejas, sin perder el ligero resentimiento en la voz de Naruto. Un maestro incompetente sin duda, por todo lo que le había contado ese tal espantapájaros sonaba como un maestro lamentable, con su favoritismo y su pésimo hábito de llegar tarde a todos lados se preguntaba quien había sido el imbécil que lo puso a cargo de tres niños, ¿No había más opciones? ¿O habían escogido al hombre de pelo gris por algo en especial?
—Lamentable —negó, antes de encogerse de hombros—. Pero así es la vida, ve a quejarte con su supervisor o algo así mientras yo me ocupo de mis asuntos.
Tan pronto intento dar otro paso el agarre de Naruto se fortaleció.
—¡Que no! —exclamó con irritación— Es el cuerpo del Teme, no puedes hacerte matar —lindo, casi sonaba preocupado por su compañero— ¡Si lo haces Sakura-chan y Kakashi-sensei me mataran a mi!
Casi.
Se dejó caer cuando se dio cuenta que no podría escaparse del agarre de la rubia, ya había visto la forma en la que se movía por los tejados, escapar no iba a ser tan fácil. A menos claro que quisiera empezar una lucha aquí y ahora.
—¿Entonces? —gruño— ¿Me quedo aquí y qué? ¿Esperamos a que llegue el resto? —bufo, cruzando los brazos— Sí, eso no va a pasar. Perdón pero tu mundo es una mierda. No voy a esperar a que vengan unos psicópatas cría mini soldados a torturar mi pobre alma por información, he visto películas de esto y no termina bien para mi.
En especial porque ni siquiera tenía información con la que negociar. Estaba un poco jodida aquí.
Al final, resultó que no tenía mucho de que preocuparse. Tan pronto llegó el atardecer el rubio salió a comprobar la llegada del resto de su equipo, no sin antes amenazar a Chisaki para que no saliera. Diciendo algo de poder encontrarla en cualquier parte de la aldea o algo así. Por lo que discutieron de nuevo. Hasta que ella tuvo que admitir y prometer que no se movería de allí.
No es como si tuviera a donde ir tampoco.
El rubio se fue, no sin antes asomarse al menos tres veces por la puerta para comprobar que no se haba movido. Ella lo miro, con el rostro inexpresivo y los hombros rectos, espero cinco minutos por si regresaba antes de levantarse apresuradamente y tirar todos los envases vacíos de ramen a la basura —incluso el que se llevó la rata—, lavar los platos, tirar toda la ropa sucia al cesto en el baño y arreglar la cama que ella misma desordeno. Necesitaba distraerse con algo, y la limpieza siempre había sido una de sus obsesiones. Odiaba las cosas sucias. Además, organizar el departamento de la rubia le había dado el tiempo de pensar lo suficiente en lo que haría. Así que cogió un papel y una pluma, que fueron en extremo difíciles de conseguir, y dejó una nota sobre la cama del Uzumaki antes de salir.
Arrivederci, rubia :)
Posdata; significa adiós.
Naruto arrugo la nota en su mano, apretando los dientes y gruñendo se deslizó fuera de su casa a la misma velocidad a la que había entrado.
¡Una hora! Se fue sólo una hora y... quien sea que sea ahora el Teme desapareció, ¡Cómo si nada! Incluso le prometió que no lo haría y se fue ¿Qué haría si alguien más se daba cuenta que no era el verdadero Sasuke? Él que estaba a cargo del cuerpo del Uchiha no se parecía a él ¡Cualquiera se daría cuenta!
Ya bastante le costó convencer a Kakashi-sensei que Sasuke se había ido a su recinto mas temprano de lo normal porque pelearon, lo que llevó a todo un regaño de su compañera por sus "absurdas" discusiones. Como si ella pudiera entenderlo.
—Ma... —había comentado su sensei, alargando la última letra como siempre— es una lástima, esperaba que pudieran llevarse mejor en nuestra asistencia.
Y Naruto había llegado a una conclusión ahora.
¡Todo era culpa de Kakashi-sensei!
Si el no se hubiera ido nada de esto hubiera pasado, ¡Debería estar feliz comiendo en Ichiraku, no persiguiendo Uchihas que no son Uchihas!
Fingió no escuchar el gritó alarmado de un grupo de señoras que paseaban por la calle cuando paso corriendo junto a ellas.
Aunque los civiles de Konoha estaban acostumbrados a ver ninjas en casi todos lados era muy raro ver a alguno usando sus habilidades, él entendía. Después de todo, ahora mismo estaba usando Chakra para mejorar su velocidad.
Al doblar en una esquina lo sintió, el cuerpo del Uchiha estaba cerca.
¡No me importa quien es, cuando lo vea..!
Evitar civiles, saltar cajas, fingir no escuchar los regaños de los dos Chunnin con los que se topó y a quienes tuvo que asegurar no pasaba nada malo y que sólo era él, en camino a asesinar a su compañero de equipo.
Al fin pudo ver la espalda del Uchiha.
—¡Tú... maldito!
Los pasos del de cabello negro se detuvieron al oír su voz, con las manos metidas en los bolsillos y la arrogante postura que odiaba lo miro por encima del hombro. Casi logrando hacer que tropezara, bueno en realidad si tropezó pero de de la sorpresa. La forma en la que lo miraba con total aburrimiento. Completamente diferente a el brillo de diversión de hace un rato que ahora se había... ido.
¿Sasuke?
Gritó cuando un ojo apareció frente a él. Perteneciente a la segunda figura de la que ni siquiera se había percatado en su afan de búsqueda.
—Yo, Naruto.
Sensei.