Un bonito recuerdo

Naruto
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Un bonito recuerdo
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Summary
Un portal que se abrió en medio de la batalla le dará a Naruto una de las peores y, a la vez, una de las mejores experiencias en su vida. Ella no puede dejar a sus amigos en medio de la guerra, pero también debe buscar la forma de volver. Tal vez un poco de ayuda de un Shinobi habilidoso sea la respuesta correcta. Puede haber un poco de riesgo, pero la diversión nunca falta.Créditos de los personajes a Masashi Kishimoto | Historia hecha por AYOF | De fans para fans.
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EL RÍO NAKA

Miró al gato, llamado Roberto, el cual estaba bien dormido en el sofá, ocupando más de la mitad de este. Era un buen gato, y también muy dócil. Se dejaba acariciar, más bien parecía encantarle los mimos. Ronroneaba con la mínima caricia, y también era muy tragón. Tan solo llevaba unas horas y ya lo quería. Su mirada se apartó de Roberto y se dirigió a la cocina donde escuchó la maldición y el gruñido de Shisui. Se levantó y caminó a la cocina para verlo chupándose el dedo, luego vio el sartén que salpicaba un poco de aceite.

—Creí que podías aguantar más —se burló mientras se recargaba en el umbral de la puerta.

—Si me molestas, no te voy a dar de cenar —respondió Shisui mientras volvía su atención al sartén.

Se acercó un poco a él y pudo ver lo que estaba cocinando. Un par de milanesas, al lado había un poco de verdura para una ensalada. Se fue al fregadero y se lavó bien las manos para ayudarlo un poco. También lavó las verduras y comenzó a picarlas. Ninguno de los dos comenzó una plática, por lo que el único ruido era el del cuchillo golpeando la tabla y el del aceite.

En su mente nunca imaginó estar así con alguien. Siempre estuvo sola y, por lo tanto, siempre cocinó para ella. Le gustaba estar con Shisui, un buen compañero de cuarto y un gran amigo. A pesar de que la mayor parte del tiempo se la pasaban estudiando, también había encontrado mucha paz de estar con él. Sin hacer mucho, Shisui pudo colocarse en un buen lugar en su corazón. Sonrió por eso. terminó de cortar las verduras y las puso en un tazón. Se dio la vuelta para ver que Shisui por fin terminaba con su martirio.

—Las milanesas no fueron las únicas fritas —comentó mientras buscaba dos platos.

—Es para tener un buen bronceado —respondió él mientras dejaba escurrir el aceite de la comida—. Supongo que intento copiar tu estilo. Soy casi un fantasma, eso no atrae a las chicas.

—¿Te estás volviendo un Don Juan? —preguntó mientras intentaba contener la risa—. No creo que funcione muy bien eso.

—No debes estar celosa.

Bufó y se acercó al desayunador. Se sentó en un banco y esperó a que Shisui trajera el plato con la comida. Sirvió un poco de agua para él y ella. No pasó mucho para que comenzaran a comer.

—¿Crees que podamos acabar en menos de una semana? —preguntó Naruto, sin mirarlo a los ojos, solo enfocada en su plato.

—Sí. Tenemos a Jiraiya como apoyo. También podríamos atrapar al Tipo Sombra y obligarlo a revelar el secreto de ese Jutsu. Todo se solucionará y podrás volver a ver a tus amigos, Naruto.

Solo asintió mientras intentaba aferrarse a las palabras de Shisui. Quiso confiar por completo en ese comentario, pero estaba esa inseguridad que le decía que solo se estaba engañando. Terminó de comer en silencio. Shisui no intentó romperlo, pero podía notar algunas miradas preocupadas. Las ignoró y decidió concentrarse en otras cosas menos agobiantes, como qué haría el día de mañana.

Los dos se levantaron de la mesa y limpiaron todo lo que ensuciaron. En cuestión de minutos, Naruto estaba sentada en la sala leyendo uno de los libros que trajo Jiraiya. algunos ya los había leído en la biblioteca, por lo que no se molestó en tomarlos. El libro era sobre Fuinjutsu, por lo que intentó comprender la mayoría o releía el mismo párrafo un par de veces más. Por todo el tiempo que estuvo leyendo, se dio cuenta de que todo se complicaba más mientras más sellos y focas se dibujaban. Gruñó y se mordió el labio intentando no desesperarse por no entender. Realmente quiso saber más sobre el arte de los sellos, pero nada parecía tener mucho sentido. Cada dibujo era muy parecido al siguiente, solo cambiando un poco en el tamaño, el ángulo o en dónde se inició el trazo. Era como aprender un idioma desde cero.

Después de una hora, dejó el libro sobre la mesa y se fue a su habitación. Se despidió de Shisui, quien tenía abierta una libreta y apuntaba muy rápido varias cosas. Él solo se limitó a hacer una seña con su mano. Entró en su cuarto y fue a su baño para limpiarse la cara. Cuando todo el maquillaje se fue, miró de nuevo sus marcas de bigotes. Y también notó las ojeras que comenzaban a formársele. El cansancio por fin estaba haciendo acto de presencia. Con Kurama en todo su poder nunca tuvo que preocuparse por las ojeras, tampoco por estar demasiado cansada. Pero con Kurama siendo tan pequeño, todo le pasaba factura. Su energía ya no le permitía quedarse días sin dormir, tampoco el poder hacer cientos de clones al mismo tiempo. Supuso que su red de chacra se vio afectada por su salto en el tiempo.

Se puso cómoda y se recostó. Esperó que no tuviera pesadillas esa noche, pero no fue así. Después de unas horas, despertó agitada y sudorosa. Su respiración era errática mientras su corazón latía con demasiada rapidez. Inhaló y exhaló varias veces para intentar calmarse, pero nada parecía funcionar. Se sentó en el borde de la cama. Sus pies tocaron el frío suelo y eso la hizo sentirse un poco más atenta a todo. Miró a cada rincón de la habitación, pero todo seguía igual. Se llevó una mano a su cabeza y comenzó a recordar su pesadilla.

No recordaba todo lo que soñó, pero las últimas imágenes solo le provocaron más miedo. Solo podía confiar en sí misma para no derrumbarse allí mismo. Los rostros de sus amigos retorcidos, esqueléticos y pudriéndose por la falta de todo el chacra. No quedaba nada. Ese fue su sueño. El no haber podido hacer algo para impedir la muerte de todas esas personas que habían confiado en ella ciegamente. No pudo evitar que las lágrimas cayeran sobre sus mejillas. Tampoco pudo contener el sollozo que escapó de su garganta. Agarró una almohada y la apretó fuerte contra su pecho. Allí lloró por un buen rato mientras intentaba ser lo más silenciosa posible.

Quién sabe cuántos minutos estuvo allí, pero cuando acabó, se levantó para ir por un poco de agua a la cocina. Salió de su habitación y se sorprendió un poco al ver a Shisui sentado en la sala. Parecía estar concentrado en su libreta mientras rayaba toda la hoja. Fue a la cocina y tomó dos vasos de agua seguidos. Luego fue a ver a Shisui, quien no le había prestado atención.

—¿Tampoco puedes dormir? —le preguntó Naruto. Shisui levantó la mirada y se concentró en ella. Lucía tan cansado y se podía notar la tensión en sus hombros.

—Algunas noches no son buenas para mí. Creo que necesitaba concentrarme en otro tipo de cosas que no fueran mis sueños —respondió—. ¿Y tú? ¿Acaso tuviste un mal sueño?

—Sí. Creo que siempre los he tenido, pero se vuelven cada vez más insoportables.

Shisui solo asintió y se apartó un poco haciéndole un lugar en el sofá a Naruto. Ella se sentó a su lado. Vio por el rabillo del ojo que Shisui guardaba con recelo su libreta y la dejaba un poco lejos. Eso le trajo mucha curiosidad, pero no quiso entrometerse en algo malo y arruinar el momento.

—¿Qué sueñas? —le preguntó Shisui a Naruto, su tono sedoso y bastante sincero.

—Muchas cosas. Pero desde que llegué aquí, solo sueño con mis amigos, y en el cómo no soy capaz de salvarlos. Quiero estar con ellos, pero estoy atrapada aquí, y no tengo ni la más mínima idea si podré volver. Sé que hay una posibilidad de usar el Jutsu de mi padre, pero si no puede usarlo, todos ellos morirán por mi culpa. Nunca podría perdonarme si eso sucede.

Las lágrimas volvieron y no las detuvo. Estaba estresada y solo quería hacerse un ovillo y desaparecer. Su mente solo le recordaba su incapacidad de poder encontrar una solución a su problema. Nunca había hecho las cosas por sí sola. Cuando creó el Rasen-Shuriken, Kakashi y el viejo Fukasaku la ayudaron. Sin el poder de Kurama, habría muerto mucho antes, incluso ni siquiera pudiera haber sobrevivido a su primera misión de Rango C.

Sintió que Shisui la rodeaba con sus brazos. No impidió el abrazo, pues ¿cuándo fue la última vez que alguien lo hizo? Solo su madre en ese sueño, pero este fue distinto. Mientras que el abrazo de su madre le trajo paz, en el de Shisui se sintió protegida. Se aferró a él mientras intentaba dejar de llorar, pero no pudo. Él solo le sobó la espalda con suavidad. No supo cuánto tiempo pasaron así, pero se separó después de que dejó de llorar. Se sintió avergonzada por lo que hizo, pero cuando vio el rostro de Shisui, se relajó.

—¿Mejor?

—Mejor —respondió Naruto.

—Siempre he pensado que no deberíamos meternos en las peleas de los adultos —murmuró Shisui—. Solo veamos un poco el pasado. ¿Cuántos niños no murieron en las guerras? Y todo por que varios adultos no estuvieron de acuerdo en algo o por su hambre de poder y riquezas. La Tercer Guerra ocurrió porque la Roca quiso expandirse después de perder territorios en la Segunda Guerra. Miles de ninjas murieron por eso, e incluso la Hoja contribuyó con eso. Hasta que no haya un enemigo en común, ninguna aldea intentará hacer las paces con las otras.

Solo pudo asentir por eso. Shisui tuvo tanta razón en esa última frase. Después de que se dieron cuenta de que Óbito era un peligro para todos, fue cuando decidieron aliarse para pelear y dejar sus diferencias. Pero ¿y si no hubiese sido así? Era probable que todas las aldeas después volvieran a pelear unas contra otras.

—¿También tienes pesadillas? —preguntó Naruto, sin mirarlo a los ojos.

—Todos las tenemos. Creo que las mías son muy parecidas a las tuyas. Solo quiero ver a los que me importan convivir en paz con los demás, pero siempre habrá alguien con una idea sobre que se siente rechazado.

—¿No tienes familia? —salió esa pregunta antes de que pudiera pensarlo dos veces. Se alteró e iba a intentar solucionarlo, pero Shisui continuó.

—No. Mi padre murió en la guerra y mi madre después de que yo naciera. Quedé huérfano a los cinco. Me crie con una anciana, pero también falleció hace un par de años. Así que estoy solo, si eso querías saber.

Sintió culpa por hacerle recordar ese pasado. Respiró con fuerza y le tomó la mano y lo miró.

—Lo siento, no sabía que…

—No te preocupes —la interrumpió Shisui mientras le daba un apretón en su mano—. No sabías y quería sacarlo de mi mente. Quiero creer que solo así puede ser un poco libre de todo esto. Cuando era niño, quería ser un gran ninja, pero este trabajo no es solo lucir bonitas técnicas y volverte reconocido. En algún punto, uno debe hacer sacrificios. Y durante noches, me persiguen los fantasmas de los que he matado.

—¿Cuántos?

—Doce.

Se acercó un poco más a él y le dio una sonrisa, que esperó, fuera reconfortante. Solo lo vio cerrar sus ojos y parecer luchar en su mente. No quería imaginar cómo era luchar contra la culpa de matar a doce personas. En la Academia decían que un ninja mataba, pero siendo niños a nadie le importaba. Pero cuando uno crecía y veía la realidad podrida del mundo, uno solo quería volver a tener la inocencia de su yo pequeño. Porque, a pesar de que mataras a un enemigo, él debió tener una familia o alguien que lo esperara de regreso. Toda su sociedad se construyó a base de la sangre inocente, y nadie hacía algo por cambiarlo.

Ninguno de los dos volvió a hablar, solo se quedaron uno al lado del otro. La noche fue fría, y ninguno de los dos supo en qué momento se quedaron dormidos en el sofá. A pesar de ello, fue reconfortante para ambos.

A la mañana, cuando despertaron, lo hicieron adoloridos. Naruto sintió un buen dolor en la cadera y en el cuello. Shisui no dejó de quejarse toda la mañana diciendo que la próxima vez mejor durmieran en el suelo. Eso solo la avergonzó, pero no quiso mostrarlo. No iba a tardar en llegar Jiraiya, por lo que fue a su baño para darse una rápida ducha. Shisui hizo lo mismo, aunque acordaron desayunar antes de que Jiraiya hiciera acto de aparición.

En su baño, Naruto solo se miró por un momento. Pudo ver que parecía un poco mejor que en la noche, pero aún estaban esas ojeras algo marcadas. Se desnudó y miró de nuevo esa fea cicatriz. Cerró los ojos con fuerza mientras intentaba ignorar el pensamiento de Sasuke atacándola. Se metió en la lluvia tibia de la regadera, lo que solo la hizo disfrutar mucho esos diez minutos. Cuando salió, hizo todo lo que pudo para desenredar su cabello. Se vistió con su ropa habitual, un pantalón de chándal negro y una blusa naranja. Iba a salir de su cuarto cuando escuchó la voz de Jiraiya al otro lado.

—Sabes bien que no debes entrometer sentimientos —gruñó Jiraiya—. No sabemos que pueda afectar en un futuro. Mucho menos poder perjudicarla.

—Lo sé, pero no es algo que pueda controlar —respondió Shisui, su voz baja y bastante suave.

—¡Eres un ninja, debes controlarte por el bien de la misión! Sabemos muy bien que esto puede perjudicarnos a todos, a toda la aldea y a ella. Creí que te habían puesto aquí por tu buen comportamiento en misiones, pero se equivocaron. Incluso se burlaron en tu cara. Eres el mejor en Genjutsu y alguien pasó por debajo de tus ojos. ¿Por qué? Quizá sea porque ya te estabas distrayendo con… Mejor dejemos las cosas así.

Se quedó todo en silencio. Las dudas asaltaron su mente, pero ninguna respuesta. ¿Por qué estaban regañando a Shisui? ¿Y por qué era Jiraiya de todas las personas? En su vida lo había visto regañando a alguien, ni siquiera a ella cuando hizo tantas cosas para hacerlo enojar. Por un segundo, pensó en la idea de encarar a los dos para que le dijeran lo que sucedía, pero la desechó tan rápido como vino. Tomó un hondo respiro y salió de su habitación. Miró a la sala de estar, en donde ambos la miraron. Supo por sus miradas que sospechaban de que ella los hubiese escuchado. Ignoró eso y dio una sonrisa.

—No creí que llegarías tan temprano, viejo —le dijo a Jiraiya, quien arrugó la nariz debido al «viejo».

—Tenemos que aprovechar todo el tiempo necesario para arreglar este problemita —respondió mientras le devolvía la sonrisa—. Así que sería bueno si sacan todo lo que les dejé ayer, no quiero pensar que tiraron todo nuestro avance.

—Por supuesto que no —respondió Shisui, su tono bien disimulado como si no estuviese siendo regañado por él hace un minuto—. Iré por ello, en un momento vuelvo.

Shisui se levantó y fue a su habitación por el pergamino en donde habían guardado todo. Por el rabillo del ojo vio que Roberto comenzaba a pasear por el departamento. Su vista volvió a Jiraiya, quien parecía estar pensando en algo grande, si sus ojos cerrados fuertemente eran una señal. Naruto quiso volver a la idea de preguntarle, pero supo que él desviaría el tema.

—¿Qué pasa si no podemos encontrar la solución al sello en estos seis días? —preguntó Naruto.

—Tendrán que hacerlo por su cuenta, niños —respondió Jiraiya, aún sin abrir sus ojos—. Solo espero abarcar todo lo necesario para que puedan hacerlo por su cuenta. Pero por el momento hay que enfocarnos en hacerlo los tres juntos.

Shisui regresó de su habitación con el pergamino. No tardaron en ponerse a trabajar con lo que tenían. Jiraiya fue de mucha ayuda, por lo que ambos estaban muy agradecidos.

Durante todo el día estuvieron discutiendo y dibujando varios sellos con la esperanza de que pudieran adaptarse al Hiraishin, pero ninguno dio un buen resultado. La mayor reacción que tuvieron fue cuando Shisui salió disparado al suelo debido a que el sello soltó una explosión. Tuvieron que comprar comida, la cual fue traída por un clon de Naruto desde el mercado de Konoha. Para su disgusto, no fue ramen.


 

Cuando el sol se ocultó, Naruto ya tenía un dolor de cabeza ocasionado por los distintos puntos de vista que cada uno tenía sobre cómo proceder para el Jutsu. Solo deseó descansar por unos cuantos minutos, pero aún escuchaba la discusión entre Jiraiya y Shisui sobre si era necesario que el sello pudiera entrecruzarse con los sellos de su padre.

—Bien, no creo que lleguemos a nada así —gruñó Jiraiya mientras se recostaba en el respaldo del sofá—. Será mejor que mañana continuemos con esto.

—Solo digo que puede ser una posibilidad —murmuró Shisui—. No queremos que Naruto termine en otro lugar que no sea su tiempo.

—No puede ser posible, al menos no por el momento. Hacer que dos sellos se crucen es muy difícil. Fue por ello por lo que Minato nunca pudo encontrar las marcas que dejó el Segundo.

Escuchó el suspiro de Shisui. Sonrió un poco y se le acercó mientras le ponía una mano sobre su hombro.

—Sé que te preocupa eso, pero no puedes discutir con el viejo —le susurró—. Es tan terco como una mula.

—Estoy de acuerdo contigo —respondió él mientras intentaba disimular su risa.

Miró de reojo que Jiraiya los veía con una mirada que no pudo descifrar. Eso fue muy extraño, y estaba por preguntarle si ocurría algo malo cuando él solo suspiró y se levantó de su asiento.

—Debo irme. Los veré mañana a la misma hora —dijo mientras tomaba su mochila y avanzaba a la salida—. Necesito una buena copa. —murmuró para sí, pero Naruto lo alcanzó a escuchar.

—Lo vemos mañana, Lord Jiraiya —se despidió Shisui.

—¡Adiós, viejo! —exclamó Naruto.

Después de que Jiraiya cerrara la puerta detrás de él, ambos se recostaron en el sofá. Fue un día muy agotador y no querían ni imaginar cómo serían los siguientes. Sin darse cuenta, Naruto había dejado su mano todavía en su hombro. Se recostó sobre él, y este solo la abrazó un poco. Y eso fue raro, pensó Naruto. A pesar de ello, fue reconfortante estar con él.

Salió de ese tren de pensamientos cuando escuchó el maullido de Roberto, a lo que se levantó y miró por toda la sala de estar y la cocina para encontrarlo, lo que no sucedió. Frunció el entrecejo mientras buscaba en todas partes, hasta que este volvió a maullar y se dio cuenta de que el ruido venía de afuera del departamento. Abrió la puerta y allí lo encontró llorando.

—¿Qué haces aquí fuera? —le preguntó, a lo que el gato gruñó y pasó entre sus pies—. Vaya humor te cargas, Roberto.

Cerró la puerta y notó que Roberto fue a comer. Luego miró que Shisui parecía estar perdido en su mente, ya que su vista estaba en la nada. No dijo nada y mejor fue a tomar un poco de agua. Justo cuando iba a tomar un vaso de la alacena, escuchó que Shisui se levantaba de manera brusca, ya que tiró algunas cosas que había en la mesa.

—Tal vez podamos ir a buscar al Tipo Sombra hoy —comentó Shisui.

—¿Dónde? —preguntó, curiosa. Quiso saber bien que su plan podía funcionar, aunque las posibilidades fuesen muy bajas.

—Habías mencionado que el tipo podría querer información. Los bares son centros de información para ninjas, y bien podría intentar aprovechar algo estos días. Muchos ninjas van a tomar unas copas y luego hablan como pericos —hizo una pausa—. Eso habla muy mal de nosotros. Dejemos eso de lado. Quizá podamos encontrarlo y atraparlo. Es seguro que los ANBU también ya estén pensando en lo mismo, así que no perdemos mucho en intentarlo también.

—Suena algo arriesgado —murmuró—. ¡Bien, hagámoslo!

Shisui soltó una carcajada por su comentario. Ella misma solo soltó una pequeña risa mientras se servía agua.

—Bueno, debemos estar allí en una hora, creo. No podemos perder mucho tiempo en todos los bares, y son un montón, así que daremos un vistazo rápido y al que más le veamos posibilidades, entramos allí.

—De acuerdo —respondió Naruto—. Entonces hay que prepararnos. No creo que resultemos muy confiables si solo vamos a ver sin pedir algo. Así que solo veremos por fuera.

—No te preocupes por eso. Podremos arreglárnosla en el camino.

Solo asintió mientras veía que Shisui parecía muy feliz con su idea. Le recordaba mucho a un niño que había conseguido que su madre le comprara un helado. Después recordó algo, ella no sabía estar en ese tipo de lugares. Nunca fue a bares, a pesar de haber vivido con Jiraiya por dos años y medio. Eso la preocupó un poco, pues bien sabía que ir a esos lugares de noche podría resultar en problemas. Esperó que Shisui pudiera ayudarla con eso.

En cuestión de minutos, ella estuvo lista. Solo se puso una chaqueta negra y se recogió el cabello en una trenza. Se quedó esperando a Shisui en la sala por un par de minutos. Luego este salió vestido con su uniforme Jounin, aunque sin su chaleco, haciéndolo ver más delgado. Pudo notar que traía consigo una riñonera en donde, seguramente, traía sus armas en caso de emergencia. Era lamentable que ella no pudiera cargar con un arma, ya que era un civil y podían revisarla en la entrada de los bares.

—De acuerdo, solo echamos un vistazo rápido a cada bar, y si encontramos uno que tenga pinta de ser algo más o vemos a alguien sospechoso, entramos —dijo Shisui.

—Sí. Aunque aún estoy nerviosa por lo que pueda pasar —murmuró Naruto.

—No te preocupes, si algo malo pasa, nos vamos de inmediato. También te protegeré, ¿vale?

Sonrió y asintió. Los dos salieron del departamento y se fueron caminando por el bosque hasta la zona en donde se ubicaban todos los bares, antros y burdeles. Era una zona bastante pesada para que un civil ande solo, incluso para un ninja puede ser un poco arriesgado. A pesar de toda la seguridad de la aldea, un ninja enojado y borracho era muy peligroso para los demás. Fue por ello por lo que en algunos bares no admiten ninjas, solo entrada a civiles, disque para garantizar la seguridad de la ciudadanía.

Después de varios minutos, llegaron a aquella zona. Las luces eran bastante fuertes y ya había unos cuantos tipos tomando. Algunos bares tenían terrazas, por lo que se podía ver el ambiente que cada uno tenía dentro. Las luces azules y rojas le molestaron un poco, también el ruido de la música algo fuerte. Recordaba haber venido a alguno de estos sitios en otras aldeas para buscar a un Jiraiya borracho con una mujer a cada lado. En esos momentos se avergonzaba de él y no le hablaba por un par de días.

Dio un salto cuando sintió que Shisui la rodeaba con su brazo en la cintura. Lo miró extrañada, pero en eso se dio cuenta de que recibía algunas miradas de hombres. Eso la molestó, pues ¿quién carajo se creían para verla de esa forma?

—Solo actúa normal —le dijo Shisui—. No harán nada si solo los ignoras, y también vienes conmigo. A quien quiera acercarse, bueno… puede recibir varias costillas rotas por parte de ambos.

—Me agrada esa idea —respondió Naruto—. Pero no creo que sea muy necesario que tengas tu mano en mi cintura.

—Oh, está bien, aunque me gusta —dijo y esquivó un golpe de Naruto que iba a su mejilla.

Después de eso, Shisui miró por varios bares para saber en cuál meterse. Naruto hizo lo mismo, pero la gente no le dejaba ver mucho dentro de los locales. Un par de minutos pasaron para que Shisui la empujara para entrar en un bar bastante tranquilo. Era un lugar con las luminarias amarillas, varias mesas de madera en donde se podían sentar hasta cuatro personas. Al entrar, el ruido del exterior casi desapareció por completo. En la barra todavía quedaban unos lugares, por lo que se fueron a sentar allí. Frente a ellos estaba el bartender que preparaba una bebida de color de dos colores, azul y amarillo, con una cereza y una rodaja de naranja al borde la copa.

—Hola, ¿si me prepara una sangría y una piña colada? —ordenó Shisui, con una sonrisa en su rostro mientras el bartender lo veía.

—Por supuesto —respondió el bartender mientras le daba una sonrisa a Shisui.

De repente se sintió más nerviosa y se acercó a Shisui.

—Yo no tomo, Shisui —le susurró al odio Naruto.

—La piña colada sin alcohol, por favor —le dijo Shisui al bartender.

—Claro, no se preocupe.

Se sentó erguida en la barra mientras de reojo miraba el lugar. Como tal, solo había unos cuantos ninjas platicando de forma pacífica. También estaban algunos bebiendo solos o esperando a alguien. Fue en quienes más se enfocó, aunque lo hizo de la forma más discreta que pudo. Después de quién sabe cuánto tiempo (no prestó atención a eso), el bartender le dio la copa con su bebida de un color entre blanco y amarillo. Olía dulce y bastante agradable. No notó ningún olor a alcohol, lo que le agradó mucho. Le dio un pequeño sorbo y le gustó. A su lado vio que Shisui probaba su bebida roja. A su distancia pudo oler el vino. Arrugó la nariz por eso.

—No hay nada sospechoso, ¿verdad? —preguntó Shisui.

—Todo está muy tranquilo aquí. No creo que vaya a haber algún incidente, así que podríamos irnos a otro bar después de terminar con esto.

—Bien, solo termina tu bebida y nos vamos. Creo que podemos obtener algo en el bar de la otra esquina.

Asintió, pero de repente se quedó sorprendida cuando el bartender le puso en frente una copa con un líquido que olía mucho a alcohol para ella. Era de un color como limón y en el borde la copa había sal.

—Le manda una margarita la mujer de allí —dijo el bartender mientras con su mirada señalaba a alguien detrás de Naruto.

Se giró de inmediato para ver a una mujer sentada en una mesa, estaba sola. Su cabello castaño peinado en una coleta alta, pero lo que más le llamó la atención fueron sus ojos amarillos. La mujer le guiñó el ojo y rápido se giró de nuevo para ver al bartender sonriendo. Sintió que sus mejillas se calentaban un poco. Miró de reojo a Shisui para verlo frunciendo el entrecejo a la mujer.

—Creo que tenemos que irnos un poco antes —dijo Shisui mientras el daba un largo trago a su bebida.

—Supongo —murmuró, todavía avergonzada porque la mujer se hubiese fijado en ella.

Tomó un poco más rápido su piña colada, y cuando la terminó, se fijó en la margarita. Volvió a mirar a la mujer, quien parecía estar concentrada en otra parte. Volvió su atención a la margarita y le dio un trago. Sintió el ardor recorrerle la garganta cuando el tequila pasó por allí. Era un sabor extraño, no malo, pero tampoco bueno. La sal ayudaba mucho al sabor tan fuerte del tequila. Lo bueno fue que la copa era pequeña, pero eso no hizo que fuese más ligero. Lo bebió de poco en poco mientras Shisui parecía estar dando un último vistazo al bar.

Cuando terminó, vio que Shisui pagaba sus bebidas. Tomó un hondo respiro y se acercó a la mesa de la mujer.

—Oye, hola —saludó e intentó no tartamudear cuando la mujer se volvió hacia ella—. Gracias por la bebida, yo…

—No te preocupes —respondió ella—. Me llamó Akane, por cierto.

—Naruto.

—Bueno, Naruto —dijo casi como si ronroneara su nombre—, si algún día quieres, podemos vernos —rió y después le guiñó un ojo mientras se levantaba de su lugar—. Puedes encontrarme aquí si es que tu novio no se molesta contigo.

La mujer fue a la barra y allí se sentó. La dejó muy confundida las palabras de Akane, pero solo se limitó a dejarlas en lo profundo de su mente y fue con Shisui. Este la estaba esperando cerca de la puerta, parecía tranquilo, aunque si uno se fijaba bien podía notar un brillo extraño en sus ojos.

En total visitaron cuatro bares, en donde lo más raro que vieron fue una pelea de borrachos y a un tipo que se cayó encima de su propio vómito en la calle. Eso fue asqueroso, por lo que decidieron ya no intentar ir a algún bar. Tampoco es que tuvieran más dinero. Shisui fue quien pagó todas las bebidas, por lo que su cartera lloraba por estar vacía. Se disculpó por eso, pero Shisui dijo que solo fue dinero que ya tenía contemplado para esta ocasión.

—Hay que regresar a casa, se hace muy tarde —murmuró Naruto.

—Estaría bien, pero aún quiero ir a otro lugar antes —respondió Shisui mientras le tomaba la mano.

—Que no sea otro bar, no quiero ver esos lugares por un buen tiempo —gruñó. Ya se sentía mareada por beber algunas cosas con alcohol, y allí se dio cuenta de que no tenía resistencia a este.

Caminaron a paso lento durante un buen rato. Después de unos minutos notó que iban en camino a los campos de entrenamiento, o bueno, a una parte cercana a ellos. Las casas desaparecieron y se vio envuelta en la casi completa oscuridad del bosque. Los árboles de los campos de entramiento tenían varios cortes y algunos kunais clavados en el tronco. Su mente viajó al recuerdo de cuando se convirtió en Genin después de la dura prueba de trabajo en equipo que les dio Kakashi. Era un momento que siempre atesoró en su corazón.

Siguieron caminando por el espeso bosque. Sus sentidos estaban alertas a su entorno. Solo escuchó el ruido de sus pisadas y el cantar de los grillos. Por una parte, daba miedo estar allí, y por el otro se sentía una paz que era difícil de conseguir. Después de cinco minutos, escuchó el ruido del agua. Estaban cerca del Río Naka, un río tan profundo y a la vez hermoso. Recordó que allí solía pescar cuando estaba aburrida y solo quería distanciarse por un momento de la aldea. Intentó comprender un poco por qué iban allí, pero no le quiso preguntar a Shisui, aún. Y este parecía estar caminando con mucha facilidad, como si pudiese ver en la oscuridad.

Y después de tres minutos llegaron al Río Naka. El gran río se extendía por casi la mitad del País del Fuego hasta llegar al mar que los separa con el País del Agua. La Hoja se abastecía de agua gracias a este río, pero también era un buen lugar para estar un rato en los veranos calurosos. De noche, era un lugar meramente digno de admirar, ya que la luz pálida de la luna lo hacía resaltar más.

—Me gusta mucho este lugar —dijo Shisui de repente—. Siempre venía aquí cuando era un niño. De vez en cuando vengo aquí a entrenar un poco. Me ayuda a despejar mi mente de todos los problemas.

—Vaya… —susurró, luego se giró para verlo y notar que parecía muy perdido en sus pensamientos—. Es un lugar especial para ti. También lo fue para mí. Aquí pase noches pescando.

—Sí, recuerdo ver a tu yo pequeña una vez. Solo la vi de reojo y me marché. Supongo que ambos tenemos buenos recuerdos de este lugar —hizo una pausa mientras se sentaba en el pasto—. Sería un buen lugar para morir, ¿no?

—No quiero pensar en mi muerte aún —dijo, un poco divertida mientras se sentaba a su lado—, pero sí, sería un buen lugar para descansar por toda la eternidad. Eso suena más bonito.

Escuchó la risa ruidosa de Shisui, y no pudo evitar unírsele. Miró al cielo y admiró la noche estrellada. Allí, arriba, las estrellas centelleaban y lucían tan hermosas debido a que no había contaminación lumínica. Cada estrella debía tener planetas, y de allí vino Kaguya. Pero también podía haber seres amables, seres que pudieran entenderse con ellos. La oscuridad del universo y la distancia que abarcaba eran enormes.

Suspiró y recordó el regaño que Jiraiya le dio a Shisui. Su curiosidad fue mayor y lo encaró.

—¿Por qué Jiraiya estaba discutiendo contigo?

Lo vio tensarse por la pregunta. No la miró, sino que su vista se quedó fija en el paso de agua en el río. El cerró los ojos y no habló por un par de segundos. En ese tiempo Naruto intentó descifrarlo, pero no logró nada. Suspiró y decidió que estuvo mal preguntar.

—Fue por esto —dijo de repente Shisui y la miró a los ojos.

Antes de que pudiera preguntar por más información, Shisui la tomó por los hombros y la besó.

Fue electrizante el beso, y también sintió una emoción muy extraña en su interior. Por un segundo no reaccionó, pero al siguiente le devolvió el beso. ¿Por qué? No lo sabía, solo así lo quiso. Sintió que no tenía suficiente, fue algo tan extraño y placentero para ella. Su primer beso había sido horrible, un choque de dientes con Sasuke. Este la hizo sentir muy cálida por dentro. Sus manos se apoyaron en el pecho de Shisui. Después de unos segundos se separaron. Su respiración era errática mientras sus pupilas estaban dilatadas. Notó que Shisui estaba igual que ella.

—Yo… —murmuró Naruto.

—Perdón, pero quería ser egoísta por una vez en mi vida —la interrumpió—. Sé que tendrás que irte, pero solo quería hacerlo una vez. Podemos seguir apoyándonos, no quiero que las cosas sean incómodas entre…

Y antes de que pudiera continuar Shisui, Naruto le tomó con delicadeza la mandíbula y lo besó. También fue un deseo egoísta y ni sabía si lo veía de esa forma, pero no tenía en que apoyarse. Nunca estuvo enamorada de alguien, tampoco tuvo el tiempo para hacerlo. Su mente siempre estuvo en los problemas de su aldea y la guerra en contra de Akatsuki. Fue egoísta por una vez, porque sabía que, al final, solo los dañaría a ambos. Ella no debía estar en el pasado y él nunca debió besarla aquí. A pesar de ello, sería un recuerdo que atesoraría con todo su corazón por toda su vida.

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