Chapter 3
Los fuertes brazos rodeaban su cintura, mientras que Kakashi se relajaba recostando su espalda sobre el ancho pecho de su pareja.
Llevó una de sus manos hacia atrás y acarició con suavidad el cabello azabache que se enredaba entre sus dedos, sintiendo el tierno beso que el contrario dejaba en su cuello.
—Esperaba poder hacer esto ni bien llegara a casa.—Kakashi sonrió, tirando su cabeza hacia un lado para darle mejor espacio.
—Estuvieron insistiendo toda la mañana ¿Qué esperabas que hiciera? —La pálida mano de su pareja, se posicionó sobre su mentón para hacerlo girar antes de depositar un beso en sus labios.
El agua humeante relajaba el adolorido cuerpo del azabache y para él, nada era mejor que estar dentro de aquella tina con el hombre que había robado su corazón desde niños.
—No lo sé.—Comentó reforzando el agarre.— Quizás... ¿Esperarme?
Kakashi volteó sus ojos antes de enderezarse para poder acomodarse mejor sobre las piernas de su novio. Con lentitud, sus manos pasearon por el blanco pecho del azabache y se recostó hacia él para besar sus labios con ternura.
—Pero ahora estamos aquí y solo estás de quejumbroso, bobito.
Hatake sintió las manos del contrario presionar con algo de fuerza sus caderas, antes de verse apresado entre los brazos de su pareja quitándole una suave carcajada.
—Sigues con ese tonto apodo, bakakashi.—Murmuró con sus labios sobre la piel del contrario.— ¿Cuándo lo vas a olvidar?
—¿Por qué lo haría? —Preguntó con una sonrisa.— Ese eres tú. Oso, bobito, Obito... Todos son el mismo, todos me encantan.
¿Quién iba a decir que el mismo chico que había sido su compañero de equipo, ahora sería su pareja sentimental?
Ambos debían admitir que nunca se habían llevado del todo bien como hasta ahora. Solían pelear constantemente, comenzando por discusiones hasta finalizar atacándose con un kunai en mano cada quien.
A Kakashi solía molestarle su irresponsabilidad y junto a lo irritante e idiota que solía ser, poco tiempo lo soportaba.
Por otro lado, Obito odiaba lo estricto que era su compañero de equipo. Discutían constantemente por sus llegadas tardes, aún cuando a su sensei y a su compañera Rin, no parecían molestarle. Solía dar las órdenes como si fuera el jefe y por si fuera poco, debía ver como ese muchachito que no soportaba pero aún así le encantaba, era coqueteado por su compañera.
Y allí, mientras veía como las mejillas de Rin se coloreaban de un tono carmín mientras se acercaba poco a poco al espacio personal de Hatake, salía otra pelea con la intención de alejarlos.
Algo tonto y de lo que Obito, hoy en día, se avergonzaba de sobremanera. Sin embargo, a kakashi le encantaba recordárselo porque luego de conocer la verdadera razón, debía admitir que le generaba mucha ternura la forma en la que demostraba sus celos en aquellos tiempos.
Luego de su última misión en equipo, aquella en la que casi sufrieron la desgracia de perder a Obito en el derrumbe del puente Kannabi, el azabache había dejado de asistir a los entrenamientos.
En un inicio, era algo normal. Siendo que había estado a punto de morir y que gracias a Kami, sobrevivió del deslave dejando marcas permanentes en la mitad de su cuerpo, debió permanecer en el hospital hasta que su cuerpo se recuperara por completo.
Sin embargo y aún cuando ya había finalizado con los tratamientos, Obito jamás volvió y pronto su sensei, comentó la decisión de Uchiha.
Unirse a ANBU.
Demasiado tiempo había estado buscándolo en la casa de su hermano mayor, Fugaku. Demasiado tiempo había estado queriendo verlo para saber como se encontraba y aún así, a pesar de las constantes visitas, el mayor jamás le permitió la entrada y lo único que le decía era el acostumbrado:
—Él se encuentra bien, lamento que no puedas verlo.
No lo culpaba. Todos los shinobis en la aldea sabían las reglas que los ANBU y sus aspirantes a ingreso, debían seguir.
Le dolió no volver a verlo. Le dolió no tenerlo a su lado al momento de luchar y a pesar de haber querido ingresar a la misma organización solo para ser su compañero una vez más, nunca se atrevió.
Años después, flores habían comenzado a llegar de manera anónima, junto a chocolates e incluso, una cesta de frutas que no había logrado comer él solo antes de que se echaran a perder.
No se habían completado los dos meses desde el primer regalo de su "conquistador" cuando un ANBU con máscara de oso se presentó en su puerta, admitiendo que él era quien enviaba cada obsequio.
Su ceño se había fruncido, viéndolo confundido y algo inseguro al saber que no podía saber el verdadero nombre de aquel desconocido. Aún así, en cuanto le pidió una oportunidad, no se vio capaz de negarse.
Aquel ninja mostraba demasiada seriedad, madurez y experiencia siempre que se encontraban. Hablaban de sus misiones, estrategias que podrían crear e incluso, una que otras veces, solían juntarse solo para beber y pasar el tiempo, donde Kakashi se veía obligado a vendarse los ojos para que el contrario pudiera sacar su máscara con libertad.
No pasó mucho tiempo cuando el ANBU le confesó sus verdadero sentimientos, mismos que no eran unilaterales y que tampoco habían sorprendido demasiado a Hatake, quien ya los había previsto.
Sin embargo, la sorpresa llegó en cuanto se liberó el verdadero nombre del desconocido de los labios del ANBU. Su máscara quedó fuera también y Kakashi, luego de limpiar las traicioneras lágrimas por la emoción de volver a ver a su amigo, se acercó a paso rápido para rodearlo con sus brazos y dejar el tan ansiado beso en sus labios que desde hacía tiempo había querido darle.
Las preguntas habían llegado a su cabeza de un momento a otro. ¿Cuánto habría vivido Obito para cambiar como lo había hecho? ¿Por cuántas cosas habría pasado para dejar atrás al chico sonriente, tonto y despreocupado?
Los papeles se habían invertido de una manera increíble. Aquel joven al que le molestaba su impuntualidad y despreocupación, ahora siempre llegaba tarde a todos lados, se había vuelto más empático con las personas a su alrededor y se mostraba mucho más relajado.
Obito, por el contrario, se había vuelto una persona seria, algo callada cuando más personas que no fueran Kakashi o su familia lo rodeaban. Se volvió un hombre responsable, práctico y a no ser que se encontrara con aquellas personas que amaba, con suerte lograban sacarle una sonrisa a pesar de no verse por su máscara.
Ambos habían cambiado. Ambos habían tomado aquella personalidad que odiaban, pero los sentimientos de Obito se mantenían igual a cuando tenía solo doce años y Kakashi se había enamorado sin darse cuenta.
—Por cierto...—Comentó el jounin recordando.— Los chicos quieren saber quien se esconde detrás de sus máscaras. Parece que tanto tú como Itachi, crean verdadera curiosidad.
Uchiha lo vio por un largo momento antes de suspirar.
—Saben que no podemos mostrar nuestros rostros, no es algo que queramos que permanezca de esa manera.
—Tampoco quiero que te descubran.—Sentenció.— No quiero a Anko rondándote constantemente si llega a verte.
Obito soltó una carcajada burlona a la vez que reforzaba el agarre en la cintura del contrario.
Le encantaban los celos de su pareja y a pesar de que no lo admitiera, veía como un beneficio para él que su novio portara una máscara aunque no tape su rostro por completo. Suficiente había tenido de niño viendo a Hatake ser asediado por las jovencitas, aún cuando el chico nunca se quitaba su cubrebocas.
¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!