En las manos del Duque

Naruto (Anime & Manga) Fanfiction Nation (Podcast)
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En las manos del Duque
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Summary
A punto de cumplirse un año desde que la familia Uchiha llegó a su nuevo hogar, Itachi no lograba encajar entre todos aquellos habitantes. No lograba comunicarse con nadie al no saber su idioma y la insistencia de su madre por contraer matrimonio, lo hacían desesperar cada vez más.No tenía idea de quien era el segundo hombre que se había presentado a su hogar, pero por primera vez, intentó ser lo que su madre deseaba con tal de no arruinar aquella corta cita.*Si no es de tu agrado, por favor no leer.*No poner comentarios ofensivos.*Prohibida su copia.*La portada no es mía, solo la edité. Créditos a su respectivo autor.*Los personajes son creación de Masashi Kishimoto.*Historia 100% original.
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Chapter 41

Hombres armados se situaban sobre la plataforma de madera en el centro de la plaza. Los adultos comenzaban a llegar poco a poco sin permitir que algún pequeño se presentara con ellos, conociendo lo que ocurriría.

Los guardias tenían sus órdenes claras. Hacer de la ejecución de Danzo una advertencia hacia los lugareños y crear la mayor humillación posible para el antiguo conde.

La gruesa soga rodeaba su cuello y sus manos se mantenían atadas a su espalda. Aún así, nada de eso parecía asustarlo, nada parecía alterarlo cuando el anciano conocía su destino en ese entonces.

Danzo buscó con la mirada al duque y dedicándole una sonrisa soberbia, solo pronunció el nombre de aquella persona a la que el rubio amaba tanto.

El duque no demostró su molestia. Su semblante se mantenía tranquilo y sus ojos fijos en los del anciano, como si estuviera ansiando ser lo último que vea cuando el alma se desprenda de su cuerpo al jalar la palanca.

—¿No prefiere volver al castillo, mi señor?—La voz de Obito se escuchó casi en un susurro y Naruto volteó su mirada para encontrarse con el serio semblante de su padre.

—Quiero ver esto.—Sentenció.

Ciertamente, eran demasiado pocos los omegas y betas que se hallaban en la plaza central, aún cuando había sido casi una obligación asistir.
Tenían en claro que para la protección de sus compañeros de vida, muchos aceptaban presentarse solos para evitar un mal recuerdo y a pesar de que Minato era capaz de hacer danzar una espada en sus manos, aquello no quitaba el hecho de que aún seguía siendo un omega y el instinto protector de los alfas que eran sus guardias, aumentaba. Sin contar el simple hecho de que su padre no siempre era capaz de soportar ver a alguien morir.

Naruto volvió su vista hacia el anciano. No pensaba acercarse a su padre por el momento, teniendo en cuenta que la discusión que habían tenido no había terminado del todo bien y ni siquiera el intento de su marido por apaciguar la molestia, había servido.
Habían pasado cuatro lunas desde ese entonces y aún cuando el duque intentaba acercarse al mayor, todo su esfuerzo se perdía en un segundo al recordar la situación.

—¡Atención!—Frente a la multitud, uno de los guardias desenrollaba la hoja en sus manos.— Danzo Shimura, antiguo conde del distrito del Norte del ducado de Luxemburgo.—Su voz sonó clara a la vez que se acercaba al anciano.— Se lo acusa de mantener en su palacio a un infante que pertenece a la familia del duque. La manera en la que fue tratado ha sido inhumana, obligándolo a permanecer encerrado durante días, otorgándole agua y comida de vez en cuando solo para que no muriera y privándolo de su higiene.—Anunció el alfa.— Sus tierras han sido entregadas a la familia Nara y Sabaku No para obtener un mejor control.

Naruto escuchaba atentamente las palabras del guardia y la tranquilidad con la que se había mostrado Danzo desde un inicio, había sido olvidada para dar paso a la ira. Sus gritos resonaban desesperados por el lugar y los forcejeos que hacía solo conseguía que la soga se ajustara cada vez un poco más sobre su cuello.

—¡Tú y la zorra que tienes por esposo se pudrirán en el infierno!—Gritó hacia el duque. Sus maldiciones fueron detenidas abruptamente cuando el guardia del rey golpeó su estómago con fuerza.

La palanca fue jalada y las pequeñas puertas de la plataforma sobre la que el anciano se mantenía de pie, se abrió abruptamente consiguiendo que su cuerpo caiga de golpe sin que la soga le permita tocar el suelo.

Danzo murió casi inmediatamente por el impacto y se pudo escuchar un jadeo colectivo de quienes se hallaban observando la escena.

—Esto solo es una advertencia a todos aquellos que intenten ir contra el duque o nuestro rey.—Habló el alfa.— Cada uno que se atreva siquiera a refutar las órdenes de su majestad, tendrá el mismo destino que Danzo Shimura.

El duque asintió en su dirección y comenzó a caminar hacia su carruaje. Quería salir de allí, quería estar con su esposo y olvidar el desagradable recuerdo de aquel hombre siendo ejecutado.

No le sorprendió encontrarse allí a Sarutobi, mucho menos cuando el anciano pasó por su lado sin siquiera saludarlo. Después de todo, había sido decisión tanto suya como de su rey el destino de aquel sujeto. Mismo sujeto que era buen amigo de Hiruzen.

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Naruto sentía que pronto enloquecería.

No estaba acostumbrado a que su propio padre no le dirija la palabra. Mucho menos cuando se encontraban en la misma mesa junto a él y solo se dignaba a hablar con Itachi o ni siquiera elevaba la mirada de su plato.

Lo había visto entristecido por los pasillos del castillo y a pesar de saber que él era el causante de esa emoción, no estaba dispuesto a hacer mucho para finalizarla.

Lo amaba, por supuesto. Su padre era el único que le quedaba a su lado y haría todo lo que esté a su alcance para verlo feliz.
Sin embargo y a pesar de que Minato intentó poder explicarle sus sentimientos para que él pudiera comprender, sentía constantemente esa sensación de estar engañando a su madre. Tanto de parte de su padre, como de él mismo al aceptar como si nada que Minato se encontraba nuevamente enamorado.

No le correspondían ese tipo de decisiones, mucho menos tenía alguna razón por la cual enojarse. Aún así, no le agradó para nada el sentir que Minato comenzaba a olvidarse de Kushina de un momento al otro. Porque a pesar de que siempre la tendría en su memoria, Madara ocupaba gran parte del corazón de su padre.

Hundió su rostro suavemente contra el vientre de su pareja en cuanto sintió sus manos acariciar su rubio cabello.

—¿No vas a hacer nada por hablar con él?—Preguntó Itachi con voz tranquila.

Naruto permanecía en silencio, disfrutando de la dulzura con la que su marido parecía consolarlo y rodeándose tanto de su aroma como del de aquel pequeño que descansaba junto a su hermano en su parte de la cama.

—Ya hemos hablado lo que debíamos.—Murmuró fijando su vista en el hermoso paisaje que se veía a través de los cristales del ventanal en su habitación.

—Hablo de arreglar las cosas.—Naruto soltó un suspiro cansino.— Cariño, no puedes prohibirle que tenga sentimientos por alguien más, porque se que el problema no es que quiera a mi tío. ¿No es así?

Por supuesto que el problema no era que su padre se haya enamorado de Madara, sino que decida dejar atrás el recuerdo de su madre. No quería enterrar los momentos felices que habían tenido los tres en cada salida familiar, en cada tarde de juegos que su padre les otorgaba o en cada noche cuando ambos decidían acompañarlo hasta que durmiera.

No quería que Minato se olvide de tantos momentos lindos que había tenido junto a Kushina como si no valiera nada.

—No quiero que su recuerdo muera.—Susurró el rubio.

Itachi se incorporó en la cama para llegar hasta su esposo. Sus ojos se notaban cristalizados al recordar los momentos que había tenido con sus padres, porque a pesar de que Kushina había dejado el mundo terrenal hacía años, continuaba doliendo igual que los primeros días.

—¿Crees que Minato lo permitiría?—Naruto lo miró por un momento mientras permitía que su omega limpiara las lágrimas que ya rodaban por sus mejillas.— Minato jamás aceptaría que el recuerdo de tu madre desaparezca. Es la persona que le dio todo el cariño y el amor que merecía y es la misma persona que le otorgó la oportunidad de que el ser más maravilloso pudiera estar en sus brazos.—Sonrió.— Se que es difícil aceptar que tu padre pueda enamorarse nuevamente, pero eso no significa que vaya a olvidar a Kushina así como así. Su recuerdo perdurará hasta el final de su vida y de la nuestra, tanto él como tú le hablarán de su abuela a nuestros hijos y su recuerdo pasará a sus hijos en un futuro.

Itachi no estaba seguro de si su esposo lo estaba escuchando realmente. No quería continuar presenciando el dolor de ambos por mantener su distancia como lo habían hecho hasta el momento. Sin embargo, ya había hecho varios intentos porque su alfa y su suegro vuelvan a tener la relación que tenían antes, pero entonces descubrió dos cosas:
Naruto era demasiado orgulloso como para querer dar marcha atrás a su palabra y Minato no era lo suficientemente obstinado como para intentar nuevamente que su hijo acepte su relación.

Porque Itachi había notado el cambio que había entre el omega y su tío. Minato había dejado de intentar acercarse a él cada vez que se hallaba en el castillo y parecía huir de toda actividad que se quiera realizar en familia.

>>Supongo que a pesar de no hablarse, Minato ha decidido hacerte caso y alejarse de tío Madara.—Naruto lo vio sorprendido.— ¿No has notado que ya no habla con él ni pasan tiempo juntos?—El duque negó con su cabeza, consiguiendo que su esposo suelte un sonoro suspiro.— Ha estado triste desde su discusión y se que no solo a él le duele, cariño. Realmente creo que tienes que hablar con él.—Sugirió.— Además, desde la ejecución de Danzo no ha estado del todo bien.

El duque se levantó al instante del lecho y salió de la habitación luego de plantar un beso a su esposo y agradecerle por sus consejos.

Podía dejar su orgullo a un lado por esta vez. Había hecho hasta lo imposible por recuperar a su esposo cuando Itachi se había ido luego de que quisieran entregarle a una omega que le pueda dar los herederos que esperaban. ¿Por qué no era capaz de hablar con su padre luego de una estúpida discusión?

Golpeó la puerta del cuarto y esperó pacientemente a que se abriera. No parecía haber señales de que su padre se hallara dentro y cuando estuvo a punto de dar un paso para buscarlo en el resto del castillo, Minato abrió.

Su respiración era agitada, sus manos temblaban y su rostro se encontraba perlado por el sudor.
Observó a su hijo sorprendido por unos segundos antes de suspirar para poder calmarse.

—¿Necesitas algo?

El duque presionó sus labios en una fina línea, debatiéndose entre pedirle hablar sobre él y el alfa que había ganado su corazón o preguntarle si se encontraba bien. Decidió comenzar por la segunda opción, teniendo en cuenta lo agitado que se encontraba.

—¿Qué sucede? ¿Te sientes mal?—Minato negó, presionando con fuerza la perilla de la puerta.

—No he podido descansar bien, no es nada.—Naruto buscó su mirada a la espera de que le de una explicación.— Desde la ejecución he tenido pesadillas.—Comentó.— Nada que no termine con el paso de los días. Sabes que ya me ha pasado luego de las batallas, no es nada.

Naruto no lo aceptaría. Había sufrido junto a su padre luego de que peleaba en alguna batalla hace años cuando los lugareños estaban en contra de las órdenes del nuevo rey, había visto como sus sonrisas desaparecían y presenció en más de una ocasión, como se despertaba gritando por las noches cuando él los acompañaba a dormir en la cama de sus padres.

Se arrepentía por no obligarlo a retirarse. Se arrepentía por no haberle pedido a Obito que lo retirara del lugar solo porque no le apetecía hablarle.

Minato abrió sus ojos sorprendido cuando sintió los brazos de su hijo rodear su cuerpo con fuerza. Naruto escondía su rostro en el cuello del mayor como cuando era niño y buscaba consuelo en aquel aroma a limón que tan bien conocía, viéndose obligado a inclinarse un poco por la diferencia de altura.

—Lo lamento.—Susurró.— Por todo.

Minato pudo sentir sus ojos humedecerse y con la poca movilidad que aún tenía, porque el duque había apresado sus brazos también, apenas pudo elevar sus manos para devolver el gesto.

—Ya, olvidemos todo lo que pasó.

El menor tomó la mano de su padre y lo dirigió hacia la cama, sentándose ambos en el borde y siendo uno de ellos quien se mantuvo callado esperando a que el contrario comience a hablar.

—Lo siento.—Repitió.— Por no haberte obligado a que vuelvas al castillo para evitar ver la ejecución y por haberte gritado como lo hice cuando me hablaste de Madara. En mi cabeza solo se repetía que olvidarías a mi madre luego de haberme dicho cuanto la amabas incontables veces.

—Cielo, yo nunca...

—La olvidarías, lo sé.—Interrumpió.— Al menos ahora lo tengo claro y ha tenido que ser Itachi quien me lo aclare. Lamento no haber hablado contigo antes ni escuchar tus sentimientos. Temía que el recuerdo de mi madre muriera cuando comiences una nueva relación y para que quede claro, no estoy negándome. Eres mi padre y quiero verte feliz, lamento no haber hecho algo más antes.—Naruto jugueteó con sus manos, algo nervioso por tener que enfrentar al mayor.— Se que has dejado de hablar con Madara y si el simple hecho de tener que mantenerme alejado de mi esposo me duele, sin importar la marca, no quiero imaginar como te sientes tú.

>>Porque estás igual de enamorado que yo, con o sin lazo, el sentimiento es el mismo. Lamento haberte hecho pasar por todo eso y no haber sido capaz de darme cuenta antes.—Una sonrisa apareció en sus labios cuando elevó su mirada encontrándose con las lágrimas de su padre descendiendo por su pálida piel. Las limpió con cuidado y carraspeó para no quebrarse también frente a él.— Acepto el sentimiento que tengas por Madara y si es él quien te hace feliz, entonces lo acepto en la familia como tu pareja también.—Minato lo abrazó con fuerza, mientras le agradecía múltiples veces por sus palabras.— Ahora, quiero a mi padre de vuelta. Ese que me regaña por lo que hago mal y me acompaña en la oficina cuando tengo documentos que revisar.—Habló acariciando con cariño el cabello de su padre.— Y aprovechando que nos hemos reconciliado, me voy a quedar contigo para que puedas descansar.

Minato parpadeó descolocado por las últimas palabras. Ciertamente el tiempo en que podría tomar su siesta ya había pasado, pero sabía que su hijo no haría caso cuando él refutara por ello. Naruto se puso de pie y caminó hacia el lado de la cama que aún se encontraba perfectamente acomodado. Palmeó justo a su lado indicándole a su padre que se recostara con él y Minato se dirigió al lugar sin comentar nada.

Naruto apenas había notado las ojeras debajo de sus ojos. Su padre no había dormido bien y ya estaba seguro de que habían sido por las pesadillas que tenía desde la ejecución, hacía tres días atrás.
Apenas se había percatado de ello y eso era algo que no se iba a perdonar. 

La puerta fue golpeada con suavidad en el momento justo en que Minato comenzaba a cubrirse con las finas mantas de su lecho.

—Adelante.—Anunció el duque.

Una sonrisa apareció en su rostro cuando notó el cabello negro y despeinado de aquel pequeño que veía como a su hijo. Sus ojos apenas se mantenían abierto por el sueño y un bostezo escapó de su boca mientras se adentraba al cuarto.

—Ita se fue con Kakashi.—Anunció el infante.— Y no quería quedarme solo en la habitación.

Minato quitó las mantas nuevamente y golpeó el lugar entre él y su hijo para indicarle al niño que podía dormir allí.
Sasuke sonrió. Una sonrisa cansada que demostraba que no había logrado descansar lo suficiente y se aproximó a paso rápido hacia la cama, subiendo por el borde contrario a la cabecera y adentrándose entre las mantas para ser nuevamente cubierto por la calidez.

>>¿Dormirás también?—Le preguntó a Naruto mientras se aproximaba un poco más contra Minato.

El duque solo sonrió antes de negar.

—No esta vez.—Respondió.— Protegeré sus sueños.

Sasuke asintió, completamente seguro y confiado de que el alfa así lo haría. Cerró sus ojos y permitió que la calidez de las mantas junto a los brazos de Minato que ahora rodeaban su cuerpo, le permitieran descansar un poco más.



¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

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