En las manos del Duque

Naruto (Anime & Manga) Fanfiction Nation (Podcast)
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En las manos del Duque
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Summary
A punto de cumplirse un año desde que la familia Uchiha llegó a su nuevo hogar, Itachi no lograba encajar entre todos aquellos habitantes. No lograba comunicarse con nadie al no saber su idioma y la insistencia de su madre por contraer matrimonio, lo hacían desesperar cada vez más.No tenía idea de quien era el segundo hombre que se había presentado a su hogar, pero por primera vez, intentó ser lo que su madre deseaba con tal de no arruinar aquella corta cita.*Si no es de tu agrado, por favor no leer.*No poner comentarios ofensivos.*Prohibida su copia.*La portada no es mía, solo la edité. Créditos a su respectivo autor.*Los personajes son creación de Masashi Kishimoto.*Historia 100% original.
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Chapter 39

Sus ojos azules no se despegaban del cuerpo de su esposo. Su mirada viajaba desde el rostro de Itachi, más pálido que de costumbre y algo sudoroso, hasta sus temblorosos pies.
No despegaba su vista de las zonas en las que la doctora palpaba con la intención de encontrar la razón por la cual se encontraba tan mal.

Neji le había informado que no se encontraba bien, por lo que había abandonado la reunión y se había dirigido hacia la cocina, donde sabía que ambos omegas estarían bebiendo el té a la espera de que la reunión finalizara.

Habría esperado ver al azabache recostado sobre la mesa o haciendo algún gesto que le indicara que sentía dolor en alguna parte de su cuerpo. Esperaba haber sentido algo como eso a través de su lazo.

Sin embargo, Itachi se encontraba junto al lavabo devolviendo todo lo que había ingerido durante el día.
Las veces anteriores lo había notado cansado, pero temía que pudiera estar enfermo al sumarse la situación actual.

Su respiración se encontraba agitada y parecía que sus extremidades estaban completamente débiles, porque permanecían tal cual la anciana las acomodaba para que no le estorbaran en su trabajo.

—¿Se encuentra bien?—Naruto no la miró.

No quería permitir que algo más pasara por alto de su vista, no quería dejar escapar nada de lo que aquella señora no logre darse cuenta.

—Lo estará, Alteza.—Respondió. Se acercó a la anciana tomando su mano y deteniendo su labor, a la vez que un gruñido escapaba de su garganta.— Debe dejarme continuar, Alteza. Usted está a su lado. Usted lo protegerá de cualquier cosa.

 No quería permitir que alguien vea el cuerpo desnudo de su esposo y sin poder contradecir lo que la mujer le dijo, permitió que continuara sin dejar de observar como las manos arrugadas abrían poco a poco el kimono de su marido.

Con suavidad palpó desde la cintura hasta el centro de su vientre y frunció el ceño al voltear a mirar a su soberano.

—¿Qué ocurre? ¿Es algo malo? ¿Está enfermo?—Naruto se aproximó a su lecho y tomó la mano de su omega, queriendo tranquilizarse ante una posible mala noticia.

—¿Ha estado cansado? ¿Con náuseas? ¿Mareos?

El alfa la vio con el ceño fruncido sin saber que responder. Ciertamente había estado ocupado con su cargo, pasando el tiempo encerrado en su oficina o juntándose con la gente del rey.
No podía asegurar que su marido había estado sintiendo esos síntomas. Además, sus sirvientes tampoco habían comentado nada al respecto.

—Yo... No lo sé.—Dudó.— No me informaron de nada.

La anciana elevó una ceja. Intentaba comprender la situación, después de todo, había sido la doctora de esa familia desde que apenas había comenzado a ser adulta, atendiendo en primer lugar a quien en ese entonces se convertiría en duque, Minato.

Sabía la carga de trabajo, sabía cuanto le afectaba al soberano de turno y la presión con la que debían trabajar para que todo estuviera perfecto. Sabía que tan rápido podrían enfermar por dicha situación y que tan aislados llegarían a estar al enfocarse en su ducado. Porque no eran jefes que dirigían a diez personas para comenzar una labor. Eran soberanos que debían ver por el bienestar de miles.

Sin embargo, hubiera esperado que lo vea por un breve tiempo al descansar de su trabajo.

—¿Ha pasado algo de tiempo con él, al menos?—Preguntó con algo de temor.

Naruto bajó la cabeza y negó. Vergüenza, molestia y enojo comenzaron a invadirlo poco a poco.
No estaba orgulloso, porque había desatendido a su esposo, dejándolo al cuidado de sus criados cuando ese era su labor.

Se irguió en su lugar y depositó un beso en la frente del menor. Podía sentir su piel algo fría al tacto y en cuanto inspiró, pudo sentir el aroma.
Aquel aroma a té de hierbas y chocolate que tanto le encantaba de Itachi, ahora era mucho más fuerte y dulce de lo que solía ser. Le encantaba, pero apenas había notado el cambio.

La anciana sonrió con sus labios sellados al ver el gesto de sorpresa del duque.

—Su aroma cambió.—Susurró.

—¿Y sabe que significa?—Preguntó atando nuevamente el kimono para dejarlo tal y como estaba. El rubio la observó por un momento sin comentar nada, temiendo equivocarse al decir lo que pensaba.— Felicidades.—Habló finalmente.

Una sonrisa estiró poco a poco sus labios y sus ojos azules ardieron. Sintió el nudo en su garganta y las ganas incontrolables de soltar su llanto en un grito.

—Pero él...—Naruto limpió sus ojos con rapidez.— Pensé que no podría.—Rio y volteó a ver al omega.

Podía ver las ojeras oscuras debajo de sus ojos cerrados y a pesar de sentirse culpable por no haber puesto más atención en su persona, no podía evitar la sonrisa que se presentaba en su rostro.

—Le dije que lo lograría en cuanto deje el estrés atrás y parece que así fue.—Comentó la anciana.— Será una alegría para él cuando le de la noticia. Un omega embarazado necesita de atención, por lo que es muy probable que poco a poco comience a exigir más tiempo a su lado. Necesita estar con él tanto como le sea posible.

Y Naruto lo sabía.
Porque conocía lo difícil que había sido para su esposo toda la situación, porque sabía cuanto anhelaba poder tener una familia y el temor que sentía por no conseguirlo.

La doctora se levantó de su lugar y salió de la habitación luego de realizar una reverencia.

Naruto no le dio importancia a nada más. No quería salir de su cuarto en ese momento, no quería ver a nadie durante las siguientes horas del día. Deseaba quedarse junto a su amado a la espera de que despertara y poder comentarle la buena noticia que apenas ahora les habían dado.

Tanto tiempo. El miedo a no conseguir lo que más anhelaban.

Sintió el apretón en su mano y permaneció en silencio hasta que su omega abrió sus ojos.

Itachi lo miró confundido antes de permitir que su mirada viaje por la habitación. No podía asegurar cuanto tiempo había dormido, pero el cansancio en su cuerpo parecía no querer desaparecer.

—¿Qué hacemos aquí?—Acarició con suavidad la mejilla de su esposo antes de mirarlo con preocupación.— ¿Qué sucede? ¿Por qué lloras? ¿Nuestra familia está bien?

Naruto rio. Que irreal le resultaba todo.
Se casó con el amor de su vida, su familia crecía poco a poco y había hallado la felicidad de la que su padre tanto le había hablado al encontrar a su pareja.

—Te amo.—Susurró.

Las mejillas del menor tomaron color rápidamente antes de sonreír. Sus ojos cansados brillaban con emoción y su respiración se enganchó por un momento.

—Te amo mucho más.—Respondió del mismo modo.

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—¿Cómo está? ¿Cómo se encuentra?

Minato fue quien preguntó casi con desesperación. Podía verse el miedo en sus ojos, porque no era normal que una persona caiga en cama sin una razón aparente.
Había esperado durante horas a que su hijo saliera del cuarto y no había querido interrumpir.

Naruto se aferró con fuerza a su cuerpo y permitió que un sollozo escapara de su boca.
Minato lo abrazó al instante, aún cuando se le dificultaba un poco al ser más pequeño que su hijo, pero estaba realmente preocupado al oírlo llorar como lo hacía.
Parecía un niño en busca de un urgente consuelo.

—Seré papá.—Soltó con voz temblorosa. El omega pareció petrificarse ante aquellas palabras.— Itachi está embarazado ¿Puedes creerlo?

Naruto se alejó del mayor limpiando sus lágrimas sin permitir que su sonrisa desapareciera.
Sentía su cuerpo temblar de alegría, ansiedad, temor. Tantas emociones acumuladas que ya había experimentado poco a poco en ese día.

Estaba feliz porque finalmente los dioses los habían bendecido a ambos. Estaba ansioso porque anhelaba que el tiempo pasara rápido para recibir a ese pequeño ser que comenzaría a crecer en el vientre de su omega. Sentía miedo porque todo aquello era un mundo completamente desconocido para él, pero se esforzaría por traerles felicidad tal como su amado lo hizo con él.

—Oh, felicidades, mi niño.—Minato se aferró con fuerza al cuerpo del alfa, escuchando como el nuevo llanto salía y la fuerza del agarre que mantenía su hijo, se incrementaba.

—Aún no lo sabe, estaba descansando cuando la doctora lo revisó.—Susurró.— Y se que aún está cansado, pero organizaré una cena para ambos esta noche. Necesito darle la noticia a mi esposo de la mejor manera.—Murmuró.

Sus mejillas fueron apretadas con firmeza antes de sentir como su padre lo obligaba a bajar hasta su altura para depositar múltiples besos en cada una.

—Ve a acompañar a tu omega que yo me encargo de la cena.—Habló comenzando a caminar.

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Para Itachi todo le resultaba encantador y extraño en partes iguales.
Le gustaba poder tener una cita sorpresa con su esposo, pero no consideraba que aquel fuera el mejor momento.

No se sentía del todo bien. Su estómago se encontraba revuelto y el cansancio se apoderaba de cada una de sus extremidades.
No quería negarse. No cuando su alfa se veía tan feliz de poder tener ese momento a solas con él.

Sin embargo, hubiera deseado que la cita consistiera de cualquier otra cosa que no sea comida. Mucho menos que fuera aquella carne de venado asada que llegaba a su olfato provocando nuevamente las náuseas.

Naruto lo miraba sonriente a pesar de notar el gesto de asco que se instalaba en el rostro del contrario y a medida que la conversación fluía, observaba entre emocionado y apenado que el omega evitaba a toda costa la carne en el centro del plato.

—¿Puedo saber a que se debe esta cita improvisada?—Preguntó Itachi una vez que acabó con las verduras.— No digo que no me guste, solo me resultó extraño.

—¿No puedo consentir a mi esposo?—Preguntó en respuesta. Itachi asintió con una dulce sonrisa antes de observar su copa y estirarse para tomar la de su esposo.— No tienes permitido beber vino.—Habló el alfa alejando el objeto de las manos del menor.

El omega elevó una ceja. ¿De qué hablaba? No iba a ser la primera vez que bebiera y aún cuando su estómago no se encontraba del todo bien, no había sentido náuseas desde que el aroma de la carne asada se disipó en el aire.

—Pero me encuentro mucho mejor y no quiero beber agua.

Naruto se levantó de su lugar bajo la atenta mirada del omega. Caminó hasta él y se inclinó mostrándole una sonrisa en un intento por contener su emoción.

—Cuando comenzaste a sentirte mal, Neji fue por mi. ¿Lo recuerdas?—Claro que lo hacía. El chico salió desesperado en busca del duque.— Te veías tan pálido cuando la doctora te revisó y yo no tenía idea de nada. Mucho menos de que te habías estado sintiendo mal durante días.

Itachi frunció el ceño por un breve instante. Había intentado mantener a su esposo tranquilo y sin preocupaciones, porque sabía como actuaría Naruto si descubría que no se encontraba del todo bien y lo que menos quería en ese momento era darle más problemas cuando estaban con el tema del conde.

—Lo siento.—Susurró.— ¿La doctora dijo algo malo?—Sintió las manos de su marido acariciar sus manos antes de llevarla a sus labios y depositar un beso en el dorso.

¿Tan mala era la noticia?

—Lo esperamos por un tiempo...—Habló en un susurro, como si quisiera que la situación quede solo en un secreto entre esas cuatro paredes que los rodeaban.— Serás un hermoso papi.

Naruto lo soltó como mejor le pareció y pudo notar como segundo a segundo, la expresión de su amado cambiaba.

La sorpresa, el llanto, las sonrisas. Tantos gestos, tantas emociones.

—¿No estás jugando, verdad?

Naruto rio antes de negar y en un movimiento rápido, sintió el golpe en su espalda al chocar contra el suelo y los brazos de su esposo rodear su cuello con fuerza.

—Debes tener más cuidado de ahora en más.—Acarició con cuidado el cabello azabache del omega y se levantó como pudo para llevarlo a la cama.— Aún estás débil y tienes una vida creciendo dentro de ti.

—Seremos padres.—Soltó el chico en un susurro.

—Seremos padres.—Confirmó el mayor.

Naruto se aferró al cuerpo de su esposo sin apretarlo demasiado y enterró su rostro en el vientre del contrario, sintiendo el temblor de su cuerpo por el llanto y las caricias que su marido depositaba sobre su rubio cabello.

Si, era irreal para ambos. Porque ambos habían anhelado que esto pasara y a pesar de que el duque siempre se encontró tranquilo para calmar a Itachi, esperaba poder formar una familia a su lado.

Inhaló el aroma de su amado una vez más en un intento por asegurarse de que esa era su realidad.

—Te amo, Cielo.—Su voz salió amortiguada por su posición, pero la de Itachi...

—Yo te amo mucho más.—Salió completamente rota por el llanto y la emoción.

 

¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

 

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