En las manos del Duque

Naruto (Anime & Manga) Fanfiction Nation (Podcast)
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En las manos del Duque
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Summary
A punto de cumplirse un año desde que la familia Uchiha llegó a su nuevo hogar, Itachi no lograba encajar entre todos aquellos habitantes. No lograba comunicarse con nadie al no saber su idioma y la insistencia de su madre por contraer matrimonio, lo hacían desesperar cada vez más.No tenía idea de quien era el segundo hombre que se había presentado a su hogar, pero por primera vez, intentó ser lo que su madre deseaba con tal de no arruinar aquella corta cita.*Si no es de tu agrado, por favor no leer.*No poner comentarios ofensivos.*Prohibida su copia.*La portada no es mía, solo la edité. Créditos a su respectivo autor.*Los personajes son creación de Masashi Kishimoto.*Historia 100% original.
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Chapter 36

No estaba seguro sobre como describir aquellas emociones que sentía, pero si sabía que la que más se mantenía en su pecho, haciendo latir su corazón con fuerza, era la felicidad.

Podía sentir los brazos de su esposo aferrarse con fuerza a su cintura, aún cuando sus ojos se encontraban cerrados y su respiración era tranquila y profunda.
No quería molestarlo. Habían estado despiertos hasta que el sol comenzó a alumbrar parte de la habitación en cuanto comenzó a salir y el alfa decidió que aquel instante era el momento ideal para dejar en paz a su omega.

Había vuelto a estar entre sus brazos, enredando sus dedos entre los mechones rubios de su marido mientras el contrario lo hacía suyo una y otra vez, cambiando de posiciones de vez en cuando, pero siempre tomándolo de una manera dulce, lenta y hasta tortuosa.

Porque Itachi había experimentado aquella sensación de estar a punto de caer en el abismo al que lo empujaba aquella pasión, aquel deseo de poder liberarse en cada movimiento rápido que su marido hacía. Sin embargo, Naruto se detenía para empujar contra él de forma lenta, haciendo que su tortura se hiciera mucho más extensa.

No podría asegurar cuando fue que comenzó a ver con otros ojos al mayor, porque bien sabía que no era aquel amor a primera vista del que había oído hablar en más de una ocasión. Naruto lo había enamorado con todo lo que tenía.
Su comportamiento para con todos, su amor hacia su hermano menor, su paciencia con él. Aquel alfa había logrado encantarlo, hechizarlo con sus maravillosos sentimientos y el cariño con el que lo miraba.

Itachi no podía asegurar cuando fue que cayó en las manos del duque, pero aquello no podía importarle menos, porque podía jurar que si su marido lo tocaba de la forma en la que lo hacía, lo miraba con aquel hermoso brillo en sus ojos azules y le hablaba con tanto amor, el omega se arriesgaría a caer en sus manos una vez más, derritiéndose en su proceso.

Lo amaba. Lo había dicho casi en todos sus gemidos aquella noche, asegurándole que pase lo que pase, ese sentimiento perduraría para toda la vida y él esperaba recibir lo mismo.
Había caído en su encanto y se había visto arrastrado por el sentimiento hasta encontrarse de rodillas a los pies de su marido, esperando una sola mirada de su parte para lanzarse a sus brazos nuevamente.

Giró su mirada cuando lo escuchó suspirar y acomodarse restregando su cabeza en su pecho. Una sonrisa se asomó en los labios del menor y con su palma, acarició la musculosa espalda de su alfa.

Podía sentir las marcas en ella. Los rasguños que se formaban de manera vertical, se encontraban sobresaltados y algo colorados. Una consecuencia al verse en el borde de aquel abismo de lujuria en múltiples ocasiones.

Miró el techo de su cuarto y un suspiro de felicidad escapó de su boca esta vez. Había salido de aquella torre sin problemas, viendo a los súbditos con los que no había tenido la oportunidad de convivir desde que fue ingresado allí, abrazando a sus tíos, a su padre y a Minato. Itachi había vuelto a ser quien era, había vuelto a su vida diaria y a los brazos de aquel que tanto amor le brindaba.

Y aún cuando la vida parecía comenzar a corregirse, la inquietud por su futuro no desaparecía.

Sabía el compromiso que tenía con el ducado, aún cuando Naruto y Minato no habían hablado de ello, porque sabía la presión por la que estaba sometido desde que llegó al castillo. No tenía idea sobre lo que ocurriría con el duque al no tener herederos, pero quería dárselos.

Independientemente de que sea sucesor del actual duque, quería ser él quien le de una familia. Quería agrandar la familia que tenían hasta el momento.

No podía evitar sentirse un inútil en cuanto pensaba en que un bebé pudiera estar creciendo en su vientre, porque sabía que aquello por el momento no era real.
¿Lo soñaba? Por supuesto. Le encantaba la idea de estar embarazado para luego, tener entre sus brazos a un pequeño bebé que se parezca a su esposo.

Él era un omega. Aquellos seres que eran buscados por los alfas para crear una familia, aquellos que eran lo únicos que podían engendrar y uno que no lograba dicho cometido, era en pocas palabras, la desilusión más grande en la vida de todo alfa.

No quería pensar más en ello. No quería darle más vueltas al asunto y quería creer que solo era cuestión de tiempo, tal como la doctora se lo había dicho.

No obstante, tampoco estaba seguro de que todo fuera tan fácil. Sabía que había pasado por demasiadas cosas y era demasiado probable que se encontrara estresado por ello, pero se sentía casi desesperado por no lograr lo que soñaba en ese momento.

Su vida era magnífica, por ponerlo en palabras. Su alfa lo amaba, lo mimaba y lo acompañaba, por lo que no creía que hubiera mejor momento para quedar en cinta que ese.
Era un omega joven, por lo que tranquilamente podría descartar la idea hasta dentro de unos próximos años, pero también sabía que la responsabilidad de dejarle un heredero al ducado, recaía en él.

Ya tuvo problemas por esa misma situación. Los ancianos bastardos se pensaron con todo el derecho de casi meterle una omega en la cama a su esposo, justo frente a él.
Sabía que Naruto no se preocupaba por ello y siempre le decía que tenía a la persona ideal para encargarse del ducado, pero nunca le especificó quien era.

—¿Qué ocurre?—Los ojos azules lo miraban expectantes.— Te llamé cuando me desperté y nunca contestaste.

Su lengua humedeció la marca que el menor tenía en su cuello, provocándole una escalofrío al omega. La sangre seca había brotado un poco de la zona en la que sus colmillos se enterraron cuando él se liberó en el interior del azabache, experimentando una vez más la deliciosa sensación que siempre sentía cuando lo tenía entre sus brazos.

—Solo pensaba en el futuro.—Respondió el chico.

Naruto lo vio confundido y se recostó a su lado, atrayendo su cuerpo y acariciando su cabello con delicadeza.

—¿Qué es lo que te preocupa?

—Si no logro quedar en cinta...—Murmuró llamando la atención del mayor.— ¿Quién ocuparía tu cargo cuando decidas retirarte?

Una sonrisa se asomó en los labios del alfa.

—Oye, tengo casi veintiséis, no me quieras sacar mi título tan rápido.—Bromeó.— Te he dicho que no te preocupes por eso, bonito, ya tengo a la persona en mente.

Itachi se sentó en la cama. Sus ojos observándolo casi con desesperación.

—Sueles decirme eso a menudo, pero nunca me dices su nombre.—Habló con seriedad.— No estoy seguro de si podré embarazarme en un futuro y mi responsabilidad como tu omega, es darte...

Su voz se vio interrumpida por los labios de su esposo. Le encantaba que lo hiciera, no lo iba a negar, pero en ese momento quería sacarse muchas dudas de su cabeza para estar un poco más tranquilo.

—Es Sasuke.—Murmuró con una sonrisa.— La persona que tengo en mente para tomar mi lugar en un futuro, es Sasuke.—Itachi boqueó por un instante sin saber que decir.— Claro que eso ocurrirá si no podemos tener un hijo, porque si quedas embarazado, el trono le pertenecerá por derecho.—Explicó con calma.— Tu ves a Sasuke como a tu propio hijo y al casarme contigo, lo he visto como el mío también.

—Pero... ¿Eso está bien?—Preguntó aún sin salir de la impresión.— Quiero decir, no pertenece a tu familia realmente.

—No de sangre, pero es tu hermano menor y tú eres mi esposo.—Aclaró el mayor.— Tu familia es mi familia, cariño.

Un suspiro escapó de su boca. Se sentía un poco más tranquilo de saber que su esposo había llegado a aquella conclusión y de cierta manera, aquella preocupación había disminuido al no tener la presión de brindarle un heredero al ducado, aún cuando se mantenía su deseo.

No importaba realmente si Sasuke era un omega o un alfa. Sabía que de ser el elegido, comenzaría su instrucción para dirigir el legado que Naruto y su familia habían heredado durante años.
Su casta no tenía nada que ver en la tomas de decisiones o la manera en que dirigirían el país, después de todo, el mismo Minato era un omega que mantuvo su ducado en lo más alto.

—Vayamos a pasear.—Naruto retomó la palabra al verlo más relajado.— Podemos llevar a los niños, porque ambos sabemos que Sasuke no irá sin Shisui.

El menor asintió con una sonrisa, depositando un beso en los labios del alfa antes de levantarse.

°

Sus grandes manos se aferraban a su cintura, pegándolo a su cuerpo como si quisiera fundirse en él. Sus labios lo besaban con tanta dulzura que le resultaba increíble que fuera el mismo hombre con el que había practicado su combate cuerpo a cuerpo y al que casi le cortaba la garganta la primera vez que lo encontró en su castillo.

Pequeños y suaves besos fueron depositado en sus labios antes de alejarse definitivamente.

—Debo irme, Izuna debe estar esperándome.—Susurró el alfa.

Minato solo pudo asentir con su respiración acelerada. No podía emitir palabra alguna cuando se encontraba al borde del desmayo, con sus mejillas sonrojadas y luchando por recuperar el aliento que Madara le había quitado en esa dulce danza de labios.

—Te veo luego ¿Si?—El mayor obtuvo un asentimiento de cabeza por parte del omega y dejó un último beso antes de alejarse con una sonrisa.

Se sentía maravilloso. Sus labios aún hormigueaban y podía sentir el sabor dulce de la miel que Minato había probado en su desayuno.
Sus manos parecían rogar por permanecer un momento más en la cintura de aquel omega, mientras que su cuerpo se encontraba a punto de derretirse por él.

No podía permanecer un momento más allí, porque Madara sabía que si continuaba de esa manera, no iba a resistir más tiempo el tener a Minato tan cerca y a la vez tan lejos.
Apenas había pasado su primera cita hacía unos días, cuando el antiguo duque lo aceptó y si bien a Uchiha le hubiera gustado esperar a la segunda, no podía controlarse al observar sus sonrisas o la forma que tomaban los labios del omega cada vez que emitía alguna palabra.

Había arrinconado a Minato contra uno de los pasillos de la primera planta y no se contuvo un minuto más en acercarse a él, aferrar sus manos al cuerpo ajeno y hacer de su boca la suya propia.

—¿Todo en orden?—La voz de su hermano lo hizo sonreír aún más.

—Todo perfecto.—Contestó.— Vayamos a casa.

Minato, por otro lado, intentaba mantener la compostura. Era la primera vez, luego de haber estado con quien fue su alfa, que alguien más lo tenía de esa manera.

Su labio inferior era apresado con fuerza entre sus dientes y sus manos se agitaban frente a su rostro para refrescarse un poco con la brisa que las mismas generaban.
Sentía su piel caliente por la vergüenza y sus piernas flaqueaban de vez en cuando.

—Que alfa más atrevido.—Susurró intentando retener una sonrisa.

Quería volver a tener la oportunidad de enamorarse. De amar a alguien y ser la adoración de esa persona.
No quería pensar en su difunta esposa, porque entonces todo habría acabado. Porque la culpa caería sobre él y la felicidad que sentía en ese momento se arruinaría.

Había amado a Kushina con su vida entera y el hecho de permanecer a su lado para formar una familia, era la prueba de ello. Sin embargo, quien fue su alfa hacía años que no se encontraba junto a él, dejando su corazón completamente vacío y su cuello cicatrizado de una marca que apenas se veía.

Tenía la oportunidad de amar una vez más y no quería negarse a vivir esa maravillosa experiencia con alguien que lo hacía temblar con un solo acercamiento.

Sabía que pronto debía hablar con su hijo, pero no estaba seguro sobre como reaccionaría. Porque no quería que Naruto pensara que había olvidado a su madre y que planeaba comenzar una nueva vida con su recuerdo lejos de él. Cierto temor se presentaba, pero esperaba que todo saliera bien en cuanto mencionara sus sentimientos.

—Sin duda es un alfa demasiado atrevido.—Aquella voz que tan bien conocía lo hizo sobresaltar.

 

¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

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