En las manos del Duque

Naruto (Anime & Manga) Fanfiction Nation (Podcast)
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En las manos del Duque
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Summary
A punto de cumplirse un año desde que la familia Uchiha llegó a su nuevo hogar, Itachi no lograba encajar entre todos aquellos habitantes. No lograba comunicarse con nadie al no saber su idioma y la insistencia de su madre por contraer matrimonio, lo hacían desesperar cada vez más.No tenía idea de quien era el segundo hombre que se había presentado a su hogar, pero por primera vez, intentó ser lo que su madre deseaba con tal de no arruinar aquella corta cita.*Si no es de tu agrado, por favor no leer.*No poner comentarios ofensivos.*Prohibida su copia.*La portada no es mía, solo la edité. Créditos a su respectivo autor.*Los personajes son creación de Masashi Kishimoto.*Historia 100% original.
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Chapter 35

El olor a encierro y humedad lograban que su nariz ardiera. Las paredes ya oscuras por el paso de los años le daban la bienvenida en la oscuridad que era interrumpida por la lumbre de las antorchas.

Podía oír los llantos de distintas personas, sus voces pidiendo por ser liberadas y los sonidos de las gruesas cadenas agitarse en un intento por recuperar la libertad de aquellos que permanecían en el lugar más recóndito del calabozo.

La simple idea de adentrarse un poco más allá, no le parecía buena. Al menos no estando en completa soledad, caminando entre las celdas del aquel lugar.
Se arrepentía de no haber hablado con su hermano para que lo acompañe, pero Mikoto había sido clara en pedir por su presencia.

Intentaba mentalizarse. No quería que sus sentimientos y pensamientos se vieran afectados al ver a su hermana mayor, por lo que intentaba mantener la compostura y su cabeza recordaba cada situación por las que la omega los había hecho pasar. No solo a ellos, sino también a su propia familia.

Su mente recordaba desde la primera pelea que tuvo con su padre, queriendo que la ira se apodere de sus sentires para evitar flaquear ante ella.
Sin embargo, solo existía una leve molestia en él que parecía impedirle aquello que tanto buscaba.

—Izuna...

Su voz salió en un susurro. No necesitó mucho más para poder oírla aún con los lamentos de los demás.
Sabía que cada uno había sido enviado allí por una grave falta, aunque no podía confirmar que estuvieran allí por el actual duque. Su mirada había encontrado a alfas, omegas y algunos betas de diferentes edades. Desde el más joven cubierto por suciedad y rugiendo por su libertad como si de esa manera pudiera seguir con vida, hasta el anciano que se ubicaba a mitad de camino. Permanecía en silencio, con su cabeza agacha y su espesa barba rozando su estómago. Parecía resignado a no salir de allí, poniendo su vida por completo en las manos de sus carceleros.

—¿Por qué pediste verme?

No iba a andarse con vueltas. Quería volver al castillo, alejarse de aquel olor que irritaba sus fosas nasales y encontrarse una vez más con el alfa que le había otorgado aquella maravillosa primera cita.

—Necesito que me ayudes.—Mikoto sollozó.— Se que no estuvo bien lo que hice, pero siempre fue por el bien de mis hijos.

Izuna resopló con cansancio.

Lo que ella había hecho fue... La muestra perfecta de la ausencia de sus sentimientos como madre.

El alfa se sentó frente a ella, con la gruesa reja de hierro separándolo de su hermana.

—¿A qué te refieres exactamente?—Clavó sus ojos en los de su hermana al exponer la pregunta.— ¿A casar a tu hijo mayor con un hombre que no conocía? ¿A alejarnos de nuestros sobrinos? ¿A marcharte con Sasuke para mantenerlo encerrado en una habitación privándole de su higiene y necesidades?

Cada palabra era soltada con la misma calma con la que comenzó a hablar. No necesitaba gritar para que su hermana supiera que se encontraba molesto. Porque simplemente esa era la emoción que Izuna demostraba con su aroma, sin querer mostrarse realmente como sus sentimientos le pedían.

Se encontraba iracundo. Si bien había intentado mentalizarse para no volverse débil ante su hermana, el hecho de que Mikoto le hable de aquella manera y haya expuesto tales palabras, habían logrado que todo lo que no pudo sentir mientras se dirigía a su celda, ahora aflore de su cuerpo.

—No lo entiendes.—Murmuró la dama. Su rostro bajo intentando que no vea las lágrimas que ya caían por sus mejillas.— Siempre hice todo lo que pude para darles lo mejor. Itachi ahora es feliz y Sasuke hubiera tenido la vida que merecía si ustedes no se hubieran metido en el medio.

Izuna sonrió con molestia. Su aroma comenzaba a expandirse en el aire y él solo intentaba concentrarse para que aquello no sucediera. Quería que Mikoto le diera una explicación y sabía que no lo conseguiría si la aterraba.

—¿Por qué cambiaste con Itachi? —La omega lo vio confundida por el cambio de tema.— Desde que supiste que estabas embarazada, te demostraste feliz por ello, pero... Conforme pasaba el tiempo e Itachi crecía, cambiaste de actitud con él y eso empeoró cuando Sasuke nació.

El silencio los envolvió a ambos, aún cuando de fondo podían escuchar a los guardias caminando de un lado al otro para revisar que todo se encontrara en orden.

—Fui muy feliz cuando supe que estaba embarazada.—Respondió con una triste sonrisa.— Siempre había querido una familia ¿Y qué mejor que con el hombre que amaré toda la vida?—Izuna bajó el rostro, sintiendo la espina de la culpa clavarse en su pecho.— Y cuando nació y finalmente lo tuve en brazos, fue lo mejor que me pudo haber pasado.

>Era tan pequeño y tan simpático.—La sonrisa se borró de su rostro y en cambio, un ceño fruncido se presentó.— Pero entonces, me di cuenta. Nuestro padre lo amó desde el primer momento y aún cuando dijo que era un pequeño bastardo, le dedicó todo su cariño a él en vez de a su propia hija.—Izuna la observaba con la sorpresa plasmada en cada uno de sus rasgos.— Itachi obtuvo la atención completa de nuestro padre y de Fugaku. Mi esposo se dedicaba a él casi por completo y yo sentía como me iba reemplazando poco a poco.

El alfa jadeó con sorpresa y molestia. ¿Había cambiado con él porque sentía celos? ¿Envidia? Daba igual, no podía entrar en su cabeza la idea de que alguien como ella pudiera sentirse de esa manera por su propio hijo.

—¿De verdad te molestaba que le dieran su atención? Papá era su abuelo y Fugaku su propio padre, por supuesto que iba a darle su atención por completo a un pequeño que dependía de ustedes.—Su ceño se frunció con molestia.— ¿En qué carajos pensabas?

—Solo quería algo de ese cariño que ambos le demostraban.—Respondió al borde del llanto.— Nuestro padre jamás me perdonó por haberme quedado con Fugaku, pero dedicó su tiempo a un niño que había nacido de nuestro lazo. ¿Qué se suponía que sintiera?—Un suspiro salió de su boca como un intento por mantener la calma.— Cuando supe que estaba esperando a Sasuke, pensé que todo volvería a ser como antes. Podía vivir sin ver a papá, pero no sin la atención de mi esposo.—Continuó.— Pensé que Itachi podría sentirse acompañado al tener un hermano y no buscaría tanta atención de parte nuestra, pero en cuanto Sasuke nació, el cariño hacia ambos se intensificó al igual que mi dolor.

>Porque podía notar que Fugaku pasaba cada vez menos tiempo a mi lado, Itachi se había mantenido junto a su hermano desde el primer momento y lo tomó como su prioridad.—Murmuró.— Además, cuando Itachi nos contaba lo que habían hecho en el hogar de su abuelo, me confirmaba una vez más que todo lo que una vez me perteneció, había quedado para ellos.

Izuna le demostraba una mirada incrédula. No podía entender el pensamiento de su hermana aún cuando lo intentaba analizar desde distintos puntos de vista.
Ninguno de sus sobrinos tenía culpa alguna. Ambos eran pequeños niños que necesitaban del cariño de sus padres y dependían de ellos para continuar con sus vidas. 

—¿Quieres decir que comenzaste a comportarte mal con tu propio hijo por celos? ¿Por la envidia? Eres increíble...—Soltó acompañado de un suspiro. La molestia aumentó en él cuando observó a su hermana elevar sus hombros como si lo que él dijera poco le importara.— ¡Eran niños, carajo, no merecían un trato así! ¿Y si Naruto no fuera el alfa que es? ¿Qué hubiera ocurrido si descubrías que Itachi no era feliz en su matrimonio? ¿Qué hubiera ocurrido si descubrías que la vida que supuestamente siempre quisiste para tus hijos, era una mierda?—Izuna se levantó de su lugar dispuesto a salir.— Habías planeado casarlo con un maldito anciano y para colmo, no tenías ni puta idea sobre como era el duque. Entonces, no puedes decirme ahora que todo lo que hiciste fue por su bienestar, porque solo buscabas la manera de alejarlos de ti para volver a tener la atención que querías. ¡Eres una mierda!

Mikoto se abrazó a si misma, como si sintiera el peso del enojo que demostraba su hermano, golpeando contra su cuerpo como una fuerte ráfaga de viento.

Se sentía celosa de lo que sus hijos obtenían, eso no era mentira aún cuando ella no pensara en admitirlo. Sin embargo, también había tenido la intención de darles una vida a sus pequeños, porque independientemente de todo lo que ella sintiera, era su madre.
Podrían tener la vida que necesitaban, aquella que ella también deseaba y Mikoto dejaría de sentir aquel sentimiento de abandono contra el que había luchado desde el nacimiento de su primogénito.

—Permíteme resolver esto.—Imploró.— Por favor, hermano, quiero recuperar a mi familia. Necesito ver a mis hijos, estar con Fugaku y disculparme por todo lo que hice.

El alfa podía ver el dolor que se plasmaba en el rostro de su hermana. Las lágrimas habían vuelto a mojar sus mejillas y aún así, nada podría importarle menos en esa ocasión.

Izuna siempre había sido comparado con omegas, ya sea por su apariencia física o su forma de ser. Y aún así, él mismo siempre pensó que podía ser aún más hijo de puta de lo que era su hermano mayor cuando comenzaba a pelear.
No estaba acostumbrado a enfrentarse a los golpes como lo hacía Madara, pero sabía bien que sus palabras eran peores, porque sabía utilizarlas. Porque Izuna sabía perfectamente de que manera herir a los demás, rematando cuando se encontraban en los momentos más oscuros de sus vidas.

—¿Recuperar a tu familia?—Rio.— Mis sobrinos no quieren verte y a Fugaku poco le importas.

Mikoto sollozó.

—Por favor, ayúdame a salir de aquí.—Rogó.— Habla con el duque. Dile a Fugaku que quiero verlo.—La omega se arrodilló y se inclinó hacia adelante, dejando todo su orgullo a un lado.

Y él planeaba rematar a su hermana como una pequeña venganza por lo que les hizo vivir.

—El duque ha sido claro... No quiere que salgas de aquí y yo no tengo poder para sacarte. No tenemos el poder de nuestro apellido como cuando estábamos en Japón.—Habló mirándola de lado.— Y tampoco le diré a Fugaku que venga. Está conmigo ahora.—Mikoto lo vio confundida e Izuna sonrió.— ¿Recuerdas cuando dijiste que no soy la clase de alfa que algún omega quisiera tener a su lado? Supongo que tenías razón.—Sacudió su kimono para quitar el resto de polvo que se adhirió a su vestimenta al estar en el suelo.— Porque no estoy con un omega, sino con un alfa.

Mikoto abrió su boca sin saber que decir. Su mente parecía trabajar con velocidad, analizando las palabras que su hermano menor había soltado abruptamente.

—¿Estás diciendo que Fugaku y tú...?

—¿Somos pareja? Por el momento no, pero no creo que falte mucho para que él lo proponga.—Respondió comenzando a caminar.

Podía escuchar los gritos de su hermana al llamarlo enfermo, abominable. Poco podía importarle haber revelado aquello cuando su ira aún iba en aumento al recordar cada palabra de aquella plática.

¿Le había mentido? Por supuesto, porque nadie lo sabía. Porque apenas habían tenido la primera cita y ni él mismo estaba seguro de lo que ocurriría.
Sin embargo, bien sabía que su hermano mayor no la visitaría al igual que Fugaku o sus propios hijos y aseguraba que, en el caso de que lo hicieran, él tendría el avance con quien fue o aún es su cuñado y su familia ya sabría lo que ocurriría.

Abandonó el lugar con los gritos desesperados y furiosos de su hermana. Su voz rota le aseguraba que estaba llorando y aquello lo hacía sentir la satisfacción recorriendo su cuerpo.
No pensaba decirle a nadie más que a Fugaku, si es que se lo preguntaba, todo lo que había hablado con la omega. Porque no pensaba lastimar a sus sobrinos al exponerlo a aquella cruda y triste realidad en la que vivía Mikoto.

°

El golpe en la puerta lo hizo levantarse de la cama. Había permanecido allí, en aquella habitación de la torre donde aún se hospedaba Itachi, recostado junto a su esposo y el hermano menor del omega.

La voz de su pareja se había detenido y podía sentir la mirada de ambos en su persona, a la espera de que abriera la puerta para saber quien había interrumpido su tarde de lectura.

—Buenas tardes, Alteza.—Sasuke se sentó en la cama al oír la infantil voz familiar que habló en cuando la puerta se abrió.— Lamento molestarlo, pero papá me dijo que Sasuke volvió al castillo y quería jugar con él.

Naruto apretó sus labios en un intento porque una sonrisa no se extendiera en su rostro. Sabía lo mucho que al pequeño le costaba hacer amigos y de hecho, Sasuke había sido el único que se mantuvo con ese título.

Se movió hacia un lado cuando oyó el movimiento de la cama y los pasos cortos y rápidos de alguien que se acercaba.

Fue agradable para él ver como Shisui se aferraba al cuerpo de su mejor y único amigo en un abrazo que demostraba cuanto lo había extrañado.

Hacía bastante tiempo que no habían podido verse y el pequeño de cabello ondulado solo esperaba ilusionado el momento en que sus padres le dijeran que Sasuke había vuelto a su hogar.

El omega ni siquiera tuvo oportunidad de hablar. Solo alcanzó a agitar su mano en despedida cuando Shisui había comenzado a halarlo hacia fuera del cuarto para dirigirse al patio del castillo.

—Ni siquiera terminamos de leer.—Murmuró Itachi. Naruto cerró la puerta y se acercó al menor con una sonrisa surcando sus labios.

No necesitó de palabras al ver a su omega con los brazos abiertos, invitándolo a refugiarse en ellos.

—Mañana vendrá la anciana.—Susurró Naruto, pegando su nariz contra el cuello de su esposo y aferrando sus brazos alrededor de su cintura.— Si todo está en orden, podrás volver a nuestro cuarto.

Itachi torció su boca con disconformidad.

—No entiendo porqué no puedo volver ahora.—Respondió de igual manera mientras acariciaba el cabello rubio de su alfa.— Me siento bien y no he vuelto a tener otro ataque desde que Sasuke ha vuelto. Ni siquiera me tienen que sedar.

Naruto se alejó para verlo a los ojos antes de besar sus labios.

—Es solo para asegurarnos de que todo está bien.—Aclaró.

Itachi asintió a la vez que soltaba un suspiro. La camisa de su marido se había abierto un poco y tenía la vista perfecta hacia el pecho del mayor.
Aún así, no quiso despegar su mirada de los ojos azules que lo veían con alegría.

Porque se había disculpado múltiples veces con él por lo sucedido. Porque Naruto le había asegurado que nada malo pasaba. Porque aún si todo estaba bien entre ellos, no podía evitar la culpa. Porque la marca de sus garras continuarían en la piel de su marido aún cuando ya hayan sanado, quedando solo la cicatriz de su momento más débil y desesperante.

—Pediré que preparen el baño.—Habló Naruto de repente.— Quiero aprovecharte antes de que vuelva nuestro pequeño.

Con una sonrisa, Itachi aferró sus manos al rededor del cuello del rubio y besó con desesperación y deseo los labios contrarios, alejándose para que su marido cumpla con lo que dijo.

Se dejó caer sobre su cama en cuanto vio al alfa alejarse con una sonrisa, pasando su lengua sobre sus labios como si continuara saboreando el dulzor de aquella acción. Esperaría con ansias aquel baño para disfrutar con su pareja después de tantos días separados el uno del otro.

 

¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

 

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