En las manos del Duque

Naruto (Anime & Manga) Fanfiction Nation (Podcast)
M/M
G
En las manos del Duque
author
Summary
A punto de cumplirse un año desde que la familia Uchiha llegó a su nuevo hogar, Itachi no lograba encajar entre todos aquellos habitantes. No lograba comunicarse con nadie al no saber su idioma y la insistencia de su madre por contraer matrimonio, lo hacían desesperar cada vez más.No tenía idea de quien era el segundo hombre que se había presentado a su hogar, pero por primera vez, intentó ser lo que su madre deseaba con tal de no arruinar aquella corta cita.*Si no es de tu agrado, por favor no leer.*No poner comentarios ofensivos.*Prohibida su copia.*La portada no es mía, solo la edité. Créditos a su respectivo autor.*Los personajes son creación de Masashi Kishimoto.*Historia 100% original.
All Chapters Forward

Chapter 26

Intentaba calmarse al oír el sonido de las aves que volaban libremente en el cielo. Intentaba hacerlo al oír el suave sonido que producía el agua al correr y golpear las piedras que se hallaban en su camino.

No quería que su esposo lo vea de mala manera, porque aún nada era seguro.
Quizás si debió pensar mejor en la propuesta del duque. Quizás debió asegurarse bien de que era capaz de ser el omega que el ducado necesitaba para obtener un próximo heredero, aún así ¿Qué le garantizaba que él podría darle familia a Naruto?

Ciertamente, con los avances que se obtienen lentamente en la medicina, no podría haber asegurado su fertilidad si el duque se lo pedía. Es por dicha situación que había salido a la luz su inquietud con respecto al tema en aquella cita.

Sin embargo, sabía que el consejo, pronto comenzarían a exigirle un heredero a su esposo si es que aún no lo hacían. Porque era un hecho que buscarían la manera de asegurar que el ducado continúe con el apellido Uzumaki.

No podía asegurar si su matrimonio terminaría, como tampoco podía asegurar, que tan correcto fue lo que le dijo su médica hace dos días.

Porque solo había comentado que debía ser paciente. Al parecer, era difícil que los omegas estresados pudieran quedar en cinta, pero él podía asegurar que se sentía completamente relajado.

Limpió sus lágrimas una vez más y continuó estirando el hilo que sobresalía de su manga.
Los bordes de la fina tela habían comenzado a abrirse mientras que los hilos que se mantenían unidos, ahora se separaban uno de los otros y caían por encima de su muñeca.

Poco le importaba el recordar que Kakashi le dijo que debía lucir impecable al ser la duquesa, si pasaba vergüenza o no por ello, no se comparaba a lo que sentiría cuando le dijera la verdad a Naruto.

Porque de una u otra forma, su esposo debía saber y a pesar de avergonzarle el decirle que era un omega inservible, la tristeza ocupaba gran parte de su alma.
Desde que Sasuke nació, él estuvo siempre para su hermano menor. Poco tiempo después, entre los cambios de actitud de su madre y los trabajos a los que su padre debía marchar por tiempo indeterminado, comenzó a tener un sentimiento paternal hacia el chico.

Si bien en un inicio no le agradaba del todo el pensar en tener un cachorro propio, le hacía ilusión poder formar una familia junto al alfa al que le pertenecía.
Porque había comenzado a ilusionarse con tener un pequeño que sea mimado por su padre y que lo acompañe en sus tardes de soledad donde Naruto no podía estar presente.

Lejos de la idea simple de darle un heredero a la corona, quería poder formar su familia.
A Sasuke lo sentía como a un hijo propio, aún a su corta edad, por lo que la idea de poder quedar embarazado y poco tiempo después pasear a su hijo en sus brazos, le hacía inmensamente feliz.

Intentaba ser positivo, pero no podía luego de la visita con su médica y a pesar de querer tranquilizar a su corazón con las palabras que su esposo le dijo cuando se conocieron, poco lograba conseguir algo similar.

Los fuertes gritos de una mujer llamaron su atención. Se puso de pie bajo la mirada de los guardias que custodiaban el castillo y lo vigilaban a lo lejos, para adentrarse a su hogar.

Podía oír los gritos de su esposo en la entrada y sus pasos se apresuraron sin siquiera notarlo.

—¡Sigue siendo mi hijo, su alteza!—Se detuvo en la puerta abruptamente al oír la voz de su madre.— ¡Con todo el respeto que se merece, me niego a que me saquen de aquí sin él!

Itachi se asomó por el costado de su esposo. Naruto se encontraba inclinado hacia adelante, como si estuviera listo para saltar hacia la fémina en cualquier segundo.

—No quiero verte cerca de él nuevamente.—Habló en voz baja y grave.— No te has aparecido desde mi casamiento ¿Qué vienes a buscar?

Mikoto apretó sus puños. Se veía desaliñada a diferencia de como acostumbraba.
Si bien no podía vestir telas finas, su madre solía mantener su atuendo limpio y cabello bien peinado.

Su rostro parecía manchado con tizne y su cabello estaba suelto y enmarañado.

—No puede negarme la visita, yo soy su madre.—Habló más tranquila.

—Y yo su esposo.

—¡Porque yo acepté su pago, alteza!—Mikoto suspiró, retomando su voz serena una vez más.— ¿Le recuerdo cuál fue el precio? Mi hijo está con usted porque yo así lo permití.

Itachi parpadeó y su mirada solo pudo enfocar la espalda tensa de su alfa.

Podía entender la razones. Si el alfa estaba dispuesto, podía pagar un buen precio por el omega que mejor le parezca.
Sin embargo, el hecho de saber que Naruto había pagado por él como si fuera una vasija que esperaba tener a su disposición, había clavado una aguja de decepción en él.

Ahora, solo debía aceptar que su matrimonio terminaría pronto, porque si ese alfa fue capaz de comprarlo para convertirlo en su esposo, era porque esperaba poder conseguir lo que todo omega era capaz de dar.

—Itachi, vayamos dentro.

Naruto tensó su cuerpo al oír la voz de su padre. Minato se escuchó justo a su espalda y él ni siquiera fue capaz de voltear.
Había buscado a su marido durante toda la tarde y al no encontrar a su guardia de confianza tampoco, supuso que habría salido en algún momento. Aún cuando le extrañó que Itachi no le haya comentado nada.

Escuchó los pasos alejarse y el duque se concentró nuevamente en la mujer que se encontraba delante de él una vez más.

Bajó los escalones de la entrada y se inclinó sobre ella mostrándose imponente.

—No quiero verte en mi castillo nuevamente. Itachi me pertenece te guste o no y no pienso permitir que llegues a él. Es mi esposo, mismo con el que tengo un lazo ahora y me niego a que vengas para traerle disgustos.

Mikoto tembló en su lugar. Aún así, elevó su cabeza para hacerle frente al monarca.

—No puede prohibirme verlo.—Dijo casi en un susurro.— Es un niño aún y necesita de su madre.

Naruto rio.

—¿Misma que lo vendió a un anciano solo para que se case? Te puedo asegurar que me importa un carajo su parentesco, él está bien y feliz si solo viene su padre. Te aseguro que en todo este tiempo, tu nombre no salió de su boca ni una sola vez.—El duque se volteó para volver al interior del castillo.— Y si solo viene a él para conseguir más oro, vaya a pedírselo al conde. Bien que vende a sus propios hijos por unas cuantas monedas.

Mikoto lo vio con sorpresa cuando el joven comenzó a caminar. Siendo empujada por uno de los guardias, abandonó el castillo antes de tener más problemas.

Naruto encontró a su omega sentado en su lugar de la mesa. Detrás de él, Minato observaba al chico con un semblante preocupado y Kurama apoyaba su hocico en una de las piernas del menor, como si supiera que necesitaba contención.

El hecho de que Itachi fue comprado, no era algo que su esposo debía saber. Había ocultado lo suficientemente bien la información, solo comentando que había sido de su elección.
No era un mentira, a Naruto le había agradado poder conocerlo y había decidido casi al instante. Sin embargo, también era un hecho que si debía competir contra el conde para obtenerlo, Mikoto quería recibir algo más a cambio.

Nunca se hubiera esperado que esa mujer se acercara a su castillo para gritar toda la verdad que había evitado y ahora, no estaba seguro sobre como hablarle a su marido respecto a ello.

—¿Cuánto fue?—Itachi tomó la palabra con voz baja y suave. Elevó su mirada para observar a su esposo con los ojos rojos e hinchados.— ¿Por cuánto me compraste?

Minato acarició una última el cabello del chico y se alejó junto a Kurama para poder darles privacidad. Sabía que eso era algo que debían hablar a solas.

Soltando un suspiro, el duque se acercó a su omega y se acuclilló a su lado. Tomó sus manos entre las propias y las acarició con sus pulgares antes de dejar un beso en el dorso.

—No es necesario que sepas esa información, pero quería tenerte conmigo y el conde estaba compitiendo también.

Itachi bajó su mirada, observando el anillo que Naruto le había dado.

De una u otra manera, se encontraba agradecido con él por haber logrado convertirlo en su esposo. En caso contrario, ahora se encontraría junto al anciano con cargo de conde que había conocido antes que el rubio.
Naruto había respetado su hogar y lo había tratado de la mejor manera desde su llegada. Ciertamente, eso era algo que agradecía porque era claro que no podía comparar a su esposo con aquel desagradable alfa que había ido por él.

Aún así...

—¿Cuánto fue?—Preguntó nuevamente.— ¿Cuál fue mi valor realmente?

Naruto apretó sus labios en una fina línea, queriendo negarse a decirle la verdad.
Sin embargo, sabía que Itachi continuaría insistiendo y si no era él quien se lo diría, buscaría la forma de hallar la respuesta. Incluso con su propia madre.

—Cien monedas de oro.—El menor jadeó.— Lo siento, no quería que supieras de esto.—Habló sincero.— No quería que sientas que te traté como a un objeto. Cariño, mírame.—Pidió. Itachi viró sus ojos negros hacia el mayor, comenzando a soltar nuevas lágrimas.— Eres todo lo que pude llegar a pedir ¿Entiendes? Lamento que esto haya ocurrido así y no esperaba que lo supieras. No quería que creas que no tienes valor, porque te has convertido en lo mejor que me pudo haber pasado.—Sus manos limpiaron las lágrimas que descendían por las pálidas mejillas del omega. Naruto sonrió.— Me he enamorado de ti, cariño.—Confesó. Se puso de pie y se inclinó para besar los labios de su pareja.— No pienso dejarte ir y espero que eso se grabe en tu cabeza.

Itachi se puso de pie con ayuda de su marido, quien sujetaba su cintura con fuerza mientras lo apegaba más a él.

Era claro que sus emociones eran iguales. No podía negar que ese hombre había llegado lo suficientemente hondo dentro de su corazón para hacerlo sentir aquellos maravillosos sentimientos.

—Naruto, yo...

—¡Alteza!—La voz de Sarutobi los obligó a separarse.

Detrás del anciano, los miembros del consejo se acercaban con el rostro serio junto a una joven a quien la pareja desconocía.
Naruto miró a Gaara. Su amigo parecía enojado con lo que sea que hayan hablado sin estar en su presencia.

—¿Ocurre algo, Sarutobi?—Preguntó el duque una vez que se separó de su omega.— No me han informado de ninguna reunión.

—Los dejo hablar tranquilos. Con permiso.—Itachi reverencio dispuesto a irse. Sabía que lo ideal sería que se quede para saber como se encontraba el ducado, pero la sola presencia del conde Danzo lo enfermaban.

—De hecho se trata de ti.—Retomó el anciano. El azabache frunció el ceño.— El conde Danzo se comunicó de urgencia conmigo y ha sido un alivio que me encuentre cerca.—Se apoyó sobre su bastón y soltó un suspiro.— Sabemos que se ha hecho ver con la médica de su alteza hace unos días.—El duque observó a su esposo por un momento. Se lo veía nervioso y avergonzado.— ¿Hay algo que deba decirnos?

Itachi apretó sus dientes con fuerza.

—Si se refiere a mi salud, solo debo comentárselo a mi esposo.—Respondió con molestia.

El anciano sonrió.

—No lo creo.—Sarutobi caminó al rededor de la pareja.— Su médica nos ha dicho la situación, después de todo, como consejeros debemos estar informados.

—Sarutobi...—La voz de Gaara le advirtió.

—Alteza, supongo que aún no lo sabe, pero su omega no puede tener hijos.—Itachi boqueó sin saber que decir.— Nuestra duquesa solo tenía un trabajo y era darle herederos a la corona, mismo trabajo que no es capaz de cumplir.

Sus puños se apretaron con ira y sus colmillos comenzaron a salir. Esa información era privada y solo a él le correspondía decírsela a su esposo en la privacidad.
Era por algo como esto que no quería presentarse, pero necesitaba sacarse la duda.

Danzo dio un paso al frente.

—Es por ello que hemos traído a esta jovencita. Su nombre es Shion.—Su mano se elevó y la fémina desconocida que los acompañaba, se sujetó del anciano.— Vive en mi castillo y está perfectamente capacitada para poder complacer a su alteza y darle el heredero que la corona exige.

La chica reverenció mostrando una suave sonrisa y dulce mirada.

—¿Cree que permitiré que alguien más comparta el lecho con mi esposo?—Itachi dio un paso al frente.

—No se ofenda... Mi señor.—Dijo el conde con una sonrisa ladeada.— Pero no puede oponerse cuando es incapaz de cumplir con su única obligación. Además, su Alteza no se ha negado y bien sabe lo que debe hacer.—Danzo elevó su mano y la joven caminó hacia el duque al interpretar correctamente la señal. Sin embargo, el omega la detuvo antes de que pasara a su lado.— No puedes oponerte, como consejeros tenemos la obligación de ver las mejores opciones para nuestro ducado.

El menor repasó a todos con su mirada. Quizás queriendo hacer algo de tiempo para que su marido pueda decir algo.

¿Pero qué podía esperar? Lo que había ocurrido con su madre no se comparaba a esto y se sentía en la obligación de mantener su malestar a raya. No había podido hablar con Naruto para confesarle la verdad y los ancianos decidieron que sería bueno traer a alguien más para que cumpla su trabajo.

¿Había a alguien a quien culpar realmente? Como lo quiera ver, su esposo tenía una obligación con su título y él no tenía ni voz ni voto en esa situación.

—Tiene razón.—Se rindió.— Su alteza es quien debe decidir.—Su mano se alejó liberando a la chica.— Si es capaz de poder otorgarle a la corona los herederos que tanto desean, es la mejor opción para el puesto de duquesa.

Itachi se giró con la vista fija en la puerta trasera del castillo. Necesitaba salir de ahí lo antes posible, porque no se veía capaz de retener sus lágrimas por más tiempo.

Con la cabeza en alto y pasos tranquilos, salió del gran salón dejando atrás aquellos de sujetos de poder.

Poco podía hacer en ese momento y bien había pensado en aceptar la realidad de que su tiempo como omega y pareja del duque, había terminado.
Su orgullo y dignidad fueron pisoteados cuando no pudo negarse a los pedidos de los ancianos.

Si tan solo le hubieran dado algo de tiempo... ¿Habría algún cambio?
Quizás esperar para saber si realmente era como la médica le había comentado y podía quedar embarazado. Quizás pensar en algo más que no llevara a terminar su matrimonio.

O quizás, simplemente, no hubiera cambiado nada y él aceptaría que ya nada continuaría, porque a pesar de saber la obligaciones, lo que menos quería era quedarse junto al duque cuando era consciente del engaño.

Se acercó a uno de los guardias que se mantenía firme de pie en el jardín y habló.

—¿Podría preparar el carruaje? Quisiera visitar a mi padre.

El alfa hizo una reverencia antes de cumplir con el pedido.
El menor quedó a solas en el gran jardín. Su mano jugueteaba con el anillo que su alfa le había obsequiado.

Soltó un suspiro e ingresó al interior una vez más, dejando la argolla sobre la mesada de la cocina y saliendo nuevamente para rodear el lugar y marcharse. No quería tener que presentarse ante los demás en ese momento. Necesitaba un abrazo de su padre y los mimos de su hermano, era lo único que pedía.

 

¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

Forward
Sign in to leave a review.