En las manos del Duque

Naruto (Anime & Manga) Fanfiction Nation (Podcast)
M/M
G
En las manos del Duque
author
Summary
A punto de cumplirse un año desde que la familia Uchiha llegó a su nuevo hogar, Itachi no lograba encajar entre todos aquellos habitantes. No lograba comunicarse con nadie al no saber su idioma y la insistencia de su madre por contraer matrimonio, lo hacían desesperar cada vez más.No tenía idea de quien era el segundo hombre que se había presentado a su hogar, pero por primera vez, intentó ser lo que su madre deseaba con tal de no arruinar aquella corta cita.*Si no es de tu agrado, por favor no leer.*No poner comentarios ofensivos.*Prohibida su copia.*La portada no es mía, solo la edité. Créditos a su respectivo autor.*Los personajes son creación de Masashi Kishimoto.*Historia 100% original.
All Chapters Forward

Chapter 16

La brisa fresca de la mañana acarició su blanca piel, provocando un ligero escalofrío que recorrió su cuerpo por completo.

Podía sentir la calidez de las mantas que lo arropaban desde la cintura hacia abajo y el cosquilleo que su cabello le originó en su espalda en cuanto fue hecho a un lado.

Besos húmedos eran depositados allí, en el mismo lugar por el que su cabellera azabache descansaba previamente. Recorrían su espalda con parsimonia, tomándose el tiempo necesario para dejar una que otra marca y mordiendo suavemente su piel.

Itachi enterró su rostro en la almohada mientras una sonrisa se posicionaba en sus labios. Su cuerpo se estiró desperezándose y sus caderas se elevaron, sintiendo el peso que no había notado que estaba sobre sus piernas.

—¿Estás provocándome? —El grave susurro en su oído lo hizo soltar una suave risa.

—Me he despertado contigo besando mi espalda, no creo que yo haya logrado algo, duque.

Los labios de su esposo se posicionaron sobre su reciente marca, provocando que un sonrojo adornara sus mejillas.

—No te quites el mérito.—Los dientes del rubio rozaron contra la piel del azabache, justo debajo de su oreja.— Imagina lo que es para mi despertar junto a un hermoso omega, desnudo, que ahora me pertenece y que me ha entregado una noche maravillosa.

Unos suaves golpes en la puerta, obligaron a Naruto a levantarse y tomar su bata para ocultar su desnudez, mientras que Itachi se colocaba con cuidado el camisón que tenía la noche anterior.
Su cuerpo ya comenzaba a calentarse y estaba seguro de que su aroma ya se expandía en el aire.

—Hola Naruto.—La voz cantarina del niño sonó en sus oídos y el omega mayor, apresó su labio inferior entre sus dientes queriendo controlarse.— Vengo a despedirme de mi hermano. ¿Puedo pasar?

Naruto giró su mirada hacia su esposo, quien intentaba inhalar el aire puro que ingresaba por el ventanal abierto.
Apretó sus manos en un puño y ajustó un poco más su bata, no quiero darle al pequeño una vista que podría afectarle.

—Adelante.

Sasuke ingresó a la habitación y estiró un poco su cabeza hacia atrás, dejando su nariz en lo alto y olfateando el aroma que se extendía por el cuarto.

Le sonrió a su hermano mayor y corrió hacia la cama para lanzarse a sus brazos.

—Te voy a extrañar.—Susurró con su rostro hundido en el cuello del mayor.

—Prometo que te buscaré lo antes posible.—Sasuke le dio una sonrisa dubitativa y asintió al final, plasmando un beso en la mejilla de su hermano.

—Espero que sea pronto.—Susurró antes de bajar de la cama. Itachi lo observó extrañado. No había pasado desapercibida la clara duda en su mueca.— Adiós, Naruto.—Sasuke agitó su manito al salir por la puerta, siendo correspondido con la sonrisa del alfa.

Itachi se levantó del lecho y con pasos temblorosos, caminó hasta su esposo, tomando su mano para que voltee a verlo.

—Cúbrelo con tu aroma, por favor.—El alfa lo vio con un claro gesto que demostraba lo confundido que se sentía ante ese pedido.— Tiene mis feromonas y estoy en celo, no quiero que se encuentre con algún alfa.

Naruto salió de la habitación tan rápido como pudo, queriendo interceptar al niño en las escaleras.

Al bajar, se encontró con el infante en brazos de su hombre de confianza, quien al ver a su duque y sabiendo el por qué de su presencia, lo acercó a él para que lo alzara.
Sasuke lo miraba confundido, dejándose hacer y confiando en los alfas que le habían prometido mantener a su hermano a salvo.

Obito irá contigo para verificar que llegues a salvo ¿Si?—Habló como una pequeña y sutil manera de excusarse el porqué del accionar de ambos mayores, mientras el menor era rodeado por el aroma de Naruto.— Sobre lo que hablamos... ¿Hay algo que no me hayas contado?—Sasuke negó y el guardia pudo ver con claridad el gesto que aparecía por un segundo en el rostro de su soberano. Sabía que mentía.— Bien, entonces te veré pronto.

Obito tomó al niño en sus brazos y observó al alfa frente a él.
Su mirada azulada la podía leer sin problemas y en ella, no solo le pedía que lo proteja, sino que él sufriría sin al infante le ocurría algo.

—¿Puede acompañarnos Shisui?

Una sonrisa apareció en ambos alfas y el azabache fue quien asintió a su pedido, llevándolo en sus brazos en busca de su unigénito.

Naruto se volvió sobre sus pasos y caminó hacia su habitación nuevamente.

No quería decirle a su esposo antes de tiempo, pero sospechaba de cualquier cosa que pudiera ocurrir en la casa donde solo habitaba su hermano menor y la madre de ambos.
No confiaba en que solo pueda llegar a tratarse de algún tipo de maltrato. Si bien su esposo había llegado a su castillo con una marca violácea en su mejilla, el infante no presentó alteraciones en la piel de su rostro. Aún así, no tenía idea con respecto a su cuerpo. ¿Qué tan difícil sería para su madre el marcar al niño en los lugares donde su ropa cubría?

No quería alterar a su esposo con sus suposiciones. No tenía idea de que era lo que el pequeño podría ocultar con tanto recelo ni tampoco estaba seguro de que tan grave sería.

Ingresó a su habitación una vez más, encontrándose a su omega apoyado sobre la balaustrada y jadeando en busca de aire.

—¿Te encuentras bien?

Itachi se volteó y se acercó a su marido, quien lo tomó entre sus brazos cuando se catapultó a ellos en busca de saciar la necesidad que tenía por su esposo.

—Vamos a continuar con lo de hace un momento.

Naruto besó sus labios y sujetó mejor las piernas del menor, sintiendo como intentaba moverse suavemente buscando la fricción que lo complacería.

Al alfa le gustaba poder estar junto al omega, calmando sus necesidades y ayudándolo durante su celo, como también, le complacía saber que en los suyos por fin podría estar con alguien. El chico se estaba convirtiendo, poco a poco, en todo lo que buscaba, tanto en su vida íntima como en el día a día.

Itachi, por otro lado, en sus momentos lúcidos en los cuales sus sentidos no se obnubilaban por el placer y la necesidad que le generaban el cuerpo de su esposo, podía sentir la vergüenza inundar su alma.
Desde su adolescencia, pasaba sus celos solo, encerrado entre las cuatro paredes que conformaban su habitación y callando sus gemidos a oídos de los demás. Tres días completos en los que se sentía casi desesperado y donde al finalizar el tiempo, debía salir y enfrentarse a los rostros de su familia que, si bien no decían palabra alguna, sabía que ellos eran conscientes de lo que le ocurría.

Como bien le había dicho Naruto, el tiempo del celo era algo normal, tanto en alfas como en betas. Sin embargo, eso no significaba que no fuera vergonzoso el hecho de que todos supieran la razón por la cual no había salido de su habitación en días.

No obstante, era demasiado diferente el pasar aquellos momentos solos a hacerlo junto a un alfa. Su alfa.
Aquel que lo complacía con su suave tacto, sus besos húmedos y palabras cursis que tanto a él como a su omega le encantaban escuchar.

De uno u otro modo, esperaba que la vergüenza durara poco tiempo, al menos hasta que se acostumbrara. Porque no podía decir que se sentía bien cuando recordaba la forma en la que pedía por su esposo o como lo buscaba desesperadamente, esperando que lo atendiera como era debido. Eso era demasiado embarazoso.

Un suspiro escapó de su boca cuando sintió la cálida lengua del duque recorrer el interior de sus muslos. Sujetó el cabello rubio del contrario y tiró de el con suavidad, sintiendo a Naruto sonreír sobre su piel antes de morder ligeramente.

Al carajo la vergüenza. No era algo que experimentaría mientras su soberano hacía sentir tan bien.

°

°

°

El carruaje se detuvo en la entrada de la casa despintada y Sasuke se levantó de su asiento saludando a su nuevo amigo y a Kakashi, quien los había acompañado, en el proceso.

La puerta del vehículo se abrió y estiró sus brazos hacia el guardia para que lo ayudara a bajar.

—¿Tío Madara?—Preguntó al ver la larga cabellera que reconocía desde pequeño. El hombre se volteó junto a su compañía, quien le sonreía con felicidad.— ¡Tio Izuna!

Obito lo bajó siendo tan cuidadoso como el niño se lo hacía posible, pues el infante había comenzado a retorciese de un lado al otro con tal de tocar el suelo y correr hacia los mayores.

—Mi pequeño Sasuke.—Izuna lo elevó en brazos y entre ambos hombres, abrazaron al pequeño, quien recibía feliz los besos que su tío mayor dejaba en su rostro.— Los hemos buscado desde hace mucho tiempo ¿Cómo estás? ¿Y tu hermano?

Sasuke apretaba sus manos, emocionado por ver a su familia allí.
Madara lo tomó en brazos y con disimulo, olfateó el aroma a menta y pino que desprendía el niño, frunciendo el ceño al reconocer el olor de un alfa.

—Está con su esposo ahora.

Tanto Madara como Izuna lo observaron fijamente, esperando que el menor les diera un indicio de que solo estaba bromeando.
Sin embargo, solo encontraron la sonrisa emocionada del pequeño y ambos voltearon hacia el alfa que cargaba a Sasuke hacía solo unos segundos.

—¿Tú eres el esposo de mi sobrino?

La voz de Madara salió más grave de lo que hubiera querido y es que no podía comprender que había sucedido para que su hermana permitiera que Itachi, un joven de tan solo dieciocho años, se casara con un alfa que parecía doblarle la edad.

El hombre lo vio con el ceño fruncido, confundido al no comprender las palabras del azabache frente a él.
Kakashi bajó del carruaje, queriendo apaciguar la molestia que se notaba en la voz del desconocido.

—Lamento la confusión.—Habló el omega.— Obito es mi esposo.—Los hermanos fijaron su mirada en la marca sana y bien cuidada que portaba el muchacho de cabello plateado.— Nuestro señor, Itachi, se encuentra en el castillo del duque Uzumaki.

El par de alfas se vieron entre si y parpadearon un momento antes de volver su vista a las personas frente a ellos.

—¿Nuestro señor? —Preguntó Izuna, con sus ojos abiertos más de lo normal.— ¿En qué maldito momento se casó? 

—Apenas ayer.—Comentó el niño.— Pero es un buen alfa, Itachi me lo dijo.

 Madara apretujó al pequeño en sus brazos, intentando calmar la molestia que sentía mientras su sobrino lo abrazaba con emoción.

—Quiero hablar con él.—Sentenció.

Kakashi parpadeó. Por el atuendo que vestían podía notar que eran pertenecientes a una de las familias acaudaladas de Japón y aquello solo lo hacían preguntarse que había ocurrido para que la familia de su señor, terminara viviendo en una casa que parecía caerse a pedazos.

La manera en la que le habló no había sido de su agrado, aún así, podría comprender el porqué. El sujeto mostraba cariño genuino hacia el pequeño en sus brazos y era un hecho, que Itachi no quedaba fuera de él. El haber encontrado a su familia, sobre todo a sus sobrinos y descubrir que el mayor se casó con alguien que ellos no conocían, podía resultar en el enojo que el alfa experimentaba.

—Puede presentarse en el castillo cuando desee.—Dijo el omega y mirando al pequeño en brazos del hombre, aprovechó la oportunidad.— Si pudiera presentarse con Sasuke sería perfecto, a nuestro señor le agradará mucho tenerlo en el castillo una vez más.

La pareja asintió con su cabeza a modo de despedida y subieron al carruaje, despidiéndose del infante que los saludaba con una sonrisa.

—Vayamos dentro.—Madara lo bajó y observó a su hermano cuando apretó su hombro suavemente, encontrándose con una sonrisa emocionada de la que se contagió.— ¡Mamá, ya llegué!

—Ya era hora, Sasuke.—La voz de la dama y los pasos apresurados se escucharon en la cocina.— Ve a bañarte y ponte ropa linda, debemos ir a...

Mikoto se detuvo abruptamente al encontrarse con sus hermanos, ambos cruzados de brazos mientras la observaban molestos.

—Buenos días, hermanita.— La mujer tembló al oír la manera en la que Madara le habló, acompañando sus palabras de una sonrisa de lado.— ¿Ir a dónde? Acabamos de llegar.

 

¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

Forward
Sign in to leave a review.