
Chapter 11
Primero que nada, tenía pensado escribir por la tarde y dejarlo listo, pero tuve un día muy ajetreado.
Por otro lado, les deseo un feliz San Valentín y si bien ya pasó la fecha, mejor tarde que nunca.
Kakashi miraba incrédulo el hogar que en un pasado, le perteneció a quien se convertiría en el esposo del duque.
Aquella fachada destartalada y despintada, la había visto en los lugares más bajos del ducado y si bien ya le parecía conocer perfectamente a Itachi, no podía evitar pensar en como había sido posible que alguien de su clase social supiera tanto sobre los modales de los de alta alcurnia.
Claro que aquello no iba a expresarlo en palabras, aún cuando sabía la educación que su señor tuvo. No era una persona que juzgue a los demás, pero el conocimiento entre una sociedad y otra, eran demasiado diferentes entre si.
Una mujer de cabello largo y oscuro, abrió la puerta con su rostro marcado por un ceño fruncido y fue el mismo Kakashi, quien sostuvo el brazo del azabache al ver sus intenciones por inclinarse ante su madre.
—¿Qué haces aquí? —La voz de la dama salió con firmeza.— ¿Por qué no estás en el castillo con tu prometido? ¿Le causaste algún problema?
Itachi parpadeó algo aturdido por el arrebato de su madre. Sin embargo, mantuvo su silencio cuando escuchó a Kakashi carraspear.
—Buenos días, señora.—La fémina cambió su mirada hacia el joven de cabello plateado que hablaba su idioma natal.— Nuestro señor deseaba visitar a su familia y por órdenes de su alteza, lo hemos acompañado.
Mikoto se inclinó hacia el frente de manera exagerada, mostrándole su respeto hacia los hombres que acompañaban a su hijo, más que a su primogénito.
—Lamento mucho la confusión.—Dijo finalmente.
Al incorporarse, volteó a ver hacia el inicio de las escaleras aún sin permitirle el paso a Itachi.
—Quiero ver a Sasuke.—Comentó con suavidad.
Mikoto ajustó el agarre en la puerta de entrada y fijó sus ojos oscuros en los del menor.
—No está, pero le diré que viniste.—La confusión en el rostro de su hijo, fue lo que necesitó para excusarse con rapidez.— Está jugando con un amigo, pero le diré que viniste.—Repitió.
Nerviosismo.
Aquello fue lo que sintió el único alfa que había acompañado a los visitantes como protección.
Sus ojos negros se enfocaron en la fémina, estudiando cada rasgo que pudiera advertirle sobre su emoción.
Su labio inferior era apresado con fuerza, sus hombros se notaban rígidos y por si fuera poco, sus ojos estaban lejos del rostro de su señor.
Estaba mintiendo.
—Sasuke no tiene amigos, madre.—Itachi, quien mantenía sus manos a sus espaldas, comenzó a apretarlas con la suficiente fuerza como para dejar sus uñas marcadas en sus palmas.— Y nunca ha salido solo.
—Pues lo ha hecho ahora.—Contrarrestó exaltada.— Quería a alguien con quien jugar cuando no estabas aquí. Puedes irte, le diré que has venido.
Iruka apretó su brazo con suavidad y sin mencionar palabra al notar el gesto cargado de tristeza de su próximo líder, lo acompañó de regreso al carruaje.
La puerta rechinó cuando Mikoto comenzó a cerrarla, siendo interrumpida por la mano del omega de cabello plateado.
—La boda de su alteza y nuestro señor, se realizará en cinco días.—Comentó.— Pronto le llegará la invitación al evento.—La mujer asintió con una suave sonrisa.— Y por favor, se comportará con su hijo de la misma forma en la que lo hará el resto del ducado. No olvide que es el prometido del duque y prontamente su esposo. Aún si es su madre, no puede darse tantas libertades como lo ha hecho hoy. Con permiso.
Mikoto abrió su boca para hablar y aún así, sus palabras quedaron atoradas en su garganta cuando vio al omega enrollar su brazo en el del guardia y comenzar a caminar hacia el carruaje.
Kakashi no tenía porqué decirle que sus palabras fueron una tontería inventada en el momento.
Ni siquiera el padre del duque lo trataba con formalismos. Sin embargo, le había desagradado la forma en la que esa mujer le había hablado. Culpándolo de algo o tratando de alejarlo sin escuchar la razón de su presencia.
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El viaje había sido silencioso y algo tenso. Kakashi no tenía idea de que decir para consolar al menor e Iruka, si bien no había logrado comprender lo que habían dicho en el antiguo hogar del joven, sabía que no había sido bueno al ver la mirada baja del contrario.
—Hemos llegado.
El anuncio del guardia los sacó de sus pensamientos y bajaron del vehículo, observando al menor de los presentes como se dirigía hacia el interior del castillo sin mencionar palabra.
—Luego me contarás que ocurrió.—Habló el beta.— Y tendrás que comentárselo a su alteza, por el momento debo retirarme.
Kakashi soltó un suspiro cuando sintió los brazos del guardia rodear su cintura.
—¿Qué planeas hacer? —Su nariz se hundió en el cuello del omega, sintiendo el aroma que tanto le gustaba.— Sabes perfectamente que estaba mintiendo.
—Lo se, pero no tengo idea del porqué.—Respondió a la pregunta.— No tuvo problemas en acusarle de haberle causado problemas al duque y si, se que no puede ser nombrada la madre del año.—Giró sobre su lugar para quedar de frente al alfa.— Pero que no lo deje ver a su hermano me resulta demasiado tortuoso para nuestro señor, Obito... ¿Cuál fue la finalidad de negárselo?
El alfa elevó sus hombros sin saber que responder a su pregunta y comenzó a caminar hacia el interior del castillo.
Acompañó a su esposo hacia la oficina del duque y él se alejó en busca de sus hombres para comenzar a entrenar.
Podía sentirse el fuerte olor a tristeza en el ambiente que emanaba el omega. El chico no se preocupaba en ocultarlo y bien sabía, que el siguiente aroma que se presentase iba a ser el de la ira de Naruto al saber la situación.
Kakashi golpeó la gruesa puerta de madera e ingresó al lugar luego de escuchar la voz del alfa permitiéndole el acceso, haciendo una reverencia en cuanto lo vio.
Tanto el duque como su padre, lo observaron confundidos al verlo en el castillo tan pronto.
Naruto dejó los documentos y se acercó con prisa hacia el omega que había sido su tutor.
—¿Qué ocurrió? —Preguntó el duque.— ¿Trajeron al pequeño?
—No, su alteza, su madre dijo que no estaba.—Habló con voz clara.— Aún así, estoy seguro de que nuestro señor se dio cuenta de la mentira.
Cuanto más hablaba Kakashi, el aroma de Naruto comenzaba a intensificarse.
Minato presionaba el brazo de su hijo temiendo que diera un paso fuera de la oficina para llegar junto a esa mujer.
—¿Cuáles son las probabilidades de que Itachi se deprima?
La pregunta confundió a ambos omegas por igual siendo que era bien sabido lo que le ocurría a un omega en cuanto era separado de su hijo.
La tristeza comenzaba poco a poco al recibir la negación por ver a su cachorro y en la mayoría de los casos, era casi imposible que los omegas salieran de la depresión en la que caían.
Sin embargo, Sasuke no era hijo de Itachi y ninguno estaba seguro sobre como reaccionaría el azabache al final del día. No podían comparar el ser alejados de un hermano a serlo de su propio cachorro.
—No estoy seguro, cariño.—Respondió Minato.— Puede ser triste para él, pero no creo que llegue al punto de deprimirse. El lazo de un omega con su cachorro no creo que pueda ser comparado con un lazo de hermanos. En cierto caso, no creo que ningún ser pueda alejarse de su familia si ese sería el resultado.
Naruto negó repetidas veces.
—No lo entiendes, padre.—Sus manos fueron a parar a su cabello, despeinándolo aún más.— Él lo ve como a su hijo ¿Eso puede cambiar las cosas o los omegas solo crean esos lazos con sus hijos de sangre?
Minato negó con su cabeza y apresó su labio inferior algo ansioso.
—No lo creo. Muchos omegas han tomado bajo su protección y cuidado a cachorros que no les pertenecían y el resultado es el mismo.—Naruto lo vio esperando que confirme a sus palabras.— Supongo que si Itachi lo ve de esa manera, puede que entonces actúe de la misma manera que un padre. En dicho caso, me preocupa si tenemos en cuenta que también se suma el lazo que los une como hermanos.
Naruto salió de la habitación y se dirigió hacia el cuarto en el que sabía que se encontraba su prometido.
—¿Usted cree que todo esté bien?—Preguntó Kakashi.
—Estoy seguro de que si.—Respondió el rubio.— Naruto no permitirá que nada malo le pase. Lo que podría preocuparme un poco es saber de qué manera lograría eso.
Kakashi asintió.
—Aún así, no puedo entender como es que nuestro señor se encuentra en este estado y en su momento, su madre no fue capaz de abrazarlo.
Minato se acercó al escritorio una vez más y tomó los documentos que había dejado para comenzar nuevamente.
—Ella lo vendió a mi hijo sin remordimiento.—Habló con molestia.— Y lo había entregado al conde Danzo en un inicio. Creo que ya nada me sorprende de esa mujer, aún sin conocerla.
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Golpeó la puerta y a pesar de no oír nada del interior, ingresó al lugar encontrándose con el azabache de pie observando el paisaje a través de la ventana.
—¿Itachi?—Lo llamó con voz suave, recibiendo un sonido que el contrario había hecho con su garganta para demostrarle que tenía su atención.— ¿Cómo te encuentras?
Naruto se acercó con cautela, oliendo el aroma de la tristeza que desprendía el cuerpo del azabache.
Se colocó detrás de él y con algo de duda, rodeó la cintura del contrario y se inclinó hacia adelante para recostar su cabeza en el hombro del omega.
Quería olfatear aquel aroma a chocolate y té de hierbas que tanto le gustaban del joven. Sin embargo, solo encontraba su profunda tristeza que bien sabía, si se encontraba marcado, el duque la sentiría con mayor intensidad.
No prestó atención a nada más en cuanto vio de reojo las lágrimas bajar por las blancas y suaves mejillas del chico.
No le importó la posición en la que se encontraban a pesar de no tener la suficiente confianza con el menor, ni tampoco pensó en si el azabache pudiera sentirse incómodo con aquel toque tan íntimo.
Nada pasaba por su cabeza más que el hecho de saber que aquel chico se encontraba sufriendo.
—Me mintió.—Respondió con voz quebrada.— Tenía la ilusión de verlo hoy y no me lo permitió.
El alfa lo giró y lo apresó entre sus brazos con firmeza, sintiendo la calidez del rostro de Itachi al hundirse en su pecho, a través de su fina camisa.
Sus manos acariciaron con suavidad el largo y negro cabello del chico, y aún cuando no había podido lograr desaparecer su ira, se obligó a dejar salir sus feromonas buscando calmarlo.
Sabía que aquello era lo que más necesitaba en esos momentos y no estar lidiando con un alfa molesto por no conseguir lo que le había prometido.
Lo guio hacia la cama y se recostó en ella con el joven aún aferrado a su cuerpo.
Naruto sintió el dolor en su pecho cuando escuchó el sollozo que el omega estaba tratando de evitar y no supo hacer más que apretarlo contra su cuerpo y permitir que Itachi escondiera su rostro en la unión de su cuello en busca del aroma que lo tranquilizaba.
—Lo traeré ante ti.—Dijo el duque en un susurro.— Te lo prometo.
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—¡Madara!
El alfa aferró con fuerza sus manos a la taza de té que estaba llevando a su boca y giró su cabeza en la dirección en la que había escuchado la fuerte voz de su hermano.
Izuna ingresaba al comedor con una sonrisa de oreja a oreja.
—Tu corazón debe estar latiendo demasiado rápido.—Comentó con tranquilidad aún cuando mantenía su ceño fruncido.— Relájate y bebe un poco de té.
Izuna negó con su cabeza y se arrodilló junto a su hermano, golpeando sus rodillas con fuerza en el suelo, logrando que el mayor hiciera una mueca ante el dolor que parecía no haber sentido.
—No hay tiempo para esa cosas.—Habló emocionado.— Tienen información de nuestra familia. Los han encontrado.
¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!