En las manos del Duque

Naruto (Anime & Manga) Fanfiction Nation (Podcast)
M/M
G
En las manos del Duque
author
Summary
A punto de cumplirse un año desde que la familia Uchiha llegó a su nuevo hogar, Itachi no lograba encajar entre todos aquellos habitantes. No lograba comunicarse con nadie al no saber su idioma y la insistencia de su madre por contraer matrimonio, lo hacían desesperar cada vez más.No tenía idea de quien era el segundo hombre que se había presentado a su hogar, pero por primera vez, intentó ser lo que su madre deseaba con tal de no arruinar aquella corta cita.*Si no es de tu agrado, por favor no leer.*No poner comentarios ofensivos.*Prohibida su copia.*La portada no es mía, solo la edité. Créditos a su respectivo autor.*Los personajes son creación de Masashi Kishimoto.*Historia 100% original.
All Chapters Forward

Chapter 7

Sus ojos se abrieron con lentitud, sintiendo los párpados demasiado pesados y su vista nublada mientras intentaba enfocar el cuarto desconocido que lo rodeaba.

 

Se había dormido demasiado tarde el día anterior a pesar de decirle a quien sería su tutor, que solo deseaba descansar.

Sin embargo, lo único que anhelaba era tomar un baño y enredarse entre aquellas suaves y acolchadas telas que envolvían su cama para poder desahogarse como lo había querido hacer desde que se marchó de su hogar.

 

Dudaba de que ese día pudiera salir del castillo, siendo que sería apenas el primero que pasaría allí y necesitaba familiarizarse con el lugar y sus habitantes. Aún así, esperaba poder salir de ese lugar lo antes posible para visitar a su hermano menor.

 

Su pequeño y regordete rostro bañado en lágrimas, permanecía en su memoria.

Era un hecho de que tarde o temprano pasaría, aunque si hubiera sido por él, hubiera preferido permanecer soltero el resto de su vida o quizás, hasta que Sasuke consiguiera un esposo que sea digno de llevárselo para darle la vida que merecía.

 

Volver a Japón ya no era una opción, teniendo en cuenta que no tenía dinero ni para pagarle a un hombre porque lo lleve en su carreta hacia el muelle, mucho menos iba a tenerlo para pagar un pasaje en barco hacia aquel lejano destino.

 

Había pasado el día recostado en la cama, leyendo nuevamente el libro que a su hermano tanto le gustaba y uno de los primeros libros que su padre, Fugaku, le había regalado en cuanto supo que había comenzado a reconocer las letras.

 

La imagen de su padre llegó a su cabeza, preguntándose cómo tomaría la situación en la que Itachi ahora se encontraba.

Ciertamente, sabía que no pasaría mucho tiempo para convertirse en el esposo del duque y era muy probable, que al volver su progenitor, él ya se encontrara casado.

 

Hubiera deseado que él llegara en ese momento, cancelando el compromiso y llevándolo de nuevo a donde pertenecía, porque si de algo estaba seguro, era que Fugaku jamás hubiera aceptado casarlo con alguien a quien no conocía en lo absoluto.

 

Los suaves golpes en la puerta parecieron hacer eco en la gran habitación. Se sentó en su cama y talló sus ojos sintiendo el ardor por haber llorado durante todo el día anterior.

 

—Adelante.—Habló con suavidad.

 

Kakashi ingresó con una sonrisa, caminando de manera relajada igual que la primera vez e inclinándose ante él y a pesar de haber visto los ojos hinchados y colorados del contrario, decidió ignorarlo temiendo a que pudiera tomar a mal su intromisión.

 

—Mi señor, le hemos traído los barreños con agua caliente para que pueda comenzar a prepararse.

 

Itachi asintió, observando como varias mujeres ingresaban al lugar.

 

°

 

Iruka permanecía en silencio y con su cabeza agacha, no queriendo observar al alfa que permanecía de pie frente a él apretando los bordes de su escritorio de algarrobo pulido, provocando algunas pequeñas grietas ante la fuerza ejercida.

 

Minato lo observaba sentado en uno de los sillones que ocupaba la habitación, sin querer emitir palabras que pudieran enfurecer más a su hijo.

 

—En cuanto llegó, noté el golpe en su mejilla. ¿Cómo no hacerlo? Estaba morado.—Sus dientes se apretaron y fijó su vista en el beta.— ¿Fue ella, no es así?

 

Iruka apretó sus manos con nerviosismo. Podría jurar que la furia del alfa parecía golpear su cuerpo como el viento más violento que se pudiera desatar.

 

—No estoy seguro, su alteza.—Respondió con su vista baja.— No he podido comunicarme correctamente con él y por supuesto, su madre no ha dicho palabra alguna sobre eso. Pero podría arriesgarme a decir que si, es muy probable.

 

Naruto sentía la ira carcomerlo por dentro. El día anterior había estado demasiado ocupado con el conteo del ganado para la venta y quien había sido su cuidador, se había visto obligado en preparar todo para comenzar con la instrucción de su futuro esposo. Apenas lo había visto por cortos minutos.

 

Ahora, escuchando cada palabra que salía de la boca de Iruka, sentía sus instintos asesinos a flor de piel.

 

—¿Cuánto le has ofrecido para que acepte?—El moreno se quedó en silencio, temiendo hablar con respecto a ese asunto.— Iruka...—Aquella mención lo hizo temblar en su lugar. Había sonado más a una advertencia.

 

—Cien monedas de oro, su alteza. Fue el doble de lo que había aceptado para que se casara con el conde Danzo.

 

La mandíbula de Naruto se tensó.

 

—¿Ya lo había vendido? —Sus colmillos, ya largos, chocaban contra la piel de sus labios ante cada palabra que decía.— Estaba demasiado desesperada entonces.—Sus manos soltaron el escritorio y tomó sus guantes entre sus dedos, estrujándolos con fuerza. Soltando un suspiro, caminó hacia su padre y flexionó uno de sus brazos esperando a que el omega se sujetara de él.— No la quiero cerca de él nuevamente y por favor, prepara todo para mi boda lo antes posible.—Le dijo al beta, comenzando a caminar hacia la salida de su oficina con su padre a su lado.— No quiero que esa mujer cancele mi compromiso porque el conde le pague un poco más. Ya vimos que lo único por lo que se mueve con tal rapidez, es el oro.

 

Iruka asintió en silencio, repitiendo en su cabeza cada palabra que había escuchado.

 

—Su alteza.—Lo llamó antes de que se marchara. Naruto apenas se giró, esperando a que continúe con lo que quería decirle.— Él pretenderá ver a su hermano, no creo que podamos mantenerla lejos de él en esos momentos.

 

Naruto tiró su cabeza hacia atrás con cansancio.

Bien sabía que no podía mantenerse alejado mucho tiempo de su castillo sabiendo las actividades que debía realizar. Aún así y teniendo en cuenta por lo que había pasado aquel omega, tampoco le parecía justo prohibirle ver al único ser por el que sabía que daría su vida.

 

—Cuando quiera ir, solo avísame.—Habló más relajado.— Tú y Kakashi lo acompañaran junto con algunos guardias, así podrán mantener a su madre alejada de él. Sobre todo tú, Iruka.—El beta asintió.— Le haré saber todo esto a Kakashi y si lo desea, intenta que traigan al pequeño aquí.—Se acercó a la puerta y antes de abrirla, giró su mirada a los mayores que lo miraban expectantes.— Hagamos de su vida aquí, lo más cómoda y segura posible.

 

Naruto y Minato se retiraron mientras que Iruka permanecía inclinado ante su salida.

 

El duque miraba de reojo a su padre, observando como sus ojos giraban hacia un lado y al conocer aquella expresión, movió apenas su brazo para llamar su atención.

 

—¿No estás feliz por la decisión de casarme? —Preguntó el duque.— Pensé que era lo que querías.

 

—Por supuesto que si, cariño, es solo que aún no puedo entender como es que esa mujer pretendía casar a un joven de dieciocho años con un anciano.—Habló Minato cuando sus ojos chocaron con los de su hijo, idénticos a los suyos.— ¿Y venderlo por cincuenta monedas? ¿Por cien? —Susurró molesto.— No quiero pensar en lo que estaría dispuesta a hacer por un poco más.

 

Una sonrisa se posó en los labios del menor antes de depositar un beso en la frente de su padre.

 

—Es por eso que quiero que la boda se haga cuanto antes.—Dijo con firmeza.— No quiero que aparezca diciendo que se cancela el compromiso. Por primera vez me encuentro interesado y comprometido, no estoy muy dispuesto a dejarlo escapar.

 

Minato soltó una suave carcajada a la vez que llevaba su mano a su boca para amortiguarla.

 

—Lo se y eso me pone muy feliz.—Dijo sonriente.— Mira que hacerme esperar siete años para que lo decidieras... Por un momento creí que ibas a ser soltero toda tu vida y que el trono iba a finalizar contigo.

 

Naruto rodó los ojos. No estaba seguro de si era cuestión de que su padre era omega o simplemente, así era su personalidad, pero podía llegar a ser demasiado dramático a veces.

 

Frenó sus pasos, provocando un suave tirón en el brazo de su padre al haberse quedado atrás. Sus ojos enfocados al final de la escalera, observando a quien se convertiría en el nuevo integrante de su familia.

 

Portaba un kimono similar al que utilizaba en su hogar, de color celeste con pequeñas ondas de color blanco que ascendían desde el inferior de la prenda y se perdían antes de llegar más arriba de sus rodillas. Una vestimenta elegante y que combinaba a la perfección con el acostumbrado azul oscuro de sus pantalones y la blanca e impecable camisa que portaba.

 

La mitad de su cabello negro y brillante, se encontraba atado en una coleta ajustada a la mitad de su cabeza, mientras que el resto solo caía delicadamente por su espalda. Y a pesar del nuevo cambio, siempre permanecían los mechones azabaches enmarcando su agraciado rostro.

 

Lo observó balancearse de un lado al otro con sus manos unidas a la altura de su vientre, intentando ver un poco más allá de las gruesas paredes que bloqueaban la vista al gran salón.

 

Naruto carraspeó sobresaltándolo y en el instante en que Itachi volteó a verlo, un notable sonrojo se extendió en su rostro y se inclinó ante él como lo habían hecho todos los sirvientes hasta el momento.

 

—¿Cómo se encuentran, altezas? —Preguntó con voz suave y solo porque sentía la vergüenza invadir su rostro al haber sido atrapado husmeando donde nunca le habían permitido.— Lo siento, el señor Kakashi me ha dicho que volvería, pero...

 

—No tienes porqué disculparte.—Habló el monarca con una sonrisa.— Aunque se que ya lo haz conocido, no los he presentado correctamente.—Minato soltó el brazo de su hijo, intentando retener el grito que quería escapar de su garganta ante la manera en que Naruto se comportaba.— Él es Itachi, mi prometido.—Volteó su rostro para mirar al azabache antes de continuar.— Itachi, te presento a mi padre Minato.

 

El menor de los presentes se inclinó en una nueva reverencia antes de que Minato lo obligara a tomar su posición inicial.

 

—No tienes que hacer eso.—Sonrió, sacando un suspiro de alivio de los labios de Itachi al oírlo hablar en su idioma.— Ya eres parte de nuestra familia y te encuentras a la misma altura que nosotros.

 

—Oh, pero Naruto y yo no...

 

—Aunque aún seas el prometido de mi hijo...—Interrumpió Minato.— Ya eres parte de la familia. Y quien pronto se convertirá en duquesa para liderar Luxemburgo de la mano de Naruto, no debe bajar la cabeza ante nadie.

 

Itachi lo miraba entre aliviado y perplejo por sus palabras. Por un lado, sabía el respeto que los rubios frente a él se merecían por ser los líderes de aquel lugar, sin embargo, también estaba el hecho de que no podía deshacerse así como así de sus costumbres y enseñanzas.

 

—Debo mantener eso en mi memoria.—Rio apenas.— En mi país, utilizamos la reverencia incluso como un respetable saludo, sobre todo si es hacia alguien mayor que uno mismo.

 

Minato vagó su brillante mirada desde el joven omega hacia su hijo, antes de apresarlo entre sus brazos con afecto.

 

—Eres tan correcto.—Dijo con emoción.— Y quieren enseñarte a ser de la realeza. Eso es una tontería.— Soltó al chico que parecía perdido en la conversación sin comprender realmente cual era la finalidad de aquel abrazo. Aún así, sonrió sintiendo que era lo que más necesitaba en esos momentos.— Kakashi no tendrá nada que enseñarte aparte del idioma y tú...—Señaló a su hijo.— Te encargarás de ello. Lo quiero así, tal cual es ahora.

 

Naruto sonrió caminando la distancia que lo separaba del azabache y tomó su mano para pasarla al rededor de su brazo. 

 

—No pensaba que fuera de otra forma.—Respondió el alfa.

 

Flexionó su brazo libre y comenzó a caminar una vez que su padre se había vuelto a colgar de él.

 

Itachi suspiró con una sonrisa surcando sus labios.

No podía negar que se sentía aliviado al haber agradado al padre de su futuro esposo y por lo poco que conocía de Naruto, sería una mentira decir que el hombre le presentaba un problema cuando pensaba en su futuro.

 

Aquella iba a ser su nueva vida y para bien o para mal, debía acostumbrarse a ella.

Quería confiar en que Naruto era tal cual se presentaba en esos momentos, atento y amable.

 

¿Le resultaba atractivo? Por supuesto, no podría mentir con respecto a ello.

Un hombre de veinticinco años, rubio de cabello corto y alborotado. Con los ojos tan azules como el cielo despejado en verano o el agua más pura de un lago.

Un hombre grande y fuerte, pudiendo apreciar su musculatura aún a través de aquella suelta camisa.

 

Si, en definitiva era un hombre atractivo, pero esperaba que sus sentimientos sean igual de bellos que su exterior.

 

 

 

¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

 

Forward
Sign in to leave a review.