En las manos del Duque

Naruto (Anime & Manga) Fanfiction Nation (Podcast)
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En las manos del Duque
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Summary
A punto de cumplirse un año desde que la familia Uchiha llegó a su nuevo hogar, Itachi no lograba encajar entre todos aquellos habitantes. No lograba comunicarse con nadie al no saber su idioma y la insistencia de su madre por contraer matrimonio, lo hacían desesperar cada vez más.No tenía idea de quien era el segundo hombre que se había presentado a su hogar, pero por primera vez, intentó ser lo que su madre deseaba con tal de no arruinar aquella corta cita.*Si no es de tu agrado, por favor no leer.*No poner comentarios ofensivos.*Prohibida su copia.*La portada no es mía, solo la edité. Créditos a su respectivo autor.*Los personajes son creación de Masashi Kishimoto.*Historia 100% original.
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Chapter 2

Aclaración para los siguientes capítulos: Siempre que las palabras se encuentren escritas en cursiva, será cuando hablen en algunos de los idiomas que se utilizan en Luxemburgo. En caso contrario, cuando se hable en japonés, se utilizará la letra normal.

 

—Buenos días, alteza.

La voz suave de una joven lo hicieron abrir los ojos con pesadez. La luz del sol iluminaba su cuarto por completo cuando las grandes cortinas azules fueron corridas y le costó un poco enfocar su vista en la joven que realizaba una reverencia cuando sus ojos azules se clavaron en ella.

Buenos días para ti también, Izumi.—Murmuró con voz ronca. La joven castaña se acercó hasta la bandeja de plata que había sido colocada a un lado de su cama y se la acercó con cuidado de no tirar nada.— Lleva el desayuno al comedor, quisiera poder desayunar con mi padre.

Con un asentimiento de cabeza, la mujer dejó el cuarto en el preciso instante en el que otras criadas ingresaban a él.

El hombre respondió con un movimiento de cabeza a la reverencia que las mujeres hicieron y cuando ya se encontraba de pie, permitió que fuera vestido por ellas.

Desde pequeño había sido igual. Siempre eran las manos de las sirvientas sumisas quienes colocaban su ropa y la acomodaban de manera perfecta. Incluso, aún cuando solo era el heredero al trono.

Sintió las manos de las criadas en su cabello, queriendo peinar inútilmente su rubia cabellera y rindiéndose al instante en que aquellas zonas que querían mantener pegadas a su cabeza, se alzaban nuevamente a pesar de haberlas humedecido.
No iba a decirlo, pero siempre le divertía ver los rostros decepcionados de ellas al no poder cumplir correctamente con una simple tarea.

Salió de su cuarto antes que las mujeres, quienes permanecían inclinadas en una nueva reverencia hasta que lo vieron salir del lugar.

Buenos días, padre.—Habló el hombre, sujetando la mano del mayor en cuanto el contrario se la extendió.— Espero que haya dormido bien.

Así fue, Naruto.—Murmuró con una sonrisa.— Es maravilloso no tener tanto trabajo a mi edad.

El menor elevó una de sus rubias cejas y solo sonrió.

No puede decir eso cuando ni siquiera a llegado a los cincuenta.—Dijo sentándose en su lugar con la espalda derecha y tomando la taza de porcelana brillante que se situaba frente a él. Bebió un poco del té de hierbas que desde pequeño le encantaba para desayunar.— Aún así, supongo que el hecho de poder encontrarse cómodo sin lidiar con tantas personas y quejas, es lo que lo tiene con ese buen humor constante.—Su padre sonrió ampliamente.— A su edad espero poder estar igual de relajado que usted, padre.—Bromeó.

Sin embargo, el hombre solo elevó una de sus rubias cejas mientras observaba a su hijo beber de su té con tranquilidad.

No podrías si no tienes un heredero.—Comentó y sonrió aún más cuando vio el rostro de hastío de su hijo.— Vamos, hijo. A los diecinueve ya me había casado con tu madre y a los veinte naciste tú.—Dijo con tranquilidad.— Necesitas un heredero y sabes que no te puedes negar.

Que en paz descanse.—Murmuró Naruto ante la mención de su madre, recibiendo una triste sonrisa del mayor a su lado y notó como el hombre dirigió una mirada hacia una de las paredes, justo donde se encontraba el cuadro de una bella alfa pelirroja de ojos grisáceos.— Con respecto a mi heredero ¿No cree que puede esperar ese asunto? —Preguntó solo para distraerlo.

El monarca consiguió lo que esperaba, observando como su padre volteaba a verlo y dirigía una mano hacia su rostro para acariciar su barbilla.

Bueno, no lo sé...—Dudó y giró su mirada hacia el beta moreno que ingresaba con algunas hojas en sus manos.— ¿Tú que dices, Iruka? ¿Crees que sea conveniente que mi hijo espere aún más para tener a su heredero? 

Naruto soltó un suspiro y se permitió relajarse recostando su espalda contra su sillón.

Buenos días, alteza.—El beta se inclinó hacia Naruto y al instante, hizo una reverencia hacia el mayor de los rubios.— Buenos días, mi señor.

Minato, puedes decirme Minato.—Murmuró el mayor agitando su mano para quitarle importancia.

Lo lamento, pero nunca podría hacer algo así.—Respondió el moreno.— Y con respecto al heredero, creo que es el momento ideal.—Naruto rodó los ojos con cansancio, sabiendo que era un tema importante para ese beta que lo había cuidado desde niño.— Al menos podría tomarse el tiempo de escoger a una buena esposa para usted.

Naruto tomó la taza y la llevó hasta sus labios nuevamente, bebiendo el resto del contenido ante la mirada de expectación de sus acompañantes.

Supongo que podría aceptar eso.—Comentó con desgano, notando sin querer la sonrisa que tanto su criado como su padre le dedicaban. Amplia y feliz.— Pero si ninguna me interesa, lo dejaremos pasar hasta que yo decida.—Advirtió.

Ambos mayores asintieron con velocidad y Minato apretó las manos de Iruka con emoción, logrando que una pequeña sonrisa se asomara en los labios de su hijo.

Le resultaba gracioso como su padre se encontraba realmente feliz ante su decisión y sin poder evitarlo, lo comparó con un pequeño niño que estaba a punto de abrir un obsequio que le fue entregado.

Minato recobró la compostura aún sin poder desaparecer su sonrisa y codeó a Iruka con suavidad para que hablara.

Mire lo que son las casualidades.—Murmuró el beta y Naruto solo achicó sus ojos ante sus palabras.— Justo aquí tengo una lista de futuras candidatas para que conozca, alteza.

El monarca elevó sus cejas y tomó la hoja que el moreno le extendía, soltando en un suspiro la molestia que no se atrevía a liberarle a su padre.

Realmente les salió bien todo ese teatro.—Murmuró, viendo como Minato abrazaba con fuerza al pobre beta que parecía que se sentía asfixiar ante el fuerte abrazo de aquel rubio omega.

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Minato era el ejemplo a seguir de su hijo. Se había casado con una hermosa mujer de nombre Kushina, quien la única vez en la que logró romper el corazón de su padre, fue en su lecho de muerte. La dama los había dejado a ambos luego de haber luchado contra una enfermedad en la que los doctores no habían logrado ayudarla.

Ambos lo educaron para cuando ocupara su lugar en el trono y aún así, siempre había recibido aquel amor intenso que los padres le pueden dar a sus hijos.

Minato era su ejemplo tanto en la vida familiar, como en su mandato.
Siempre había querido poder casarse con alguien que lo apoye y aconseje en cada paso que daba. Que pueda darle un heredero y no solo por obligación, sino por el hecho de querer formar una familia a su lado.
Además, observando los pasos que habían dado sus padres en todos sus años como duque y duquesa, podía notar el amor que les profesaban a ambos. Incluso a su madre, aún luego de su fallecimiento.

Su padre era un omega, de complexión algo pequeña, pero con un corazón bondadoso, fuerte y amoroso. Una persona que daba su vida por su gente y su familia. Aquellos eran los pasos que él quería seguir.

Naruto recuerda las últimas palabras de su madre en su lecho de muerte.

"Busca a alguien como yo, que te ame y dedique su vida a ti. Justo como yo lo hice con tu padre". Sin embargo, su personalidad era exactamente igual a como era la de aquella alfa que le había dado todo el amor que había podido en vida.
Quería a alguien como su padre. Atento, tranquilo, bondadoso y que dedique su vida no solo a él, sino a la familia que formaran.

Sin embargo, todo aquel deseo que Naruto tenía por ser como su padre en cuanto a su mandato se trataba, pareció morir en un instante cuando lo vio mirarlo con el ceño fruncido.

Una.—Pidió Minato de pie frente a él, colocando sus manos en puño en sus caderas y recostándose hacia adelante para mirarlo. Era gracioso verlo molesto, queriendo intimidar a un alfa que le doblaba en tamaño.— Solo te pido que elijas a una. No puede ser que ninguna te guste, Naruto.

—¡Siguiente!—Pidió en voz alta, enfrentando la mirada de su padre, quien gruñó de impaciencia y volvió a tomar asiento a su lado.

Lamento haberlo molestado, alteza.—Murmuró una joven de cabello largo y ojos perlados, reverenciando antes de salir del gran salón.

Una bandeja de plata con galletas fueron colocadas frente a él por una de sus criadas y Naruto se inclinó para poder tomar una.

Sakura.—Llamó antes de que la joven se alejara.— Pídele a Chiyo venado para el almuerzo.

La joven de cabello rosado se inclinó y salió de la habitación en dirección a la cocina.

No quería voltear a ver a su padre, porque sabía que estaba enojado. Tampoco quería mirar a su lado, donde se encontraba Iruka de pie, porque también tenía el conocimiento de que no se encontraba diferente a su padre.

Solo faltaba una mujer para que se presentara y hasta el momento, ninguna le parecía lo suficiente como para tenerla a su lado.

No era una persona quisquillosa que tuviera un tipo de mujer u omega. Solo no lograba encontrar en ellas algo que le diera la iniciativa como para siquiera, querer conocerla un poco más.
Además, todo aquella situación le resultaba molesta. No tenía la intención de casarse con alguien que se presentara como si fuera a buscar un trabajo en su castillo, pero sabiendo que apenas si tenía tiempo para salir y recorrer las calles de la ciudad de Luxemburgo, era lo más alto que podría aspirar.

Preséntate.—Pidió luego de observar a una mujer de cabello azabache inclinarse ante él.— Mejor no, creo que eres demasiado mayor para mi.

Minato frunció el ceño luego de sus palabras, sintiéndose ofendido. Observando a la dama, parecía tener su misma edad o cerca.

Lo siento, alteza, pero no he venido para presentarme como candidata para ser su esposa.—Habló en un perfecto luxemburgués que logró que Naruto no dudara de su origen.— Mi nombre es Mikoto Uchiha y quisiera pedirle la oportunidad de que conociera a mi hijo.—Minato giró su mirada al monarca, quien observaba a la dama con una ceja alzada y una seriedad que no le decía nada en absoluto.— No ha podido venir a este encuentro, pero yo quisiera invitarlo...

¿Invitarme? —Interrumpió con su pregunta.

Naruto la recorrió con su mirada. No parecía que perteneciera a una familia acaudalada, teniendo en cuenta que sus manos se encontraban callosas y su vestido estaba algo deshilachado en los bordes.

Así es, alteza.—Murmuró apenas. Aclaró su garganta y elevó su mirada al rubio que permanecía sentado en su trono.— Su nombre es Itachi y es un omega.—Continuó.— Si podría darse la oportunidad de conocerlo, estoy muy segura de que no le disgustará. Ha sido educado de la mejor manera.

Naruto miró por un breve instante a su padre, observando como sus cejas se elevaban y giraba su cabeza en un claro "dejo la decisión en tus manos."

Era la primera vez en todo el día que alguien se presentaba de aquella manera, en busca de un esposo para su hijo.
Las jóvenes que habían ingresado al gran salón del trono, solo se mostraban superficiales, presentándose con todas y cada una de sus joyas para mostrar el dinero que poseían y halagaban absolutamente todo de él, hasta el punto de que lo consideraba un hartazgo. Cada una, con una belleza envidiable para cualquier otra mujer y ni aún así, habían logrado que Naruto quisiera conocer un poco más de ellas.

Lamento que no haya venido. El día en que conocería a los posibles candidatos era hoy.

Minato lo vio con sorpresa. ¿De verdad su hijo no pensaba darle una oportunidad a ese joven? Independientemente de su situación económica, quería que por primera vez en todo ese bendito día, tuviera interés en alguien.

Creo que sería una buena oportunidad, alteza.—Habló Iruka con seriedad. Elevó su mirada y observó a la dama que permanecía de pie con sus manos unidas a la altura de su estómago.— No se como ha descubierto que su alteza estaba en busca de una esposa, pero creo que podríamos darle la oportunidad. Aunque supongo que comprende que con ello no significa que se aceptará como la futura duquesa.

Mikoto negó al instante con una sonrisa.

Lo comprendo perfectamente.—Se inclinó hacia adelante en una reverencia.— Le agradezco la oportunidad.

Naruto la observaba impasible, ocultando la ira por las atribuciones que se había tomado el beta.

Dígale al guardia donde vive y mañana mismo la visitaremos.—El monarca giró con los ojos abiertos de par en par.— Puede retirarse.

Tras una nueva reverencia de parte de Mikoto, los tres hombres la observaron alejarse con pasos cortos pero apresurados.

Cuando la gran puerta principal se cerró, fue cuando Naruto explotó y obligó a Iruka a posicionarse detrás de Minato en busca de refugio.

¡¿Cómo demonios se te ocurre decirle eso?!—Preguntó molesto.— Se suponía que las iba a conocer hoy y si nadie me gustaba, todo se terminaba. Yo nunca acepté. ¡Por los dioses, Iruka, te cortaría la lengua!—Sujetó su cabello entre sus dedos con desesperación, ganándose una pequeña risita de parte de su padre.—¿Qué le resulta tan gracioso?

Minato negó.

Solo me rio por como pierdes la cabeza con solo unas palabras.—Comentó con diversión.— Te mostraste indiferente durante cada visita ¿Qué es lo que te preocupa ahora?

Naruto lo vio con algo de miedo y respondió sin dudar.

¿Y si es feo? —Iruka apretó sus labios en un intento por no reír como su señor.— ¿Qué haré si es feo? ¿Si no me interesa? No creo que sea cordial dejar su hogar antes de que me diga algunas palabras siquiera.

Minato caminó hasta él y acomodó correctamente la banda que cruzaba el cuerpo de su hijo, desde el hombro derecho hasta su cadera.

Por un lado, su madre es una bella mujer y no dudo que él lo sea también.—Comentó con tranquilidad.— Por otro lado, si no te resulta interesante, te retiras y ya. Nadie puede negarte nada. Después de todo eres el duque.—Finalizó con una sonrisa.

 

¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

 

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